lunes, noviembre 03, 2025

Nueva Al Andalus, nuevos mozárabes, nuevos muladíes




Tras la invasión musulmana de España del año 711, la asimilación del pueblo español pasó una serie de vicisitudes. Se firmaron pactos que inexorablemente fueron rotos por los invasores, y en el devenir de los tiempos sucedió que parte del pueblo español, a fin y efecto de sobrevivir, adoptó las formas de los invasores.

Pero los invasores los diferenciaban y les llamaban “hijos de las blancas” y “muladís”. Algo mejor tratados que los otros “hijos de las blancas”, a los que designaron “mozárabes”, acabaron sufriendo los mismos desprecios y en ocasiones hasta las mismas persecuciones, lo que ocasionó el levantamiento de diversos caudillos entre los que destaca Ben Marwan, y sobre todos ellos Omar ben Hafsun, que acabaría aglutinando bajo su mando a mozárabes y muladís, con cuyo auxilio combatió con éxito durante varios años a los invasores, y a punto estuvo de darles la puntilla. Pero le faltó el apoyo decidido de la España que reconquistaba, que se mostró francamente cicatera en ese momento.

Hoy nos encontramos con una situación similar que nada tiene que ver con  la nueva invasión musulmana que está sufriendo España en estos momentos. Esa es una cuestión aparte.

Repito que hoy nos encontramos con una situación similar, pero trasladada a miles de kilómetros de aquella Córdoba califal del siglo IX.

La ubicación física de esa réplica está en los territorios que fueron la Nueva España. 

Salvando las distancias y las diferencias, hay, no obstante particulares semejanzas. 

El 2 de febrero de 1848 era firmado el Tratado de Guadalupe Hidalgo por el que los Estados Unidos usurpaban a México la mitad de su territorio, y la sumisión del mundo hispánico al invasor anglosajón alcanzaba el título de tratado internacional.

¿Qué iba a suceder posteriormente? ¿Sería integrado el pueblo en un nuevo pueblo?

La respuesta no se hizo esperar, y junto a las masacres de lobos y bisontes, llevadas a cabo muy especialmente contra los indios, se inició la masacre del pueblo hispánico; a los indios se les persiguió por las praderas y se pagaba por su cabellera, y a los mestizos se les ahorcaba como a seres desechables que eran para el mundo anglosajón. Los wasp (blanco, anglosajón y protestante), se consideraban superiores y capacitados para exterminar a quienes consideraban inferiores, o sea, todos los demás.

Como consecuencia, en el siglo XX se repitió en Florida, en California, en Texas, en Nuevo México… en todo el territorio que los wasp usenses arrebataron a la Hispanidad en Norteamérica, y por parte de la población hispánica oprimida, la misma actuación que en el siglo IX se produjo en Al Ándalus; a saber: una parte del pueblo se convenció que para sobrevivir se hacía necesario asimilarse, pero los wasp, como el islam, no asimila sino que somete. 

Consiguientemente, los indios no podían asimilarse; los mestizos no podían asimilarse, y pasaron a constituir una casta tratada como sub humana… Y quienes creyeron asimilarse se convirtieron directamente en esclavos, porque evidentemente no eran wasp. Eso era algo que anunciaban con su sola presencia.

Y como en el caso de Al Andalus, alguno tuvo y tiene responsabilidades civiles, políticas y militares. Recordemos que quién llevó a cabo la invasión de España, Tárik, no era sino un esclavo de Muza Ibn Nusair.

Ahora se hace necesaria la aparición de un émulo de Omar ben Hafsun, y se hace necesario que la Hispanidad entera despierte del letargo y se una en busca de la liberación de la Hispanidad entera.


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