jueves, septiembre 24, 2015

LA EDAD MEDIA EN ESPAÑA

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Cesáreo Jarabo Jordán


Índice:

CAPÍTULO I Página 2
El Reino Visigodo: Tres siglos de la Historia de España

CAPÍTULO II Página 35
Desde la invasión en 711 hasta el 722 con la batalla de Covadonga

CAPÍTULO III Página 46
Desde Covadonga en 722 hasta la llegada de Alfonso II en 791

CAPÍTULO IV Página 60
El reinado de Alfonso II el Casto (años 791 a 842)

Capítulo V Página 69
Desde la muerte de Alfonso II el año 842 hasta el año 929, con la proclamación del
califato de Córdoba por parte de Abderraman III

Capítulo VI Página 89
Desde el año 929, con la proclamación del califato de Córdoba por parte de Abderraman III hasta la reconquista de Toledo por Alfonso VI el año 1085

Capítulo VII Página 113
Desde 1085 con la toma de Toledo por Alfonso VI hasta 1212 en los momentos anteriores a la batalla de las Navas

Capítulo VIII Página 139
La Batalla de las Navas de Tolosa (16-7-1212)

Capítulo IX Página 150
Desde la Batalla de las Navas en 1212 hasta la muerte de Jaime I en 1276

Capítulo X Página 171
Desde 1276 a la muerte de Jaime I hasta 1327 a la muerte de Jaime II de Aragón

Capítulo XI Página 187
Desde la muerte de Jaime II de Aragón en 1327 hasta el Compromiso de Caspe el año 1412

Capítulo XII Página 213
Desde el Compromiso de Caspe el año 1412 hasta la muerte Enrique IV en 1474

Capítulo XIII Página 237
Desde la muerte de Enrique IV en 1474 hasta 1481, a la muerte de Alfonso V de Portugal

Capítulo XIV Página 254
Desde 1481, a la muerte de Alfonso V de Portugal hasta la toma de Granada el año 1492


EL REINO VISIGODO: TRES SIGLOS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA
Cesáreo Jarabo
(Primera parte de Historia de la España musulmana)
Este texto no tiene grandes pretensiones; se limita a hacer un viaje, muy por encima, de la parte que nos interesa de la historia de España.
Para analizar la invasión árabe comenzaremos el estudio de la realidad española que dio lugar a esa situación haciendo una introducción a la historia del pueblo español (hispano romano y visigodo), desde la formación del reino visigodo, obviando, por motivos del estudio, las etapas anteriores y los motivos que propiciaron la conquista por parte del pueblo godo, y marcando aún más por encima las invasiones protagonizadas por los suevos, vándalos y alanos.
Todos eran conocidos en el imperio romano como germánicos, aunque la extracción de todos ellos era diversa, y todos eran conocidos como “bárbaros”, significando originariamente sencillamente “extranjero”. El tono peyorativo que hoy tiene la palabra, sin suda fue conseguido por la propia actuación de los bárbaros, que en no pocas ocasiones eran sencillamente la negación de la civilización.
Roma temía invasiones procedentes de la frontera septentrional del imperio; por ello dedicó grandes esfuerzos a consolidar la frontera, anexionándose las Galias e iniciando una campaña que, por el asesinato de Julio César no pudo dar fin a la conquista total de Germania. Augusto abandonó la campaña, y ello, a la larga, posibilitaría las asonadas de los siglos posteriores. 
El año 409, tras haber atravesado el Rin, llegaron a los Pirineos y entraron en España tropas bárbaras, suevos, vándalos y alanos, encontrando franca la entrada gracias al apoyo de de Constantino III, emperador ful que se había adueñado de parte de la Galia y de Hispania.1
Los vándalos procedían de las orillas del Báltico. Los suevos procedían del Danubio y del Elba, y los alanos procedían del mar Caspio. De entre todos, éstos eran los más bárbaros; adoraban un sable clavado en el suelo y llevaban cráneos humanos como adorno de sus monturas. Todos adoraban a Odín.
Los Vándalos se instalaron en la Bética romana, antigua Turdetania (que comprendía también el norte de África), y dieron nombre a la tierra que ocuparon: Vandalusía (Andalucía); los suevos se instalaron en la zona de Galicia2.
De los Alanos se dice que no conocían la agricultura, y que su vivienda era un carro en el que recorrían grandes distancias aprovechando los pastos para alimentar a sus caballos.3
El pueblo godo tiene su origen histórico en las tierras del Sur de lo que hoy es Suecia; posiblemente en Götaland, aunque historiadores del siglo XXI afirman que no eran una raza nórdica, sino un conglomerado de razas que se llevó a efecto en los Balcanes4. Su lengua, hasta donde se sabe de ella, entronca con el germano antiguo y posiblemente tuviera la misma raíz. No se sabe con certeza en qué época los godos se diferenciaron de otros pueblos nórdicos vecinos de ellos, tales como gépidos, jutos, etc. Por ello no es posible trazar con total exactitud las raíces de los godos hasta su primer origen. 

Lo que sí es cierto es que los godos entran en la historia cuando autores romanos los mencionan como habitantes de las costas bálticas de los que hoy es Alemania y Polonia ya en el siglo I d.C. Su migración desde Escandinavia no puede ser datada con precisión aunque se suele aceptar la primera mitad de ese siglo como fecha aproximada. 

Durante el siglo I d.C. se instalan en las costas y territorios adyacentes del norte de las actuales Alemania y Polonia, se mueven hacia el Mar Negro durante el siglo II d.C, enfrentándose a los diferentes pueblos bárbaros del este de Europa, especialmente a los sármatas, para asentarse a principios del siglo III d.C. al norte y noroeste del Mar Negro, formando una coalición con los sármatas. Es probable que la diferencia entre visigodos y ostrogodos provenga de esta época.

A partir del año 270, el conjunto de los territorios visigodos y ostrogodos se denominará Gothia y el emperador Aureliano les reconoce la posesión de esos territorios al mismo tiempo que ordena la retirada del ejército y la administración romana de Dacia en el 271,
por intereses propios y del Imperio Romano, cuyos ciudadanos habían perdido el espíritu militar que lo hizo posible y paulatinamente fueron conquistando puestos de preeminencia, hasta que finalmente pasaron a apoderarse del imperio de Occidente.5

Hay grandes diferencias entre suevos-vándalos-alanos y los godos, ya que entre aquellos la mujer era la esclava y no la compañera del hombre; los romanos la consideraban “hija de familia”. Los godos se encontraban a medio camino de unos y otros.

La crisis sufrida por el Imperio era evidente en lo moral, en lo patriótico, y también en lo económico. Se produjo déficit en la balanza de pagos y el Imperio debía pagar sus importaciones con oro, del que carecía, por lo que ya en tiempos de Nerón se produjo una devaluación el año 64, que se iría repitiendo sucesivamente, llevando al denario de plata a un  descenso de peso y de ley que en el segundo siglo de nuestra era llegó al 70%. La crisis afectó a todos los sectores económicos, pero se inició en el sector agrícola, que en el siglo III derivaría en economía autárquica . En líneas generales, los productos que dominaron en la agricultura española posterior al siglo V fueron, al igual que en las épocas precedentes, los de la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo) y los de huerta. Y en cuanto a otros aspectos de la economía,  San Isidoro habla de la explotación de placeres auríferos cerca de Toledo. Se sabe también que continuó la explotación de las minas de mercurio de Almadén, y de otras menos importantes de plomo, así como la de las salinas de varias localidades de las provincias tarraconense6 y cartaginense, siendo la sal un producto de exportación. No se tiene noticia de otro tipo de explotaciones mineras en la España visigoda, aunque es muy posible que hubieran minas de hierro, cobre, etc., para atender a las necesidades de la industria metalúrgica del país (fabricación de armas y útiles agrícolas, sobre todo).7

En cuanto a las costumbres, a los modos de los godos, en el transcurso de los años, con el contacto permanente con Roma, con el trato que tenían con los prisioneros romanos que tomaban, fueron suavizándose y civilizándose, llegando a influir en ellos la cultura greco-latina y el cristianismo.

En el transcurso de los años acabarían adoptaron el cristianismo, en tiempos de Constantino II, y en 370, empujados por la invasión de los Hunos, abandonaron sus tierras de los Balcanes y se dirigieron a Occidente. Fue entonces cuando el obispo godo Ulpilas convirtió a los godos al arrianismo, herejía que profesaba el emperador Valente.8

Los godos, en este tiempo habían pasado de ser meros guerreros, a cultivar la tierra, a explotar la minería, y a comerciar con el Imperio. Esta actividad les llevaría a la búsqueda de territorio donde asentarse, que toma cuerpo con el emperador Aureliano, quien, como ya hemos señalado, en 270 reconoce los asentamientos godos en Dacia como los de un pueblo amigo y aliado. Condición que verían mejorada en 332 con el emperador Constantino, que los convirtió en federados. Estas eran concesiones que Roma hacía por falta de capacidad para controlar la frontera, y este extremo no pasaba desapercibido a quienes al final acabarían invadiendo el Imperio.

El problema se agudizó cuando en 376, y como consecuencia del empuje de los Hunos, Valente les permitió asentarse en Tracia, dejando desguarnecida la frontera del Danubio, y dos años más tarde se hacían con los Balcanes. Finalmente Teodosio los vencería y los asentaría en Tracia y Mesia, hasta que murió Teodosio en 390, momento en que invadieron Grecia.

A partir del siglo IV sólo en Oriente existían grandes ciudades; y además es precisamente allí, en Siria y en Asia Menor, donde se concentraban las industrias de exportación, especialmente las textiles, de las que el mundo romano se constituye como mercado y cuyo transporte es realizado por barcos sirios.9 El año 395 se divide el Imperio Romano, y en Hispania perviven una serie de ciudades que se han desarrollado con Roma: Corduba (Córdoba), Tarraco (Tarragona), Cartago Nova (Cartagena, Murcia), Emporion (Ampurias, Gerona), Barcino (Barcelona), Carteia (Cartaya, Huelva), Itálica (Sevilla), Caesar Augusta (Zaragoza), Valentia (Valencia) o Emerita Augusta (Mérida, Badajoz).
Rufino, el regente del Imperio de Oriente, ofreció un pacto a Alarico, por el que le nombraba  “magister militum” de Iliria a cambio de que abandonase Grecia. Pero Iliria pertenecía al Imperio de Occidente, con lo que el problema lo derivó al nuevo emperador, Honorio, y abría a los godos la invasión del Imperio de Occidente, que acometerían en cuanto suevos, vándalos y alanos atacasen la frontera norte y el ejército romano acudiese a enfrentarse a ellos. Esto sucedía en 407; Alarico tomaba Milán y amenazaba la misma Roma.

La reacción de Honorio fue dar por concluido el asunto y dedicarse a refriegas palaciegas en medio de las cuales acabó asesinando a su mejor general, Estilicón, el año 408, ocasión que aprovechó Alarico para engrosar su ejército con las tropas del asesinado.

Con estas tropas, el 24 de Agosto del 410 Alarico (All-Reich, todo rico), saqueó Roma sin que los patricios romanos se preocupasen de otra cosa que de conservar intactas sus propiedades.

Los pueblos bárbaros estaban llegando a España. Fue el año 409 cuando los vándalos irrumpieron en un territorio que ya un año antes había sido tomado por el usurpador Constantino III, que se había enfrentado a las fuerzas imperiales y había implantado en España una gran inseguridad, enfrentándose a las fuerzas el emperador Honorio. Fue Constantino quién facilitó la invasión de los Suevos, como fuerzas aliadas que, tras acabar con las fuerzas de Honorio acabaron también con las de Constantino III y ejercieron un dominio feroz.

Por su parte, tras el saco de Roma, los godos pretendían continuar su conquista del Imperio por el norte de África, pero su inexperiencia marinera les forzó a continuar por tierra sus conquistas. Comandados por Ataulfo continuaron hasta conquistar España. El reino visigodo, así, duró tres siglos.

Pero los visigodos (godos del Oeste), como los ostrogodos (godos del este), ya venían relativamente cristianizados; eran arrianos. El arrianismo, desviación propagada por Arrio que negaba la Santísima Trinidad, fue condenado en el primer concilio de Nicea, celebrado el año 325, y mantendría una lucha más intensa que menos, con el catolicismo. De especial importancia es este concilio en la Iglesia; en el mismo se proclamó el “Credo” que hoy mismo rezamos. Los visigodos permanecieron en el arrianismo hasta la celebración del tercer Concilio de Toledo, celebrado el año 589.
Si es cierto que los godos invadieron el Imperio Romano, no es menos cierto que a su vez se vieron conquistados por una cultura, la romana, que era muy superior a la por ellos aportada. Respetaron las instituciones hasta el extremo que el mismo Braulio, obispo de Zaragoza, autor del siglo VI, en la vida de San Millán de la Cogolla, hace mención de senadores y curiales de España en aquel tiempo.10
En este tiempo se empezaron a propagar las epidemias que caracterizaron al Bajo Imperio. Estas, de forma esporádica y brutal, elevaban las tasas de mortalidad de una población que, en épocas normales, ya las tenía muy altas (hasta del orden del 20-30 por mil, y aun más); así se conseguían eliminar los excesos de habitantes, que una natalidad sin control situaba por encima del nivel de los medios de supervivencia existentes. La población de España hacia el siglo V sería igual o ligeramente inferior a la que se había alcanzado en el siglo III… y  en el siglo V, la distinción entre población rural y urbana había perdido casi todo su contenido.11
Los visigodos llegaron a la Península, en un número aproximado de 200.000, aunque autores del siglo XX rebajan su número hasta los 30.00012, procedentes de su zona de asentamiento, Galia, donde más o menos cumplían con las necesidades del Imperio, y lo hicieron con la única misión de expulsar a los intrusos vándalos que devastaban el Imperio. Realizada esta tarea, y cuando volvían a la Galia, se vieron encerrados por los francos, que les habían "cerrado el paso", por lo que el Imperio les permitió el nuevo asentamiento. Para los siete millones de hispano romanos, la situación variaba poco, ya que los derechos anteriormente detentados por las tropas romanas lo eran ahora por los visigodos. Sólo había una diferencia; los nuevos amos eran arrianos. Físicamente ocuparían Septimania, la parte sur occidental de la Galia Narbonense, si bien tendrían diversa presencia militar en la península ibérica.
Esto sucedía el año 413 (451 de la era Hispánica) con Ataulfo (Atta, padre; Hulfe, socorro), que en el saqueo de Roma, de donde parte el tesoro de los visigodos13, y que en principio es la base de la corona, había secuestrado a Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, con quién casó. Parece que Gala Placidia influyó decididamente en Ataulfo, quién combatió y venció a los vándalos y restableció el orden romano en sus dominios, pero su postura pro-romana, que le llevó a mantener todo el aparato del estado romano, ocasionó su asesinato y el de sus tres hijos, el año 415, por parte de Sigerico, con sentimientos anti-romanos, Pero Sigerico duró 7 días como rey, ya que fue asesinado. Había tomado forma el modo visigodo de cambiar de rey. Por su parte, Gala Placidia casaría con Constancio, general de  Honorio, de quién engendraría a Valentiniano III y sería emperatriz regente durante su minoridad.14
Aparte las ciudades ya creadas y habitadas por la ciudadanía romana, que contaba con poblaciones como Tarraco, Mérida, Sevilla, Cordoba, Lugo, Astorga, o Pamplona, por citar algunas, la mayor parte de la población viviría en el medio rural, bien en vici  (aldeas pequeñas), fundos señoriales, pequeñas agrupaciones urbanas fortificadas y emplazamientos castreños en las zonas de montaña, estos especialmente ubicados en la cornisa cantábrica, en los territorios habitados por astures, cántabros, várdulos, caristios y autrigones, la zona menos romanizada, que ocupaba un territorio equivalente a las actuales provincias de Asturias, Cantabria, Guipúzcoa, Vizcaya y Álava, siendo que Asturias no conoció la organización municipal romana15. El hábitat sería de tipo disperso y con poca densidad. La población se concentraría preferentemente en las cercanías de las vías de comunicación y en las vegas fluviales de los ríos.
 
En cuanto a la propiedad de la tierra, desde comienzos del siglo II se asiste a un alarmante desarrollo del latifundismo en las regiones occidentales del Imperio; la causa es que los miembros de la nobleza senatorial o ecuestre, enriquecidos con el comercio con Oriente, empiezan a comprar las tierras pertenecientes al Estado romano (ager publicus) que, siglos antes (en los años 132-122 a. C), los Gracos habían intentado distribuir en lotes re­ducidos a los campesinos pobres. Este proceso se veía agravado porque la competencia de los productos agrícolas orientales, más baratos, hacían poco rentables las pequeñas explotaciones y sus propietarios, cargados de deudas, se veían obligados a vender sus tierras a los acaudalados latifundistas que así aumentaban enormemente sus propiedades.16

Anteriormente las grandes propiedades eran explotadas directamente por sus propietarios, mediante tinos mayordomos (villici) que dirigían grupos de trabajadores esclavos (familiae); pero a partir del siglo II d. C. es frecuente que el propietario se desentienda del cultivo directo de sus tierras, que entrega en lotes a arrendatarios (que a veces eran sus antiguos esclavos manumitidos) o colonii. Estos carecían de dinero para perfeccionar sus explotaciones de forma que fuesen más rentables frente a la competencia oriental o para llevar adelante una re­conversión de cultivos que no sufrieran los efectos de aquélla y fueron la causa del estancamiento técnico de la agricultura durante el Bajo Imperio. Los colonii se transformaron, como lo prueban ciertas disposiciones imperiales, en personas vinculadas a la tierra que cultivaban o, quizá —como ocurría con los bucellarii— al dueño de ésta. En el escalón más bajo de la sociedad hispanogoda estaban los siervos o esclavos, caracterizados por carecer, al menos en principio, de personalidad jurídica, siendo considerados como cosas. No obstante, parece que, siguiendo la tendencia que generalizó en el Bajo Imperio, la ley les reconoció cierta capacidad jurídica. Las causas por las que una persona caía en la esclavitud fueron en la España visigoda las mismas que en el Bajo Imperio (cautiverio, deudas, nacimiento de padres esclavos, etc.). 17

Las ciudades mantuvieron por sí mismas, durante mucho tiempo, una importancia considerable. Sus instituciones municipales no desaparecieron bruscamente con la llegada de los germanos. Se puede señalar que no solamente en Italia, sino también en España e incluso en la Galia conservaron sus Decuriones, es decir, un cuerpo de magistrados provistos de una autoridad judicial y administrativa cuyos detalles se nos escapan, pero cuya existencia, y origen romano no podemos negar. Cada ciudad sigue siendo el mercado de los campos de su alrededor, el domicilio invernal de los grandes hacendados de su región y, por poco que esté favorablemente situada, el centro de un comercio cada vez más desarrollado a medida que se aproxime a las costas del Mediterráneo.18

En ese sentido, las condiciones esenciales en que se desarrolló el comercio exterior de la España visigoda fueron las mismas que habían caracterizado su desa­rrollo durante el Bajo Imperio. Las principales rutas comerciales fueron las que unían los puertos mediterráneos de la península con Cartago y otros puntos del África del Norte, así como las que ponían en comunicación con Italia, Grecia, Asia Menor y Septimania. También se mantuvieron activas las rutas que unían Cádiz con ciertos puertos atlánticos de las Islas Británicas (de donde se importaba, sobre todo, estaño) y de las Galias.19

Las mismas condiciones comerciales que durante el imperio, pero con un evidente enrarecimiento del comercio interior y debilitamiento del exterior, derivados ambos factores de la falta de demanda y de la baja producción. También se produjo un descenso del nivel de consumo. La polarización social hizo que la mayoría de la población, que se movía en niveles cercanos a la miseria, redujese su demanda de productos, mientras que la minoría opulenta, mediante la tesaurización, apenas presionase al mercado. Al tiempo, se produjo una atomización de la actividad económica en múltiples células prácticamente independientes, lo que impidió la conformación de un mercado integrado.20

La monarquía visigótica también fomentó la ganadería lanar rememorando sus raíces seminómadas. Al asentarse en Hispania dividieron el territorio en eriales y prados y campos para el cultivo. En esta actuación paisajística hallaron el origen de la entrada estival del ganado para aprovechar las rastrojeras y abonar las tierras, así como los derechos de leña y ramoneo, recogidos después por los fueros municipales.

La legislación goda se ocupó en varios pasajes de la protección a la crianza ovina. Como reconoce el libre tránsito del ganado por las vías pecuarias y la obligación de que éstas permaneciesen abiertas, sin que se pudiesen romper con cercados, plantíos y siembras, se condena las prohibiciones de pastar de paso en campos abiertos y se contempla la comunidad de hierbas, se advierte que el que quitara o mudara señal a cualquier animal que encontrase sería castigado con pena de hurto, y se ordena por ley de Eurico que en caso de mezcla el que tuviese ganado ajeno debía decirlo en Concejo21; leyes que fueron dictadas cincuenta años después de la venida de Ataulfo; leyes con claro matiz romano que se apoyaban en un “consilium” que integraba miembros de la aristocracia godo-romana.22

En estas leyes se atienden aspectos a resaltar en el sentido de proteger al débil; así, atiende el “derecho de asilo a los siervos” (en las iglesias). El siervo debía ser entregado al amo si éste juraba que lo trataría con benevolencia. Y si el asilado era hombre libre, se castigaba con la muerte a quién violase el asilo.

Otros aspectos a destacar en esta legislación era el derecho a la apelación, la creación de un registro de la propiedad, penas por incendio doloso, y cuestiones de herencia. 

Una actividad, la legal, que hace de los visigodos seguidores de la civilización romana.

En otro orden cercano de cosas, la vida económica de la España visigoda fue una continuación de la vida económica de los siglos del Bajo Imperio. Lo que más la caracteriza es el continuar con la situación deprimida que arranca, en último término, de la crisis económica que se abatía sobre el mundo romano, especialmente el occidental, desde el siglo III. Una baja de la natalidad provocó un descenso de la demanda de productos agrícolas e industriales, porque provocó una disminución del mercado de consumo y ello acarreó el comienzo de la crisis. No obstante esta teoría deja por explicar la causa de aquella baja natalidad, lo que ha impulsado a algunos autores a interpretar el fenómeno al revés: fue una crisis agrícola que redujo los medios de subsistencia y provocó, a causa de la miseria, una serie de epidemias; su consecuencia última fue el descenso de la población y la consiguiente reducción del mercado que absorbía la producción industrial, que también entró en crisis.23
Entre tanto, en este 415 del asesinato de Ataulfo por Sigerico, los alanos expulsaron a los vándalos, que debieron salir de la bética para retirarse a Galicia, cerca de los suevos.
Walia sucedió a Sigerico cuando éste fue asesinado en el séptimo día de su reinado, y se esforzó en luchar contra suevos, vándalos y alanos, con gran éxito, y desestimando luchar más contra los romanos, porque “¿por qué perder un tiempo precioso combatiendo con semejantes hombres, cuando es más glorioso despreciarlos que vencerlos?”24. El hecho es que Roma le concedió territorios en Aquitania como compensación por su lucha contra Suevos, Vándalos y Alanos, y su presencia en Hispania era de carácter menor, limitada a unidades militares. El pueblo visigodo se hallaba en la Provenza, y sin dominio sobre las grandes ciudades.
Por su parte, el emperador Honorio seguía teniendo como propios los éxitos de Walia, a quién perdonaba los constantes excesos que ejercía sobre la población galo-romana, motivado principalmente por el desorden reinante en su corte, que le hacía estar más pendiente de su propia supervivencia que de cualquier otra cuestión. El año 420 murió Walia, habiendo constituido un imperio que iba desde Tolosa al Atlántico, y es que el sentimiento de unidad, ya presente durante el Imperio Romano, no dejó de estar presente durante la Edad Media.
Le sucedió Teodoredo, durante cuyo reinado fueron expulsados los vándalos, que pasaron a piratear las costas de Mauritania, donde finalmente se asentaron, conquistando posesiones que anteriormente eran romanas. Fueron señores, entre otras ciudades, de Hipona, que fue conquistada el mismo año que moría, en esa misma ciudad, su obispo, San Agustín. Mauritania y parte de Numidia pasaba a su exclusivo poder, con el reconocimiento del Imperio, que se formalizaría en 435.
El año 423, a la muerte de Honorio era nombrado emperador Valentiniano III, hijo de Gala Placidia, y los visigodos veían cómo se les seguía perdonando excesos como la toma de Arlés y la práctica anexión de Septimania. Puede considerarse que este es el momento real de la total independencia del reino visigodo de Tolosa. Los visigodos son los encargados del nombramiento de jueces y gobernadores (comes).
Ya sólo quedaban en España hispano-romanos, suevos y visigodos. Los suevos conquistaron la Bética y la Lusitania, y perseguía ferozmente al cristianismo y a los hispano-romanos; mientras, la división del pueblo se mostraba en todos los lugares, y el nombre de “romano” comenzaba a ser despreciado, y comenzaba a florecer en vascongadas un grupo humano conocido como “bacaudos”, que renunciaba a todo y practicaba la delincuencia; los mismos que corriendo los años provocaría levantamientos contra el reino visigodo.
A este propósito escribe Salviano: ¿Por qué otra causa son bacaudos y desertores de su patria, sino por nuestras injusticias, por la iniquidad de los jueces, por la codicia de aquellos que han invertido en beneficio propio los caudales exigidos bajo pretexto del bien público…?... Por tales tropelías y por la violencia de los jueces, ha sucedido que los hombres agobiados y casi muertos, ya que no se les permitía vivir como romanos, han querido ser lo que eran… Perdida su libertad, han debido salvar su vida, y se han hecho bacaudos”25.
En esta mitad del siglo V, el pueblo abandonaba Roma para unirse a los invasores visigodos, en los que encontraban más apego a las costumbres tradicionales hispano-romanas. Esto explica el definitivo arraigo de los visigodos, que no se vieron hostigados como los suevos, vándalos y alanos. El Imperio había muerto a sus propias manos, por sus propios vicios, y el orgullo de llamarse romano había desaparecido.
Por otra parte, mientras también la esclavitud había desaparecido, comenzaba a tomar cuerpo la servidumbre. También lo denuncia Salviano: “Despojados de sus bienes, quédales únicamente su propia persona, y no tardan en perder lo único que habían salvado; arriéndanse ellos y sus hijos para cultivar las tierras ajenas y venden su libertad por algunas medidas de trigo y un asilo”26.
Había también entre los godos, como en tiempo de los romanos, nobles y plebeyos, siervos y señores, patronos y libertos. Si bien los godos no abolieron absolutamente la esclavitud romana que hallaron establecida, modificaron por lo menos y mejoraron su condición. La esclavitud pasó a ser servidumbre, que relativamente fue un adelanto social. Distinguíanse cuatro clases de siervos : idóneos, viles, natos y mancipios. La diferencia en las dos primeras la constituía la mayor capacidad de los siervos, y el empleo ó ministerio más ó menos elevado a que el señor los destinaba… la ley cristiana de los godos hizo un bien inmenso con abolir el derecho que sobre la vida y el honor de los esclavos tenían los antiguos señores romanos27.
Como en otras ocasiones en la Historia, fue el enemigo interior quién acabó con el Imperio. Las ciudades eran abandonadas por los ejércitos romanos, y sistemáticamente ocupadas por los visigodos, que eran bien recibidos por el pueblo, harto de la corrupción que había acabado con el Imperio.
Pero por el contrario, algunos aspectos de Roma habían calado ya en los visigodos; así, Teodoredo (Teodorico I), dictó las conocidas “Leyes de Teodorico”, cuyo texto no se ha conservado, pero que los historiadores deducen que debía tratar cuestiones de reparto de tierras, así como el aposentamiento militar, según el cual, el huésped militar recibía una tercera parte de la finca en que se instalaba. Derecho de conquista, sí, pero más suave que el que tres siglos después sería aplicado por los nuevos invasores, que por cierto, empezaron siendo bastante más ventajosas para los invadidos que las aplicadas por los visigodos.
Entre tanto, el reino de Tolosa se consolidaba, con un núcleo de nobles coordinados con el rey. Mientras, en el este, Atila constituía un vasto imperio que conforme dice Jornandes28, procedían de Tartaria… Iban vestidos de pieles y cueros, bebían la sangre y el orín de los caballos y comían carne cruda.
Los Hunos arremetieron contra occidente, en parte motivados por la influencia de Honoria, hermana de Valentiniano III quién en 450 llamó a Atila ofreciéndose a sí misma en matrimonio, ya que se negaba a casarse con Genserico, rey de los Vándalos, con quién pretendía casarla su hermano.
Por su parte, Genserico había mutilado a la hija de Teodoredo, del que temía venganza, y animó las intenciones de Atila con el ofrecimiento de repartirse el territorio.
Atila amplió sus intereses, que se centraban en el oro (6000 libras) que el Imperio les iba pagando religiosamente en concepto de subsidios y reclamó el imperio que le brindaba Honoria. 
Teodoredo se unió a los ejércitos romanos compuestos por visigodos, francos, alanos, burgundios, algunos hunos fieles todavía a Aecio, y sorprendentemente, también por romanos. La principal fuerza de este ejército radicaba en la caballería visigoda y romana y vencieron a Atila en los campos Cataláunicos, parando a un ejército compuesto por 500.000 hombres entre ostrogodos, gépidos, hérulos, rugianos, escitas, burgundios, francos y turingios.29 En esta batalla, que perdió Atila, murió Teodoredo, y según cuentan las historias, hasta doscientos mil soldados dejaron la vida. Era el 20 de Junio de 451. Y el triunfo no fue todavía más rotundo, como temía Atila, gracias a la actitud del general Aecio, que temía la ascendencia de los godos dentro del imperio y acució a Turismundo para que tomase la corona al tiempo que animaba a los galos a volver a su tierra. 30
Turismundo acabó venciendo a Atila. Era Turismundo de carácter despótico y altanero. Rompió el feudo con Roma. Finalmente fue asesinado por su hermano Teodorico II el año 454, que restableció el feudo con el Imperio.
Como consecuencia inmediata, Valentiniano ordenó a Teodorico (453-454) que marchara a la Tarraconense para limpiarla de bagaudas. Cosa que hizo. 
No se sabe exactamente quienes eran los bagaudas. Lo más probable es que fueran bandidos procedentes de varias clases sociales diferentes, incluidos esclavos y pequeños granjeros desposeídos, a los que los reveses políticos y económicos de la época impulsaron a unirse a las bandas en expansión continua de aquellos que ya no podían conseguir su sustento a partir de sus propios recursos.31
Claudio Sánchez albornoz señala32 que  eran rebeliones campesinas surgidas a la caída del Imperio, y que se produjeron especialmente en tierras vasconas. Estos bagaudas, perseguidos por las tropas visigodas al servicio de Roma, volvieron sus armas contra sus vecinos várdulos, caristios, autrigones y cántabros, a quienes les arrebataron su asiento.
Pero en este caso, una vez liquidado el trabajo, los visigodos se aseguraron de dejar guarniciones permanentes en la provincia. Además, y según un pacto con los suevos por el Imperio, éstos abandonarían las provincias Tarraconense y Cartaginense. Como garantía de este pacto los visigodos ocuparon, en nombre del Imperio, varios puntos estratégicos en estas provincias. Se sabe que en Barcelona y Tarragona tuvieron guarniciones. También las hubo en otros puntos del valle del Ebro: Zaragoza y Calahorra, apoyos sin los cuales era imposible controlar a los bagaudas. No se sabe con absoluta certeza qué otros puntos controlaban los visigodos. Es fácil presumir que controlaban Cartagena y también Elche defendiéndolas a la vez de vándalos y suevos.
En 455 era asesinado el emperador Valentinano en medio del caldo de intrigas en que nadaba la corte imperial (en las que Valentiniano mandó asesinar a Aecio), y le siguió un periodo de nuevas intrigas para acceder al cargo donde los visigodos apoyaban a Avito frente a Petronio Máximo, y se produjo una guerra entre godos y vándalos en Italia, de la que salieron vencedores los godos. Como consecuencia, los suevos volvieron a la carga, saquearon Roma durante catorce días y tomaron parte de la cartaginense y de la tarraconense, lo que ocasionó una campaña de Teodorico II que le llevó al apresamiento de Rekiario, rey de los suevos,  y al control del reino suevo, que dejó de tener presencia destacable.
Pero en este festín de la sinrazón, Avito fue despuesto en 457 por Mayoriano, cuya primera misión fue desplazarse a Arlés a rendir pleitesía a Teodorico II (¡dónde había caído Roma!). Avito sería asesinado en 461y sería sustituido por Libio Severo, quien entre 462 y 464 cedió el gobierno civil de las provincias de Hispania a los visigodos.
Las provincias y ciudades, que generalmente conservaron la misma división y los mismos nombres que habían tenido bajo la dominación romana, se gobernaban por duques y condes; aquéllos regían una provincia entera, éstos presidían el gobierno de una sola ciudad y estaban subordinados á los primeros. Sustituían, según algunos, á los duques en ausencias y enfermedades los gardingos. Las poblaciones de menor entidad eran gobernadas por los prepósitos. 
En 466 Teodorico II era asesinado por su hermano Eurico, que le sucedía en el reino y rompería el feudo con Roma al tiempo que ocupaba toda la Septimania. Los godos controlaban la Galia al Sur del Loira y desde los pasos alpinos a Burdeos gracias a la incompetencia de lo que quedaba del Imperio, donde Nepote, a título de emperador cedió su soberanía al godo. Además controlaban la mayor parte de las provincias Tarraconense, Cartaginense, Lusitania y Bética, y todo sen menos de tres años.33
En 475 Eurico compilaba su código legal. Con este código el reino de Eurico disponía de ley escrita, lo que le situaba a la misma altura que el Imperio.  
A los setenta años de haber sido invadida España habían cumplido los 
godos la primera parte de su misión, la de destruir ó lanzar los otros bárbaros, y dan principio á la segunda, la de organizar un gobierno y un estado. En Eurico, en cuyo tiempo se pudo decir ya con verdad: «España tiene un rey godo,» se ve la civilización ir venciendo á la barbarie. Eurico subió al poder por un fratricidio: aquí se ven aún los instintos del godo bárbaro; pero después rige el imperio con justicia, y da leyes escritas á su pueblo: este es ya el godo civilizado.34 
Durante el reinado de Eurico caía, el año 476, el último emperador romano (que por cierto había sido impuesto por Orestes, secretario de Atila), Rómulo Augústulo, nombre que si le había sido puesto por su padre, fue recogido por el pueblo para un emperador que hacía gala del sobrenombre. Por esta época los visigodos ya tenían asentamientos en Mérida y en el valle del Guadalquivir. 
Por su parte Clodoveo, rey de de los francos, conspiraba para cortar el creciente poder de los visigodos, si bien se veía frenado por Teodorico, rey de los ostrogodos de Italia. 
Eurico moría en  484, sucediéndole su hijo Alarico II, que perfeccionó la tarea de gobierno de su padre, consolidando la estructura gubernativa del Reino de Tolosa, y poseyendo ciudades en Hispania, entre las que destaca Pamplona, desde donde se combatía, con tropas auxiliares vasconas, las rebeliones de los cántabros y los astures. En esta marcha, se asentaron a ambas orillas del Duero, desde Soria hasta más allá de Toro (¿Villa gothorum?) y desde la cordillera cantábrica hasta la central, llegando a controlar los territorios de Burgos, Palencia, Valladolid, Soria, Segovia, Ávila, Guadalajara, Madrid y Toledo.35El momento cumbre de tal proceso lo constituyó la promulgación de la Lex Romana Visigotorum, un nuevo texto legal compilado sobre la base del código de Eurico.  
Hasta estas fechas, la presencia visigoda en España sólo había tenido carácter militar, no de población. A lo que parece, no entraron con intención de poblar definitivamente hasta el 494-497, cuando ya se estaba gestando un enfrentamiento que tendría dramáticas consecuencias para el reino visigodo, que hasta entonces había sido de Tolosa.
El motivo del asentamiento en tierras de España fue el avance de los francos, cuyo rey, Clodoveo, convertido al catolicismo contaba con el apoyo de los católicos galos, acabó con la vida de Alarico II en la batalla de Vouille, en 507;  tomaron Burdeos y saquearon Tolosa. Tomaron Arlés y pusieron cerco a Narbona. El hundimiento del reino visigodo en la Galia pudo ser aún más catastrófico de no haber intervenido el ostrogodo Teodorico, que se convirtió en regente y protector del rey visigodo (que era su sobrino) y prestó apoyo militar a los visigodos para salvaguardar sus posesiones en Septimania, con lo que evitaba que los francos tuvieran salida al Mediterráneo.
A partir de esa fecha el pueblo visigodo se traslada masivamente de la Galia a Hispania, y al hacerlo lleva consigo su estructura de Estado. El resultado contrario de la batalla de Vouille sería, al fin, de vital importancia para la creación del estado visigodo.
Su asentamiento, dado el escaso número que eran no pudo ser hegemónico ni homogéneo, dándose una mayor densidad de asentamientos en la Cartaginense, en concreto en la Meseta Norte, en un triángulo delimitado aproximadamente por las ciudades de Palencia, Sigüenza y Toledo. Le sigue en importancia la Tarraconense, desde la costa hasta la tierra fronteriza con los vascones y cántabros, Vardulia, ocupadas por los bagaudas. Según se remontaba el curso del Ebro la densidad de población visigoda disminuía. Y por supuesto, en la Septimania (o Galia Gótica), de la que los francos no llegaron a echarlos. La Bética, la Lusitania y la Cartaginense Sur eran romanas, mientras que los suevos se mantenían en Galicia, mezclados con la población hispano romana.
Se respetaron las instituciones; los visigodos se regían por sus leyes, y los hispano-romanos por las suyas. En el seno de la sociedad hispanogoda, la división que de forma más clara y trascendente dividía a las personas, es la que lo hacía en nobles, libres, semilibres y esclavos. En nobles, se integraba tanto la antigua nobleza goda, perteneciente a los linajes de más tradición, como aquellos que se habían ennoblecido por su vinculación, mediante un juramento de fidelidad, al rey o a algún noble muy importante, es decir, los fideles o gardingos (los miembros del comitatus) del rey o de los nobles más importantes; en general todos ellos recibían la denominación de seniores. A su lado, la antigua nobleza hispanorromana se había integrado perfectamente en el seno de la nobleza de la sociedad hispanogoda. Estaba constituida, esencialmente, por grandes terratenientes que pertenecían a la clase de los senatores que, en ocasiones, descendían de antiguos comerciantes enriquecidos, transformados en propietarios agrícolas ante el cariz que empezó a tomar la vida comercial a partir de la crisis del siglo III. La mayor parte estaban vinculados —o lo habían estado— a las curias municipales y al gobierno provincial. Los dos sectores de la nobleza de la sociedad española de los siglos V y siguientes —la goda y la romana— no tardaron en mezclarse, aun antes de que ello fuese admisible desde el punto de vista legal, hasta convertirse en un solo cuerpo social que desempeñaba las funciones que, años atrás, habían desempeñado cada uno de sus componentes por separado.36

A lo que se ve, y defienden historiadores como Valera, se perpetuó la distribución municipal romana, con senadores y curiales a los que hace mención San Braulio.37
Teodorico el Grande (tutor de Amalarico) gobernó Hispania como provincia de su reino hasta el año 526 delegando en Teudis, y controló a los suevos, que continuaban sus saqueos que culminaron con asalto a Lugo, donde pasaron a cuchillo a toda la población. Teodorico dominaba todo el territorio español que, en gran parte era nominalmente romano, pero que, ante la debilidad y desidia del Imperio y la corrupción de sus instrumentos, convivían y colaboraban con los nuevos señores los visigodos, que respetaban las costumbres y las leyes preexistentes en los territorios conquistados. Las partes no romanizadas, Vardulia, y Caristia, fueron ocupadas por los vascones.
Teodorico procuró mantener la unidad del reino ostrogodo-visigodo, con lo que se posibilitó la venida de ostrogodos, que queda manifiesta en los reinados de Teudis y Teudiselo. 
Pero fue el año 507, cuando Gesaleico, hermano de Amalarico, fue proclamado primer rey de la dinastía Visigótica tras la retirada de las Galias ante el empuje de los francos que ya hemos señalado. El año 510 huyó a África, acosado por Teodorico el grande, pero volvería con grandes cantidades de dinero que emplearía en organizar un ejército. Finalmente sería preso y muerto en la batalla de Barcelona, en 511.38 Le sustituye Amalarico, bajo la regencia de Teodorico el grande (510-526), su abuelo, rey de los Ostrogodos, que dio el poder militar a los ostrogodos y el civil a los hispano-romanos.39 
En este periodo, en el que la ciudadanía romana había desaparecido, auspiciado por Teudis (tutor delegado de Amalarico), se dictaron leyes que permitían el matrimonio entre godos y romanos40, mientras el pueblo godo se instalaba principalmente en los asentamientos romanos (Mérida, Barcelona, Valencia, Sevilla, Córdoba y Toledo, la capital)
Amalarico, rey independiente (526-534). Era hijo de Alarico II. Tras asumir el poder, fue derrotado en Arles (526) y hubo de ceder Provenza a Atalarico, rey de los ostrogodos de Italia sucesor de su abuelo Teodorico el grande. El intento de Teudis por aproximarse a los hijos de Clodoveo, mediante la boda de Amalarico con una hija de aquel, Clotilde, no prosperó a causa de la intransigencia doctrinal de Amalarico, que provocó una guerra en la que los francos tomaron Narbona, y a consecuencia de la cual sería asesinado en Barcelona por el franco Bezón.41
Su muerte aportó a la población española un respiro en el ámbito religioso, ya que el nuevo rey Teudis, ostrogodo que había sido primer consejero de Amalarico, fue rey desde el 531 al 548,  favoreció el catolicismo y trasladó la corte de Tolosa a Barcelona. Reforzó la política de colaboración con las aristocracias hispanorromanas, reforzando el papel de liderazgo del episcopado católico, movido por la campaña de reconquista iniciada por Justiniano, que en 533 destruyó el reino vándalo en el norte de África y tomó el control del Mediterráneo al conquistar las Baleares.
Destacó guarniciones en la Bética y en la cosa levantina; paró una invasión de los francos y conquistó por breve tiempo la ciudad de Ceuta, que de inmediato fue retomada por los bizantinos. A pesar de su permisividad con el catolicismo, el reinado de Teudis fue tiránico.
En 548 Teudis muere asesinado en Barcelona o en Sevilla, y le sustituye Teudiselo, que  a los dieciocho meses de asumir el reinado fue asesinado por sus nobles, en Sevilla, hartos de los abusos que llegaba a ejercer sobre todos. Reinó desde el 548 al 54942 y contrariamente a Teudis, era abierto enemigo de la religión católica.43 
La actividad internacional era importante, y el reino visigodo debía hacer frente a ataques externos. Así, entre los años 532 y 544 el Imperio Bizantino conquistó el norte de África, Sicilia, sur de Italia y llegó a conquistar el sur de Hispania, desde Alicante hasta el sur de Portugal y mantuvo enfrentamientos de importancia con los francos, como en el año 541, cuando hasta cinco reyes francos, entre ellos Clotario y Childeberto, sitiaron Zaragoza durante 49 días, lo que provocó despoblación en la Tarraconense.44
A Teudiselo sucedió Agila (549-555), que fue nombrado arbitrariamente por los asesinos de aquel. Tuvo serios enfrentamientos en Córdoba, ocasionados por partidarios de Theudiselo, y allí profanó la tumba de San Acisclo, contra la tradición arriana de ser respetuosos en estas cuestiones45, lo que comportó nuevas sublevaciones en todo el reino, principalmente en el norte, astures, cántabros y vascones. Se produjo una guerra civil en la que Atanagildo era el cabecilla de la sublevación. Agila sería asesinado por sus parciales, que aclamaron como rey a Atanagildo46 (555-567) que se había sublevado contando con el apoyo de Bizancio, cuyo emperador, Justiniano, ansiaba la reconstrucción del caído Imperio Romano de Occidente, y que obtuvo a cambio la cesión de una buena franja del litoral peninsular, desde Denia a Gibraltar, donde se establecería la provincia bizantina de España (555-625), Bizancio ya tenía las islas del Mediterráneo. Atanagildo trasladó la corte a Toledo, donde había mayor concentración de visigodos y se enfrentó a Bizancio sin consecuencias, al tiempo que casaba a sus dos hijas, Brunequilda y Galswinda con Sigiberto y Chilperico, príncipes galos que buscaban reforzar su posición47. Por su parte, también Atanagildo reforzaba su posición frente a los galos y sobre todo frente a los bizantinos. A su muerte, curiosamente acaecida por causas naturales, en puridad, el reino hispano visigodo contaba con 60 años de vida.
Durante su reinado se consolidó el catolicismo en Galicia. A su muerte fue sustituido por Liuva, que se instaló en Narbona para controlar a los francos, pero como esta decisión no era del agrado de los nobles, puso a su hermano Leovigildo al frente del reino en España. El año 572, finalmente, Leovigildo asumiría el control total del reino y acabaría expulsando a los funcionarios imperiales. Con él se produce el fin del Imperio Romano en España.48
En esta época aparecen las primeras referencias al Condado del Rosellón cuya jurisdicción correspondía, muy probablemente, al de la antigua ciudad iberorromana de Ruscino y con el obispado de Elna. Este primitivo condado, que comprendía las comarcas históricas de Plana del Rosellón, Conflent y Vallespir, lo creó el rey visigodo Liuva I en el año 571.49
El rey Leovigildo (565-586) es el verdadero creador del Estado hispano-godo y, por ende, de la nacionalidad hispánica misma: Hispania, reino, entidad política independiente, sucedía a la antigua provincia sujeta al poder de Roma. Primeramente, desde su gobierno de Toledo, a salvo de la amenaza de francos y de bizantinos, intentó con éxito someter a la autoridad central la mayor parte del territorio peninsular en un momento crítico de fragmentación político-territorial, Así, tras consolidar el poder real, derrotó a los suevos del noroeste, que eran católicos, incorporando su reino y redujo a cántabros y vascones, alzados contra su autoridad. Desde su coronación tuvo al menos una importante campaña militar anual, en cada una de las cuales sometió a cántabros, astures, suevos, sappos, bizantinos… hasta que en 570 tuvo unificado el reino salvo una franja mediterránea ocupada por Bizancio. No obstante, los conflictos con astures, cántabros y vascones serían un problema enquistado hasta la misma desaparición del reino.
Leovigildo, el unificador, acuñó un ideal nacionalista que identificaba el Reino de los Godos («Regnum Gothorum») con Hispania, acotando nítidamente las diferencias respecto al Imperio de Bizancio, heredero oriental de Roma. En torno a ese nuevo ideal hispánico debería producirse la aproximación definitiva, la fusión entre godos e hispano-romanos, con lo que derogó la prohibición de matrimonios mixtos establecida por el Emperador Valentiniano. Sin embargo, el mantenimiento de Leovigildo en su fe arriana (religión nacional de los godos) y el intento de imponerla a sus súbditos hispano-romanos de religión católica, impedía la constitución de ese pueblo verdaderamente unificado. Sería su hijo, Recaredo (586-601), quien al convertirse al catolicismo, y con él, oficialmente, todos los godos, pondría las bases de una comunidad político-religiosa nacional diferenciada, una nueva sociedad, en definitiva.50
Los arrianos sobrevivían como religión étnica, pero soportando la rivalidad de las iglesias católicas de la mayoría de la población, como signo de identificación visigodo frente a los hispano-romanos, y Leovigildo, con la idea de unificar la nación, ejerció persecución contra el catolicismo, especialmente durante el  enfrentamiento armado con su hijo San Hermenegildo, a quién había designado duque de la Bética, con vistas a que le sucediese en el trono. Este enfrentamiento se produjo entre los años 579 y 584, como consecuencia de la persecución realizada sobre la persona de Ingunda, esposa de Hermenegildo y católica. Juan de Biclaro lo recoge en su crónica: Mientras Leovigildo reina en tranquila paz con sus enemigos, una riña doméstica perturba la seguridad, pues en aquel año su hijo Hermenegildo, por conspiración de la reina Gosuinda, asume la tiranía, se encierra en la ciudad de Sevilla, después de haberse rebelado, y lleva consigo la rebelión contra el padre a otras ciudades y castillos. Esta causa produjo mayores daños en el reino de España, tanto para los godos como para los romanos, que la incursión de los enemigos.
Bajo la influencia de Ingunda y del Obispo Leandro de Sevilla, Hermenegildo se bautizó católico, se proclamó rey y emitió moneda, animado por la mayoría católica de España; religión que, al fin, practicaba desde niño, siendo como era hijo de Teodosia, naturalmente católica… y hermana de San Leandro y de San Isidoro.51  
A pesar de esta manifiesta sublevación, Leovigildo no marcho contra su hijo, sino que continuó sus campañas militares tendentes a la unificación del reino; organizó una campaña contra los vascones, y posteriormente llamó a Hermenegildo a Toledo, pero éste se negó a acudir y organizó un levantamiento en el que le siguieron Córdoba, Mérida y Ébora. Toledo estaba al alcance.
Leovigildo retomó Mérida en 582 y en 583 Sevilla y Córdoba. A principios de 584 acababa la guerra con clara victoria de Leovigildo, que continuó la guerra contra los suevos.
Y es que en aras de la religión, Hermenegildo pidió y consiguió ayuda del reino suevo, pero la ayuda llegó tarde, cuando ya estaba prisionero. En 584, tras un pacto entre Leovigildo y Bizancio, había sido vencido Hermenegildo, que tras negarse a abrazar el arrianismo fue degollado por el duque Sisberto en Tarragona el 13 de Abril de 585. En 1585 sería canonizado.52 
Aprovechando las circunstancias, los francos invadieron Septimania, pero fueron rechazados por Recaredo.
Tiernas son las cartas que padre e hijo se remitieron. El padre, reprochando cariñosamente que el hijo abandonase el arrianismo, y el hijo aduciendo que es sumiso a su padre, pero que está presto a derramar hasta la última gota de su sangre por la única religión verdadera.53
Muerto ya San Hermenegildo, se intentó la conversión forzada al arrianismo de todo el pueblo, asumiendo la divinidad de la segunda persona de la Santísima Trinidad, pero negándola al Espíritu Santo, pero esta sería cuestión resuelta en tiempo de su sucesor, Recaredo. No obstante, no hubo persecución religiosa, por lo que se deduce que el enfrentamiento no obedeció a otra cosa que a la voluntad de San Hermenegildo de erigirse como rey por encima de su padre, Leovigildo.
Leovigildo fue un gran rey que, además de ser el primero en usar corona y cetro, emitió moneda con su nombre y busto (hasta entonces llevaban el nombre del emperador bizantino), fundó dos ciudades (privilegio reservado al emperador), Vitoria y Recópolis (cerca de Zorita de los Canes, en Guadalajara), y tras su triunfo sobre los vascones, recuperó del poder de Bizancio importantes asentamientos como Córdoba, Baza o Asidonia (Medina Sidonia), ésta por la traición de un cierto Framidáneo, ciudad muy fuerte, y después de dar muerte a los soldados, establece a esa ciudad bajo la ley de los godos54, y todo el norte peninsular que había estado en poder de los suevos, y sobre todo fue un renovador formal de la monarquía, según San Isidoro55. Instaló definitivamente en Toledo la capital del reino, que ya venía siendo usada en algunos aspectos como tal desde el reinado de Teudis, haciéndola centro de la actividad política y religiosa, y que en definitiva recogía la importancia que hasta el momento tenía el “tesoro regio”, base del poder real, fue respetada la organización administrativa y judicial romanas, con la misma división territorial, Tarraconense, Cartaginense, Bética, Lusitania y Gallecia, a la que se unía otra, Septimania o Galia Narbonense.56
Las provincias estaban gobernadas por un “dux exercitus provinciae” y por una administración civil “rector provinciae”, regido por un “comes civitates”. A partir de este momento se emite moneda propia, rompiendo con la tradición de emitir moneda copia de la del Imperio de Oriente57. Y lo que es más importante: Se puso como meta unificar definitivamente el reino, sin distingos entre visigodos e hispano-romanos, tendiendo puentes entre ambas comunidades, para lo cual llevó a efecto una interesante labor legislativa, recogida en el “Codex Revisus”, del que sólo hay noticias históricas por las referencias que de él hace San Isidoro.
Según tradiciones, murió católico.
Todos estos extremos fueron ensalzados por la cumbre de la sabiduría medieval, San Isidoro58, en su relato de la historia de los godos, resaltando que con ellos los godos habían dejado de ser bárbaros. San Isidoro, verdadera alma de la patria española, dejo escrito: “De todas las tierras, cuantas hay desde Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, oh sacra Hispania, madre siempre feliz de príncipes y de pueblos. Bien se te puede llamar reina de todas las provincias… tú, honor y ornamento del mundo, la más ilustre porción de la tierra, en que la gloriosa fecundidad de la raza goda se recrea y florece…”. Es, como dice Menéndez Pidal, los cantos del desposorio de España con el pueblo godo.
El año 586 subió al trono Recaredo, tras repeler personalmente con éxito a los francos, habiendo heredado un reino unificado, salvo una pequeña franja mediterránea que estaba en poder de Bizancio. Su idea era completar la unificación del pueblo hispano romano con el pueblo godo; para ello primero convocó un concilio conjunto de obispos arrianos y católicos en el que presumiblemente se trató de la unificación de ambas religiones; propició el III Concilio de Toledo, que tendría lugar el año 589, cuando él mismo se había bautizado católico el 8 de Mayo de 586. Con ese hecho abrió las puertas de la política al pueblo hispano-romano y dio vía libre a la cultura. Si bien los hispano romanos no tenían acceso al trono. La pregunta es si, tal vez, el paso idóneo hubiese sido agregarse totalmente a Bizancio. Pero eso no es historia.

Los únicos que quedaban fuera eran los judíos; los mismos que ocasionaron graves daños a Alarico II, y quienes se mantuvieron fieles a la fe arriana, en concreto los obispos, entre los que destacaban Ataloco, Uldila y Sunna. Unos y otros ocasionarían sucesivos conflictos. En concreto Sunna huyó a África, y el obispo Uldila de Toledo, junto a la madrastra de Recaredo, conspiraron contra la nueva monarquía. Sabida por el rey esta conjura, el obispo salió desterrado de España, y la muerte que en aquella sazón sobrevino á Gosuinda ahorró á Recaredo el trabajo de discurrir el castigo que impondría á la viuda de su padre.59

El tercer Concilio de Toledo tuvo especial significado en la concepción de la unidad nacional de España, y a toda la catolicidad, siendo el complemento perfecto del concilio de Nicea60. Fueron congregados hasta el número de sesenta y dos prelados y cinco metropolitanos61 bajo el magisterio del obispo hispalense Leandro. La fe era el vínculo esencial de los pueblos de España, y la historia nos ha demostrado que esa misma fe es la que posteriormente propició la Reconquista y la formación de la Hispanidad, y fue, en definitiva, un reconocimiento por parte de la minoría visigoda, de la fe defendida por la inmensa mayoría del pueblo español. La conversión al catolicismo de la clase dirigente visigoda significó la eliminación de las diferencias existentes entre la clase dirigente y el pueblo, y quienes perseveraron en el arrianismo fueron, al final, quienes vendieron España al dominio musulmán. 

El Concilio puso orden en la Iglesia, prohibiendo usos poco acordes con el espíritu cristiano; regulaba la vida de matrimonio de los clérigos, a quienes les permitía infligir castigos a su esposa, y prohibía que quién después del bautismo accediese a la milicia fuese admitido al diaconado.

Llenos están los concilios de los primeros siglos de la Iglesia española de disposiciones acerca del matrimonio ó de la continencia de los clérigos. Tres disposiciones dedicó á esta materia el concilio de Gerona de 517.62 Y los demás concilios provinciales dedican la misma atención al asunto. En concreto en el segundo de Toledo, en 527, se 
exigió expresamente á los jóvenes el celibatismo como condición precisa para recibir el subdiaconado.

El III Concilio de Toledo tiene particular importancia sobre los otros; significó, entre otras cosas, la unidad nacional de España; y marginar del poder a los judíos, que lo habían detentado bajo el poder arriano con graves perjuicios para el pueblo cristiano. Recaredo dictó tres leyes que merecen ser destacadas: la prohibición canónica de tener los judíos siervos cristianos, la moralidad de los funcionarios públicos y el impedimento matrimonial de profesión religiosa63, y propició una mejor formación de los jueces para “que aprendan a tratar al pueblo piadosa y justamente”64, igualando en derechos a todos los españoles. Y sucedió algo digno de ser remarcado: La Iglesia y la monarquía formaron una simbiosis mediante la cual ambas se beneficiaban; la monarquía gobernada, y los concilios legislaban. No en vano el conocimiento estaba circunscrito a la Iglesia.

El poder legislativo y el poder ejecutivo eran independientes; llegaría el VIII concilio que se inauguraría como sigue: En el nombre del Señor Flavio Recesvinto rey, á los reverendísimos padres residentes en este santo sínodo... Os encargo que juzguéis todas las quejas que se os presenten, con el rigor de la justicia, pero templado con la misericordia. En las leyes os doy mi consentimiento para que las ordenéis, corrigiendo las malas, omitiendo las superfinas y declarando los cánones oscuros ó dudosos... Y á vosotros, varones ilustres, jefes del oficio palatino, distinguidos por vuestra nobleza, rectores de los pueblos por vuestra experiencia y equidad, mis fieles compañeros en el gobierno, por cuyas manos se administra la justicia... os encargo por la fe que he protestado á la venerable congregación de estos santos padres, que no os separéis de lo que ellos determinen,65

Sí no abolió el Breviario de Alarico, hizo por lo menos muchas leyes que mandó fuesen obligatorias indistintamente para los pueblos, echando de este modo los cimientos de la unidad política sobre la base de la unidad religiosa, que eran los dos principios de que había de partir la civilización moderna.66

Y finalmente, el tercer concilio de Toledo significó que la Iglesia tenía papel preponderante en la constitución del estado visigodo, al que aportaba cultura y conocimiento. De esta época procede el derecho real a la designación de obispos, como contrapartida a la preponderancia de la Iglesia en la constitución del estado, que ha sido heredado hasta el mismo siglo XX. Hecho que ha sido tan duramente criticado por unos y por otros, y que de manera antihistórica ha sido presentado como una imposición, en concreto, del generalísimo Franco, que por cierto, en alguna ocasión manifestó que no entendía cómo él debía intervenir en el nombramiento de los obispos, del mismo modo que no entendería que fuese la Iglesia quien interviniese en el nombramiento de sus generales.

El papel de los concilios de Toledo, que por algunos historiadores ha sido presentado como unas cortes generales mientras otros desechan por completo la idea, parece tener razón de ser, ya que si por una parte los visigodos (ya más clase social que etnia) mantenían el poder político, eran los concilios, conformados por hispanorromanos, quienes ejercían el control y la inspección de las actuaciones políticas.

Pero tal vez el influjo de la Iglesia fue diverso. Benéfico indudablemente para la vida civil, ya que a la postre podemos entender los concilios como unas cortes generales67 donde concurrían los principales representantes del pueblo, pero finalmente perjudicial para la vida de la nación y para la propia Iglesia si nos remitimos a los resultados del año 711 que, tal vez hubiese tenido otro resultado si las gentes de España hubiesen guardado algo más de espíritu combativo. 

En este tercer Concilio no intervino sino la Iglesia, como sucedería hasta el séptimo, pero las decisiones de los concilios tenían manifiesto reflejo político, hasta el extremo que tanto este tercer concilio, como el cuarto, son tenidos como base de la nación española. Es de destacar que ya en el III Concilio se cita Spania en claro sentido sinónimo a todo el reino godo, incluyendo la Galia y Galicia68. Del cuarto concilio quiero destacar la prescripción LXXV que marca que “ninguna división de la patria surja por la violencia o la ambición”. A partir del octavo concilio, de 653, sí intervino la nobleza, lógicamente sin voz ni voto en asuntos eclesiásticos. 

En lo militar Recaredo debió enfrentarse a los francos, que atacaron Septimania, que fue genialmente defendida por el general Claudio, quién asestó una terrible derrota a los francos en Carcasona. Dice san Isidoro que los combatientes españoles no pasaban de trescientos69, y se enfrentaron a un ejército de 70.000 francos. Esta batalla fue cantada como en su momento fue la de los Campos Cataláunicos, y según el cronista Juan de Biclaro esto pudo ocurrir gracias a la misericordia de Dios y a la fe católica que Recaredo y los godos habían adoptado70. Por su parte, Gregorio de Tours, historiador franco la relata indicando que los francos tuvieron 5000 muertos y mil cayeron prisioneros71. La agresión franca estaba encaminada a desalojar a los godos de la Narbonense.

En el terreno de la unidad nacional, dictó muchas leyes que mandó fuesen obligatorias indistintamente para los pueblos, echando de este modo los cimientos de la unidad política sobre la base de la unidad religiosa.72 

Era Recaredo, dice San Isidoro, de un natural amable, pacífico y bondadoso, y tal el imperio de su dulzura sobre los corazones, que sus mismos enemigos no podían resistir al atractivo que los arrastraba hacia él, liberal hasta el extremo.73

El binomio Leovigildo-Recaredo se caracterizó por los esfuerzos del poder monárquico por mantener o crear un Estado centralizado, con una administración pública de tradición tardorromana –justinianea, no totalmente en manos de la potente nobleza terrateniente hispanovisigoda, para lo que era necesario lograr la máxima unidad jurídica e ideológica de la sociedad hispanovisigoda, realzando el vinculo personal de súbdito frente a los lazos de dependencia personal de tipo clientelar y protofeudal.74  El Código revisado de Leovigildo sería el cuerpo legal desarrollado en este sentido, tanto por él como por Recaredo.

A la muerte de Recaredo quedaba una España unificada, poderosa y temida que seguía teniendo físicamente presente, en Cartagena, al imperio bizantino, que coincidiendo con la celebración del III Concilio de Toledo reforzaba las defensas y dejaba en entredicho la afirmación en que justificaba su presencia en España: La defensa de la fe católica… Y se hablaba de España como patria, lo que posteriormente posibilitó que, tras la asonada árabe, se hablase de Reconquista.

La nobleza, cuyo influjo disminuyó por favorecer el del clero, no perdonó nunca a Recaredo, y la veremos pronto tomar venganza en su descendencia.75

Se hablada de España como patria en los ámbitos de los grandes pensadores hispánicos (San Isidoro, San Julián…), y se hablaba de “Spaniam”, de “Hispaniam”, en el resto de ámbitos. Así, el papa Leon II habla de “universi epsicopi per Spaniam constituti”.76

En todos los ámbitos, nacional y social, Recaredo redondeó la revolución que inició su padre Leovigildo.

A Recaredo le sucedió su hijo bastardo Liuva II, el año 601, que reinó con 18 años y fue muerto con veinte por Witerico, que dio un golpe de estado (año 603). Éste general ya se había opuesto a Recaredo y al III Concilio de Toledo y fue perdonado por Recaredo, a pesar de haber estado implicado en el intento de asesinado del obispo Mausona77 de Mérida. Era de la rama nacionalista, y aunque no volvió a instaurar el arrianismo, permitió que los nobles volviesen a la religión nacionalista. Witerico reinó hasta el año 610, cuando fue asesinado en medio de un banquete por la nobleza disconforme con sus actuaciones en el campo internacional, donde procuró la guerra entre burgundios y francos, sin obtener resultados positivos. El pueblo le dio, tras la muerte, el peor de los entierros: arrastrado por las calles de Toledo y sepultado fuera de los muros de la ciudad.78

Le sucedió Gundemaro, cabecilla de la conjura, que aunque también nacionalista visigodo parece que fue más sincero en su conversión al catolicismo; reinó hasta el año 612 y pagó parias a los francos79; era más proclive a las tesis de Recaredo, y tuvo que sofocar levantamientos de los vascones. Pero sin duda, lo que marca el reinado de Gundemaro es la consecución de la primacía de la sede apostólica de Toledo sobre la de Cartagena, donde pertenecía anteriormente. El motivo del cambio es que Cartagena estaba en poder de Bizancio.

Con Gundemaro los nobles “romanos” (culturalmente hablando) ya no estarán excluidos del trono, si bien debían tener sangre goda. Tomó Cartagena y acabó expulsando a los bizantinos.

A Gundemaro, que murió por causas naturales, sucedió Sisebuto, conocido como “rey letrado” (había sido educado como romano) y como “padre de los pobres”. Emprendió una victoriosa campaña contra los rebeldes vascones y astures. Redujo la zona ocupada por los bizantinos al Algarve y desencadenó una brutal persecución contra los judíos (616) inducido por Heraclio, emperador de Bizancio, que habiendo sido vencido su general Cesáreo por las tropas de Sisebuto, no accedía a firmar la paz si éste, Sisebuto, no expulsaba a los judíos80 , hecho que le valió la censura de san Isidoro y de toda la Iglesia, que se significó reiteradamente contra las persecuciones injustas.81 Se produjo una diáspora y una conversión masiva al cristianismo que más perjudicó a todos que benefició a nadie. No obstante, Sisebuto pasó a la historia como hombre sensible que liberaba prisioneros a costa de su propio tesoro, y documentos escritos han quedado, visigodos, francos y bizantinos en los que se refleja esa realidad.82

Los judíos que optaron por el exilio se encontraron con que el rey franco Dagoberto también les imponía el bautismo o el exilio. Actitud ambivalente la de Sisebuto, difícil de comprender. Sólo San Isidoro clamaba contra la injusticia.

En 621 subió al trono su hijo Recaredo II, que a los dos meses de ser coronado fue asesinado y sustituido por Suintila (hijo de Recaredo I), que realizó una campaña contra los vascones en la que intervino personalmente. Fueron sometidos y obligados a construir la fortaleza de Olite para frenar sus incursiones por el valle del Ebro. También expulsó definitivamente el poder de Bizancio, y este hecho completa la total conformación de España, que según San Isidoro “fue el primero que obtuvo el poder monárquico sobre toda la España peninsular”. Persiguió a los nobles y a la iglesia. 

Suintila poseía cualidades de sabio, pero es lo cierto que el hombre a quien antes San Isidoro había llamado el padre de los pobres, aparece en las historias como avaro, sensual, inicuo y tirano, y como tal aborrecido del clero, de la nobleza y del pueblo.83 Acabó siendo asesinado junto a su hijo, el año 631 como reacción popular a su voluntad de imponer en puestos de responsabilidad a sus familiares, lo que contravenía las leyes y las tradiciones.

El nuevo rey, Sisenando, alma de la conspiración, convocó de inmediato el IV Concilio de Toledo, con la intención de que fuese reconocido como rey y de que se condenase a Suintila y su hijo, con lo que da a los concilios un carácter político añadido; digamos que serían algo parecido a las cortes, donde los hispano romanos accedían a puestos y decisiones que antes les eran vetados. En él San Isidoro de Sevilla mostró sus cualidades. Se determinó que no se podía asesinar al rey, y éste sería elegido por la nobleza y por la iglesia.84 También se señaló las reglas y principios con que habían de gobernar el Estado, imponiendo a los reyes la obligación de ser moderados y suaves con sus súbditos, y fulminando excomunión contra los que ejercieran potestad tiránica en los pueblos. Así mismo se marcaba que el rey no podía por sí solo dar sentencia en las causas criminales sino con los jueces públicos Mandaron igualmente que a la muerte del rey se juntaran los prelados y los grandes del reino para elegir pacíficamente el sucesor.85 San Isidoro propició que el concilio derogase el decreto dado por Sisebuto contra los judíos86, e impuso orden en la iglesia.

San Leandro y San Isidoro eran hermanos y en ellos confluía la herencia visigoda de su madre y la hispano romana de su padre. San Leandro, que en Constantinopla se hizo amigo del que posteriormente sería San Gregorio Magno, tuvo parte en la conversión de San Hermenegildo. También tuvo que ver en la demanda de ayuda que San Hermenegildo hizo a Constantinopla. Este hecho estuvo a punto de costarle la cabeza, pero Leovigildo se limitó a desterrarlo de Sevilla, si bien al final le levantó la sanción y le encargó la atención de su hijo Recaredo. San Leandro murió en 596, y le sucedió en la sede apostólica su hermano San Isidoro, que volcó toda su sabiduría en conformar la unión hispano romana – visigoda dentro del concepto de romanidad. Moría en 634.

San Isidoro desarrolló la conformación cultural de España, desarrollando escuelas en los principales núcleos de población. Gran estudioso, dotó de reglas a los monasterios y abordó su obra magna: Las etimologías, recogiendo todos los conocimientos humanos. Su obra fue esencial en la Edad Media, habiendo implantado en España un nivel cultural que contrastaba con la barbarie europea.

El IV Concilio de Toledo impone una sentencia digna de ser hoy recordada: “En cuanto a los reyes de las edades futuras, promulgamos en toda verdad esta sentencia: Si alguno de ellos, con menosprecio de las leyes, con orgulloso despotismo, cegado por el fausto real, hace pesar sobre los pueblos una dominación cruel, para saciar su ambición, su avaricia o sus apetitos, sea anatemizado en nombre de Jesucristo, sea separado de Dios por su santo juicio”.87

En la práctica, el concilio era una asamblea legislativa en la que el ejecutivo no tenía más voz que la presentación del Concilio, a cuyas resoluciones debía someterse.

En 636 subió al trono Chintila, en cuyo reinado, que duró tres años, se convocaron dos nuevos concilios en Toledo que siguieron conformando la estructura de la monarquía. En  ellos se regulaba por primera vez la sucesión al trono, cuyo titular debía ser de la alta nobleza visigoda, y se marcaban nuevas normas contra los hebreos.

A su muerte, en 640, le sucedió su hijo Tulga, de carácter muy débil, del que dado su carácter y de su inexperiencia, los funcionarios de las provincias abusaban para oprimir los pueblos88. Fue depuesto a los tres años de haber sido nombrado rey, obligándolo a tonsurarse89, con lo que, de conformidad con los concilios V y VI, quedaba inhabilitado para corona, que fue asumida por Chindasvinto, que contaba ochenta años, el año 64290,  y que acabó ejecutando a 700 nobles que previamente le habían apoyado en la conjura que costó el cargo a Chintila, amén de los allegados de Tulga. La  eliminación física y la sustitución de estos nobles por desterrados de Constantinopla (como Ardabasto) produjo un importante exilio que abonaba, en el norte de África, el ánimo de los futuros invasores, al tiempo que quedaba debilitado el sentimiento de unicidad del reino, lo que llevaría a efecto levantamientos secesionistas en tiempos de Wamba. 

Hizo lo que ningún otro rey había hecho: ordenar obispos a su gusto, con lo que ocasionó no pequeños conflictos. Convocó el VII Concilio de Toledo en 646, en el que presionó a los concurrentes para que dictasen leyes conforme al parecer del rey, y que le permitían perseguir a sus enemigos.

Desarrolló el cuerpo legal de la monarquía, enmendando leyes antiguas (el código de Eurico) en concreto el relativo al castigo de la traición y la sedición91, pero también otras como las “arras y dote”. 

En cuanto a la sodomía, Chindasvinto estableció una ley que condenaba al reo del delito de sodomía a la pena de castración; ley que se recrudeció en tiempos de Egica.

Murió (se dijo que envenenado) en 652, pero en 649 asoció al reino a su hijo Recesvinto, que tenía educación romana y que aportó un nuevo cuerpo de leyes. Recopiló leyes antiguas en el “Liber Iudiciorum”, que seguiría vigente tres siglos después como “Fuero Juzgo”, y realizó la definitiva fusión jurídica del pueblo godo e hispano-romano, que no obstante la buena voluntad de la monarquía no fue debidamente adoptada por los destinatarios, que seguían viendo en la aristocracia visigoda cierta tiranía que no podía ser asumida por el pueblo hispano romano que se consideraba superior intelectual y culturalmente a quienes ejercían el poder real.

