Por otra parte, la publicación
que Antonio Pérez hizo de sus Relaciones, produjo en París una sensación
viva; y numerosas ediciones y traducciones y extractos se sucedieron sin
interrupción para satisfacer la ansiedad pública. A la creación de la historia negra contra España, orquestada por las monarquías
francesa e inglesa, con el presumible objetivo de ocultar bajo la misma toda la
sangre que principalmente Inglaterra ha ido derramando de los pueblos que han
caído bajo su dominio, llaman los románticos de ayer y de hoy “satisfacer la
ansiedad pública”. Así, el mismo autor señala que “el interés patriótico, la
satisfacción de generosas pasiones se unían para condenar a Felipe y absolver á
su seductora víctima; y cuando después de haber amoldado al gusto particular de
España la literatura francesa, trajo la reacción el gusto francés á la
literatura española, la rehabilitación de Antonio Pérez fue admitida sin
discusión en el país.”[3]
Pérez, que era propietario de
una gran cultura que ya quisieran para sí otros, se convirtió por interés de
Francia y de Inglaterra en un autor con éxito. “Tradujo el libro al latín un
español llamado Ciprián; se tradujo también al holandés, como arma política que
avivara el sentimiento de insurrección en las Provincias Unidas, destinando al
mismo objeto en Aragón otro libro titulado Un pedazo de historia de lo sucedido
en Saragosa de Aragón á 24 de septiembre de 1591. Ambos fueron amparados por el
Conde de Essex, y probablemente á su costa impresos, aunque la voz pública admitiera
por editora á la Reina.”[4],
y es que, según referencias de la época, “Antonio Pérez está muy
estimado entre los del Consejo de la Reyna, y tenido por muy grande hombre de
Estado, y les ha dado en sus demandas mucha satisfacción. Los libros que hizo fueron
imprimidos á costa de la Reyna y han embiado un gran número dellos en Aragón
para revolver aquel reyno.»[5]
Con gran visión, los reinos de Francia y
de Inglaterra acogen al traidor y le dan alas. Saben usar las herramientas que
les vienen a las manos para intentar combatir a quién los tenía a raya.
Felipe II era un hombre
profundamente serio y totalmente volcado a sus obligaciones de estadista. Si su
padre era guerrero, él era un extraordinario organizador, pero como su padre y
sus bisabuelos, seguía poniendo en su lugar a la aristocracia nobiliaria.“Felipe
II fue un antiaristócrata y Antonio Pérez tuvo que vencer, al principio de su
privanza con el rey, la susceptibilidad de los nobles contra él, que había sido
elevado desde la clase baja.” [6]
Son varias y contrarias las
opiniones que se han vertido sobre el
espíritu de Felipe II; los intereses europeos, franceses e ingleses, nos
presentan, a un rey que les doblegó en todos los campos, como oscuro,
introvertido y desconfiado; cuando a lo que parece se trataba de un “rey
prudente”, inteligente, capaz, trabajador, y consciente de la necesidad de
rodearse de buenos colaboradores. “En un espacio de mas de veinte años,
desde 1558 á 1579, conservó cerca de si dos partidos rivales, entre los que
dividía su confianza y poder; y al obrar así se llevaba la mira de ilustrarse
con opiniones contradictorias, de echar mano segun las ocasiones de las
cualidades diferentes de sus gefes y estar servido con mas emulación. A la
cabeza de estos dos partidos estuvieron mucho tiempo el duque de Alba y Ruy
Gomez de Silva, príncipe de Eboli, de los cuales el uno era tan altivo y resuelto,
como astuto y prudente el otro.”[7]
Texto completo: http://www.cesareojarabo.es/2015/10/antonio-perez-el-primero-entre-los_9.html
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