A pesar de los defectos de estilo y de forma naturales y casi indispensables en la época de su redacción, apenas se hallará ya quien dude haber sido el Fuero Juzgo el código legislativo más ordenado, más completo, más moral y más filosófico de cuantos en aquella edad se formaron, y muy superior a todos los códigos llamados bárbaros, como era superior la sociedad hispano-goda a todas las que nacieron de los pueblos septentrionales.92 Un hecho importante es la inexistencia de dependencia señorial, como existió en el feudalismo europeo. En España los siervos podían cambiar de señor, siempre que devolvieran al patrono lo que de él hubieran recibido, y al siervo no se le podía matar ni mutilar, y se respetaban los derechos que habían sido aceptados93. Determinaba la igualdad ante la ley; la intromisión de algún poderoso era causa para que el fallo favoreciese a la parte contraria; la protección de la familia, de la agricultura, el derecho de propiedad estaban fuertemente asentados en el Fuero Juzgo… No obstante, quedó evidenciado que algo fallaba cuando para deponer a un rey tirano era necesario asesinarlo.

Lo cierto es que Chindasvinto reordenó el estado en base a la distribución territorial romana, alcanzando unos niveles, si no similares a los de Roma, sí mucho más desarrollados que lo que hasta entonces habían sido en el reino visigodo. 

Es el caso que convocó el VIII Concilio de Toledo en 653, en el cual amnistiaba a todos los perseguidos por su padre, pero no les devolvía lo que les había quitado, que quedaba bajo el poder real. También se convino que el rey sería elegido por la nobleza y la iglesia en el mismo sitio donde muriese el rey anterior94.

En este concilio, al que por primera vez asistieron miembros de la nobleza95, se abrió del siguiente modo: Recesvinto rey, a los reverendísimos padres residentes en este santo sínodo... Os encargo que juzguéis todas las quejas que se os presenten, con el rigor de la justicia, pero templado con la misericordia. En las leyes os doy mi consentimiento para que las ordenéis, corrigiendo las malas, omitiendo las superfluas y declarando los cánones oscuros ó dudosos... Y a vosotros, varones ilustres, jefes del oficio palatino, distinguidos por vuestra nobleza, rectores de los pueblos por vuestra experiencia y equidad, mis fieles compañeros en el gobierno, por cuyas manos se administra la justicia... os encargo por la fe que he protestado a la venerable congregación de estos santos padres, que no os separéis de lo que ellos determinen, sabiendo que si cumplís estos mis deseos saludables agradaréis a Dios, y aprobando yo vuestros decretos cumpliré también la voluntad divina. Y hablando ahora con todos en común, tanto con los ministros del altar, como con los asistentes elegidos del aula regia, os prometo que cuanto determinéis y ejecutéis con mi consentimiento lo ratificaré con el favor de Dios, y lo sostendré con toda mi soberana voluntad.96

Queda de manifiesto lo señalado al hablar del III Concilio en lo relativo a la importancia de la Iglesia en la conformación del estado, y en el entendimiento de los concilios como prácticamente unas cortes generales, aunque dado el reducido número de nobles y su menor cultura con relación al de eclesiásticos haga defender justamente lo contrario a algún historiador97, basándose en que lo principal que se trataba eran asuntos religiosos; como también queda manifiesto el desorden existente dentro de la iglesia, cuando el concilio señala que los obispos depongan a los sacerdotes y demás ministros que vivían torpemente con mujeres extrañas, y que a éstas se las encierre en monasterios, y que sean tratados como apóstatas los clérigos que con pretexto de haberse ordenado por temor volvían a casarse y a la vida seglar.98 Pero hay más en cuanto al desorden en la Iglesia... El XI Concilio de Toledo estableció las penas que deberían sufrir los obispos que sedujesen a las viudas, hijas o sobrinas de los grandes nobles; el hecho de que en un Concilio de Toledo se tuviese que tratar del asunto indica que eso, quizá, ocurrió más de una vez; si bien en esa ocasión no se trató del caso de la seducción, por parte de un miembro del clero, de alguna mujer que no fuese noble.99

También Recesvinto reforzó la unidad del pueblo godo e hispano romano: “Establecemos por esta ley, que a de valer por siempre, que la mujer romana puede casar con omne godo, é la mugier goda puede casar con omne romano... E que el omne libre puede casar con la mugier libre cual que quier que sea convenible por conseio, é por otorgamiento de sus parientes”100. Y dictó que dejase de existir dos derechos (romano y godo), para que todos se rigiesen por las mismas normas.

El desarrollo de las ciencias y las artes conoció especial resplandor en esta época, y de ésta época son nombres universales cono San Leandro, San Isidoro, San Braulio, que  
fue sin duda el mejor conocedor y el que más apreció la cultura clásica como tal101,
San Eugenio, San Ildefonso, San Julián, Félix de Toledo, Braulio y Tajón de Zaragoza, Mausona de Mérida, Toribio y Dictino de Astorga, Isidoro de Beja, Orosio, Idacio, Juan de Viciara y otros muchos… No obstante, la medicina estaba desprotegida

El estado estaba cohesionado y el pueblo, en su base, unificado. A partir de este momento, y gracias al influjo de los pensadores señalados, y más especialmente por San Isidoro y por San Julián, acaba siendo definitivamente sustituido el término “regnum gothorum” por “Spania” y “gothi” por “hispani”.102

Debió sofocar un grave levantamiento de los vascones que fue encabezado por un noble levantisco, Froya, que fue detenido en su asalto a Zaragoza. No obstante, obtuvieron ventajas de tipo fiscal, que se vieron aprobadas en el octavo concilio de Toledo, donde vuelve a quedar manifiesta la poca virtud del clero, que nuevamente es anatemizada. También se marcó que el rey sólo podía dejar en herencia aquello que poseía antes de acceder al trono.103

A Recesvinto lo sucedió Wamba el año 672, y lo hizo en algo que ya era conocido como patria española, y lo hizo forzado, contra su propia voluntad, que se vio superada por las imprecaciones de los electores, que le amenazaron de muerte si no accedía104, y a quienes respondió: “sobre vosotros pese el resultado, si no acierto a cumplir por más que quiera”105. Fue elegido sin ceñirse a lo estipulado en el VIII Concilio de Toledo y sufrió un nuevo levantamiento de los vascones (algo tradicional con cada nombramiento de rey), y un levantamiento de Ilderico en la Narbonense, donde se proclamó rey independiente de la España del Nordeste106 con la ayuda del general Paulo (nótese que un general no lleva nombre godo), que lo iba a combatir. Entre tanto Wamba, que es llamado “rey del Medio Día” por Paulo en alusión a una pretendida división del reino107, estaba combatiendo a los vascones, en su enésima revuelta. 

Wamba marchó con un ejército de 70.000 hombres, que dividió en tres; una tomó el camino de la Cerdaña, en concreto a Llivia; la segunda se dirigió a Vic y la tercera a Barcelona, que fue la primera en caer en su poder. Luego, ya en el Pirineo, tomó Colliure y por Belitres, en la calzada romana, entró en la Narbonense. En el anfiteatro romano de Nimes se rindió Paulo a los pies del rey de los godos.108

La actitud de Wamba fue ejemplar; venció a los vascones en quince días y a continuación se dirigió a Narbona; sofocó la sublevación y en el juicio subsiguiente fueron condenados a muerte 28 cabecillas, entre ellos el obispo Magalona. Acto seguido Wamba les conmutó la pena por la de tonsura y cárcel.109 Conmutación que sería validada en el siguiente concilio de Toledo

Los concilios de Toledo tenían gran influencia de la nobleza y sobre todo del rey, habiendo derivado en actos que, en ocasiones, poco interesaban a la Iglesia y sí a algunos eclesiásticos, como el hecho de ubicar dos obispados en una misma ciudad, o poner obispos en lugares pequeños.110 Los concilios, con Wamba, no se ocuparon de asuntos civiles, y sí de poner orden en un clero que estaba preñado de actuaciones absolutamente impropias, cuando no contrarias, a su función y estado. vemos en el primer canon del de Toledo prescribirse á los obispos que guarden en él la debida modestia, así en sus acciones como en sus palabras, que se produzcan con moderación, sin usar chanzas ni injurias, y que no haya ni confusión ni tumulto. Vemos en el primer canon del de Toledo prescribirse á los obispos que guarden en él la debida modestia, así en sus acciones como en sus palabras, que se produzcan con moderación, sin usar chanzas ni injurias, y que no haya ni confusión ni tumulto, y en el de Braga, que en el sacrificio de la misa no se use de leche ni de racimos de uvas, sino sólo de pan y vino.111

Puso disciplina en el ejército y dictó leyes por las que se imponía el servicio militar, que había entrado en desuso entre la población. Impidió la invasión musulmana, que ya estaba desarrollada en el norte de África y lanzaron un amago de invasión con 260 buques el año 675 según unos historiadores, y dos años más tarde según otros112,  que parece fue propiciada por Ervigio113 y que fue abortada gracias a la pericia de este gran rey que fue Wamba. Dictó leyes que obligaban militarmente a los nobles y a los eclesiásticos en el IX Concilio de Toledo, a consecuencia de lo cual sufrió un envenenamiento provocado por Ervigio que no lo mató, pero que le permitió tonsurarle. Acto seguido Wamba se retiró a un monasterio. Esto sucedía el año 680, cuando este acto significó un auténtico golpe de estado y la caída del reino visigodo en un gran desconcierto, signo absolutamente contrario al que reinó bajo los grandes reyes Recaredo, Recesvinto y Wamba. 

Le sustituyó Ervigio, descendiente de Chindasvinto y autor de la conjura junto al obispo de Toledo, Julián, y sospechoso de haber posibilitado el intento de invasión musulmana. En el concilio que convocó (el XII de Toledo) se dedicó a devolver los privilegios que Wamba había recortado a los nobles, en concreto las obligaciones militares impuestas a los nobles. Este concilio, dirigido por el obispo Julián, judío de raza114, se fortaleció la ley antijudía, no sin antes conceder inusitados privilegios a los judíos realmente convertidos, a quienes da título nobiliario y los exime de capitación.

En el XIII, del año 683, amnistió a Paulo y los cómplices de la sublevación de la Narbonense contra Wamba. Y también en este concilio se marcó el miedo del rey a posibles represalias por su actuación, ya que se señalaba de forma muy especial en la redacción del mismo la voluntad de proteger a su familia, en concreto a su mujer, de la que para el caso se cita el nombre, y la protección de sus hijos,   
quedando señalado “que nadie podría abiertamente o en secreto intentar matarlos, enviarlos al exilio, tonsurarlos o privarlos de sus propiedades. Las reinas, sus hijas y sus nueras no podrían ser obligadas a entrar en la vida monástica tras la muerte del rey. Todas estas actuaciones o intenciones quedaron prohibidas por los obispos so pena de anatema eterno y condena imparcial en la otra vida”115, así como que “ninguno…por estratagema urdida por el rey o por instigación de otra potestad…sea privado del honor…” En este Concilio se asimiló a los sacerdotes con los gardingos y con los primates de palacio. Marcaba, en fin, seguridades para el rey y para su familia116

En 687 le sucedió en vida su yerno Egica, sobrino de Wamba, que procuró restablecer el derecho de Recesvinto y convocó el XV Concilio de Toledo el 11 de Mayo de 688, el cual puede decirse que no tuvo más objeto que resolver una grave duda y escrúpulo que traía al rey desasosegado. Era el caso que al desposarse con Cixilona, la hija de Ervigio, había hecho juramento de amparar en todo a la familia de su suegro, y cuando recibió la corona había jurado hacer justicia por igual a todos sus súbditos. El Concilio respondió «que el primer juramento, el de proteger a la familia de su predecesor, no obligaba sino en cuanto no fuese contrario a la justicia que debía a todos sus súbditos.» 117, por lo que en el canon IX justificaron también que el nuevo monarca repudiara a la hija de su predecesor, con la cual se había unido en matrimonio como parte de las medidas adoptadas para asegurar su propia sucesión. La reina Liuvigoto, tras ser repudiada, fue sometida a reclusión en un monasterio junto con sus hijas y a su familia se la privó de las posesiones que había «adquirido injustamente.118

Otro asunto relevante que trató el XVI Concilio del año 693 fue el de la sodomía; el castigo que se imponía a todo clérigo o laico sodomita era ser azotado, decalvado, castrado y desterrado.119 También se anatematizaba el suicidio. Todo, clara muestra de la depravación en que estaba sumido el reino.

Egica convocó el 17º y último concilio de Toledo;  agudizó la persecución a los judíos, que fueron diseminados y condenados a servidumbre por múltiples motivos, entre ellos el de conspiración con los árabes del norte de África en una conjura que tuvo efecto entre los años 692 y 694, así como con la conspiración que en esos mismos años se llevó afecto para facilitar otra invasión por parte de Constantinopla. Se dictaba que los hijos de judío fuesen arrancados del seno de su familia a los siete años de edad, y que fuesen educados por familias cristianas.120

Pero por si fuera poco, existía una profunda separación de clases, ya que la nobleza visigótica, que se había apropiado de las dos terceras partes del suelo (historiadores recientes abogan porque esto no se produjo, ya que hubiese ocasionado una revuelta social, y abogan porque lo que recayó en los godos fueron las dos terceras partes de las rentas que correspondían al imperio)121, disfrutaba de enormes prebendas y emulaba a la corte constantinopolitana en lo referente al lujo y a la laxitud de costumbres mientras la población llana vivía condenada a la pobreza. Y lo que era más grave, una parte nada desdeñable del clero, que tantos beneficios había prestado a la sociedad, especialmente desde el III Concilio de Toledo, también estaba inmersa en esa corrupción general122. 

En medio de esta desolación social y espiritual, el metropolitano de Toledo, Siseberto, fue cabecilla de una brutal conspiración destinada a matar a toda la familia real. Sisiberto fue excomulgado, confiscados sus bienes y exiliado en el concilio del siguiente año, el XVI, cuando además se promulgó que en todas las iglesias se rogase por el rey. Entre los compañeros de conspiración, si es que lo eran, estaba la viuda de Ervigio, y es razonable suponer que las otras dos mujeres y los otros dos hombres que se mencionan estuvieran emparentados de alguna forma con ella y con el rey anterior. Todo esto pudo ser simplemente la eliminación definitiva del la familia del predecesor de Egica.123

Es este hecho, tan sólo, una muestra del grado de disolución social que estaba padeciendo España; las costumbres sociales, corrompidas, el clero, disoluto y atento a cuestiones ajenas a la religión, las gentes, desmoralizadas e inmersas en penurias y en la peste bubónica que se había generalizado en la narbonense y se había extendido por el reino durante la última década del siglo VII; las conspiraciones, a flor de piel, y la atención, alejada de la amenaza sarracena que ya ocupaba casi todo el África occidental, ponía en jaque las plazas fuertes españolas en el norte de África y había hecho incursiones tanto en la península como en las Baleares.

Pero hay más. Egica pudo haberse visto enfrentado a una amenaza mucho más grave durante aquel mismo período. Una única moneda que está relacionada en cuanto a su estilo con las del reinado de Egica indica que un rey llamado Sunifredo tomó el poder en Toledo en algún momento durante aquellos años y estuvo gobernando el tiempo suficiente para que la casa de la moneda comenzara a emitir en su nombre. Este nombre es también el de un comes sanciarum et dux que firmó las actas del XIII Concilio de Toledo en 683. Pudiera ser que las traiciones de Sisberto y Sunifredo fuesen una misma cosa.124

Egica asoció al trono a su hijo Witiza, que sería rey en solitario del año 702 al 709. 

En estas fechas, según la crónica de Juan de Víclaro, una flota de Constantinopla intentó reconquistar posiciones en España; no lo consiguió, pero sí importó la peste, que rápìdamente se extendió por España, y con especial virulencia en Toledo, de donde partió la corte el año 701.125

Witiza organizó al estilo de los invasores que estaban en puertas un harén, dando libertad para que todos hiciesen lo propio y promulgando que el clero también lo hiciese, así como negando obediencia al sumo Pontífice.  Convocó el XVIII Concilio, que nada tiene que ver con la doctrina y si contra la doctrina, ya que se dictaron leyes a favor de la poligamia y el concubinato y del matrimonio de los clérigos.126 Pero de este concilio no se conservan las actas

Por otra parte, Witiza, previendo conspiraciones, persiguió a los descendientes de Chindasvinto, que estaban al servicio de la corona, matando con su propia mano a Favila, padre de D. Pelayo, que huyó a sus estados, en Vizcaya, y de los que Witiza sospechaba alguna conjura127.

No conforme con eso, Witiza hizo derribar las murallas de defensa de casi todas las  ciudades excepto las de Toledo, León y Astorga,128 y desmembró el ejército, hizo arzobispo de Toledo a su hermano Oppas y amenazó al Papa con invadir Roma porque éste le amenazó con la excomunión.

El pueblo se rebeló ante un nuevo asesinato, el de Teodofredo, tío de Pelayo y padre de Rodrigo, llegando a proclamar rey a éste, quién combatió y venció a Witiza, que había designado sucesor a su hijo Agila II, que llegó a emitir moneda.

Existen historiadores actuales que señalan la posibilidad de que se produjese una guerra civil que enfrentó a los partidarios de Rodrigo con los partidarios de Witiza.
No obstante, la crónica de Alfonso III dice que Witiza nació del matrimonio de Egica con Cixilo, hija de Ervigio. Dado que este matrimonio se planeó como parte de los acuerdos para que Egica sucediera a Ervigio, y si Witiza fue el fruto de esta unión, no pudo nacer mucho antes de 688. Si esto es así, entonces sólo tenía alrededor de veinticinco años en el momento de su muerte o cuando fue depuesto, por lo que no podía tener hijos con edad suficiente para traicionar a alguien o algo; como mucho, el mayor de ellos tendría todavía menos de diez años en 711 o 712. 129

Rodrigo mandó sacar los ojos a Witiza y lo encarceló, según los datos allegados de esas fuentes. No hay datos de dónde y cómo murió Witiza.

No obstante, faltan documentos que revaliden exactamente todas esas actuaciones grotescas de Witiza, aspectos que son señalados por historiadores españoles del siglo XVIII como Juan Fco. Masdeu o Gregorio Mayans, y basándose en eso, no sería de extrañar que hoy sea reivindicado el buen nombre de este esperpento histórico. Podemos inferir que las maldades de Witiza han sido magnificadas, pero existen crónicas cercanas a Witiza en el tiempo que, como la Moissiacense, si no confirman todos los datos que nos invitan a despreciar a Witiza, sí confirman algunos y dejan entrever la veracidad de otros.130

La mayoría de los nobles apoyaba a Rodrigo, que llamó a su lado a Pelayo y persiguió a los hijos de Witiza, que pasaron a la África controlada por los godos, donde, en connivencia con Oppas, los judíos dolidos de las persecuciones y el clero acomodaticio entre el que se contaba el desterrado Siseberto, que tenían pervertida moralmente a la sociedad, comenzaron a urdir añagazas contra Rodrigo, que, como criado que había sido en una sociedad perversa, no andaba muy lejos de la misma perversión. El vicio se enseñoreaba de toda España.

El año 704 el poder árabe estaba consolidado en el norte de África, y a su cabeza Al Walid, califa de Damasco, puso a Musa Ibn Nusair, que acabaría controlando todo el Magreb, y pactando ayuda para los witizianos en la guerra civil que mantenían con los partidarios de Rodrigo.

El año 708 murió Witiza según la crónica Moissiacense (Sanchez Albornoz asevera que murió en 710), pero no se sabe ni cómo ni dónde murió, dado que hay un gran vacío de noticia histórica del momento. Lo que sí parece evidente es que España estaba enfrentada en dos bandos irreconciliables: los partidarios de Witiza y los partidarios de Rodrigo, ninguno de los cuales, a lo que parece, conservaba algo digno de ser conservado, en una sociedad viciada.

Habíanse en efecto depravado y corrompido en los últimos reinados las costumbres del pueblo hispano-godo, así por parte de los eclesiásticos como de los legos, hasta el punto que con harta evidencia lo demuestran los cánones de los concilios.131

En medio de ese vicio se había criado Rodrigo, que fue proclamado rey a mediados del año 710, y no tardó en desterrar a los hijos de Witiza, Olemundo, Aquila y Ardabasto, y en medio de ese vicio estaba la hija del gobernador de Ceuta que ha pasado a la historia como conde Julián, y que estaba en la corte de Rodrigo, que la forzó, según cuenta la leyenda.

Sigue contando la leyenda que, como consecuencia de este acto, Julián pactó con los árabes la invasión de España. Los árabes dan a Florinda, que era su nombre, el sobrenombre de “La Cava” (la mujer).132

Lo que sí parece manifiesto son las añagazas, tanto de los deudos de Witiza como de los judíos, que habían sufrido persecuciones sin cuento por parte de la monarquía visigoda, y eso lo muestra el hecho que, tras la conquista, unos y otros ocuparon puestos de relevancia en muchos órdenes.

Unos y otros animaron la invasión, a la que ya venían decididos los musulmanes, como lo habían demostrado años atrás, y en vistas a la invasión que sería definitiva, desembarcó Tárif el año 710 con quinientos soldados que volvieron con un importante botín. Convencido con esto Muza de la exactitud de las noticias de Julián, y considerando el éxito de esta primera tentativa como un buen agüero y presagio de la prosperidad de sus armas, preparó otra segunda y más respetable expedición para la primavera siguiente.133

Los “hijos de Witiza”, en concreto Aquila, se sublevaron en la provincia Narbonense con la idea de desviar las fuerzas militares de Rodrigo lejos del estrecho, y en el curso de este enfrentamiento, que compartía protagonismo con nuevo levantamiento de los vascones, sucedió la asonada árabe al mando de Tárik, que había sido atraído por los partidarios de Witiza para ayudarles en su lucha contra Rodrigo, con la idea de que ocupasen Toledo mientras ellos mantenían a las fuerzas leales a Rodrigo en el norte.
El conde Teodomiro tuvo varias escaramuzas y comunicó a Rodrigo la situación, lo que ocasionó que éste abandonase la campaña para acudir a enfrentarse en Guadalete con los invasores árabes a primeros de Julio del 711.
Y en puridad, aquí acaba la historia del reino visigodo. No se trata, por mi parte, de aportar ninguna novedad; nada he relatado que sea producto de mi investigación. Es, tan sólo, un repaso de la historia; un intento similar a los intentos que, por parte de personas honestas, y a caballo entre los siglos VI y VII, intentaron evitar lo que se les venía encima con la realidad que vivían bajo la tiranía de Ervigio-Egica-Witiza.
Lo que resulta altamente extraño es que mientras Roma tardó dos siglos en conquistar España, los árabes lo hicieron fulminantemente. ¿Once años? ¿Ponemos como final el alzamiento en Asturias? No. Mucho menos. Y esa realidad ocasiona una pregunta que tras trece siglos sigue sin respuesta. Claudio Sánchez Albornoz señala que el arraigo en la tierra de los godos produjo sin duda un descenso de su entusiasmo bélico134, pero no parece que eso tenga el suficiente peso para justificar el terrorífico derrumbe de España, máxime cuando como el mismo autor señala, esas circunstancias las sufrieron también los francos.
Por mi parte, y sobre los godos, un juicio que tomo prestado: Nosotros, sin constituimos en apologistas de los godos ni de su sistema de gobierno, cuyos defectos hemos apuntado, añadiremos, por último, que si hemos de juzgar de la civilización de un pueblo, no por el ostentoso aparato de los triunfos militares comprados á precio de sangre humana; no por el brillo exterior de pomposos espectáculos, que fascinan y corrompen á un tiempo; sino por su mayor moralidad, por el menor número de inútiles matanzas de hombres, por el mayor respeto á la humanidad, á la propiedad, á la libertad individual de sus semejantes, por la mayor suavidad de sus leyes y de sus castigos, por su mayor justicia y su mayor consideración á la dignidad del hombre, España debió grandes beneficios á un pueblo que modificó y alivió la dureza de la esclavitud, que abolió la bárbara costumbre de entregar los hombres á ser devorados por las fieras del circo, que hizo menos mortíferas las guerras, que economizó la pena de muerte, que consignó en sus leyes la libertad personal, y que le dio, en fin, una nacionalidad y un trono que no tenía. Bajo este concepto la civilización goda aventajó en mucho á la romana, como guiada por el principio civilizador y humanitario del cristianismo. Así, al través de sus defectos de constitución, de las leyes bárbaras conservadas en su código, de los regicidios que mancharon el principio y el fin de su dominación, y de otros males de que no pretendemos eximir aquel período de tres siglos, incomparablemente menos terrible para España que lo fue para los pueblos de Europa, la sociedad siguió su marcha progresiva, aunque lenta, hacia su mejoramiento social. Ahora retrocederá otra vez, para encontrarse más avanzada al cabo de centenares de años, que tal es y tan pausado y por tantas contrariedades interrumpido el desarrollo de la vida de la humanidad. 135









































Capítulo segundo
LA INVASIÓN MUSULMANA 
Cesáreo Jarabo

Desde la invasión en 711 hasta el 722 con la batalla de Covadonga

La situación que venía enquistada enfrentando a la nobleza visigoda en los dos clanes Wamba-Egica y Chindasvinto-Recesvinto tenía visiblemente debilitada la estructura nacional española; aspecto que no pasó desapercibido a los invasores musulmanes, quienes tiempo atrás venían haciendo incursiones informativas cargadas de regalos para comprar los intereses del clan que acabaría posibilitándoles la invasión, y todo sin olvidar la inestimable colaboración de los judíos, que si habían sufrido un endurecimiento de las leyes con Egica, con Witiza tuvieron libertad de movimiento. Resulta curioso, no obstante, que acabaron poniéndose del lado del sector que más había atacado sus intereses y quienes los habían sometido a servidumbre, salvedad hecha de Witiza, que los protegía. Esta colaboración fue de vital importancia, ya que estaban asentados en las principales ciudades del reino (Narbona, Tarragona, Sagunto, Elche, Lucena, Elvira, Córdoba, Mérida, Zaragoza, Sevilla y en la capital, Toledo.)

La confianza que de ellos hicieron los sarracenos al tiempo de la conquista prueba que obraban ya de concierto los sectarios de Mahoma y los secuaces de la ley de Moisés.136 En manos de los judíos dejaron Toledo; en manos de los judíos dejaron Tarragona, y los hebreos volvieron a desarrollar su actividad en el tráfico de esclavos.

Otro asunto se aliaba contra España: El hambre había hecho presa en  los últimos tres años y se había llevado a la mitad o más de la población.137 Y hay que añadir que la sociedad española estaba profundamente sumida en una desmoralización que multiplicaba el número de suicidios; las plagas de langosta eran reincidentes y se prolongaban durante lustros. Todo ello, sin duda, debió pesar a la hora de enfrentarse (o como es el caso, de no enfrentarse, al invasor).

Muza, que estaba al servicio del califa Aludid y había ocupado la práctica totalidad del territorio del norte de África, incluida Tánger y las plazas fuertes de los visigodos, con quienes habían pactado que éstos siguiesen al mando, y siguiendo las indicaciones de Julián, señor de Ceuta y de otra ciudad de España que cae sobre el estrecho y se llama Al-Hadrá [La Verde]138, y de los hijos y hermanos de Witiza, mandó a Tárif con una fuerza de 500 hombres, que desembarcó en la antigua Tartesio, robando todo lo que tuvo a mano.

El historiador árabe coincide en reafirmar la traición de Julián por los mismos hechos relatados en el romancero, y que se circunscribe a la violación de su hija por parte de Rodrigo. El historiador árabe asegura que fue directamente Julián quién condujo los barcos invasores hasta Gibraltar, engañando las escasas vigías existentes en España, que confiaron dado que, a lo que se ve, Julián acostumbraba a navegar sus barcos entre Ceuta y Gibraltar con objetivos diversos, presumiblemente comerciales o de pesca.

Cuenta el historiador árabe que los invasores tomaron una isla pequeña donde había pocos pobladores, a los que  hicieron prisioneros, y después mataron a uno de ellos, le despedazaron y le cocieron en presencia de los demás [cristianos].139

En la primavera de 711 una expedición formada por unos 9.000 hombres y mandada por Táriq Ibn Ziyad, gobernador de Tánger, entró en la península sin el conocimiento de Muza ibn Nusair, el gobernador árabe en Ifriqiyya, Túnez, que conquistó las islas de Mallorca, Menorca e Ibiza140. Esta expedición surcaría el estrecho el 27 de abril de 711 a instancias de los hijos de Witiza al objeto de ayudarles en la lucha que mantenían con Rodrigo para conseguir el trono para Aquila; conquistaría Algeciras (isla verde) y se atrincheraría en el monte Calpe (hoy Gibraltar), donde Tariq aumentó el número de hombres y desde donde se enfrentó al conde Teodomiro, que con una fuerza de algo más de 1000 soldados, fue derrotado. 

Estas noticias fueron cursadas a Rodrigo, que se encontraba reprimiendo el enésimo levantamiento de los cántabros. Abandonando su misión por la más importante del sur, sería derrotado el 19 de julio de 711141, en la batalla de Guadalete, llamada así porque tradicionalmente se localizó junto al río Guadalete, aunque no parece que fuese ese el lugar. 

La lucha fue encarnizada y desigual. Los invasores eran fanatizadas gentes de armas que esperaban encontrar en el martirio una morada aparte, con setenta y dos mujeres y ochenta mil servidores, para los que la cimitarra y su muerte en batalla era la llave del paraíso y una noche de centinela era más provechosa que la oración de dos meses, mientras los españoles, que superaban en cuatro a uno a los invasores, pero que estaban desarmados por las argucias de Witiza, acudieron armados de instrumentos agrícolas, y acudían desarmados ideológicamente, perdida la moral, ayunos de fe y sin el ardor guerrero de los visigodos y de los romanos. No obstante, al tercer día, los sarracenos estaban casi vencidos y emprendían la huída, pero Tárik, que según algún historiador árabe no había comunicado su acción a Muza Ibn Nusair142, había destruido los barcos. La lucha duró tres días más, según el historiador que lo relate, que los amplia hasta ocho o los reduce a tres, habiendo recibidos los invasores el refuerzo de cinco mil nuevos soldados143. Dice el cantar popular: Las huestes de D. Rodrigo desmayan y huían cuando en la octava batalla el enemigo vencía…

Antes de iniciarse la batalla había dudas respecto a la postura que iban a tomar los hijos de Witiza, y así lo relatan ellos mismos. Rodrigo les había pedido ayuda y ellos se la dieron, pero inmediatamente fuéronse al encuentro de Táric, y cuando ya estaban ambos ejércitos a punto de combatir, pusiéronse de acuerdo Alamundo y sus hermanos para hacer traición a Rodrigo. Al efecto, aquella misma noche mandaron emisarios a Táric para hacerle saber que Rodrigo no era más que uno de los vasallos más viles que su padre había tenido y pedirle seguro a fin de poder a la mañana siguiente trasladarse a su campo, y que les confirmara y asegurara la posesión de las heredades o cortijos que su padre tenía en España.144

Una vez avanzada la batalla, cuando tras tropas españolas vencían a los invasores sucedió algo inesperado: los hijos de Witiza, que comandaban los flancos del ejército español, se separaron del ejército visigodo pasando a engrosar el sarraceno y dejando a Rodrigo en inferioridad numérica y técnica contra los musulmanes. E quando en lo mas fuerte de la pelea estaban e non se conocia por quien quedaba lo mejor ni quien era vencido e los christianos andaban fuertes, metiose en la batalla el conde Iulian e don Opas el Obispo con los que ellos trahian en fabor de los moros. E quando los christianos esto vieron desmayaron mucho e los moros obieron mas esfuerzo, e tanto ficieron con su ayuda, que vencieron la lid en todas partes. E por fuerza dejaron los christianos el campo, e los moros e los del conde Iulian e don Opas fueron en pos dellos, e mataron a quantos podieron. E ansi vencieron los moros la batalla.145 No se sabe el final que tuvo Rodrigo. Historiadores españoles e historiadores árabes lo dan por muerto en Guadalete; alguno dice que fue muerto y sus secuaces, una vez desalentados y dispersos, sufrieron una derrota general. Tras esto, Táric tomó la cabeza de Rodrigo y se la envió a su jefe Muza, el cual mandó a uno de sus hijos que la llevara al califa Algualid146,  pero cabe la posibilidad de que no perdiese la vida en esta batalla, puesto que, parece, participó posteriormente en la defensa de Mérida147, y se le presenta en posteriores enfrentamientos tenidos con los invasores  más al norte. Sánchez Albornoz aboga porque el cadáver fue recogido por sus fieles y enterrado en Viseo.148

Tras la batalla, Tárik hizo alarde de sus huestes; nombró caudillos, otorgó premios y arengó á sus soldados, recomendándoles, según costumbre de los musulmanes, que no ofendiesen á los pueblos y vecinos pacíficos y desarmados, que respetaran los ritos y costumbres de los vencidos y que sólo hostilizasen á los enemigos armados, luego llegó a Toledo, que se rindió por pacto en el que se garantizaba la vida, religión y hacienda de quienes se quedaran, y la saqueó.149 Esto sucedía el 11 de Noviembre del año 711.150 Dominado todo el terreno, escribió a su amo Muza pidiendo más tropas y comunicando la situación. Sólo en la Tarraconense, un tal Aquila se hizo fuerte, pero por breve tiempo. Muza le ordenó que no continuase la conquista hasta su llegada, pero Tárik desobedeció y tomó Écija, Jaén, Málaga, Elvira y otras plazas sin lucha, y tomó por traición Córdoba; a todas las dejó bajo el control de los judíos.
Esa era la política de dominación. Relata Ajbar Maymua que cuando ocupaban una ciudad reunían todos los judíos y dejaban con ellos un destacamento de musulmanes, continuando su marcha el grueso de las tropas. Y las noticias se repiten por todos los cronistas y compiladores musulmanes. Sin su colaboración y la de los witicianos la conquista musulmana habría sido mucho más difícil y mucho más lenta.151
Y siempre desidia. La pérdida de Córdoba, por ejemplo, no fue una excepción, y sí un ejemplo. 700 bereberes, al mando de Mugit, apodado, para mayor inri, al-Rumi (el romano), acamparon extramuros de Córdoba. No pasó nada. Un pastor facilitó la entrada en la ciudad, que fue tomada sin resistencia, y su gobernador se encerró en la iglesia de San Acisclo, donde fue asediado y posteriormente muerto. Mugit ocuparía el mismo palacio que anteriormente había ocupado Rodrigo cuando era gobernador de la Bética… Y todo siguió igual; o así… La basílica de San Vicente sería profanada y convertida en mezquita la mitad de la misma; los cristianos podrían seguir con sus cultos, pero no construir nuevos templos ni hacer alarde público de su fe; serían incautados los bienes de quienes habían muerto o huido,… Y todo lo demás seguía igual… de momento.
En otras ciudades, como Écija, una muchedumbre de judíos y de siervos se había unido a los invasores, jaleando su llegada y signando pactos que garantizaban sus derechos. Y es que muchos de los witicianos colaboraron con los musulmanes para conservar sus gobiernos, sus cargos, sus bienes, y ayudaron, a veces con añagazas, a veces a mano armada, a las empresas de los conquistadores.152
Un año más tarde (712) Muza cruzaría el estrecho con 18000 soldados para controlar las conquistas bereberes y del Imperio Árabe 153, conquistando plazas de importancia como Carmona y Sevilla mediando la traición de Don Oppas, que a la sazón era metropolitano de la sede, y de las huestes de los hijos de Witiza. La guarnición sería confiada a los judíos. La población, en su mayor parte, permaneció en sus casas, en Sevilla y en todo el territorio nacional.
El avance careció de resistencia de envergadura, llevándose a efecto, en gran parte mediante pactos que permitieron la existencia de territorios autónomos como Tudmir, donde el conde Teodomiro, armado principalmente de astucia mantuvo a raya  en las ciudades de Orihuela, Baltana, Alicante, Mula, Villena, Lorca y Ello, las ansias de razzia de los africanos. Carente de soldados, disfrazó a las mujeres con armaduras y pactó paces con Abdelaziz ben Muza, conservando el derecho de religión (documento firmado por Muza ben Nusair y el propio Teodomiro el 5 de Abril del 713), del que existen cuatro versiones en las que difiere la fecha, ya que el original se extravió. Dice así:
“«Escritura que otorga (min) ´Abd al-´Azîz b. Mûsà ibn Nusayr a (li) Tudmîr (Teodomiro) b. ´Abdûs [en que le reconoce] que éste se ha rendido mediante capitulación (nazala ´alà s-sulh) y se acoge al Pacto instituido por Dios (la-hu ´ahd Allâh) y a la protección (5 dimma) de Su Profeta, que Él bendiga y salve (21), que le garantizan que no cambiará su status o posición ni el de ninguno de los suyos (as hâbi-hi) ni se le privará de su dominio, y que no serán matados, ni reducidos a esclavitud, ni separados de sus hijos o sus mujeres, ni forzados a abandonar su religión, ni se les quemarán sus iglesias. 

»[No será despojado de su dominio mientras] sea leal y respete las condiciones que le hemos impuesto. Él capitula en nombre de (wa-annahu sâlaha ´alà) siete ciudades, que son Uryûta (Orihuela), B.n.t î-la, [Laqant], Mûla (Mûla o Mola), Bn îra o B.nayra, [ly Ah] y Lûrqa (Lorca). No deberá dar cobijo a nadie que huya de nosotros, ni a ningún adversario nuestro; no atacará a nadie que tenga nuestro am~n o salvaguardia; no nos ocultará ninguna noticia acerca del enemigo que llegare a su conocimiento. Quedan obligados, él y los suyos, a entregar cada año un dinar, cuatro almudes de trigo, cuatro de cebada, cuatro medidas de mosto, cuatro de vinagre, dos medidas de miel y dos de aceite; los siervos deberán pagar la mitad de las cantidades antedichas, »Fueron testigos del documento: ´Utmân b. Abî ´Abda al-Qurašî, Habb b. Ab§î ´Abda al-Qurašî, Abû l-Qâsim al-Hudalî y ´Abdallâh b. Maysara at-Tamîmî.» Fue redactado en el mes de ragab del año 94 de la Hégira»154. 

El historiador Simonet duda que la fecha de este documento sea real, dado que en esos momentos estaban sitiando Mérida, Sevilla y Salamanca.155

Pero los partidarios de Rodrigo se concentraron en Mérida. Muza sitió la ciudad que resistió a los embates enemigos al mando de Abdelaziz y Abdala, hijos de Muza 156. Dieciséis meses necesitó para tomar la ciudad, que capituló el 30 de junio del 713. Le fue impuesto un duro tributo: desde la entrega de bienes y enseres hasta la entrega de Egilona, la viuda de Rodrigo. Posteriormente se dirigió a Toledo, donde acabaría encontrándose con su siervo Tárik, a quién puso preso por haberle desobedecido157, sin tener en cuenta que todo lo que tenía se lo debía justamente a él.

Las plazas del norte de España se rindieron sin enfrentamiento, saliendo al encuentro de los invasores para presentarles la sumisión.158 Con estos actos, ciudades como Barcelona, (que fue tomada en 718) Pamplona, Gerona, Huesca o Tortosa consiguieron que se respetase el culto católico.159 Sólo se resistieron parte de Asturias, de Cantabria, Vizcaya y Álava160, y la Septimania se mantuvo, de momento, independiente. 

Ardón, que reinó entre el 713 y el 720 fue un rey elegido por los nobles para seguir manteniendo la resistencia frente la invasión. Nombrado el 713 ó 714, fijó su residencia en Narbona, antigua capital del imperio visigodo. Justamente fueron las mismas ciudades que apoyaron a Paulo en su sublevación contra Wamba las que ahora apoyaron a Ardón. Pero el 720 ó el 721 el valí Abd al-Malik logró apoderarse de la ciudad, sometiendo a los condes godos y deponiendo a Ardón.

En el valle del Ebro, Casio, comes gobernador de la zona, se convirtió al islam y se hizo vasallo de los Omeya, creando un reino muladí que jugaría importantes papeles en el devenir histórico; unas veces apoyando al invasor, otras veces apoyando a quienes reconquistaban, y que llevó a los Banu Qasi a titularse “terceros reyes de España”… Una posición ambivalente que unas veces hacía surgir el valor de lo hispánico, y otras recordaba más a los hijos de Witiza.

Vista esta situación, Muza determinó zanjar los acuerdos tenidos con los hijos de Witiza y convertir la ayuda en conquista de España. Los hijos de Witiza serían debidamente recompensados, máxime cuando su colaboración seguía siendo imprescindible tanto para mantener pasivo al pueblo español dominado, como para denunciar a quienes eran partidarios de Rodrigo, que eran subsiguientemente asesinados.161 Esto ocasionó ríos de sangre ocasionados por los invasores sobre los españoles, procediendo a quemar iglesias, y a asesinar sin piedad hasta a niños de pecho; estos hechos son recogidos por los cronistas árabes, en concreto por Al Maccari162.

Pero eso sería a posteriori, La conquista, debemos reconocerlo, fue limpia y rápida, basada principalmente en pactos que en principio eran respetuosos con las costumbres e incluso más ventajosos que los aplicados en su momento por los godos, y desde luego, mucho más rápida que la conquista romana y que la conquista goda. Otra cosa es lo que más adelante pasaría, cuando los pactos no fueron respetados y la persecución por motivos religiosos y por motivos económicos acabaría con la vida y con la libertad de quienes habían cedido el control de sus vidas como consecuencia de su falta de fe en sí mismos y en su patria. No se puede entender la invasión árabe, sobre todo su rapidez, en un lugar como España, sino por la propia decadencia como pueblo.
Pero el éxito de Muza y de su liberto Tárik, que conquistó toda la península en nueve años y con un aporte de unos 200.000 invasores163, y que junto a inmensas riquezas llevó a presencia del califa hasta 30000 prisioneros según unos cronistas árabes y hasta 100.000 según otros,164 tuvo una extraña recompensa del califa Sulayman, que tras acusar a Muza de haberse quedado con unos impuestos y con unos bienes entre los que se contaban 24 diademas de los reyes que habían sido de España y una mesa ricamente adornada donde figuraba el nombre de Salomón, lo condenó al pago de 4.030.000 dinares y le privó del dominio sobre Tárik, que le había traicionado, en concreto en el asunto de la mesa de Salomón.165
La verdad es que hay bastantes semejanzas entre este hecho y el destino que siglos adelante encontraría Hernán Cortés. No obstante, no tiene parangón el trato poco digno que recibió Hernán Cortés con el trato humillante que recibió Muza.
Era Sulayman un taimado que, tras haber cobrado la sanción de Muza, se planteó asesinar al hijo de éste, Abdelaziz, que Muza había dejado como gobernador de España, y que había casado con Egilona, viuda del rey Rodrigo, que llevaba una actitud alejada de la voluntad del califa.
Encargado Abdelaziz del gobierno de España, y habiendo fijado su asiento en Sevilla, dedicóse á regularizar la administración de las ciudades sometidas; nombró perceptores ó recaudadores de los impuestos, que por regla general consistían en el quinto de las rentas, si bien le rebajó hasta el diezmo á algunas poblaciones y distritos; creó un consejo ó diván, con el cual compartía la dirección de los negocios de España; estableció magistrados con el nombre de alcaides; dejó á los españoles sus jueces, sus obispos, sus sacerdotes, sus templos y sus ritos, de tal manera que los vencidos no eran tanto esclavos como tributarios de los vencedores. Indulgencia admirable, ni usada en las anteriores conquistas, ni esperada de tales conquistadores. Los que así quedaban y vivían denomináronse Moatarabea ó Mozárabes, nombre ya de antes usado en otros países por el pueblo vencedor.166 
Abdelaziz ben Muza buscaba apoyo en los españoles; incluso estaba tratando con Pelayo, que a la sazón se encontraba en Sevilla en estas fechas, tal vez, para firmar un tratado similar al de Teodomiro. También se cuenta que, por inspiración de Egilona, aspiraba a la reconstrucción del reino hispánico, abrazando el cristianismo y constituyendo una nueva monarquía hispánica. Es el caso que el pueblo mozárabe, con Abdelaziz gozaba de un respeto y libertad que luego no tuvo.
Pero todo quedó en nada, porque Abdelaziz murió asesinado en Septiembre del año 717 por mandato del califa Suleiman, que acabó conociendo la deriva de aquel y las expectativas que le presentaban como nuevo rey de España, y de Egilona no se sabe más. La cabeza alcanforada la enviaron al califa de Damasco, conducida por uno de sus asesinos y “buen amigo” de Abdelaziz.
Es el caso que nuevamente se frustró la esperanza de España, y es el caso que España fue conquistada mayormente mediante pactos y no por fuerza, lo que dejó a los conquistadores sin la posibilidad de adueñarse de todas ellas, y a los españoles en posesión de las mismas. Pactos que, si en ocasiones eran motivados por una resistencia efectiva, pero no lo suficientemente fuerte, no debemos desdeñar el hecho de que los conocidos como “Hijos de Witiza”, la facción contraria a Don Rodrigo, contaba con una doble peculiaridad: la enemistad política y su adscripción religiosa al arrianismo, lo cual les hacía proclives a la asunción de los principios religiosos de los invasores.
Pactos que garantizaban el respeto de los templos y el pago de unos impuestos que, en principio, eran inferiores a los que debían pagar a la monarquía visigótica. Pactos que si tenían ese trato benevolente era, sin duda, por la primera intención musulmana de no permanecer en España. Estas medidas, indudablemente, facilitaron la permanencia de la mayoría de los españoles en sus lugares de residencia; sobre todo la opulenta y corrupta nobleza visigoda. Los impuestos, en breve, pasarían a ser del 20% de los productos (el jarach), a los que se añadía otro de carácter variable (la chizia),167 que comportaba, además del pago, una humillación: El “dimmi”, o cotizante, puesto en pie, presentaba su dinero al recaudador, que permanecía sentado; Tras coger el tributo, cogía por el cuello al “dimmi” y le decía: “Od dimmi, enemigo de Alá, paga la chizia”. Los demás musulmanes presentes debían zarandear al dimmi.168
Pactos que, como en Siria, Mesopotamia y Egipto, dejaron a salvo algunos monasterios, donde se preservó y cultivó la cultura en medio de la barbarie, algunos de los cuales subsistieron hasta que fueron expulsados los invasores, con la obligación de dar cobijo a los moros que transitasen.169 
En los primeros tiempos regiría quizás el estatuto del califa Umar I, según el cual los ricos debían pagar cuarenta y ocho dirhemes anuales; las gentes de mediana fortuna la mitad, y los trabajadores la cuarta parte.170
La parte que fue incautada fue debidamente repartida entre posesiones del Emir (el 25% de lo conquistado) y los soldados conquistadores, no quedando tierras para distribuir entre los sucesivos refuerzos que fueron llegando, y es que, como queda dicho, la mayor parte de España fue conquistada por capitulación. A partir de ese momento, y cuando la decisión de quedarse ya estaba tomada, invitaban a los españoles al islam o a la chizia; es decir, a hacerse musulmanes o a pagar la capitación. Quienes se oponían perdían sus bienes y en no pocas ocasiones, la vida.171
Pronto empezaron los abusos; pronto empezaron a no cumplirse los pactos; pronto comenzó la huida del pueblo español, francamente católico, al norte de la península, si bien quedaron relegados aquellos que continuaban firmes en su fe católica y que sufrieron desde un principio, y progresivamente, la opresión musulmana. El Arzobispo D. Rodrigo Ximenez, traducido por Alfonso X  dice en la “Crónica General de España”: “E los moros por aqueste enganno prisieron todas las tierras, e pues que las ouieron en su poder, quebraron toda la postura é robaron las iglesias é los omnes”172.
La legislación musulmana se desarrolló a lo largo de los años. Marcaba que los cristianos “dimmies” o mozárabes debían tratar a los musulmanes con honor y reverencia, como a superiores, levantándose cuando ellos se acercasen  y cediéndoles el asiento cuando ellos quisieran sentarse; no debían ocupar jamás puestos de preferencia en las reuniones; nunca debían ser los primeros en saludarlos; cuando estornudase un dimmi no debía decírsele “Dios tenga piedad de ti”, sino “El te mejore”, y para distinguirse de los musulmanes debían vestir de modo distinto, conservando la forma de sus antiguos vestidos, afeitarse de distinto modo, llevar calzado similar al de los musulmanes, no podían poseer espada y sobre todo no podían llevar vestidos lujosos. No podían tener casa más elevada que las de los musulmanes; no podían tener criados musulmanes ni se les podían hacer préstamos; con ellos no se podía tener relaciones de amistad. Y finalmente, el culto debía ser privado; los enterramientos lejos de los enterramientos árabes, y aún dentro de los templos los cristianos no debían elevar el tono de voz. Y mientras, los templos debían estar permanente abiertos para dar albergue a los mahometanos, no pudiendo reconstruir ningún templo que amenazase ruina. Por el contrario, todo cristiano que abrazase el Islam se veía liberado de los impuestos. En justa reciprocidad, quien abandonase el Islam sería condenado a decapitación.173
Muchos huyeron. En esa huída no fue de menor importancia el hecho de que los invasores, según el historiador árabe Al-Maccari, ni sabían ni querían ni podían cultivar las tierras, por lo que dejaron en las mismas a los antiguos propietarios, que debían pagar las 4 quintas partes de la producción, con lo que los colonos encargados del cultivo de las tierras del Emir salieron mejor pagados, ya que sólo debían pagar la tercera parte.174
Otro factor fue la grave crisis demográfica del reino, que en los últimos veinticinco años había perdido más de un tercio de su población. Esto fue debido, como hemos señalado más arriba, a las epidemias de peste y los años de sequía y hambre de finales del siglo VII, especialmente durante el reinado de Ervigio; y que se repitieron también con gran dureza bajo el de Witiza, el antecesor de Rodrigo.175

¿Y cómo contrarrestaban esta debacle problacional los invasores?... Los grupos tribales árabes yemeníes ocuparon dos grandes zonas. Andalucía suroccidental (desde Archidona y Málaga hasta Beja) y la Marca Superior, es decir, el valle del Ebro. La franja central de AI-Andalus (desde Mérida a las zonas montañosas de Levante) nos ofrece un poblamiento árabe menos abundante, pero con predominio qaysí (árabes del norte. Andalucía oriental (de Málaga a Tudmir o región murciana) fue también una zona de masiva ocupación árabe, aunque sin neto predominio de ninguno de los dos grandes grupos étnicos. Frente a la teoría tradicional, la región valenciana nos presenta el caso de un territorio casi vacío de poblamiento árabe.176

Los beréberes, es decir, el grupo más numeroso de los conquistadores, procedían del Magreb occidental, pero también los había de Ifriqiya. Los grupos más representados eran los Magila, Miknasa, Zanata, Nafza, Hawwara, Masmuda y SinhaYa. Su concentración en diversas zonas de AI-Andalus es inversamente proporcional a la intensidad del poblamiento árabe: hubo pocos beréberes en el valle del Ebro, Andalucía Oriental, Sevilla, zona costera de Málaga, etcétera. En cambio, fueron zonas profundamente berberizadas la región levantina y el extremo occidental de la cordillera Bética y serranía de Ronda, así como ciertos islotes del valle del Guadalquivir (Carmona, Morón, Osuna, Ecija ... ). La tercera gran zona berberizada es la región central, excepto el paréntesis indígena de Toledo: abundan los beréberes en Guadalajara, Medinaceli, Ateca, Soria ... e incluso más al norte, en Castilla, nombre probablemente impuesto por beréberes de Túnez en recuerdo de su Qastilya natal (J. Oliver Asín). Al sur de Toledo, era importante la población beréber (representada por el grupo tribal de los Nafza), así como en el Fahs al-Ballut (o «Campo de las encinas», en Los Pedroches), donde era más numerosa que la población árabe.177

El año 714 habían llegado los invasores a todo el territorio español. Este año inundaban el Ampurdán; muchos eran los judíos y renegados que se distinguían en las filas del ejército invasor, a quienes se encomendaba generalmente la custodia de las ciudades de mayor importancia, sin encontrar resistencia de envergadura en ninguna parte, salvo en los Pirineos.178
El año 717, el mismo en que era asesinado Abdelaziz ben Muza, huía de Córdoba Pelayo, antiguo espatario de Rodrigo y en 718, ya rey según unos (parece que sin base) y simple caudillo según otros, organizaba la resistencia en Asturias, en los territorios que, presumiblemente, gobernaba su padre. Los rebeldes comenzaron por no pagar los impuestos acostumbrados y por atacar a los berberiscos.179
Por otra parte, la suerte de los mozárabes cambiada radicalmente con la ascensión del nuevo gobernador Alhor ben Abderramán, que fue cruel y benévolo a conveniencia, tanto con los españoles como con los mismos moros. Sería sustituido por Alsama ben Málic el año 719, que hizo un censo y catastro de todo el país, dando tierras a quienes le acompañaban, y  afirmando la voluntad de permanecer visto el control ejercido por el Islam sobre toda España.180 A lo que parece, el califa Omán exigía que los tributos obtenidos lo fuesen conforme a ley, lo cual es cierta garantía. Pero esa exigencia acabó el año 720, cuando fallecía.
El año 721 la invasión árabe llegó a dominar el condado del Rosellón, que no sería liberado hasta el año 760 por Pipino el Breve, después de haber liberado Narbona un año antes. Pipino el Breve restableció el antiguo condado visigodo, fijando la capital en Ruscino; los condes poseían un castillo, el "Castrum" o "Castellum Rossilio", por eso Ruscino pasó a llamarse Castellrosellón. 
El año 722181 (o 718 según otros autores, como Modesto Lafuente) iniciaba la reconquista con la batalla de Covadonga, venciendo al general Alsama, primero y a los pocos días a Munuza. Faltaban 10 años para que Carlos Martel parase los pies en Poitiers a los islamistas. Covadonga es, según Claudio Sánchez Albornoz, una batalla de trascendentes consecuencias en la historia del mundo. Una de las consecuencias que abonan ese aserto es que como consecuencia del resultado victorioso de las tropas españolas, es el retorno de las tropas que Alhor tenía desplazadas en la Septimania, renunciando a su expansión por la Galia.182 Este emir moriría en batalla contra los francos el año 725 y sería sustituido por un  general sanguinario. Se sucederían en el gobierno varios emires que aportaban nuevas cargas a los españoles.
La batalla de Covadonga significó, sin duda, el fin del empuje árabe, que llevaba invicto nueve décadas… Y el principio de una España nueva.183
El lugar de la batalla fue metódicamente escogido; las tropas españolas no podían hacer frente a los moros en ningún otro lugar. Ideal por ubicación para lucha de guerrillas, un lugar dedicado de antiguo al culto de la Virgen, brindaba sus rocas escarpadas como coraza y como atalaya para una batalla desigual. Es el caso que el general Alqama, con una hueste de algunos miles de hombres, desconocedor del país y sin guías de confianza se adentró por el valle que lleva a Covadonga, donde le esperaba Pelayo. Entonces el obispo Oppas, ya primado de Toledo, intentó comprar la voluntad de Pelayo, pero no resultó la artimaña. Era el 28 de Mayo del año 722.
Las flechas de los invasores rebotaban y caían sobre ellos mientras los españoles atacaban los flancos de un ejército que por exigencias del terreno se encontraba alargado en un largo trecho, sin posibilidad de maniobrar. Se dividió el ejército, y la retirada, sin orden, significó un acicate para los españoles, que masacraron a los invasores. Los que huyeron, por medio de los maravillosos paisajes de los Picos de Europa, acabarían sus días al llegar a la Liébana. 
Oppas fue apresado por las tropas españolas, y Munuza, que residía en Gijón, alarmado por el resultado de la jornada decidió abandonar aquella tierra, pero en su retirada fueron nuevamente atacados y aniquilados.184

Fue Pelayo, según el despensero mayor de la reina doña Leonor, esposa de Juan I de Castilla 185“muy buen rey, é muy amado de los suyos, é mostró Dios por él muchos milagros en las lides que él com los moros fizo, en guisa que siempre fue vencedor”. Sin embargo, el título de rey no era ostentado por Pelayo, que era conocido como “princeps”. El título de rey no se consolidaría hasta Alfonso II, y es que en realidad, el reino de Asturias no se consolidó hasta que éste ascendió al trono.
A Don Pelayo, que no protagonizó nuevos enfrentamientos con los invasores, y parece que dedicó su existencia a organizar su pequeño reino, le sucedió en el trono su hijo Favila, que fue elegido por los nobles, al estilo de la monarquía visigótica, según  se deduce del sumario del despensero.186 Esto sucedió el año 737.



































CAPÍTULO TERCERO

Desde Covadonga en 722 hasta la llegada de Alfonso II en 791
Cesáreo Jarabo

A la muerte de Pelayo tomó las riendas de los sublevados Favila, que no consiguió ningún logro frente a los árabes, habiéndose limitado a construir una iglesia en Cangas de Onís, en honor a la Santa Cruz, sobre una representación pagana, un dolmen, donde ubicó la “Cruz de la Victoria”, y donde posteriormente sería enterrado, también en el mismo lugar que reposan los restos de caudillos ancestrales. Según la lápida encontrada en la tumba de Favila, la iglesia fue consagrada en el año 738 por un personaje llamado Asterio, al que se califica de vate, palabra latina que quiere decir 'adivino, profeta'187. Esta iglesia fue  objeto de sacrilegio llevado a cabo por las fuerzas democráticas en 1936. Sin embargo, se conserva la lápida de su fundación, con una inscripción que consagra la misma a la Cruz. 
Los hijos de Witiza fueron tratados de manera extraordinaria por los invasores. Si bien no conservaron el reino, conforme les había sido prometido, conservaron grandes posesiones. Sara, la nieta de Witiza, poseía 1000 aldeas, y su hermano Artobás  o Ardabasto otras 1000, y a Rómulo otras 1000.188 Andando los pocos años, Abderramán acabaría incautando las posesiones de Artobás, que acabó viviendo a cuenta de sus sobrinos.
Mientras, en la España sometida al poder musulmán, la sociedad hispana quedó notablemente alterada por los fueros y estatutos recibidos de los conquistadores y a los que nos hemos referido sucintamente.
Los mozárabes quedaban amparados en sus derechos personales  por el estado musulmán con diferencias marcadas por el hecho de haber sido sometidos por capitulación o por la fuerza, si bien con el tiempo, los pactos fueron violados y todos quedaron sometidos a un mismo estatuto. Todos eran dimnies y rayas (sujetos al imperio muslim), 189 formando parte del Dar-al-Islam o territorio musulmán, siendo así ciudadanos de segunda categoría, conservando algunas leyes propias, por lo que sobrevivió en cierto modo el Fuero Juzgo en ámbitos locales y siempre que no contraviniera el derecho musulmán.
Los dimnies y rayas se gobernaban a nivel local por ellos mismos, y las ciudades importantes por un comes que era nombrados por la autoridad musulmana; el juez, llamado en árabe alcadi, de donde procede “alcalde”, “alguacil” y otros.
Ardabasto, hijo de Witiza, fue nombrado Comes de Andalucía, y era tratado como “el sumo de todos los católicos”, recibiendo el nombre de Serenísimo.190 Algunos mozárabes conservaron gran parte de su riqueza y hasta de su poder, contrastando con la gran masa de mozárabes, que caían permanentemente en la miseria mientras los invasores, que llegaban pobres acababan opulentos. De entre ellos destaca un tal Servando, que pasó de clase servil a Comes de Córdoba y fue un azote para la cristiandad cordobesa.
Y todo esto era posible porque según el Corán (no pidáis luz ni lumbre a los politeístas)191 y según fatua dada por Ibn Naccax, los musulmanes deben alejarse de los cristianos y judíos y evitar su trato y conversación192 .
Como muestra de este criterio, los pactos firmados en 718, marcaban que los cristianos habitasen en los pueblos y aldeas. Tal sucedió, p.e., en Córdoba, Valencia, Segovia y Tarazona.193 Donde lo tenían más complicado, como sucedió en Toledo, fueron los moros quienes se instalaron en los arrabales, y por esa razón cambiaron capitales civiles de sitios donde el núcleo poblacional español era mayoritario.
Dice Fco. J. Simonet que “ni en nuestra península, ni en las regiones sojuzgadas por los sarracenos, hubo fusión entre invasores e invadidos, no hubo formación de nuevos pueblos, como en los países de América, dominados y civilizados por la nación española; lo que hubo fue conquista y ocupación militar; lo que nos muestra la historia es el miserable espectáculo de un pueblo que vive a costa de otro; por parte de los dominadores un progreso intolerable de tiranía y de codicia, y por parte de los dominados un continuo aumento de odio y de aversión a sus opresores”194. Algo que no se solventó con la apostasía, ya que los mismos muladíes sufrirían la misma persecución que sus hermanos mozárabes.
Pero el mayor daño fue provocado sobre la Iglesia; sus prelados, perseguidos, mayormente sucumbieron o huyeron al norte. No obstante, quedaron pastores con el rebaño, principalmente al sur, ya que las diócesis del norte eran especial objetivo del invasor, ya que desde ellas se propiciaba la colaboración con la Reconquista. Tan es así que a Oviedo se la conocía como “ciudad de los obispos”, por la cantidad de ellos que allí se habían refugiado.
No obstante, quedaron varias diócesis en territorio musulmán: Emerita, Hispali, Acci (Guadix), Ercavica, Asidonia, Astigi (Écija), Barcinona, Basti (Baza) Reacia (Baeza), Bigastro, Calahorra, Coria, Caesar Augusta, Compluto, Coimbra, Córdoba, Cabra, Niebla, Eliberri, Gerunda, Ilici, Málaga, Urgel, Osma, Ejea, Sigüenza, Martos y Urci, cerca de Almería, y el culto era libre, a pesar lo que manda el Corán, y hasta dejaban tocar las campanas y permitían la vida monástica. Estamos en una primera época de la conquista, que lo fue, como hemos dicho, en gran parte gracias a pacto. Lo único que quería de momento el poder árabe era la servidumbre. Por eso, el orden eclesiástico, como el civil quedó bajo la soberanía del estado, que era quien nombraba obispos.
En cualquier caso, todas estas prebendas quedarían aniquiladas por el despotismo en el plazo de un siglo. Esta situación posibilitó el hecho real de la Reconquista, ya que los mozárabes anhelaban salir de la tiranía muslímica, y bien facilitaban las acciones guerreras de los reinos cristianos, bien huían a las tierras del norte, para repoblar y engrosar las tropas de reconquista.
Tiranía que se vio acrecida en 732 con ocasión de la batalla de Poitiers, donde Carlos Martel frenó el avance de los invasores, que desde ese momento se vieron privados del botín, con lo que volvieron sus ansias de rapiña sobre quienes ya tenían dominados. Faltan datos sobre la caída de Gerona en poder musulmán, y hay autores que señalan este 732, posteriormente a la batalla de Poitiers, cuando la ciudad cayó en poder árabe.195
Por otra parte, la sociedad islámica era esencialmente urbana y su economía tenía como centro el desarrollo de las ciudades y de las profesiones que el crecimiento urbano lleva consigo, es decir, en la industria y en el comercio basados en una moneda fuerte y estable. La agricultura, en general, tenía en el mundo islámico un cierto carácter secundario. Por el contrario, las ciudades, base del comercio y de la artesanía, constituían el elemento más llamativo. Frente a los reinos cristianos del norte, de aspecto rural aplastante, al-Andalus ofrecía en tiempos del califato la imagen de un mundo fuertemente urbanizado en el que tanto los talleres como las tiendas eran bienes del Estado o bienes de manos muertas, por lo que su gestión dependía del Tesoro público. La industria textil y sus anejas de cardado, hilado, apresto y tinte fueron sin duda las más importantes de la España islámica; se trabaja el lino, el algodón y la lana para vestidos, mantas y tapices; el cuero y las pieles daban trabajo a curtidores, fabricantes de pellizas, pergamineros y zapateros; el esparto era empleado en la fabricación de esteras y cestos... 196
El año 739 a Favila lo mata un oso en una de las pruebas de valor normalmente exigidas a la nobleza de la época y es sustituido por Alfonso I el Católico, a la sazón yerno de Don Pelayo, nuevamente elegido entre la nobleza asturiana. Este rey unió dos territorios españoles que se encontraban sublevados contra el invasor: Asturias y Cantabria y comenzó la expansión del reino, hasta entonces circunscrito a los Picos de Europa. Se apoderó de Galicia aprovechando la débil presencia mora, enzarzada en discordias internas, y la notable despoblación de las ciudades así como el importante desarrollo de cenobios197. Hizo importantes incursiones en Tierra de Campos y llevó al norte a multitud de españoles que vivían en tierra mora, dejando tras de sí lo que los historiadores conocen como “desierto estratégico del Duero”, que iba desde este río hasta la cordillera Cantábrica. Su repoblación se iniciaría un siglo después, con gentes llegadas del sur.
Consecuencia de estos movimientos es la despoblación de las grandes ciudades y la quiebra definitiva del sistema de producción esclavista existente desde tiempos del Bajo Imperio, la propagación continuada de grandes epidemias en la zona, y por último el abandono de Al Ándalus por parte de las guarniciones bereberes tras la revuelta de los años 740 y 741. Todo ello posibilitó el surgimiento de un espacio poco poblado y sin organizar que aisló al reino asturiano de las acometidas musulmanas y le permitió afianzarse progresivamente.198
El historiador francés Barrau-Dihigo, basándose en crónicas árabes, ha realizado una cronología de los hechos que tiene muchas posibilidades de ser acertada: Hasta 745, Alfonso I hostigaría las fortalezas gallegas y leonesas, principalmente Astorga. A partir de ahí, tras la retirada hacia el sur beréber y las nuevas revueltas cristianas en la región de la que hablan las crónicas permitiría a Alfonso I hacerse con el control de la zona y desde 750-751 empezaría a realizar expediciones de saqueo por toda la Submeseta Norte.
Y aquí es donde llega la revolucionaria hipótesis de Sánchez-Albornoz. Sabiendo imposible la ocupación de las fortalezas saqueadas, Alfonso I mataría a los musulmanes y se llevaría consigo a los cristianos, repoblando el norte y creando un desierto estratégico difícil de atravesar por las fuerzas islámicas (téngase en cuenta que los ejércitos de la época vivían sobre el terreno, si no hay nadie a quien saquear, no hay comida).199
¿Y los visigodos?, ¿desaparecieron? Porque desde el 711 no volvemos a saber de ellos. Lo que quedaba de ellos se habían instalado en los “Campos Góticos”, Tierra de Campos, entre Burgos, León, Palencia, Valladolid y Zamora. Alfonso I los utilizaría para repoblar terrenos recién conquistados que podían defenderse mejor (Lugo, Tuy, Braga, Coimbra…) dejando abierto el camino a la población de Galicia y a la defensa del reino dando pie a lo que llegaría a ser el desierto estratégico de defensa del reino. Los godos, finalmente, se incorporarían totalmente a la población española… después que desapareciese su reino. Toledo seguiría teniendo importancia, ya que el Metropolitano seguía residiendo en la ciudad, y era el encargado de coordinar a toda la cristiandad peninsular, incluida la residente en dominio musulmán como la residente en dominio español. 
Por otra parte, los nombres que nos han  llegado, indican la procedencia: Alonso procede del visigodo Athalfuns. Por otra parte, en un documento de 745, Aloitos y su mujer Icka fundan la iglesia de Santa Columba, en Lugo, y en otros documentos aparecen nombres como Eita, Froila, Gemeno, Dulcido, Teodulfus, Fruela.200
Por otra parte, no es de extrañar la “desaparición” histórica de los visigodos, ya que eran vistos, no sin razón, como responsables de la pérdida de España. No obstante, la culpa no podía ser de ellos solos, sino de toda la población, que a lo largo de los años se había demostrado incapaz de corregir los yerros de la minoría gobernante.
Por estas fechas los españoles de Septimania intentaron sublevarse contra los francos, sin obtener nada positivo. En 766, el obispo de Narbona ya se encontraba en el séquito del rey galo.
Con Alfonso I toma cuerpo la idea de la Reconquista y se fundan nuevas ciudades en sus territorios; ciudades que, necesariamente, debían ser nutridas con la población mozárabe que emigraba, irremisiblemente en dirección sur-norte.  Alfonso Murió el año 757, y dominó desde Galicia hasta la Vasconia, en gran parte gracias a los enfrentamientos existentes entre los invasores201. El dominio efectivo al sur de la cordillera cantábrica no sería efectivo hasta el reinado de Alfonso III, el último cuarto del siglo IX.
La emigración sur-norte referida tuvo su origen en los enfrentamientos acaecidos entre los invasores (año 123 de la Hégira. Año 740-741 d.C.), principalmente en el norte de España, donde los bereberes expulsaron  a los moros orientales y a los “baladíes”, primeros invasores. Abd al-Malik acabó con la rebelión aportando 12000 sirios a quienes dio los tributos que pagaban los cristianos. Acabaron con la rebelión… y con Abd al-Malik, que se negó a pagar con tierras la ayuda recibida de los sirios. Los sirios pusieron a Ocba ben Alachach, lo que motivó una encendida guerra civil entre las facciones invasoras. Ocba murió asesinado, y la cadena de virreyes siguió. Siguieron los enfrentamientos entre los invasores… y siempre tocaba algún premio indeseado a los mozárabes, que en gran número huyó en estas fechas a Asturias.
El año 743 Abuljatar, virrey de África, acabaría con estos enfrentamientos, con el auxilio de Ardabasto, que aconsejó que se entregasen tierras, lejos de Córdoba, a los sirios, asignándoles así mismo la tercera parte de los bienes producidos por los cristianos.202 También el beneficio de los invasores fue a costa del condado de Teodomiro, donde ya reinaba su hijo Atanagildo.
Pero esa falta de respeto por los pactos sería generalizada. Por ejemplo, en Córdoba, les fueron retirados los templos y los españoles confinados a los arrabales, según recoge el cronista árabe Al-Maccari.203 Y no solo sufrieron los españoles sometidos involuntariamente, sino que incluso los traidores sufrieron la insaciable rapiña del invasor.204 Por ejemplo, el propio Ardabasto, que fue privado de su patrimonio porque Abderramán estimaba que era demasiado considerable para un cristiano y un súbdito.205
Estas distribuciones de tierra ocasionaron nuevas guerra civiles en las que se enfrentaron árabes, sirios, egipcios y mauritanos, y guerrearon entre sí los emires y walies de Córdoba, Zaragoza y Toledo.206 
Pero no era sólo el norte de África y Al Andalus donde la guerra marcaba los tiempos. El año 32 de la Hégira (20-8-749 a 9-8-750 d.C.) se produjo la matanza de los Omeyas en Bagdad, el desarrollo de la cual nos deja muestra de la calidad humana que adornaba a los invasores: El califa abbasida Abul Abbas amnistió a los omeyas que habían sobrevivido a la salvaje persecución de que habían sido objeto, y en medio de un banquete dado para celebrar la amnistía, todos los miembros de la familia omeya fueron asesinados mientras las carcajadas y los instrumentos musicales sonaban sobre los moribundos. De esta matanza supo huir un joven de 16 años: Aberramán, que en una rocambolesca y eterna huída llegaría a Al Andalus ocho años después, donde con el apoyo de sus patronos, que eran muchos, y de los yemeníes, se hizo con el poder, aprovechando las luchas intestinas existentes entre los invasores. Eliminó a Yusuf y a su principal aliado, Al-Sumail, que dominaba en Aragón y contaba con el apoyo de los “maulas”207, que eran quienes lo habían llamado cuando conocieron la persecución de que era objeto.
En 758 llegó Abderramán a España de acuerdo con los Banu Unayya. Al Sumail quería combatirle, pero Yusuf le ofreció su hija en matrimonio. Fueron rechazadas sus ofertas y el embajador fue prendido.
Yusuf, que regresaba victorioso de su campaña sobre el rebelde Amrú, montó en cólera, asesinó a los prisioneros que había tomado, se sublevó e invitó a sublevarse a Al-Sumail y buscó la alianza con los yemeníes, que no quisieron combatir a Abderramán,  no sin antes haber procurado una matanza entre sus adversarios políticos.208 
Yusuf fue derrotado por Abderramán, que volvió a enfrentarse el año 758, pero en esta ocasión no consiguió el apoyo de Al Sumail, que sin embargo fue encarcelado por no haber avisado del levantamiento.
Organizó un ejército de 20.000 hombres que dirigió contra Sevilla, pero al verla poco guarnecida cambió su objetivo. Los de Sevilla, en menor número, lo siguieron y lo derrotaron. En su huída, llegando a Toledo fue asesinado. 
A las guerras intestinas entre los invasores, que por cierto siempre se cobraran una magra cuota de víctimas españolas, se añadía la terrible sequía que asoló España desde el año 749 a 754, que aportaba nuevas penurias al pueblo español, si bien, por otra parte, la sequía, junto a las derrotas sufridas por parte del segmento árabe de los invasores, significó que un importante número de invasores bereberes volviesen a África. La posición de los invasores quedó muy debilitada, pero España no pudo expulsarlos porque esa misma sequía era padecida por ella misma, corregida y aumentada con la opresión de los invasores, que iba creciendo de manera impasible.
Esta situación; la del enfrentamiento entre los enemigos invasores; la retirada de las avanzadas bereberes en Galicia como consecuencia del hambre y de las guerras intestinas, si bien no fueron lo suficiente para acabar con la presencia de los invasores, sí posibilitaron que alguna parte del pueblo español se sacudiese las opresión islámica. Así, en el año 751 se levantaron en armas contra los pocos bereberes y árabes que habían quedado en el norte, al tiempo que llamaban en su auxilio a Alfonso el Católico, rey de Asturias, a quién reconocían como soberano. Quién posteriormente sería Rey de Asturias, Fruela, hijo de Alfonso, fue el encargado de liberar aquellas plazas del norte que habían sufrido la opresión sarracena durante más de cuarenta años.
Las tareas de Reconquista de estas fechas se centraron en Lugo, Orense, Tuy, Oporto, Braga, Astorga, León, Arganda y Saldaña en Galicia, Viseo, Ágata, Ledesma Salamanca, Zamora, Simancas y Ávila en la Lusitania; Segovia, Sepúlveda, Palencia y Osma en la Cartaginense, y las de Auca, Velegia, Amaya, Miranda de Ebro, Clunia, Carbonera, Cenicero y Alesanco en Cantabria y  Celtiberia, según relata en su Cronicón Alfonso III el Magno. A estas plazas hay que añadir Pamplona, primeramente reconquistada por los vascones en 735 fue incorporada al reino de Asturias en 754. La España liberada se extendía desde el Cantábrico hasta los ríos Duero y Ebro, retrocediendo los invasores hasta el Tajo. Todo gracias al empuje de Asturias y a la voluntad de libertad que cobijaban en su pecho los españoles sometidos al islam, mozárabes y muladíes, sin distinción. Para proteger las fronteras del reino, dejó desértica una porción importante de terreno hasta el Duero, a la que ya hemos hecho referencia más arriba, talando árboles y dejando terreno estéril, destruyendo calzadas y abandonando ciudades, al objeto de dejar espacio suficiente sin producción para evitar el suministro a las futuras razzias lanzadas por el invasor.209
Y la población de Asturias iba creciendo a muy buen ritmo, sin el cual hubiese sido impensable la Reconquista. Con ellos se repobló  la Vardulia, que posteriormente daría lugar a Castilla.210
Por este tiempo se liberó también parte de Vasconia, y por el éste, Septimania cayó en manos de Carlos Martel, que respetó el Fuero Juzgo de los naturales. Lo mismo ocurriría con Narbona, que tras vencer a los sarracenos se pusieron bajo la protección de Pipino el Breve.211
En el terreno económico, el reino tenía una economía de subsistencia puramente agrícola y ganadera, eminentemente rural, con Oviedo como único núcleo urbano en la actual Asturias. Sin embargo, había una serie de ciudades importantes en las demás partes del reino, como Braga, Lugo, Astorga, León, Zamora. La sociedad, de tipo igualitario en un primer momento, se va feudalizando progresivamente, sobre todo con la llegada de población mozárabe de cultura visigoda. Paradójicamente, esta población va cristianizando el reino, que inicialmente se asentaba en una zona con muchos elementos culturales paganos212, como la propia tumba de Favila, como ya se ha señalado.
El 15 de Mayo de 756 moría Alfonso I, los árabes rodeaban el pequeño reino, y algunos naturales abrazaban el islamismo213.
Este mismo año 756 se instauró el poder de Abderramán, constituyéndose el emirato independiente de Córdoba.
Los levantamientos  contra Abderramán duraron 20 años; los alzamientos fueron constantes… y constantemente ahogados en sangre, y en impiedad. En la sublevación de Al-Ala, en Carmona, decapitó a 7000 hombres. Castigo similar recibió Toledo.
Era implacable: en Sevilla se rebeló Abu Sabbah por haber sido nombrado y posteriormente destituido valí de la ciudad. Lo mandó llamar a Córdoba en son de paz y lo mató. Nuevas sublevaciones en Sevilla significaron nuevas matanzas en 773.
Intentonas de derribar a Abderramán se sucedieron, aportando nuevos contingentes de africanos que se refugiaban en distintos lugares para combatir a Abderramán. Sierra Elvira, la Alpujarra, la Serranía de Ronda, se llenaron de ellos, y las invasiones de los valies ded África le acosaban. Intentos de desembarco llevaron a poner en grave situación las costas de Tortosa, donde finalmente el valí de la misma logró vencer a los atacantes. Entre tanto Toledo se encontraba sublevado y sitiado por las tropas de Abderramán.214
Pero muestra de la moral que arrastraban los invasores nos la da Marsilio, general de las tropas de Abderraman, quién, al huir su hijo de un combate, no dudó en atravesarlo con su propia lanza.215
No dudó en exterminar a los yemeníes, quienes le habían puesto en el trono… Y quienes siempre pagaban por uno u otro motivo eran los mozárabes, que o bien tomaban las armas por alguno de los partidos contendientes, o sin tomarlas eran masacrados por la ferocidad y codicia de los invasores. Tan es así que según consta en una crónica de la época, el emir Yusuf mandó hacer un nuevo censo de la cristiandad tributaria, haciendo borrar de la misma a un  número importante de españoles que habían sido asesinados o habían huido al norte216, siendo que la confección del censo fue requerida por el resto de mozárabes, que veían cómo acrecentaban sobre sí las obligaciones que no podían ser cumplidas por sus hermanos ausentes.
¿El trato a los españoles? … en 758, a los habitantes de Castella, capital del cantón de Elvira (en Granada), se les impuso que pagasen anualmente 10.000 onzas de oro, diez mil libras de plata, 10.000 cabezas de los mejores caballos y otros tantos mulos, con más de 1000 armaduras, mil cascos de hierro y otras tantas lanzas (dado en Córdoba a tres de Safar del año 142).217 Era un impuesto por ser español del que no se libraban los renegados, los muladís, lo que acabó provocando levantamientos que indefectiblemente eran ahogados en sangre.
La justicia musulmana actuaba contundentemente, y en ocasiones hasta con justicia. Nos han llegado sentencias ejemplares, como aquella en que el juez, desoyendo la recomendación de Abderramán, no permitió que un noble árabe arrebatase una finca a un español. Finalmente le obligaron a vender… pero al menos cobró.
Existen más ejemplos similares, como el de aquel cortijo que fue usurpado y asesinado el propietario. Transcurridos los años, ya en el reinado de Al Hakam I, los hijos reclamaron su derecho, y el juez, contra las indicaciones de Al Hakam, dictó sentencia correcta, y Al Hakam la aceptó.
Dos casos que ponen a descubierto la terrible situación que padeció el pueblo español; dos casos; dos excepciones que podrán multiplicarse por la cifra que se quiera, pero que, en cualquier caso demuestran no sólo la existencia de jueces justos, sino también permite tener en cuenta otras cosas; primera: que no todos los antiguos propietarios sobrevivieron; segunda: que no todos los supervivientes ni sus herederos se atrevieron a reclamar, y tercera: que no todos los jueces se atreverían a ser tan honestos y a perseverar en la sentencia tras las presiones.
Dos casos que no soportan otros dos casos; el de Ardabasto, hijo de Witiza, que a pesar de haber prestado grandes servicios al Emir, fue despojado de sus propiedades por la envidia que causaba en Abderramán las ofrendas que hacían los colonos a su señor, lo mismo que su sobrino. Pero la guinda de la tiranía se llevaba a efecto en la catedral de Córdoba, que obligatoriamente debía ser compartida con el culto musulmán, a pesar de existir en Córdoba 430 mezquitas218. Pero eso, en 784 echó a los cristianos de la catedral, convirtiéndola en mezquita. 
No paró ahí la acción anticristiana y antiespañola de Abderramán, que recorrió todo el reino destruyendo centros de culto y persiguiendo a los cristianos, entre los cuales, quienes más libres de opresión se encontraban, huían al norte, donde aportaron, además de nuevas gentes y nuevo espíritu de reconquista, tesoros y reliquias religiosas, o las enterraban en lugares escondidos cuando no las podían transportar.
Y no fue sólo en ese ámbito. También la invasión procuró la disgregación del pueblo español, para lo cual al obispo de Toledo, Elipando, propagó una herejía, el adopcionismo, que también era defendida por Félix, Obispo de Urgel.219, quienes fueron rebatidos por el Beato de Liébana, que encontró apoyo en el alto clero español y europeo. En relación al adopcionismo, Carlomagno acabó convocando un concilio en Ratisbona el año 792 en el que se proclamó la herejía de Elipando. Este hecho sirvió para desvincular de la obediencia de Toledo a la iglesia de Septimania y del norte de la Tarraconense, que parece es lo que, al fin, pretendía Carlomangno, pero también se desligó de Toledo la iglesia Asturiana.
El adopcionismo pretendía que Jesús era un simple ser humano elevado a una dignidad similar a la de Dios después de su muerte; principio que, a la postre no hacía sino abonar la doctrina musulmana. En el siglo VIII en los sínodos de Fráncfurt y Roma fue condenado como herejía definitivamente. 
Si beato de Liébana fue responsable principal de la condena del adopcionismo, también lo fue de la “invención” del sepulcro de Santiago, descubierto el año 813.
Dice Claudio Sánchez Albornoz que suele imaginarse una España musulmana habitada por árabes y moros que cambiaron la faz cultural y económica de la Península, y cuyo vencimiento y expulsión costó a los españoles una caída vertical a simas profundas de incultura y de pobreza. Pero es el caso que la aportación sanguínea oriental o africana fue mínima y no alteró las facies étnica de España. Los miles de hombres que vinieron desde oriente o desde África se disolvieron pronto entre los millones de habitantes de la península. Los más de los califas fueron rubios y de tez clara, como sus madres, la mayoría esclavas españolas.
Eran muy prolíficos, destacando entre todos ellos Abderramán II, que tuvo 87 hijos; el segundo en esta escala fue Mohammad, que tuvo 54 hijos; el tercero Al Hakam I, que tuvo 40 hijos, y el cuarto Abd Allah, que tuvo 24 hijos; Abderramán I, veinte. El resto ya entra dentro de lo que podemos entender como normalidad.
Y también eran dados a la poesía, en concreto Abderramán I, Al Hakam I, Aderramán II, Abd Allah y Abderramán III.220
Pero la parte negativa de la poesía la sufría, naturalmente, el pueblo español. Temía la sublevación del pueblo español, en esos momentos mayoritario, y buscaba su colaboración, en la que ponderaba el hábito al orden, a la disciplina y a la obediencia, por lo que prometió guardar los pactos, tantas veces quebrantados. La apostasía creció en el pueblo español, falto de fe y de patriotismo, que con la apostasía recibía tierras y prebendas221. La población surgida de estas artes, así como la producto de los matrimonios mixtos serían conocidos como “muladíes”, y conformaría el principal núcleo poblacional de Al-Andalus; núcleo que lo sería también de conflictos, pues al fin, el sentimiento patriótico y cristiano acabaría surgiendo en ellos. Se reproduciría, así, la misma situación que siglos atrás se vivió con el poder visigodo. En ambos casos, el pueblo español quedaba relegado a ciudadanía de segunda; pero en este caso, no existió ningún Leovigildo ni ningún Recaredo que condujese las aguas a sus justos cauces, dependiendo exclusivamente del avance de la Reconquista.
Los muladíes serían los médicos y los maestros; los filósofos y los artistas de los que el poder invasor haría gala, y que sin lugar a dudas procedían de las escuelas españolas de Sevilla, Toledo y Córdoba.
Mientras tanto, el norte español seguía fortaleciéndose… o así. A la muerte de Alfonso I, en 757 fue alzado al trono su hijo Fruela, a quién se tiene por fundador de la ciudad de Oviedo, donde erigió una basílica y que había casado con la alavesa Munia con la que tuvo a quién sería Alfonso II. Su condición áspera y dura, su genio irritable222, acarrearían problemas que posibilitarían el estancamiento del reino hasta que reinó su hijo Alfonso II, pero entre ambos reinados pasaron veintiún años.
Fruela llevó adelante una importante labor de repoblación, marcando una frontera segura en el río Miño, y tuvo serios enfrentamientos con el ejército invasor y con sus propios vasallos; tuvo que sofocar una rebelión de los vascones, tras cuya victoria casó con una vascona, Munia. Puso orden en el clero prohibiendo el matrimonio a los clérigos223, que venía siendo habitual desde el reinado de Witiza, y en 759 debió sofocar un levantamiento de la nobleza gallega, que se sublevó contra la pragmática dictada sobre el matrimonio de los clérigos.
Murió el año 768, ajusticiado por los suyos como castigo por haber matado a su hermano Vimara que se había aliado con el clero aristocrático. Su sepultura, en la iglesia de San Salvador de Oviedo sería saqueada por las hordas árabes el año 794. Y los relatos de su muerte censuran la de su hermano, en contraste, como señala Sánchez Albornoz, con la historiografía hispano-musulmana, que incluso alaba a veces las violencias crueles de sus emires o califas.224 Al fin, un hecho que recuerda la actuación de los visigodos; algo que no había sucedido desde la asonada árabe.
Finalizando el siglo IX se refuerzan las relaciones con Asturias. Pero eso lo veremos más adelante. Falta un siglo para continuar este asunto.
A Fruela le sucedió su primo Aurelio, cuyo recuerdo se centra en la concesión de parias a los moros consistente en la entrega anual de un número indeterminado de doncellas, que parece equivale a que permitía la unión en matrimonio de doncellas nobles con musulmanes,225 y en el sometimiento de una rebelión popular. Probablemente ocasionada por la población servil que había emigrado del sur.226 Lo peor que se dice de él es que no hizo cosa en paz y en guerra que sea digna de memoria227. Fue coetáneo de Carlomagno y de Abderramán I. Alfonso, el hijo de Fruela, contaba cuatro años de edad. 
Silo, descendiente de Pelayo y casado con Adosina, hija de Alfonso I y tía del futuro Alfonso II, sustituyó a Fruela el año 774 y hubo de hacer frente a una sublevación de Galicia.228 Con los ismaelitas tuvo paz. Cuando Galicia se le rebeló, la venció tras entablar combate en el monte Cubeiro y la sometió a su impero. Mientras éste reinaba, Alfonso “el casto”, hijo de Fruela y nieto de Alfonso el mayor, gobernó el palacio, porque Silo no engendró hijo alguno de Adosinda. Éste, tras nueve años de reinado, partió de este mundo por muerte natural229  en 783 y pasó a ser rey Mauregato, hijo bastardo de Alfonso I y de una cautiva árabe según unos relatos, y concubina astur según otros, contra la voluntad de Adosina y los magnates, que colocaron a Alfonso en el trono del reino paterno. Huyendo de él Alfonso “el casto” se dirigió a Álava y se refugió entre los parientes de su madre. Mauregato retuvo por seis años el reino del que se apoderó ilegítimamente.230
Cocluían  con Mauregato quince años de paz con los invasores, motivados por los asuntos que atraían la atención de Abderramán y por la falta de ímpetu de los reyezuelos asturianos.
Mauregato mantuvo estrechas relaciones con los invasores, a quienes pagó vasallaje ominoso como el reflejado en la “leyenda de las 100 doncellas” por la que se comprometía a entregar 50 doncellas hidalgas y 50 villanas al año. Pero este hecho, según algunos historiadores no deja de ser falso, si bien parece cierto que durante estos años, y en concreto en los reinados de Silo y Mauregato, el sometimiento al invasor era evidente. Los musulmanes lanzaron una aceifa que no tuvo consecuencias… ¿Tal vez no las tuvo al haber aceptado el tributo de las doncellas? Todas las opiniones están en los historiadores. Sánchez Albornoz condena a la leyenda el tributo de las 100 doncellas.231
En tiempos del rey Mauregato fue compuesto el himno O Dei Verbum en el que se califica al apóstol Santiago de «áurea cabeza de España, nuestro protector y patrono nacional», basándose en el Breviario de los Apóstoles, que señala a Santiago predicando en España, donde tiene origen la creación del Camino de Santiago,232 que se verificaría en el reinado de Alfonso II, cuando un ermitaño llamado Pelayo había observado durante varias noches sucesivas resplandores misteriosos sobre el bosque de Libredón.
El acontecimiento mas relevante de su reinado es la querella del adopcionismo, herejía de la Iglesia promovida por Elipando de Toledo y Félix de Urgell y respondida por el Beato de Liébana y su discípulo Eterio obispo de Osma, de la que ya hemos tratado. A esta herejía, o mejor, a quienes la combatían, debemos la creación del himno de Santiago, en el que se cita al apóstol como patrono de Hispania, y la carta del beato a Elipando en 785, donde le dice que la herejía se discute no sólo en Asturias, sino en toda España.233. Dice Claudio Sánchez Albornoz que por primera vez se habló entre nosotros de la evangelización de España por Santiago en los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana del 786 y por primera vez se le invocó como patrono y protector de Hispania en un himno litúrgico en que se evoca en un acróstico la bendición del Rey de los Reyes para el rey Mauregato.234
La existencia del beato de Liébana y su labor cultural nos indican que el ambiente cultural estaba renaciendo y el espíritu cristiano se imponía sobre las creencias paganas. La obra de mayor trascendencia creada por Beato fueron sus Comentarios al Apocalipsis, que fueron copiados en manuscritos en los siglos posteriores. Beato expone en ellos una interpretación personal del relato apocalíptico, a la que añade citas procedentes del Antiguo Testamento y de los Padres de la Iglesia, y todo ello acompañado por magistrales ilustraciones. En los Comentarios se da una nueva interpretación a los símbolos del Apocalipsis: Babilonia ya no representa a la ciudad de Roma, sino a Córdoba, sede de los emires de Al Ándalus; la Bestia, antiguo símbolo del Imperio Romano, encarna ahora al invasor islámico que amenazaba con destruir la cristiandad occidental y que en esa época atribulaba con sus frecuentes razzias a los territorios del Reino de Asturias. Beato estaba convencido de la llegada inminente del Fin de los Tiempos, que vendrían precedidos por el reinado del Anticristo, cuyo imperio duraría 1290 años. 235
En 773, Córdoba se independiza de la nueva capital Abasí, Bagdad. Esta independencia es política y administrativa pero se mantiene la unidad espiritual y moral al continuar el vínculo religioso con el Califato Abasí.
El año 788 fallecía Abderramán I, habiendo superado conspiraciones por parte de familiares muy cercanos (sobrinos) que pagaron su osadía con la vida. Le sucedía su hijo Hixam I.
En la España liberada, el año 789 fue rey Bermudo I el Diácono, que era hermano de Aurelio y sobrino de Alfonso I, y conforme a la legislación de Witiza, estaba casado y tenía dos hijos. Fue elegido por los nobles para cortar las aspiraciones de Alfonso, hijo de Fruela y nieto de Alfonso el católico, que quería cortar las relaciones con el invasor236. Por estos motivos, o porque se pretendía evitar la costumbre visigoda de que el nuevo rey tomase represalias sobre quienes habían actuado en su contra, o por ambas a la vez, Alfonso quedó de momento sin ser rey.237
Mientras tanto, a la muerte de Abderramán I en 788 surgieron graves disensiones que pudieron ser contenidas no sin esfuerzo por Hixam I, que había sido designado heredero por Abderramán238, accedió al trono por haber llegado antes que su hermano Suleiman a Córdoba, ya que ambos se encontraban lejos de la ciudad.
Suleiman se garantizó la fidelidad de los toledanos y se enfrentó a su hermano; Said ben Al Husain se sublevó en Sagunto y conquistó Zaragoza; ben Fortun se batió acto seguido, y Matruh ben Sulaiman avanzó desde Barcelona y conquistó Huesca y Zaragoza.
Por su parte, el otro hijo en discordia, Abd Allah, que fue el transmisor del poder de su padre a su hermano Hixam I, se arrepintió de lo hecho y marchó a engrosar las filas de su otro hermano, Suleiman, a Toledo, donde fueron sitiados por Al Hakam. Suleiman fue derrotado en una incursión que hizo en Mérida, y Abd Allah se entregó a Hixam, que lo recibió bien.239
Esto sucedía el año 790. 
Mientras tanto, y contra todo lo previsto en Asturias, Bermudo llamó a su lado a Alfonso y lo puso al mando del ejército240. 
Este mismo año, Hixam envió una expedición contra Tudmir (ocupaba lo que actualmente es Alicante y Murcia y tenía la capital en Orihuela), desatendiendo los pactos que el año 711 permitieron que los árabes ocupasen todo el territorio nacional. Teodomiro ya había fallecido, y estaba en el trono su hijo Atanagildo, que mantenía a duras penas el reino que su padre consiguió mantener independiente mediante el tratado que en 713 firmó con Abdelaziz ben Musa.
Parece ser que Atanagildo había pactado con Carlomagno por una parte y con Abderramán ben Abib por otra, para procurar el derrocamiento de Abderramán I, que era conocido como “el advenedizo”, pero la traición posibilitó que Abderramán I abortase esta intentona el año 779.241 En esta misma época serían expulsados los mozárabes de Valencia.
Ocupó Tudmir y de paso aprovechó para expulsar de la península a su hermano Suleiman, que según los escritos árabes “se encontraba en las fronteras de tal provincia”.
Una traición le posibilitó también la toma de Zaragoza el 10 de mayo del año 791.242
Reunificado el reino, Hixam se dedicó a una vida más pacífica. Daba limosnas para que fuesen repartidas en las mezquitas, y a lo que parece no le faltaba cierto punto    de justiciero.
En cualquiera de los casos, en los textos musulmanes se repite algo que en Hixam es referido como muestra de su bondad: Impuso una multa (que luego levantó), “por haber soltado un perro en lugar en que se producían molestias a los musulmanes”.243
Aquí hay varios asuntos a tener en cuenta; primero, el perro es un animal inmundo en el Islam, que sólo puede tenerse como animal de custodia, y segundo y más importante de destacar: “producían molestia a los musulmanes”. 
En cuanto a la persecución de lo español, hay autores que afirman que puso en Córdoba y en otras ciudades españolas enseñanza de la lengua arábiga, y obligaba a los cristianos a que no hablasen otra ni escribiesen en lengua latina,244 si bien parece que esta afirmación no es cierta, al parecer de otros historiadores. Lo que sí es cierto es que en el siglo VIII, y en el seno de la España dominada, floreció un número importante de pensadores, gramáticos, poetas, literatos, médicos, astrónomos… y mártires, todos españoles, que superaban a los invasores incluso en la versificación en lengua árabe.
Sea como fuere, la emigración al norte continuaba a buen ritmo, y Asturias se había convertido en un foco peligroso para los invasores, que absorbidos por necesidades internas habían dejado para segundo término la represión de los levantiscos españoles. En el último decenio del siglo intentaron estrangular el foco rebelde. Los españoles fueron vencidos en diversas batallas y combates, vieron arrasados sus campos y destruidos sus poblados, fue saqueada su nueva capital, su rey estuvo a punto de caer cautivo y hubo de acogerse a las asperezas de los Picos de Europa. Pero los musulmanes nunca más se atrevieron a entrar en Asturias.245
Hixam I, victorioso en las luchas sucesorias de Córdoba, se embarcaba en la misión de acabar con el reino de Asturias, al que hasta la fecha no se le había hecho mucho caso. Hixam no dudaba de la insignificancia de la resistencia por lo menudo del terreno que no representaba nada en relación al territorio dominado por el Islam, que podía permitirse el lujo de enviar cuantas aceifas quisiera, sin mucho esfuerzo por parte de los atacantes y con gran desgaste por parte de los resistentes. Sería una misión molesta, pero no demasiado larga… En esta misión envíó un ejército mandado por Ubayd Allah ben Uthman, que alcanzó la Bureba, por el Ebro, y otro, dirigido a la parte occidental del reino, mandado por Yusuf ben Bujt. El primero invadió Álava y Bardulia, y el otro marchó hacia Galicia y retrocedió hasta Astorga. Bermudo le hizo frente en Villafranca del Bierzo, pero fue derrotado en el río Burbia, en Astorga, en 791. Eso le obligó a abdicar del trono, otorgándoselo a Alfonso II “el casto”.
Con Bermudo acababa una mácula en la Reconquista. Era el último de los cuatro reyes que desde 768 conformaba una etapa oscura y de regresión del reino de Asturias, cuyos reyes (Aurelio, Silo, Mauregato y Bermudo) son conocidos por algunos historiadores como “reyes holgazanes”.246
Alfonso II el Casto llegaba con ganas de cumplir su cometido y sería la antítesis de sus cuatro predecesores.










































CAPÍTULO CUARTO

El reinado de Alfonso II el Casto (años 791 a 842)
Cesáreo Jarabo

El 14 de septiembre de 791 accedía al trono de Asturias Alfonso II. Un personaje merecedor de especial atención, engendrado en una vasca por el violento y feroz Fruela, educado en la corte por sus tíos Adosina y Silo, desplazado del trono por su tío Mauregato, refugiado durante años entre sus parientes vascones, que a los veinticinco años accede al trono como consecuencia de la derrota sufrida por Bermudo el diácono, que logra escabullirse del intento de rapto llevado a cabo en la aceifa del mismo año que tomó el trono; posteriormente depuesto por un oscuro levantamiento, tras lo cual repone el orden gótico y ordena lo que ya podrá llamarse corte real, y que reina más de cincuenta años en lucha contra los poderosos ejércitos de Córdoba, apareciendo con sus huestes en cualquier punto de su alargado reino que iba del Pirineo al Atlántico llevando una vida casta, pura, inmaculada. Insisto, merecedor de atención especial. En su reinado se descubrió el sepulcro de Santiago, que tanto bien haría en la Reconquista de España,247 
Con él volvía la energía al trono asturiano después de 34 años de componendas y ominosos tributos pagados al enemigo musulmán, y con él se puede decir que se consolidó el reino de Asturias, que surgió como un caudillaje sobre los pueblos de la Cornisa Cantábrica que habían resistido tanto a los romanos como a los visigodos y que no estaban dispuestos a someterse a los dictados de los invasores y todavía a principios del siglo IX en el testamento de Alfonso II se renegaba de los visigodos culpándoles de la pérdida de Hispania248.  Alfonso II ensanchó las fronteras del reino acercándose al río Duero, llegando sus peleas hasta Lisboa y combatió con dos monarcas árabes: Al Hakam y Abderramán II. Alfonso II fue el nexo necesario de unión de los pueblos hispánicos liberados. Junto a Alfonso el Casto pelearon muchas veces incluso los paganos que habitaban en las lejanías de las tierras otrora de várdulos y caristios, vasconizadas a la caída del Imperio Romano.249
Pero la actividad de Alfonso II va más allá: Además de ser un excelente caudillo guerrero organizó política, religiosa y administrativamente el reino; activó la implantación del derecho y también lo organizó socialmente.250 A ello colaboró el concilio de Frankfurt del año 794 en que se condenaba el adopcionismo de Elipando. Con motivo de este concilio, el Papa Adriano dirigió una carta  a los "dilectísimos hermanos y consacerdotes nuestros que presiden las Iglesias de España y de Galicia", es decir, de la España árabe y del Reino de Asturias, al que por primera vez se le reconocía una organización eclesial propia.251
Apenas asentado en el trono tuvo que hacer frente a las aceifas árabes: una por Álava y otra por Galicia. Aceifas que se repetirían anualmente, y que en 794 llegaron hasta Oviedo al mando de Abdelmalik, saqueándola, pero fue la última incursión en el corazón del reino. El ejército agareno fue exterminado en Lutos, excelente lugar por su angostura para llevar a efecto la matanza, cuando regresaba victorioso a Córdoba.252 
Hixam, contrariado ante el desastre, organizó nuevas aceifas para el siguiente año, 795, al mando de Abdelkrim. Diez mil soldados partieron contra Asturias, que los recibió, no en las montañas, sino en campo abierto. Craso error, el 18 de Septiembre vencieron los sarracenos, que se lanzaron en persecución de las tropas de Alfonso, que sufrieron una nueva derrota, dando lugar una persecución que cubrió gran parte del pequeño reino, que acabó con la retirada de los agarenos por temor a las inclemencias del invierno. El otro ejército que había atacado por Galicia volvió habiendo dejado gran número de bajas en el intento.253
Alfonso II fue el fundador de Santiago de Compostela254, donde mandó construir un templo en el “Campo del Apóstol” y le asignó para su sostenimiento el territorio de tres millas en círcunferencia.255y fue quien puso su corte en Oviedo, después de infligir dos importantes derrotas a los invasores en Lutos y Naharón, y reconquistó Lisboa, llevando sus fronteras hasta el Tajo. En 794 ocasionó una terrible derrota a los invasores, en la batalla de Lodos (o Lutos), donde pereció todo el ejército musulmán (70.000 hombres)256.y257.
Por el extremo oriental, la colaboración de los mozárabes permitió a Carlomagno la fundación del condado de Barcelona, pactando, el año 777 con varios caudillos musulmanes, y entre ellos el wali de Barcelona Alarabi, que se habían sublevado contra el emirato en beneficio de los abbasidas de Oriente. Los mozárabes de Tarragona aprovecharon la coyuntura para emigrar a las tierras recientemente liberadas.258
Urgel quedó liberada del poder musulmán, y los mismos ejércitos de Carlomagno, al mando de su hijo Ludovico Pío, liberarían, el año 785, con la participación directa de los mozárabes, Ampurias y Gerona, que había permanecido desde el 717 en poder del islam. Es de suponer que con ello quedó liberado el Ampurdán.259
En respuesta a esta actividad, Hixem había convocado guerra santa el año 791, que obtuvo mucho apoyo, con el que se organizaron tres ejércitos, uno contra Galicia, otro contra las montañas Albasquenses (montañas vascas), y el tercero, contra la Narbonense.260
Un ejército a las órdenes de Abdelkrim, conquistó Gerona, llegó a Narbona y obtuvo tal botín que con el quinto del mismo se construyó la mezquita y el puente de Córdoba261, en cuya construcción empleó en régimen de esclavitud a los prisioneros traídos de Narbona. Gerona fue tomada y sus habitantes degollados.262 
En la expedición a Galicia ocasionó grandes perjuicios y tomando ingente cantidad de cautivos, ganado y otras rapiñas, pero en el Bierzo topó con las fuerzas de Bermudo, con un resultado que no conocemos, ya que el Albeldense da la victoria a los españoles y Al-Makari la da a los invasores.263 El ejército asturiano era comandado por quién todavía no era rey: Alfonso II.
Barcelona sería reconquistada el año 801, tras 84 años de dominación árabe por Luis el Piadoso, pero se encontraría con dos partidos entre los españoles: uno favorable a los francos porque los liberaba del poder musulmán y otro contrario, ya que no veían con buenos ojos pasar de la dominación árabe a la dominación franca. Posteriormente sería nombrado conde de Barcelona el godo Bera, que también era conde de Gerona, Besalú. Rasés y Conflent264 y lo sería hasta el 820, cuando fue depuesto por infidelidad a Carlomagno. Le sustituyó Rampón, conde franco impuesto por Carlomagno, y que ejercería hasta el año 825, cuando una vez muerto fue sustituido por Bernardo de Septimania, godo del partido profranco, quién sufrió un levantamiento de los contrarios al poder franco en la comarca de Vic, al mando de Aizón, lugarteniente que fuera de Bera, que vio engrosar su partido con muchos españoles descontentos con el poder franco. Aizón acabaría huído a Córdoba, donde finalmente fue asesinado por orden del emir.

Rebelado Bernardo contra Ludovico Pio, y apoyando a Pipino de Aquitania, fue vencido y destituido de todos sus cargos, que los recuperaría en 835, tras la muerte de su sucesor, Berenguer de Tolosa. Bernardo seguiría jugando con dos barajas, y finalmente, en 844 fue decapitado por orden de Carlos el calvo. 265

Los moros fueron expulsados de Ausona (Vic), de donde quedó como gobernador el conde Borrell; Osca (Huesca), y Cardona, Manresa, Egara entre las principales, pasando acto seguido a liberar Tarragona y Tortosa el año 809 por Ludovico Pío.
El celo hispánico del partido contrario a los francos no jugó en esta ocasión al servicio de la Patria, sino al servicio del invasor, cuando con el alzamiento anti franco del año 826, Aizón posibilitó que los moros volviesen a invadir todo el condado de Vic, y las comarcas de Lérida, Tarragona y Tortosa.266
La participación franca en la reconquista, así, significó no pocos problemas añadidos. Los francos acabaron tomando la mayor parte de lo que con el tiempo sería Cataluña, hasta el Ebro, en lo que se conoce como Marca Hispánica, denominación utilizada esporádicamente del 821 al 850, resucitada por Pierre de Marca en 1688 para justificar la incorporación de Cataluña a Francia; según Marcelo Capdeferro, la Marca Hispánica, que estuvo compuesta de los condados de Rosellón, Gerona, Ampurias, Besalú, Ausona, Urgel, Cerdaña, Barcelona, Pallars, Ribagorza, Sobrarbe, Aragón y Pamplona267, no existió en esencia como tal “marca” o territorio dominado por los francos268. Aquí, sin embargo, puede señalarse el punto de inflexión en la pérdida de control hispánico sobre la Narbonense, si bien continuaron manteniendo el Fuero Juzgo.
Tuvieron serios problemas, ya que los francos aprovechaban que los españoles habían puesto en cultivos algún territorio, para enajenárselo o reducirlos a servidumbre. Ludovico Pío, en 816, les reconoció sus derechos, que fueron posteriormente reafirmados por Carlos el Calvo, en 844269, todo lo cual se vio reafirmado con la asunción de Wifredo el Velloso en 878, que se vio con los títulos de conde Barcelona, Gerona y Ausona… y del condado de Urgel, que cedió a su hermano Miró.
Y los infantes que tomaban las plazas, en concreto Barcelona, eran gentes de los Pirineos comandadas por un musulmán, Balhul, que hasta llegó a tomar espúreamente Tarragona.270
En este tiempo estaba surgiendo otro reino hispánico en los Pirineos: Navarra. No se sabe a ciencia cierta el lugar donde se fundó el reino de Navarra. 
No obstante, Pamplona estaba en poder los moros, y Carlomagno, que después de Barcelona sitió Zaragoza, debió retirarse por la sublevación de los sajones en el norte de sus dominios. Pasó por Pamplona, destruyó las murallas, y sufrió la emboscada de Roncesvalles, llevada a cabo por los vascones. Era el 15 de Agosto de 778. Carlomagno se percataba que era imposible actuar en España sin la aquiescencia de los españoles, que no querían estar sometidos n i a musulmanes ni a francos.
Roncesvalles marca un hito en la conformación de este reino hispánico, con la victoria sobre el reino franco de Carlomagno en la persona de Roldán, que si en la literatura francesa dio lugar al “Cantar de Roldán”, en la española dio lugar al “altabiskarko cantua”271.
Entre tanto, los mozárabes empezaron a rebelarse contra el invasor, con la esperanza de encontrar el apoyo de los muladís, que como aquellos se encontraban oprimidos por el invasor.
El año 795 Hixam enviaba una aceifa contra Asturias al mando de Abdelkrim, arrasando todos los lugares por los que pasaba.272
El año 796 moría Hixam, y era sustituído por Al Hakam I. Con el nuevo emir se producirían levantamientos de sus tíos Suleiman y Abdala, que pretendían el trono y mientras Abdala se aliaba con el cadí de Toledo, de cuya circunscripción sólo se declaró fiel a Al Hakam Amru, de Talavera. Suleiman reclutaba tropas en África y buscaba alianzas con Carlomagno, quién le envió a Ludovico Pío, que recobraba Narbona y Gerona y se le entregaban Huesca, Lérida y Pamplona, mientras Barcelona se ponía a su disposición, aunque a la hora de la verdad, se retiró la oferta, lo que conllevó un duro sitio de la ciudad. Finalmente conquistada, quedó como conde un noble godo llamado Bera. 
Zaragoza había caído en manos del rebelde Balul ibn Marzuk, los pamploneses habían matado al gobernador Mutarrif, de los Banu Qasi, y Alfonso el Casto, aprovechando las discordias del enemigo, arrasó Lisboa en 798, de donde entregó a Carlomagno, como presente siete mil prisioneros273 . Esta osadía turbó a los invasores, que no supieron reaccionar, turbados por las discordias noroccidentales con los tíos del emir, cuando el año 800 Abdala, tomaba Huesca. A la zona noroccidental dirigió Al Hakam las aceifas del año 801, que sufrieron una terrible derrota por parte de las tropas españolas en el desfiladero d Arganzón274, lo que les impidió llegar a combatir con su objetivo, Abdala,. En 803 sufrió una nueva derrota por parte de Alfonso el Casto en el valle del Pisuerga.
Puesto finalmente en marcha Al Hakam, recuperó Gerona, Huesca, Lérida, Gerona, Barcelona, y en Narbona degolló a la población.
Mientras, sus tíos se habían hecho con Valencia y con Murcia, donde se retiraron, su general Amrú toma Toledo y ejecuta al cadí. Atacaron Córdoba por sorpresa, pero Al Hakam los venció en batalla, matando a su tío Suleiman.275 Tras esta derrota, su otro tío, Abdala, pidión el “amam”, la paz.
Era el año 801.
El año 800, la España liberada conoció un nuevo caudillo: Iñigo Arista, fundador de la primera dinastía navarra276, tras deshacerse del sometimiento franco. Era Iñigo familia de la familia islamizada Banu Qasi, y participó en las reyertas que éstos mantuvieron con el poder de Córdoba. Murió el año 850, un año después de haber claudicado los Banu Qasi ante Córdoba.
Pero el buen sol que brillaba para España se vio turbado el 802 por el alzamiento de un personaje cuyo nombre nos es negado por la historia, y que a punto estuvo de dar al traste con Alfonso, pero un grupo de fieles venció al rebelde y restituyó en su trono a Alfonso, que permaneció recluido en el monasterio de Ablaña durante un año277. El presente de Alfonso a Carlomagno parece ser el origen de las discordias internas que a punto estuvieron de acabar con el reinado de Alfonso. Lo cierto es que no volvieron a efectuarse semejantes presentes.278
Durante los siguientes años de su reinado, dedicaría Alfonso grandes esfuerzos a embellecer su reino con hermosas construcciones, e instalando nuevos monasterios desde Vardulia hasta Galicia y repoblando castros y ciudades con la población mozárabe que huía del dominio musulmán. Y es que en estos momentos se había consolidado el frente del noreste. La Marca Hispánica, donde emigraban muchos españoles huyendo del poder sarraceno absorbía la atención de Córdoba, y el príncipe Abderramán se enfrentaba y hacía huir de Tarragona a Ludovico Pio el año 809.279 Algo que volvería a repetir el año 811, cuando retomó Gerona y llegó a Narbona.
La cultura reverdeció en el reinado de Alfonso II, habiéndose llegado a escribir la conocida como “crónica asturiana perdida” cuya existencia fue demostrada por Claudio Sánchez Albornoz280, y restableció el gobierno de palacio, que podemos entender como la estructuración del gobierno. Así mismo creó el obispado de Oviedo281.
Mientras, en Córdoba se producían graves altercados con los mozárabes, que fueron salvajemente reprimidos por el emir.
El primero de ellos ocurriría en Córdoba durante los años 805, 806 y 814, y sus autores, los muladís, que no buscaron la complicidad de sus hermanos mozárabes, fueron duramente reprimidos. Expulsados, marcharon unas ocho mil familias a Fez, donde fueron ubicados separados de la población árabe.282
El tributo en sangre no fue pequeño. Setenta y dos de los conjurados fueron crucificados, y en 806, una manifestación callejera de protesta le hizo, en 806, poblar de cruces las márgenes del Guadalquivir.283
Otros levantamientos se produjeron en Mérida y en Toledo, de cuyos habitantes diría el cronista árabe Ibn Alcutia que tenían en alto grado el espíritu de rebeldía. La falta de coincidencia religiosa impidió los triunfos que resultaban necesarios a los españoles; mozárabes y muladíes no acababan de colaborar con total confianza, a pesar del ardor patriótico mostrado por su cabecilla, el poeta muladí Guerbib. 284
Sólo a la muerte de éste, y cuando fue nombrado gobernador en 807 el renegado Amrús ben Yusuf, se acabó con la revuelta, urdiendo el asesinato del nuevo cabecilla, Obvaida ben Hamid, cuya cabeza fue remitida, en sal, a Al Hakam. 
El nuevo gobernador se granjeó la confianza de los españoles y les tendió una celada. 
El príncipe heredero, Abderramán, al mando de una aceifa, se presentó en Toledo y se hospedó en la alcazaba que los mismos toledanos habían elevado, donde recibió a los españoles más principales y les ofreció un magnífico banquete.
Los españoles fueron recibidos de uno en uno, siendo conducidos al centro de la fortaleza donde se había excavado un gran foso, donde fueron arrojados, previamente degollados, todos los invitados. Cuentan los historiadores árabes Ben Alcutia, Annouairi e Ibn Adari que fueron asesinados entre 700 y 5000 toledanos ante la vista de Abderraman, que contaba catorce años. El trágico día ha pasado a la historia como “el día de la hoya”285. Y es que los invasores seguían al pie de la letra lo que les manda el califa Omar: “Nosotros debemos comernos a los cristianos, y nuestros descendientes se deben comer a los suyos mientras que dure el islamismo”.286
Cuenta el historiador Ben Alcutia287 : “Los toledanos eran gente tan revoltosa e insubordinada que no hacían caso de los gobernadores, hasta un extremo a que jamás llegaron vasallos de ningún país respecto a sus autoridades”… y sigue relatando que “ascendió eol número de los muertos a cinco mil trescientos y pico. La visión de la espada se le fijó a Abderraman en los ojos; nunca pudo borrarla mientras vivió”.
Pero no era sólo Toledo; el 31 de Agosto del 813 tuvo lugar en Córdoba la revuelta llamada del arrabal; lo cuenta Ben Alathir288. El desorden llegó a tal punto que, cuando se convocaba a la plegaria, el populacho gritaba, dirigiéndose a Al- Hakam: “¡Ven a rezar, borracho, ven a rezar!” Por su parte, Al Hakam hizo crucificar a diez españoles significados cristianos, lo que motivó un levantamiento y la ruina del arrabal. 
Acto seguido sacó de todas las viviendas a quienes las habitaban y se les hizo prisioneros, luego se detuvo a treinta de los más notables de entre ellos, se les ejecutó y se les crucificó cabeza abajo. Y, durante tres días, los arrabales de Córdoba sufrieron muertes, incendios, pillajes y destrucciones. Parte de los emigrantes del Arrabal se refugiaron en Fez y otros en la isla de Creta, donde formarían un gobierno autónomo hasta el año 961.289 Al Hakam, después hizo arrasar el arrabal y sembrarlo para que no quedara recuerdo de él. Posteriormente lo convertiría en cementerio.290
En más de veinte mil hombres útiles disminuyó la población de Córdoba. Y el arrabal quedó arrasado y convertido en campo de siembra.291
Pero este asunto del arrabal de Secunda no es un hecho aislado, porque los muros del alcázar no existían sólo para prevenir ataques de los enemigos exteriores: como la Alambra, el alcázar de Córdoba era una recelosa fortificación construida para defender al rey de los motines de sus súbditos, y por eso tenía puertas que permitían salir de la ciudad sin pasar por sus calles.292

En medio de estos acontecimientos, el año 809 moría Aureolo, tradicionalmente considerado como el jefe de los francos en Aragón desde el 802, aunque su dominio resulta más que dudoso para los historiadores, que lo ponen en relación con el señor de Zaragoza. Le sucedió Aznar I Galíndez, que fue conde hasta 820, cuando pasó a ser conde de Cerdaña y de Urgel, como consecuencia de sus relaciones con los Banu Qasi. Fue depuesto por García I Galíndez, a quién Iñigo Arista le proporcionó un pequeño ejército con el que depuso a Aznar I Galíndez, tomó el gobierno del condado de Aragón, y con la ayuda de los Banu Qasi de Zaragoza se enfrentó a los francos. En 833 cedió el puesto a su hijo Galindo Garcés, 293  que sería conde de Urgell y de Cerdaña y usurpó los condados de Pallars y Ribagorza de los dominios de Berenguer.294

Mientras, entre los años 812 y 832 fue conde de Rosellón Gaucelmo, hijo del conde Guillermo I de Tolosa, hermano de Bernardo de Septimania y hermanastro del conde Bera. Ese 812, Ludovico Pio se estableció en Pamplona, y en 816 Al Hakan envió un poderoso ejército contra él y contra Alfonso II, que alcancó una victoria que fue aplastante en el rio Orón, que acabó en retirada295. Ese mismo 816 Gaucelmo se convirtió en conde de Ampurias y, a partir del año 829 utilizó el título de marqués de Gothia. Luego pasaría a poder del conde Súñer I de Ampurias296.

En estas fechas, los españoles que habían vivido casi un siglo sojuzgados por los conquistadores, conversos al Islam o fieles a Cristo, habían al cabo adquirido conciencia de su fuerza frente a la oligarquía oriental que les dominaba y explotaba; habían empezado a sufrir con trabajo su coyunda y habían comenzado a alzarse en los tradicionales núcleos urbanos otrora catalizadores de la vida política hispana: Mérida, Toledo, Zaragoza... y hasta en la misma Córdoba...297
El siglo IX fue, sin lugar a dudas el siglo en que el invasor rompió todos los pactos firmados durante los principios de la invasión. Se despojó de todo derecho a los españoles y se les puso graves cargas, entre las que no eran las menores la circuncisión obligatoria y la regalía, atreviéndose a nombrar prelados y a convocar concilios que eran nutridos por representantes del Emir.298 Y todo con la anuencia de algunos prelados, como el de triste recuerdo Saulo, Obispo de Córdoba en 850, que aprobaba los irrefrenables aumentos de impuestos con los que el emir cargaba a los cristianos conduciendo irremisiblemente a la pobreza absoluta de la población española. No obstante, este obispo acabaría rehabilitado por su actuación ante la persecución iniciada el siguiente año 851.
El año 822 moría Al Hakam y subía al trono Abderraman II, que además de poseer una sensualidad extrema que le llevaba a abandonar una aceifa porque había tenido un sueño erótico, se significaría, como su padre, en la sañuda persecución ejercida sobre el pueblo español, y en la feroz represión ejercida entre su propia gente, que sufrió fuertes discordias civiles surgidas entre árabes y bereberes.

Aprovechando esas discordias civiles, Toledo volvió a sublevarse, azuzado por el muladí Haxim Addarrab, quien mantuvo en pie de guerra a la población hasta que fue muerto en combate, en el año 831. Estas luchas permitían que Toledo permaneciese libre de la efectiva dominación musulmana, que fue rechazada repetidamente hasta el 834, cuando tras vencer la última aceifa, atacaron el castillo de Calatrava, donde fueron deshechos y hecha una montaña con las cabezas de los atacantes, como era costumbre musulmana, y sobre la cual eran entonadas alabanzas a Alá por un ayatola.

Finalmente, el año 836, y mediante la traición de un muladí, sufrieron asedio por hambre, al que sucumbieron el 16 de Junio de 837.

Por su parte, también Mérida se sublevó, y en 827 mataron al gobernador y se mantuvieron independientes hasta 833, cuando tras sangrienta lucha fue nuevamente ocupada. La ciudad pidió ayuda a Ludovico Pío, quién les animó a que emigrasen a sus posesiones299; algo que no hicieron los emeritenses, que nuevamente se rebelaron en 836.

Esto no impidió a Abderramán, no obstante, seguir con las incursiones en Asturias. En 823, y mientras gozaba de su harén, envió una nueva aceifa al mando del general Abdelkrim, que ya resabiado de sus experiencias anteriores, prefirió atacar la parte del reino más alejada de Oviedo: Álava  Arrasó el territorio y volvió sin mayores consecuencias.300 Clara muestra de la debilidad de los invasores frente al reino de Asturias. Nuevas aceifas se repetirían el año 825, con tres ejércitos, dos dirigidos a Galicia y uno dirigido a Álava. La idea era conquistar Galicia.

La aceifa alavesa fue un éxito para los árabes. Los ejércitos que acometían Galicia fueron exterminados respectivamente en Narón y en Anceo. Esto ocasionó que Abderramán organizase una nueva aceifa para el mismo año, en una época poco favorable para llevarla a cabo, Diciembre, que no tuvo consecuencias.301 La siguiente aceifa no sería hasta 838, y es que Córdoba debió atender los levantamientos de los muladíes, de las que algo hemos tratado y trataremos en más profundidad.

Uno de ellos, Muhaud, de Mérida, derrotado en 833 por Abderramán, se acogió al reino de Asturias con sus tropas, siendo asentado en Sarria, pero en la aceifa del 838 volvió con los suyos, no sin antes haber intentado segregar posesiones asturianas para entregarlas a Abderraman. El casto lo derrotó cerca de Viso y exterminó a sus tropas.302

Mientras tanto, en el naciente Aragón, Galindo Garcés se mantuvo guerreando desde el 833 al 844, cuando lo sucedió Galindo I Aznárez, también conde de Urgel (830-833),
Cerdaña (830-833), Pallars (833-834) y Ribagorza (833-834).303 

A partir del año 838, ahogadas en sangre las revueltas de los muladís y de los mozárabes, Abderramán lanzó dos campañas anuales contra Galicia y contra Vardulia, siendo que el propio Abderramán encabezó la del año 839, que abandonó al llegar a Guadalajara porque tuvo un sueño erótico que le animó a volverse con su harén. Evidentemente no tenía demasiadas afinidades con Alfonso “el casto”.

Los poetas árabes cantaron tanto la deriva de Abderramán como las barbaridades que su ejército cometió en tierra vasca: las cabezas solas de los muertos formaron montones altos como colinas.304 Como represalia, el rey casto realizó una acción de castigo sobre Medinaceli.

El rey casto moriría el año 842, y de él diría posteriormente Alfonso III: “Permultis spatiis temporum gloriosam, castam, pudicam, sobriam atque inmaculatam uitam duxit. Atque in senectute bona post quinquaginta duos annos regni sui santissimum spiritum permisit ad coelum. Et qui in hoc seculo sanctissimam vital egit, Oueto ipse in in tumulo pace quieuit, aera DCCCLXXXI.











Capítulo quinto

Desde la muerte de Alfonso II el año 842 hasta el año 929, con la proclamación del califato de Córdoba por parte de Abderraman III

Cesáreo Jarabo


En Asturias, a la muerte de Alfonso II, subió al trono el año 842 Ramiro I, hijo de Bermudo I, nieto de Fruela, que inmediatamente tuvo que hacer frente a las pretensiones de su cuñado, Nepociano, que aprovechó su ausencia para despojarlo del trono, a pesar de haber sido reconocido por el “palatium”. Se originaría una guerra civil que enfrentó a Nepociano, con el apoyo de astures, cántabros vascones, siendo que Ramiro recibió apoyo de Galicia, con el que sin librar batalla, en Corneliana se libró del usurpador, que sería cegado y confinado a un monasterio.305

De inmediato debió enfrentarse a invasiones normandas, a los que desbarató en La Coruña306 y posteriormente fue protagonista de la batalla de Clavijo contra los moros307, que tantas veces ha sido puesta en entredicho por historiadores de primerísimo orden, como Claudio Sánchez Albornoz, que señala el hecho de que Clavijo no se encuentra en la ruta habitual de las aceifas de Córdoba contra el reino de Asturias, sino contra los Banu Qasi de Zaragoza, sentencia que resulta dudosa,… y que otras tantas ha sido afirmada por historiadores de renombre incuestionable.  Y a la par, Musa ben Musa mantuvo enfrentamientos con las tropas del emir, que le lanzó aceifas los años 842-843-844-845-847 y 850, en cuyos límites se encuentra Clavijo.

Era Musa ben Musa nieto del conde godo Fortún, que apostasió para mantener sus dominios, y posteriormente tuvo unos dominios que comprendían desde Zaragoza hasta la Rioja, con un poder que no consideraba inferior al de Córdoba ni al de Asturias. Por ese motivo se hacía llamar “el tercer rey de España”.308 Sus hijos, los Beni Qasi, continuaron su rebeldía aliados con Alfonso III, y estaban emparentados con los reinos cristianos. Musa ibn Musa era hermano de madre de Íñigo Íñiguez, conocido posteriormente como Íñigo Arista, primer rey de Pamplona.309

En 841 una fuerza expedicionaria de Al-Ándalus invadió el Condado de Barcelona y atravesó la Cerdaña, donde fueron detenidos por las fuerzas de Sunifredo. Este éxito debió influir para que el rey franco Carlos II el Calvo lo nombrara en 844 Conde de Barcelona, Osona, Besalú, Gerona, Narbona, Agde, Beziers, Lodève y Nimes. Alrededor de 848 perdió el poder y seguramente también la vida al enfrentarse a Guillermo de Septimania, hijo de Bernardo de Septimania, sublevado desde 844 contra Carlos II el Calvo.310

Uno de sus hijos, Wifredo (o Sunifredo), sería en 878 Conde de Barcelona como Wifredo el Velloso.

Por estas fechas los normandos invadieron toda España, tanto la liberada como la sometida al poder musulmán, causando grandes estragos sin distingos entre cristianos e invasores, entrando por el Guadalquivir el 25 de septiembre de 844, llegando hasta Sevilla, que fue saqueada.311 Finalmente serían derrotados por tropas de Abderraman II , que incendiaron treinta naves y pasaron a cuchillo a cuatrocientos de ellos que tomaron prisioneros.312

Aprovechando esta coyuntura, Ramiro ocupó Legio VII Gemina, León y la repobló, pero en 846, el príncipe Mohamed volvió a despoblarla. No sería repoblada hasta pasada una década. Primer intento de repoblar el desierto estratégico impuesto por Alfonso I.313

Por su parte, Abderraman llevaba a efecto un profundo cambio administrativo: Ponía a punto los servicios de cancillería y administración cordobeses, creaba la ceca de Córdoba y daba comienzo a las manufacturas textiles palatinas, o tiraz, reformaba  y ampliaba el ejército y daba un evidente impulso en el proceso de urbanización de AI-Andalus, marcado tanto por el crecimiento de las ciudades antiguas como por la fundación de nuevas (Madrid, Murcia, Ubeda... ); por otro lado, las fuentes hablan de una auténtica fiebre de construcciones tanto en Córdoba (ampliación de la mezquita aljama) como en otras ciudades.314

Gran parte de las ciudades musulmanas se fundaron sobre poblados anteriores. Solían emplazarse en lugares estratégicos por su carácter defensivo (Loja, Antequera, Lorca, Niebla, Toledo) o al lado de ríos y barrancos, que podían servir de defensa natural, aunque otras ciudades se situaron en lugares llanos, caso de Valencia, Sevilla, Córdoba o Écija.
El paisaje de la ciudad islámica se caracterizaba por un conjunto apretado de edificios rodeados y protegidos por una muralla que la separaba radicalmente del exterior. Lo más representativo de la ciudad islámica es su plano, en el que destacaban unas cuantas calles transversales o radiales de trazado sinuoso que enlazaban con las entradas o puertas de la ciudad; las calles eran angostas, quebradas y torcidas; también eran frecuentes los callejones ciegos o sin salida, llamados adarves.315

Por su parte, la población de la ciudad cristiana vivía de la ganadería y de la agricultura de secano, y la actividad industrial y mercantil era muy escasa. Las ciudades desempeñaban una función militar y estratégica, de ahí que el paisaje urbano se caracterizara por pequeños recintos amurallados cuyas calle solían ser estrechas y estar bordeadas con pórticos y soportales. En el centro se situaba la plaza  y en ella se levantaba la iglesia, utilizada también como lugar para el mercado. Las ciudades se componían de parroquias cuya advocación daba nombre a los barrios.

Galindo I Aznarez fue conde de Aragón del 844 al 867, sucediendo a Galindo Garcés.316, y a éste le sucedió Aznar II Galíndez, que moriría en 893.

Mientras tanto, Carlos el Calvo mató al conde Bernardo de Barcelona, cabecilla, al parecer, de una bandería que quería sacudirse del yugo franco. Su hijo Guillermo, para vengarlo, se alió a Córdoba en una lucha perduró hasta el año 847, cuando Carlos el Calvo se alió con Abderramán II, que retiró el apoyo al rebelde, quién a pesar de todo tomó Barcelona y Ampurias. Moríría en batalla al año siguiente.317

Por el este, en 848 Abderramán volvió a invadir Baleares, que se había liberado con la ayuda franca. La dominación árabe duró diez años, cuando los invasores normandos saquearon sin distinción a moros y a cristianos.318 Por su parte, en 885 Ibiza fue tomada por primera vez por los moros, mientras Bizancio mandaba embajadores solicitando alianza con Córdoba en su lucha contra Bagdad; alianza que fue rechazada.

El año 849 Carlos el calvo se presentó en Narbona para nombrar a Alerán como conde de Barcelona, Ampurias y Rosellón, y marqués de Gothia (847), en contra de la costumbre establecida de otorgar tal cargo a un noble de origen godo; asimismo concedió a Wifredo los condados de Gerona y Besalú, y a Salomón los condados de Cerdaña, Urgel y Conflent. Los árabes atacaron y conquistaron Barcelona el 851-852 saqueando y diezmaron la población, aunque se retiraron después. Posiblemente Alerán muriera en estos combates. 319 Fue sustituido por Odalrico, que protagonizó enfrentamientos con Musa ben Musa, y murió en 857, siendo sustituido por Hunifredo de Gotia, que acabó enfrentado con Carlos el Calvo, y vencido, huyó de sus posesiones en 864.320
El 1 de febrero del año 850, muere Ramiro I, que en 8 años conoció más sublevaciones además de la que cortó en el mismo momento de su coronación, y el florecimiento de los “magos”, a los que acabó exterminando. Sánchez Albornoz señala que, tal vez, el fenómeno de los magos fuese un coletazo del priscilianismo.321
Fue elevado al trono de Asturias Ordoño I, su hijo, con lo que queda instaurada la monarquía hereditaria, quién obtuvo una sonora victoria  sobre los invasores y otra sobre una nueva invasión normanda y llevó sus dominios sobre los territorios vascones. En 856 repobló León, que iría creciendo en actividad social y económica, lo que la llevó a ser la capital del reino en tiempos de García I, el año 910, creó los obispados de León y Astorga, y se revivía las relaciones iglesia-estado que tanto influyeron en la monarquía visigoda. 
A los dos años de iniciado su reinado moría Abderramán II y Ordoño tomaba con brío la colonización del valle del Duero, mientras los vascones retomaban su costumbre de sublevarse al cambio de rey. El asunto se solventó con un encuentro victorioso frente a las tropas de Al-Mundir, tras lo cual se pacificó el territorio. Tal vez el levantamiento tuviera relación con el asunto de Navarra, donde el año 851 ascendió al trono García Iñiguez, hijo de Iñigo Arista, que fue educado en Córdoba322. El 859 los normandos lo tomaron preso, y fue rescatado mediante una gruesa suma pagada por el reino de Asturias, a pesar de que nunca tuvo buenas relaciones con Ordoño. Este hecho significaría que García Iñiguez dejase de lado a su primo Muza y girase su atención hacia sus benefactores.323
Ordoño I Murió en 866,324 y fue sustituido por su hijo Alfonso III el Magno.
A la muerte de Ordoño I,  Asturias había recuperado Salamanca, Tuy, León, Astorga y Amaya; Navarra llegaba hasta los límites marcados por los Banu Qasi. Éstos tenían una gran influencia que llegaba hasta Toledo y frenaban los avances de los africanos, sin ir más allá, y la Marca Hispánica, que en principio comprendía los territorios entre Pamplona y Barcelona, se había concentrado en los condados de Barcelona, Gerona, Ampurias, Rosellón, Vic, Besalú y Urgel-Cerdeña, y llegaban hasta Tortosa, se encontraban envueltos en movimientos tendentes a reivindicar su carácter hispánico frente al imperio carolingio.

El caso de Toledo es digno de destacar, porque nunca tuvo un sometimiento permanente al invasor; sólo estuvo sometida en dos periodos de tiempo de 11 y 15 años respectivamente (785-796 y 837-852), habiendo permanecido el resto del tiempo en plena independencia de vida administrativa y realidad social frente a los emires de Córdoba.325
Alfonso III lucha, vence en Polvoraria y Valdemoro, pasa el Miño y el Duero y repuebla Oporto y Coimbra. Por todos estos hechos merece el sobrenombre de Grande. No obstante, habrá quién piense de otra manera cuando compruebe su actuación con la rebelión de Omar ben Hafsun y observe que perdió una oportunidad histórica.
Con Alfonso III se dejó yermo el territorio hasta Mérida, donde apoyó a Ben Marwan, y se repobló Braga, Oporto, Coimbra, Viseo, Lameo y Oca.326 Con gentes del norte el valle del Duero mediante un sistema llamado presura y que se basa en el derecho romano: el que llega y pone en cultivo una tierra yerma, se convierte en su dueño.327 Y Toledo mantenía su estatus de mediana independencia con el apoyo de Asturias y Zaragoza, donde reinaba la familia Beni Qasi (hijos de Casio), muladíes que mantuvieron una posición ambivalente, aunque abiertamente más cercana al ideal hispánico. Como hemos señalado, estaban emparentados con la casa de Navarra.

En lo económico, Asturias se basaba en la agricultura y la ganadería, mientras en lo social estamos hablando de una sociedad de hombres libres. El feudalismo, triunfante en Europa, tendría, sí, reflejo en España, pero extraordinariamente limitado por el poder real en Castilla, León, Aragón, Portugal y Navarra, y con especial incidencia en los condados de la Marca Hispánica, de influencia franca. No obstante, es de señalar que el mismo nacimiento de Castilla o de Portugal es debido a ese hecho feudal, que por otra parte tuvo la virtud de saber eliminar el desarrollo del feudalismo en su territorio.

En medio de estas convulsiones en los condados de la Marca Hispánica y de la relativa tranquilidad de los reinos noroccidentales, la codicia y el despotismo de los invasores encontraba vías de aplicación por traidores que, como el conde Servando o el obispo Saulo, sometían a presiones económicas sin nombre al ya exhausto pueblo español. Tal era el asedio sufrido por el pueblo español, que incluso eran agredidos en los funerales328.

El verdadero organizador del Emirato Independiente fue Abderramán II, quien delegó los poderes en manos de los visires y logró una islamización muy rápida de la península, reduciendo considerablemente el número de cristianos en territorio musulmán.

Abderramán II embelleció Córdoba con soberbios monumentos, haciéndola centro de todas las delicias, llena de voluptuosidad, mientras los cristianos eran confinados a la miseria más absoluta, lo que posibilitó el nacimiento de un bando mozárabe pro musulmán, que fue cantera para el ejército sarraceno y para los servicios del entramado administrativo del emir, teniendo como consecuencia, entre otras cosas, que las prohibiciones en cuanto al vestido eran soslayadas para estos colaboracionistas.

Las quejas emitidas por los pensadores españoles al respecto muestran la triste situación de la población española, desnortada y actuando conforme la voluntad del invasor, que apoyaba abiertamente ésta situación propiciando la herejía y el cisma “casianista” y el “jovinianista”, que permitían la bigamia y el incesto329, al tiempo que cargaba de impuestos a los españoles.

Espiraindeo y sus discípulos Eulogio y Álvaro Paulo, combatieron ferozmente estas herejías tras haber obtenido una formación superior; San Eulogio llevó a Córdoba el texto de “La Ciudad de Dios”, de San Agustín, la Eneida, de Virgilio, poesías de Juvenal y de Honorio, los opúsculos de Porfirio y otras obras que había recogido en su viaje a los reinos cristianos del norte.330

Dice D. Marcelino Menéndez Pelayo que en esta época los cristianos, en Córdoba, hasta  podían tocar las campanas de las iglesias, que eran seis, pero el sensualismo musulmán, y la total pérdida de principios hacía que quienes habían padecido todo tipo de persecuciones y cortapisas, viesen en el momento que vivían, en el que todo estaba bien, un ejemplo de convivencia que les hacía volverse favorablemente al Islam… O algo peor, cual era, vivir diciéndose cristianos y con un harén...o practicando el vicio abominable por excelencia, que si bien es castigado por el Islam, parece que es de uso generalizado.

Alertados por esta situación tomaron cartas en el asunto Espiraindeo, Eulogio y Álvaro, reclamando en los fieles cristianos una vuelta a la fe, lo que les obligó a poner al descubierto la falsedad y la perfidia del Islam en general y en concreto de Mahoma, según queda reflejado en el mismo Corán. Usando el Corán resaltaron las manifiestas contradicciones que no resisten el menor de los análisis y destacaban los pecados de Mahoma, llegando Espiraindeo a calificarlo de dogmatizador impuro, cabeza vacía, lazo de perdición y sentina de todos los vicios. Estas expresiones que en un mundo relativista como era el de Córdoba, eran asumibles en el terreno privado, eran inaceptables si se decían en público, y justo eso fue lo que hicieron los discípulos cristianos de Espiraindeo, hablando de Jesús en los zocos y en las mezquitas de Córdoba, a tiempo y a destiempo, como San Pablo dice que debe hacerse.

Como consecuencia, el 18 de Abril de 850 se iniciaba una feroz persecución. Primero asesinaron al sacerdote Perfecto, a quién habían forzado a decir lo que es Mahoma para un cristiano mínimamente formado, y en 851 castigaron a la injuria y a más de 400 azotes, a los que sobrevivió, a Juan, comerciante de Córdoba.331

Estos suplicios instigaron a los cristianos a seguir su ejemplo; así, Isaac, en 851, se presentó al Cadí a quién le instó a que le instruyese, pero en mitad de su discurso rebatió los argumentos y fue condenado a muerte, siendo ejecutado el 3 de Junio de 851,332 siendo expuesto su cadáver, colgado cabeza abajo.

El ejemplo de Isaac tuvo un importante número se seguidores; a los dos días, un guardia del sultán se manifestó ante el Cadí como cristiano y enemigo de Mahoma. El día 5 de Junio sufrió el mismo martirio que Isaac. Y el domingo siguiente, día 7, seis nuevos mártires se entregaron al verdugo.

Un mes tardó en llegar el siguiente, Sisenando, y Pablo. El 16 de Julio fue asesinado el primero, y el 20 el segundo...  Y el 25, Teodomiro.

Los moros, y los mozárabes traidores se alteraron mucho con esta situación. El exceptor Gómez y el Metropolitano de la Bética, Recafredo, de quienes San Eulogio dice que de cristianos sólo tenían el nombre, se mostraron particularmente molestos con los mártires, dando la razón al poder musulmán y argumentando que el sometimiento era más beneficioso al pueblo cristiano que la proclamación de la fe. Los tibios defendían que nada beneficiaba al pueblo cristiano proclamar la fe.333 Lo políticamente correcto era asumido por la mayor parte del clero y la mayor parte del pueblo español, que permanecía sumiso cobardemente, aduciendo que las leyes vigentes permitían la religión, y diciendo que los mártires no debían ser contados en el número de los santos. Pero a pesar de todo el crisol de lo hispano seguiría mostrando el ardor patriótico. Finalmente la Iglesia acabaría reconociendo los méritos de los mártires, para vergüenza de los acomodaticios.

San Eulogio defendía la causa de los santos, recordando el evangelio de San Mateo y de San Marcos: “No temáis a los que matan el cuerpo, porque ya nada más tienen que hacer; temed antes al que puede echar alma y cuerpo en el infierno”. Y Álvaro denunciaba: “Y habrá todavía alguno tan envuelto por las nubes del error, tan manchado por el cieno de la iniquidad, que niegue el que estamos en tiempo de persecución?”334, y más: “si el error no se ha de combatir públicamente, ¿para qué vino al mundo Nuestro Señor Jesucristo?”335

Recafredo encarceló a quienes apoyaban las tesis de San Eulogio y a él mismo, que denunciaba la opresión en que se encontraba el pueblo español, y la persecución siguió segando vidas: Nunilo y Alodia serían decapitadas el 22 de Octubre de 851; Flora y María serían degolladas el 24 de Noviembre336; El 13 de Enero de 852, Gumersindo, y el monje Servís Dei; el 27 de Julio Aurelio, Félix, Sabigotona, Jorge y Liliosa, que eran cristianos ocultos, siendo sus cuerpos echados a los perros; el 20 de Agosto, Cristóbal, descendiente de árabes, y Leovigildo337; el 15 de Septiembre, Emilia y Jeremías; el 16 del mismo mes, Rogelio y Servio Deo, que entraron en una mezquita y denunciaron a viva voz la falsedad del Islam; la persecución arreciaba y muchos católicos abrazaron el islam para salvar la vida, mientras otros muchos huían a la España liberada.

El 22 de septiembre del año 852 moría Abderraman II y subía al trono su hijo Mohamed I, con cuya ascensión se agravaría la persecución. Demolió templos y apartó de todos los cargos públicos a los cristianos. El traidor Gómez, entonces, apostasió y fue repuesto en el cargo. Lo mismo hizo una legión de paniaguados del sistema.

Pronto se reanudó la ejecución de inocentes; Fandila el día 13 de Junio del 843; al día siguiente, Anastasio, Félix (de raza árabe) y Digna; el día 15, Venidle; Columba el 17 de Septiembre y Pomposa el día 19.

Diez meses transcurrieron sin que se produjesen nuevos martirios; Abundio fue conducido injustamente ante el Cadí, pero una vez allí decidió confesar su fe. Fue degollado el 11 de Julio de 854.338 Mientras tanto, en Toledo hubo un movimiento de apoyo a los hermanos perseguidos en Córdoba. Se sublevaron en 852 y destruyeron  el presidio de Calatrava; en 854 vencerían al príncipe Alhakam, que acudía a combatirlos, en Andújar.
La ayuda de Toledo no pudo llegar a Córdoba, porque finalmente el sultán infligió a los toledanos, que estaban apoyados por Asturias, una terrible derrota en el Guadalecete, donde acumuló ocho mil cabezas que fueron enviadas a Córdoba. Fueron a añadirse a los mártires, cuyo goteo continuaba. Amador, Pedro y Ludovico fueron ejecutados el 30 de Abril de 855; Witisendo, no se conoce la fecha exacta; Helías, Pablo e Isidoro el 17 de Abril de 856; el 28 de Junio, Argimiro; Áurea el 19 de Julio; Rodrigo y Salomón, acusados de haber abandonado el islam, el 13 de Marzo de 857; Leocricia, hija de árabes, el 15 de Marzo, y San Eulogio, su protector, que cuando estaba delante del tribunal fue tentado y alagado: “Yo no extraño que los simples e idiotas se arrojen sin necesidad a una muerte miserable; pero tú que eres sabio y discreto… pronuncia una palabra retractando lo que has dicho ante el Cadí, y luego profesarás lo que quieras”. San Eulogio sonrió, predicó… y fue degollado el 11 de Marzo de 859.
El martirologio siguió, pero muertos los relatores no nos ha llegado los nombres de los mártires. Y no era esto lo peor. Obispos como Samuel  de Iliberri, apóstata y perseguidor de los cristianos, o su sobrino Hostegesis, formaron en nómina con los Oppas, Elipando o Recafredo. La nómina es demasiado larga.
Esta situación de levantamiento nacional en el territorio ocupado por los invasores mitigó las campañas del ejército agareno que se centró en atacar al insumiso Toledo. Mohamed reconoció su impotencia ante Toledo cuando en 859 le concedió la amnistía, no sin reforzar contra la ciudad las fortalezas de Calatrava y de Talavera.339
Por su parte, los Banu Qasi se habían levantado nuevamente contra Córdoba, lo que, si bien beneficiaba a la Reconquista, no dejaba del todo tranquilo a Ordoño, dada la voluptuosidad y fortaleza de la familia Qasi, que se hacían llamar “Terceros Reyes de España”. Atacó Ordoño la fortaleza de Albela, mandada construir por aquel, y la tomó. Ésta es la que Claudio Sanchez Albornoz identifica como la auténtica batalla de Clavijo, ocurrida en 860. Muza moriría dos años más tarde como consecuencia de las heridas recibidas en la batalla contra su yerno, gobernador de Toledo.340
En esta época Ordoño repobló León. Asturias empezaba a estar superpoblada y los recién llegados debían ocupar su propio espacio, y nada mejor que una ciudad que sería una punta de lanza sobre el territorio ocupado por el invasor. También, con la ayuda de la nueva inmigración recibida del sur repobló Astorga, Tuy y Amaya, donde en 860 se pondría al frente de la fortaleza el conde Rodrigo de Castilla, cuyo hijo, Diego Rodríguez, fundaría la ciudad de Burgos el año 884.341 Pero ésta no sería sino la culminación de un  proceso poblacional que había empezado el año 824 con la concesión del fuero de Brasoñera y que asentaba las bases para la reconquista, que alcanzaría un objetivo medio el año 912 con el establecimiento de la frontera del Duero.

Al cabo, el condado de Castilla representaría el espíritu levantisco de los vascones, y lo demuestra el hecho de que, hasta Fernán González, fue rechazado el Fuero Juzgo y se mantuvieron independientes de Asturias y de León. Y servían de refugio a las disidencias de aquellos. Así, el organizador del complot contra Alfonso III, su hermano Froilán o Fruela, se refugiará en Castilla en 890. 

En 865, el condado de Barcelona estaba vacante por la huída de Hunifredo. Ocupó su puesto Bernardo de Gothia, que acabó enfrentándose a su mentor, Carlos el calvo, y a su hijo Luis el tartamudo, quién acabó desposeyendo a Bernardo en 878.342

Por otra parte, los Banu Qasi de Zaragoza tenían gran preponderancia en toda la zona norte de España, y ello ocasionó enfrentamientos con Ordoño I, que venció en combate a Muza y mató a su aliado García de Navarra. Muza moriría el año 870, en Zaragoza, mientras era asediado por Almondir.343

El saqueo y la persecución era el instrumento usado por el invasor contra el pueblo español, que sólo tenía dos salidas si quería sobrevivir: huir al norte o aguantar estoicamente la tiranía. Otras salidas, como el martirio y la rebelión, también fueron usadas, si bien no debidamente utilizadas por los reinos hispánicos.

Muchos muladíes, junto a sus hermanos cristianos, se rebelaron violentamente, y ello dio ocasión a que volviesen a la fe cristiana y española. Aspectos que hicieron temer muy seriamente a los invasores su permanencia en la España sometida. Sólo la falta de visión por parte de los reinos españoles impidió que se llevase a término en estos tiempos la expulsión de los invasores. Los españoles sometidos sí supieron cumplir con su parcela de responsabilidad. Los reinos cristianos tristemente se limitaron a avanzar unos kilómetros sus fronteras.

Lupo, el hijo de Muza que gobernaba Toledo, huyó a Asturias, acogiéndose al amparo de Ordoño, que obtuvo grandes éxitos militares llegando a Lisboa, donde causó daños a los invasores.

Consecuencia de estos actos bélicos, fue la aceifa que ese mismo año partió al mando del príncipe Almondir, que llegó a Pamplona, apresando a Fortún Garcés.

Mohamed quedó contento con la destrucción de Muza, pero otro problema más serio le estaba creciendo dentro de sus propios dominios: Omar ben Hafsun.

En 852 había sido nombrado gobernador de Mérida el muladí Marwan Al-Yilliqi. En 868 se sublevó su hijo, Ben  Marwan, contra Mohamed I al frente de un grupo de mozárabes y de conversos (muladíes) descontentos con la situación social y las presiones fiscales. 
Desde su feudo de Mérida se enfrentaría en repetidas ocasiones con los emires cordobeses, siendo derrotado varias veces, pero nunca de forma definitiva. Tras una grave derrota, Marwan se niega a reducirse, de nuevo, y se atrinchera en la fortaleza de Alange. 
En 868 fue vencido por las tropas del Emir, y enviado a Córdoba en calidad de rehén; llegó a capitán de la escolta real, acaparando la envidia de los invasores, hasta el extremo que el general Haxim, hombre de extraordinaria importancia, lo abofeteó en público, lo que motivó que Ben Marwan se reuniese con sus antiguos camaradas y se fortificase en un castillo cercano a Mérida, donde acabó rindiéndose por asedio y por pacto que le permitió vivir libremente en el antiguo poblado de Badajoz, desde donde, con el apoyo de Sadún el Xurumbaqui, que se había rebelado en Coimbra, y con el de Alfonso III, nuevamente se enfrentó al poder árabe en 877, aglutinando a mozárabes y muladíes, entre los que quiso predicar una nueva religión, mezcla de cristianismo e islam.344
Refundó Badajoz en 875, que por aquel entonces constaba de unas pocas casas encima de un asentamiento de origen romano, y desde donde controlaba el área circundante. Desde esa posición incluso llegó a tomar prisionero al general Haxim, que fue rescatado con una gran suma, según relata Ben Al Qutiya345.
Al final, los emires omeyas terminaron reconociéndole como señor de Badajoz y del Algarbe. Posteriormente se unió a los Banu Jaldun de Sevilla, y juntos lucharon contra el emir Abdala. El resultado de estas luchas fue la pérdida temporal de Badajoz, que fue ocupado por un grupo de beréberes.
Morirá en su reducto, aún independiente en el 889. Le sucedería su hijo Abd Allah Ibn Muhammad, quien conseguiría recuperar Badajoz. Finalmente, el hijo de éste, Abderraman, entregaría la ciudad a Abderraman III en el 929, tan sólo un año después de que, al otro lado del nuevo Califato, cayera Bobastro346.
Castilla, por su parte, comenzaba a gestar lo que en 929 llevaría a efecto Fernán González, y el emir envió una aceifa contra Álava el año 865, donde el conde Rodrigo, a las órdenes de Ordoño I tenía sus reales, provocando las tradicionales destrucciones de las aceifas, que son cantadas por Ben Idhari347: “Alá les golpeó en el rostro y nos entregó sus espaldas de modo que se hizo de ellos una horrible matanza”.
Los Banu Qasi, por su parte, llevaban su guerra aparte. En 870 se aliaron con García Iñiguez de Navarra y se apoderaron de Zaragoza, donde llevaron a cabo una matanza de árabes, y se apoderaron de Tudela y otras plazas.348 Zaragoza cambió varias veces de mano, y acabaría siendo vendida en 884 al conde Raimundo de Pallars, que nuevamente acabó perdiéndola.349 Los príncipes muladís (los Banu Qasi de Zaragoza, y los de Tudela) se enfrentaron abiertamente al poder de Córdoba, y su actitud estaba apoyada por Alfonso III.
En 873 muere el conde Rodrigo de Castilla y sucede algo inaudito: es sustituido por su hijo Diego; es la primera ocasión que, en el reino de Asturias, un conde es sustituido por su hijo. Castilla defiende sus peculiaridades con un brío que acabaría llevándola a la independencia como condado del reino de León… para acabar uniéndose como reino al mismo reino de León.

En 874, y tras una sublevación contra la dominación gala que acabó con el asesinato del conde galo Salomón fue nombrado conde Wifredo I el Velloso, quien hasta 878, con sólo tropas españolas expulsó a los moros de Vic, de Montserrat y de gran parte de Tarragona.350 Murió en 898 y fue sustituido por su hijo Wifredo II  (Borrell I), habiendo repoblado la llanura de Vic.

Con la muerte de Luis el Tartamudo (879), se inicia la descomposición del Imperio Carolingio. Durante el último cuarto del siglo IX, los reyes francos perdieron el poder y en todas las regiones del reino los nobles locales, y a la muerte de Miró el Viejo (895), el condado del Rosellón pasó a su primo hermano Suñer II de Ampurias, sin que en ello interviniera para nada el poder real. De esta forma, en todo el imperio carolingio, los condes dejaron de ser funcionarios nombrados y destituidos por el rey, para convertirse en pequeños soberanos.351 Empezaba el feudalismo.

En 880 se sublevaba Omar ben Hafsun, que en un principio, y no sin razón, fue considerado el primer "bandolero" de Andalucía... un bandolero que casi llegó a ser rey de toda la región.
Omar era un muladí cuya familia, noble visigoda, se había convertido al Islam. Parece que nació en Parauta, junto al castillo de Auta, al pie de la sierra de la Torrecilla, si bien, muerta su madre al nacer él, su padre se trasladó a Córdoba, donde era cristiano oculto.
De carácter ardoroso, tuvo problemas con  los árabes desde muy niño, habiendo tenido serios enfrentamientos que le llevaron a matar a un árabe. Su padre se retiró con él a Bobastro, donde, al amparo de su tío Modáhir Ben Cháfar  recibió formación militar que en principio la usó para el bandolerismo. Perseguido por las tropas del Emir, huyó a África, donde terminó su formación militar y humana, volviendo ya con ideas de organizar un movimiento contra el poder musulmán. Se instaló en Bobastro, supuestamente una antigua fortaleza posesión de sus antepasados y reclutó a cuantos disconformes había en la zona, mozárabes y muladíes, organizando un ejército que llegó a controlar un amplio espacio, hasta Elvira y hasta la misma Córdoba.
Tenía dominio sobre los caminos de la comarca. Primero atacó Archidona, cuyo gobernador pidió a Mohamed I dirigir la operación de castigo. Tres meses después, cuando Ben Hafsun estaba atacando la fortaleza de Colmenar, Ben Amir inició el asedio de Bobastro, que fue un rotundo fracaso gracias al contraataque de Bobastro.
Una nueva expedición al mando de Abdelaziz ben Alabbas, que estaba preparado para una aceifa contra los reinos cristianos del norte varió el objetivo de su acción, mientras Omar sembraba el territorio de fortalezas, que culminó con la conquista de Colmenar. Era el año 875. La expedición de Córdoba terminó en un tratado de paz en el que reconocía el poder de Bobastro en toda la comarca. Pero Mohamed I no asumió el tratado y envió al general Haxim a someter a los rebeldes. Ya en 876 inició la campaña con algunos éxitos sobre asentamientos de menor importancia. En 877 Haxim pidió paces y ofreció a Omar un puesto de responsabilidad en Córdoba, quién por su parte dejó Bobastro bajo las órdenes de un general árabe, el Tachubí.
Árabes y bereberes, acérrimos enemigos, encontraron en el levantamiento de los españoles el motivo de su unión. Juntos volvieron a ejercer de matarifes, no ya con los soldados españoles en armas, sino con la población pacífica, en concreto en los centros cristianos más importantes… y acomodaticios: Elvira y Sevilla, que previendo la persecución, se habían manifestado sumisos al emir y habían pactado con los árabes maaditas y con los bereberes, acérrimos enemigos de los yemenitas.
Comenzó la guerra civil entre los invasores, y naturalmente las consecuencias recayeron sobre los españoles; ben Gálib, que había ofrecido sus servicios al emir con el objetivo de defender a los españoles, fue traicionado y asesinado para satisfacer a sus opositores yemeníes, lo que ocasionó un levantamiento en Sevilla, donde los sublevados, el 9 de Septiembre de 889, asaltaron el alcázar del gobernador de Sevilla y acometieron el palacio del príncipe Mohamed, donde fueron masacrados. 352 La persecución fue terrorífica, y el poeta árabe Ibn Hayyan cantaba: “Con espada en mano hemos exterminado a esos hijos de siervos: veinte mil de sus cadáveres cubrían el suelo, y las hinchadas ondas del río arrebataban a los restantes”.
En Córdoba Omar había ascendido en la corte y en medio de estas revueltas fue enviado a pacificar Elvira, que se encontraba sumida en una revuelta ocasionada por las matanzas llevadas sobre ellos por el general Sauar. Durante el año 881, la situación en Elvira se hizo de todo punto insostenible, pues los cristianos y los muladíes, exhaustos por los abusos cometidos sobre ellos, imposibilitados ya para aguantar los desplantes y la prepotencia de las tribus beréberes, se habían sublevado contra el gobernador, que efectuaba una feroz represión sobre la población española, martirizando a cristianos y muladíes bajo la acusación de traición y rebelión, y se estaba produciendo una persecución como la que anteriormente se había producido en Córdoba. Los españoles tomaron el Albaicín, pero finalmente fueron puestos en fuga. La masacre no se llevó a efecto porque en esos momentos llegaba Omar, que frenó de manera violenta a los árabes, y dejó pacificada la ciudad bajo el mando de un subordinado de Mohamed I, Said ben Chudi 353 354, que si por una parte era amigo de Sauar, por otra era comedido en sus actuaciones. Finalmente, los iliberritanos darían muerte a su carnicero Sauar en una emboscada.

Omar, de vuelta de Elvira se encaminó a Bobastro y la tomó. Los árabes huyeron, pero quedó una mujer; la Tachubía, la mujer del gobernador, que acabaría casada con Omar.

En medio de esta situación que mermaba la capacidad de Córdoba, y que había propiciado la victoria de Alfonso III en Polvoraria y Val de Mora el año 877, y rechazaba los envites de Almundir y de Haxim, las fronteras españolas del noroeste avanzaron hasta el Montego en Portugal y hasta el Duero en León, repoblando con refugiados mozárabes Zamora y Toro el año 893. Tras la razzia enviada al mando de Almondir para paliar estos avances, se pactaron paces por tres años, que fueron aprovechadas por Alfonso III para reducir a su hermano (o familiar cercano) Bermudo, que pasó a servir a los moros355, y por Mohamed I para combatir a Omar.

Alfonso aprovecha la tregua para conseguir lo que ni Roma ni el reino visigodo pudieron conseguir: controlar a los levantiscos cántabros. Por estas fechas consigue dividirlos dando condado a Castilla, a Burgos, a Castrojériz, a Lantarón, a Amaya… Lo que dio lugar a la creación de una línea de defensa frente al islam, conocida como línea del Arlanzón, que contaba con un importante número de instalaciones militares: Castrillo de Riopisuerga, Castrogeriz, Torres de Villasandino, Castrillo de Matajudíos, Castrillo de Murcia,Torres de Hornillos del Camino, Castrillo de Tardajos, Castrillo de Muñó, Burgos, Celada de la Torre, Castrillo de Arlanzón, Castrillo de la Vega, Castrillo del Val, Castrillo de Verrocue, Torrepadre, Pampliega y Torre de Doña Imblo.

El año 882 moría García Iñiquez de Navarra, que había sufrido constantes razzias. Al parecer murió en la batalla de Aibar contra los invasores árabes, y era sustituido por su hijo Fortún Garcés, que en 860 había sido hecho prisionero por las tropas musulmanas.356

Por parte de Omar ben Hafsún, las primeras señales, según el historiador Antonio de Cárcer, no las dio en el sur, sino en el norte, en las márgenes del Ebro, donde se enfrentó, aliado con los navarros, a los valíes de Mohamed, que sufrieron una tremenda derrota. 357 Contra él mandó Mohamed y sus hijos Almondir y Abu Zeid un terrible ejército, supuestamente motivado porque Omar había matado  a Zeid ben Casim, hijo de Almondir358, y probablemente la víctima a que hacen referencia otros historiadores de Omar, que ocasionó su marcha de Córdoba, supuestamente a Bobastro… Pero bien pudiera tratarse de algo apócrifo, ya que relata que fue muerto en la batalla de Aibar359, en 883, cuando no parecen existir documentos que lo sitúen en la misma; lo trata de extranjero enzarzado en luchas tribales, cuando estudios posteriores y anteriores nos lo muestran en etapa bien posterior al frente de un levantamiento mucho más serio. Es de señalar que el historiador que da esa reseña sigue la estela que encumbra a Alfonso III el Magno, que si bien es cierto que es merecedor de tal título por las hazañas que llevó a efecto, no es menos cierto que, desde mi humildísima posición de apasionado por la historia, entiendo que cedió en su magnanimidad al no haber dado el apoyo necesario a Omar, lo que, sin lugar a dudas, hubiese significado el final de la presencia árabe en España antes de finalizar el siglo noveno. Abona lo dicho que las aceifas de los árabes se suprimieron casi en su totalidad mientras Omar estuvo activo. Hace referencia a las acciones de Omar en Bobastro, trasladándolas de improviso desde el Pirineo a Toledo y llevadas a cabo por un tal Caleb ben Hafsun; y de pronto, en el territorio tradicional de Omar. Por los relatos a que he tenido acceso, entre los que destacan por luz propia los de Claudio Sánchez Albornoz  y Fco Javier Simonet, y no son los únicos,  parece tratarse de un error que, sin embargo, quiero destacar. 

Error que, como señala Simonet, tuvo en el S. XIX demasiada trascendencia entre los medievalistas, y procede de haber dado tratamiento de nombre propio al calificativo “caleb” o “quelb” (perro), con el que los historiadores árabes adornan a Omar360

Es el caso que la memoria de Omar ben Hafsun ha estado oculta en no pocas ocasiones y hasta tiempos muy cercanos, en la leyenda, habiendo dado ello ocasión a no pocos historiadores, a la confusión de personajes. Así, esta referencia de Antonio de Cárcer la encontramos en la Historia de España escrita por Carlos Romey y publicada en 1839, y Juan Valera y Modesto de la Fuente hacen referencias similares en 1857. No obstante, el historiador Simonet, contemporáneo de Valera, centró sus estudios en estos aspectos y facilita los datos que aquí remarco, y Claudio Sánchez Albornoz transcribe documentos firmados y fechados, que fueron publicados en su obra “La España Musulmana”, y que también corroboran la historia del caudillo hispánico. Hoy no parece existir duda entre los historiadores sobre la verdadera figura histórica de Omar ben Hafsun.

Un dato a tener en cuenta sobre este asunto es que la partícula “ben” significa “hijo de”; así, Omar ben Hafsun  es hijo de Hafs el bueno. Siendo esto así, los hijos de Omar serán “ben Omar”, y en todo caso “ben Omar ben Hafsun”, pero nunca “ben Hafsun”.

El caso es que en esta razzia las tropas de Mohamed sufrieron no pocas desdichas, siendo vencidos en Álava, en Castilla, en Pontecorvo y en León361 . Diego Rodríguez, fundaría la ciudad de Burgos el año 884.362

Siguiendo con la historia de Omar ben Hafsun, Comares, Anta, Elvira, Iznalloz, Guadix , Dúrcal, Estepa, Osuna, Écija, Archidona, Belda, Mijas, Comares, Cámara, Santi Petri, Torox, Anta, Dos Amantes, Ardales, Priego, La Culebra, Cañete, Bohares, Yamares, Ojén, Lucena, Iznájar, Loja,  Alhama de Granada…, estaban en manos de Bobastro. Corría el año 886363 (no podía haber muerto Omar en 883); sólo en la comarca de Rayya (Málaga) dice un autor árabe que Omar poseía más de treinta castillos.364 Córdoba suspendió las aceifas contra los reinos cristianos del norte para atender el problema de Bobastro, lo que permitió a aquellos ensanchar sus posesiones.

Ese 4 de Agosto de 886 moría Mohamed I, que dejó recuerdo de avaro, débil y cobarde365, y un reino impotente ante el avance de España. Un avance que, a más de 1100 años de distancia, y con las simpatías puestas en personajes como Omar ben Hafsun y Ben Marwan, se estima muy corto; máxime cuando el autor ha pasado a la historia como “Magno”.

Subía al trono Almundir, quién, por los relatos históricos era un punto cruel; tras asesinar al general Haxim se tuvo que enfrentar a las pretensiones de su hermano, el sangriento Abdala, que acabó asesinándole mientras estaba centrado en el asedio de Bobastro el año 888. Subía al trono Abdala, quien acosado por todas partes, perdiendo terreno en el norte, incapacitado para ahogar las sublevaciones de sus estados, tanto los del Oeste de ben Marwan como principalmente la de Omar ben Hafsún, se vio absolutamente desbordado cuando en la provincia de Todmir un nuevo caudillo, Daisam ben Ishac, se sublevaba contra su poder y reconocía como rey a Omar.

El poder de Omar llegó a ser tal (dominando territorios en Málaga, Sevilla, Jaén y Granada) que llegó a convertirse en una seria amenaza para el mismo califato cordobés. Ya el poder real sobre lo que nominalmente se llamaba Al-Andalus se limitaba casi exclusivamente a las murallas de Córdoba, pues casi ninguna otra ciudad de importancia reconocía su señorío, y la práctica totalidad de las mismas se hallaba libre de tropas que le obedeciesen.

Y era Omar, según Ibn Aradi, amante de sus compañeros, llano y modesto con sus amigos, celoso en amparar a los suyos, y acontecía que bajo su señorío que una mujer podía caminar sola de una a otra comarca con sus alhajas y bienes sin que nadie le saliese al encuentro para despojarla u ofenderla.366

En esta situación, el año 880, y según cuenta Ibn Hayyan367, Alfonso III, aliado con Abderraman ben Marwan, atacó las inmediaciones de Badajoz dejando en poder del muladí el castillo de Los Adobales. Pobre la actuación de un rey llamado “Magno”. Y se produjo un hecho que pudo ser más importante: una flota al mando del que sería conde Suñer II de Ampurias y Rosellón recaló en las costas de Almería368, al parecer atendiendo las llamadas que Omar estaba enviando a los reinos y condados españoles. Única respuesta recibida, que de haber encontrado mayor eco, muy probablemente hubiese sido definitiva.

Pobre la actuación de Alfonso III… o tal vez no pudo hacer otra cosa, porque en 885 sufrió una sublevación de sus hermanos Fruela, Odoario y Bermudo, que fue apoyada por el conde de Castilla Diego Rodríguez; levantamiento que debió ocupar tiempo y esfuerzo que, lógicamente no pudo dedicar a otros asuntos, por lo que acabó teniendo una tregua con Córdoba, que estaba más necesitada que él, para poder hacer frente a la sublevación de Omar ben Hafsun.

Una ocasión de oro perdida en discordias internas; Los Banu Qasi, Alfonso de Asturias, Fortún Garcés de Navarra, entretenidos en luchas intestinas y dejando pasar, como si no fuera con ellos, la lucha de Omar ben Hafsun. Quién únicamente le atendió es merecedor de un mejor recuerdo: El conde Súñer de Ampurias.

En 893, a la muerte de Aznar II Galíndez de Aragón, le sucedería su hijo Galindo II Aznárez, que en 905 patrocinaría  en Navarra un cambio de dinastía favorable a Aragón369. En 922 lo sustituiría su hija Andregoto Galíndez, que sería condesa hasta 943. 

El año 898, en el norte, y a la muerte de Wifredo I, le sustituyó su hijo Wifredo II o Borrell I. Murió el año 912 y le sustituyó su tío Sunyer, conde de Besalú, el que se había presentado con una flota frente a las costas de Almería.
En 889, dice Ibn Aljatib370 que Omar era señor de todo lo comprendido entre Algeciras y Murcia, y ciudades como Écija le abrían espontáneamente las puertas. Todo ello le animó a acabar con el poderío árabe atacando la propia Córdoba, único reducto de importancia en poder de los moros, lo cual le pareció cercano cuando Servando, un mozárabe de Córdoba conquistó por su cuenta el castillo de Poley, a poca distancia de Córdoba, desde donde efectuaban incursiones en las calles de la capital371.
Pero el 5 de abril de 891, viernes santo,  cometió Omar un error fatal al enfrentarse en campo abierto, sin el apoyo que había requerido a los reinos hispánicos del norte, y en batalla campal, al conjunto de las tropas emirales en la conocida como batalla de Poley, enfrentamiento que concluirá en una estrepitosa derrota de los españoles, que se continuó con la masacre de españoles que no quisieron abrazar el islam.372
El ejército español del sur se vio prácticamente disuelto, si bien desde el año siguiente hasta el año 904 continuaba Omar sus correrías y sus victorias, pero su estrella había decaído, y viendo ya que para nada le servía seguir aparentando ser musulmán, se bautizó cristiano como Samuel, y su mujer como Columba el año 898.373
Desde el 904 la estrella de Omar iba en claro ocaso y fue acumulando derrotas de importancia junto a victorias de menor entidad, perdiendo a sus capitanes, que irremisiblemente eran crucificados. Sólo resistía firmemente Bobastro.
Omar se mantendría irreductible en su Bobastro hasta su muerte, en el 917. Sus hijos continuarían la resistencia once años más (928), hasta que el primer califa, Abderraman III, tomó la plaza y profanó la tumba del héroe, crucificando su cadáver entre un  perro y un cerdo. Omar había hecho profesión pública de fe cristiana el 12 de Enero de 899.374
Las aceifas contra el norte se vieron casi extintas durante el reinado de Omar ben Hafsun, que las sufrió el año 900 (2); el año 903, el 904 (2), el 907, el 908, el 909, el 910 (2), el 912, el 913, el 914, cometiéndose feroces asesinatos masivos según relata Ben Idhari,375 y ello sirvió sólo para ensanchar el territorio de los reinos españoles. Pudo servir de mucho más, pero se quedó en eso. No obstante, alguna aceifa se produjo, como la lanzada el año 882 por Almundir, príncipe heredero, acompañado de 80.000 soldados. Sitió la Zaragoza de Ismail ben Muza, sin doblegarla. Marchó contra Tudela, en poder de Fortún ben Muza, con el mismo éxito, y aliados con el traidor Mohamed ben Lope sufrieron nueva derrota en Cellorigo, sin más éxitos que contar, según relata la Crónica Albeldense.376
Pero si ciertamente la sublevación de Omar ben Hafsun fue la más importante, no fue la única. Ciertamente Ben Marwan fue también un importante héroe hispánico, como lo fueron los Muza de Zaragoza, pero hubo más. Sawwar ben Handum, en la zona de Elvira combatía al emir y combatía a Ben Hafsun, quien finalmente lo vencería, siendo muerto en Elvira. 
Ben Chudi actuó del mismo modo, pero en esta ocasión fue el emir quién acabó con su vida. Ibrahim ben Hachchach, en Sevilla, se alió con Omar ben Hafsun, a quién luego traicionó. Otros sublevados: Daysan ben Isaac en Lorca;  Ubaidala ben Umaya, en Jaén; Abd al Malik en Beja;  Ben al Salim en Sidonia; Jayr ben Xakir en Jódar; Said ben Huhayl en Monteleón; ben Mastana en Priego; Banu Habil en Jaén; Isaac ben Ibrahim en el castillo de Mentesa; Said Ben Sulayman en Granada; Mohamed Ben Adda, Bakú ben Yayha, los ben Muhalab; Ben Galib, los hijos de Jorge en el castillo de Bacor y el de Mairena377… Una rebelión generalizada que casi en su totalidad coincidía con el espíritu de Omar y era fomentada por españoles, y en parte caía en el ámbito de los invasores. Hasta un hijo del emir, Mutarrif, se sublevó y apoyó con un pequeño ejército la sublevación de Omar, aunque luego volvió con su padre Abdala, por quién sería muerto tras haber matado también a Muhammad, otro de sus hijos y padre del futuro Abderraman III. Y es que las intrigas no tenían número; los asesinatos entre la familia del emir no eran circunstancias aisladas.
Árabes y bereberes, acérrimos enemigos, encontraron en el levantamiento de los españoles el motivo de su unión. Juntos volvieron a ejercer de matarifes, no ya con los soldados españoles en armas, sino con la población pacífica, en concreto en los centros cristianos más importantes… y acomodaticios: Elvira y Sevilla, que previendo la persecución, se habían manifestado sumisos al emir y habían pactado con los árabes maaditas y con los bereberes, acérrimos enemigos de los yemenitas.
El año 910 moría Alfonso III, tras haber sufrido una terrible conspiración de sus hijos, dos de los cuales se repartieron el reino. Fruela II quedaba en Asturias, García I quedaba en León hasta que murió en 914 y el reino pasó a manos de  Ordoño II, que reinaba en Galicia y que sería el primer rey enterrado en León, y que políticamente difería de García I, más proclive a las demandas de Castilla.

En esta fecha, España estaba compuesta por el reino de León, el condado de Castilla, el reino de Navarra y los condados de lo que, andando el tiempo, más exactamente con Carlos I, creador de la Generalidad, sería Cataluña.

Es también en este tiempo cuando se estructura la sociedad civil, labor llavada a cabo especialñmente por el mundo eclesiástico, parroquias, monasterios y obispados, lo que llevó a la construcción de los grandes monumentos eclesiásticos, que culminaría con la construcción de las grandes catedrales.

El año 912 moría Abdala y subía al trono Abderraman III, que se convertiría en califa (jefe político y religioso de los musulmanes y sucesor de Mahoma), el año 929. La madre de Abderraman fue una cautiva cristiana, franca o vasca, llamada Murna y su abuela una princesa navarra: Íñiga, hija de Fortún y biznieta de Iñigo Arista. Con el nuevo emir cambiaría mucho la actitud defensiva de Al Andalus, que acometía directamente el poder de Omar. Sojuzgó las comarcas de Jaén y de Elvira; conquistó Sevilla, y se concentró, finalmente, en Bobastro, ayudado por el desánimo de los españoles, que nuevamente habían perdido el espíritu patriótico y se dejaban seducir por el sensualismo y los obsequios del nuevo emir.

A un año de su ascensión, en 913, Abderraman III inició la campaña de Monteleón, logrando recuperar numerosos castillos y sofocar la rebelión en Andalucía Oriental. Durante los años siguientes recuperó Sevilla y llevó a cabo las primeras aceifas contra los reinos cristianos del norte.

El año 917 moría en su cama el gran héroe hispánico Omar ben Hafsun, y con él, toda esperanza para el pueblo español, que debería seguir sometido al yugo africano la friolera de 575 años más. Y todo por la actuación cicatera de un rey que ha pasado a la historia como “Magno”. 

Nunca será suficientemente reivindicada la memoria de este insigne héroe hispánico, merecedor de todas las glorias de la Patria. Se acababa un periodo que si bien había mejorado la situación de la Reconquista, no obtuvo todos los frutos merced a que los reinos del norte no supieron aprovechar las oportunidades que les brindaron los caudillos hispánicos Ben Marwan y, sobre todo, Ben Hafsún. En concreto es de lamentar la actuación de Alfonso III, que libre de las incursiones musulmanas había mudado su corte a León y extendido sus conquistas por Lusitania; había nacido el condado de Castilla y había crecido el reino de Navarra.378.

El año 914 moría García I de Asturias tras un reinado de cuatro años y con una única hazaña llevada a cabo sobre Talavera.379 Con su muerte volvió a unificarse el reino en la persona de Ordoño II, que pasó a ser el primer rey de León. Tuvo dos importantes enfrentamientos con Abderraman III; el primero favorable a los españoles y el segundo contrario.380

El año 919 reducía considerablemente las posesiones del reino cristiano de Bobastro, gobernado por Cháfar, hijo mayor de Omar que pasó a ser feudatario de Abderraman III381 y acabaría siendo asesinado cuando abrazó el islamismo, en 920. Le sucedió su hermano Suleiman, que mantuvo independiente Bobastro siete años, entre disensiones internas de los españoles. Él no vería la pérdida de Bobastro porque murió un año antes en una refriega con los bárbaros. Le sucedió su hermano Hafs, que sucumbió a los pocos meses, el día 21 de Enero de 928.382 Abderramán desenterró los cuerpos de Omar y de su hijo Chafar, y en Córdoba los crucificó entre un cerdo y un perro.383 Allí aquellos restos sirvieron de escarmiento saludable para los rebeldes y de recreo para los ojos de los buenos muslimes, según relata un cronista árabe.384

Ese mismo 920, Abderraman  derrotó a un ejército de León y Navarra (Castilla se negó a tomar parte) en la batalla de Valdejunquera, donde tomó preso a un niño, quién sería San Pelayo, al ser asesinado por negarse a complacer sexualmente al emir; en 923 perpetró un nuevo martirologio en Córdoba; saqueó Pamplona en 924 y sometió a los Banu Qasi. Este mismo año moría Ordoño, y el trono era usurpado por su hermano Fruela II, que moriría un año más tarde. También murió Sancho Garcés I de Navarra. A aquel lo sustituía Alfonso Froilaz, el Jorobado, que reinó escasamente un año, ya que fue despojado del trono por los hijos de Ordoño.  Una vez vencido en 926, se refugió en Galicia, donde ejerció como rey. Al poco tiempo, fue expulsado del trono por Sancho Ordóñez, que tomó para sí el título de rey de Galicia. Tras ello, Alfonso Froilaz terminó por refugiarse en Asturias, donde siguió manteniendo sus pretensiones al trono. En el año 932 fue hecho prisionero, junto con sus hermanos (Ramiro y Ordoño), por el nuevo monarca Ramiro II (Ramiro Ordóñez), que ordenó que todos fueran cegados y encarcelados en diversos monasterios. 

El reino astur-leonés se vio dividido entre los herederos de Ordoño II; Alfonso IV “el monje” quedó como rey de León; Sancho Ordóñez, rey de Galicia, y Ramiro Ordóñez fue aupado como rey por la nobleza portuguesa. 

En agosto de 929 moría Sancho Ordóñez y el reino de Galicia se reincorporaba a los dominios del rey de León, Alfonso IV, que finalmente se vio privado del reino tras la muerte de su esposa Anega Sánchez, hija de Sancho Garcés de Pamplona, por una depresión que permitió tomar las riendas a su hermano Ramiro II “El Grande” (Ramiro Ordóñez), quién recluyó a Alfonso IV y a todos los parientes en edad de gobernar. Ésta fue la chispa que hizo saltar la estrella del conde castellano Fernán González, que abrazó la causa de Alfonso IV y acabó rebelándose contra Ramiro II.

A Sancho Garcés I de Navarra, muerto en 924, lo sustituía García Sánchez I, a los seis años de edad.385 y en 943 sería también conde de Aragón, heredando a la condesa de Aragón, Andregoto386. Al morir su tutor, su tío Jimeno Garcés, surgió una crisis que fue controlada por la mediación de su madre, la reina Toda, y de Abderramán. Durante su reinado se potenciaron las uniones con el reino de León; tres hermanas fueron casadas con tres reyes de León, y él casó con Andregoto, hija del conde de Aragón Galindo González, lo que dio lugar a la posterior unión de estos dos reinos, y posibilitó a los reinos cristianos enfrentarse con éxito a las tropas de Abderraman III en la batalla de Simancas. García Sánchez I posibilitaría importantes relaciones tendentes a la unión de los reinos y condados hispánicos.

En 925, García Sánchez I había ascendido al trono de Navarra, con seis años de edad. Su madre, la reina Toda, jugaría un importante papel en este reinado, si bien la crisis que devino con relación a la tutoría fue controlada merced a la colaboración de su primo carnal, Abderramán III. En ese mismo año ascendía al trono de León Alfonso IV, que, hijo de Ordoño II, sucedía en el trono a Alfonso Froilaz de León y a Sancho Ordóñez de Galicia, y que en 930 era sucedido por Ramiro II, tercer hijo de Ordoño II y Elvira Menéndez. Siendo niño se encomendó su crianza y educación a Diego Fernández y
a su esposa Onega, un poderoso matrimonio residente en las tierras del Duero y más tarde en las del Mondego, centro de un núcleo de repoblación agrupado en torno al infante Vermudo Ordóñez, hermano de Alfonso el Magno, de quien Onega era sobrina. Ramiro se ganó en pocos años la admiración entusiasta de las gentes de guerra, creando en torno a su persona la imagen del caudillo inteligente y atrevido, a cuya espontánea conmemoración se fueron sumando romances, coplas, leyendas y relatos populares.

Las alianzas entre los reinos hispánicos eran cuestión de estado, y las  tres hermanas de García Sánchez I estuvieron casadas con tres reyes de León (Ramiro II, Ordoño II y Alfonso IV), y las necesidades de la guerra hicieron que la reina Toda mediase en unas ocasiones para que su nieto Sancho ocupase el trono de León  y en otras para combatir a su otro nieto Ordoño IV el Malo, de León (rey entre 958 y 960). En base a esas mismas alianzas, García Sánchez casaría con Andregoto Galíndez, hija del conde de Aragón Galindo Aznárez II (867-892). Las relaciones entre reinos y condados cristianos y entre éstos y los moros variaban. Así nos encontramos con un Abderramán III que en 925 ayuda a su primo García Sánchez, y poco después, en 939, en la batalla de Simancas donde Ramiro II de León, Fernán González de Castilla, García Sánchez de Navarra y tropas asturianas y gallegas obtuvieron una gran victoria sobre las de Abderramán III, mientras en 961 García Sánchez toma preso a Fernán González, que le es reclamado por Abderramán, pero aquel se niega a entregarlo.

En 932 organizó un gran ejército para socorrer a la ciudad de Toledo, que le había pedido ayuda contra Abderramán III, que acabó sometiendo Toledo. Sin embargo, por entonces Alfonso IV ya se había arrepentido de su renuncia al trono, por lo que se trasladó a León con sus partidarios para recuperar el poder. Enterado Ramiro II de tales movimientos por mensaje del obispo Oveco, a quien había encomendado el gobierno en su ausencia, marchó sobre León con sus tropas e hizo detener y encerrar en un calabozo a su hermano.

La situación fue aprovechada por Alfonso Froilaz y sus hermanos, los hijos de Fruela II para intentar acceder al poder. Sin embargo, el enérgico e inflexible Ramiro II contaba con el valioso auxilio del conde de Castilla, Fernán González, así como del rey navarro Sancho I Garcés. En pocos días dominó la situación, y persiguió a sus enemigos hasta Oviedo, derrotándolos. Tras capturarlos, ordenó que les sacaran los ojos a todos, incluido a su hermano, y los confinaran en el monasterio de Ruiforco de Torío. Como consecuencia de este levantamiento Ramiro no pudo tomar Toledo… ni tan siquiera Magerit (Madrid), donde sólo pudo destruir las fortalezas.

En esta época, en el condado de Barcelona figuraba el conde Súñer que, rompiendo la tradicional política defensiva mantenida hasta el momento, luchó contra el invasor en Lérida y en Tarragona, siendo que en 912, el gobernador sarraceno de Lérida dirigió un ataque contra el condado de Barcelona que derrotó a los ejércitos hispánicos en el valle de Tárrega. Pero en el 914, Suñer organizó una expedición de respuesta en la que dio muerte al sarraceno, con lo que inició una decidida campaña de reconquista que culminó los años 936 y 937 con la toma y abandono de Tarragona, que quedó en tierra de nadie e impuso parias a Tortosa. En el curso de estas campañas de reconquista murió el cadi de Valencia. Tras estas exitosas campañas, en 947 se retiró a un monasterio, dejando el poder a sus hijos Borrell II y Miró I.

En 929 Abderramán III proclamó el califato de Córdoba, independiente de Damasco, que existiría oficialmente hasta el año 1031, cuando fue abolido dando lugar a la
fragmentación del estado omeya en multitud de reinos conocidos como Taifas. El califato significaría la máxima expresión de la cultura de todo el mundo árabe en todos los tiempos. Es de señalar que, sin pretender quitar la condición de moro de Abderramán, era español en más de un 50%. Su madre era hermana de la reina Toda de Navarra, y la influencia española, aunque en ningún caso fue determinante, permitió aflorar en Córdoba la cultura hispánica, encarnada en pensadores y científicos principalmente mozárabes y muladíes.





































Capítulo sexto

Desde el año 929, con la proclamación del califato de Córdoba por parte de Abderraman III hasta la reconquista de Toledo por Alfonso VI el año 1085

Cesáreo Jarabo


Abderramán III tomó el título de califa con el sobrenombre al Nasir li-din Allah, aquel que hace triunfar la religión de Dios. Previamente, en 927 había tomado Melilla y contaba además con las plazas fuertes de Tánger y Ceuta, desde donde controlaba la evolución de sus enemigos fatimíes.

El califato dividió su territorio en demarcaciones administrativas y militares, denominadas Coras, y la opulencia del califato durante estos años queda reflejada en la palabras del geógrafo Ibn Hawqal: "... La abundancia y el desahogo dominan todos los aspectos de la vida; el disfrute de los bienes y los medios para adquirir la opulencia son comunes a los grandes y a los pequeños, pues estos beneficios llegan incluso hasta los obreros y los artesanos, gracias a las imposiciones ligeras, a la condición excelente del país y a la riqueza del soberano; además, este príncipe no hace sentir lo gravoso de las prestaciones y de los tributos ...".

Para realzar su dignidad y a imitación de otros califas anteriores Abderramán III edificó su propia ciudad palatina: Medina Azahara; dotó a Córdoba con cerca de setenta bibliotecas, fundó una universidad, una escuela de medicina y otra de traductores del griego y del hebreo al árabe e hizo ampliar la Mezquita de Córdoba.

Esta etapa de la invasión es sin dudas la de mayor esplendor, y en ella relumbraron grandes intelectuales, la mayoría españoles, aunque fue de corta duración pues en la práctica terminó en el 1009 con la fitna o guerra civil que se desencadenó por el trono entre los partidarios del último califa legítimo, Hisham II, y los sucesores de su primer ministro o hayib Almanzor. 387

Cuenta algún historiador388 que el Califato fue la primera economía comercial y urbana de Europa tras la desaparición del Imperio Romano, siendo que a la cabeza de la red urbana estaba la capital, Córdoba, la ciudad más importante del Califato, que superaba los 250.000 habitantes en 935 y rebasó los 500.000 en el año 1000. 

Los estudios filosóficos y astronómicos debieron su principal cultivo a los mozárabes y demás españoles.... En cuanto a la astronomía, ciencia aborrecida por los musulmanes fanáticos, cuyos libros fueron quemados... Ciertas obras de Aristóteles...las trajo de oriente cierto Abu Omar ben Martín... Español era Ben Hazam... Y en medicina Abdala Yayha, mozárabe médico de Abderramán III. Ejemplos... que si se muestran en ciencias despreciadas por los musulmanes, también se muestran en las que les son afines. Historiadores que cultivaban la ciencia en los monasterios y que luego destacaron en la vida cultural de la Córdoba de Abderramán III y de Alakam, tales como Mohamed Alagostin, Ben Sad, Ibn Alcutia (descendiente de Sara, nieta de Witiza); Suleiman ben Biter (Pedro), Ibn Hayyan... Y en la poesía, Servando de Toledo, Ibn Gundisalbo, Ibn Martín... En la jurisprudencia, teología, tradiciones árabes.... Nombres que nos han llegado con referencia de su raiz española, que sin lugar a dudas son una pequeña muestra de la realidad, dado que lo normal era que los españoles ocultasen su condición y se inventasen genalogías árabes con raigambre para evitar el desprecio y el insulto. 

Como ya hemos visto, a patir de su ascención al emirato en 912, Abderramán combatió con éxito todas las rebeliones que trufaban el emirato y que para mal de España tuvo tan poca atención por parte de la España cristiana, que se limitó a aprovechar las circunstancias para consolidar el triste objetivo de reducir el dominio geográfico de los moros, desaprovechando la ocasión de expulsarlos definitivamente.

Abderramán III consideró adecuada su autoproclamación como califa, es decir, como jefe político y religioso de los musulmanes y sucesor de Mahoma, basándose en cuatro hechos: ser miembro de la tribu de Quraysh a la que pertenecía Mahoma, haber liquidado las revueltas internas, frenar las ambiciones de los núcleos cristianos del norte peninsular y la creación del califato fatimí en África del Norte opuesto a los califas Abbasíes de Bagdad. La proclamación tenía un doble propósito. Por un lado, en el interior, los Omeyas querían reforzar su posición. Por otro, en el exterior, al objeto de consolidar las rutas marítimas para el comercio en el Mediterráneo, garantizando las relaciones económicas con Bizancio y asegurar el suministro de oro.

La herencia sanguínea y cultural española llevó a Abderramán a organizar una aristocracia ajena al mundo árabe, y la herencia árabe le llevó a que éstos fuesen fatals (esclavos y libertos de origen europeo) que fue progresivamente aumentando su poder civil y militar, suplantando así a la aristocracia de origen árabe, mientras el ejército continuaba engrosando la presencia bereber. Pero esa ascendencia española no tenía reflejo en otras cuestiones que caracterizaron a Abderramán III.  En 950 acabaría ordenando la ejecución de su propio hijo Abdala, y en general su crueldad fue notoria. Se cuenta que mandaba ejecutar a sus esclavos por cuestiones nimias, y que hasta mandó quemar la cara de una esclava que le giró la cara cuando, borracho, empezó a acariciarla. También se cuenta que siempre había con él un verdugo de guardia y que no confiaba en nadie.

Por su parte, la economía de los reinos cristianos, y debido a la inseguridad ocasionada por las razzias sobre los bienes inmuebles, estaba basada en la ganadería trashumante más que en la agricultura, lo que acabaría consolidando el fenómeno de la mesta conforme avanzaba la reconquista. Una actividad que alcanzaría importancia primordial en la economía española, y contaba con tribunales que al estilo del “de las aguas” de Valencia, terciaba en los conflictos, siendo que al respecto se recogían dictados presentes en el Fuero Juzgo.

Hasta el siglo XI los reinos cristianos estuvieron constituidos por elementos diversos
(señoríos, aldeas, ciudades) dotados cada uno de ellos de jurisdicciones distintas. Solo los señoríos de realengo se encontraban bajo la autoridad directa del monarca. El rey
administraba justicia, acuñaba moneda, dirigía la guerra y aceptaba el derecho consuetudinario. Desde mediados del siglo XI, los reyes iniciaron una política de fortalecimiento y centralización (poder ejecutivo, legislativo, judicial).

En 930 Abderramán III puso cerco a Toledo, manteniéndolo durante dos años, cuando los toledanos se sometieron, debiendo admitir, además, la construcción del Alcázar. Toledo recibió ayuda de Ramiro II, pero debió cejar en la misma merced a las discordias civiles que se vivían en León, fomentadas por su hermano Alfonso IV389 que, sucesor de Fruela II, había abdicado precisamente en Ramiro II cinco años después de haber accedido al trono.

Con este hecho finalizan las noticias relativas a las rebeliones propiciadas por los muladíes. Ya sólo quedó la Reconquista a cargo de los cristianos, si bien también reconocen los historiadores que, a partir de este momento, y en el reinado de Abderraman III, los mozárabes se vieron eficazmente protegidos contra la persecución de las otras razas, y vieron respetados sus fueros y libertad religiosa hasta principios del siglo XI, y no participaron en nuevos altercados.390

En el curso de estos acontecimientos Ramiro I de Aragón moría el año 1063 en el asedio de Graus, frente a Al Muqtadir, que contaba con el apoyo de Castilla.

Hemos visto que en 930 Ramiro II accedió al trono de León, y lo hizo con tanto empuje como el que dieciocho antes tuvo Abderramán III (tan es así que los españoles lo llamaban “el grande mientras los moros lo llamaban “el diablo”). No pudo tomar Toledo, pero paró los pies a Abderramán en San Esteban de Gormaz el año 933. Pero en 934 una aceifa sarracena llegó a Pamplona y Abderramán obtuvo la sumisión de su tía, la reina Toda, pero Ramiro II, con el apoyo de Fernán González, obtendría una importante victoria en Osma sobre las tropas musulmanas, consecuencia de la cual, el rey moro de Zaragoza, Aboyada, se sometió a Ramiro. Las victorias musulmanas tenían un buen caudillo, Almudafar, pero si Ramiro II, que reinó de 930 a 950, puso en prisión a su hermano y a sus primos, pretendientes de la corona y culpables de sedición. Desmanteló las murallas de Talavera, lo que ocasionó una aceifa de Abderramán que fue frenada en Osma con la ayuda del conde Fernán González de Castilla391, que había sido proclamado conde independiente el año 929, el mismo año en que Córdoba rompió con Damasco.

En 932 tomó la fortaleza de Magerit (Madrid), y el mismo año, junto al conde Fernán González dieron un soberano repaso a los agarenos en Osma, mientras éstos se embarcaban en una operación militar a favor de los árabes de Marruecos, a cuya costa recuperaron el gobierno de la ciudad de Ceuta y Tánger.392

Fernán González ayudó a la reina Toda para entronizar en León a su nieto Ordoño III con el objetivo de fundar su condado, aspiración de vascos y cántabros. El caudillo murió en 970.

Abderramán tenía un general, Ramiro tenía un aliado no menos insigne: Fernán González, que a pesar de todo significó un revulsivo dentro del propio reino cristiano.

Fernán González nació, con toda probabilidad, en la primera década del siglo X, y desde su infancia pudo conocer los enfrentamientos existentes entre las gentes de su condado y los nobles leoneses. En 929 fue proclamado conde de Castilla, y en 931 de Álava, Lantarón, Cerezo y Asturias de Santillana; en 932 tomaba Magerit (Madrid), junto a Ramiro II; en 934 éste lo salvó de un asedio de Abderramán en San Esteban de Gormaz y en 950 ayudaba a la reina Toda de Navarra, a la sazón tía carnal de Abderramán III, contra Ordoño III y a favor de su nieto, que en 955 sería rey de León con el nombre de Sancho I “El Gordo”.

Fernán González, muy querido por su pueblo, cántabro y vasco fue llorado por su pueblo cuando quedó preso del reino de Navarra. El romance de la liberación de Fernán González da muestra de ello, cuyos versos finales cantan: ¿Do venís, mis castellanos? – Digádesmelo, por Dios; - ¿cómo dejáis mis castillos – a peligro de Almanzor? – Allí habló Nuño Laínez: - Íbamos, señor, por vos, - a quedar presos o muertos, - o sacaros de prisión.

El condado castellano tenía por frontera norte el mar Cantábrico; por el sur llegaba hasta Roa, Aranda de Duero y Osma, por el este hasta Rioja y Navarra, y por el Oeste hasta el Pisuerga. Eran el producto de los reductos hispánicos de Cantabria y Vascongadas. León controlaba desde el Pisuerga por el este hasta el Atlántico por el Oeste, y desde el Cantábrico por el norte hasta el Duero; Navarra controlaba hasta Urgel, y el Condado de Barcelona, desde aquí hasta el mediterráneo, y hasta el Llobregat.

Durante los primeros años del califato, la alianza del rey leonés Ramiro II con Navarra y el conde Fernán González ocasionaron el desastre del ejército califal en la batalla de Simancas (Agosto de 939), que tuvo importantes consecuencias, ya que el ejército musulmán acudía a la llamada de yihad con contingentes de más de 100.000 soldados y claras expectativas de victoria. Sin duda, la batalla de Simancas fue un preludio de la batalla de las Navas de Tolosa, tres siglos más tarde. Abderramán salió de ella “semi vivo”, abandonando en batalla un precioso ejemplar del Corán… y hasta su inestimable cota de malla. Esta victoria permitió avanzar la frontera leonesa del Duero al Tormes, repoblando lugares como Ledesma, Salamanca, Peñaranda de Bracamonte Sepúlveda y Guadramiro.

Además de obtener tan señeras victorias y extender las fronteras del reino desde el Duero hasta las cercanías del Tajo, Ramiro II estabilizó y fortaleció el entramado administrativo, completando la tarea de asentamientos mozárabes y su organización, que en algunas comarcas, como la cuenca del Cea, fue dirigida personalmente el Rey.

Engrandeció la Corte con la creación del nuevo palacio real, la restauración del monasterio de San Claudio y la nueva implantación de los de San Marcelo y de San Salvador, contiguo al palacio real, todo ello bajo el patrocinio del monarca. Asimismo, se erigieron y dotaron convenientemente otros muchos monasterios en toda el área del reino.

Normalizó el desarrollo de las funciones administrativa y jurisdiccional, planificando los cuadros personales de la curia regia y de otras instituciones subordinadas. Veló incluso por la autenticidad de la vida cristiana y se celebra con tal finalidad en los primeros días de septiembre de 946, por iniciativa del obispo Salomón.

Ramiro II fue un hombre de una profunda religiosidad, que en documento de 21 de febrero de 934, con ocasión de confirmar a la sede compostelana los privilegios otorgados por sus predecesores, se expresaba así: De qué modo el amor de Dios y de su santo Apóstol me abrasa el pecho, es preciso pregonarlo a plena voz ante todo el pueblo católico.

Pero en los últimos tiempos de su reinado tuvo que sufrir las aspiraciones independentistas de la Castilla de Fernán González, su mano derecha, que junto con su yerno, el conde Diego Muñoz de Saldaña, se declararon en abierta rebeldía en 943.

Estas disensiones internas debilitaron el reino leonés, lo cual fue aprovechado por los mahometanos para lanzar varias razzias de castigo con destino al reino leonés, lo que hace sospechar que Fernán González pactó con los musulmanes. La atención a estas invasiones posibilitó el fortalecimiento de Fernán González, que recuperó todas sus posesiones y hasta la restitución del título de conde de la que fue privado cuando cayó prisionero.

En 950, el reino de León fue asumido por Ordoño III,  que casó con Urraca, hija de Fernán González. Más tarde Urraca sería repudiada por Ordoño III respondiendo al apoyo que prestó Fernán González a Sancho el Craso. Después de la muerte de Ordoño III, Urraca se casó con Ordoño IV que por entonces era aliado de Fernán González, y tras la muerte de Ordoño IV se casó con Sancho Garcés II de Navarra. Otra de sus hijas Muniadona (o Nuña) fue dada en matrimonio a Gómez Díaz, hijo del conde de Saldaña, Diego Muñoz.

Ordoño acabaría huido a Cordoba, donde consiguió ayuda de Alakam II, que le asigno a su general Galib, pero los acuerdos no sirvieron de nada, porque Sancho el Craso acordó paces con Alakam… y casualmente Ordoño “el malo” murió en la misma Córdoba.

Muerto Ramiro II en el 951, el reino de León quedó sumido en una crisis dinástica que Fernán González supo aprovechar en su favor. Inicialmente apoyó las reclamaciones de Sancho el Craso contra su hermano Ordoño III, pero, al no prosperar su causa, se vio obligado a reconocer a Ordoño como rey. Paralelamente, en el año 955 Fernán González derrotó a las tropas musulmanas en San Esteban de Gormaz.

A la muerte de Ramiro II, acaecida pocos meses después de haber abdicado en Ordoño III, Córdoba pudo desarrollar una política de intervención y arbitraje en las querellas internas de leoneses, castellanos y navarros, enviando frecuentemente contingentes armados para hostigar a los reinos cristianos. La influencia del Califato sobre los reinos cristianos del norte llego a ser tal que entre 951 y 961, los reinos de León, Navarra y Castilla y el Condado de Barcelona le rendían tributo.

Ordoño III fue rey de León desde 951 hasta su muerte. Hijo y sucesor de Ramiro
II (931-951), se enfrentó a navarros y castellanos, que apoyaban a su hermanastro Sancho en su disputa por el trono.

Éste estaba apoyado por el reino de Navarra y el conde castellano Fernán González. Sancho finalmente perdió en su disputa por el poder en 953, teniendo como segunda consecuencia el sometimiento del conde castellano a Ordoño.

Éste no fue el único problema que Ordoño III tuvo durante su reinado, pues además soportó numerosas rebeldías internas, ataques de al-Ándalus y una sublevación en Galicia. En respuesta a los musulmanes, Ordoño envió gran número de tropas, que consiguieron llegar hasta Lisboa (955). Ante semejante demostración de fuerza, se firmó un tratado de paz entre el rey y el califa Abd al-Rahman III (912-961).

Ordoño III llevó a cabo una exhaustiva reorganización de sus territorios y continuó con el proceso de fortalecimiento de las instituciones reales que inició su padre, sin desatender el acogimiento de mozárabes que, aunque había bajado la intensidad de emigración, seguían existiendo. Esta realidad le llevó a restaurar el monasterio de San Martín de Castañeda, bajo la orden del Císter, en Sanabria.

Hacia 950 el Sacro Imperio Romano-Germánico intercambiaba embajadores con Córdoba, y Hugo de Arlés solicitaba salvoconductos para que sus barcos mercantes pudieran navegar por el Mediterráneo, dando idea por lo tanto del poder marítimo que ostentaba Córdoba. También tenía relaciones con Bizancio. 

Sunyer, conde de Besalú asoció en 947 a su hijo Borrell y se retiró a un monasterio, muriendo en 953. Borrell II, conde de Barcelona, Gerona y Osona, también titulado „dux gotiae“ acrecentaría sus posesiones con el condado de Urgel, heredado de su primo, también llamado Borrell. Es este conde quien no firma sumisión al imperio carolingio, al no poder prestar juramento al nuevo rey franco, y el hecho es interpretado por algunos historiadores como el punto de partida de la independencia de los francos. La verdad es que no prestó juramento porque al ir a hacerlo, el rey franco había partido al norte a sofocar una rebelión de los normandos. No obstante, al desaparecer la dinastía y mostrarse incapaces los Capetos, herederos de aquella, de ejercer ningún control sobre la Marca Hispánica, de lo que dieron muestra al no atender las llamadas de ayuda efectuadas con motivo de los ataques llevados a cabo por Almanzor, el distanciamiento fue evidente. Si con Suñer los condados de Barcelona emprenden una acción más decidida de reconquista, con Borrell II vuelven a tener relaciones cordiales con Córdoba, si bien, gracias al legado de su padre tuvo la ocasión de reorganizar el arzobispado de Tarragona. En este tiempo se atiende la repoblación  hasta los rios Llobregat y Cardener, proceso que se incrementa hasta 1020 en los condados de Barcelona, Manresa, Urgel, Pallars y Berga.

El 954, por ejemplo, «Witardo» (Guitart) dona tierras en Freixa (Piera, Barcelona), para su cultivo y reedificación. Entre los pobladores están «Elias», «Arifredo», «Cesario», «Ferriolus» (Ferriol), «Mascarone» (Mascaró)… Nótese que no se consigna aún apellido alguno. Parece que en Cataluña seguía bastando el nombre, generalmente.393




El año 956, a la muerte de Ordoño III, accede al trono de León Sancho I el Gordo, que según cita Juan Luis Puente en su libro “Reyes y reinas del reino de León”, pesaba 220 kilos y comía 7 veces al día con 17 platos distintos, principalmente de caza. 

Pero dos años después, rechazado por su extrema gordura, fue destronado por los nobles leoneses y castellanos, encabezados por el conde Fernán González, nombrando rey a Ordoño IV “el malo”, su yerno, y primo de Sancho el Gordo, cuyas reseñas históricas son mínimas; lo que parece ser cierto es que era perverso y se ganó el desafecto de su abuela, la reina Toda, del pueblo y de su mujer. Moría exiliado en Córdoba en 960.

Las relaciones que mantenían los reinos cristianos con los invasores permitieron que, gracias a la intervención de su tía, la reina Toda de Navarra, Sancho se desplazase a Córdoba para recibir un tratamiento a su obesidad; tratamiento que duró tres años, a cambio de unas plazas en la ribera del Duero. Tras el tratamiento, con el apoyo de Abderramán, recuperó el trono de León en 956, que no fue objetivo de las aceifas musulmanas hasta que accedió al trono cordobés Alakam II. Pero las aceifas fueron suplidas por las conjuras, y Sancho el gordo murió envenenado en Coimbra el año 967, seis años después de morir su tío y protector Abderramán III.

En los últimos años de su reinado se sucedieron las rebeliones nobiliarias y se afianzó la independencia de los condes castellanos y gallegos. En 966 terminó su reinado y al año siguiente murió envenenado en el Monasterio gallego de Castrelo do Miño. Le sucedió
su hijo Ramiro III.

De los mozárabes no hay noticias, lo que es una tranquilidad, pero parece que lo era principalmente para los invasores que, parece, eliminaron a los suficientes como para imponen en el resto el terror, ya que, por otra parte, perseveraban las antiguas diócesis y poblaciones cristianas con sus obispos y clero, pues conservamos los nombres de algunos prelados, condes, jueces y magistrados mozárabes en todo este tiempo. Pero parece significativo que el metropolitano de Toledo el año 956 se llamase Obaidala ben Cásim.

Pero nos podemos hacer a la idea de lo que pasaba con los mozárabes si consideramos que, al frente de una embajada enviada por Abderramán III ante el emperador de Alemania, Otón I, iba un obispo mozárabe cuyo nombre no ha trascendido, y que trasmitía un mensaje que resultaba injurioso para la religión cristiana. La respuesta, viril, era aportada por el obispo Juan de Gorce, que tuvo que defender su postura ante el obispo Juan, enviado por Abderramán III, a quién le acusaba de haberse sometido hasta el extremo de haber aceptado la circuncisión y de haber aceptado la existencia de alimentos inmundos. Esta postura ocasionó una amenaza de Abderramán III que ponía en entredicho la vida de los mozárabes, y también significó la promoción a obispo de Iliberris (Granada) de un lego que se plegó a los deseos del emir, y que vuelve a poner en evidencia la situación de los mozárabes, cuyos obispos eran nombrados por el mismo emir, sin respetar, además los cánones de la Iglesia.

Por otra parte, sí, en estas fechas la Iglesia de Cristo estaba presente bajo el invasor andalusí, y no solo con templos, sino también con monasterios.

En 966 subía al trono de León, con cinco años de edad, Ramiro III, bajo la regencia de su tía Elvira Ramirez y su madre Teresa Ansúrez, que había entrado en un convento.

Durante su reinado sufrió la invasión de los Vikingos, que asolaron las costas gallegas y llegaron a saquear Sevilla, sufrió una severa derrota ante los sarracenos en San Esteban de Gormaz y sufrió devastaciones por parte de Almanzor. Todas estas desgracias, unidas a su carácter absolutista provocaron el levantamiento de los nobles, proclamando nuevo monarca a Bermudo II (982), hijo bastardo de Ordoño III, que reinó en Galicia y Portugal.

Las relaciones diplomáticas fueron intensas. A Córdoba llegaron embajadores del conde Borrell de Barcelona, de Sancho Garcés II de Navarra, de Elvira Ramírez de León, de García Fernández de Castilla y el conde Fernando Ansúrez entre otros. Estas relaciones no estuvieron faltas de enfrentamientos bélicos, como el cerco de Gormaz de 975, donde un ejército de cristianos se enfrentó al general Galib, suegro de Almanzor, quién había llevado una fulgurante carrera política.

Almanzor era un estudioso del derecho y de las letras, y destacó como escribano, lo que le llevó a la corte del califa. Abd Ala, último rey zirí de Granada escribiría de él: En sus días el Islam alcanzo el apogeo de su gloria en al-Andalus, mientras los cristianos llegaban al colmo de la humillación.

Un estudioso del derecho y de las letras que con sus propias manos echaba al fuego los volúmenes de la biblioteca que había formado Al Hakam y que se encontraba entre las principales del mundo.
El año 967 Almanzor había acumulado muchos cargos; demasiado dinero pasaba por sus manos. Muhammad Ibn es acusado de malversación de fondos públicos. Se salva gracias a la aportación de un amigo que le cede su propio dinero. Y es que, siendo muy joven se trasladó a Córdoba para seguir estudios de literatura y poesía llegando en poco tiempo a tener fama de persona cultivada. Con su talento y capacidad para la intriga, se granjeó la confianza del califa Al-Hakan II que le nombró administrador de la princesa Subh, una de sus esposas. En febrero del año 967 fue nombrado intendente y administrador de los bienes del príncipe heredero Hixam. Ocupó más tarde el cargo de inspector de la moneda y en octubre de 969 fue designado juez del distrito de Sevilla y Niebla.
El año 970 moría García Sánchez I de Navarra y Fernán González, y Sancho Garcés II apodado «Abarca», que era hijo del rey García Sánchez I y Andregoto Galíndez, hija del conde de Aragón Galindo Aznárez II es nombrado Rey de Pamplona y conde de Aragón (aunque en algunos como en el de la entrega de la villa de Alastue al Monasterio de San Juan de la Peña, en 987, se titula ey de Aragón), mientras en Castilla toma el relevo García Fernández, que recibía un señorío hereditario que se extendía desde el mar Cantábrico hasta más al sur del río Duero y que como su padre fue un buen legislador arropado por el pueblo, que vio cómo se equiparaba a los caballeros villanos con los nobles de sangre, y a los peones con los caballeros. Moriría cautivo en Córdoba el año 995 y le sustituiría Sancho García.

Sancho Garcés II sería el primero en usar el título de Rey de Navarra y el primero en usar el título de rey de Aragón.

García Fernández, conde de Castilla que seguía reconociendo sumisión al rey de León, aunque no hubo confirmación previa por parte de éste, aportó una interesante novedad en el campo del derecho, y que da muestra del carácter del condado de Castilla: Promulgó las ordenanzas sobre los caballeros villanos de Castrojériz, equiparando a los caballeros villanos con los infanzones: aquellos campesinos que dispusieran de un caballo para la guerra serían equiparados automáticamente con los nobles de segunda clase.

En su política familiar, casó con Doña Ava, hija del conde Ramón II de Ribagorza, cuyo bisabuelo se independizó del conde de Tolosa. El interés estratégico era importante, porque el condado limitaba con el reino de Navarra, cuosos reyes poseían Aragón y Sobrarbe. Parece que en el enlace tuvo algo que ver la reina Toda de Navarra.

Eran años de paz con el invasor; León mantenía tregua con Alakam, que mantenía supremacía cultural de Al Andalus sobre todos los reinos peninsulares, pero García Fernández quebrantó la paz en 974 saqueando las tierras de Soria y Guadalajara. Formó coalición con los reyes de Pamplona y de León y con los Banu Gómez de Saldaña, e intentó tomar la fortaleza de Gormaz, que era como una flecha clavada en el flaco de Castilla, fracasando en el primer intento. Desgraciadamente para ellos, el mejor general
Cordobés Teman Ghalib, que acaba de volver victorioso de África, dirigía la hueste musulmana. Pero no fue sólo eso, sino el ímpetu de reconquista que llevó a las tropas españolas hasta las mismas puertas de Córdoba, con la colaboración de los mozárabes.

Los reinos de León y Navarra, y el condado de Castilla estaban unidos por lazos familiares, y juntos sufrieron la nueva asonada árabe capitaneada por Almanzor, que infligió una cadena de derrotas humillantes, que pasaron de cincuenta, a todos los asentamientos españoles.

En 973, Almanzor, a la edad de 38 años, se desplaza hasta Marruecos para inspeccionar las tropas allí estacionadas. Establece contactos y se hace con el control efectivo de esos guerreros. A su regreso, es nombrado jefe de las tropas mercenarias acantonadas en Córdoba.

El año 976 moría Alakam II y se producían refriegas palaciegas por la sucesión en las que Almanzor ocupó puesto directivo; asesinó al hermano del califa muerto. Subía al trono Hixam II, de diez años de edad, que reinaría en dos periodos; el primero hasta el año 1000, y el segundo del año 1010 al 1013. En su reinado Almanzor sería el caudillo incuestionable de los invasores; el feroz guerrero que no dudaba en hacer castigos ejemplares; así, hacia el año 997 en una expedición de pamploneses a tierras de Calatayud se dio muerte al hermano del gobernador. Almanzor vengó esta muerte cortando la cabeza de 50 cristianos.

En 976 las tropas de Almanzor vencieron a los españoles en Torrevicente, al sur de Soria, y después también en Taracueña, cerca de Osma, y en 981 en Rueda. Entre tanto, los descendientes de Witiza seguían teniendo relevancia en el mundo de los invasores. Ibn Alcutia, él mismo descendiente de Witiza, da razón de otros primos suyos que curiosamente perseveraban en la religión cristiana y, por supuesto, conservaban el lustre de su familia.

Hixam II, contaba con el apoyo de Almanzor, que sería nombrado visir en 977. Este encumbramiento fue secundado con la ayuda del general Galib, su suegro. El joven califa fue privado de su libertad en misterioso encierro en los palacios de Medina Azahara y Almanzor se convirtió en un dictador.
El nombre verdadero de Almanzor era Abu ‘Amir Muhammad ibn Abi Amir al-Ma’afiri. Nació en Torrox (Almería) en el seno de una familia cercana al Califa en el año 940 y murió en Medinaceli en el 1002.
En 981 Abu ‘Amir tomó el sobrenombre de al-Mansur Bi-Llah (el victorioso por Allah), que se suele abreviar como Al-Mansur y en los dialectos románicos como Almanzor, arrogándose así definitivamente todos los atributos de la realeza. Este mismo año hubo una disputa entre Galib y Almanzor, pero el primero resultó vencido y muerto a pesar de contar con cierto apoyo de los cristianos del norte. La toma de poder fue total cuando se trasladó toda la administración califal al nuevo palacio mandado construir por Almanzor llamado Medina Azahira. Le siguieron importantes purgas entre la nobleza árabe.
Almanzor para granjearse el favor de su pueblo, pues ciertos sectores se oponían a esta rápida escalada al poder, se dotó de un amplio ejército renovado continuamente por la contratación de nuevos mercenarios bereberes que consiguió sucesivas victorias sobre los cristianos en las campañas bélicas que emprendió, aportando dinero a las arcas del tesoro público pero que eran muy costosas. Costosas en lo económico, y de ello se favorecieron los habitantes de Al Andalus, entre ellos, sin lugar a dudas los mismos mozárabes, que eran reclutados como soldados, pero costosas también en lo social, ya que el ejército profesional no bastaba para cubrir las aceifas, por lo que debía hacer constantes aportes de tropas bereberes, que eran odiados por la población andalusí y que incrementaban el odio al percibir grandes soldadas y concesiones territoriales.
Pero costosas también en lo nacional. Grandes sectores de la población libre acabó convirtiéndose, de hecho y derecho en mozárabes, pagando la chizia y sirviendo de buen grado a Almanzor.
Fue un gran guerrero y llevó a cabo 52 aceifas (expediciones de verano) en 26 años saliendo dos veces al año. Sus principales expediciones fueron las siguientes: en 982 tomó Zaragoza llevándose más de 9.000 prisioneros; en 984 penetró en León y arrasó Astorga y Gormaz; en 985 llegó hasta Barcelona y la tomó, saqueó e incendió; en 986 penetró hasta Sepúlveda; en 987 destruyó Coimbra, ciudad que reedificó él mismo siete años después; en 989 tomó Atienza, Osma y Montemayor. 
En 980 Simancas cayó en poder de Almanzor, que tomó rehenes y los llevó a Córdoba. Entre ellos destacó quién sería Santo Domingo Sarracino, que obligado a renegar del cristianismo murió mártir y arrastró al martirio a otros.
Ese mismo año Ramiro III de León y Sancho Garcés II de Navarra se declararon vasallos y pagaron parias. Sancho Garcés, además, entregó a su hija en matrimonio a Almanzor, mientras García Fernández de Castilla no se doblegó y siguió la guerra. En 985 viendo Almanzor que Borrell II le considera un aliado y se aleja paulatinamente de la corte carolingia, lanzó un devastador ataque que terminó con Barcelona pasto de las llamas, y sus habitantes masacrados o convertidos en esclavos. Borrell II consiguió huir. También fueron saqueados los Monasterios de San Cugat del Valles y San Pedro de Puellas. 
Amante del arte hizo construir un puente sobre el Guadalquivir, amplió la mezquita de Córdoba en el año 987; protegió la literatura, la medicina y las ciencias positivas; su palacio se convirtió en una verdadera academia y llegó a escribir un Corán que le acompañó en todos sus viajes y expediciones guerreras.  
En 985 ciñó la corona de todo el reino de León Bermudo II “el gotoso”, hijo  de Ordoño III, y primo de Ramiro III, que  vio su reino preñado de enfrentamientos internos y de la amenaza de Almanzor, que le obligó a retirarse a Oviedo y a ver cómo las tropas de sus enemigos se enseñoreaban de su territorio, donde ejercían una ocupación real del reino, de la que no fueron despojados hasta el año 987.

Este 988 Almanzor asola León obligando a Bermudo II a refugiarse en Zamora, que deja la ciudad al mando del Conde Gonzalo González, que acaba muriendo heroicamente. Son arrasados los Monasterios de Sahagún y Eslonza. En 989 también es arrasada Zamora. Luego se vuelve contra Castilla, en cuyas filas combate su propio hijo Abdala, quién consigue que su hermano Abdalmalik también cambie de bando. En 990 vuelve a Córdoba acuciado por problemas internos. 
Bermudo II huye hasta Galicia y Almanzor campa por sus respetos por tierras leonesas destruyendo cuanto encuentra a su paso, y se encamina entonces a Castilla.  Una vez derrotadas las huestes castellanas, llega hasta León donde exige a Bermudo II el pago de un impuesto en concepto de vasallaje.
Sitia San Esteban de Gormaz, pero la ciudad resiste. Entre los asaltantes se encuentra su propio hijo Abdala que, descontento con la decisión de su padre de nombrar heredero a su otro hijo menor Abdalmalik, abandona sus filas y se pasa al bando castellano. 
En 990 tras un nuevo sitio de San Esteban de Gormaz, pacta la entrega de su hijo por parte de Garcia Fernández a cambio de no arrasar la comarca. Contra lo acordado, Almazor manda decapitar a su hijo Abh Allah, si bien respeta la tregua, que es aprovechada por Bermudo II para retomar su reino y para casar con Elvira García, hija del Conde de Castilla. 
Ese mismo año 988, Borrell II marca la independencia de los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, Gerona y Osona con relación al imperio carolingio, al no acudir éste en defensa de los territorios, que estaban siendo atacados por Almanzor. Fruto de estos continuados ataques -978, 982, 984 y 985-, fue preciso el abandono de la ciudad de Tarragona,que no volvió a ser ocupada de forma definitiva hasta 1118, por parte del conde Ramón Berenguer III.

A partir de 988 compartió el gobierno con sus hijos Ramón Borrell, quien recibió el grupo de condados de Barcelona, Gerona y Osona, y Armengol, a quien legó el condado de Urgel. Ambos comenzaron a gobernar en solitario en 992, año en que se supone que falleció Borrell II.
En 992, ante los intentos del Rey de Navarra por sacudirse el dominio y vasallaje musulmán, lanza dos ataques consecutivos contra Pamplona, obligando a Sancho Garcés a desplazarse hasta Córdoba para solicitar una tregua, y en 994 saquea Avila y fomenta una rebelión contra Garci Fernández liderada por su propio hijo, Sancho García, mientras aprovecha las discordias entre españoles para tomar otras plazas, como San Esteban de Gormaz y Coruña del Conde. 
Garcia Fernández responde con un ataque que le lleva hasta las mismas puertas de Medinaceli, muy cerca de la frontera musulmana.
Este mismo año 992, al fallecimiento de Borrell II, fue conde de Urgel su hijo Armengol, y conde de Barcelona Ramón Borrell III, que a costa de los moros ensanchó sus fronteras hacia el Ebro y el Segre. Moriría en 1018. Este mismo año 992 fuerza una tregua con Sancho Garcés de Navarra.

El año 994 muere Sancho Garcés de Navarra, y es nombrado rey su hijo, García Sánchez II, que de inmediato se enfrentó a Almanzor, viéndose obligado a pedir nuevas paces el año 996.
En 995 se produce un nuevo ataque musulmán por tierras castellanas. Garcia Fernández presenta batalla el 25 de mayo en el paraje denominado Piedrasillada, muy cerca de Alcozar, en cuyo desarrollo queda malherido y como consecuencia muere en la ciudad de Medinaceli y su cabeza es enviada a Córdoba. Moría, en hazaña menor, un gran luchador. Los mozárabes de Córdoba lo enterrarían en la iglesia de los Tres Santos.
Le sustituía su hijo Sancho García. A él se debe la instauración del “Fuero Viejo”y fue suegro de los reyes de León y de Navarra. Murió en 1017.
En 997 Almanzor hizo una expedición a Galicia, penetrando hasta Santiago de Compostela, destruyendo la ciudad (11 de Agosto) y la iglesia de donde se llevó las campanas y las puertas que fueron transportadas a Córdoba a hombros de los 4.000 cristianos que hizo prisioneros pero respetando la tumba del Apóstol. 
El año 999 moría Bermudo II de León “el gotoso”, y era coronado su hijo Alfonso V el Noble, con cinco años de edad, que tuvo como tutores al conde de Galicia y al conde de Castilla.

En el año 1000 Almanzor ataca Castilla, Sancho García sale a su encuentro y es derrotado en la Batalla de Cervera no sin antes causar un gran número de bajas en las filas de Almanzor. 
En 1002 se produjo la batalla de Calatañazor, en Soria, donde las tropas leonesas, castellanas y navarras pararon los pies a Almanzor en la que fue su última expedición militar dirigida contra la España cristiana. Lo único cierto que de ella se sabe es que llegó hasta Canales, cerca de Nájera; camino de Burgos destruyó el monasterio de San Millán de la Cogolla, y poco después murió en Medinaceli, donde fue enterrado. 
Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la muerte de Almanzor y algunos incluso niegan la existencia de la batalla de Calatañazor.
A Almanzor le sucedió su hijo Abdalmalik, que gobernó seis años y cuya muerte dio paso a la descomposición de Al-Andalus que culminaría con la implantación de los reyes de taifa.
Abdalmalik había de recurrir a una constante actividad militar al objeto de mantener su preponderancia, por lo que forzó la máquina de guerra. En el año 1007 y gracias a una victoria recibió el título de "al-Muzaffar". No pudo disfrutar mucho de su título ya que al año siguiente fallecía en extrañas circunstancias, especulándose sobre un posible envenenamiento a manos de su hermano Sanchuelo, hijo de Almanzor y nieto de Sancho Garcés II de Navarra, quien se convertirá en su sucesor.
En 1004 murió García Sánchez II de Navarra y subió al trono su hijo Sancho Garcés III el Grande, que había participado en Calatañazor. Era bisnieto de Fernán Gonzáles, su madre era leonesa y su mujer castellana. Bajo su mandato el reino cristiano de Nájera-Pamplona alcanzó su mayor extensión territorial, abarcando casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga hasta Ribagorza.

Las disensiones entre los reinos cristianos estaban a la orden del día. Pero los invasores no estaban en mejor situación. Hixam II, hijo de Subh, la vascona, nombró heredero a Abderramán Sanchuelo, lo que llenó de odio a los Omeya ya que rompió el legitimismo, y provocó el enfrentamiento entre diversos sectores étnico-tribales y determinó la emergencia de poderes locales: los reinos de taifas394. El Califato acabó sucumbiendo en el 1031. La fitna (división, guerra civil) comenzó en 1009 con un golpe de Estado que supuso el asesinato de Abderramán Sanchuelo y de su aliado el conde de Carrión; la deposición de Hisham II y el ascenso al poder de Muhammad ibn Hisham ibn Abd al-Yabbar, bisnieto de Abderramán III, Mohamed II. En el trasfondo se hallaban también problemas como la agobiante presión fiscal necesaria para financiar el coste de los esfuerzos bélicos.

A lo largo del conflicto, los diversos contendientes llamaron en su ayuda a los reinos cristianos. Córdoba y sus arrabales fueron saqueados repetidas veces, y sus monumentos, entre ellos el Alcázar y Medina Azahara, destruidos.

La capital llegó a trasladarse temporalmente a Málaga. En poco más de veinte años se sucedieron 10 califas distintos (entre ellos Hisham II restaurado), pertenecientes tres de ellos a una dinastía distinta de la Omeya, la hammudí.

El nuevo califa empezó su reinado licenciando al ejército, tanto a los bereberes como a los saqaliba (eslavos), con lo que dejaba, literalmente, un ejército de descontentos sin sueldo que pronto buscarían otro califa entre los muchos descendientes de Abderramán III.  En medio de un desorden total se independizaron paulatinamente las taifas de Almería, Murcia, Alpuente, Arcos, Badajoz, Carmona, Denia, Granada, Huelva, Morón, Silves, Toledo, Tortosa, Valencia y Zaragoza. 

Un caldo de cultivo que posibilitó el avance de España; pero ¿y los mozárabes? Los mozárabes no tomaron partido alguno. Eran súbditos de una tiranía que se creían libres porque su condición de cristianos no les comportaba ser asesinados. El espíritu de los hijos de Witiza se había adueñado de todos ellos, y ya no eran sino una comparsa en el devenir de sus amos. Dice Fco. Javier Simonet que habían perdido la mayor parte de su antiguo espíritu nacional.

Mohamed II tuvo una primera etapa como califa entre el 15 de febrero de 1009 y el 1 de Noviembre del mismo año. Este cese se vio forzado tras la batalla de Alcolea, ganada por Sancho García, que apoyaba a Sulaiman Al-Mustain y que significó la recuperación de posiciones perdidas ante Almarzor. Mohamed II se refugió en Toledo; refugio que abandonó el 10 de Mayo de 1010, cuando fue repuesto por el general Wadih, eslavo que fue general con Almanzor, apoyado por el conde Ramón Borrell. Acabaría siendo asesinado por el propio Wadih, que repondría en el trono a Hisham II el 23 de Julio de 1010, que reinó hasta 1013, cuando las tropas bereberes lo depusieron y posiblemente asesinaron, para imponer nuevamente a Sulaiman Al-Mustain, hijo de Alhakem y nieto de Abderramán III, que finalmente fue asesinado el 1 de Julio de 1016.

A partir de este guirigay surgió la primera taifa, la de Tortosa, regida por el eslavo Labib, que inmediatamente el mismo año 1010 tuvo enfrentamientos con la taifa de Zaragoza. Y le siguió la taifa de Valencia, gobernada  por Muyahid, que el mismo 1010 ocupó Tortosa, y que acabaría siendo gobernada por un nieto de Almanzor, Abdelaziz Almanzor. Finalmente Muyahid tuvo que abandonar estos territorios y marchó a Denia, desde donde abordaría el dominio de las Baleares sin emplear para ello más esfuerzo que una pequeña flota con la que tomó posesión de las mismas y se convirtió en el árbitro del Mediterráneo, siendo que para redondear la faena se planteó seriamente la conquista de Cerdeña, donde finalmente sería destrozada su armada a manos de la flota genovesa-pisana. Por su parte, el territorio musulmán se fragmentó en más taifas, de diversa obediencia, árabe, muladí, bereber o saqáliba (esclavos de origen europeo), en la que se repartieron, conforme a su seguridad personal, las diversas clases sociales, siendo alguna taifa refugio de cultura. Saqalibas eran los gobernantes de las taifas de Denia, Valencia, Almería y Baleares. 

En este año 1010, Ramón Borrell III, aprovechándose de que el Califato de Córdoba había entrado en la descomposición expuesta, organizó una expedición a Córdoba junto con Armengol I de Urgell y Bernat de Besalú, aliados del general Wadih, caudillo musulmán partidario de Muhammad al-Mahdi. La expedición derrotó a Sulayman cerca de Córdoba, lo que puso fin de forma definitiva al dominio musulmán sobre los condados de la Marca Hispánica. Pero no quedí la cosa, porque al-Mahdi se vió impulsado a seguir combatiendo a los bereberes, que habían huído rumbo a África, con tan mala fortuna para él que los bereberes salieron vencedores en el enfrentamiento, lo que les hizo desistir de volver a África. Quienes sí volvieron su tierra fueron los soldados de los condados de la Marca Hispánica, quienes habían reforzado su independencia respecto a los francos gracias a la relación directa con el Papa Silvestre II. En los años 1015 y 1016 realizó Armengol nuevas expediciones al Ebro y al Segre y repobló la Conca de Barcberá y el Campo de Tarragona. Editó moneda y comenzó la construcción de la catedral de Barcelona.

El 1 de Julio de 1016 fue proclamado califa Alí ben Hamud al-Nasir, que sería asesinado el 22 de Marzo de 1018 por los eslavos y bereberes. Como sucesor de Alí se considera a Abderramán IV quien, aunque fue proclamado califa el 29 de abril de 1018, nunca llegó a penetrar en Córdoba para hacer valer sus pretensiones, por lo que su califato fue exclusivamente nominal. Le sucedió su hermano Al-Qasim al-Mamum,  mientras los omeyas proclamaban califa a un miembro de su familia, Abderramán IV, quien al frente de un poderoso ejército se puso en marcha hacia la capital califal, pero éste fue asesinado, y pudo seguir en el poder hasta 1021, cuando fue parcialmente depuesto por su sobrino Yahya al Muhtal, que reinó hasta 1023, mientras Al Qasim reinaba desde Sevilla. En el citado 1023 Al Qasim recuperó la parte del califato que estaba regida por Yahya al Muhtal, pero fue por poco tiempo, ya que fue ascendido al trono Abderramán V en 1023 y Mohamed III en 1024. En 1025 volvió Yahya al Muhtal al califato cuando Mohamed III huyó. Pero en 1026 también huyó Yahya al Muhtal, y su puesto lo ocupó Hisham III, que acabaría depuesto en 1031, y se proclamó en Córdoba la república. Para entonces todas las coras (provincias) de Al-Ándalus que aún no se habían independizado se proclamaron independientes, bajo la regencia de clanes árabes, bereberes o eslavos (saqalibas). Almería, Murcia, Alpuente, Arcos,Badajoz, Carmona, Denia, Granada, Huelva, Morón, Silves, Toledo, Tortosa, Valencia y Zaragoza fueron las primeras taifas, pero seguirían hasta conformar un auténtico puzzle:

Albarracín: 1011-1104 ( sucumbió a manos de los almorávides)
Algeciras: 1035-1058 (fagotizada por Al Mutadid de Sevilla)
Almería: 1011-1091 (sucumbió a manos de los almorávides)
Alpuente: 1009-1106 (sucumbió a manos de los almorávides)
Arcos: 1011-1091 (sucumbió a manos de los almorávides)
Badajoz: 1009-1094 (sucumbió a manos de los almorávides)
Islas Baleares o Mallorca: 1076-1116 (sucumbió a manos de los almorávides)
Ceuta: 1061-1084 (sucumbió a manos de los almorávides)
Taifa de Calatayud: 1046-1055 (sucumbió a manos de Al Muqtadir de Zaragoza)
Carmona: 1013-1091 (sucumbió a manos de los almorávides)
Córdoba (repúblicas): 1031-1091 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Denia: 1010/12-1076 (sucumbió a manos de al Muqtadir de Zaragoza)
Granada (Garnata): 1013-1090 (sucumbió a manos de los almorávides)
Lisboa: 1022-? (antes de 1045) (sucumbió a manos de la taifa de Badajoz)
Lorca: 1051-1091 (sucumbió a manos de los almorávides)
Málaga: 1026-57/1058 (Granada); 1073-1090 (sucumbió a manos de los almorávides) 
Mértola: 1033-1091 (sucumbió a manos de los almorávides)
Molina de Aragón: 1075 (sucumbió a manos de Valencia)
Morón: 1013-1066 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Murcia: 1011/12-1065 (sucumbió a manos de Abdelaziz ben Almanzor de Valencia)
Murviedro y Sagunto: 1086-92 (sucumbió a manos de los almorávides)
Niebla: 1023/24-1091 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Ronda: 1039/40-1065 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Isla de Saltés y Huelva: 1012/13-51/1053 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Santa María del Algarve: 1018-1051 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Segorbe (1065-1075)
Sevilla: 1023-1091 (sucumbió a manos de los almorávides)
Silves: 1040-1063 (sucumbió a manos de Al Mutadid de Sevilla)
Toledo: 1010/31-1085 (sucumbió a manos de los Alfonso VI)
Tortosa: 1039-1060 (Fagotizada por Zaragoza);1081/82-1092 (Fagotizada por Denia)
Valencia: 1010/11-94 (fagotizada por Al Mamun de Toledo)
Zaragoza: 1017/1118 (sucumbió a manos de los almorávides)

La caída del califato supuso para Córdoba la pérdida definitiva de la hegemonía de Al-Ándalus y su ruina como metrópoli. Y algo más: La descomposición significaría también la ruina para el pueblo andalusí, y es que ya no había nada de qué expoliar a mozárabes y muladíes. Ahora le tocaba el turno a los propios árabes. Dice Aben Hazam: “Al Andalus jamás reservó el quinto ni dividió el botín… antes bien, la norma que en esta materia se practicó fue la de apropiarse cada cual aquello que con sus manos tomó… entraron después los sirios … y expulsaron de las tierras que ocupaban a la mayoría de los árabes  y berberiscos… tal y como ahora veis que lo hacen los berberiscos… que se apoderan de todo”.

Aben Hazam se queja de la situación de Al Andalus y de los tributos que cargan a los árabes: “hoy esos tributos son los siguientes: uno de capitación, impuesto sobre las cabezas de los musulmanes; otro, dariba, impuesto sobre los bienes, es decir, sobre el ganado lanar y vacuno, las bestias de carga y las abejas… y además ciertas alcabalas… Todo esto es lo que hoy recaudan los tiranos… piden ayuda a los cristianos…y a veces hasta les entregan de buen grado las ciudades y fortalezas…”

Denunció Aben Hazam muchas cosas interesantes que acabaron enfrentándole con el poder musulmán. Era muladí y musulmán convencido, pero sin embargo sus escritos hacen pensar, hasta el extremo que Claudio Sánchez Albornoz no duda en citarlo entre un ramillete de pensadores humanistas: Séneca, Aben Hazam, Quevedo y Unamuno… destacando su hispanismo, su orgullo, su pasión, vehemencia, verbalismo, acritud de palabra, lealtad, vuelo de alma hacia Dios, hipercriticismo contra su propia patria, amor a la verdad, rigor ético, exaltación hasta el sacrificio de la vidaen defensa de sus ideas o de su honor; quijotismo contra toda injusticia aún a trueque de enfrentarse con el mundo entero, menosprecio de las riquezas…odio a la hipocresía, desdén por la adulación, fortaleza en la desgracia, culto de la amistad, prodigalidad hasta el despilfarro, ira fácil, elocuencia…

Las obras de Aben Hazam fueron públicamente quemadas y prohibidas, y él se refugió en la taifa de Denia. Acabaría escribiendo “El collar de la Paloma” en Játiva. Todo dentro de una diáspora que se produjo entre los años 1010-1013, en el curso de la guerra civil andalusí, y que significó, además, la destrucción de los palacios de Medina Azahara y Medina Azahíra.

Los mozárabes, en esta taifa de Denia tenían privilegios especiales, y el obispado de Baleares, el de Denia y el de Orihuela estaban subordinados al obispado de Barcelona en el año 1058. Subordinación debida a las buenas artes de Ramón Berenguer I que se aprovechó del abuso tradicionalmente ejercido por el poder musulmán y por el que, contra todo derecho, ejercían control sobre las decisiones y nombramientos de la iglesia mozárabe.

De esta época parte el reino de Granada. El bereber Zawi ben Zirí fundó la ciudad donde había existido la ciudad mártir Iliberri. De ahí nacería el reino Zirí (1013-1090). Nada tardaron los enfrentamientos en llegar, tras su victoria sobre Abderramán IV. Zawi desapareció en 1019 rumbo a su codicia en África, donde acabaría envenenado, y una retahíla de intrigas acabaron consolidando un tirano: Badis Al-Muzzafar. Granada se convierte en un centro de bereberes donde se persigue a muerte a los árabes y se ejecuta una persecución de judíos que acabaría con más de cuatro mil vidas en 1066. Esta dinastía nazarí sería de vital importancia para la invasión almorávide, con la que colaboró abiertamente. Los almorávides pertenecían a la misma tribu que los ziríes: los sinhacha.

Las meditaciones de Zawi ben Ziri hacen pensar sobre la realidad racial de la población de Al Andalus quien dice: “Les favorece, además, la simpatía de los habitantes del país, que pertenecen a su raza” ¿Qué raza era? ¿árabes?... ¿españoles?... Ambas estaban enfrentadas a los bereberes, y estaban enfrentadas entre sí. No era lo mismo un árabe que un bereber, y no era lo mismo un bereber o un árabe que un español. En el juego siempre salía perdiendo el español, ya fuese mozárabe o muladí.

En esta época, en muchas zonas de Castilla y León aumenta la gran propiedad rural, sobre todo en favor de algunos monasterios, como los de Celanova (Orense), Sahagún (León), Oña (Burgos) y San Millán de la Cogolla (La Rioja). El crecimiento demográfico sostenido hace que la presura sea sustituida por una colonización organizada (pueblas y repartimientos), y aumentan los campesinos que trabajan para señores (solariegos, hombres de behetría). Paralelamente, desde mediados del siglo se producirá un renacimiento del mundo urbano (Burgos, León, Lugo, Oviedo), y el Camino de Santiago entre Navarra y Galicia se convierte en vía de penetración de muchos inmigrantes «francos» (franceses y europeos en general, entre 1075 y 1180 aproximadamente).395

En 1017 había muerto Ramón Borrell III y le sucedió su hijo Berenguer Ramón I el Curvo, que casaría con Sancha, hija del conde de Castilla Sancho García. Mantuvo la paz con el resto de condados de la Marca Hispánica., y legisló favorablemente para los propietarios agrícolas, si bien su política de condescendencia con los invasores concitó problemas con la nobleza, lo cual se agudizó cuando, poco antes de morir, el año 1035, repartió sus dominios entre sus hijos: Ramón Berenguer recibió Gerona y Barcelona hasta el Llobregat; Sancho el territorio fronterizo que iba desde el Llobregat hasta la tierra de los musulmanes, constituyendo el condado del Penedés con capital en Olèrdola; y a Guillermo le dejó Osona. Los tres herederos, al ser menores de edad, quedaron bajo la tutela de su abuela Ermessenda, única representante efectiva del poder condal en Barcelona, Gerona, Osona y el Penedés entre 1035 y 1041.

Debido al descrédito del poder condal durante el cogobierno de Berenguer Ramón I y Emersenda en Barcelona, Gerona, Osona y especialmente en la zona del Penedés, área fronteriza con los musulmanes, los nobles, prescindiendo totalmente de la potestas del conde, tomaron ellos mismos el control de las fortalezas de las que dispusieron para cederlas como feudo como si fuesen de su propiedad.

En 1017 García Sánchez, con siete años, sucedió en el condado de Castilla, a Sancho García, su padre, quedando como tutora su madre, Urraca. Murió asesinado en 1029 por los condes de Álava cuando se dirigía a conocer a su prometida, Sancha, hija de Alfonso V, y un cataclismo se concentró en Castilla, que pasó a ser un protectorado de Navarra, y el río Pisuerga se convirtió en frontera natural entre los reinos de Navarra y León. Heredó el condado Mayor (Muniadona) de Castilla, hermana del difunto, condesa de Ribagorza, casada con Sancho el Mayor de Pamplona, que al morir en 1028 es sucedida por Fernando (hijo de Sancho de Pamplona y Muniadona) como conde de Castilla, y que en 1037 al ser rey de León, uniría los territorios. Navarra, en estos momentos se convirtió en el árbitro de los reinos hispánicos, y merced a éste hecho nacería el reino de Castilla.

Este mismo año 1017 era aprobado el fuero de León, bajo el reinado de Alfonso V “el noble”, año en que alcanzaba la mayoría de edad el rey. La proclamación de este fuero perseguía asentar el poder real, gravemente deteriorado durante la regencia en su minoría de edad.

En Córdoba, Al-Casim, había conseguido en 1021 que todos los reyezuelos de taifas lo reconociesen como califa… Todos menos su sobrino Yayha, que lo expulsó de Córdoba ese mismo año, y se instaló él hasta que en 1023 volvió a echarlo su tío, que fue nuevamente expulsado y sustituido por Al Mustiar, que fue destronado en 1024 y sustituido por otro que fue asesinado y sustituido en 1026, gracias a la colaboración de las taifas de Denia y Almería por otro llamado Hisham, que sería derrocado en 1031. Superaron el morbus gothorum, increíble.

El año 1028 Bermudo III sucede en León a su padre Alfonso V. Durante su reinado se produjeron enfrentamientos con el condado de Castilla. Sancho Garcés III la invadió. 

Cuando Bermudo III alcanzó la mayoría de edad en 1032 trató de recuperar los territorios del Reino de León conquistados por el rey de Navarra, pero no tuvo éxito. Lo intentó de nuevo mediante el matrimonio de su hermana Sancha con Fernando I, pero tampoco lo logró. Más bien al contrario, ya que Sancho Garcés III invadió su territorio y conquistó Astorga y León, quedándole apenas el territorio del Reino de Galicia; ni Astorga ni León serían recuperados hasta la muerte del rey navarro.

Posteriormente, y tras una dura lucha, reconquistó las tierras situadas entre el Pisuerga y el Cea, pero encontró la muerte en la Batalla de Tamarón cuando intentaba ocupar la Tierra de Campos. El trono pasó a manos de su hermana Sancha, que cedió sus derechos a su marido, el cual sube al trono como Fernando I de León.

El año 1035 muere Sancho Garcés III de Navarra, que fue rey de Pamplona desde
el año 1004 hasta su muerte, y conde de Sobrarbe y Ribagorza desde 1018. Dominó por matrimonio en Castilla, Álava y Monzón (1028–1035), que aumentó con el Condado de Cea (1030–1035) y que en 1034, tras la toma de León, se hizo proclamar Imperator totius Hispaniae. A partir de su muerte nacen los reinos de Castilla y de Aragón. Sancho Garcés dividió su reino entre sus hijos; a García le dejó Navarra; a Fernando, Castilla; a Gonzalo el señorío de Sobrarbe y Ribagorza; y a Ramiro, el condado de Aragón.

El primer caudillo de Aragón parece que fue un tal Aznar, a quién sucedió su hijo Galindo Aznarez, suegro de García Sánchez I de Navarra, casado con Andregoto Galíndez. Pero es ahora, con el regimiento condal de Ramiro, cuando aparece con nombre propio lo que será el reino de Aragón. Año 1035.

García Sánchez III heredaba una Navarra que llegaba por el oeste hasta la bahía de Santander. Conquistó Calahorra en 1045. Murió en la batalla de Atapuerca, en 1054.

Este mismo 1035, a los doce años de edad, accede al condado de Barcelona y Gerona Ramón Berenguer I el Viejo, primogénito de Berenguer Ramón I. Tuvo gran renombre y su sobrenombre se fue puesto como consecuencia de la prudencia con que gobernó, sabiendo eludir las artimañas de su abuela Ermesenda. Guerreó contra los enemigos naturales y fue un buen legislador. En el concilio de Gerona, celebrado bajo su auspicio, se condenaron los matrimonios incestuosos y se prohibió el matrimonio de los clérigos. Reformó la legislación y compiló el código de los “Usatges de Barcelona”.  En 1054 sería también conde de Osona. Murió en 1076.

Hacia el año 1030, Mir Geribert posee el castillo de Subirats y de la Vit, heredados de sus padres, la fortaleza de Ribes, concedida por su primo Guislabert el obispo de Barcelona, y el feudo de Sant Martí Sarroca adquirido por enlace matrimonial. Siendo el más poderoso de los señores del Penedés, hacia el 1035, para señalar su autoridad, se da el título de príncipe de Olèrdola, apoyado por los nobles partidarios de la guerra contra el invasor, que veían paralizada su acción por el conde de Barcelona, y mermados sus derechos feudales. Se rebelan contra Ermesenda, y Berenguer Ramón, pero sobre todo se rebelan contra la legislación que priva sus derechos feudales: el Liber Iudiciorum. Es pués, este Mir Geribert quién se autoimpone el título de „príncipe“, título que muere con él.

Pero el hecho curioso es que Ramón Berenguer I se alía en 1041 con Mir Geribert a quien reconoce su posición de dominio en el Penedés y en perjuicio de su hermano, el conde Sancho.

Consecuencia de todas estas situaciones fueron las revueltas de los otros nobles, que se salvaron graciasla acción popular, movilizada para salvaguardar los usos concedidos por Berenguer Ramón I en 1025.

La vida de Ramón Berenguer I fue convulsa en todos los campos; su hijo asesinó a su madrastra Almodis, madre de Ramón Berenguer II y de Berenguer Ramon II, tercera esposa de Ramón Berenguer I, siendo que a la segunda esposa la había repudiado.

A la muerte de Bermudo III de León en 1037, accede Fernando I el Magno (su cuñado y conde Castilla desde 1028) al trono de León y con ese acto convierte el condado de Castilla en reino, si bien el condado había perdido a favor de su hermano García III de Navarra las tierras de Bureba, Álava y gran parte de Vizcaya, lo que lleva al enfrentamiento de los dos reinos hasta la batalla de Atapuerca, en 1054, mediante la que recuperó Bureba, volviéndose a partir de entonces contra el enemigo natural.

En Al Andalus el guirigay continuaba a plena marcha. En 1038 moría el eunuco Zuayr, señor de la taifa de Almería, y por entresijos de la legalidad musulmana, resultó que su heredero era Abdelaziz de Valencia, el nieto de Almanzor, quién vista la herencia, pidió ayuda a Muyahid de Denia para atacar Granada, con resultado final de enfrentamiento mutuo dada la negativa de éste a enfrentarse con los bereberes. El reino de Sevilla conquistaría el Algarbe, pero sería frenado por el reino de Córdoba y los enfrentamientos entre éste, Sevilla, Granada y Toledo serían la orden del día, todo lo cual le llevo a emparentar con Muyahid de Denia, casando con una de sus hijas. Es curioso que un homosexual como Al Mutamid tuviese un harén de setecientas concubinas, y para colmo, casase con la hija de un esclavo, a quién convirtió en reina de Sevilla.

Ramiro I de Aragón también guerreó con su hermano García Sánchez III de Navarra y perdió parte de sus posesiones, pero a la muerte de Gonzalo, en 1037, se hizo con sus territorios, Sobrarbe y Ribagorza, y tras la batalla de Atapuerca recuperó los territorios perdidos. Volvió contra el enemigo natural y murió en la batalla de Graus contra Al Muqtadir, rey de Zaragoza, el 8 de mayo de 1063. Le sucedería su hijo Sancho Ramírez I con dieciocho años, que también sería rey de Pamplona como Sancho V al ser asesinado Sancho Garcés IV y no querer los navarros ser regidos por el fratricida. Sería el padre de Pedro I. Amplió sus dominios en colaboración con su suegro el conde Armengol de Urgel, tomó Barbastro gracias a la actuación de los mozárabes de Alquézar , lo que ocasionó una llamada a la yihad, y en 1068 viajó a Roma para consolidar el joven Reino de Aragón ofreciéndose en vasallaje al Papa.. Posiblemente la insignia de este vasallaje, cintas amarillas sobre escudo rojo sea el origen de la enseña de Aragón. 

Esta relación especial con Roma lo situó como impulsor del rito romano en España y como abanderado de someter los monasterios a la obediencia directa de Roma. Relación que le llevó a construir la catedral de Jaca, en la que dejó de obispo a su hermano García, con la idea de apartarlo de aspiraciones políticas. Fomentó asimismo la conventualidad femenina, poniendo al frente a su hermana Sancha. Esta actividad, sin lugar a dudas posibilitó el auge del arte. La catedral, que comenzó a construirse al tiempo que la de Santiago, acabaría su primera fase en 1082, no llegando a terminarse hasta 1131, cuando el centro de poder se había desplazado a Huesca.

Es de destacar de esta catedral su voluntad de instrucción mediante la representación gráfica de las enseñanzas. La pintura y la escultura juega un papel importante.

Las discordias con su hermano lo llevarían a destituir a éste e instaurar como obispa de Pamplona durante 1082 y 1083 a su hermana Sancha.

Sancho Ramirez I Fue un activo luchador contra el invasor y tuvo estrechas relaciones con los otros reinos hispánicos y con el Cid, muriendo en batalla el año 1094, y deasarrolló el derecho, habiendo concedido el fuero de Jaca el año 1077, que concedía derechos a sus habitantes.

En 1054, con catorce años, accede al trono de Navarra Sancho IV, sucediendo a su padre García Sánchez III, que murió en Atapuerca. Hasta los 18 estuvo bajo la tutela de su madre. Y el hecho más importante de su reinado es “La Guerra de los tres Sanchos” (de Navarra, y Aragón contra Castilla) con motivo del expansionismo de Castilla a costa de los reinos cristianos. Fue asesinado por su hermano Ramón el 4 de Junio de 1076, tras lo cual Alfonso VI ocupó la Rioja y Sancho Ramírez de Aragón fue proclamado rey de Navarra.

En 1058 Rodrigo Díaz de Vivar entra al servicio del príncipe Sancho, con quién se forma en el terreno militar y en el del derecho, y acabaría participando en los enfrentamientos que Sancho tendría con sus hermanos en vistas a la reunificación del reino.

En 1059 moría Hisham III, que había sido depuesto en 1031, y con tan fausto motivo, Al-Mutadid de Sevilla hacía público que en el testamento del difunto se le atribuía a él la soberanía sobre toda la península. Hombre pintoresco, duro, cruel, inteligente y homosexual, hizo adornar sus jardines con cabezas de príncipes y jefes, incluida la de su propio hijo, en lugar de arbustos. También acabaría personalmente con la vida de su amante, Ben Ammar, a quién antes le había hecho gobernador de Silves. Hubo sin embargo, un mozárabe que ganó su confianza hasta llegar a ser el predilecto del tirano. Se trataba de Sisenando, mozárabe que había realizado unas cuantas campañas victoriosas sobre cristianos y que finalmente se pasó a la corte de Fernando I y posibilitó la reconquista de parte de Lusitania habitada por mozárabes, en concreto, y de forma muy significativa, Coimbra, de donde fue nombrado conde.

En 1061 caía la taifa de Valencia a manos de Al-Mamún, de Toledo. Fue la primera en caer. La siguiente sería Denia, en 1076, a manos de Al Muqtadir de Zaragoza, que ocasionaría una taifa independiente en Baleares, al frente de la cual estuvo Al Murtada hasta su muerte, y luego su liberto Mubashshir, y que sería el último reino de taifas en sucumbir. Con la descomposición de lo musulmán se estaba sembrando el resurgir de lo español.

En 1065 murió Fernando I el Magno y repartió el reino, conforme la tradición navarra, entre sus hijos; a Sancho le dejó Castilla; a Alfonso, León; Galicia la dejó a García; Zamora a Urraca y Toro a Elvira. Pronto empezaron las discordias. 

Sancho nombró alférez a Rodrigo Díaz de Vivar, que en una de sus primeras misiones fue renovar el vasallaje del rey de Zaragoza Al-Muqtadir, lo que le llevaría a la conocida como “guerra de los tres Sanchos” en 1068, al tiempo que iniciaba las campañas tendentes a la reunificación del reino dividido por su padre, y que fueron frenadas mientras vivió su madre, Sancha.

Juntos Sancho y Alfonso, despojan del reino de Galicia a su hermano García en 1071, y firman un pacto que es roto por Sancho en 1072, cuando Sancho II en la batalla de Golpejar despojó del reino de León a Alfonso VI, que se exilió a Toledo, bajo los auspicios de su vasallo Al-Mamun, y gracias a las artes de Urraca. El rey de Toledo obsequiaría a Alfonso con el señorío de algunos pueblos y del castillo de Brihuega. Su estancia en esta ciudad instruyó a Alfonso de la realidad existente en Toledo, que siempre había sido peculiar, y donde pudo observar que la ciudad estaba madura para ser reconquistada con poco esfuerzo, ya que en ella subsistían hasta siete, tal vez ocho, parroquias. 

Pero el mismo año, en la toma de Zamora, puesta en armas contra Sancho II y a favor de Alfonso VI en un levantamiento propiciado por el conde de Carrión, Pedro Ansúrez, que estaba desterrado en Toledo con su rey, Sancho II muere asesinado por Bellido Dolfos, en circunstancias grotescas. El alto clero castellano recibió al nuevo rey con disgusto, lo que propició la toma de juramento en Santa Gadea de Burgos, lo que a su vez ocasionaría, al cabo de nueve años, la expulsión del Cid de los territorios de Alfonso.

Rodrigo casó con la bisnieta de Alfonso V de León, Jimena, con la que tuvo tres hijos. Con el casamiento de sus dos hijas emparentó con Ramón Berenguer III y con Ramiro Sánchez de Pamplona.

En 1076, a la muerte de Sancho IV de Navarra, Alfonso pretendió agregar el reino, pero tuvo que dejar la empresa para enfrentarse al ataque de los almorávides, que infligieron una tremenda derrota en Badajoz. Alfonso pidió ayuda al Cid para la defensa del castillo de Aledo, pero como tardase en llegar, lo desterró por segunda vez. Casó a su hija Urraca con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, que combatió tenazmente contra los almorávides.
Se repueblan las tierras de Sepúlveda, a la que se la el famoso fuero; de Iscar, Cuellar, Coca, Olmedo, Medina del Campo, el noreste de Tarragona, donde es ocupado el castillo de San Vicente de Calders.396

Por su parte, Al Muqtadir de Zaragoza reunía bajo su dominio las taifas de Tortosa y de Denia, siendo el rey de la taifa de Valencia vasallo suyo. Sin embargo, la difícil situación de Zaragoza, amenazada por el reino de Aragón de Ramiro I y Sancho Ramírez y en
constante litigio fronterizo por las tierras de la extremadura navarra y castellana (Tudela, Soria, Guadalajara), obligaban tanto a Al Muqtadir como a Yusuf de Lérida a pagar parias a sus vecinos cristianos, en especial al poderoso Alfonso VI de Castilla. Hasta el punto de que, en 1081, su sucesor, Al-Mutamán hubo de contratar los servicios de un mercenario castellano, Rodrigo Díaz de Vivar, conocido más tarde como El Cid, que deriva del árabe
"sidi" (Señor).

Navarra quedaba en la órbita de Aragón, continuando unidos los dos reinos hasta 1134, cuando murió Alfonso I el Batallador. Este mismo año moría Ramón Berenguer I, y accedía al condado de Barcelona Ramón Berenguer II “Cap d’estopes”, que en 1082 moriría asesinado por los parciales de su hermano, al parecer gemelo, Berenguer Ramón II “el fratricida”.

Ramón Berenguer II se vio obligado a repartir sus territorios con su hermano, reparto que prometió ante los obispos de Barcelona y Gerona, los condes de estos condados y el vizconde de Cardona, y nunca estuvieron de acuerdo en el reparto.

Mientras tanto, en 1078 se había iniciado la reconstrucción de la Catedral de Santiago.

En 1079 Alfonso VI envió a Rodrigo al frente de una embajada a cobrar las parias de los reyes de Sevilla y Cordoba, pues ambos reyes retrasaban el pago. En el curso de esta embajada tuvo un enfrentamiento con García Ordoñez, presente apoyando a Al-Mudafar, rey de Granada, frente a Mutadid, rey de Sevilla, quién le dice que Al Mudafar y García Ordóñez vienen contra él. El Cid les conminó a depusiesen su actitud, y finalmente acabaron en batalla de la que salió victorioso el Cid, que tomó preso a García Ordóñez y causó muchas bajas. Parece que este hecho entorpeció la política de Alfonso VI, que sin conocimiento del Cid procuraba el enfrentamiento entre las taifas. 

Algo similar volvería a acontecer en Toledo dos años más tarde, cuando una de las facciones que dividían el poder árabe en Toledo invadió Gormaz, a lo que respondió el Cid venciéndolos y arrasando parte del reino de Toledo. Estas acciones fueron aprovechadas por los enemigos del Cid, que lo enemistaron con Alfonso VI.

El 5 de diciembre de ese mismo año 1079, Ramón Berenguer II se dirigía a Barcelona atravesando el bosque de Perxa del Astor en el Montnegre. Unos desconocidos, tal vez sus propios acompañantes, le asesinaron en ese bosque. Su cadáver fue trasladado a Gerona donde recibió sepultura. Su hermano, Berenguer Ramón II, fue acusado de este asesinato, por lo que recibió el apodo «del Fratricida» y debió ir, en expiación, en 1099, como cruzado a Jerusalén.

Con el sarcófago de este conde surgió polémica en relación a las 4 barras de Aragón. La tumba de Ramón Berenguer II fue hallada en 1982 en la catedral de Gerona, un sarcófago liso y rectangular cuya única decoración exterior, en buen estado de conservación, consiste en una sucesión de 17 tiras verticales de unos 5 cm, alternativamente rojas y doradas.

Según algunos autores nacionalistas, este primitivo sarcófago de Gerona vendría a apoyar la tesis del origen catalán del escudo de armas, afirmando que el linaje condal de Barcelona tenía como emblema palos rojos sobre un fondo dorado con anterioridad a la unión del Condado de Barcelona con el Reino de Aragón y por tanto, antes incluso del nacimiento documentado de la heráldica en Europa Occidental.

La existencia del emblema de palos de oro y gules en la tumba original de Ramón Berenguer II es cuestionada por especialistas en heráldica y académicos como Alberto Montaner Frutos y Faustino Menéndez Pidal de Navascués, para quienes la decoración heráldica de la tumba es un añadido con motivo de su traslado en 1385 al interior de la Catedral de Gerona por iniciativa de Pedro IV de Aragón, por lo que la pintura aludida sería 300 años posterior, puesto que, según estos autores, es imposible que conservara la pintura a la intemperie en su emplazamiento original durante tres siglos.Por su parte, Francesca Español Bertrán, que estudió en profundidad el sepulcro, afirma que las pinturas «en ningún caso pueden ser contemporáneas al momento de su inhumación inicial».

En 1081, Rodrigo Díaz de Vivar el Cid, enemistado con su rey Alfonso VI de León y Castilla, se trasladó a Barcelona y ofreció su colaboración, que no fue aceptada. Acto seguido, quedó al servicio del rey Al-Muqtadir y de su hijo Al-Mutamín, reyes de la taifa de Zaragoza, mientras que Al Mundir, rey de Lérida, se apoyaba en los navarros primero y en los condes de Barcelona después. Se enfrentaros los dos reyes moros y esto enfrentó a Berenguer Ramón con el Cid en la batalla de Almenar en el verano de 1082, ya que cada uno apoyaba a una facción. Berenguer fue derrotado y hecho prisionero siendo liberado poco tiempo después, a cambio, seguramente, de un importante rescate.

Alfonso VI sometió a parias la mayor parte del territorio moro, y en 1082 atacó Sevilla, pero en 1083 sufrió una emboscada en el castillo de Rueda, cuando supuestamente iba a ser rendida a Alfonso. Aquí salvó la vida gracias a la intervención del Cid, que con este acto se ganó el agradecimiento de Alfonso VI, que le invitó a volver a Castilla, extremo que no es aceptado por el Cid.

En 1084, Sancho Ramirez I de Aragón (y V de Pamplona) y Alfagit de Lérida se unieron contra Al Mutamín, y el Cid obtuvo sobre ellos una gran victoria en Morella, no sin antes haber intentado evitar el enfrentamiento en respeto al rey de Aragón.

Alfonso VI continuó la campaña contra el invasor, llegando a instalar la corte en Toledo el 25 de Mayo de 1085, y habiendo efectuado incursiones hasta Tarifa. La toma de Toledo fue facilitada por Alcadir en 1084 (que había sustituido a su padre Almamun en 1075) cuando lo llamó para sofocar un levantamiento, precisamente de los mozárabes. Se proclamó emperador de las dos religiones, pero el arzobispo de Toledo, en ausencia del rey, revocó lo acordado. 

Pero no fue ese aspecto el único que contravenía lo acordado. También los mozárabes vieron cómo se sustituía el rito mozárabe conforme a lo acordado en el concilio de Burgos, que además del cambio de rito situaba a clérigos francos en lugares preeminentes, extremo que desagradó a los mozárabes que supieron defender hasta el extremo de conseguir el mantenimiento del rito que habían sabido mantener bajo la tiranía musulmana.

Alfonso VI también ocupó Talavera y Materit. El control hasta el Tajo le permitiría iniciar la ofensiva hacia Córdoba, Sevilla, Badajoz y Granada. En 1085 Alcadir iría como rey de Valencia, bajo la protección de Alvar Fáñez, que junto al Cid había participado en la toma de Toledo.

El hecho de la toma de Toledo puso en alarma al poder invasor, lo cual le llevó a pedir ayuda de a los fanáticos almorávides, facción de monjes soldado nómadas que procedentes del desierto del Sahara predicaba el cumplimiento ortodoxo del islam, y que contaba con un caudillo fanatizado por las doctrinas de Abdala ben Yasin, Yusuf ibn Tasufin. Acabarían constituyendo un imperio que abacaba media España, y los actuales Marruecos, Mauritania y el Sahara Ocidental.

El rey de la taifa de Sevilla al-Mutadid le pidió ayuda en estos términos:
Él (Alfonso VI) ha venido pidiéndonos púlpitos, minaretes, mihrabs y mezquitas para levantar en ellas cruces y que sean regidos por sus monjes [...] Dios os ha concedido un reino en premio a vuestra Guerra Santa y a la defensa de Sus derechos, por vuestra labor [...] y ahora contáis con muchos soldados de Dios que, luchando, ganarán en vida el paraíso

En 1086 se produce la invasión almorávide. Yusuf llegó con su ejército y como sus antepasados, se encontró con una tierra fértil y próspera, lo que le indujo a quedarse, fomentandoel enfrentamiento entre las distintas taifas, a las que empezó a destruir.















































Capítulo séptimo

Desde 1085 con la toma de Toledo por Alfonso VI hasta 1212 en los momentos anteriores a la batalla de las Navas

Cesáreo Jarabo

El 25 de mayo de 1085 Alfonso VI agrega la taifa de Toledo al reino de Castilla, lo que significó una gran conmoción en el mundo árabe, si bien por otra parte era un hecho natural dada la composición social de Toledo, principalmente mozárabe, que hasta el momento se había mantenido independiente del poder árabe salvo en dos periodos (785-796 y 837-852). Parece evidente que el tiempo que Alfonso VI estuvo exiliado en Toledo en 1082 lo dedicó a tomar contacto con la población mozárabe, y a calibrar las posibilidades de éxito en su intento de liberar la ciudad del poder árabe.

Al Mutadid de Sevilla temía una ofensiva sobre el Guadiana, y las fuerzas castellanas estaban amenazando desde tiempo atrás la taifa de Zaragoza y la taifa de Badajoz, siendo que las tropas castellanas habían ocupado fortalezas importantes, como la de Aledo, y el emir Alcadir de Valencia, había sido entronizado por Alfonso VI, a quien rendía vasallaje.397

En los aspectos del derecho, también tuvo influencia la toma de Toledo. El fuero de Toledo tendría reflejo en otras poblaciones, como Escalona, Santa Olalla o Guadalajara, atendiendo en concreto el derecho de los mozárabes, otorgado por Alfonso VII y confirmados en su conjunto por Alfonso VIII en 1176 y en 1222 Fernando III, y en 1259 Alfonso X volvió a confirmarlos para Toledo, como los confirmaron los sucesivos reyes. Fuero que era transmitido a los herederos tanto por los varones como por las mujeres.398

Hasta el siglo XI los reinos cristianos estuvieron constituidos por elementos diversos
(señoríos, aldeas, ciudades) dotados cada uno de ellos de jurisdicciones distintas. Solo los señoríos de realengo se encontraban bajo la autoridad directa del monarca. El rey administraba justicia, acuñaba moneda, dirigía la guerra y aceptaba el derecho
consuetudinario.

Desde mediados del siglo XI, los reyes iniciaron una política de fortalecimiento y
centralización (poder ejecutivo, legislativo, judicial). Influencia del Derecho Romano (s. XII) que define jurídicamente la vida política, la idea de majestad real y la potestad pública. En el siglo XIII, El Código de las Partidas, conseguirá la unificación jurídica (Alfonso X).

Dividen sus territorios en merindades (Castilla, León, Navarra), veguerías (Cataluña),
honores, municipios (Aragón), gobernaciones (Valencia). Administrados por funcionarios reales (justicia y recaudaban impuestos).399

Eran estos finales del siglo XI momentos fuertes de la historia de España, que preocupaban en exceso el ánimo de los invasores, lo que hace que las taifas de Sevilla, Badajoz, Granada y Almería pidan ayuda desesperada a los almorávides, fanáticos monjes guerreros a cuyo puritanismo temían los propio tiranos andalusís y que estaban extendiendo la guerra por el Magreb,  que finalmente acabarían asolando, nuevamente, España, aunque de forma secundaria, ya que la invasión fue sufrida principalmente por Al Andalus.

La invasión almorávide se produjo a comienzos del mes de agosto de 1086, cuando Alfonso VI estaba asediando Zaragoza. Desde allí marchó con su ejército en dirección sur, reforzado con tropas aragonesas y francesas al mando del infante Pedro, hijo de Sancho Ramírez I de Aragón, y de la mesnada castellana desplazada a Valencia al mando de Alvar Fáñez. Ambos ejércitos se encontraron en el campo de al-Zallaka, denominado Sagrajas por los cristianos, situada a unos ocho kilómetros al noroeste de Badajoz, el 23 de Octubre.400 

Este mismo año 1086, Sancho Ramirez de Pamplona conquistó Monzón, y la cedió, con título de rey a su hijo Don Pedro, que ya lo era de Sobrarbe y Ribagorza.

La batalla comenzó con la victoria de los cristianos, que diezmaron e hicieron huir a las tropas andaluzas, pero acto seguido, Yusuf ibn Tasufin, en una maniobra militar sorprendente, rodeó a las tropas españolas y las aniquiló. Alfonso pudo huir del campo de batalla, no sin acarrear una grave herida, pero esa sería la menor de las consecuencias, ya que las tropas castellanas que se vieron obligadas a abandonar el sitio de Zaragoza para atender este enfrentamiento de Sagrajas, perdieron también sus posiciones en Valencia. Los musulmanes, por el contrario, vieron reforzada su posición ya que las taifas lucharon juntas contra Castilla. Cuentan las crónicas que, como por otra parte era costumbre en los invasores, con las cabezas de los cristianos muertos en batalla se hizo un montón sobre el que un imam llamó a los moros a la oración.

El por qué no estuvo presente el Cid en esta decisiva batalla es algo que no se sabe, pero parece que aquella derrota propició la reconciliación entre Alfonso y Rodrigo, al que le fueron concedidos honores y amplios señoríos en Castilla. En aquel ambiente de colaboración y leal vasallaje por parte del Cid, este vuelve al Levante consiguiendo el control de Albarracín y Alpuente lo que cerró las puertas a las pretensiones de su antiguo enemigo el conde de Barcelona de hacerse con el reino taifa de Valencia que era gobernado por Alcadir,401 que había sido rey de Toledo hasta que fue tomada por Alfonso VI.
En 1087 se reunió el Cid con al-Mustain II de Zaragoza con quién acude a Valencia para ayudar a Alcadir, que estaba siendo acosado por al-Mundir, rey de Lérida, que se había aliado de nuevo con Berenguer Ramón II para conquistar el protectorado castellano de Valencia. El Cid logró repeler la incursión de al Mundir, que acabaría tomando Murviedro (Sagunto), lo que a su vez posibilitó que, a la larga, el Cid tomase la ciudad del Turia, de la que había comenzado a cobrar parias.
En 1088 se produciría un nuevo desencuentro entre el caudillo castellano y Alfonso VI, que había conquistado el castillo de Aledo en Murcia, desde donde ponía en peligro las taifas de Murcia, Granada y Sevilla. Entonces las taifas solicitaron de nuevo la intervención del emperador almorávide Yusuf, que sitió Aledo el verano de 1088. Alfonso acudió al rescate de la fortaleza y ordenó a Rodrigo que marchara a su encuentro para sumar sus fuerzas, pero el Campeador, que se dirigió hacia Murcia, no acabó por reunirse con su rey, sin que se pueda discernir si la causa fue un problema logístico o la decisión del Cid de evitar el encuentro. En todo caso, Alfonso VI volvió a castigar al Cid con un nuevo destierro aplicándole además una medida que solo se ejecutaba en casos de traición, que conllevaba la expropiación de sus bienes; extremo al que no había llegado en el primer destierro. Es a partir de este momento que el Cid comenzó a actuar a todos los efectos como un caudillo independiente y planteó su intervención en Levante como una actividad personal y no como una misión por cuenta del rey.402
A partir de este momento se convirtió en árbritro de las taifas circundantes; cobraba parias de Denia, Lérida, Valencia, Tortosa, Albarracín, Alpuente, Sagunto, Jérica, Segorbe y Almenara, e instalándose en Burriana acosaba a al Mundir, quién, aliado con Berenguer Ramón II, conde de Barcelona, le atacaron en 1090. Nuevamente Berenguer Ramón cayó prisionero del Cid.
Este mismo 1090 se producía la tercera oleada en la invasión de Al Andalus por parte de los almorávides; toman Granada y Sevilla, y envían al exilio al mismo que les había llamado: Al Mutadid.
Ante la posición de fuerza alcanzada por el Cid, Alfonso VI, Berenguer Ramón II y Sancho Ramirez, con el apoyo naval de Pisa y de Génova, lo acosaron, combatiéndole por tierra y mar. Sólo la falta de puntualidad de la flota pisana impidió males mayores al Cid, que tomó represalias de saqueo en la Rioja, para combatir a su enemigo García Ordóñez. Se había convertido en el mayor poder español, lo que le llevaría a un enfrentamiento directo con el invasor, y a la necesidad de poseer una plaza fuerte de entidad. Para ello puso sus ojos en Valencia, que fue socorrida por un ejército almorávide al mando de al Latmuni … Valencia se vio obligada a capitular el 17 de Junio de 1094. El Cid tomó posesión de la ciudad titulándose «Príncipe Rodrigo el Campeador», estipulándose que la guarnición se compondría de cristianos mozárabes, porque los musulmanes se fiaban más de ellos que de los soldados del Cid, ávidos de sangre y de oro403. Desde Valencia rechazó varias incursiones de los almorávides y se alió con Pedro I de Aragón y con Ramón Berenguer III, al tiempo que casaba a su hija Cristina con Ramiro Sánchez de Pamplona y a María con Ramón Berenguer III.
El año 1091 el general Ibn Aisha inicia la conquista de Al Andalus, y se apodera de Murcia, Denia, Játiva y Alcira404. Y ello comportaría nuevas desazones para los mozárabes que habitaban en las taifas donde, dada la dependencia que tenían de los reinos cristianos, vivían en libertad. Los almorávides significaron la vuelta a las persecuciones de quienes ya estaban mermados por las persecuciones de siglos. Los fieros almorávides no pensaron sino en destruirlos del todo.405
El triunfo sobre los almorávides en la batalla de Cuarte, una de las más importantes de su trayectoria, permite al Campeador la imposición de parias de forma generalizada desde Lérida y Tortosa hasta la capital levantina, configurando así un principado islámico bajo soberanía de un príncipe cristiano, en el que sigue vigente la legalidad coránica.
Su muerte se produjo en Valencia entre mayo y julio de 1099, y Jimena logró defender la ciudad de los invasores hasta mayo de 1022, cuando con la ayuda de Alfonso VI abandonó la ciudad.
El avance cristiano estaba tomando cuerpo en el este peninsular. Había sido reconquistada Monzón, Albalate de Cinca, Zaidín, Almenar y Graus. Finalmente, en 1096 Huesca y Barbastro fueron conquistada por Pedro I de Aragón y de Pamplona, que había sido nombrado rey en 1094, a la muerte de su padre Sancho Ramírez, ocurrida por un flechazo mientras asediaba Huesca. El reinado de Pedro I significó la expansión del territorio aragonés en sus tramos central y oriental, llegando hasta la Sierra de Alcubierre y los Monegros. En 1095 terminó la conquista de Huesca, derrotando a Al Mustain II de Zaragoza, que era protegido del Cid, con quién en 1097 combatió contra los almorávides de ben Tasufin, que atacaba la Valencia gobernada por el Cid. Fue un activo conquistador que tomó Barbastro (1101), Sariñena e intentó tomar Zaragoza. Sitió Tamarite de Litera (1104) y reglamentó el fuero de los infanzones. Consolidó la supremacía militar de las tropas españolas sobre las musulmanas, muriendo el 28 de septiembre de 1104, en el Valle de Arán.406 También en 1101 Armengol V, conde de Urgel toma Balaguer, que junto a la toma de Zaragoza en 1118 abre el camino al sur del Ebro.407

Desde comienzos del siglo XII se promueve también en Cataluña los centros urbanos –Barcelona, Perpiñán, la Seu d'Urgell–, y se funda también vilas novas: San Juan de las Abadesas (Gerona), San Pol de Mar (Barcelona), San Feliu de Guíxols, Besalú (Gerona), Vilafranca de Conflent (fines del XI), Vilafranca del Penedès (Barcelona, 1151), Torroella de Montgrí (Girona, fines del XII)… 408

En 1102 Alfonso VI de Castilla envió tropas en auxilio de Valencia frente a la amenaza almorávide. La ciudad había sido conquistada en 1094 por El Cid y desde la muerte de éste, en 1099, estaba gobernada por su viuda Jimena. La batalla tuvo lugar en Cullera sin un claro vencedor, aunque Valencia cayó en manos almorávides ante lo costoso que resultaba para Alfonso defender esta plaza.

Grave decisión, pero lo peor estaba por llegar: En 1108 las tropas del almorávide Tamim, gobernador de Córdoba e hijo de Yusuf ibn Tasufin se dirigen nuevamente contra los territorios cristianos, pero la ciudad elegida no es Toledo sino Uclés. Alfonso se encontraba en Sahagún, recién casado, mayor y con una vieja herida que le impedía montar a caballo. Al mando del ejército se puso Álvar Fáñez, gobernador de las tierras de los Banu Di-l-Nun, y le acompaña el infante heredero Sancho Alfónsez con siete condes y las tropas concejiles de Alcalá y Catalañazor. Los ejércitos se enfrentan en la Batalla de Uclés, donde las tropas cristianas sufrirán otra dura derrota y en la que, además, morirá el infante Sancho, heredero al trono (hijo de Zaida, viuda del gobernador de Córdoba, bautizada Isabel), lo que tendrá como consecuencia un parón de 30 años en la reconquista y la independencia del condado Portucalense.

A Pedro I le sucedió su hermano, Alfonso I “El batallador” como rey de Aragón y de Navarra. Llegaba al trono un gran rey destinado a ser clave en el devenir de la historia de España, que doblaría el territorio de Aragón, y que las circunstancias impidieron que bajo su mano se llegase a la unidad nacional. Tomó Ejea, que pasó a ser “de los caballeros” gracias al fuero con que la dotó, que hacía caballeros a sus habitantes; también conquistó Tamarite, los Monegros, y sitió Zaragoza. 
Casó con Urraca, hija de Alfonso VI de Castilla y madre del fututo Alfonso VII (su padre, Raimundo de Borgoña, murió en 1107), el mismo año que moría Alfonso VI: 1109. Entre 1109 y 1114 fue llamado “Rey y Emperador de Castilla, Toledo, Aragón, Pamplona, Sobrarbe y Ribagorza», lo que duró hasta que la oposición nobiliaria forzó la anulación del matrimonio, celosa de la actuación del rey, que primaba los hechos de armas sobre la nobleza de sangre. 
En 1110 aplastó la sublevación de los nobles en la batalla del castillo de Monterroso (Lugo). Esta situación quisieron aprovecharla los invasores, pero el batallador supo contenerlos debidamente; el mismo 1110 batió a Al-Mustain de Zaragoza.
Los ecos de sus victorias traspasaron fronteras; en la Crónica de San Juan de la Peña, del siglo XIV, podemos leer: «clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna non ovo tan buen caballero que veynte nueve batallas venció». Sus campañas lo llevaron hasta las mismísimas Córdoba, Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas en Valtierra, Cutanda, Cullera y otros sitios.409 
Pero quienes miraban más por su bien que por el de la Patria supieron conspirar procurando la separación de Alfonso y Urraca, llegando a producirse una guerra civil entre las dos facciones. La facción enfrentada a Alfonso estaba compuesta a su vez por dos facciones: Una que defendía la separación de Galicia como reino independiente, y otra compuesta por el clero francés que había venido con el primer marido de Urraca.

Alfonso se alió con Enrique I de Portugal y juntos vencieron a las tropas del conde Gomo González, adalid de Urraca el año 1111. Posteriormente depuso al arzobispo de Toledo en medio de una declarada guerra civil que acabó resolviendo favorablemente Alfonso. No obstante, Urraca permitió el nombramiento de su hijo Alfonso como rey de Galicia, en una coronación que se llevó a cabo el 17 de Septiembre de 1111 en Santiago de Compostela, lo que ocasionó un nuevo enfrentamiento militar con el Batallador.

Vista la situación, y siendo que el Papa les forzó a la nulidad matrimonial en 1112, Alfonso volvió la vista a su propio reino, conquistando la anhelada Zaragoza con el apoyo de Gastón IV de Bearn el 18 de diciembre de 1118, y que en esos tiempos estaba dominada por el caudillo almorávide Muhammad ibn al-Hayy, quién había retomado Valencia tras ser capturada por el Cid.

El conflicto sigue enquistado en Castilla. Diego Gelmirez, obispo de Santiago, pretendía más autonomía para el reciente reino de Galicia. Urraca acomete contra Santiago, pero es burlada y violentada. La guerra civil no cejó hasta la muerte de Urraca, en 1126, cuando le sucedió en el trono su hijo Alfonso VII, hasta entonces rey de Galicia.

La labor de Diego Gelmirez se vio favorecida al ser nombrado papa (antipapa) Mauricio Burdino, arzobispo de Braga. Esta circunstancia, amén de significar un terremoto en el seno de la Iglesia, posibilitó el reforzamiento de la sede apostólica de Santiago, en detrimento de la de Braga, ocupada por Burdino, partidario del emperador  del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique V, responsable de su coronación como anti-papa Gregorio VIII. El papa Calixto II, en 1120, investiría como arzobispo de Compostela a Diego Gelmirez. En esta época se compuso el Códice Calixtino, por encargo de Diego Gelmírez en honor del papa Calixto II, y que atendía distintos aspectos: Proveer de textos litúrgicos a la catedral, promoción del sepulcro del Apóstol, y el manual del peregrino, una especie de guía para peregrinos donde se detallan rutas y sus peligros.

Mientras tanto, Alfonso I el Batallador (rey de Aragón) retomó Calatayud, Ágreda, Epila, Soria, Calamocha, Daroca… y un nutrido florero de poblaciones pasó a engrosar el creciente reino de Aragón, y fundó una orden militar, la “Militia Christi” en Monreal, que acabaría integrada en la orden templaria. La repoblación de los nuevos territorios la llevaría a cabo con mozárabes emigrados410, que incomprensiblemente seguían aguantando la tiranía después de cuatro siglos. Su empuje le llevaría a sitiar Granada en 1125, de donde volvería con 10.000 mozárabes.
En 1114 una coalición formada por los pisanos con el conde de Barcelona, y que respondía a una cruzada lanzada por el Papa Calixto II culminó con la toma de Mallorca el año 1115. La taifa, independiente de la taifa de Denia, había sobrevivido 40 años, desde 1076, con una actividad principal: la piratería. Pero la toma de Baleares por Ramón Berenguer III no significó el fin del dominio musulmán sobre las islas, ya que el conde de Barcelona se retiró para luchar en la península contra los almorávides, que acto seguido tomaron posesión de las islas. El de Baleares fue el último reino de taifas en sucumbir.
Pero si la conquista de Mallorca no representó sino un hecho efímero, sí quedó demostrado que el condado de Barcelona tenía capacidad para operar en el mar; una capacidad que, como no puede ser de otro modo, venía aquilatada por el uso. Hay documentos, el primero fechado en 1111411, que sitúan a navegantes barceloneses en Trípoli, y a finales del mismo siglo, en Tiro. Un aspecto del comercio que es tratado por los navieros barceloneses del siglo XII es la liberación de cautivos. Y desde luego, continuó desarrollándose hasta dar pie a la nueva conquista de Mallorca por Jaime I, lo que acarreó para los barrios costeros de Barcelona una gran riqueza.
En 1118 se escribieron en Pisa, las crónicas de la conquista del reino musulmán de Mayúrqa, "GESTA TRIUNPHALIA PER PISANOS FACTA DE CAPTIONE HIERUSALEM ET CIVITATIS MAIORICARUM ET ALIARUM CIVITATUM " el la que aparece por primera vez en un escrito, la palabra”Catalani“al nombrar a Ramón Berenguer III conde de Barcelona y el de CATALANIS a los ciudadanos de Barcelona y condado.412 A partir de este momento podemos hablar de Cataluña.
Pero, ¿de dónde surge llamar “catalanis” a los ciudadanos de Barcelona? Sucede que, a partir de esta época hay una gran emigración de cátaros al sur del Pirineo. Se instalaron en Andorra, la Tor de Querol, Berga, Josa, Gósol y Castellbó, así como en Barcelona, Lérida, sur de Tarragona –Montsant, Prades y la ribera del Ebro– aprovechando las franquicias que se otorgaban a los cristianos que repueblan los territorios recién conquistados a los árabes. ¿Catalani es una derivación de “catarani”? ¿Viene tal vez a fomentar este asunto el hecho de que en 1167, un representante de los cátaros de Carcasona era conocido como Bernardo “Catalani”?
El gran conde Ramón Berenguer III había tomado manifiestamente la opción de reconquista que había estado diluida y poco presente en las anteriores etapas de los condados, que no se habían significado fehacientemente en todas las ocasiones, presentando más una postura de vasallaje ante los francos que una postura de reconquista, que sólo había empezado a ser tenida en cuenta con Ramón Berenguer I, ya avanzado el siglo XI, y que fustigó en este sentido al resto de condados de la Marca. Con Berenguer Ramón II “el fratricida” se tomó Tarragona el año 1090, partiendo luego Berenguer Ramón a Tierra Santa a purgar su crimen. Allí moriría combatiendo.413
El condado de Barcelona seguiría influyendo  en Provenza hasta 1246, y la decidida postura por la Reconquista, aportó enfrentamientos con los reinos que tradicionalmente llevaban la iniciativa. Así, se vio enfrentado al Batallador por la toma de Lérida, que afortunadamente quedó en nada gracias la intervención de los prelados.
Con la invasión almorávide se llevó a cabo la expulsión de los mozárabes el año 1126414, que ya habían ido emigrando de manera importante en los últimos años, cuando repoblaron gran parte de los territorios reconquistados por Alfonso I el Batallador, quien este mismo año vio reanimado el conflicto con Castilla con motivo de la muerte de la que fue su mujer, Urraca, hija de Alfonso VI y madre de Alfonso VII, que en estas fechas contaba 21 años. El Batallador renunció al título de emperador y devolvió Soria a cambio de la restitución a Navarra de zonas de La Rioja y el País Vasco que estaban en disputa con los castellano-leoneses. Pero esto, nuevamente, tuvo consecuencias negativas para la Reconquista, que sufrió un nuevo parón.

La eliminación del mozarabismo se llevó a efecto, como vemos, por la emigración de un gran número a tierras cristianas, pero por otra parte, por un importante número de defecciones que acabaron abrazando el islam ante el temor que les podía ocasionar permanecer en territorio musulmán conservando su credo, ya que se radicalizaba el acoso por parte de almorávides y almohades.415 Acoso que en esta ocasión no se limitaba a los españoles cristianos, sino también a los judíos, que vieron arrasadas sus sinagogas y se vieron forzados a refugiarse en los reinos hispánicos, llevando consigo a Toledo las academias de Sevilla, Córdoba y Lucena bajo la protección del emperador Alfonso VII.416

Finalmente, en 1134 moriría este gran rey, a los 61 años de edad, sitiando Fraga. Testó a favor de las órdenes militares Templaria, Hospitalaria y del Santo Sepulcro, pero la nobleza no lo aceptó y procedió a dividir el reino, quedando Navarra a cargo de García Ramirez, y Aragón a cargo de Ramiro II el Monje.

Este mismo 1134 conoció en las cortes de Aragón la participación de procuradores de las villas y ciudades.

García Ramirez era hijo del infante Ramiro Sánchez, señor de Monzón y de Logroño; y de Cristina Rodríguez Díaz, hija del Cid Campeador.
El año 1131 había ascendido al trono del condado de Barcelona (y al de Gerona, Ausona, Besalú, Cerdaña y Coflent) Ramón Berenguer IV, que seguía teniendo fuera de su órbita los condados de Rosellón, Ampurias, Urgel y Pallars.417 , y la situación administrativa de lo que acabaría siendo Cataluña era la siguiente418:

Condado de Ampurias (816-1325) El Condado de Ampurias comprendía la franja litoral de la Sierra de La Albera hasta más al sur del Ter y limitaba con los condados de Rosellón, Besalú y Gerona. Desde 848 a 862 el núcleo central, con Ampurias-Rosellón fue encargado por los monarcas francos a condes extranjeros: Alerán, Odalrico, Hunfrido. Durante esta época, el condado de Ampurias adquirió gran prestigio, llegando a realizar expediciones comerciales hasta Almería.  

Condado de Ausona (798-1054) Se organizó en 798, cuando el rey de Aquitania Luis el Piadoso encargó el gobierno de aquellas tierras a Borrell. Pocos años más tarde, el condado fue centro de la gran rebelión antifranca de Aizó (826-827), apoyada por los musulmanes. Sofocada la revuelta, la mayor parte del condado quedó desierta y convertida en tierra de nadie, hasta que a finales del siglo IX el conde de Barcelona Vifredo el Velloso reunió en sus manos el gobierno de casi todos los condados de la antigua Marca (878). 

Condado de Barcelona (801-1162) Constituido a raíz de la reconquista de Barcelona (801) por tropas francas de Luis el Piadoso, sus condes dependieron inicialmente del Rey de Aquitania. El condado, al principio muy reducido, limitaba al N. con el de Gerona por Caldas y Breda, al O. con el de Ausona y al S. con los musulmanes de la sierra de Guardia y el Ordal. Pasa a depender de Aragón.

Condados de Berga y Ripoll (994-1050) El condado de Ripoll fue un territorio que comprendía, aproximadamente, la comarca actual del Ripollés. Su origen fue el Pagus de Ripoll formado con territorios de los condados de Cerdaña y Ausona y el territorio del condado de Berga comprendía, aproximadamente, la comarca actual del Berguedá. Su origen es el Pagus de Berga. Estos condados estuvieron siembre unidos a la casa condal de Cerdaña. A partir de la muerte de de Oliba Cabreta, su hijo Oliba actuaría como conde de Berga y Ripoll supeditado a Cerdaña y desde 994 como conde independiente.

Condado de Besalú (785-1111) Comprendía el territorio central del antiguo Pagus de Besalú, con la Garrotxa y algunos territorios vecinos, desde Mogrony Y Secases (Ripollés) hasta Agullana y Figueres, y del Alto Ampurdan y Bañolas hasta el Gironés. Constituyó un apéndice del condado de Gerona y no adquirió individualidad política hasta que en 878 fue encomendado a Vifredo el Velloso, quien lo concedió a su hermano Radulfo. El último de los condes privativos fue Bernardo III que al morir sin sucesión, el condado de Besalú con el apéndice de Vallespir pasaron a Barcelona y los territorios del Fenollet y Parapertusa a los condes de Cerdaña.

Condado de Cerdaña (789-1117) El condado de Cerdaña era un territorio formado por el Alto Valle del Segre y originariamente comprendía la depresión de la Cerdaña. Alrededor de 785 los habitantes de Cerdaña pusieronse bajo la autoridad de Carlomagno, quien concedió el gobierno a Borrell. Durante 785-897 los condes de Urgel fueron también condes de Cerdaña. El testamento de Vifredo el Velloso (897) separó Cerdaña para su segundo hijo Miró II el Joven. Incorporado al condado de Barcelona.

Condado de Conflent Conflent fue un Pagus de la Ruscino Romana y posteriormente del condado de Razés y del de Cerdaña. Algunas veces recibió el titulo de condado, y el único conde que la dirigió de una manera autónoma fue Miró I el Viejo, hermano de Vifredo I el Velloso, como conde asociado de Cerdaña.

Condado de Gerona (785-897) Territorio incluido en la Marca Hispánica, creada por Luis "El Piadoso", y que comprendía las actuales comarcas del Bajo Ampurdán, el Gironés, La Selva y el sector NE. del Maresme. Reconquistado este territorio por los francos (785), Luis El Piadoso dio a Rostany el gobierno del condado. En el 817 el condado fue unido a la Septimania. Conforme al Concilio de Troyes (878), el condado pasó a Vifredo El Velloso y quedó definitivamente incorporado a la casa condal de Barcelona. El condado de Gerona mantuvo su condición autónoma, con vizcondes propios, hasta el siglo XIII, a pesar de su incorporación a Barcelona.

Condado de Manresa El condado de Manresa fue un condado nominal que comprendía la parte occidental del condado y obispado de Ausona, a partir del Moyanes y el Bages, y gracias al avance de la conquista de tierras musulmanas, la denominación se extendió hacia la Noya, Segarra y Urgel. La denominación de condado de Manresa fue desapareciendo a partir del s. XII.

Condado de Pallars-Ribagorza (833-1010) Hacia 872 las gentes de Ribagorza y Pallars rehusaron la obediencia a Tolosa y se erigieron en condado independiente bajo la autoridad del conde Ramón II, del que proceden las dos dinastías indígenas de Pallars y Ribagorza. División Pallars Sobirá-Pallars Jussá.

Condado de Pallars-Jussá (1006-1192) Comprendía el valle del Flamicell, la ribera izquierda del Noguera Ribagorzana y el sector de la Pobla del Segur. En tiempos de Ramón III sus vecinos los condes de Urgel reconquistaron la Conca de Tremp y la Sierra de Montsec, con lo cual cerraron toda posibilidad de expansión al Pallars. Pasó a depender de Aragón.

Condado de Pallars-Sobirá (1010-1481) El Pallars Sobirá comprendía el núcleo originario de Pallars, es decir, la cuenca alta del Noguera Pallaresa. Los descendientes de Guillermo II gobernaron ininterrumpidamente este estado hasta que a la muerte del séptimo conde, Bernardo III, su hermana, la condesa Guillermina, casó con Roger I de Couserans. Pasó a depender de Aragón.

Condado del Penedés (1035 a 1049) La denominación condado de Penedés aparece en el s. XI con un carácter puramente geográfico, superpuesto al de Marca o frontera de Penedés, adquiriendo entidad en 1035 cuando el conde Berenguer Ramón I de Barcelona lo legó a su hijo Sancho. A causa de la rebelión de Mir de Olerdola, el conde Sancho renunció en favor de su hermano Ramón Berenguer I de Barcelona.

Condado de Perelada El condado de Perelada coincidía en los siglos IX al XI con el Pagus del mismo nombre, situado al N. de la Muga, en los alrededores de la Villa de Perelada. Estuvo unido al condado de Ampurias desde el inicio del dominio carolingio en Cataluña, sus condes fueron por tanto los de Ampurias; la expresión condado de Perelada tuvo un contenido más geográfico que político y a finales del s. XIII esta denominación todavía aparecía en la documentación condal.

Condado de Ribagorza (833-1035) Condado pirenaico formado por las cuencas de los ríos Noguera Ribagorzana, Ésera e Isábena. Después de estar un tiempo sometido a los musulmanes junto con las tierras del Alto Pallars, pasó a los condes de Tolosa. Tras la muerte de Ramón II de Pallars-Ribagorza, Unifredo y Miró le sucedieron en Ribagorza mientras que Isarno y Lope le sucedían en Pallars. Pasó a depender de Sobrarbe.

Condado de Rosellón (801-1172) Reconquistado por los francos entre 752 y 759, bajo los carolingios la administración fue detentada en su mayoría por condes de origen franco. El Rosellón fue incluido, por razones estratégicas, en la Marca Hispánica, hasta que quedó convertido en un condado independiente bajo el gobierno de una familia condal indígena. Alfonso "El Casto" obtuvo el dominio de la región en 1172 tras la muerte del conde Gerardo II. Pasó a depender de Aragón.

Condado de Tarragona (1129-1157) En 1129 Ramón Berenguer III de Barcelona cedió el condado de Tarragona al Normando Roberto Bordet con el título de príncipe de Tarragona. En 1157 pasa a depender de Barcelona.

Condado de Urgel  (789-1314)  El Condado fue una división territorial y administrativa creada por los reyes francos, basándose probablemente en una delimitación anterior, y comprendida dentro de la Marca de Tolosa después de la incorporación de la comarca del Alto Urgel al Imperio Carolingio (785-790). Hasta 870, el rey franco encomendó el condado a próceres pirenaicos fieles a su política. Tras estos, Vifredo el Velloso recibió la investidura del condado por la fidelidad tradicional de la familia a la monarquía carolingia. En 1314 pasa a depender de  Aragón.
Vizcondado del Alto Urgel (929-1548) El cargo de vizconde, que era personal, era feudo hereditario en el s. X. En 989, el vizconde Guillermo I recibió del conde Borrell II de Barcelona el valle de Castellbó. Cuando hacia 1094 el conde de Urgel decidió crear un segundo vizcondado, el primero pasó a denominarse vizconde del Alto Urgel y el de nueva creación, vizconde del Bajo Urgel. Al desaparecer el cargo y la función vizcondal -poco antes de 1126- para convertirse en una denominación honorífica, los vizcondes del Alto Urgel pasaron a denominarse vizcondes de Castellbó.

Vizcondado de Ampurias (Desde 862) La historia de los vizcondes de Ampurias es una de las más confusas y menos estudiadas. Algunos de los vizcondes asignados a Ampurias quizás fuesen de Gerona o de Perelada. Hay datos hasta 1064.

Vizcondado de Ausona (Desde 879 hasta nuestros días en el Condado de Cardona)
Vizcondado del Bajo Urgel (1092-1328) Unido al condado de Urgel
Vizcondado de Barcelona (858-1180)
Vizcondado de Berga (905-1199)
Vizcondado de Besalú (Desde 850 hasta nuestros días como condado de Ampurias)
Vizcondado de Cerdaña (862-1141) Vizcondado de Castellbo- Fernando I
Vizcondado de Conflent (865-1025) Al condado de Cerdaña
Vizcondado de Fenollet (992-1259) 
Vizcondado de Gerona (Desde 840 hasta nuestros días como vizcondado de Cabrera)
Vizcondado de Pallars (Desde 1011 hasta nuestros días como vizcondado de Ampurias)
Vizcondado de Parapertusa (Anexionado por Francia en tratado de Corbeil de 1258)
Vizcondado de Perelada (Desde 842 hasta nuestros días)
Vizcondado de Rosellón (832-1165)
Vizcondado de Tarragona (Desde 1055 hasta la actualidad como condado de Cardona)
Vizcondado de Vallespir (1017-1336) a Mallorca
Como puede deducirse de lo tratado, estamos hablando de una estructura claramente feudal; un duque es vasallo del rey y tiene como vasallo a un conde, este conde es vasallo del duque y señor de un vizconde, y así sucesivamente, de esta manera de arriba a abajo se ordena la sociedad. Los abades, obispos... se convierten también en grandes señores feudales. 

Alfonso II, heredó a la muerte de su padre, Ramón Berenguer IV conde Barcelona de 1131 a 1162, los condados de Barcelona, Ausona y Gerona.

Desde 1133 Andorra fue una posesión feudal de la sede episcopal de Urgel, consecuencia de intercambios y donaciones efectuados por el conde Armengol IV, y el territorio estaba infeudado al señor de Cabote, cuyos descendientes abrazaron la herejía cátara, y uno de ellos, Roger Bernard III de Foix, capitaneó una sublevación contra Pedro II de Aragón. En cuanto a Andorra, el Obispo de la Seo tenía la razón, pero Roger Bernad tenía la fuerza, con lo que el 8 de Septiembre de 1278 se firmó el convenio en el que se estipulaba la soberanía compartida de Andorra.419

Como hemos señalado, en 1134 Alfonso I el Batallador  era sucedido por Ramiro II, quién se ve forzado a casarse con Inés de Poitou, de cuyo matrimonio nacería Petronila, quién a la edad de un año desposaría con Ramón Berenguer IV, en 1137. La boda se celebraría en 1150.

En ese mismo 1137 Ramón Berenguer IV se hace cargo de la regencia del reino de Aragón, pero no con el título de rey, sino con el de príncipe. Ramón era conde de Barcelona, Gerona, Ausona, Besalú y Cerdaña-Coflent, pero no tenía control sobre Urgel, Ampurias, Rosellón, y Pallars. Dedicó sus esfuerzos  a recuperar la supremacía del rey de Aragón sobre esos territorios; esfuerzos que fueron seguidos por Alfonso II (su hijo) y Pedro II, y que fue culminado por Jaime I, hijo de aquel y de María de Montpelier, quien finalmente extirpó el feudalismo de Cataluña420 .

Pedro II de Aragón estuvo más volcado a sus intereses ultrapirenaicos que a la Reconquista, si bien participó activamente junto a Alfonso VIII de Castilla y Sancho VII de Navarra en la campaña que culminó en la batalla de Las Navas de Tolosa 1212, un triunfo cristiano, según muchos decisivo, y de gran resonancia ya en aquellos momentos.

Coronado por el papa Inocencio III, se declaró feudatario de la Santa Sede (1204), lo que disgustó a la nobleza y al pueblo (impuesto de monedaje). Su política fiscal agotó los recursos del reino a causa de los cuantiosos gastos militares y cortesanos. Como protector de las órdenes militares, creó la de San Jorge de Alfama (1201). En 1208 venció a Guerau de Cabrera, conde de Urgel, que se negaba a prestarle homenaje.421

En las cortes de Daroca, Pedro II, en su toma de posesión como rey, atajó la preponderancia de los ricos-hombres, aumentando el poder real. A los jurados de Zaragoza concedió unos derechos que quedaron plasmados de esta manera: “Yo, Pedro, por la gracia de Dios rey de Aragón y conde de Barcelona, con buen ánimo os doy y concedo a todos los jurados de Zaragoza que de todas las cosas que hicieseis en nuestra ciudad de Zaragoza para utilidad mía y honra vuestra, y de todo el pueblo de la misma ciudad, así en exigir como en demandar nuestros derechos  y los vuestros y de todo el pueblo de Zaragoza, ya hagáis homicidio o cualquiera otras cosas, no seáis tenidos de responder ni a mí, ni a mi merino, ni al cazalmedina, ni a  otro cualquiera por mí, sino que con seguridad y sin temor de nadie hagáis, como dicho es, todo lo que quisiereis hacer en utilidad mía y en honor, y en el de todo el pueblo y el vuestro”422. La figura del Justicia creció de manera considerable, siendo la figura que más celebridad ha dado a la legislación aragonesa, y representando un punto de equidad de derechos. En esta situación las ciudades tenían voz y voto a la hora de ser convocados a batalla (Cortes de Borja, en 1134).

Portugal nace de la dote que Alfonso VI concede a su hija Teresa, con motivo de su boda con Enrique de Lorena, en 1093 y que consistía en los territorios del Reino de Galicia situados entre el Tajo y el Miño, esto es, la zona fronteriza con el norte de la Lusitania . Tras su muerte, Teresa gobernó el condado durante la minoría del futuro Alfonso I de Portugal que sólo contaba con tres años.
Enfrentada a la reina Urraca I de León, sus tropas fueron derrotadas y Teresa se refugió en el Castillo de Lanhoso, donde sufrió el cerco y consiguió negociar el Tratado de Lanhoso, por el cual consiguió salvar su gobierno del Condado Portucalense.
Su alianza y relación con el magnate gallego Fernando Pérez, conde de Traba, puso contra ella los nobles portucalenses y a su propio hijo. En la minoría de Alfonso Enriques, Teresa rechazó entregarle el control de la herencia paterna. En breve madre e hijo entraron en guerra abierta, siendo las fuerzas de Teresa derrotadas en la Batalla de San Mamede en 1128.
A estos enfrentamientos no estuvo ajena la iglesia compostelana. Su arzobispo, Diego Gelmirez, que además de ser el responsable de la construcción de la catedral y del palacio episcopal, participó unas veces defendiendo a Urraca y otras combatiéndola, sufriendo motines que llevaron incluso al incendio de la catedral compostelana.
La iglesia jugaba un papel de primer orden en la estructuración social, los obispos y los abades poseían grandes extensiones de territorio, que administraban como poder civil.
A la muerte de Urraca de León, acaecida el año 1126, le sucede su hijo Alfonso VII, rey de Galicia, que al ser coronado reclamó el reino de Castilla. Esto provocó un enfrentamiento con Alfonso el Batallador, con quién al final llegó a un acuerdo, el de las “Paces de Támara” en las que se establecieron las fronteras entre el reino castellano y el aragonés, volviendo a los límites fijados por Sancho III el Mayor de Pamplona, y se zanjaron las diputas entre ellos renunciando el monarca aragonés al título de emperador, título que utilizó el Batallador entre 1109–1114 tras su matrimonio con Urraca I de Castilla.

En 1128 se casa con Berenguela, hija de Ramón Berenguer III, y en 1134, a la muerte del Batallador reclama su herencia, que no es aceptada. Ocupa la Rioja, Zaragoza, y hacia el norte, los territorios hasta el Ródano.

El 26 de mayo de 1135 Alfonso VII sería coronado Imperator totius Hispaniae en la Catedral de León, recibiendo homenaje de su cuñado Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, del rey García Ramírez de Navarra, del conde Alfonso Jordán de Tolosa y otros señores y embajadores de Gascuña y del Midi (Sur de Francia), de Armengol de Urgel, y representantes de varios de los principales linajes musulmanes, como el caudillo ismaelita Sayf al-Dawla más conocido como Zafadola. No asisten su también primo Alfonso Enríquez, que acabaría independizando Portugal, ni el rey aragonés Ramiro II con el que se encuentra enemistado por la ocupación de Zaragoza.

Nuevamente los reinos hispánicos se habían tirado décadas compitiendo entre ellos y olvidando su tarea principal. No obstante, los resultados acabarían siendo positivos salvedad hecha del distanciamiento del condado de Portugal, que acabaría yendo desligado del resto de España. Y de nuevo volvían a centrarse en lo que de verdad importaba: echar al invasor. Corría el año 1139.

Alfonso I Enríquez logra la emancipación del condado en 1139, tras una gran victoria en la batalla de Ourique contra un potente contingente del Imperio Almorávide, proclamándose rey de Portugal. Los enfrentamientos con León y con Castilla son constantes. En 1143 se firma la paz de Zamora entre Alfonso VII de León y Alfonso I Enríquez, en la que el rey castellano reconoce la independencia de Portugal, pero prestando vasallaje a Alfonso VII. En 1142 Alfonso I Enríquez se avasalla con la Santa Sede, con lo que hace efectiva su independencia. Conquistará Lisboa y Santarem en 1147, cuya población predominantemente mozárabe la reforzará con portugueses y francos. En los años 1160 reconquistaría el Alentejo. Fue un luchador contra el invasor, a costa del cual dobló la extensión del territorio heredado. Se ganó el título de “el conquistador”, “el grande” y “el fundador”.

Lamentablemente se produjeron enfrentamientos con Fernando II de León en Cáceres y en Badajoz, donde fue hecho prisionero por el leonés, a la sazón su yerno, casado con su hija Urraca, madre de Alfonso IX de León, que le hizo devolver las plazas que contra los acuerdos había tomado el portugués.

Alfonso VII toma Oreja en 1139, Coria en 1143, Calatrava en 1146, con lo que se consolidó la repoblación del valle del Tajo. Paralelamente, al norte del Sistema Central la repoblación de las zonas rurales continúa hasta la segunda mitad del siglo XII, y durante la misma se funda además algunos núcleos importantes, como Alba de Tormes, Ledesma, Ciudad Rodrigo, Béjar y Miranda del Castañar, en Salamanca. Los colonos proceden de Galicia, León, Castilla y Navarra.423

Por otra parte, firmó con Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, y su primo, dos acuerdos de envergadura; uno, en 1140, el tratado de Carrión, de ayuda mutua y de retirada de las tropas de Alfonso VII del Ebro en el que se repartían el reino de Pamplona, y otro, en 1141, el tratado de Tudillén, el reparto de Al Andalus, de modo que para la Corona de Aragón se reservaban las tierras de Valencia, Denia y Murcia, por las cuales Ramón Berenguer habría de rendir homenaje a Alfonso VII.

Para asegurar las plazas recién conquistadas, Ramón Berenguer las cedía a las órdenes militares del Hospital y del Temple. Algo similar a lo llevado a cabo por Alfonso VII de Castilla y León y por Alfonso Enríquez de Portugal, que se ampliarían con Alfonso VIII y Alfonso IX. A las órdenes del Temple y del Hospital se sumaron la de Calatrava, la de Santiago, y la de San Julián de Pereiro, que acabaría denominándose de Alcántara.

Monjes y guerreros que no estaban sometidos al imperio de los reyes, sino sólo del Papa, y que gozaban de privilegios y gobierno de grandes extensiones de territorio expuesto al enemigo, estaban siempre prestos a la batalla ocupando los puestos de mayor peligro.

Ramón Berenguer IV desarrolla una campaña de reconquista como no se había conocido en los condados catalanes: Alcolea de Cinca, Chalamera y Sariñena en 1141;
Daroca en 1142; Jaén y Córdoba en 1144 y Ontiñena en 1147, y con la ayuda del conde Armengol VI de Urgel conquista la taifa de Tortosa en 1148 y la de Lérida en 1149. Siurana, en las Montañas de Prades, fue el último reducto musulmán en Cataluña, ya que, gobernada por el walí Almira Almemoniz, resiste hasta 1153 cuando es conquistada por Beltrán de Castellet. Otras campañas fueron atendidas por las tropas aragonesas y barcelonesas: Murcia, Valencia y Almería serían las avanzadillas. Con la toma de Almería demostró Aragón su poderío marítimo, que extendería por todo el Mediterráneo.

Hacia 1144, el Imperio Almorávide comenzaba a disgregarse en pequeños reinos autónomos, dominados por los gobernadores locales y señores de cada región. Estos estados son denominados segundos reinos de taifas. En 1146, Ibd Ganiya proclamó la independencia de Baleares, que existiría de forma independiente durante cincuenta años, con una trayectoria de crímenes que hacían poco deseable detentar la autoridad. En una de esas revueltas, Muhamad reconoció a Yusuf II como califa, pero al ir a tomar posesión, Muhammad se había aliado con Alfonso II el Casto, y Yusuf tuvo que retirarse. Pero sirvió de poco, porque fue derrocado por su hermano Tasufin, que a su vez fue derrocado por su hermano Alí. En 1203 Baleares estaba en poder Almohade.424
El imperio almorávide se descompone en el segundo periodo de taifas, que no tuvo tantas como el primero, donde llegaron a constituirse 32, llegando a constituirse en esta ocasión 20 entes autónomos: 

• taifa de Almería, de 1145 a 1147, conquistado por Castilla en 1147, y por los Almohades en 1157
• taifa de Arcos, de 1143 a 1145, conquistado por los Almohades.
• taifa de Badajoz, de 1145 a 1150, conquistado por los Almohades.
• taifa de Mallorca, de 1146 a 1203, conquistado por los Almohades.
• taifa de Béja y Evora, de 1140 a 1150, conquistado por los Almohades.
• taifa de Carmona de 1143 a 1150, conquistado por los Almohades.
• taifa de Córdoba, de 1144 a 1148, conquistado por los Almohades.
• taifa de Granada, en 1145, conquistado por los Almohades.
• taifa de Guadix y de Baza, de 1145 a 1151, conquistado por la taifa de Murcia y después por los Almohades
• taifa de Jaén, en 1145, reconquistado por los Almorávides, después por los Almohades en 1145.
• taifa de Málaga, de 1145 a 1153, conquistado por los Almohades.
• taifa de Mértola, de 1144 a 1145, conquistada por la taifa de Badajoz de 1145 a 1146, independiente de 1146 a 1151, y conquistado por los Almohades.
• taifa de Murcia, de 1145 a 1172, conquistado por los Almohades.
• taifa de Niebla, de 1145 a 1150, conquistado por los Almohades.
• taifa de Jerez y de Ronda, en 1145, después conquistado por los Almorávides
• taifa de Santarem, en torno a 1147. Conquistado por Alfonso I de Portugal
• taifa de Segura, en torno a 1147. conquistado por los almohades.425
• taifa de Silves, de 1145 a 1150, conquistado por los Almohades.
• taifa de Tejada, de 1145 a 1150, conquistado por los Almohades.
• taifa de Valencia, 1145 a 1147, conquistado después por la taifa de Murcia

Para poner fin a tal guirigay, en 1147 sufrió Al Andalus una nueva invasión, en esta ocasión de almohades que conquistó Cádiz, Málaga y Sevilla, en el curso de una yihad lanzada no sólo contra los españoles, sino incluso contra los mismos musulmanes, lo que les ocasionó importantes resistencias, entre las que no fue menor la del rey Lobo de Murcia, de una antigua familia muladí. Las tropas del 'Rey Lobo', Ibn Mardanish, expandieron las fronteras del reino de Murcia, que se había convertido en un protectorado de la Corona de Castilla.

En 1150 muere García Ramirez de Pamplona y es sucedido por Sancho VI de Navarra (el primero en titularse rey de Navarra), y en 1151 las coronas de Castilla y Aragón se reparten las zonas de expansión, en el tratado de Tudillén. Este tratado se modificará en 1179 en Cazorla para suprimir el homenaje de los reyes aragoneses a los castellanos. Con este tratado Navarra pierde sus oportunidades de expansión hacia el sur y pondrá sus esfuerzos en el norte, hasta conseguir regir el reino de Francia.426

En 1157, los almohades recuperaron el control de la ciudad de Almería y Alfonso VII parte para intentar reconquistarla. Fracasa en el intento y cuando regresaba a León, muere el 21 de agosto, camino de Alarcos, al poco de franquear Sierra Morena por el puerto Muradal en las cercanías del pueblo de El Viso del Puerto (Ciudad Real). A su muerte el reino se vería nuevamente dividido: Sancho III regirá Castilla y Fernando II regirá León.

Castilla va a recibir, por Oriente, frontera con Navarra, toda La Rioja, desde Alfaro hasta Haro; la frontera entre los dos reinos va a ser el río Ebro. En las tierras vascongadas la línea divisoria será el río Nervión. En el sur se establecía sobre el río Tajo y la plaza fuerte de Calatrava sobre el río Guadiana. Su contacto con el Islam iba desde Huete hasta Cuenca en las proximidades de Plasencia. El reino de León, inexplicablemente, sólo tenía los 50 km que separaban la Vía de la Plata de la frontera con Portugal. El nuevo reino de Castilla recibía 100.000 kilómetros cuadrados como novedad y el reino de León se reducía hasta unos 80.000427.

Entre 1156 y 1164 se conocería el desarrollo de la legislación, que se mantenía desde la época de Alfonso V o quizá de Fernando I (1037-1065). Ahora, el fuero de Sanabria y de Villafranca del Bierzo, que ponía fuera de los derechos reales aspectos como el homicidio y el rapto, al tiempo que suprime derechos señoriales. La prueba judicial se basaba en la ordalía del agua caliente, y se respetaba el duelo con armas ebn los casos más graves.428

Ambos reyes acuerdan , en el tratado de Sahagún, ampliar sus reinos a costa de Al Andalus y de Portugal, pero la prematura muerte de Sancho en 1158 truncó los planes, por lo que Fernando intentó hacerse con la tutoría de su sobrino, el futuro Alfonso VIII, que nació el 11 de noviembre de 1155 en Soria. Alfonso perdió a su madre, de sobreparto o infección puerperal, el 12 de agosto de 1156, sería sepultada en Santa María de Nájera. Alfonso VIII era tataranieto del Cid Ruy Díaz de Vivar por su hija Cristina, que se había desposado con el rey Ramiro Sánchez de Pamplona.429 Su custodia fue la excusa del enfrentamiento entre la familia Castro y la familia Lara.

En el año que reinó (de agosto de 1157 a agosto de 1158) dio lugar a una intervención interesante. En 1158 contribuyó a la creación de la Orden de Calatrava cuando los templarios rehusaron mantener la defensa de la ciudad fronteriza de Calatrava que les había sido concedida por Alfonso VII en 1147. Sancho entregó entonces la tenencia y el señorío de Calatrava al abad Raimundo de Fitero y al caballero Diego Velázquez, que fundarían la citada Orden militar.

Los años de minoría de edad de Alfonso VIII fueron de luchas frenéticas intestinas entre las dos familias más poderosas del reino: los Castro, encargados de la custodia del niño rey, y por tanto los regentes del reino, y los Lara, que pretendían ser ellos los encargados de la custodia por ser titulares del control de una extensión mayor del territorio, extremo que fue aceptado por los Castro, que al año siguiente se desdecían430.

El año 1159, un ejército al mando del rey Lobo, formado mayoritariamente por caballeros y peones cristianos, sitió y sometió la ciudad de Jaén, apoderándose también de Ubeda, Baeza, Ecija y Carmona, e incluso inició un asedio de Sevilla, lo que provoca la venida del califa Al-Mumin con 18000 soldados, que derrotan a los ejércitos españoles en Portillo de la Higuera el año 1160 y retoman Carmona.

Pero en 1161 el rey Lobo toma Granada, que nuevamente pierde al año siguiente ante un inmenso ejército almohade. Nuevas avalanchas bárbaras en los años 1165 y 1166 acaban encerrando al rey Lobo en Murcia.
En 1162 muere Ramón Berenguer IV, y su esposa Petronila de Aragón delega el reino de Aragón y el condado de Barcelona en su hijo Alfonso II (a quién Ramón Berenguer llamaba Ramón), que en esos momentos contaba cinco años de edad, y que acabaría acumulando el condado de Pallars Jussa, el señorío de Bearne, de Carcasota, el condado del Rosellón y el marquesado de Provenza, y tras tomar Teruel recibe el vasallaje del emir de Valencia. La fluidez de relaciones entre los dos reinos  lleva a Alfonso II a apoyar a Alfonso VIII en la conquista de Cuenca, y a éste a obligar al rey moro de Murcia a pagar las parias que debía al de Aragón. En 1174 casaría con Sancha de Castilla y Polonia, tía de Alfonso VIII de Castilla.
Sancho VI de Navarra se encontraba con que los dos reinos que se lo querían repartir habían recaído en dos niños de muy corta edad, sin capacidad para decidir. Inmediatamente pactó paces con Aragón e inició una campaña contra Castilla. Ese mismo año 1162 se anexionó parte de la Rioja, pero en 1163 envió un ejército para ayudar al Rey Lobo, que luchaba contra los almohades; un frente que convenía para la estabilidad de Castilla. Los asuntos para Navarra iban mejor, llegando a firmar un acuerdo con Aragón para repartirse las tierras reconquistadas a los invasores.
El conflicto interno en Castilla continuaba abierto a cuenta del niño rey Alfonso VIII. Los Castro y los Lara comenzaron una guerra que se vio azuzada por Fernando II de León, que apoyaba a los Castro. Pero el asunto va a tener una solución un tanto peculiar, y es que el encargado de cuidar al rey, García García de Aza, en un alarde de cicatería se quejó de los gastos que conllevaba la crianza del rey, lo que fue aprovechado por los Lara para abrogarse la custodia, lo que ocasionaría de alguno de los Castro se exiliase.431
Los conflictos internos se generalizan; se sublevan las poblaciones, y Fernando II, acompañado de Fernando y Álvaro Rodríguez de Castro invade Castilla, ocupando hasta Huete, en la actual provincia de Cuenca. Alarmado por la situación, Perez de Lara se retiró con el rey niño a tierras de Soria, donde estaba más seguro. Posteriormente Fernando II pretendía recibir vasallaje de Alfonso VIII, pero el rey niño fue raptado y conducido a San Esteban de Gormaz y alejado de las intenciones de Fernando II, y quedaba bajo custodia de los Lara. Luego viviría 3 años en Ávila.432 Alfonso VIII siempre consideraría su familia a los Lara.

Mientras todo esto sucedía, Geraldo Sempavor, aprovechaba el vacío de poder para ocupar una tras de otra Trujillo en abril de 1165, Evora a principios de mayo, Cáceres el 11 de noviembre y Montánchez y Serpa en el mes de febrero de 1166. Esta actividad de conquista, que interfería a los reinos de León y de Castilla motivó un enfrentamiento entre Fernando II de León y los invasores por una parte, y Geraldo y el rey de Portugal, Alfonso Enríquez, por otro. Fernando II devolvió Badajoz a los almohades.

Fueron años de intensa lucha que no afectaron grandemente a los reinos españoles, lo cual fue beneficioso, en concreto para Castilla, dada la minoría de edad de su rey, Alfonso VIII, que no sería declarado mayor de edad, y por tanto no asumiría el gobierno del reino de Castilla hasta el 11 de noviembre de 1169, y que se vio envuelto en una trama de intrigas y luchas intestinas que enfrentaron a los reinos de Castilla, León y Portugal.

Dice la Crónica General que “siempre fue guerreado de su tio don Fernando, rey de León. Et empos esto, este noble rey don Alfonsso de Castiella nasçiéndole sobre lo suyo contiendas de todas partes, ouo a pesar de si a contender con su tio don Sancho, rey de Navarra, tanto que ouieron a lidiar et lidiaron; et vençio el rey don Alfonso, et leuo dessa veç del rey don Sancho de Navarra a Logroño et a Nauarret et a Antilena et a Granmon et a Cesarea et a Veriuescaet fincas todo quanto fallo fasta Burgos”433

En 1170 el Rey de Castilla y el Rey de Aragón, con la mediación de Enrique II de Inglaterra, acordaron en Sahagún ayudarse mutuamente contra cualquier enemigo, ratificaron el Tratado de Tudilén y, para sellar su alianza, se concertaron dos matrimonios: Alfonso VIII de Castilla se casaría con Leonor de Plantagenet, hija del Rey de Inglaterra, y Alfonso II de Aragón se casaría con Sancha, tía del Rey de Castilla (cumpliendo con lo acordado en el Tratado de Lérida de 1157). Por otra parte, este mismo año Fernando II crea la orden de Santiago, con el fin de proteger a los peregrinos, y la invasión almohade se recrudeció también en este mismo año, al mando de Abú Yaqub Yusuf I, lo que no detiene otra vez el progreso de la Reconquista, porque bastante detenida estaba con los conflictos internos. 

Pro en medio de todos estos enfrentamientos, la legislación de la España cristiana avanzaba y consolidaba formas de vida que escapaban a la idiosincrasia de los invasores. Alfonso VII hace extensivo a los lugares de la jurisdicción de Toledo y otros partidos y merindades de Castilla la Nueva el fuero municipal otorgado por su abuelo Alfonso VI a los toledanos, añadiendo nuevos privilegios y convirtiendo el fuero particular de una ciudad en regla casi general del reino, el Fuero Viejo de Castilla.434

Navarra estaba totalmente bloqueada, porque, además de que Castilla recuperó la Rioja, Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso VIII aportaba como dote el señorío de Aquitania, que cortaba por el norte las expectativas de expansión del reino.

En 1172, el hijo de Al Mumin, Abu Yaqub Yusuf, completó la conquista con la toma de la taifa de Murcia, una vez fallecido el rey Lobo. Se puede tener esta fecho como la victoria final de los almohades y el inicio de su imperio con la instalación de su capitalidad en Sevilla.

Aún quedaba la taifa de Mallorca, que finalmente caería en 1203.435

En 1177 Alfonso VIII, con la ayuda de Alfonso II de Aragón, toma Cuenca, pero las conquistas cristianas son pocas, y aún tienen que sufrir el asedio de Huete, que a punto estuvo de ser tomada por los almohades436. El reino de Castilla partiría, militarmente, desde Cuenca para poder conquistar Cañete, Moya, Utiel y Requena.
En 1178, en vista de una invasión de Fernando II a Castilla, Alfonso I de Portugal apoya a Alfonso VIII de Castilla, enviando en su auxilio a un ejército comandado por el heredero don Sancho. La paz de 1180 entre Fernando II y Alfonso VIII evita una nueva guerra. Paz que es firmada nuevamente en 1183, en el tratado de Fresno-Lavandera, donde se reunieron los dos reyes, en la frontera de los reinos, cada uno en su reino (uno en Fresno y otro en Lavandera)437.
En estos años de presión almohade, Castilla luchaba; había conquistado Cuenca (1177), había mantenido un serio enfrentamiento en Huete; había reconquistado Plasencia (1186), antes conocida como Gloria438; conquistaba el Campo de Calatrava; había creado el monasterio de las Huelgas, Aragón había dado a la orden de Calatrava la ciudad de Alcañiz (1179) con el fin de que desde ella hiciesen la guerra a los invasores, León se había mantenido un tanto al margen, si bien había conseguido un estatus especial para el camino de Santiago, con el cual llegó a celebrarse el primer año Santo Jacobeo el 1182, con  todo lo que significó para la cristiandad el camino de Santiago. Ese mismo 1182 Alfonso VIII sitia Córdoba y realiza razias en todas direcciones hacia Granada, Málaga, Ronda y Algeciras; los almohades sólo se van a defender encerrándose en las ciudades y concentrando sus fuerzas para la defensa de Sevilla. El 22 de junio Alfonso VIII va a conquistar la fortaleza de Setefilla, cerca de Lora del Río, donde van a ser aherrojados unos 700 prisioneros ismaelitas; la plaza fue abundantemente abastecida con víveres y pertrechos militares y se la guarneció con 500 caballeros y mil peones. Tras 45 días de depredación continua, Alfonso VIII Sánchez de Castilla abandona el cerco cordobés, cargado con un enorme botín, innumerables cabezas de ganado y varios miles de cautivos, así se volvería hacia Castilla (17 de julio de 1182). Setefilla sería reconquistada pocas fechas más tarde, y los ismaelitas realizarían razzias contra los territorios españoles.439
En 1182 se consolidaba el poder español en Cuenca, donde Alfonso VIII había instalado su corte, y se fundaba el obispado de Cuenca. Juan Yáñez, su obispo, iniciaba la construcción de la catedral, lo cual aportó nueva población.

En 1184 Alfonso VIII conquistó la fortaleza de Alarcón. Entretanto los almohades habían concentrado a unos 78.000 soldados, que iniciaron su marcha por el reino de Badajoz, acampando en Alange (15 de junio), el califa decidió avanzar por tierras portuguesas hasta Santarem, que era el equivalente portugués de Toledo para los castellanos; tras un mes de asedio el rey Fernando II de León decidió acudir con sus tropas a ayudar al rey Alfonso I Enríquez, quién por su parte, en un primer momento interpretó que la venida de aquel no era como amigo sino como enemigo, pero al saber la verdad, “enuio luego sus cavalleros al rey don Fernando a rogarle se non fuesse tan ayna et fincase algunos dias et tomasse del conducho et todas las otras cosas quel menester fuesen”440; la derrota sarracena se transformó en una desbandada, el propio califa resultó herido de gravedad en el vientre, lo que le condujo a la muerte (29 de julio de 1184); la ofensiva ismaelita se detuvo y su hijo y sucesor, Abu Yusuf ibnYakub al-Mumin, se vio obligado a partir para África con la finalidad de tomar posesión de su capital, Marrakech.441
En 1185 moría Alfonso I de Portugal y le sucedía Sancho I de Portugal, conocido como el Poblador por el estímulo con el que apadrinó la repoblación de los territorios del país. Con este propósito fundó la ciudad de  Guarda en 1199. Dejó de hostigar a León y se centró en la reconquista, conquistando Silves en 1191 y dedicó muchos esfuerzos a la organización política, administrativa y económica de Portugal. Acumuló un tesoro real e incentivó la creación de industrias. Concedió diversos fueros y creó nuevas ciudades; además pobló zonas áridas, en particular con emigrantes procedentes de Flandes y del ducado de Borgoña. Caso con Dulce de Barcelona, hija de Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón. 
La actividad bélica casi se ciñó a controlar a sus hermanos, dedicándose principalmente a dar pie al primer conjunto de leyes portuguesas, que principalmente se centran en temas como la propiedad privada, el derecho civil y la acuñación de moneda; se enviaron embajadas a diversos países europeos con el objetivo de establecer tratados comerciales. Fue excomulgado por los recortes que aplicó a los derechos de la Iglesia.
En 1186, Alfonso VIII conquistaba Iniesta y conquistaba Medellín. Sancho I de Portugal conquistaba Salves y Alvor.

En 1188 moría Fernando II de León, que sería sucedido por Alfonso IX442, no sin dificultades dadas las pretensiones de su madrastra Urraca López de Haro. A lo largo de su reinado tuvo numerosos conflictos y tensiones con su primo Alfonso VIII de Castilla, a quien había rendido vasallaje con vistas a asegurar su reino. Cuenta la Crónica general que en Carrión, Alfonso VIII de Castilla “armol alli et fizol cavallero, onde esse rey Alfonsso de León besó la mano a don Alfonsso rey de Castiella ante todos, la corte llena”443. Este hecho finalmente fue tomado por afrenta por Alfonso IX de León, y debido a éstos problemas estuvo ausente en la Batalla de las Navas de Tolosa, pese a lo cual realizó una gran actividad de reconquista, recuperando para la Cristiandad las ciudades de Cáceres, Montánchez, Mérida y Badajoz, y dando comienzo a una de las instituciones de más influencia a través de los siglos: la Universidad de Salamanca444. 

Alfonso IX convocó las famosas Cortes de León en 1188, primeras conocidas como tales, que se reunieron en el claustro de San Isidoro bajo la presidencia del Rey leonés. Estaban presentes todos los obispos del reino, incluyendo al arzobispo de Santiago de Compostela, que era la máxima autoridad religiosa del Reino, además de los nobles y los representantes de las ciudades del Reino, León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Astorga, Toro, Benavente, Ledesma y algunas más. Es de destacar que por primera vez eran convocados a un acto de estas características. El motivo: recabar recursos económicos,  

La base de la economía del Reino era la agricultura y la ganadería, y conocedor de esto, Alfonso IX promulgó varias leyes en el principio de su reinado para favorecer la actividad vitivinícola y la maderera, así como las vacas y otros animales de labor, con el fin de impulsar las actividades existentes y diversificar en cierto modo la economía del Reino. Durante su reinado, en la zonas  húmedas del Reino, como Asturias y Galicia, florece la ganadería, mientras que en la zona del Duero florece la agricultura. La producción de cereal, bastante abundante en la zona del Duero, era insignificante en Asturias y Galicia, teniendo problemas estos territorios incluso para abastecer de trigo a las iglesias, las cuales lo necesitaban para hacer la consagración religiosa. Ante esta escasez, no es de extrañar que se considerara un gran lujo comer pan de trigo en dichos territorios, especialmente en las ciudades. La producción de cereales en todo el reino se ceñía sobre todo a trigo y centeno, aunque también se producían hortalizas, lino y legumbres. Los animales empleados en la agricultura eran vacas y bueyes, sustituyéndose en las llanuras de Tierra de Campos por mulas, conocidas como bestias por los lugareños.445

Tras las cortes de León, y siguiendo en la misma línea, este mismo año se celebraron cortes en Inglaterra y en Aragón. En estas cortes de Aragón de 1188 queda señalado el nombre de Principado de Cataluña. Se trata de un término jurídico (en latín principatus) que se utiliza a partir del siglo XIV para nombrar al territorio bajo jurisdicción de las Cortes Catalanas, cuyo soberano (en latín, princeps) era el soberano de la Corona de Aragón, sin ser formalmente un reino. Tampoco era un condado, ya que el condado de Barcelona no abarcaba toda Cataluña (historiográficamente también se usa la expresión “condados catalanes”). Los  Usatges hacen coincidir el título de Princeps con el de Conde de Barcelona.446

Las relaciones de León con Castilla no mejoraron con relación a las que mantuvo Fernando II. El rey de Castilla seguía siendo Alfonso VIII, el mismo que había sufrido los enfrentamientos desde que era niño. Ahora, adulto y ejemplar en conducta pública y privada, sabía actuar con entereza allí donde estaba involucrado.

En breve Alfonso IX sería acometido por Alfonso VIII por parte de Castilla, mientras por parte de Portugal era acometido por Sancho I, con quién acabaría tratando casarse con su hija Teresa (Santa Teresa de Portugal), aunque ambos eran nietos de Alfonso Enríquez, primer rey de Portugal, lo que significó la excomunión de ambos y el entredicho de los dos reinos.

Por otra parte también en 1191 propició una liga entre Portugal, León, Navarra y Aragón, la llamada “liga de Huesca”, por la cual se comprometían a no acometer guerra alguna sin mutuo consentimiento, y se preparaban para enfrentarse conjuntamente con Castilla.

Aficionado ya a los pactos, Alfonso IX también pactó con los almohades, lo que ocasionó una nueva excomunión, además el Papa no se quedó corto, porque  procedió a conceder las mismas gracias a aquellos que lucharan contra León que las que recibían los que participaban en las Cruzadas, dejando así relevados de obediencia al Rey a los súbditos leoneses, lo que fue aprovecha por Sancho I para atacar Galicia, mientras Alfonso VIII atacaba las ciudades leonesas.
Los invasores almohades, atentos a la jugada, y escaldados con las campañas de Alfonso VIII, prestaron apoyo al de León, que contraatacó a Castilla, lo que motivó que Alfonso VIII también pidiese ayuda a los almohades, sin que en esta ocasión recibiera excomunión alguna. En 1190 se pactaron treguas entre Castilla y el Al Andalus de Yusuf. La tregua interesaba a ambas partes. 
Yusuf envió un poderoso ejército que sitió Silves, pero que gracias a la acción de los templarios se vio libre del asedio, y Yusuf, enfermo de disentería tuvo que evacuar el sitio. Volverían a la carga contra Portugal el año 1191, saqueando varias poblaciones y con el objetivo de Silves, que nuevamente cayó en manos de los invasores, lo que forzó a Sancho de Portugal a firmar paces por cinco años, como antes había hecho Castilla y León. Las paces eran aprovechadas, por los castellanos para fortalecer Alarcos, y por Yusuf para organizar la fortaleza de Aznalfarache.
El Papa Celestino III intervino buscando la paz entre castellanos y leoneses, lo que se logró el 20 de Abril de 1194, con el tratado de Tordehumnos, cuando se pactó la boda de Alfonso IX con Berenguela, hija de Alfonso VIII. El 27 de Junio fallecía Sancho VI de Navarra, que era sucedido por Sancho VII “el Fuerte”, cuya hermana Berenguela era la esposa de Ricardo Corazón de León, que a su vez era cuñado de Alfonso VIII de Castilla.
Parecía que, por fin, podían dedicarse a lo que de verdad importaba, pero no habían desaparecido las desconfianzas… y con ellas no habían desaparecido las derrotas. Muestra de ello, la batalla de Alarcos, donde Alfonso VIII pidió ayuda a Alfonso IX. En 1194 se rompieron las paces y Alfonso VIII devastó las tierras musulmanas hasta las mismas puertas de Sevilla, pero el 19 de Julio de 1195, cuando Yusuf había convocado una yihad, el de Castilla buscando la gloria para él solo, no quiso esperar a las tropas del de León y del de Navarra, y sufrió una catastrófica derrota. La crónica de Alfonso X trata el asunto como una batalla de especial importancia a la que acudieron “turcos, alaraves, affricanos, et eziopianos de amas las Eziopias”.447  Las tropas españolas, el día 18, aguardaron al sol el enfrentamiento, pero debieron retirarse al no producirse. Por sorpresa atacaron los moros el día 19, provocando una gran matanza y tomando Torre de Guadalerza, Malagón, Benavente, Calatrava, Alarcos y Caracuel. Alfonso VIII debió huir, ayudado por los suyos. Para complicar la situación, Alfonso IX de León, que no fue esperado para el enfrentamiento con los árabes, acabó aliándose con ellos y devastando el reino de Castilla, mientras Sancho de Navarra también lo combatía por Logroño. Los moros controlarían a partir de este momento hasta los Montes de Toledo, poniendo en grave riesgo la ciudad imperial. Esta derrota sería el punto de arranque para convocar la cruzada que culminaría en la batalla de las Navas.
En 1195 Alfonso IX de León pacta la paz con los almohades, actuando como mediador Pedro Fernández de Castro, que había estado al lado de los ismaelitas en Alarcos448, por lo que ambos fueron excomulgados por el Papa Celestino III. Alfonso IX aceptó la bula y despachó a los agarenos, pero a poco trató con el califa almohade la invasión a Castilla del año 1197.449 Las disensiones se muestran entre los reinos cristianos, por las fronteras, y se enfrenta Castilla a Aragón y a Navarra. 
Alfonso II de Aragón muere en 1196 y es sustituido por su hijo Pedro II, que a los títulos  de Rey de Aragón, Conde de Barcelona, Conde de Gerona, Osona y Cerdaña, Besalú, Pallars Jussà y Ribagorza, unirá el de señor de Montpelier, y se volcaría en sus intereses en el norte de sus posesiones. 
En 1196 se realizó una entrevista auspiciada por la Santa Sede en donde se encontraban los tres reinos de Castilla, Aragón y Navarra, en un punto entre Agreda y Tarazona, para intentar unir a los reinos cristianos. Pero el resultado se demoraba. Mientras tanto, los dos Alfonsos, VIII de Castilla y IX de León guerreaban.

No obstante todas estas situaciones, Alfonso VIII hizo las paces con su primo Alfonso IX, a quién casó con su hija Berenguela el año 1197, sin esperar la dispensa papal, necesaria dado el grado de consanguinidad; dispensa que nunca llegó, sino todo lo contrario, lo que significó que nuevamente Alfonso IX fuese excomulgado, al negarse a deshacer el matrimonio. 

Alfonso VIII invadió Álava, con un largo asedio a Vitoria, Guipúzcoa y el Duranguesado en 1199. Sancho VII, privado de su reino, acudió a negociar con los almohades para que atacaran a Castilla y con un segundo frente tuvieran que levantar el asedio, sin lograrlo.

El eterno conflicto de Castilla y León estaba enquistado. En 1204 se disuelve el matrimonio de Alfonso IX de León con Brenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII, pero quedaba fruto del mismo: Fernando III.

En la paz de Cabrejas, Alfonso IX tuvo que constituir un señorío para Berenguela y para Fernando, y reconocer a éste como heredero al trono de León. Al fin, su hijo le sucedería. Por otra parte, Alfonso IX fundó ciudades, entre ellas La Coruña, y propició un hecho de gran importancia: la consagración de la catedral de Santiago, el año 1211.
En el siglo XII el término “ciudad” en el territorio de los cristianos se aplica a aquellas poblaciones que son sedes episcopales. Al referirse a “villa” en el Alto Medioevo se puede calificar con el concepto de aldea. En Galicia se refiere a un caserío o casal o una aldea conformada por varios caseríos o casales.450

Por su parte, su rival, Alfonso VIII, entraba triunfante el la Gascuña, aportada en dote por su esposa Leonor de Aquitania; dote a la que nunca había atendido, y que acabaría no teniendo incidencia en el devenir del reino, y su reivindicación no representó algaradas, oponiéndose, no obstante, Burdeos, Reole y Bayona, ciudades que, tras cerco, rindieron pleitesía, pero acabó desistiendo de sus derechos en 1208.

Por su parte, Pedro II de Aragón estaba afrontando un conflicto creado por los cátaros, que se habían consolidado con fuerza en Occitania, donde se estructuró una Iglesia cátara con varios obispados y cuyo epicentro era la zona de la ciudad de Albi, por lo que también se le denomina movimiento albigense. Por otra parte, los Capetos, la dinastía francesa, estaban interesados por extenderse en la región, que no acababa de estar controlada, y el Papa Inocencio III les apoyaba, por lo que convocó una cruzada contra los albigenses cuando el enviado papal fue asesinado en Tolosa.

En 1209 los cruzados tomaron Beziers, masacrando a toda la población, sin distinguir albigenses de no heréticos, y comenzaba la persecución y quema de cátaros a través
de la Inquisición, creada expresamente por Roma en 1184 con el objetivo de erradicar la llamada herejía cátara o albigense. El malestar generado entre la población favoreció la intervención de Pedro II evitando una matanza de cátaros.

Aprovechó la coyuntura para tratar del matrimonio de la hija de Simón de Monfort con su hijo, el futuro Jaime I, que quedaba como rehén en señal de buena voluntad. Pero las buenas artes fracasaron y Pedro II se declaró protector  de los señoríos occitanos y de Tolosa. Reunió finalmente un ejército con el que pasó los Pirineos y junto a los aliados occitanos puso cerco a la ciudad de Muret, donde acudió Simón de Montfort. Partiendo de una situación ventajosa en cuanto a fuerzas y avituallamientos, en la campaña, parece ser, sus huestes actuaron con precipitación y desorganización sin esperar la llegada de todos los contingentes. Resultaría muerto al ser aislado por los caballeros franceses en un combate en el que el rey ocupaba una posición de peligro en la segunda escuadra, en lugar, según era lo habitual, de situarse en la retaguardia. La muerte del rey trajo el desorden y la desbandada entre las fuerzas tolosano-aragonesas y la consiguiente derrota. Muret supuso el fracaso y abandono de las pretensiones de la Corona de Aragón sobre los territorios ultrapirenaicos.451

Excomulgado por el mismo el Papa que lo coronó, permaneció enterrado en los Hospitalarios de Toulouse, hasta que en 1217 el Papa Honorio III autorizó el traslado de sus restos al panteón real de Santa María de Sigena en Huesca, donde fue enterrado fuera del recinto sagrado.452

Sancho I de Portugal murió en 1211 y le sucedió Alfonso II de Portugal, cuyos primeros años de reinado estuvieron marcados por los violentos enfrentamientos con sus hermanos y hermanas, que se resolvieron al confiscar los bienes y exiliándose a Castilla la mayoría de ellos.

Por su parte, Al Nasir tomaba este año 1211, cuando acababan las paces pactadas con Castilla, el castillo de Salvatierra, “que ganó después de porfiado cerco; es este un castillo de gran importancia y que hace grandes daños al enemigo”.453

Los almohades estaban marcando los tiempos, y tan sólo Alfonso VIII y las órdenes militares parecían dar la réplica de forma convincente. Ante tamaña inseguridad, el papa Inocencio III, con fecha 16 de febrero, envió una bula al Rey de Castilla para informarle de la conveniencia de iniciar una guerra contra los almohades.

Alfonso VIII tomó la invitación con entusiasmo y cursó emisarios a los reinos hispánicos para que se uniesen a la jornada. 

En medio de este fragor, la legislación y la atención social abría nuevos ámbitos a la población. Este mismo año 1212 se fundaba el hospital de Burgos, Alfonso VIII ordenó la recopilación de los fueros y confirmó los otorgados por sus antecesores, en vistas a una revisión y uniformidad de las mismas y con el objeto de recortar los derechos de los nobles, que en aquel momento podían legalmente romper sus relaciones con el reino y hasta combatirlo. Ya se puede hablar de un código de derecho civil, que tuvo fiel reflejo en el Fuero de Cuenca (otorgado en 1190), que serviría de modelo para sucesivos fueros, y donde cristianos, moros y judíos gozaban de un mismo fuero, se dictaban normas agrarias y ganaderas y se establecían penas contra el robo y contra las injurias, aunque permanecía la ordalía del hierro candente. Estos fueros convivían con el Fuero Juzgo. Las libertades de los municipios fueron ampliándose y la representación de las mismas en las cortes llegó a ser tan numerosa que pocos años después, Fernando III se vio en la necesidad de regularla.

Pero no se limitó a estos aspectos Alfonso VIII, ya que sobre el año 1200 creó en la catedral de Palencia lo que algunos no se atreven a calificar como la primera universidad medieval española, pero que es comprensible que otros lo tengan como tal. Se trata del “estudio general”. Urbano IV escribió en 1263 elogiosas palabras al obispo de Palencia, en respuesta a una misiva en la que éste le había informado de los logros y problemas del studium generale: “Había, pues, en esta ciudad, como me habéis expuesto personalmente, un estudio general de ciencias que instruía a los incultos, volvía virtuosos a los débiles y producía varones ricos en una variedad de virtudes, y su generosa riqueza instruía a muchos en los principios de la cultura”.454

A imitación de su primo Alfonso VIII, Alfonso IX de León creó la universidad de Salamanca, donde Fernando III trasladaría los estudios de Palencia. En esta época surge también la poesía castellana, a través de poemas épicos cono el Cantar de Mio Cid o el de Bernardo del Carpio.

La inmensa mayoría de los castellanos se dedicaban a la agricultura y a la ganadería, con la excepción de un grupo de los habitantes de las villas militares de la Extremadura castellana (Segovia, Ávila, Sepúlveda, Montejo, Ayllón, Cuellar, Iscar, Coca, Olmedo, Medina del Campo y Arévalo) y de las villas francas jacobeas. En la cúspide de esta sociedad se encontraba un pequeño grupo de magnates o ricos hombres, cuyo encumbramiento provenía de su herencia familiar, la endogamia matrimonial era habitual entre ellos. Su importancia era clave, se destacan sobre todo los Lara, los Haro, los Castro, los Girón y los Meneses. Todos estos linajes eran los monopolizadores de los oficios regios, tales como mayordomo, alférez o merino mayor.455

En los años del gobierno del rey Alfonso VIII los castellanos, forjados en la lucha contra el Islam almohade y en la peligrosa repoblación de las fronteras, han perdido su servidumbre, por lo que la sociedad se ha hecho más igualitaria; sólo estaban privados de libertad los sarracenos cautivados provenientes de las algaras por tierras andalusíes y estaban al servicio de amos cristianos, hasta que se pagase su rescate. Tras la batalla de Las Navas de Tolosa o de Úbeda el número de cautivos agarenos comenzó a ser apreciable, en villas y ciudades castellanas y fue en aumento durante todo el período de la reconquista de las tierras andalusíes por parte de Fernando III el Santo; a los mahometanos se les dedicaba para la agricultura como hortelanos o en la construcción como albañiles para la edificación de palacios e iglesias; las mujeres agarenas eran empleadas como sirvientas en los hogares; cuando compraban su libertad permanecían como mahometanos de paz, viviendo libres entre los cristianos. 456




























Capítulo VIII

La Batalla de las Navas de Tolosa (16-7-1212)

Cesáreo Jarabo

La batalla de las Navas de Tolosa es de especial importancia para la Reconquista, y un hito en la Historia de la Humanidad.

Para llegar a la misma debieron concurrir una serie de hechos: la caída del imperio almorávide propiciada por los almohades; el avance de los reinos hispánicos a costa de las segundas taifas; la proclamación de la yihad en el mundo islámico para combatir a los reinos hispánicos, y finalmente el espíritu de cruzada existente en Roma y en el mundo europeo, que más centrado en el pillaje y en el Medio Oriente, se daba cuenta que en España existía una cruzada secular que no había sido atendida más que por los españoles… Al fin, a pesar de la predicación de cruzada por toda Europa, la batalla decisiva, la de las Navas de Tolosa, sería un acontecimiento estrictamente español. España, en 1212, como en el 721, salvaba a Europa de la barbarie musulmana.

Los castellano-leoneses conquistaron la cuenca del río Tajo y Almería. Por su parte, las tropas portuguesas tomaron Lisboa, Santarem, Almada y Setúbal (1139-1147). Por otra parte, los aragoneses ocuparon el valle del río Ebro, en el año 1149.457

Los almohades surgieron en Marruecos en el siglo XII, como reacción a la relajación religiosa de los almorávides, que se habían hecho dueños del Magreb, pero habían fracasado en su intento de revigorizar los estados musulmanes y tampoco habían ayudado a detener el avance de los estados cristianos en la Península Ibérica. El nombre castellano deriva de al-Muwahhidūn ( الموحدون ), que significa «los que reconocen la unidad de Dios», denominación que alude a la insistencia fundamentalista que su fundador puso en la absoluta unicidad de lo divino. Desembarcaron desde 1145 en la Península Ibérica y trataron de unificar las taifas utilizando como elemento de propaganda la resistencia frente a los cristianos y la defensa de la pureza islámica. En poco más de treinta años, los almohades lograron forjar un poderoso imperio que se extendía desde Santarém en la actual Portugal hasta Trípoli en la actual Libia, incluyendo todo el norte de África y la mitad sur de la Península Ibérica, y consiguieron parar el avance cristiano cuando derrotaron a las tropas castellanas en 1195 en la batalla de Alarcos. A principios del siglo XIII había conseguido alcanzar su máxima expansión territorial con la sumisión del actual territorio tunecino y la conquista de las Baleares.458

Conquistatada toda Al Andalus por los almohades, empezada a urdirse el verdadero destino de éstos: la acometida al mundo hispánico. Su empuje quedó más que manifiesto en la derrota que infligieron a las tropas de Alfonso VIII en Alarcos (Guadalajara) el 19 de Julio de 1195, destruyendo las expectativas del rey castellano, a quién con la derrota se le impidió terminar lo que estaba organizando: una ciudad amurallada como avanzada de la Reconquista. Una gran batalla contraria a los intereses del rey castellano, que a punto estuvo de costarle la vida, y en la que se enfrentó a un enorme ejército almohade apoyado por los rivales leoneses de Alfonso VIII, entre los que destacaba la casa de Castro, y cuyo general era Pedro Fernández de Castro.

La derrota en Alarcos aportó nuevos sufrimientos, ya que durante los dos años siguientes, los musulmanes razziaron a su sabor el reino de Toledo.459

Tras la derrota de Alarcos, Alfonso VIII se planteó la revancha, que fue meditando y combinando con los enfrentamientos con los otros reinos cristianos, hasta que finalmente, el arzobispo de Toledo consiguió la proclamación de la Cruzada. Las épocas de paces pactadas con los árabes posibilitaban el fortalecimiento militar de los contendientes. Pero llegaba el fin de las mismas.

Así, en 1211, el almohade Muhammand Al-Nasir, llamado por los cristianos "El Miramamolin", preparó un gran ejército amenazando a los reinos cristianos. Ambicionaba ocupar completamente la Península Ibérica. El califa logró reunir un ejército de 125.000 soldados bien pertrechados y muy fanatizados. La caída de Salvatierra en manos de los Almohades, alarmó a toda Europa.460

Pero Al Nasir, convencido de su victoria, daba rienda suelta al maltrato de sus propias tropas. Cuenta un narrador musulmán anónimo que Al Nasir “procedía con lentitud en sus marchas, y el común de los soldados llegó a sufrir tal escasez, que aquello equivalía a una derrota completa. Al Nasir no hacía caso de las fatigas de que se le daba cuenta, hasta que llegaron a un punto en que se acabó el amor y nació el aborrecimiento; se agotaron las provisiones estables y las pasadas, y la amistad se secó con la prolongación del odio.”461 Las formas aplicadas sobre los soldados eran tiránicas, lo cual contrastaba con las formas aplicadas por los reyes hispánicos.

El 3 de Junio de 1212, en un acto tiránico, mandó ejecutar a los gobernadores de Ceuta y de Fez, y por este hecho “los almohades no se esforzaron, ni se portaron bien en esta expedición, por causa del castigo que Al Nasir impuso a los jeques almohades y por haberlos condenado a muerte.”462
En 1212 el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, logró del papa Inocencio III la proclamación de Cruzada para la lucha contra los almohades. La bula fue cursada a Alfonso VIII de Castilla, y fue complementada con otra en la que amenazaba de excomunión a quién atacase un  reino cristiano que se encontrase involucrado en la cruzada contra los almohades, en claro aviso al rey de León para que evitase atacar Castilla para recuperar las plazas anteriormente tomadas por Alfonso VIII. Jiménez de Rada, estuvo predicando la cruzada por Francia y en las iglesias de toda Europa animó a los creyentes a alistarse. En Europa existía auténtico pavor ante la posibilidad de una asonada árabe sobre su territorio, por lo que numerosos señoríos franceses respondieron al llamamiento del Arzobispo de Burdeos, el Obispo de Nantes, el Conde de Astarac, Theobald de Blazon 'Señor de Poitou', el Vizconde de Turena, el belicoso Arzobispo de Narbona, Arnau Amalric, entre otros.463
Alfonso IX de León quería acudir a la batalla, pero puso como condición que le fuesen devueltas las plazas que tenía tomadas Castilla, por lo que no asistió en persona, aunque sí lo hicieron caballeros leoneses.

Alfonso VIII de Castilla fijó en Toledo la reunión de las tropas como punto de partida. A las tropas castellanas se les unieron las de Aragón y Navarra, así como un gran número de caballeros franceses, italianos y de otros países europeos. A la batalla no acudieron los reyes de León ni de Portugal, pero permitieron que sus vasallos se incorporaran a la batalla. De este modo, muchos leoneses, asturianos y gallegos participaron en la batalla.464

De Europa, y en concreto de Languedoc, llegaron contingentes del ejército de Simón de Monfort, habituados a la lucha en la cruzada contra los albigenses, que en ese momento estaba en marcha, importando los métodos allí aplicados: Asaltaron la judería de Toledo, y cuando fueron expulsados de la ciudad, devastaron allí por donde pasaban, haciéndose sentir especialmente en Alcardete. 

El cronista musulmán relata el hecho de otra manera: “los infieles entretanto se reunían en Toledo, como langostas, por su número y por los daños que habían de hacer; el señor de Castilla los trataba con afecto y paciencia, permitiéndoles devastar sus tierras y comprándolos con los bienes de sus súbditos y soldados.”465

Alfonso VIII se presentaría a la contienda con 50.000 hombres comandados por Diego López de Haro, V señor de Vizcaya. Sancho VII de Navarra, Pedro II de Aragón y Alfonso II de Portugal aportarían 20.000 hombres: 30.000 ultramontanos acudieron a la batalla con espíritu poco batallador, y las órdenes militares acudieron como combatientes que no volvían la espalda y no obedecían sino al Papa. Ahí estaban los Maestres de las Órdenes del Temple y de San Juan de Jerusalén, así como numerosos caballeros de las Órdenes de Calatrava y Santiago. Por su parte, el rey de León y Galicia, Alfonso IX (1188-1230) condicionó su participación a la devolución de ciertas plazas arrebatadas por los castellanos y, lejos de unirse a la campaña, aprovechó la concentración de tropas en Toledo para atacar la región de Tierra de Campos; no obstante, sí acudieron a la cita importantes contingentes de caballeros leoneses. Los musulmanes presentaban un ejército cuyo número los historiadores hacen oscilar entre 120.000 y 400.000 hombres.

El rey de Navarra, debido al enfrentamiento que tenía con Alfonso VIII, no se decidió a participar en la contienda hasta que Arnaldo Amalarico, obispo de Narbona, lo convenció. Esto lo relata el mismo Amalarico466
 
Los cronistas árabes dicen: “Llegaron los siervos de la Cruz de todo desfiladero profundo y de todo país lejano, acudiendo día y noche de las cumbres de las montañas y de las playas de los mares; fueron los primeros en acudir los francos, que se extienden por las regiones del este y del norte; siguiólos el barcelonés con lo que disponía de hombres y socorros; el rey de Navarra estaba sometido a la protección de los almohades y recibía socorros pecuniarios de ellos con gran largueza; pero maldíjolo el señor de Roma, si no guerreaba al lado de su gente y se unia a los príncipes de su religión.”467

La batalla de Las Navas de Tolosa, llamada en la historiografía árabe Batalla de Al-Uqab, finalmente enfrentó el 16 de Julio de 1212 en las inmediaciones de la población jiennense de Santa Elena al ejército aliado en una actuación que puede entenderse como la primera iniciada por quienes, juntos, constituían España, contra el ejército numéricamente superior del califa almohade Mohamed Al Nasir (Miramamolin). Saldada con una importantísima victoria del bando cristiano, esta batalla fue el punto álgido de la Reconquista y el principio del fin de la presencia musulmana en España.
La financiación de la empresa, en un 66 % estuvo a cargo del tesoro castellano y el resto por parte de la Iglesia. De todo el reino llegaron a Toledo armas, caballos y provisiones.468 
Malagón, Calatrava y Alarcos… Tres plazas que había perdido la orden de Calatrava tras el desastre de Alarcos (único baluarte cristiano al sur del Tajo) ocurrido en 1195, exactamente el 19 de Julio, eran recuperadas 17 años más tarde. La cruzada partió de Toledo el 19 de Junio, y llegó a Malagón el día 24. Quizás enfervorizados por la festividad del evangelista del Apocalipsis, los ultramontanos la atacaron enseguida. Lo hicieron con tal furia que en menos de una hora estaba tomada la villa, a la que saquearon en profundidad. Pero querían más: las riquezas que debían esconderse dentro del castillo, en lo alto, lo único que resistía. Así, pues, se pasaron toda la noche atacándolo por arriba y por abajo, minando la base de las cuatro torres laterales con el fin de colocar leños debajo y prenderles fuego para provocar su derrumbamiento. Tomadas, finalmente, esas torres, resistió la central, más alta y poderosa, donde se había refugiado el alcalde de la fortaleza con dos hijos suyos, aún protegidos por una aguerrida guardia. Pero, antes de que terminara la noche, el alcalde capituló, con la condición de que se respetase su vida y la de sus hijos; los demás quedaban a merced de los asaltantes. Pensó él que los canjearían por dinero, o que los convertirían en esclavos, empleándolos como porteadores o artesanos para el resto de la campaña. En cambio, los salvajes ultramontanos, acostumbrados en su tierra a las crueldades de la guerra contra los albigenses, degollaron a casi todos.469 De esto da noticia el obispo de Carbona, Arnaldo Amalarico, sin utilizar los adjetivos tratados.
La actuación de los ultramontanos en Malagón, como lo acaecido en Toledo, no estaba en orden a lo previsto por Alfonso VIII, que llegó dos días más tarde a la fortaleza y contempló horrorizado el espectáculo dejado por los tramontanos. Esa no era la batalla que quería el rey de Castilla, había que negociar de otra manera. Empezaron los roces entre los cristianos españoles y los extranjeros.470
Tras Malagón, Calatrava. Tres días de asedio bastaron para acabar con la mitad de los defensores y la rendición del resto. Pero antes, las tropas se encontraron con un regalo de los musulmanes: unos “estrumentos de fierro que sembrauan por la tierra a danno de los cristianos, et eran fechos a manera de obroios, et llamales la estoria ‘cardos de fierro’ et sembráronlos et echároslos por todas las passadas del rio de Guadiana”471. 
La fortaleza de Calatrava era de tal categoría que los cristianos discutieron sobre la conveniencia de atacarla. Finalmente lo hicieron y fue entregada a los monjes calatravos, que anteriormente la habían perdido ante las tropas de Miramamolín. Todo lo hallado en ella fue entregado a los ultramontanos.472
Treinta y cinco caballeros árabes escaparon con vida del sitio, perdonados por Alfonso VIII, y marcharon con Miramamolín (Mohamed Al Nasir) en medio del disgusto de los ultramontanos, partidarios de pasarlos a cuchillo. Este hecho significó su defección de la campaña, aunque finalmente su deseo fue cumplido por parte de Miramamolín, que no les perdonó la rendición y mandó degollarlos. Acto seguido, el grueso del contingente ultramontano abandonó la campaña y volvió a sus lugares de origen, poniendo como excusa la magnificencia otorgada a los vencidos. Poco perdía el ejército cruzado al ver marchar un contingente compuesto por soldados, mujeres, niños y enfermos. La cuestión sería lo que debía ser: un asunto estrictamente español.
Casi 30.000 ultramontanos (sólo eligieron quedarse 150 caballeros del Languedoc con el obispo de Narbona a la cabeza) mermó en buena medida las huestes cristianas, pero el ejército restante de 70.000 hombres seguía siendo uno de los más grandes que se habían visto en aquellas tierras.473 Aproximadamente se marcharon un 27 % del total del ejército. El obispo de Narbona señala que el número de los que se retiraron ascendía a 50.000.474
Pedro II de Aragón quiso castigar la defección, pero Alfonso VIII estimó la misma como más conveniente para la campaña.475 El día 6 de Julio se tomó Alarcos, y el día siete llegaban las fuerzas a Salvatierra, que se había perdido el año 1211. Mientras, Al Nasir se ocultaba en la sierra, por lo que los reyes hispánicos plantearon una estratagema: volver, supuestamente, para castigar a Alfonso IX de León.
En las estribaciones de Sierra Morena estaba el ejército enemigo, esperando que la desmoralización y la falta de avituallamiento cundiese entre los españoles. Y no había para menos, tan sólo un caballo de guerra necesita comer más de una arroba diaria de heno más otra media de avena o cebada; para beber, no pasa con menos de dos cántaros diarios. Pero es que, además de las monturas de guerra, en un ejército como el preparado para aquella expedición van también otras imprescindibles para carga y transporte. Con un caballero de la caballería pesada van cuatro monturas: además del destrier con el que combate, el caballero monta un palafrén durante el viaje y su escudero va en otro caballo, a los que se añade un jumento o mula cargando con las armas y bagajes de los dos hombres. En total, no menos de sesenta mil bestias. Si, obviamente, tenemos en cuenta la comida para los soldados ─a razón de tres libras diarias por persona─, para una expedición que durase un mes, debíamos llevar con nosotros casi cincuenta mil arrobas de comida, aunque mucho de ese peso fuese andante por tratarse de animales que se irían sacrificando.476 Parece, así, que la deserción de los ultramontanos resultó beneficiosa para la expedición, ya que las provisiones previstas para ellos quedaron con los que siguieron en la campaña.
Pero la situación geográfica era muy contraria al ejército español, que se vio ligeramente mejorada con la toma del castillo de Ferral, una hazaña menor llevada a cabo por “Lop Díaz et Sancho Fernández et Martín Munnoç, et los otros que con ellos yuan”477; una mejoría más ilusoria que real. Tal era la situación que llegaron a plantearse abandonar la campaña, hasta que un pastor de la zona les indicó una zona por donde podría avanzar el ejército. Abandonaron el castillo de Ferral, que nuevamente fur ocupado por los africanos, quienes interpretaron que las tropas cristianas daban media vuelta478… Una nueva batalla de las Termópilas, pero en esta ocasión, en Despeñaperros, favorable a la civilización. El paso actualmente recibe el nombre de 'Paso del Rey', y desemboca en una gran explanada, entre las poblaciones de Miranda del Rey y Santa Elena. Las tropas españolas se situaron frente al campamento almohade. 
Al Nasir entendió que con estos movimientos tenía cercados a los españoles, y llegó a enviar cartas a Baeza y a Jaén diciendo “que çercara III reyes et tenielos çercados, et auiensele a dar terçer dia”479
Habían cruzado el estrecho(de Gibraltar) muchos hombres procedentes de las tribus bereberes de los masmudas, en la región montañosa del Atlas. Aparte de esos almohades propiamente dichos, se encontraban otras tribus bereberes, como los gomaras, lamtunas (base del anterior imperio almorávide) y masufíes.480
Los 120.000 musulmanes instalaron su campamento en el Cerro de los Olivares o de las Viñas con un despliegue clásico de la época. La infantería al frente y la caballería ligera en los flancos.481

El ejército árabe estaba encabezado por la infantería del Alto Atlas, tras los que se acumulaba un enorme ejército de voluntarios andalusíes cuya idea principal consistía en morir en el envite.

Tras esta masa de carne sin formación militar se situaba el ejército almohade con una potente caballería encargada de cubrir los flancos que estaba conformada por caballeros procedentes de todos los lugares del Islam, que habían acudido a la llamada de la Yihad.

Tras ellos, los temidos arqueros turcos a caballo, que ya eran conocidos por las fuerzas españolas; unidades de élite que atacaban sorpresivamente y salían huyendo, atrayendo a los españoles a nuevas emboscadas. Este tipo de lucha ya había sido aplicado en Alarcos.

Y finalmente, la guardia negra, compuesta por esclavos senegaleses que permanecían encadenados y dispuestos a morir en torno al sultán, que dirigía la operación desde el Castillo de Ferral, frente al desfiladero de la Losa.

El ejército almohade se preparó para la batalla en la calurosa jornada del día 14 de Julio intentando aprovechar el cansancio de las tropas españolas…e hizo lo mismo el día 15, al frente de la cual estaba el propio Al Nasir. Los españoles, observaban cómo se gastaban las fuerzas del enemigo, que lanzaba escaramuzas con la intención de provocar la batalla en el momento que más les interesaba.

El plan de combate de los reyes cristianos debía algo a la experiencia ajena, a los cruzados de Siria. Después del encuentro de Doriela, que enfrentó por vez primera en batalla campal a cruzados y turcos en 1097, los cristianos desarrollaron nuevas tácticas para evitar que las ligeras y ágiles tropas musulmanas los cercaran. Bohemundo, el gran táctico cristiano, ideó proteger los flancos del ejército con obstáculos naturales, conservar la formación cerrada para evitar el desmoronamiento de las líneas y sobre todo, mantener un cuerpo de reserva con el que atacar al enemigo cuando intentara cercar al cuerpo principal. En Palestina, la reserva era mandada por Bohemundo personalmente. En las Navas de Tolosa vemos a Alfonso VIII al frente del cuerpo de retaguardia. De la oportuna intervención de esta reserva, ni demasiado pronto ni demasiado tarde, dependía el resultado de la batalla. Por tanto El punto fuerte del ejército sin duda eran la caballería pesada, el avance de dicha caballería en campo abierto era imposible de detener salvo por contigentes de caballería pesada o usando la táctica empleada por los musulmanes con arqueros ligeros a caballo (clave en la derrota de Alarcos años antes) la caballería pesada su principal dificultad es la maniobrabilidad482.

El lugar elegido hacía difícil la actuación de la caballería ligera árabe.

El día 16 era el gran día. Don Diego López de Haro, cuya fama tan en entredicho había quedado en su momento por culpa de lo sucedido en Alarcos, pidió estar al frente de las primeras filas con sus consanguíneos (su hijo, López Díaz, y su sobrino, Sancho Fernández) y sus vasallos. Le fue concedido. Dirigiría, además, en ese cuerpo central a los ultramontanos que se habían quedado (las huestes del arzobispo de Narbona, más las de varios nobles de la diócesis de Vienne y de tierras de Poitou, como don Teobaldo de Blasón), más las milicias de Madrid. Tal como se había acordado la víspera, se colocaron también en el centro del dispositivo, aunque en la línea medianera, don Gonzalo Núñez de Lara con sus hombres, más todos los freires de las Órdenes Mlitares: los calatravos, bajo el mando de su maestre, don Rodrigo Díaz de Yanguas; los templarios y hospitalarios, a la orden de los suyos, Gómez Ramírez y Gutiérrez Ramírez, respectivamente; a los de Santiago los dirigía, a su vez, el maestre don Pedro Arias.483

Como se había previsto el día anterior, en la retaguardia del cuerpo central se intercalaron también milicias concejiles: las bravas de Medina del Campo, las de Arévalo y las de Plasencia junto a las no menos esforzadas de Toledo, Valladolid, Olmedo, Cuéllar, Coca y Béjar.
En el lateral derecho se situó el rey de Navarra, Sancho VII el Fuerte, con su tropa ─entre los que destacaba su alférez Gómez Garceiz de Agoncillo─. En el izquierdo se situó el rey de Aragón con sus mesnadas; dispuso en la primera línea a su alférez, García Romero, al frente de los suyos; en la segunda, más poblada, a don Jimeno Cornel y a don Aznar Pardo, dirigiendo sus tropas respectivas. Para que pudiese contar con un número adecuado de combatientes, le habían sido proporcionado a Pedro II tres escuadrones más con las milicias de varias ciudades castellanas. El rey aragonés se colocó, igualmente, en la retaguardia de su flanco.484

Entra en combate la caballería pesada y hace grandes estragos entre la infantería yihadista andalusí así como entre la infantería profesional, tras lo cual, la caballería pesada almohade retrocedió sin entrar en batalla.

El abanderado de castilla, el vizcaíno López de Haro, atacó frontalmente con miles de jinetes. El choque fue absolutamente brutal, y el golpe hizo daño en la vanguardia almohade. Esta operación obligó a un primero movimiento de retirada de las vanguardias musulmanas; pero más tarde los infantes musulmanes desorganizaban el ataque de la caballería y descabalgaban a los jinetes castellanos.485 

Era la táctica prevista por los almohades.

Entraron en acción, entonces, las líneas medianeras de los cuerpos castellano y aragonés. Cargan con fuerza. Mas no consiguen desbaratar las filas enemigas encaramadas en la pendiente, formadas por peones acorazados, con escudos y lanzas largas, y reforzadas por arqueros. A partir de ese momento se produce un fiero combate generalizado cuerpo a cuerpo. Nadie cede. Caen los hombres en uno y otro bando, pero no se avanzaba un paso. 486

Entran en lid las tropas de élite de los almohades; los voluntarios y arqueros de la vanguardia, mal equipados pero ligeros, simulan una retirada inicial frente a la carga para contraatacar luego con el grueso de sus fuerzas de élite en el centro. A su vez, los flancos de caballería ligera almohade, equipada con arco, tratan de envolver a los atacantes realizando una excelente labor de desgaste,487 y las tropas españolas flaquean, Al ver retroceder a los cristianos, los musulmanes rompieron su formación cerrada para perseguirles, lo que fue un grave error táctico. Esta peligrosa maniobra de los musulmanes, debilitó el centro del ejército almohade.488 Error táctico o maniobra habitual de los arqueros, que tantas veces, como en Alarcos les había resultado favorable. Pero fue justo este momento el que fue aprovechado por Alfonso VIII para acudir a la batalla. 

Alfonso VIII dijo al arzobispo de Toledo: “arçobispo, yo et uos aquí morremos”. Et respondiol essa ora el arçobispo: “señor, fiemos en Dios, et mejor será; ca nos podremos más que nuestros enemigos, et uos los uençeredes oy”. El noble rey don Alfonso, nunca uençudo de coraçon, dixo: “uayamos apriessa a acorrer a los primeros que están en peligro”.489

Alfonso fue seguido por los reyes de Aragón y de Navarra al grito de ¡Santiago y cierra España!, ante cuya acometida se produjo la gran desbandada agarena, dejando en solitario a Miramamolín con su escolta suicida.

Las tropas españolas saltan sobre las hileras de esclavos y Miramamolín, impelido por su hermano Zeyt Abozecri, sale huyendo a uña de caballo hasta Jaén. Sancho fue el primero en acometer la tienda del tirano. A partir de ese momento comienza la persecución de los desventurados moros, que emprenden una huída como la de su tirano. Los hombres de Sancho fueron matando uno a uno a los miembros de la guardia y rompieron las cadenas de circundaban la tienda490.

Hasta mil muertos padecieron las tropas españolas, entre ellos el maestre del Temple, Gomez Ramirez, y el de Orden de Santiago, don Pedro Arias, quedando gravemente herido el de la orden de Calatrava, Rodrigo Díaz de Yanguas, y hasta Pedro II de Aragón recibió una lanzada sin consecuencias.491 Otros autores aumentan la cifra de españoles muertos a 5.000. 

La carnicería en aquella colina fue tal que después de la batalla, los caballos apenas podían circular por ella, de tantos cadáveres como había amontonados. El ejército de Al-Nasir se desintegró. En la terrible confusión cada cual buscó su propia salvación en la huida, incluido el propio califa.492 Los árabes sufrieron 90.000 muertos493(La Estoria de España de Alfonso X habla de “dozientas uezes mill moros”, mientras en el campo español cuenta “fasta XX et V omnes”)494, y las tropas españolas retiraron grandes reservas de flechas y venablos, que según cálculos del arzobispo de Narbona necesitarían más de dos mil acémilas para ser transportadas.495

Un Te Deum Laudamus, Te Dominum confitemur selló la gloriosa jornada.

El cronista árabe trata el asunto de otro modo: “apretó el combate y no tuvieron valor las vidas, pero quiso Dios purificar a los creyentes y afligir a los infieles; así que la amargura de aquel día fue sobre todo para los seguidores de la Cruz y el buen resultado sólo para la gente del Islam… los flancos de los musulmanes quedaron bien guardados por el poder de Dios”.496 “Os hemos hecho saber esto para que conozcáis la batalla tal como ha sido y los hechos en su realidad para que veáis que no han tenido muertos los almohades y que no han sido alcanzados ni muchos ni pocos.497

Tres días después era tomada sin lucha Baeza, y el día 23 los defensores de Úbeda se encerraron en la alcazaba, donde acabaron rindiéndose y siendo hechos esclavos. 498
El héroe del momento era el rey Pedro II de Aragón, cuya genial jefatura del ala izquierda del ejército resultó de­cisiva para el triunfo final. Pedro había llevado a miles de vasallos suyos al combate, incluidos algunos oriundos de sus turbulentas po­sesiones en el Languedoc. Como vizconde de Carcasona, Simón de Montfort había enviado cincuenta caballeros para que se incorporaran a las fuerzas de su señor aragonés. Arnaud Amaury, nombrado hacía poco arzobispo de Narbona, había vuelto a ponerse la armadura y a ca­balgar en combate. Le había demostrado al rey que también él era aho­ra un digno vasallo de Aragón.499
La Batalla de las Navas de Tolosa fue la hecatombe para el imperio Almohade en la Península Ibérica. Con esta histórica victoria de la alianza cristiana se había iniciado el declive del dominio musulmán de España. La Batalla de las Navas de Tolosa, fue sin duda, la batalla más importante de la Reconquista.500

Al-Nasir nunca se repuso del desastre de las Navas. Abdicó en su hijo, se encerró en su palacio de Marraquech y se entregó a los placeres y al vino. Murió, quizá envenenado a los dos años escasos de su derrota. Alfonso VIII sólo lo sobrevivió unos meses. Pedro II de Aragón, el rey caballero, pereció al año siguiente en la batalla de Muret, combatiendo a los cruzados que Inocencio III había convocado contra los herejes albigenses (Pedro II estaba auxiliando a su cuñado Raimundo IV de Tolosa), Sancho el Fuerte de Navarra sobrevivió veintidós años a la batalla. La victoria habría sido mucho más efectiva y definitiva si no se hubiera desencadenado en aquellos mismos años una hambruna que hizo que se demorara el proceso de reconquista. La hambruna duró hasta el año 1225.501

La derrota musulmana fue terminante, y abrió las puertas de la Andalucía bética a los cristianos. Cuarenta años después, solo el Reino de Granada se mantenía en manos musulmanas. En cuanto a los Almohades, las crisis internas llevan a la disolución de éstos en 1224.

La jornada de Las Navas representó una etapa decisiva para la Reconquista cristiana de los territorios musulmanes. Los almohades mantuvieron durante dos decenios más un poder cada vez más precario sobre las partes de la Península que dependían del Islam. Una crisis de sucesión en Castilla y dificultades internas en Aragón aplazaron hasta 1225 la continuación de la Reconquista.502

Tras el fin del período almohade, hubo un corto período denominado terceros reinos de Taifas, que terminó en la primera mitad del siglo XIII con las conquistas cristianas  de Valencia por Jaime I de Aragón en 1236 y de Córdoba y Sevilla  por Fernando III el Santo en 1236 y 1248 respectivamente. En Granada pervivió la presencia árabe con la fundación del reino nazarí, que no capituló hasta el 2 de enero de 1492, fecha que puso fin a la Reconquista.











































Capítulo noveno

Desde la Batalla de las Navas en 1212  hasta la muerte de Jaime I en 1276

Cesáreo Jarabo


Tras la batalla de las Navas, la descomposición de Al Andalus se hizo evidente; los jeques que gobernaban las provincias se sublevaron contra los califas, llegando a asesinar a dos de ellos, y se apoyaban en los reinos hispánicos, que les cobraban sus servicios con fortalezas. El mismo Al Nasir fue envenado en Marraquex la Nochebuena de 1214. Estos enfrentamientos terminaron con el poder almohade. 
A partir de este momento se produjo el hundimiento y la fragmentación del poder almohade en al-Andalus, que propició en las décadas siguientes el avance de las fronteras de los reinos cristianos hacia el sur, y así, mientras Portugal llegaba al Algarbe en 1249, Fernando III de Castilla conquistaba Sevilla (1248) y Jaime I el castillo y villa de Biar (1245), dando por finalizada la conquista de las tierras valencianas.503 
En el invierno de 1212 Alfonso VIII recuperó Cuevas y Alcalá; el 22 de mayo de 1213 tomó Alcaraz. El 1 de julio las milicias concejiles talaveranas sufrieron una grave derrota cerca de Sevilla. 504 
Consecuencia de la batalla de las Navas fue la toma de Mallorca, de Ibiza y del reino de Valencia por parte de Jaime I, la toma de la baja Extremadura, Sevilla, Córdoba, Jaén y Murcia por parte de Fernando III, mientras Sancho IV toma Tarifa, y Portugal completa la conquista del Algarbe hacia 1250.
El año siguiente a las Navas moriría Pedro II de Aragón defendiendo sus intereses, los occitanos y los de Tolosa en la batalla de Muret, en medio de la cruzada contra la herejía albigense, y luchando contra los cruzados. 

Aragón tenía un conflicto larvado en el Languedoc en relación a la herejía albigense, y Pedro II, habiendo obtenido el vasallaje del conde de Tolouse, Raimundo VI, y de otros poderes de la zona, desplegó una política de pacificación concertando el matrimonio de su hijo, el futuro Jaime I con la hija de Simón de Monfort, entregándole a éste, como garantía, la tutela del joven príncipe y único heredero del linaje, que permaneció en Carcasona. Asimismo negoció con Arnaud Amaury, ahora obispo de Narbona y también presente en la campaña de las Navas, la convocatoria de un sínodo en Lavaur para intentar la reconciliación.

Por el apoyo que prestó a sus súbditos contra los excesos de los cruzados, fue excomulgado por el Papa Honorio III, mientras el fututo Jaime I permanecía como rehén en manos de Simón de Monfort, hasta que fue entregado a los templarios un año más tarde. 
En el curso de estos enfrentamientos se produjo la batalla de Muret en 1213, donde el exceso de confianza y la falta de estrategia por parte de las tropas aragonesas comportó la derrota y la muerte de Pedro II. Este hecho significó el decidido cambio de política del reino de Aragón, que abandonó sus expectativas ultrapirenaicas y se concentró en la Reconquista y en el Mediterráneo.
En 1214, a instancias del papa Inocencio III, Simón de Monfort liberó a Jaime I, que recibió la fidelidad del reino en las cortes de Monzón el 2 de Febrero de 1208, contaba seis años. Durante su minoría de edad toda la tierra fue un hervidero de parcialidades y campo de guerras privadas.
Una de las primeras dificultades que tuvo que afrontar el rey-niño, fue la amenaza del nuevo Papa Honorio III, sucesor de Inocencio, defensor de Simón de Monfort, de replicar a los intentos de los aragoneses por vengar la muerte del rey Pedro; situación aprovechada por el abad de Montearagón Fernando, tío del rey, para oponerse al regente don Sancho y obligar a la reunión de la curia real en Monzón en 1218, concluyendo la regencia del conde por la presión del bando contrario en el que figuraban los nobles aragoneses Jimeno Cornel, Pedro de Ahones y Blasco de Maza, que luego participaron activamente en los enfrentamientos de la nobleza y la monarquía. En 1219 inició su andadura un nuevo consejo encabezado por el arzobispo de Tarragona, periodo que se puede considerar finalizado con la boda de Jaime con Leonor de Castilla, hija de Alfonso VIII, cuando apenas tenía 13 años, en 1221. Ese año se celebraron Cortes en Daroca, a las que asistieron para prestar homenaje al rey el conde de Urgell y el vizconde de Cabrera. La pugna nobleza-monarquía se recrudeció durante los primeros años del monarca, alternando las estériles luchas nobiliarias, la bancarrota financiera heredada de su padre, los problemas derivados de la sucesión en el condado de Urgell y el enfrentamiento con los Montcada y los Cabrera, y la rebelión de los ricos-hombres aragoneses tras la muerte de Pedro de Ahones en 1226.505
Por su parte, en Portugal, los primeros años del reinado de Alfonso II estuvieron marcados por los violentos enfrentamientos internos con sus hermanos y hermanas, que se resolvieron al confiscar los bienes de los mismos y exiliarse en Castilla la mayoría de ellos.
Contrario a la tendencia belicista de los reyes precedentes. Alfonso II no protestó por las fronteras con León ni intentó la expansión hacia el sur, pero sí consolidó la estructura económica y social del país. El primer conjunto de leyes portuguesas es obra de este rey y conciernen principalmente a temas como la propiedad privada, el derecho civil y la acuñación de moneda; al propio tiempo se enviaron embajadas a diversos países europeos con el objetivo de establecer tratados comerciales.
Otras reformas de Alfonso II fueron la relación de la corona portuguesa con el Papa. Con el objetivo de obtener el reconocimiento de la independencia de Portugal, su abuelo, Alfonso Enríquez, fue obligado a legislar diversos privilegios para la iglesia. Más adelante, estas medidas se convirtieron en duras cargas para el país, que veía como la iglesia se desarrollaba como un estado dentro del estado. Una vez establecida firmemente la existencia de Portugal, Alfonso II intentó minar el poder clerical en el país y aplicar parte de las rentas en proyectos de utilidad nacional. Esta actitud provocó un conflicto diplomático entre el papado y Portugal. Tras haber sido excomulgado por el Papa Honorio III, Alfonso II prometió rectificar sus errores contra la iglesia pero murió en 1223 sin haber hecho ningún esfuerzo para cambiar su política.
Entretanto, en la campaña del año 1214 se produjo una ofensiva en el frente leonés y Alfonso IX se adueñó de Alcántara, aunque no pudo conquistar Mérida.506
Tendrá entonces lugar un gran esfuerzo por repoblar La Mancha, principalmente con castellanos, por parte de las órdenes militares de Calatrava, San Juan y Santiago, que reciben grandes señoríos para poblar un territorio casi desierto. También se les cede enclaves estratégicos al sur del Tajo, como los ya mencionados de Zorita y Calatrava, el Campo de Montiel (desde 1213), Consuegra y el Campo de Criptana (Ciudad Real). A principios del siglo XIII, se repuebla también Sanabria y la zona de Alcañices (Zamora), en el Reino de León.507
También en 1214, un nuevo sitio de Baeza, que había caído nuevamente en manos sarracenas, acabó con el abandono de la campaña como consecuencia de la hambruna que hizo mella en los sitiadores, pero que estaba extendida por todo el reino de Castilla.
El 6 Octubre de este año moría Alfonso VIII, de fiebres. Leonor de Aquitania, su esposa, fallecía el 31 del mismo mes. Le sucedería su hijo Enrique, con once años cumplidos, y como consecuencia del anterior fallecimiento de seis hermanos mayores. Sería regente su hermana Berenguela, madre del futuro Fernando III, pero las intrigas de la casa de Lara la hicieron dimitir, y empezó un periodo de intrigas que acabó con la muerte accidental de Enrique el 6 de Junio de 1217.

Las intrigas palaciegas ponían en cuestión el reinado del futuro Fernando III, pero la decisión de Berenguela, que contaba con el apoyo del poderoso obispo de Burgos, Mauricio, que gestionó el matrimonio del rey santo con la hija del emperador alemán, Beatriz de Suabia, que se llevaría a efecto en 1219.

En África los asuntos no iban mejor. Tras las Navas, Al Nasir, dedicado a la bebida, abdicó en su hijo Yusuf Abu Yaqub, menor de edad, quien cayó en los manejos de sus tíos y de sus funcionarios. Cuando fue mayor, apartó a unos y a otros, enviándolos de gobernadores a las provincias, pero no pudo desarrollar mucho su gobierno, ya que murió, empitonado por una vaca, el 6 de enero de 1224.

En estos momentos se estaba formando una nueva asonada, la de los benimerines (Banu Marin), nómadas del valle del Zab, 600 kilómetros al sur de Argel, y fanáticos sunnies, que ya habían participado en Alarcos y en las Navas. Durante 1216 y 1217, los benimerines se enfrentan a los almohades en Fez, y ocuparon territorios que habían sido abandonados por los almohades, a quienes finalmente derrotaron en el Rif. No hubo más batallas. Tomarían Marrakech en 1268.

En 1217 los almohades sufrieron una nueva derrota en Alcázar do Sal, que los historiadores árabes igualan a la de las Navas. En Castilla, Berenguela sucedía en el trono a Enrique I, quién renunció a favor de su hijo Fernando III, heredero del trono de León, que contaba 13 años. Entonces, al ascender al trono Fernando III, se produjeron revueltas nobiliarias auspiciadas por los Lara con la colaboración del reino de León, molesto porque Berenguela se había llevado a su hijo a su tierra natal tras anularse el matrimonio con Alfonso IX de León. Al verle rey de Castilla lo apartó del trono de León a favor de sus hermanas. 

La mediación de Berenguela fue constante en defensa de su hijo Fernando III. En 1218 la intrigante familia nobiliaria de los Lara con el antiguo regente, Alvaro Núñez de Lara, a la cabeza conspiró para que el padre de Fernando III y rey de León, Alfonso IX, penetrara en Castilla para hacerse con el trono de su hijo. Sin embargo, el fallecimiento del conde de Lara facilitó la intervención de Berenguela, que logró que padre e hijo firmaran el 26 de agosto de 1218 el pacto de Toro que pondría fin a los enfrentamientos castellano-leoneses.508

Alfonso IX de León, tras solventar los problemas con Castilla, reinició la reconquista, y Portugal le combatió por atacar territorios que estimaba estaban en su propio proyecto de Reconquista. Firmarían las paces en 1219, y Alfonso seguiría sus ataques, que lo llevarían hasta Sevilla en 1221.

En la retaguardia, el buen curso de los asuntos militares propició que el 20 de Julio de 1221 se colocase la primera piedra de la catedral de Burgos, que venía a suplir la  construida con Alfonso VI y con una extensión que doblaba la del antiguo templo, cuyas piedras acabarían formando parte de la nueva construcción, que no se vería terminada hasta 1260, con el obispo Martín González.509

Por su parte, en 1219, Jaime I era reconocido señor de Montpelier, y en 1221 desposaría con Leonor de Castilla, tía de Fernando III, matrimonio que sería anulado por razón de parentesco, casando en 1235 con Violante (Yolanda) de Hungría.

El reinado del Conquistador no se vio exento de conflictos, ya que en 1224 sería hecho prisionero por la nobleza aragonesa, y debió afrontar otro alzamiento nobiliario en 1227 que, superado, dio paso a una estabilidad del reino que posibilitó la Reconquista.
A la muerte de Alfonso II de Portugal, en 1223, le sucedió Sancho II, hijo de Urraca de Castilla. Su prioridad fue la  Reconquista de la parte sur de la  Península. 
A la muerte del califa Abu Yaqub en 1223, los jeques pusieron en su lugar a Al Wahid, que no fue reconocido por el gobernador de Murcia. Éste inició una revuelta que hizo reconocer como emir a Mohamed Al Adal, tío de Abu Yaqub, tanto al gobernador de Sevilla como a los jeques de Marraquex, quienes, además de obtener la abdicación de Al Walid, lo asesinaron. Corría el año 1224, y el cambio no fue aceptado por el gobernador de Valencia ni por los gobernadores de África, y a ellos se unió el de Baeza, quién acabó proclamándose emir y enfrentándose a Al Adal entregó a Fernando III las plazas de Baeza y Quesada. Al Adal huyó a África y allí fue asesinado en 1227 por orden de su hermano Al Mamun, que se entronizó como nuevo emir.

En 1225, la taifa de Baeza entregó a Fernando III los castillos de Jaén, Andujar y Martos, en 1226 el rey de Baeza era asesinado por los almohades, y acto seguido era tomada Baeza por Fernando III, quién dejó la ciudad a cargo de Lope Díaz de Haro, que comenzó a poblar Baeza, Andujar y Martos.

Por su parte, Aragón, además de las tareas de reconquista, llevaba a efecto la expansión marítima. La actividad marítima y comercial repercutió en la expansión del barrio marítimo de Barcelona y en la influencia de sus prohombres, que consiguieron de Jaime I  importantes privilegios, como el de 1227 que aseguró a las naves barcelonesas la prioridad en el tránsito de mercaderías destinadas a Alejandría y a Ceuta, o las de retorno con preferencia a cualquier barco extranjero. Privilegios que fueron ampliando, especialmente como consecuencia de la conquista de Mallorca.510

La creación del consulado del Mar fue un hito legislativo en el que se regulaba la seguridad de las naves, las relaciones laborales entre el patrón y los marineros, el mercado marítimo, y la creación del cónsul itinerante, que viajaría en las naves con autoridad delegada. El consulado del mar se estructuraría definitivamente en 1348, siendo que ya se habían extendido los mismos privilegios a Valencia y a Mallorca, que los recibieron respectivamente en 1283 y en 1326. La idea de extendió posteriormente también a otros puertos, e incluso Burgos adoptó la idea en 1494.511

En este orden de cosas, se creó la Taula de Canvis, que venía a sustituir la legislación romana y goda que regían este negocio.

Estos son algunos de los artículos de esta legislación bancaria, desarrollados pocos años después: 

- El 13 de febrero de 1300 se estableció que cualquier banquero que se declarara en bancarrota sería humillado por todo el pueblo, por un voceador público y forzado a vivir en una estricta dieta de pan y agua hasta que devolviese a sus acreedores la cantidad completa de sus depósitos. 

- El 16 de mayo de 1301 se decidió que los banqueros estarían obligados a obtener fianzas y garantías de terceras partes para poder operar, y a aquellos que no lo hicieran no se les permitiría extender un mantel sobre sus cuentas de trabajo. El propósito de ello era señalar a todo el mundo que estos banqueros no eran tan solventes como aquellos que usaban manteles, es decir, que estaban respaldados por fianzas. 

Cualquier banquero que rompiera esta regla (por ejemplo, que operase con un mantel, pero sin fianza) sería declarado culpable de fraude. Sin embargo, a pesar de todo, los banqueros pronto empezaron a engañar a sus clientes. 

Debido a esos engaños, el 14 de Agosto de 1321 se estableció que aquellos banqueros que no cumpliesen inmediatamente sus compromisos, se les declararía en bancarrota, y si no pagaban sus deudas en el plazo de un año, caerían en desgracia pública, lo que sería pregonado por voceros por toda el pueblo. Inmediatamente después, el banquero sería decapitado directamente enfrente de su mostrador, y sus propiedades vendidas localmente para pagar a sus acreedores. 

Existen evidencias documentales de que esto se cumplía. Por ejemplo, el banquero Francesc Castelló, fue decapitado directamente frente a su mostrador en 1360, en estricto cumplimiento de la ley.

Volviendo al momento que nos ocupa, en 1227, Cáceres fue tomada por Alfonso IX de León gracias a la ayuda de la Orden de Calatrava. En 1229, Alfonso IX concedería a Cáceres sus fueros. Tomada la ciudad, Alfonso IX reemprende la reconquista del resto de Extremadura en 1229, ocupando primero Montánchez y después de cercarla, Mérida cae en 1230. La caída de Mérida ocasionó que los musulmanes de estas tierras huyeran hacia lugares más seguros, favoreciendo de esta manera que Alfonso IX entrara en Badajoz en abril de 1230. Después de Badajoz, caería Baldala, que hoy se llama Talavera la Real.

Después de esta gloriosa campaña, Alfonso IX se dirigió a Santiago de Compostela a visitar al Apóstol Santiago, por el cual sentía gran devoción. En el camino, enfermó gravemente en Villanueva de Sarria, muriendo poco después, el 24 de septiembre de 1230. Después de su muerte, fue enterrado en la catedral de Santiago, al lado de su padre, según se recogía en su testamento.512

Por su parte, y en León, Alfonso IX llevó a término importantes campañas de repoblación. Concedió así fueros a Tuy, Lobera y Puentecaldelas y repobló Mellid, Monforte de Lemos y Villanueva de Sarria en Galicia. En Asturias concedió fueros a Llanes después de repoblarla y eximió del pago del portazgo a Oviedo desde Oviedo a León, además repobló Tineo. Por último, en León concedió fueros a Carracedelo y a Puebla de Sanabria y repobló Villalpando. También fundó La Coruña en 1208, a la que otorgó una Carta de Población basada en la que en 1167 había concedido su padre a Benavente.513

La base de la economía del Reino estaba en la agricultura y la ganadería, y conocedor de esto, Alfonso IX promulgó varias leyes en el principio de su reinado para favorecer la actividad vitivinícola y la maderera, así como las vacas y otros animales de labor, con el fin de impulsar las actividades existentes y diversificar en cierto modo la economía del Reino. Durante su reinado, en la zonas húmedas del Reino, como Asturias y Galicia, florece la ganadería, mientras que en la zona del Duero florece la agricultura.514

Ese mismo año de 1227, y debido a una persistente sequía estallaron sublevaciones en la zona fronteriza, especialmente en Murcia y en Valencia. Ibn Hub, enarbolando la bandera negra de los Abassies, tomó Murcia en 1228 y en dos años se apoderaba de casi la totalidad de Al-Andalus. También este año, vencidos por los almorávides, desaparecía la Taifa de Alcira, Denia y Jativa, que había existido desde 1224.

Además, en Marraquech hizo competencia a Al Mamun un joven de dieciséis años, Yayha ben Nasir, su sobrino, lo cual produjo nuevos levantamientos, persecuciones, ejecuciones… y finalmente su propia huída en mayo de 1230. Organizó partidas que se enfrentaron al nuevo emir, Al Mamun, quién acabó con su vida en 1237. Al Mamun, había sido reconocido por todas las provincias de Al Andalus, por Tánger y por Ceuta el mismo momento que Yayha ben Nasir había sido reconocido por Marraquex.

Con estas relaciones en el centro de poder musulmán, el reino de Murcia constituyó la Taifa islámica más importante de la primera mitad del siglo XIII. El caudillo Ibn Hud protagonizó un levantamiento contra los almohades en el castillo de los Peñascales de Ricote en el año 1228. Expulsó a los almohades del poder en el reino de Murcia e inició una campaña militar para la reunificación de Al-Ándalus. El ejército murciano de Ibn Hud consiguió su propósito, temporalmente, mediante la conquista de las ciudades de Almería, Granada, Jaén y Málaga. El Califato de Bagdad premió las hazañas de Ibn Hud con el nombramiento de gobernante de Al-Ándalus.515 

La Taifa de Granada subsistió al empuje de Ben Hud, como subsistió en Guadix, Baza, Jaén, Málaga y Almería, que reconocieron como sultán a Alhamar (Muhammed I ibn Nasr), que a su vez se proclamó vasallo de Córdoba.

Entre tanto, y ante los ataques de la piratería mallorquina, los mercaderes de Barcelona, Tarragona y Tortosa, ofrecieron sus navíos al rey D. Jaime para la conquista de Mallorca, que la acometió con caballeros del condado de Barcelona y una pequeña aportación de caballeros aragoneses, más interesados en la toma de Valencia.

Así, el 13 de Septiembre de 1229 se produjo la victoria de la batalla de Portopí, y la posterior represalia de los moros sobre cristianos indefensos en Palma. La represalia de las tropas españolas llevó a unos núcleos de resistencia en sierra Tramontana, que duraron hasta 1232, y al exilio o a la esclavitud a los moros supervivientes. Jaime I añadía a sus títulos el de rey de Mallorca. En Mallorca, sólo unos 50.000 moros consiguen quedarse inicialmente en régimen de capitulación. Se produce una colonización masiva de la isla con catalanes –al menos la mitad de los repobladores (sobre todo del Ampurdán y del Rosellón)–, languedocianos (1/4 del total), italianos (más o menos el 13%) y grupos menores de aragoneses y navarros.516

La gloria no culminó con la toma de Menorca, si bien por el tratado de Capdepera (1231) los menorquines aceptaron el vasallaje. El territorio balear, junto a los condados de Rosellón y Cerdaña, la ciudad de Montpellier y los señoríos de Omeladés y Carladés, sería entregado en herencia su segundo hijo, Jaime, y formarían el reino de Mallorca, iniciándose así un periodo de tensión interna que concluiría con su anexión a la Corona de Aragón en 1343, por parte de Pedro IV el Ceremonioso.

Con Jaime I en Baleares, el 24 de Septiembre de 1230 moría Alfonso IX de León, y le sucedía en el trono su hijo Fernando III, que tuvo que hacer valer sus derechos sucesorios ante sus hermanastras, con quienes firmó la “Concordia de Benavente”, que le dejaba expedita la corona. La artífice de este acuerdo fue, sin duda, Berenguela, la madre de Fernando III, que siempre actuó como protagonista cuando su hijo se encontraba en campaña.

En 1230, y para combatir a su sobrino, Al Mamun, emir de Marraquex, pidió ayuda a Fernando III, quién se la dio a cambio de diez plazas fuertes y de que construyese una iglesia en Marraquex donde los cristianos pudiesen ser llamados a toque de campana.517

Este fue el fin del poder almohade en España. Ibn Hub (o ben Hud) se sublevó, pero ya no tuvo que combatir a Al Mamun, que quedó en Marraquex. Combatía y era derrotado por las tropas españolas en 1230 en Jerez y en 1231 en Mérida.

En 1230 los almohades no tenían ninguna posesión en España, mientras León había llegado hasta más allá del Guadiana, y Castilla había iniciado la ocupación de Andalucía. Este mismo año 1230 subía al trono del reino de León, unificando así los dos reinos, que ya no volverían a separarse. 

Esta época confusa en Al Andalus estuvo ocupada por las terceras taifas. Se constituyeron nueve taifas, originadas por la astucia de sus respectivos reyezuelos, que se impusieron oportunamente: 

• Taifa de Arjona, que se convertiría en el Reino de Granada.
• Taifa de Baeza, de 1224 a 1226, conquistado por Castilla.
• Taifa de Alcira, Denia y Jativa, de 1224 a 1227, reconquistado por los Almohades.
• Taifa de Lorca, de 1240 a 1265, conquistado por Castilla.
• Taifa de Menorca, de 1228 a 1287, conquistado por Aragón.
• Taifa de Murcia, de 1228 a 1266, conquistado por Castilla.
• Taifa de Niebla, de 1234 a 1262, conquistado por Castilla.
• Taifa de Orihuela, de 1239 a 1250, repartida entre la Taifa de Murcia y Castilla.
• Taifa de Valencia, de 1228 a 1238, conquistado por Aragón.

La más sólida fue la de Murcia, cuyo reyezuelo Ibn Hud descendía de antiguos gobernadores de Zaragoza del siglo XI, y que en menos de un año extendió su dominio 
Por Almería, Granada, Málaga, Jaén, Córdoba, Sevilla, Mérida, Algeciras Gibraltar y Ceuta.518

Pero al ascender al trono Fernando III en 1230, con un reino unificado de Castilla y León, la estrella ascendente de Ibn Hub comenzó, cuando menos, a brillar con menos intensidad, y a perder territorios que engrosaban los de la España liberada.

Le siguió en poder Valencia, donde se proclamó emir Zayan ben Mandanish , que se proclamó en Onda en 1228, y que descendía del legendario rey Lobo. Se enfrentó a Ben Hud, momento que fue aprovechado por el rey Jaime I, que acabó tomando Valencia el 28 de Septiembre de 1238. 

La taifa de Menorca, existente desde 1228, en 1231 quedaba convertida en reino mudejar de Jaime I. Abu Utman ben Hakam la convirtió en un importante centro cultural. Desaparecería como tal en 1287.519

Arjona se encontraba bajo el poder de Ben Hub, pero el 16 de Julio de 1232 Muhammad I de Granada, conocido como al-Ahmar se proclama emir en Arjona520. En 1233 se le entregó Jaén, que veía cercanas las tropas españolas que habían tomado Úbeda, y a Ben Hub sin capacidad para defenderlos. Le siguió Guadix y Baza, y posteriormente Sevilla le rindió obediencia tras haber asesinado al cadi. Córdoba cambió dos veces de bando. Tras estos hechos, Alahmar se sometió a Ben Hud, que por su parte reconocía a aquel señor de Arjona, Jaén y Porcuna. En 1237 Alahmar es reconocido como emir en Granada,521 siendo reconocido como tal por las oligarquías de Guadix, Baza, Jaén, Málaga y Almería. 

En el norte se llevaba, además de esta guerra, otra. Sancho VII de Navarra no tenía descendencia y temía el ataque de Castilla, por lo que buscaba alianzas cerca de Aragón. Sancho VII y Jaime I firmaron en Tudela (1231) un tratado de prohijamiento por el que acordaban que aquel de los dos que sobreviviese al otro, ocuparía el reino sin obstáculos. Finalmente, a la muerte de Sancho, acaecida por enfermedad el 7 de Abril de 1234, Jaime I no ejercitaría su derecho, subiendo al trono su sobrino Teobaldo, hijo de su hermana Blanca, el 7 de abril de 1234, con lo que comenzó a reinar en Navarra la dinastía de Champaña.522

Teobaldo redujo la importancia de las tenencias como división territorial e implantó cuatro grandes distritos encomendados a merinos, a quienes atribuyó funciones fiscales y de orden público. Estableció sus leyes por escrito, elaborando un Cartulario Magno con todas ellas, e inició la compilación de las tradiciones jurídicas de la monarquía navarra conocida como "Fuero General".523

En 1232, cuando la Inquisición en Francia llevaba aplicando drásticos métodos en la persecución de la herejía albigense, que iban desde la confiscación y la cárcel hasta la amputación de la lengua y la quema en la hoguera, fue introducida en España por breve del papa Gregorio IX. No obstante, es de destacar que en el reinado de Enrique IV de Castilla (siglo XIV), no existía tribunal de la Inquisición, y el hecho lo muestra la queja de Alfonso de Espina, que auxilió a Álvaro de Luna, al lamentarse de la inexistencia de inquisidores.

La Corona de Aragón llevaba su marcha imparable, iniciando la conquista de la taifa de Valencia; en 1232 son tomadas Peñíscola y Burriana; Castellón en 1234. Se repuebla principalmente con personas provenientes de Aragón.

En esas fechas, 1234, se constituyó la taifa de Niebla, al mando de Mohamed ben Mahfuz, emir del Algarbe, que ocupaba las actuales Huelva, Serpa, Moura, el Algarbe, Faro, Tavira y Loulé. Fue atacado sin éxito por Ben Hud. Desapareció en 1262, conquistada por Alfonso X.

Jaime I de Aragón, que en 1235 había completado la toma de las Baleares con la conquista de Ibiza y Formentera, tomó Valencia en 1236 y la Castilla de Fernando III el Santo tomó Córdoba el mismo año y Sevilla en 1248. En Granada perduró el poder árabe con la fundación del reino nazarí, que no capituló hasta el 2 de enero de 1492, fecha que puso fin a la Reconquista.

Por otra parte, los condados de Urgell y Ampurias fueron comprados por el rey Jaime I de Aragón, a sus titulares Pedro de Portugal conde de Urgell, y al de Ampurias entre los años 1230 a 1235.524

El reino de Granada estaba dividido en circunscripciones territoriales y administrativas, denominadas tahas, y su ciudad principal, Granada, contaba con una población superior a los 165.000 habitantes, y logró mantenerse como entidad independiente gracias a las concesiones dadas a los castellanos, a la necesidad de éstos de consolidar sus conquistas y a los pactos con los benimerines del Magreb.525

Los reinos cristianos conocieron grandes avances en estas fechas, y había necesidad de repoblar. Para estas zonas la propiedad de las tierras y la jurisdicción sobre los pobladores fue concedida a ordenes militares, predominando la gran extensión conocida como maestrazgo.526

En Extremadura, como en La Mancha, se cede gran parte del territorio a las órdenes militares (Santiago, Alcántara y el Templo), pero se organiza otras tres ciudades de realengo con sus tierras y aldeas: Cáceres, Trujillo y Badajoz. La mayoría de los repobladores del oeste peninsular eran leoneses y gallegos.527 


La corona de Aragón conquista grandes extensiones de tierra pobladas por musulmanes que son integrados dentro de sus estructuras, manteniendo sus propiedades, lo cual acabaría aportando conflictos.

La conquista de Valencia, era un objetivo largamente tratado por Jaime I con los nobles aragoneses. Si las Baleares fueron reconquistadas principalmente por caballeros de los condados catalanes, Valencia fue encomendada principalmente a los caballeros aragoneses. En 1231, Jaime I se reunió con el noble Blasco de Alagón y el maestre de la Orden Militar del Hospital en Alcañiz para fijar un plan de conquista de las tierras valencianas. Lo primero que se tomó fueron dos enclaves montañosos: Morella, en 1232, aprovechando Blasco la debilidad de su gobierno musulmán; y Ares. En 1233 sigue Burriana y Peñíscola, produciéndose entonces un paréntesis.

En 1236 Fernando III conquistó Córdoba y Alahmar se hizo vasallo del rey castellano, lo que le permitió conservar su independencia. En 1238 Alahmar amplió sus dominios conquistando Granada. Pero en 1246 Fernando III tomaría Jaén, que era entregada en señal de vasallaje por Alahmar cuando éste “vínose a meter derechamente en su poder del rey don Fernando et en la su merced, et besol la mano et tornóse su uasallo en esta guisa, que feziese del et de la su tierra lo que fazer quisiese”. Un ovillo de relaciones que acabó siendo beneficioso para la causa hispánica. ¿Por qué accedió Fernando III a la creación del reino de Granada en lugar de continuar una Reconquista que se mostraba abierta al triunfo? Por la falta de población dispuesta a ocupar los territorios, sin duda. Ya habían pasado los tiempos de superpoblación en el reino de Asturias, donde debían ser cultivadas hasta las cumbres de las montañas. Ahora la extensión de terreno liberado facilitaba la molicie de los menos decididos. Eso explica que el rey santo optase por la creación de un reino feudatario: el de Granada.

Pero ¿qué hacían los más decididos? En este maremagno de actuaciones también tenía cabida la hazaña individual… o la de un número reducido de personas, como es el caso de la toma de Córdoba.

La toma de Córdoba en 1236 fue un hecho de audacia llevado a cabo por un puñado de soldados que, por su cuenta, una negra noche de enero lograron colarse en el arrabal de la Axarquía, matar a la guardia, y controlar los puestos de vigilancia. Acto seguido mandaron pedir ayuda al rey, que se encontraba en Benavente (distante 601 km por vias rápidas el año 2012, y en Enero de 1236, plagado de heladas, aguaceros, ríos…), y que partió de inmediato con cien caballeros, que se vieron incrementados por las órdenes militares. El rey llegaba a Córdoba el siete de Febrero. Le fueron entregadas las llaves y los musulmanes abandonaron la ciudad. Acto seguido, las campanas de Santiago que Almanzor hizo llevar a hombros de españoles hasta Córdoba, donde cumplían la función de lámparas, fueron transportadas a hombros de musulmanes hasta Santiago, para ser ubicadas en su lugar.

La repoblación de Córdoba fue lenta dada la ya exigua afluencia de inmigrantes, que proceden, el 60% del reino de Castilla; el 30% del reino de León y un 10% del resto de reinos españoles.528

Ben Hud se preparaba con fuerzas muy superiores, pero desconociendo las de Fernando y habiendo sido informado del ataque que Jaime I de Aragón estaba llevando a cabo sobre Valencia, decidió acudir a defender Valencia y dejó Córdoba a merced de Fernando, que vio cómo la población, veyendo commo la gente del rey don Fernando creçíe cada día et su fecho yua adelante, mouierónle pleytesía… et en la fiesta de los apóstoles sant Pedro et sant Pablo, la çipdad de Córdoua, a la que la estoria llama patriçia de los otras çipdades… fue dada al rey don Fernando.529

Sería el último viaje de Ben Hud (o Ben Hub), que sería asesinado en Almería por los participantes en el levantamiento de Alhamar Ben Nasr cuando iba a embarcar contra Jaime I. Este levantamiento provocó el nacimiento del reino de Granada y el declive imparable del reino musulmán de Murcia530 que, aislado del resto de Al Andalus, conoció distintos gobiernos hasta que fue conquistada en 1266, tras 23 años de rendimiento de parias.
A partir de 1236, Sancho II conquistó diversas ciudades en el Algarbe y en Alentejo, asegurando la posición portuguesa en la zona, pero los conflictos con la nobleza y con el clero ocasionaron su excomunión, lo que en 1246 comportaría una guerra con su hermano Alfonso.
Así mismo, entre 1237 y 1238 se realiza el avance hacia Sevilla: los leoneses ocupan Santaella, Hornachuelos (Córdoba), Mirabel (Cáceres) y Zafra (Badajoz), y los castellanos Aguilar, Cabra (Córdoba), Osuna, Cazalla de la Sierra y Morón (Sevilla). También los portugueses progresan hacia el sur, y pasan a su dominio Ayamonte, Mértola, Tavira y Cancela.531

En 1238 Muhammad I, Alhamar Ben Nasr tomó Granada, conformando así lo que sería su reino, que comprendía parte de las provincias actuales de Córdoba, Sevilla, Jaén y Cádiz, y la totalidad de Almería, Málaga y Granada, pero fue reduciéndose hasta que en el siglo XV abarcaba aproximadamente las provincias actuales de Granada, Almería y Málaga. Este mismo año atacaría Martos, que estaba en poder de Alvar Pérez de Castro.

Granada se convertiría de inmediato en la capital, y en un centro comercial y cultural de primer orden que llegó a contar con unos 165.000 habitantes y del que se conservan importantísimos edificios como la Alhambra y el Generalife, que, aprovechando construcciones anteriores, fueron comenzados a construir en 1240. En el Albaicín vivían los artesanos y el resto de la población, que se vio incrementada como consecuencia de las conquistas españolas, ocupó la parte llana hacia el sur.

La monarquía se mantuvo gracias a las concesiones a los castellanos, a la necesidad de éstos de consolidar sus conquistas y a los pactos con los benimerines del Magreb. Tampoco es de desdeñar las purgas llevadas a efecto en la administración, que llevaron a la muerte a un significativo número de personas, algunas de las cuales, como el cadí de Almería, habían facilitado el ascenso de Alhamar.

Sin campañas que desarrollar en España, Navarra se embarcó en una expedición a Tierra Santa.  En 1238 Teobaldo dirigió un ejército cruzado. A pesar de ser derrotado, las rencillas entre musulmanes le permitieron firmar la paz y obtener para los cristianos Jerusalén, Belén y Ascalón. Regresó de la cruzada a finales de 1240, pasando gran parte de su reinado viajando continuamente de Navarra a Champaña.532 Murió en 1253.

Dos años duró la campaña que dio por resultado la rendición de la Valencia el 9 de octubre de este año 1238.

En 1239 Jaime I es coronado rey de Valencia. El 30 de Diciembre de 1242 es tomada Alcira, lo que posibilitó la total reconquista de Valencia, ya que en esta ciudad existía el único puente sobre el Jucar. Jaime I obtuvo un gran triunfo sobre la nobleza aragonesa al convertir las tierras conquistadas en Valencia en un reino diferenciado, unido a la Corona de Aragón, respetando sus usos y costumbres y estableciendo los Fueros de Valencia. La creación del reino provocó una iracunda reacción de la nobleza aragonesa, que veía así imposibilitada la prolongación de sus señoríos en tierras valencianas.533

Jaime I llevaba así a efecto una política de control de la nobleza, evitando con ello un reforzamiento que podía resultar lesivo para la corona. Esto produjo gran enfado de la nobleza aragonesa, que argüía derechos sobre Valencia como pago a su aportación de efectivos humanos a la conquista y, no contenta con los repartimientos y privilegios obtenidos, logró en sus enfrentamientos con el monarca que éste aceptase la presencia de normativa jurídica aragonesa en muchos enclaves valencianos y, en consecuencia, admitiese este modo de influencia política de Aragón en territorio levantino.534

Los enfrentamientos con la nobleza estarían presentes durante todo el reinado de Jaime I, que veía cómo en el condado de Urgel, que permanecía independiente, se encendía la guerra civil cuando Álvaro I de Urgel iba a casarse, teniendo varias competidoras a esposa, Los enfrentamientos continuaron durante el reinado de su hijo Armengol X, hasta que fue vencido por Pedro III, a quién cedió el condado a cambio de 100.000 sueldos y de que su hija Teresa de Entenza casase con el infante Alfonso.

Y es que los nobles levantiscos ocasionaban constantes problemas. En 1242 también Fernando III tuvo enfrentamientos con Diego López de Haro, señor de Vizcaya, concluida la cual retomó la Reconquista, que nuevamente se vería paralizada ante una embajada de la tifa murciana que se presentó para rendir vasallaje. Firmaron el “Pacto de Alcaraz”, por el que los moros entregaban el alcázar de Murcia y todo el señorío menos las plazas de Lorca, Cartagena y Mula.535 Unos beneficios en Murcia que ocasionaban unas pérdidas en Andujar y Martos, ocasionadas por Alhamar.

A su castigo acudió el rey santo a comienzos del año 1243, cuando tomó la importante plaza de Arjona (primera capital del emirato), y siendo atacada Granada por su hermano Alfonso, que ocasionó grandes destrozos, no siguiendo la embestida porque acudieron a la defensa de Martos, que estaba siendo atacada por los moros.

Por su parte, Aragón continúa con la reconquista en una nueva etapa, que  abarca desde 1243 a 1245, llegándose a los límites estipulados en el tratado de Almizra (Actual Campo de Mirra, entre Beneixana y Biar, Alicante) en 1244, firmado entre Jaime I y el infante Alfonso (futuro Alfonso X de Castilla) para delimitar las áreas de expansión sobre territorio musulmán entre Castilla y la Corona de Aragón. Las tierras al sur de la línea Biar-Villajoyosa quedaron reservadas para Castilla (incluyendo el reino de Murcia), incorporándose al reino de Valencia por Jaime II de Aragón tras las Sentencias arbitrales de Torrellas (1304) y el tratado de Elche (1305).536

El tratado de Almizra fue un resultado interesante cuando los dos reyes hispánicos estaban a punto de darse batalla. Mediaron hombres de prudencia y se evitó el encuentro; dando pie a un tratado de límites que marcó el fin de la expansión aragonesa, el cual por haberse firmado en Almizra, es llamado comúnmente con este nombre.

Violante, o Yolanda, esposa de Jaime I, buscó para sus hijos e hijas matrimonios ilustres y pretendió romper la unidad del reino creada en tiempo de don Berenguer IV, para que sus hijos fuesen también reyes y condes independientes, primero en perjuicio de don Alfonso, el hijo del primer matrimonio del rey y Leonor de Castilla, hija de Alfonso VIII, después en perjuicio del mayor de los habidos en el segundo. 

Esta maléfica influencia de doña Violante sobre su marido y la debilidad de éste hicieron que don Jaime separase Aragón de Cataluña, nombrando sucesor suyo en aquél al infante don Alfonso y en éste a don Pedro. Para que los aragoneses juraran fidelidad y reconocimiento a su futuro soberano, los llamó a cortes en Daroca (en 1243) y entre los llamados figuraban los ciudadanos de Lérida, dando a entender con ello que Lérida formaba parte de Aragón.537 Pero luego, por decreto, desligó Lérida del reino de Aragón y señaló los linderos de ésta entre el Cinca desde sus fuentes hasta el Ebro y este río hasta Tortosa.

Estos extremos se establecieron mediante el testamento de 1247. En dicho documento, Jaime I legaba a Alfonso, hijo de su primer matrimonio con Leonor de Castilla, el reino de Aragón; para Pedro, fruto de su unión con Violante de Hungría, el condado de Barcelona, el reino de Mallorca y el condado de Ribagorza; y a Jaime y Fernando, hermanos de éste, respectivamente les correspondían el reino de Valencia y el condado de Rosellón. El descontento de Alfonso le hizo recurrir al monarca castellano y provocó una revuelta nobiliaria, solventada por las cortes de Alcañiz (1250), en las que se estableció que a Alfonso le corresponderán Aragón y Valencia; a Pedro, Cataluña y a Jaime el reino de Mallorca y el señorío de Montpellier.538 El conflicto con Alfonso se resolvería en 1260, ya que falleció, y un nuevo testamento sería el que llegaría a cumplirse: En su testamento de 1261, Jaime I de Aragón dispuso que los condados del Rosellón y la Cerdaña habían de pasar a formar parte del reino de Mallorca, que correspondería a su hijo Jaime, quedando separados de Aragón, Cataluña y Valencia que serían para Pedro III de Aragón (Pedro el Grande); a partir de entonces, el infante Jaime administra como veguer (una versión local del corregidor castellano) su futuro reino. Tras la muerte de Jaime I (1276), este testamento se puso en práctica y los condados del Rosellón y de Cerdaña pasaron a dominio de Jaime II de Mallorca (1276-1311), que convirtió a Perpiñán en la segunda capital del reino.

En 1245, la hambruna se había cebado sobre la población de Jaén. Mientras, las huestes del rey santo estaban nuevamente al asalto. Asoló el territorio entre Jaén y Granada sin que los moros osasen hacer frente. Finalmente cercó Jaén. Era la tercera vez que lo intentaban los ejércitos españoles en veinte años (1225 y 1230 fueron las ocasiones anteriores), y ésta sería la definitiva. Cesó la lucha en 1246. Jaén, y con él todo el valle del Guadalquivir, cayó en manos españolas, y con ello, la sumisión del reino nazarí que comportaba, además del pago de parias (150.000 maravedíes anuales), el vasallaje del reino y el compromiso de ayudar militarmente a Fernando III cuando fuesen requeridos. El pacto se firmó por veinte años, y las órdenes de Calatrava y de Santiago responderían de su seguridad.539

El vasallaje lo mostraría Mohamed I en la toma de Alcalá de Guadaira en noviembre de 1246, eslabón encaminado a la toma de Sevilla, así como Carmona, ambas de la taifa de Niebla .540
En 1246, Alfonso de Portugal comenzaba la guerra contra su hermano Sancho II, que huyó hacía el exilio en Toledo, ciudad en la que murió el cuatro de Enero de 1248, momento en el que ascendió al trono su hermano Alfonso III. Convocó las primeras cortes del reino en 1254, asamblea general compuesta por la nobleza, la clase media y representantes de todos los municipios. Dictó leyes que evitaban que la clase alta abusara de la población más desfavorecida. Recordado como un gran administrador, Alfonso III fundó diversas ciudades y reorganizó la administración pública, y continuó la Reconquista, que la acabaría en 1249 con la conquista de Faro, lo que ocasionó conflictos con Castilla, zanjados en el tratado de Badajoz de 1267.
El valle del Guadalquivir era reconquistado por Fernando III el Santo; Lora, Gerena, Alcalá del Río, y Sevilla nuevamente con el apoyo de Mohamed I de Granada, en 1248.

Sevilla se había convertido en la primera ciudad de Al Andalus, y contaba con una población de medio millón de personas.

La toma de Sevilla se realizó por tierra y por mar, con la fuerza naval del Cantábrico. Se inició en Agosto de 1247 con un sitio por tierra y por mar, ocasionando dramática escasez de víveres, lo cual llegó a extremo en enero de 1248. Finalmente, el 23 de Noviembre, capituló la ciudad, que fue abandonada por sus moradores y fue repoblada por población gallega, castellana y leonesa. Fernando III saldría muy enfermo de la toma de Sevilla. Moriría el día 30 de Mayo de 1252, y Mohamed I se portaría como un caballero, haciendo grandes señales de respeto. Y no era para menos, ya que Fernando III siempre mostró gran nobleza. Su tumba llevaría inscripciones en castellano, árabe, latín y hebreo541, que rezaban:  “AQUI YACE EL MUY ONRADO HERNANDO SEÑOR DE CASTIELLA, E DE TOLEDO, E DE LEON, E DE GALICIA, DE SEVILLA, DE CORDOVA, DE MURCIA, DE JAHEN, EL QUE CONQUISSO TODA ESPAÑA, EL MAS LEAL, EL MAS VERDADERO, EL MAS FRANCO, EL MAS ESFORZADO, EL MAS APUESTO, EL MAS GRANADO, EL MAS SOFRIDO, EL MAS HOMILDOSO, EL QUE MAS TEMIE A DIOS, EL QUE MAS LE FAZIE SERVICIO, EL QUE QUEBRANTO E DESTRUYO A TODOS SUS ENEMIGOS, EL QUE ALZO E ONRO TODOS SUS AMIGOS, E CONQUISSO LA CIUDAD DE SEVILLA, QUE ES CABEZA DE TODA ESPANYA, E PASSO EN EL POSTRIMERO DIA DE MAYO, EN LA ERA DE MIL E CC E NOVENTA"542

El Papa Clemente X lo canonizó en 1671, siendo el segundo rey español, considerando a San Hermenegildo como rey español, que es elevado a la santidad.

Fernando III trató de unificar y centralizar la administración de los reinos castellano y leonés, promovió la traducción del Fuero juzgo e impuso el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, la Iglesia y los nobles, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios.

En el ámbito cultural y religioso, mandó levantar las catedrales de Burgos y León. Se esmeró por que en su Corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario (su hijo el rey Alfonso el Sabio será un gran literato y declarará que su saber se lo debe en gran parte al interés que su padre tenía por que su instrucción fuera la mejor posible).543 Algo que resulta relevante en este aspecto es que en el reino de Granada se imitaban las costumbres españolas; así, cuenta Ben Al Jatib “los sultanes y las tropas suelen adoptar los trajes de los cristianos sus vecinos: sus armas son iguales, y lo mismo sus capas, tanto las de escarlata como las otras. Asimismo son idénticas sus banderas, sus sillas de montar y su manera de hacer la guerra con escudos y lanzas largas para alancear. No conocen las mazas ni los arcos de los árabes; antes, emplean los arcos cristianos para los asedios de las ciudades, y los infantes los utilizan en los lances de guerra.”544
El 1 de Junio, día del entierro del rey santo, era elevado al trono el rey sabio, Alfonso X, renovó los pactos con Mohamed I, si bien las relaciones no serían tan extraordinarias como con Fernando III, en parte motivado por las dificultades económicas que a partir de ese momento sufriría el reino de Castilla (no así el reino de León, que contaba con moneda distinta), y que debía ser cubierto por las parias pagadas por Granada, que ahora serían el doble de las pagadas en tiempo de Fernando III (250.0000 maravedíes anuales)545. También debía asistir a la prevista conquista de Ceuta, para la que Castilla y León preparaba una flota especial.

En el asunto de Ceuta no llegaron a un acuerdo, por lo que Mohamed I preparó por su cuenta el asalto, que acabaría en una estruendosa derrota, y reportaría malas consecuencias en su trato con Castilla-León.

En 1253 moría Teobaldo de Navarra y le sucedía Teobaldo II bajo la tutela de Jaime I. En su reinado hizo el primer censo de población, que dio una población de 150.000 almas. Murió en 1270, a la vuelta de una expedición en Tunez.

Este mismo año 1253, Jaime I de Aragón ocupaba Biar, terminando la Reconquista en 1287 con la toma de Menorca,546 y Alfonso X, sometería una última sublevación en Murcia en 1266. 

En las cortes de Toledo de 1254, a las que Muhamed I debía asistir, trataron asuntos que resultaron satisfactorios para Mohamed547.

El 16 de Agosto de 1257 era nombrado heredero al trono nazarí Mohamed II, hijo de Mohamed I, al parecer segundón, lo que ocasionó conflictos con el heredero de su hermano, fallecido con anterioridad.548
En 1258, mediante el tratado de Corbeil, Jaime finalizó las pretensiones sobre Occitania de los antiguos condes de Barcelona. Hasta ese momento, los ocho condados feudales de lo que hoy es Cataluña pagaban vasallaje a los reyes francos; a partir de ahora lo harían al reino de Aragón. La única excepción fue el Condado de Barcelona que, por el matrimonio del Conde  Ramón Berenguer IV en 1137 con Dª Petronila de Aragón, Barcelona quedó entonces incorporado a la Corona de Aragón  pero sin variar su condición de condado. Los 7 restantes condados (Besalú, Vallespir, Peralada, Ausona, Ampurias, Urgel y Cerdanya) mantuvieron su independencia hasta  1521, cuando el Rey de España  Carlos  I  nombró Virrey de Cataluña al Arzobispo de Tarragona, don Pedro Folch  de Cardona. El Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy lo forman, más todo lo que es la actual provincia de Lérida , más  una franja grande del río Ebro hasta el mar, que incluía a Tortosa como ciudad costera. Por lo tanto, podríamos decir que las ciudades importantes del Reino de Aragón eran Jaca (la primera capital que tuvo cuando aún era Condado), Huesca, Lérida, Zaragoza, Tortosa y Teruel. Todo eso era el territorio auténtico del reino cuya corona tenía don Jaime "el Conquistador".549

En el Tratado de Corbeil, en el que no consta para nada ninguna referencia a Cataluña, el actual territorio catalán está enmarcado como territorio francés. Los ocho condados autónomos de lo que es hoy Cataluña pagaban entonces vasallaje feudal a la corona francesa, y siguiendo los consejos de alguno “hombres buenos”, el rey francés Luis IX cede a Jaime I  de Aragón los condados de la parte española y Jaime I  le cede a Luis IX los condados de la parte francesa.550

El citado Tratado se inicia con estas palabras: ”Es universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia y el señor rey de Aragón, de las Mallorcas, y de Valencia, conde de Barcelona y Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc. son feudos suyos; y el señor rey de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc.” 551

Se deduce que los condados de la parte española estaban mejor relacionados con Aragón, y que los del sur de Francia, con el rey francés. Siguiendo consejos de “hombres buenos” el rey francés (Luis IX) cede a Jaime los condados de la parte española y el aragonés cede a Luis sus derechos en la parte francesa. Este es en síntesis el Tratado de Corbeil. Su importancia histórica transcendente es que se firma 29 años después de la reconquista de Mallorca y 20 de la de Valencia. 552

Después del Tratado, Jaime comenzó su labor legisladora comenzando por la moneda (1 de agosto, 1258. Jaime I legisla sobre la moneda de Barcelona), acercando políticamente los condados ya oficialmente feudatarios suyos. Con el tiempo todo el territorio se llamó Cataluña. 553

El territorio de los condados del Rosellón y Cerdaña, se dividía en veguerías: la veguería del Rosellón, con capital en Perpiñán se unió a la de Vallespir con el territorio de Illa que, hasta 1309 había formado parte de la del Conflent. La veguería de Conflent, con la capital en Vilafranca de Conflent, correspondía, aproximadamente, al actual Conflent con la veguería del Capcir; la veguería de Cerdaña tenía su capital en Puigcerdà con la veguería del Baridà y el territorio del Valle de Ribes disponía de su propia administración.554

Los últimos años del reinado agudizaron los conflictos político-sociales, asistiendo a la revuelta de la nobleza catalana en 1259, encabezada por el vizconde Ramón de Cardona y Fernando Sánchez de Castro (bastardo de Jaime I), motivada por las diferencias con el conde de Urgel, en tanto que en los años setenta asistimos a una auténtica guerra civil, cuando el rey se vea presionado por los partidarios del primogénito, el infante Pedro, y por los rebeldes encabezados por el bastardo Fernández de Castro.555

La nobleza levantisca era un problema existente tanto en Aragón como en Castilla, y los fueros que la amparaban le permitían dejar el servicio a la monarquía y prestárselo abiertamente a sus enemigos, y planteaba problemas como el exigir al rey que no tuviese en su consejo “letrados y legistas entendidos a quienes consultar.”556

En 1261 Alfonso X tomaba Jerez y la comarca del Guadalete, y en 1262, con apoyo nazarí, Niebla, taifa vasalla de Castilla. Esto debió alarmar a Mohamed I, que comenzó a urdir revueltas.557

En 1262 se produjo una revuelta de los mudéjares descontentos, auspiciada por Mohamed I, que ya veía cercano el final de la tregua de veinte años firmada con Fernando III en 1246. Las relaciones con Alfonso X contrastaban con las tenidas con Fernando III.

Mohamed I pidió ayuda a los benimerines, que el año 1263 desembarcaron en Tarifa tres mil jinetes al mando de Abdala ben Idris, y que aguardaron en Málaga el estallido de la revuelta mudejar.558 La rebelión, que cogió desprevenido a Alfonso X, conoció varios focos, principalmente centrada en Jerez y su comarca y en la taifa de Murcia, estaba perfectamente coordinada, consiguiendo victorias a destacar en Osuna y en Baena, e incursiones en Baeza, Úbeda y Quesada. En Jerez tomaron el alcázar.559

Las noticias musulmanas dicen que volvieron al poder musulmán treinta y dos localidades, y que Alfonso X desenterró el cuerpo de su padre de su sepultura en Sevilla y lo llevó a Toledo, y el Llibre del Fets afirma que en tres semanas se perdieron trescientos lugares, entre ciudades, villas grandes y castillos. Y las matanzas, según  relatan las fuentes árabes, fueron descomunales.560

Las noticias castellanas dicen lo siguiente: “los que habían fincado en el reyno de Murcia alzáronse contra el rey don Alfonso e cobraron algunos de los castillos que tenían los cristianos. E otrosí los moros que avían fincado en Xerez e en Arcos, e en Lebrija e en Utrera, alzáronse contra el rey don Alfonso, e el rey de Granada comenzó a facer la guerra mucho afincada… E eso mesmo hicieron los moros de cada uno de los otros lugares a los alcaldes que estaban por el rey don Alfonso en los castillos, señaladamente en el regno de Murcia.”561

La revuelta duró tres años, hasta 1266, y fue tan intensa en Murcia como lo fue en el occidente. En Murcia, el hijo de Ben Hud tomó el control de la situación y encabezó la revuelta, llegando a reconocer la autoridad de Mohamed I.

Pero la sedición en el bando moro estaba sembrada; los benimerines exigían la posesión de las plazas tomadas, el mando exclusivo de las tropas y remuneraciones en dinero, lo que propició el incomodo de las tropas andalusíes, lo que unido a los problemas sucesorios ponía palos en las ruedas de los intereses musulmanes. Málaga, Comares, Guadix y Ronda pidieron ayuda a Castilla en 1266.

Castilla-León se repuso y reinició la reconquista de lo perdido. El 9 de Octubre de 1264, tras cinco meses de sitio, se recuperaba Jerez, y tras ella fueron cayendo Vejer, Medina Sidonia, Rota, Sanlúcar, Arcos,.. Y ya en 1265 “vinieron mandaderos de los arrayanes de Málaga e Guadix, que eran en el reyno de Granada muy poderosos, e dijeron al Rey que fuese la su merced de ayudar e amparar aquellos arrayanes, e que ellos avían villas e castillos e muchos caballeros con que farían servicio al rey don Alfonso contra el rey de Granada”.562 Con estos repuestos inesperados, sitiaron Granada y Mohamed I se vio obligado a solicitar tregua, mientras en Murcia seguía ardiendo la rebelión563, que no cesaría hasta 1266, cuando Jaime I de Aragón, que tomó de los castillos que la defendían, posibilitó la entrada de Alfonso X el día 1 de Febrero de 1266.

Violante, esposa de Fernando, había pedido ayuda a su padre, Jaime I, que envió un ejército al mando del futuro Pedro III el Grande, que venció a Ben Hud y dejó 10.000 aragoneses para repoblar.

En 1265 ve la luz el Código de las Siete Partidas, la más imponente codificación de derecho real del Medievo central. El libro, destinado a echar los fundamentos de un Estado monárquico, asocia prescripciones legislativas y consideraciones de orden social y político.564

En Navarra, a la muerte de Teobaldo II en 1279, le sucedió Enrique I, su hermano, que prestó homenaje feudal a Felipe el atrevido de Francia. Murió de obesidad en 1274, y fue sucedido por su hija Juana I, que contaba 18 meses de edad, y sería casada con Felipe IV el hermoso de Francia, quedando ligado el reino a los destinos de Francia. En Navarra, el régimen francés acentuó el antijudaísmo, limitando la acción de los hebreos al establecer que en sus préstamos sólo recibirían lo prestado, sin ningún tipo de interés.

Con la toma de Murcia no terminaban los problemas para Alfonso X, que veía cómo los nobles, molestos por la legislación que les privaba de sus privilegios, se aliaban con Mohamed I. Felipe, hermano del rey, y Nuño González de Lara eran los cabecillas de la rebelión, que alcanzaba a unos 1200 ricos hombres de las casas de Lara, Castro, Haro y Camero565. Fueron acogidos por Mohamed I a finales de 1272, pero moría el emir el 21 de Enero de 1273, tras un gobierno de 42 años.

Le heredaría su hijo Boabdil, Mohamed II, no sin conflictos sucesorios, que fueron salvados por los renegados españoles, que le apoyaron mientras él negociaba con Alfonso X su apoyo a aquellos, y su vasallaje a Castilla. Al mismo tiempo Castilla apoyaba a los rivales de Mohamed II y los benimerines se disponían a intervenir apoyando al rival de Mohamed II, lo que fue frenado gracias a una carta que dejó escrita Mohamed I antes de morir, y dirigida a los benimerines.566
En el año 1265 Jaime I de Aragón crea para la ciudad de Barcelona el “CONSELL DE CENT", Ayuntamiento de Barcelona, ciudad y condado que hasta esta fecha había sido propiedad feudal de Jaime I de Aragón, con sus ciudadanos súbditos feudales sin ningún derecho civil, sujetos a los “Usatges” (escritos en lemosín, no en catalán) código feudal de Barcelona (no de Cataluña) que les había dado Ramón Berenguer I.567
Por su parte, Jaime I embarcó en 1269 a Tierra Santa, solicitado por el Khan de los tártaros y por el emperador de Constantinopla para luchar con ellos contra los turcos, pero la expedición fracasó en el mar, y se vio obligado a renunciar a la empresa… O Jaime I no estimó oportuno participar, y se volvió. 

Los conflictos con los judíos seguían larvados en los reinos hispánicos, donde se había llevado una política de asimilación que había resultado ineficaz. Jaime I desarrolla una intensa labor de proselitimo, especialmente entre los años 1263 a 1265, mientras su yerno Alfonso prohíbe a los judíos “yacer con cristianas ni tener siervos bautizados”.

Por otra parte, La voz popular acusaba a los judíos de crímenes y profanaciones inauditas. «Oyemos decir, escribe el legislador, que en algunos lugares los judíos ficieron et facen el dia de Viernes Sancto remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesu Christo, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, e faciendo imágenes de cera, et crucificándolas, quando los niños non pueden aver.» Gonzalo de Berceo, en los Milagros de Nuestra Señora, y el mismo D. Alonso, en las Cantigas, habían consignado una tradición toledana muy semejante.568

En 1275 se sublevaron los mudéjares valencianos y Jaime I fue en persona a sofocar la revuelta. El Conquistador fue derrotado por los moros en Llutxent (junio de 1276), falleciendo el 27 de Julio de 1276 a los 71 años, tras sesenta y tres de reinado. Sería enterrado en el monasterio de Poblet, dejando un reino con confrontaciones armadas y una población de 200.000 musulmanes y 30.000 cristianos en el Reino de Valencia, y una importante minoría judía.569

Cuando las continuas divisiones de los reinos en función de matrimonios, testamentos y repartos desborda el malestar nobiliario, la oposición al heredero del trono se materializa en la alianza y confederación de una parte de la nobleza con un bastardo de Jaime I, don Ferrán Sánchez, asesinado en el Cinca. Conflicto que desemboca en un enfrentamiento frontal contra la monarquía tras morir el Conquistador, cuando accede al trono Pedro III y los nobles consiguen arrancarle en 1283 el Privilegio General y, unos años más tarde, en 1287, también logran obtener de su sucesor Alfonso III el Privilegio de la Unión.570
En el ámbito jurídico, los Fueros de Aragón superaban el derecho consuetudinario por un marco más amplio de reminiscencias romanistas. La obra la encargó Jaime I al obispo de Huesca, el jurista Vidal de Cañellas, promulgándose en las Cortes de Huesca de 1247, sustituyendo a tradiciones jurídicas locales como el fuero de Jaca. En Cataluña, la protección de la monarquía permitió el triunfo de los Usatges de Barcelona y su difusión territorial por Cataluña a mediados del siglo XIII. También Jaime I otorgó a Valencia una ordenación político-administrativa, la Costum (1240), de carácter municipal, que fueron revisadas en 1251. Los Foris et consuetudines Valentiae fueron confirmados por el rey en 1271 y se fueron extendiendo por todo el reino, a pesar de la oposición de la nobleza aragonesa, deseosa de mantener su legislación, lo que generó una pugna foral no resuelta hasta 1329 con el triunfo de los fueros valencianos.571
Es de destacar en Jaime I el impulso dado al comercio y a la política africana, la redacción del Llibre del Consolat de mar, primer código de costumbres marítimas; su protección a los judíos; las reformas monetarias, con la introducción del grueso de Montpellier y la creación de monedas propias en Valencia y Mallorca; su intervención en el movimiento jurídico, muy intenso, con figuras como Raimundo de Penyafort o Vidal de Cañellas, con el impulso dado al Derecho romano; el impulso dado a las instituciones generales, como las cortes, y municipales; el progreso de las letras catalanas, con el rey como protagonista en esa gran obra que es el Llibre dels Feits, primera gran crónica catalana medieval, escrita o dictada por el rey, en estilo autobiográfico.572
Por otra parte, en cuanto a movimientos sociales, es de destacar que la Reconquista de Andalucía, excepto Granada, provocó migración hacía las tierras recién conquistadas, que aunque sensiblemente inferior a las repoblaciones anteriores, provocó una crisis en el campo castellano que comportó una bajada de producción y una subida de precios, mientras que otro tanto sucedía en el reino de Aragón con la repoblación de Valencia. 

En Andalucía cesará el flujo migratorio entre los años 1275 y 1285 debido a las dificultades políticas y militares –guerra civil castellana y ataques de los musulmanes meriníes en el valle del Guadalquivir– y el cambio de la tendencia demográfica.573

Al propio tiempo, la ganadería conoce un gran desarrollo gracias a la demanda de lana para la confección. En 1273 todos los ganaderos de León y Castilla se unifican y constituyen una sola junta de la mesta llamada el Concejo de las Mestas y Alfonso X le concede una serie de privilegios.


Capítulo Décimo

Desde 1276 a la muerte de Jaime I hasta 1327 a la muerte de Jaime II de Aragón

Cesáreo Jarabo


En 1274, en el concilio celebrado en Lyon, se produjeron largas discusiones de cara a la formación de una cruzada a Tierra Santa; llegado un momento de vanas discusiones, se levantó el rey Jaime y se despidió diciendo: "Barones, ya podemos marcharnos: hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España".574

A la muerte de Jaime I en 1276 le sucedía en los títulos de rey de Aragón, rey de Valencia y conde de Barcelona su hijo Pedro III, llamado el Grande, y como rey de Mallorca, Rosellón, Vallespir, Conflent, Carlades, Omelades y la Ciudad y Baronía de Montpellier, en el sur de Francia, quedaba Jaime II.

Pedro III  centró su reinado en la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y para ello aprovechó su matrimonio con Constanza de Sicilia para reivindicar la corona siciliana, que se encontraba bajo la soberanía de Carlos de Anjou con el apoyo del papa Clemente IV.

En 1266 Carlos de Anjou, hermano de Luis IX de Francia, fue alentado por Clemente IV, y con el apoyo de su hermano y del poderoso partido papista de los güelfos, conquistó la isla instaurando una tiranía que obligó a los sicilianos a pedir apoyo a Pedro III. 

En 1274, a la muerte de Enrique I, accedía al trono de Navarra Juana I, con 18 meses de edad. Castellanos, aragoneses y franceses presionaron por  casarse con la heredera e incorporar así el reino a sus dominios. Isabel, la madre de Juana, era francesa, hija del fallecido rey Luis IX, por lo que pidió ayuda a su hermano Felipe III de Francia. El monarca decidió casarla con su hijo Felipe, cuando ella tenía 11 años y él 16, anticipándose a Alfonso X el Sabio, que deseaba casarla con su hijo. De ese modo, Felipe el Hermoso se convirtió en el rey Felipe I de Navarra, conde de Champaña y de Brie. La historia del reino de Navarra queda, desde este momento, unida a la historia del reino de Francia. Sería reina de Francia entre 1285 y 1305, debido a su boda con el entonces futuro Felipe IV "el Hermoso" de Francia. Hija de Enrique I y de Blanca de Artois. Fue la última reina de la casa de Champaña. Durante su reinado se produjo la persecución y exterminio de la Orden del Temple, mientras que Navarra consiguió a duras penas mantener su fuero.575

En 1275 el rey de Granada indicaba a los benimerines que tenían posibilidades de éxito en su lucha contra España, y les cedía los puestos de Algeciras y de Tarifa. El 31 de Marzo se producía el desembarco de Abu Zayan al mando de los benimerines en Tarifa. 

En 1279 moría Alfonso III de Portugal y subía al trono su hijo Dionisio I, fruto del matrimonio de aquel con Beatriz de Castilla, hija natural de Alfonso X el sabio, que no teniendo tierras que seguir conquistando a los moros, se dedicó a la administración de su reino.
La prioridad principal del gobierno de Dionisio fue la organización del país. Siguió las políticas de su padre en los temas de legislación y centralización del poder. Promulgó el núcleo de la legislación civil y criminal portuguesa, protegiendo a las clases bajas de los abusos y la extorsión. Viajó por todo el país, arreglando las situaciones injustas y resolviendo los problemas. Ordenó la construcción de numerosos castillos, creó nuevas ciudades y garantizó los privilegios de numerosas villas. Junto a su esposa, la princesa Isabel de Aragón, Dionisio trabajo para mejorar la vida de los más desfavorecidos y fundó diversas instituciones sociales, impulsó la minería, la exportación y la marina. Su principal preocupación fue el desarrollo y promoción de las infraestructuras rurales, de ahí su apodo de El Labrador. Redistribuyó las tierras, promocionó la agricultura, organizó comités de agricultores y tuvo especial interés en el desarrollo de las exportaciones. Instituyó mercados fijos en numerosas ciudades y reguló sus actividades, así como desarrolló la cultura, en la que destacaba como poeta, y fundó la universidad de Coimbra.576
Este mismo año 1279 una flota de la corona aragonesa, al mando de Conrado Lanza, recorre en 1279 las costas africanas para restablecer la soberanía feudal de Aragón sobre Túnez, que la muerte del emir Muhammad I al-Mustansir había debilitado. Posteriormente, en 1281, Pedro III armó una flota para invadir Túnez y solicitó al recién elegido papa Martín IV una bula que declarara la operación militar como cruzada; pero el papa, de origen francés y partidario de Carlos de Anjou, se la negó. Cuando la flota se disponía a zarpar, tuvieron lugar en Sicilia los acontecimientos conocidos como las Vísperas sicilianas que provocaron la expulsión de la isla, tras una gran matanza, de los franceses. El 31 de marzo de 1282, los sicilianos se sublevaron. A la hora de las vísperas (la oración de la tarde), como un solo hombre, los sicilianos se lanzaron contra los franceses. Todo francés, o cualquiera que pareciera francés, que los isleños pudieron atrapar, fue muerto sin ninguna averiguación. Los sicilianos enviaron entonces una embajada a Pedro III ofreciéndole la corona siciliana, a la que tenía derecho gracias a su matrimonio. El rey aragonés puso entonces su flota rumbo a Sicilia, donde arribó el 30 de agosto de 1282 y donde fue coronado rey en la ciudad de Palermo.577

Pero esta actuación de Pedro III sería respondida por parte del papa Martín IV con la excomunión y la proclamación de una cruzada contra Aragón al tiempo que investía como rey a Carlos de Valois, hijo del rey de Francia, quién llegó a tomar Gerona. Una victoria naval llevada a cabo por Roger de Lauria sobre la flota francesa hizo que los franceses tuviesen que retirarse.

Tras su gran victoria, Pedro III se dispuso a enfrentarse a su hermano Jaime II y a su sobrino el rey Sancho IV de Castilla, que no le habían prestado apoyo durante su conflicto con los franceses, pero su prematura muerte, el 11 de noviembre de 1285, lo impidió. Fue el primer rey de Aragón enterrado en Santes Creus. La fidelidad de Sicilia quedó pronto en entredicho, y ya en 1283 se produjo en Sicilia un levantamiento antiaragonés, que se reproduciría en 1285. Le sustituiría en el trono de Aragón su hijo Alfonso III, y en el de Sicilia su hijo Jaime II.

Tras la conquista de Sicilia por Pedro el Grande, Jaime II de Mallorca no supo o no pudo manejarse en el torbellino de acontecimientos que se desataron en los años inmediatos; la desesperación le condujo a aliarse con los Capetos cuando programan la invasión de Cataluña578

En 1282 Sancho, hijo de Alfonso X y buena parte de la nobleza del reino se rebeló al ser desposeído aquel de su calidad de heredero, en virtud de lo estipulado en las Siete Partidas, llegando a desposeer a Alfonso X de sus poderes, aunque no del título de rey. Sólo Sevilla, Murcia y Badajoz permanecieron fieles al viejo monarca. Alfonso maldijo a su hijo, a quien desheredó en su testamento, y ayudado por sus antiguos enemigos los benimerines, empezó a recuperar su posición, y sirviéndose de este enfrentamiento, los benimerines miraron más por su propio interés.

En este contexto de fuerte inestabilidad política, de continuos enfrentamientos
por el acceso al trono y de incremento de la violencia nobiliaria como respuesta a la caída de sus rentas tiene lugar el nacimiento de las Hermandades, que en distintos momentos, se presentarán como un movimiento capaz de generar un
programa político propio, y que tendrán un desarrollo especial en el siglo XV.579

Abu Yusuf “continuó su marcha, asesinando, pillando y destruyendo castillos y aldeas, incendiando las cosechas, arrasando los árboles y trastornándolo todo, en dirección a Jerez, sin que ningún cristiano fuese capaz de detenerle, ni aún osase ponerse en su presencia.”580 El empuje fue de tal calibre que acabaron venciendo y matando al adelantado, don Nuño, en Écija.

Ante semejante empuje, el infante don Sancho, hijo de Jaime I y obispo de Toledo salió al encuentro de los moros, por quienes fue asesinado una vez vencido en batalla. Los benimerines habían entraron con empuje, desolando el valle del Guadalquivir y llegando a tacar incluso Madrid, pero los efectos de la invasión no revistieron la importancia de las anteriores invasiones.

Cuando cada vez más nobles y ciudades rebeldes iban abandonando la facción de Sancho, murió el Rey Sabio en Sevilla, el 4 de abril de 1284.581 

Dejaba en herencia el rey sabio, además de la puerta abierta a los benimerines, un crudo conflicto con la nobleza, que ya había perpetrado importantes asonadas, como era, quizá para compensar la alianza de Alfonso con Ben Yusuf, prestar vasallaje a Ben Alahmar. Entre ellos, familias de realengo: el primero, Felipe, hijo de Fernando III, Lope Díaz de Haro, Álvar Díaz de Asturias, Lope de Mendoza, Gil Gómez de Roa, y otros que se ofrecieron al rey de Granada “que vos ayudemos con nuestros cuerpos e con nuestros omes e con nuestro poder en la guerra que oviéredes con él”.582 Esta posición de la nobleza tendría graves consecuencias, especialmente durante el reinado de Sancho IV y de Fernando IV, marcado por una profunda inestabilidad política, y por la invasión de los benimerines, puesta en bandeja por el propio Alfonso X.

Afortunadamente en esta ocasión no encontraron los nuevos invasores las facilidades encontradas en el 711, ni las que se encontraron almorávides y almohades. En esta ocasión, la alianza que encontraron en el reino de Granada fue circunstancial, y la unión de los reinos hispánicos impidió el éxito tenido por los anteriores invasores.

El 12 de Mayo del mismo año 1284, a pesar de la maldición de su padre, ascendía al trono de Castilla y León Sancho IV, segundogénito de Alfonso X, que era nieto de Jaime I y admirador de la cultura árabe y judía, pero tuvo que hacer frente a  Alfonso de la Cerda, hijo de Fernando, su hermano, el primogénito de Alfonso X, que había fallecido en combate en 1275, y conforme a las Siete Partidas le correspondía la corona. Sancho IV fue reconocido por la mayoría de los pueblos y de los nobles, pero al mismo tiempo hubo un grupo bastante numeroso de partidarios de los Infantes de la Cerda. Durante todo el reinado de este monarca hubo luchas internas y peleas por alcanzar el poder. Uno de los personajes que más discordias provocó fue el infante don Juan (hermano de Alfonso X), el perturbador del reino en tiempos de Sancho el Bravo, el aliado del rey de Marruecos contra su hermano, el que asesinó al hijo de Guzmán el Bueno y a su causa se unió el noble don Lope Díaz III de Haro, VIII Señor de Vizcaya.

La cuestión del dominio de Urgel, que permanecía independiente, provocó dos revueltas nobiliarias durante el reinado de Pedro el Grande que el rey consiguió dominar.

El 15 de Abril de 1285, una nueva asonada llego por Tarifa, y al frente de la misma, nuevamente, Abu Yusuf. “Cuando el país entero fue destrozado, y se apoderaron de todas las cosechas y fueron cortados los árboles y saqueadas las casas y nada útil quedó a los cristianos –Alá los confunda- habían armado una flota para impedirle el paso del estrecho… (pero) Cuando los cristianos… se aseguraron del número de la fuerza de los navíos de los creyentes, temieron ser aplastados y huyeron sin esperar la llegada de la flota musulmana… Sin embargo, Sancho, rey de los cristianos, viendo  a su país arruinado, muertos sus guerreros y sus mujeres cautivas, al saber que las naves enviadas para interceptar el paso del estrecho habían huido derrotadas, envió su sumisión y entró en el camino de la paz y la humildad.”583

Abu Yusuf impuso para la paz que “no se opondrá ningún obstáculo a los negocios de los musulmanes en el país cristiano, ni a su navegación en todos sus puertos. Ningún musulmán será inquietado por tierra o por mar… El rey Sancho estará bajo mi soberanía y sometido a mis órdenes sin restricción. Los musulmanes viajarán y comerciarán libremente de día y de noche, por todas partes, sin ser molestados, detenidos ni sometidos a ningún impuesto ni gabela, ni al pago de un solo dinar ni de un solo dirham. El rey Sancho no se mezclará, ni de palabra, en los asuntos de los musulmanes y no hará guerra a ninguno de ellos.”584 Además le señalaba que no se aliase con Ben Alahmar de Granada.

En la guerra civil que padecía Castilla, Sancho IV venció a su tío y lo perdonó, pero al poco tiempo volvió a sublevarse, ocasionando el conflicto de Tarifa (Cádiz). Don Juan llamó en su ayuda a los benimerines de Marruecos y sitiaron la plaza que estaba defendida por su gobernador Guzmán el Bueno, señor de León. Allí ocurrió el famoso acto heroico y la muerte inocente del hijo de Guzmán. La plaza de Tarifa fue fielmente defendida y los benimerines regresaron a su lugar de origen. Se desbarataron de esta manera los planes del infante don Juan y los del sultán de Marruecos, que pretendía una invasión. Cuando finalizando el siglo XIII subió al trono de Aragón Jaime II hubo un acercamiento con Sancho IV y los dos reyes, unidos, dieron un nuevo impulso a la Reconquista. 585 Moría el 25 de Abril de 1295 en Toledo y le sucedía  su hijo Fernando IV “el emplazado”, que contaba diez años de edad, bajo la regencia de su madre, María de Molina. Era nieto de Alfonso X y de Jaime I, pero no era hijo legítimo, por lo que tres banderías se disputaban el reino, su tío Juan, Enrique, hijo de Fernando III, y por su abuela Violante de Hungría. Aragón, Portugal y Francia aprovecharon la ocasión en su propio beneficio. Al mismo tiempo, Diego López V de Haro, señor de Vizcaya, Nuño González de Lara, y Juan Núñez de Lara el Menor, entre otros muchos, sembraban la confusión y la anarquía en el reino de Castilla y León.

Lo que más confundió a la regente, María de Molina, fue la actuación de los Lara, a quienes el rey Sancho, en lecho de muerte, había encomendado que no abandonasen nunca a su hijo, a quienes reunió también el Gran Maestre de Calatrava, quienes apoyaron los intereses de López de Haro que reclamaba el señorío de Vizcaya,586 a lo que la reina se vio forzada a acceder.

Pero las actuaciones en general mostraban un reino con profundas discrepancias; así, Enrique, el tío del rey, provocaba que la familia real no fuese recibida en Valladolid, donde habían sido convocadas cortes al haber extendido el bulo de que la reina quería imponer unos impuestos nuevos a la población. Finalmente dejaron entrar a la reina, sin comitiva, y fueron aprobadas cortes, siendo reconocido rey Fernando.

Las cortes, como en el reinado de Alfonso X, seguían votando servicios extraordinarios en los casos de apuro a petición del monarca, y Fernando IV, en años sucesivos, incurrió en los mismos errores de administración que su padre, mandando acuñar moneda de baja ley, produciendo los mismos efectos de esconderse los caudales, de escasear y encarecer los artículos  y de disminuir los valores de las rentas públicas.587

Entre las décadas finales del siglo XIII y las primeras del XIV, Cataluña vivió épocas de gran plenitud, en las que experimentó un fuerte crecimiento demográfico y Aragón una expansión marítima por el Mediterráneo. Esta época coincide con los reinados de Pedro III el Grande, que invadió Sicilia (1282) y tuvo que defenderse de una cruzada francesa contra Cataluña, y de Jaime II de Mallorca, a quién combatió su hijo Alfonso. El poderío aragonés alcanzó su máxima expansión económica en la Edad Media. Sin embargo, desde el segundo cuarto del siglo XIV se inició un cambio de signo para Cataluña, marcado por la sucesión de catástrofes naturales y crisis demográficas, el estancamiento y recesión de la economía catalana y el surgimiento de tensiones sociales.

Al morir Pedro III el Grande en 1285, le sucedió en el trono de Aragón su hijo Alfonso III; y en el trono de Sicilia, Jaime I. Pedro III conquistaría Ibiza y Mallorca en 1285, coronándose rey de Mallorca y conde de Rosellón y Cerdaña (este fue el precio pagado por su hermano Jaime II por aliarse con los Capetos). Toda la familia real mallorquina, menos el rey, fue apresada por Pedro III. Finalmente Sancho, y su hermano Jaime lograrían huir a París.

En el curso de esta campaña es cuando falleció Pedro III, por lo que su coronación se celebró el 2 de Febrero del año siguiente, continuando con la conquista de Menorca el 17 de Enero de 1287, destronando al gobernador vasallo Abu Umar, que había convertido la isla en un nido de piratas, y reduciendo a la población a la esclavitud. Fue repoblada con colonos catalanes. La toma de Menorca reavivó el conflicto con Jaime II de Mallorca, que continuaba con el título, aunque reinando sólo en Rosellón y Coflent.
En Noviembre de 1285 Roger de Lauria toma Mallorca para Aragón, y en enero de 1287 era tomada Menorca con la participación de la armada siciliana al tiempo que se debía hacer frente a los corsarios genoveses. Era natural de Sicilia, y su familia, gibelina, enemiga de los angevinos. En los combates navales de los que salió siempre vencedor tomó preso al pretendiente del reino, Carlos de Salerno, el futuro Carlos II. Murió en 1305.
En 1287 Sicilia y Aragón compartían feudo sobre Túnez, mientras los genoveses procuraban entorpecer las relaciones existentes entre Aragón y Sicilia. Por su parte, las tropas del papa Honorio IV intentaban la invasión de Sicilia, que fue rechazada por las tropas de Jaime I de Sicilia. Jaime por tierra y Roger de Lauria por mar derrotaron a las tropas papales. Pero Alfonso se retiraba de los asuntos sicilianos.
Por otra parte, en 1287, una alianza de Jaime II de Mallorca (tío de Alfonso III), con potentados del Rosellón y del papado, pusieron en alerta a Alfonso III, que temía una invasión, que se llevó a efecto en el Ampurdán y en Aragón. Por su parte, Castilla se aliaba con Francia contra Aragón. Venció a Felipe III de Francia en Panisars.
El hecho de haber sido coronado sin pasar antes por las cortes ocasionó graves conflictos a Alfonso III, lo que le llevó, en 1288 a conceder el Privilegio General de la Unión, por el cual prometía convocar anualmente, en Zaragoza, Cortes que serían las que designarían el Consejo del rey, y no proceder contra la Unión sin previa sentencia del Justicia del reino y del permiso de las Cortes. Si el rey obraba en contra de lo estipulado en este documento, los nobles podían “desnaturarse” (negar la obediencia y elegir otro soberano sin incurrir en nota de infidelidad). Esta condición dio motivo a Alfonso III a decir: “Que había en Aragón tantos reyes como ricoshombres”. Pero en 1289, con el apoyo de los estamentos valencianos y catalanes logró reforzar el poder de la monarquía, y en 1291 una sentencia del Justicia propició la revocación de la Unión, asó como la pérdida de los feudos y el destierro de los autores de la Unión.588

El Privilegio General de la Unión, según el historiador Modesto Lafuente y Juan Valera, “venía a ser ya una especie de república aristocrática  con un presidente hereditario, que a tal equivalía entonces el rey”. Y no podemos pensar menos, cuando los de la Unión exigían “que revoquéis las donaciones contra fuero de vuestros antecesores; que satisfagáis todas nuestras demandas y reparéis todos nuestros agravios; y si así no lo hiciereis, embargaremos todos los derechos y rentas reales, estrecharemos nuestra confederación y hermandad contra vos, os resistiremos con todas nuestras fuerzas, castigaremos a muerte como traidor al que falte a esta unión y la quebrare, dejaréis de ser nuestro rey y buscaremos a otro a quién servir para haceros guerra”.589 Y no quedaba el asunto ahí, sino que la Unión tenía facultad para convocar cortes, y en su poder quedaban una serie de castillos, amén de ser las encargadas de nombrar el personal de la corte.
En ese mismo sentido, gremios y parroquias intervendrían en la elección de las más altas instancias de la administración municipal. La nobleza habría quedado relegada, desde el mismo momento de la conquista del reino, de la dirección de los designios ciudadanos. No obstante, desde 1321-29 poseía cierto peso político en el Consell.590

Alfonso III llevó a cabo una política anticastellana continuando la política de su padre Pedro III debido a la pasividad que mantuvo Sancho IV de Castilla frente al ataque francés de 1285. Favoreció a Alfonso y Juan, infantes de la Cerda, en sus pretensiones al trono castellano acogiéndolos en sus dominios, y llegando a coronar al mayor de éstos, Alfonso, como rey de Castilla y de León en Jaca en septiembre de 1288 y saliendo fiador de éste en sus tratos con el rey de Granada. Este apoyo a los infantes de la Cerda desembocó en varias luchas fronterizas en abril-junio de 1289, septiembre de 1290 y febrero de 1291, tras haber pactado un tratado de amistad con los benimerines. En compensación Alfonso de la Cerda se comprometía a ceder el reino de Murcia a Alfonso III, pero tal cesión nunca fue efectiva. Dichos infantes basaban sus pretensiones en la ilegalidad del matrimonio de Sancho IV de Castilla con María de Molina.591

En 1289 el papado y Francia proponían la paz a Aragón si el rey de Aragón renunciaba a Mallorca, Jaime I a Sicilia, Aragón era infeudado a la Santa Sede y la diplomacia aragonesa se subordinaba a Francia. Alfonso III respondió magistralmente. Demostró la excelente salud de la confederación dinástica sículo-aragonesa, solicitando a Jaime I y sus colaboradores, el 9 de diciembre de 1289 víveres y 40 galeras para detener a los enemigos «vuestros y nuestros». Aún más, demostró al Papa que podía boicotear su ansiada Cruzada: Bizancio otorgó privilegios comerciales a los catalanes; propició acuerdos con Egipto que culminaron con la instalación de un fonduk catalán en Alejandría para abril de 1290; el 27 de enero ofrecía una amplia colaboración a Genova; el 4 de enero de 1290 proponía a Granada alianza política y protección mercantil oficialmente, aunque oficiosamente sugería el rey nazarí combatir a Castilla, igualar los privilegios de catalanes a los genoveses y obtener beneficios en las aduanas y el concurso de los zenetes.592

El 13 de noviembre de 1290 Alfonso III confirmaba a Jaime I que el mes próximo iniciaría los preliminares de una paz de la que Sicilia era excluida. El Tratado de Tarascón-Brignoles (1291) Alfonso III veía reconocida su legitimidad a cambio de reconocerse vasallo de la Iglesia (pagaría un censo, acudiría con fuerzas militares a Roma en la Navidad de 1291) y acudir a la Cruzada en junio de 1292. Esta generosidad pontificia se compensaba respecto a Sicilia: Alfonso III liberaría todos los rehenes angevinos, pactaría una paz bilateral con Carlos II, cercenaría toda ayuda a Sicilia, instando a Jaime I a abandonar el trono siciliano, incluso le desalojaría al volver de la Cruzada. Por si cabían dudas, Genova ofrecía a Carlos II 70 galeras para recuperar Sicilia.593 Con el tratado se dio fin a las “Vísperas Sicilianas”. 

La política internacional de Alfonso III le llevó a establecer conexiones con puertos comerciales de oriente y del norte de África, habiendo sometido a vasallaje, en 1286 al sultán de Tremecén, y habiendo firmado acuerdos comerciales con Bizancio.

Falleció el 18 de junio de 1291 a los 27 años de edad en la ciudad de Barcelona sin dejar descendencia. Legó los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y los condados catalanes a su hermano Jaime, rey de Sicilia, bajo la condición de que éste renunciara a este reino y lo cediera a su otro hermano Fadrique. 594 Situación que no fue del agrado del pueblo siciliano.

En 1292 murió el papa Nicolás IV, y la sede estuvo vacante durante dos años hasta que en Agosto de 1294 fue elegido Celestino V, que renunció en diciembre del mismo año, siendo sustituído por el hábil en política Bonifacio VIII, que puso en prisión a su antecesor. Este interregno, si fue importante en la política internacional, fue de especial importancia en el asunto de Sicilia, y la determinación del nuevo papa disolvía el matrimonio de Jaime II con Isabel de Castilla, debiendo casarse con Blanca, hija de Carlos II de Nápoles, restituyendo Sicilia al papado. 

El dominio sobre Sicilia había sido contestado por el Papado y los Anjou, por lo que Jaime II se avino finalmente a ceder la isla al papa a cambio de los derechos sobre Córcega y Cerdeña y la cesión de la isla de Menorca a Jaime II de Mallorca, por el Tratado de Anagni (1295). Sin embargo, su hermano Fadrique, al que había nombrado gobernador de Sicilia, se negó a abandonar el dominio de la isla y resistió eficazmente la campaña militar de Jaime II para arrebatársela aunque finalmente fue derrotado en 1299, al finalizar la guerra iniciada en 1298, en la que podemos denominar guerra civil de Aragón, ya que aragoneses como Juan de Lauria, pariente de Roger, Blasco de Alagón y Conrado Lanza participaron junto a Fadrique, mientras Roger de Lauria luchaba de parte de Jaime II. Roger de Lauria fue hecho prisionero.

En batalla naval del 4 de Julio de 1299, Fadrique fue salvado de la muerte por Hugo de Ampurias, y se retiró a Mesina, quedando la mayor parte de la escuadra siciliana en poder de Jaime II.

Ese mismo año1299 se reforzó el pacto mediante la boda de Jaime II con Blanca de Anjou, hija de Carlos de Anjou. Continuó la lucha con victorias alternativas, y finalmente Fadrique fue reconocido como rey de Sicilia por la paz de Caltabellota (1302). Posteriormente, en 1323-1325, conquistaría Córcega y Cerdeña.595

En esta época se produjo la expedición de Roger de Flor a Grecia al servicio del emperador Andrónico, quién a traición asesinó a Roger de Flor, dando pie a que al mando de Berenguer de Entenza se produjese la célebre venganza catalana. Finalmente las tropas quedaron sin jefe, pero victoriosas en todos sus encuentros se hicieron con el ducado de Atenas y Neopatria, que ofrecieron a don Fadrique de Sicilia. La expedición duró doce años (de 1302 hasta fin de 1313).596

La política de expansión en el Mediterráneo se completó con un acuerdo con Castilla para repartirse las respectivas zonas de influencia en el norte de África. Para ello selló una alianza con Sancho IV, las (Vistas de Monteagudo, 1291), quien ayudó a Aragón a intensificar su presencia en Túnez, Bugía y Tremecén a cambio del correspondiente apoyo contra los franceses. 597

En cuanto a política interior, determinó la unión indisoluble de las coronas de Aragón y Valencia y el condado de Barcelona; obtuvo el vasallaje de los reyes de Mallorca; creó la orden de Montesa en 1317; fundó la universidad de Lérida en 1300; desterró a los templarios, asedió Almería y potenció las relaciones con Castilla.

Los conflictos en Castilla eran permanentes. No obstante, en 1292 fue tomada Tarifa, aprovechando los conflictos internos de los musulmanes. En el verano de 1295, el rey Dionisio de Portugal, aliado del infante Juan cuando éste fue rechazado por los musulmanes, obtuvo por parte de la regente María de Molina varias plazas así como el compromiso matrimonial de Fernando con Constanza, hija de Dionisio, mientras Jaime II de Aragón declaraba la guerra a Castilla, López de Haro reforzaba su posición como señor de Vizcaya, y el pretendiente Juan aceptaba en secreto a su sobrino, pero al año siguiente, 1296, y con el apoyo de los infantes de la Cerda, de Jaime II de Aragón, de Dionisio de Portugal, del emir de Granada, y de los reyes de Francia y Navarra, entró en León donde se proclamó rey de León, Sevilla y Galicia, y en Sahagún Alfonso de la Cerda fue proclamado rey de Castilla, Toledo, Córdoba, Murcia y Jaén.598

El enfrentamiento de la corona castellana con los nobles era evidente, y la corona contraatacaba dando pie a la concesión de mayorazgos a los ricos hombres, en quienes descansaba un punto de apoyo. Para ello aplicó la concesión de mayorazgos. No obstante, es de destacar que las cortes celebradas, por lo general, aprobaban las pretensiones de los nobles.599 El resultado fue que, contra lo que tenían previsto los autonombrados reyes del reino dividido, pero María de Molina supo recomponer la situación.

Esa división se encontraba azuzada por la creciente actividad de las Hermandades, que se habían organizado para defenderse de los abusos de los nobles que en gran parte se habían dado al bandidaje. Pero a fin, las Hermandades eran amalgamas complejas de intereses diversos y a menudo enfrentados. En ellas, la componente antinobiliar parece haber funcionado como elemento de cohesión.600

Jaime II de Mallorca continuaba defendiendo sus derechos, obteniendo un éxito en el tratado de Anagni, de 1295. En dicho compromiso diplomático se estableció la reversión del reino de Mallorca a Jaime II. Pero Jaime II de Aragón aceptó con la condición de que Jaime II de Mallorca reconociese el vasallaje que existía antes de la conquista. Como réplica, Jaime II de Mallorca castigó a la población con una multa que debía ser pagada en 10 años por la flojedad con que actuaron los isleños frente a la ocupación de Pedro el Grande, amén de impuestos especiales a los comerciantes catalanes.601

Para conseguir el éxito de sus proyectos, Jaime II puso en marcha la subordinación de todas las instituciones insulares, comenzando por los Jurados de la capital de Mallorca, que pasan a ser designados directamente por la Corona o sus lugartenientes. La mayor parte de jurisdicciones nobiliarias laicas fueron absorbidas por compra. En cuanto a la Iglesia, el rey vincula Menorca al obispo de Mallorca, pero se reserva el patronato para la designación de los pavordes de la isla menor. Respecto a Ibiza, dependiente en su mayor parte de la sede de Tarragona, inicia una estrategia destinada a subordinar la jurisdicción eclesiástica a la real. 602
En la Ciudad de Mallorca, el palacio de la Almudaina, un antiguo y espacioso castillo musulmán, tuvo que ser remodelado en su mayor parte para adaptarlo a las necesidades de la nueva dinastía. Dentro de dichos palacios fueron concebidos espacios sagrados, como las capillas de Santa Ana, en la Almudaina, y Santa Cruz, en Perpiñán, y de esparcimiento como el huerto del primero. Paralelamente fue creada una red de castillos y residencias rurales, conectadas a dehesas de caza, empezando por el castillo de Bellver, centro de un coto de caza muy próximo a la capital de Mallorca, en la sierra de Tramontana, y en el centro y levante de Mallorca. La mayor parte de proyectos indicados estaban todavía en ejecución cuando se produjo el fallecimiento de Jaime II, el 29 de mayo de 1311. A este fausto se unió la desafección de su hijo Fernando, que conspiró para integrar los territorios del Lasnguedoc a la corona de Aragón, y acabó exilándose en Barcelona.603
En 1296 Jaime II iniciaría una contienda con Castilla para conquistar el Reino de Murcia. Alicante sería la primera ciudad en caer en el mes de abril, y tras ella Elche, Orihuela, Guardamar del Segura y Murcia. En 1298 tomaría Alhama de Murcia y Cartagena y el 21 de diciembre de 1300 finalizaba la contienda con la conquista de Lorca. Por la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305) se firmaría la paz con Castilla, devolviéndole la mayor parte del Reino de Murcia, quedando las comarcas de Alicante, Orihuela y Elche en el Reino de Valencia. 604

Mientras, el infante Juan de Castilla y Juan Núñez de Lara el Menor aguardaban la llegada del rey de Portugal con sus tropas para unirse a ellos en el sitio al que proyectaban someter la ciudad de Valladolid, donde se encontraban la reina María de Molina y Fernando IV y el rey Don Dionisio de Portugal atacaba a lo largo de la línea del río Duero, mientras que Diego López V de Haro sembraba el desorden en su señorío de Vizcaya. 605

Pero el 25 de agosto de 1296, falleció el infante Pedro de Aragón y Sicilia, víctima de la
peste, mientras se encontraba al mando del ejército aragonés que sitiaba la ciudad de Mayorga (Valladolid), perdiendo con ello el infante Juan a uno de sus valedores, al tiempo que debido a la mortalidad que se extendió entre los sitiadores de Mayorga, se vio obligado a levantar el cerco.606 La regente les facilitó la vuelta a Aragón.

Al propio tiempo, Dionisio de Portugal, Nuñez de Lara, el infante Juan y Alfonso de la Cerda se retiraban a sus posesiones, lo que motivó que el infante Enrique que se hallaba conferenciando con el rey de Granada, tuvo conocimiento de que los aragoneses y los portugueses habían abandonado el reino de Castilla y León, y que la reina se encontraba
sitiando Paredes de Nava, decidió a regresar a Castilla, temiendo que le privasen de la Regencia del reino. Sin embargo, presionado por Alonso Pérez de Guzmán y otros caballeros, antes de emprender el regreso, atacó a los granadinos, que en esos momentos habían vuelto a atacar a los castellanos. A cuatro leguas de Arjona, se entabló una batalla con los granadinos, en la que hubiera perdido la vida el infante Enrique de no haberle salvado Alonso Pérez de Guzmán, pues la derrota castellano-leonesa fue completa, siendo saqueado el campamento cristiano. 607

El 13 de septiembre de 1297 firmaban Portugal y Castilla el tratado de Alcañices, por el que se confirmaba el matrimonio de Fernando IV con Constanza, al tiempo que Castilla entregaba a Portugal una serie de plazas. Portugal apoyaría a  Fernando IV  en su lucha contra el infante Juan, que mantenía posiciones en León, y que pasó a ser combatido por Alonso Pérez de Guzmán.

Los pretendientes iniciaron otra campaña contra Fernando IV emitiendo moneda falsa, y María de Molina reclamó ayuda al rey de Portugal para combatirlos. No sacó nada en claro, por lo que debió mover los hilos políticos para confundir a sus enemigos, que pretendían desgajar el reino. 1299 sería un año de triunfos militares y políticos de María de Molina, en todos los frentes, lo que llevó a que en las cortes del año 1300 el infante Juan de Castilla renunció al trono de León y prestó juramento a Fernando IV. Este juramento acarrearía conflictos con Diego López de Haro, que en este momento quedaría como titular del señorío de Vizcaya.

En noviembre de 1301, hallándose la corte en Burgos, se hizo pública en el reino de Castilla y León la bula por la que el papa Bonifacio VIII legitimaba el matrimonio de María de Molina con el difunto rey Sancho IV el Bravo, siendo por tanto sus hijos legítimos a partir de ese momento. Al mismo tiempo, se declaró la mayoría de edad de Fernando IV. Con ello, el infante Juan y los infantes de la Cerda perdieron uno de sus principales argumentos a la hora de reclamar el trono, no pudiendo esgrimir en adelante la ilegitimidad del monarca castellano-leonés. También se recibió la dispensa pontificia que permitía el matrimonio de Fernando IV con Constanza de Portugal.608 Pero los pretendientes no cejaron en sus intentos, en esta ocasión tendentes a enfrentar a Fernando con su madre; intentos que incluso alcanzaron a estar presentes el 23 de Enero de 1302, día de los desposorios de Fernando y Constanza. 

Pero María de Molina había ganado la voluntad del pueblo, atendiéndolo en sus necesidades, baza que blandiría frente a todos los ataques que recibía por parte de la nobleza, y que reportaría que, habiendo convocado cortes Fernando IV en Medina del Campo, “los procuradores de las villas rehusaron asistir a ellas sin orden de la reina, y el concejo de Medina ofreció a doña María que cerraría las puertas al rey y a los infantes… La reina no accedió, asistió a cortes y eso le valió a Fernando IV para salir airoso de la situación”.609

La actuación del reino de Granada era ambivalente, como es de suponer, intentando aprovecharse del río revuelto. Así, el 1 de Enero de 1302, Granada se aliaba con Aragón cuando éste estaba reclamando sus derechos sobre Murcia, en un tratado que, amén de cuestiones comerciales garantizando el tráfico de bienes, rezaba: “vuestros amigos lo serán nuestros, y vuestros enemigos, las gentes de Castilla, enemigos para nosotros”.610 
En 1302, durante las cortes a las que había asistido, murió Mohamed II, que durante su reinado organizo el estado, siendo su tarea fundamental la de reprimir focos de rebeldía y sublevación que causaron la división del estado. Se alió con Castilla y el Magreb para mantener la integridad territorial.
A Mohamed II le sucedió Muhammad III. (1302-1309) que consolido las relaciones con los Benimerines, se sometió a vasallaje al rey castellano Fernando IV y anexionó la plaza de Ceuta. Pero en 1309 fue asesinado. Dando comienzo en Granada a la tradición del asesinato político.
En 1303 Felipe el Hermoso de Francia se enfrentaba al papado. Incluso asaltaron el palacio del papa Bonifacio, que fallecería poco después y sería sustituido por Benito XI, que fallecería, posiblemente envenenado el 7 de Julio de 1304, dejando vacante la sede hasta el 5 de Junio de 1305, cuando fue nombrado Clemente V, obispo de Burdeos, fiel servidor de Felipe el Hermoso de Francia, que residiría en Aviñón, y que sería, junto a su rey brazo ejecutor de los templarios.

En 1303 continuaban las intrigas por parte de los conspiradores. El plan del infante Enrique consistía, a fin de lograr la paz en el reino y de eliminar la influencia del infante Juan y de Juan Núñez de Lara el Menor, en que Alfonso de la Cerda se convirtiese en rey de León y se desposase con la infanta Isabel, hija de María de Molina, al tiempo que el infante Pedro, hermano de Fernando IV, sería proclamado rey de Castilla y se desposaría con una hija de Jaime II de Aragón. El plan, que hubiera supuesto la disgregación de los territorios del reino de Castilla y León, así como la renuncia al mismo, forzosa u obligada, de Fernando IV el Emplazado, fue rechazado por la reina María de Molina, que se negó a secundar el proyecto y a entrevistarse con el soberano aragonés en Ariza. Fernando IV, mientras tanto, suplicaba a su madre que pusiese paz entre él y los magnates que apoyaban al infante Enrique, quienes volvieron a suplicar a la reina que apoyase el plan del infante, a lo que ella se negó. 611

Al poco, el infante Enrique enfermó, y temiendo su muerte, su sobrino D. Juan Manuel fue a hacerse cargo de los bienes, pero María de Molina envió órdenes a todas las fortalezas del infante moribundo, en las que se disponía que si el infante Enrique falleciese, no entregasen los castillos si no a las tropas del rey, a quien pertenecían. Fernando IV hizo un pacto con el rey Mohamed III de Granada, en el que se estipulaba que el soberano granadino conservaría Alcaudete, Quesada y Bedmar, mientras que Fernando IV conservaría la plaza de Tarifa. El soberano nazarita se declaró vasallo de Fernando IV y se comprometió a pagarle las parias correspondientes.612

En enero de 1304 nuevos enfrentamientos con los Lara, los Lopez de Haro y Rodríguez de Castro, que se dilataron durante ese año y que acabaron con la confiscación de los bienes de los de Haro y mataba en batalla a Rodríguez de Castro.

Ese mismo 1304 fallecía Juana I de Navarra, y era sustituida por su hijo Luis I de Navarra, que no gobernaría sino como Luis X de Francia, que fallecería en 1316 y sería sustituido por Juan I, que falleció a los cinco días de su coronación , siendo sustituido por Felipe V de Francia, hijo de Juana I. Ambos eran hijos de Felipe V el hermoso de Francia, el perseguidor de la orden del Temple, en perjuicio de su sobrina Juana de Navarra.

También terminada el conflicto con Jaime II de Aragón en la Sentencia Arbitral de Torrellas, donde se marcaban los límites de ambos reinos. A Alfonso de la Cerda, apoyado por Jaime II de Aragón, le fueron concedidos como compensación por su renuncia al trono de Castilla y León una serie de señoríos y posesiones, dispersos por todo el territorio de Castilla y León. Por su parte, Alfonso de la Cerda renunció a sus derechos al trono castellano-leonés, a utilizar el título de rey de Castilla y León, así como a usar el sello real. 613

En 1305 los nazaríes conquistaron Ceuta aunque en 1309 el Reino de Fez la reconquistó gracias a la ayuda aragonesa. 

Por su parte, Juan Núñez de Lara y Diego López de Haro, al no ponerse de acuerdo con el monarca, en 1306 iniciaron una guerra cada uno en su territorio. Las buenas artes de María de Molina posibilitaron el acuerdo, que no satisfizo al infante Juan, quién volvió a reclamar el señorío de Vizcaya, derecho que le fue negado por el Papa Clemente V, que reconocía la legalidad del juramento dado el año 1300. El conflicto se resolvió en las cortes de Valladolid de 1307, donde las partes interesadas llegaron a un acuerdo, gracias a la diplomacia de María de Molina.

Los acuerdos diplomáticos continuaron en 1308 con la firma del tratado de Alcalá de Henares, donde Castilla y Aragón impulsaron la Reconquista al tiempo que se pactaba el matrimonio de la hija de Fernando con el primogénito de Jaime II, aunque este matrimonio no se llevó a efecto al profesar el infante Jaime como religioso.
A la muerte de Mohamed III el año 1309, ascendió Nasr, que reinó hasta 1314. El emirato granadino estaba amenazado como nunca lo había estado porque se tenía que defender de cristianos y en el norte de África con musulmanes. Perdieron las plazas de Ceuta y de Gibraltar pero recuperaron Algeciras y Ronda. Finalmente Nasr fue destronado.
Don Juan Manuel (el autor de El conde de Lucanor) y el infante Juan de Castilla desertaron en el asedio de Algeciras y la guerra terminó con alguna ventaja para España, pero Jaime II se vio forzado a abandonar el sitio de Almería.
Fue una lucha encarnizada con victorias parciales de uno u otro bando. De estos hechos es destacable, más que el resultado de la contienda, que acabó sin significado, mera lucha de desgaste, lo que dice el cronista árabe en torno a un hecho de asedio: La situación se agravó para los musulmanes y se cerró la puerta a sus subterfugios. Fue entonces cuando alguien se puso a gritar: “echad sobre ellos el contenido de los fosos de las letrinas. Nata puede humillarlos tanto”… Tuvieron gran acierto al hacerlo, porque de tal modo, reunieron dos cosas que van juntas: los españoles y los excrementos.614
Las luchas nobiliarias continuaron acosando Castilla. Don Juan Manuel y el infante Juan se aliaron junto Sancho de Castilla y Juan Alfonso de Haro. Viendo una guerra civil en ciernes, María de Molina intervino consiguiendo apaciguar el asunto, pero en 1311 conspiraron nuevamente para colocar en el trono a Pedro, hermano del rey. La conjura se hallaba protagonizada por el infante Juan de Castilla, por Juan Núñez de Lara y por Lope Díaz de Haro, hijo del fallecido Diego López V de Haro. Sin embargo la conspiración fracasó debido a la rotunda negativa de la reina María de Molina.

Consecuencia de toda esta situación se firmó la Concordia de Palencia, en la que la corona cedía una serie de derechos a los ricoshombres, y beneficios y cargos al infante Juan, a Don Juan Manuel y a Juan el Tuerto, hijo del infante Juan. Los conflictos continuaban, muy especialmente por parte de Alfonso de la Cerda, a quién le arrebató Béjar y Alba de Tormes.

En 1311 moría Jaime II de Mallorca, siendo reconocido rey el segundogénito, Sancho I, que acto seguido se dirigió a Gerona para jurar fidelidad al rey de Aragón. En 1312 otorgó a la Jurados de la Universidad de la ciudad y reino de Mallorca una bandera: sobre dorado, tres palos rojos —y no cuatro—; en la parte superior sobre azul —y no morado— un castillo blanco. En 1315 fijó las bases del Gran i General Consell, que se convertiría en el máximo órgano representativo del Reino, formado por consellers de la ciudad y por consellers de cada una de las parroquias de la Part Forana. También impulsó la creación del Sindicat Forà, en un momento que empezaban las tensiones entre la ciudad y los pueblos de Mallorca.615

El 5 de Septiembre de 1312, con veintisiete años, fallecía en Jaén Fernando IV, de enfermedad (o de extraña enfermedad), quedando el reino con las disputas que estuvieron presentes durante el mismo. Dejaba como heredero a su hijo, Alfonso XI el Justiciero, que contaba un año de edad, siguiendo como regente María de Molina, con Doña Constanza, la madre del rey y los infantes don Juan y don Pedro. Se multiplicaron las disputas en el reino, finalmente resueltas en el acuerdo de Palazuelos de 1313.
Y el 17 de Noviembre de 1312, en juicio celebrado en la Iglesia de Corpus Christi de Tarragona, se decretó que los templarios quedaban liberados de las acusaciones de que eran objeto por parte del papa Clemente V y de Felipe el Hermoso de Francia. No obstante, tras la bula papal, fue reconducida la orden a la de Montesa.616 Otro tanto sucedería en Castilla y en Portugal.
A Nasr sucedió Isma’il en 1314, dilatando su reinado hasta 1325. Inició el fortalecimiento del reino. El comienzo de su gobierno fue agitado pero debido a los tratados de paz con los españoles consolido su posición en las fronteras, pero fue asesinado.
En 1316, Sancho I puso en marcha la flota mallorquina, que tenía como objetivo hacer frente a la piratería sarracena. Pero lo que marcó su reinado es que, no teniendo hijos, en 1319 nombró heredero a su sobrino Jaime, lo que produjo enfrentamientos con Jaime II de Aragón. La intervención del Papa impidió la guerra.617
En este mismo año, Dionisio I de Portugal fundó la Orden de Cristo, donde revirtieron los caballeros templarios al ser perseguida y aniquilada su orden en 1312.
En 1319 María de Molina quedaba nuevamente como única regente, al haber fallecido Constanza, así como, en batalla, los infantes, y los problemas de los nobles volvieron a multiplicarse cuando los infantes don Juan Manuel y don Felipe, juntamente con María, son nombrados tutores del nuevo rey, hasta que en 1327 Alfonso XI fue declarado mayor de edad y tomó las riendas del reino, no dudando ejecutar a quienes ocasionaban problemas. 
Durante su reinado consiguió llevar los límites cristianos hasta el Estrecho de Gibraltar tras la importante victoria en la batalla del Salado en 1340 y la conquista de Reino de Algeciras en 1344. Una vez resuelto dicho conflicto puso todos sus esfuerzos en la Reconquista luchando contra el rey moro de Granada.618
El 1 de julio de 1321 muere doña María de Molina. Con su muerte, la anarquía, los asesinatos y los ajustes de cuentas se extienden por Castilla. 
Todos los ricos-omes et los cavalleros vivían de robos et de tomas que facían en la tierra, et los tutores consentíangelo por los aver cada unos de ellos en su ayuda. Et quando algunos de los ricos-omes et caballeros se partían de la amistad de alguno de los tutores, aquel de quién se partían destroíale todos los logares et vasallos que avía, deciendo que lo facía a voz de justicia por el mal que meciera en quanto con él estovo… Otrosí todos los de las villas cada unos en sus logares eran partidos en vandos, tan bien los que avian tutores, como los que los non avían tomado… Et algunas villas que non tomaron tutores, los que avían el poder tomaron las rentas del rey, et apremiaban a los que poco podían, et echaban pechos desaforados… Et en ninguna parte del regno non se facía justicia con derecho; et llegaron la tierra a tal estado, que non osaban andar los omes por los caminos sinon armados, et muchos en una compaña, porque se podiesen defender de los robadores. Et en los logares que non eran cercados non moraba ninguno.619
Por otra parte, el pueblo estaba resabiado con los judíos, a quienes, entre otras cosas acusaban de la peste que se estaba padeciendo. Las matanzas, a lo menos en grande escala, comenzaron en Aragón y en Navarra. Los pastores del Pirineo, en número de más de 30.000, hicieron una razzia espantosa en el Mediodía de Francia y en las comarcas españolas fronterizas. En vano los excomulgó Clemente V. Aquellas hordas de bandidos penetraron en Navarra (año 1321), quemando las aljamas de Tudela y Pamplona y pasando a cuchillo a cuantos judíos topaban. Y aunque el infante de Aragón, D. Alfonso, exterminó a los pastores, los navarros seguían a poco aquel mal ejemplo, incendiando en 1328 las juderías de Tudela, Viana, Estella, etc., con muerte de 10.000 israelitas.620

En 1322 muere Felipe II de Navarra (V de Francia) y le sucede Carlos I (IV de Francia)
En 1324 muere Sancho I de Mallorca que es sucedido por su sobrino  Jaime, en 1325 muere Dionisio I de Portugal, sustituido por su hijo Alfonso IV el Bravo y en 1327 muere Jaime II de Aragón que es sucedido por su segundogénito, Alfonso IV el Benigno, al haber tomado los hábitos el heredero, Jaime. En 1323 había participado en la toma de Cerdeña, siendo que, a la vuelta de la campaña, puso la primera piedra de la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. Durante su reinado se produjo un gran auge del reino de Valencia, mientras la crisis demográfica se cernía sobre el condado de Barcelona como consecuencia de la peste negra. Amplió su corona con el condado de Urgel al casar con Teresa de Entenza.
En 1325, tras el asesinato de su padre Ismail I de Granada, Mohamed IV accedió al trono de Granada, y ese mismo año, Alfonso XI, con catorce años de edad tomaba las riendas de su reino, sometiéndose los tutores a la autoridad real. Pero el sometimiento sólo fue nominal, porque saliendo de las cortes volvieron a confabularse.

Pero el niño de quince años coronado como rey supo jugar la baza. Invitó en son de paz al infante Juan el Tuerto y cuando lo tuvo en palacio mandó asesinarlo, lo que ocasionó que su suegro, don Juan Manuel, otro levantisco, abandonase su adelantamiento en la guerra de Granada. Esta misma técnica la aplicó en otras ocasiones, ganándose el sobrenombre de “el Justiciero”.

















Capítulo XI

Desde la muerte de Jaime II de Aragón en 1327 hasta  el Compromiso de Caspe el año 1412

Cesáreo Jarabo

En 1324 muere Sancho I de Mallorca que es sucedido por su sobrino  Jaime III, de nueve años de edad; en 1325 muere Dionisio I de Portugal, sustituido por su hijo Alfonso IV el Bravo y en 1327 muere Jaime II de Aragón que es sucedido por su segundogénito, Alfonso IV el Benigno, al haber tomado los hábitos el heredero, Jaime, no por tener espíritu religioso sino por poseer una condición un tanto particular, y a lo que parece poco ejemplar. 
En 1323 Jaime II de Aragón había participado en la toma de Cerdeña, siendo que, a la vuelta de la campaña, puso la primera piedra de la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. Durante su reinado se produjo un gran auge del reino de Valencia, mientras la crisis demográfica se cernía sobre el condado de Barcelona como consecuencia de la peste negra. Amplió su corona con el condado de Urgel al casar con Teresa de Entenza. Este condado se había mantenido independiente, con periodos en los que había estado en la órbita de Aragón, o de Barcelona.
El contencioso del reino de Mallorca crecía. Jaime II renunció a sus derechos sobre la corona de Mallorca a cambio de la condonación de la deuda adquirida por ésta con motivo de la toma de Cerdeña, lo que llevó al reino de Mallorca a la bancarrota
Al subir al trono de Portugal Alfonso IV, desterró a su hermanastro Alfonso Sanches, que inició una guerra que acabó sin consecuencias con un tratado de paz.

En 1327 muere Jaime II de Aragón, y asciende al trono su hijo Alfonso IV el Benigno, quién dos años más tarde pedía ayuda a Jaime III de Mallorca en su campaña sobre Génova, que con mucha oposición popular, fue aportada, y ello reportó la pérdida de los mercados atlánticos.

En 1328 muere Carlos I de Navarra (IV de Francia), sin descendencia masculina. Es el último de la dinastía de los Capetos, al existir la ley sálica desde el año 1324. Ese es el motivo por el que el rey de Francia deja de ser rey de Navarra, ya que en Navarra es acendida Juana II, hija del rey de Francia Luis I de Navarra (X de Francia).

Junto con ella sería también reconocido como rey su esposo Felipe de Evreux. Ambos serían proclamados reyes en las Cortes de Puente la Reina y Pamplona en 1328, y juraron en Pamplona el 5 de marzo de 1329, convirtiéndose así en Juana II y Felipe III.621
Durante su reinado se produjo el Amejoramiento del Fuero General Navarro, añadiendo treinta y cuatro capítulos con preceptos legales para corregir las disposiciones, intentando consolidar el poder real frente a la nobleza, favoreciendo a la burguesía urbana, a la que dieron entrada en cortes. Llevó a cabo una reforma administrativa y creó órganos del gobierno y consejo real.

En 1328 se llevó a efecto la persecución de los judíos, que huyeron a Aragón, mientras en Navarra se creaba un tribunal para descubrir a los autores de la persecución.

El auge de Valencia se vio favorecido en 1329 con la promulgación de la Jurisdicción Alfonsina, en la que se retocaba el fuero valenciano y en el que se tendía a hacerlo más señorial, proliferando los señores aún sin ser de origen noble, hecho que propició que muchos nobles aceptaron el fuero de Valencia entre 1329 y 1330.622 Pero en esta fecha, además, otorgó unos importantísimos derechos patrimoniales en el reino de Valencia a su hijo Fernando, lo que ocasionó inquietud popular. En el año 1333 los jurados de la ciudad de Valencia encabezados por el jurat en cap Francisco de Vinatea amonestaron al rey, que acabó anulando las donaciones contrarias a los fueros.

Fue un decidido impulsor de la cultura y reforzó la universidad de Lérida, y las relaciones con Castilla eran de claro acercamiento, casando con Leonor de Castilla, mientras por otra parte iniciaba una cruzada contra el reino nazarí el año 1329, que le costó la pérdida de Orihuela y Elche, que posteriormente fueron recuperadas, y en 1330 intentó la toma de Almería.

En el reino de Valencia corrió una gran ola de indignación por las donaciones que estaban recibiendo los hijos tenidos con Leonor de Castilla. Guillermo de Vinatea expuso con gallardía rayana en insolencia el descontento popular por ten descabelladas concesiones; el rey, acorralado, prometió la anulación de algunas para suavizar el conflicto.623

En el terreno militar no tuvo grandes éxitos, siendo que los conflictos proliferaban; así Cerdeña se sublevó contra los administradores aragoneses con el apoyo de Génova y de Pisa. Otro tanto sucedió en Córcega. La armada de Génova llegó incluso a Barcelona donde quemó cinco galeras, y luego pasó a depredar Mallorca y Menorca.624

En Castilla, Don Alfonso de la Cerda, en 1331, rindió un homenaje a Alfonso para dejar zanjada sus pretensiones al trono castellano y leonés. En 1332  Alfonso supo apagar, con la ayuda de sus súbditos, la revuelta que contra él hicieron don Juan Manuel y Alfonso VI de Portugal. Dichos acontecimientos le hicieron descuidar la Reconquista, perdiendo Gibraltar.625

A Nasr sucedió Muhammmad IV en 1333. Mohamed IV arrebató Algeciras y Gibraltar a los castellanos, aunque no pudo disfrutar de sus éxitos militares porque fue asesinado ese mismo año, a los 18 años años de edad, sucediéndole su hermano menor Yusuf I, que firmó treguas con Castilla y los Benimerines creando un equilibrio externo y prosperidad interior, pero fue asesinado por un demente en 1354 .

1333, fue conocido en Cataluña como "lo mal any primer", cuando una mala cosecha de trigo provocó el alza de los precios y el hambre. Barcelona perdió diez mil habitantes este año, y muchos labradores murieron. 

Alfonso IV el Benigno murió en Barcelona el 27 de enero de 1336; Leonor se marchó a Castilla con sus hijos, y su heredero no estuvo presente en las exequias. Los reinos de Aragón, Valencia y Cerdeña, así como el Condado de Barcelona y los otros territorios supeditados a éste fueron heredados por su segundo hijo, Pedro IV, mientras que las posesiones de su primera esposa, el condado de Urgel y los señoríos de Entenza y Antillón fueron heredadas por su tercer hijo Jaime.626 Al acceder al trono Pedro  decretó la confiscación de bienes de su madrastra y hermanastros, pero acabó revocando la orden.627 No obstante, fue la condición del rey don Pedro y su naturaleza tan perversa y inclinada á mal, que en ninguna cosa se señaló tanto, ni puso mayor fuerza, como en perseguir a su propia sangre.628

Durante el reinado de Alfonso IV aparecen ya indicios de la profunda crisis que tanto afectará a la Corona de Aragón y a Europa entera: crisis económica, social, política.629

En Castilla seguían los enfrentamientos del rey con la nobleza. Don Juan Manuel,  don Juan Núñez de Lara y don Alfonso de Haro encabezaban las principales banderías. Logró Alfonso XI apresar y ejecutar  a Alfonso de Haro, y ponerse en situación dominante sobre Juan Nuñez, que acabó sometiéndose. Quién no se avenía era Don Juan Manuel, que se encontraba en extraordinarias relaciones con Portugal y con Aragón. Don Juan Manuel casó a su hija Constanza con Pedro, hijo de Alfonso IV de Portugal, cuyo matrimonio con Blanca de Castilla fue anulado.

Mientras, Alfonso IV de Portugal inició guerra con Castilla, molesto por el trato que Alfonso XI daba a su esposa María, hija de Alfonso IV. La guerra terminaría por intervención del Papa Benito XII y por el peligro que representaba una nueva acometida de los benimerines. Se llegó a un tratado de paz en 1339, tras el cual las tropas portuguesas desempeñaron un importante papel en la batalla del río Salado contra los benimerines. También don Juan Manuel se reconcilió.

En 1339 se redescubren las Islas Canarias, que son menudeadas por esclavistas y por comerciantes de tintes.

El reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) se caracterizó por graves tensiones bélicas, entre las que se cuentan la anexión del reino de Mallorca, el sofocamiento de una rebelión sarda, de la rebelión de los unionistas aragoneses y valencianos y, sobre todo, la guerra con Castilla. Estos episodios generaron una delicada situación financiera, en un marco de crisis demográfica y económica, pero también un poderoso desarrollo institucional y legislativo, en el que destaca la creación de la Diputación General de Cataluña o Generalidad de Cataluña (1365).

Tachado de hombre cruel, conspirador y astuto, destacó no obstante por su habilidad diplomática, por la organización de la Casa Real y de la administración, así como por su preocupación cultural: él mismo inspiró y alentó la composición del conjunto de Ordinaciones del palacio y capilla de los reyes de Aragón, además de las de la Real Casa y de la armada, junto con otros ejemplos significativos de su espíritu, como el famoso elogio de la Acrópolis de Atenas.630

En 1340 la escuadra castellana al mando de Alonso Jofre Tenorio sufrió una gran derrota y se perdió Gibraltar. Esta campaña estaba promovida por Castilla y por Aragón, quién pidió el apoyo de Mallorca, pero Jaime III firmó la paz con Marruecos de forma unilateral, lo que no le reportó beneficios, sino que aisló a Mallorca y Pedro el Ceremonioso decidió que debía ser incorporada definitivamente al reino e inició un proceso legal que acabó sentenciando la confiscación de los bienes de Jaime III.

Este desastre naval de los reinos cristianos tuvo su compensación: primero en la Batalla del Salado el mismo año, la conquista de Alcalá la Real en 1341, la batalla del río Palmones y finalmente la toma de Algeciras en 1344 tras un largo sitio, y gracias a que en estos momentos dejaron las discordias internas y se aliaron  Portugal, Castilla y Aragón. 

La batalla del Salado significó el fin de las intervenciones militares de los africanos. Granada quedaba definitivamente sola ante el empuje de España. A partir de este momento los árabes se vieron volcados a la necesidad del aprovechamiento máximo de las técnicas de regadío.

Los moros ocupaban toda la margen del río Salado, por lo que Alfonso dirigió sus huestes a la orilla del mar, et mandó que los pendones et los vasallos de don Fadrique et de don Fernando sus hijos, et Gracilazo de la Vega, et Gonzalo Ruiz su hermano, que eran sus mayordomos, fuesen delante dél… et el rey de Portogal tomó su camino a parte ezquierda cerca de la sierra…Comenzaron las refiegas, pasó el río Gracilazo y luego Álvar Pérez de Guzmán, que encontró herido a Gracilazo, siendo vencidos finalmente los moros… Pasó el río Don Juan, hijo del infante Don Manuel, los moros de aquel lugar salieron huyendo… et fueron ferir en una grand compaña de moros que guardaban el real… et dellos comenzaron a fuir contra Algecira, et dellos descendieron fuyendo al valle do estaba el rey Alobasen… Los españoles atacaron el real, resguardado por multitud de caballeros y de infantes; vencidos, salieron huyendo  a Algeciras. Alfonso XI quedó aislado entre gran número de moros, a lo que el rey respondió: Feridlos, que que yo so el rey don Alfonso de Castiella et de León; ca el día de hoy veré yo quales son mis vasallos, et verán ellos quién soy… Se acercaron al rey nuevas fuerzas españolas que habían acabado con su sector moro, y los que lo acosaban salieron huyendo hacia Algeciras. Mientras, Alfonso IV de Portugal atacó al rey de Granada, cuyas tropas, tras el primer encuentro, comenzaron a huir... Et el rey de Castiella iba en pos el rey Alobasen, et en pos los sus moros que iban vencidos. Et el rey de Portugal con las gentes de Castiella, que estaban con él, iban en pos del rey de Granada631, Yusuf I.

Al comienzo de la Guerra de los Cien años, en 1337, Alfonso se había aliado con Francia y consiguió firmar una tregua con los musulmanes de Granada. Una vez terminada dicha tregua,  la flota árabe sufrió sucesivas derrotas por parte de Castilla, Portugal y Aragón, y Alfonso puso sitio a Gibraltar, donde se congregaron los reinos hispánicos y refuerzos europeos que acudían a la cruzada, y que acabaron marchando de la misma, en gran medida atacados por la peste. Durante este asedio, Alfonso XI fallecería víctima de la peste el año 1350.632 

Ni siquiera habían enterrado al rey y ya muchos seguidores de Leonor y de sus hijos les dieron de lado, y Enrique y sus hermanos huyeron y se desperdigaron, temerosos de las medidas que pudiera tomar su hermanastro.633

En 1337 empezaba en Europa la Guerra de los Cien años, que se saldaría con la retirada inglesa de los territorios continentales, y que tendría incidencia en España, principalmente en lo relativo a la exportación de productos agrícolas y ganaderos que había conocido un importante  empuje con la aparición y el enorme progreso de las ferias de Medina del Campo o Burgos, y otros centros comerciales de la Meseta  como Segovia, Toledo o Cuenca.

La Guerra de los Cien Años ralentizó y, a veces, interrumpió la exportación de lana inglesa en el resto de Europa, lo que obligó a los grandes magnates del tejido europeo a recurrir a la lana castellana: Flamencos, franceses e italianos ofrecían por la lana merina de calidad mucho más que los pañeros locales, de modo que la actividad artesanal o bien se constriñó, o bien cayó en manos de extranjeros. Castilla se convirtió en un país sin industria, dominado por una aristocracia rural y dependiente del exterior en todos los productos manufacturados.634

En 1340 Castilla seguía debatiéndose en guerra civil, en esta ocasión motivada porque Alfonso XI había nombrado maestre de la orden de Santiago a su hijo adulterino de siete años, Fadrique, hermano gemelo del futuro Enrique II, y tras el primer escándalo, fue nombrado Alfonso Meléndez de Guzmán, hermano de la concubina, y tío de Fadrique.

El Maestre de la orden de Alcántara, Gonzalo Martínez de Oviedo se opuso, hubo guerra, y siendo vencido, fizolo degollar et quemar por traydor.635 Lo peor es que el Maestre era un baluarte en la guerra de Granada, que amenazaba endurecerse tras la muerte del príncipe Abdelmelic, acaecida poco antes, precisamente a manos del Maestre asesinado.

En 1344, Pedro el Ceremonioso, se anexionó el reino de Mallorca y constituyó los condados del Rosellón y Cerdaña gobernándose ambos —independientes de la gobernación del Principado de Cataluña— con capital en Perpiñán, de modo que esta ciudad se convirtió en la segunda capital de Cataluña. Pero algunos territorios, Montpelier, Omelades y Carlades quedaban en manos del destronado rey de Mallorca, que acabaría vendiendo Montpelier al rey de Francia el año 1349, y finalmente muerto en la batalla de Lluchmajor, en octubre del mismo año. Sus hijos estaban presos en el castillo de Bellver, Eran Jaime IV de Mallorca e Isabel. Jaime permanecería en prisión durante doce años, cuando fue liberado por sus partidarios en 1362, que lo casaron con Juana, reina de Nápoles.
El rey Pedro IV tuvo  que enfrentarse abiertamente con la Unión aragonesa (y también con la valenciana), reorganizada de nuevo a mediados del siglo XIV, cuando precisamente, y por las mismas fechas, las pretensiones del rey Jaime III de Mallorca motivaban una intervención aragonesa en los asuntos de las islas. En las Cortes de Zaragoza de 1347, y ante la presión de los unionistas capitaneados ahora por los hermanastros de Pedro IV —los infantes don Fernando y don Juan (hijos del segundo matrimonio de Alfonso IV con Leonor de Castilla)—, el rey tuvo que ceder en la confirmación del privilegios de la Unión. 636 También encontró oposición en su hermano Jaime, que se oponía a que la corona la heredase Constanza, hija mayor de Pedro IV. Pedro revocó el decreto de sucesión.637
Murió su hermano Jaime, pero la Unión se alió al nuevo pretendiente, su hermanastro Fernando, quién reclutó un ejército en Castilla que pasó a Aragón. Se produjo entonces una verdadera guerra civil en Aragón y Valencia que duró, en Aragón, hasta el 25 de Julio de 1348 en que los unionistas fueron vencidos en Epila. Los unionistas valencianos serían derrotados en Mislata el 8 de Diciembre de 1348.
El interés por el pasado y la preocupación por legar a la posteridad las hazañas de su tiempo le movieron a patrocinar la compilación de la conocida Crónica de San Juan de la Peña—de la que se conservan manuscritos en versión latina, catalana y aragonesa— y la crónica de su reinado o Crónica de Pedro IV, que constituyen dos ejemplos importantes de la historiografía española. Por otra parte, a Pedro IV de Aragón se debe la fundación de la Universidad de Huesca en 1354.638
En la primavera de 1348, estando el rey en Valencia y después de haberse entrevistado con su hermanastro don Fernando para tratar de ganarlo a su causa, la peste vino a sumarse a las calamidades que la guerra civil producía y arrastraba consigo en el territorio aragonés. Pedro IV, camino de Teruel y huyendo de la mortandad de la epidemia extendida desde la costa hacia el interior como un reguero de pólvora, comenzó a preparar el definitivo golpe de gracia a la Unión a la vez que recibía la noticia de que en Palermo (Sicilia) se había originado una rebelión con gran matanza de aragoneses y catalanes y grave quebranto para sus intereses. 639
En 1348 llegó de Oriente la Peste Negra, que fue sucedida de de epidemias y de malas cosechas hasta finales el siglo XV, lo que provocó una merma de población cercana al 50% de la existente a mediados del siglo XIV. La peste había entrado por Baleares, en Marzo procedente de Oriente y se extendió rápidamente de Tarragona, Barcelona, Valencia Almería, Huesca y Zaragoza, llegando en Octubre a Asturias y Portugal, y en 1350 se cobró la vida de Alfonso XI, en Gibraltar, a la que estaba asediando. A partir de este mismo momento se produjeron las desafecciones a Leonor de Guzmán, que fue encarcelada, y el asedio a sus hijos.
Desde entonces, y hasta bien avanzado el siglo XV, la peste volvía cada ocho o diez años, si bien con menos virulencia.
A Alfonso XI lo sucedería Pedro I, conocido en la historia como “el cruel” por unos, y como “el justiciero” por otros. Contaba 16 años de edad, y debió enfrentarse a las distintas facciones que se disputaban el poder, teniendo como privado a Alfonso de Alburquerque, que urdió no pocas actuaciones de Pedro.
Inducido por su ayo, apresó a su hermanastro Enrique de Trastámara y al maestre de la Orden de Santiago, lo que motivó su rebelión, que acabó en perdón, pero el rescoldo se unió a los enfrentamientos que el rey tenía con Nuño de Lara, señor de Vizcaya. Enfrentamientos que llevaron a Pedro I ha realizar una sucesión de asesinatos, cuyos deudos recalaron cerca de Enrique de Trastámara, a cuya madre, Leonor Núñez de Guzmán también asesinó.
En 1350 en Aragón comenzó a contarse el tiempo por la era de Nuestro Señor Jesucristo, siendo que la datación anterior lo era por la era hispánica (38 a.C.)
En las cortes de Valladolid celebradas entre 1351 y 1352 confirmó, enmendándolo, el Ordenamiento de Alcalá, ley del tiempo de Alfonso XI que daba fuerza legal a las Partidas; sancionó de nuevo el Fuero viejo de Castilla que publicó en 1356, y con la intervención del rey se aprobaron leyes contra los malhechores, se reorganizó la administración de justicia, se dictaron las disposiciones para el fomento del comercio, la agricultura y la ganadería, se rebajaron los encabezamientos de los pueblos por haber disminuido el valor de las fincas, se procuró reprimir la desmoralización pública, no menos que la relajación de costumbres en clérigos y legos, y se trató de aliviar la suerte de los judíos, permitiéndoles que en las villas y ciudades ocupasen barrios apartados y que nombraran alcaldes que entendieran en sus pleitos.640

Había animadversión popular hacia el pueblo judío, supuestamente porque eran los encargados de cobrar los tributos, oficio despreciado por todos, que era bien recibido por los reyes, y muy especialmente por Pedro el Cruel.641

De lo determinado en estas cortes podemos sacar otras consecuencias relativas a la moral pública; así, al parecer llegaba al escándalo el hecho de que “hay muchas barraganas de clérigos, así públicas como escondidas é encubiertas, que andan muy sueltamente, é sin regla,… é mándase que traigan pannos sin adobo ninguno, porque sean conocidas, é apartadas de las dueñas honradas e casadas. E que traigan un prendedero de lienzo que sea bermejo, de anchura de tres dedos en guisa de que sean conocidas entre las otras.”642
La guerra y la peste azotaron el reino de Aragón. Los enfrentamientos entre las tropas unionistas y las reales acabaron con la victoria de éstas en la batalla de Epila, el año 1348. El carácter social que había adquirido el fenómeno abortado en Épila definitivamente y las repercusiones de su fracaso redundarían en perjuicio del país, produciéndose tensiones y conflictos sociales de todo tipo a partir de la segunda mitad del siglo XIV. 643 Tras la batalla de Epila se ahorcaron en Zaragoza a catorce partidarios de la Unión y fue suprimido el Privilegio de la Unión. Pero ese no fue el único de los males; si el año 1333 fue bautizado como “lo mal any primer”, dada la hambruna padecida en 1343, los valencianos calificarían este año como “de la gran fam”, que sirvió de preparación para la llegada de la peste negra.
Entre 1348 y 1385 la población de Teruel disminuyó en un 37 por 100. En la plana de Vic, la población experimentó un retroceso espectacular a consecuencia de la Peste Negra, pasando de unos 16.500 habitantes antes de la primera mortandad a sólo unos 5.500 con posterioridad a la misma, lo que representaría la pérdida de unos dos tercios de sus efectivos demográficos. En Mallorca perecieron el 4,4 por 100 de los habitantes de la ciudad de Palma y el 23,5 por 100 de los residentes en los núcleos rurales. Si de la Corona de Aragón pasamos al reino de Navarra, encontraremos un panorama semejante. Así, en la merindad de Estella, basándonos en los datos aportados por Carrasca, hubo un brusco descenso poblacional entre 1330 y 1350, siendo lógico pensar que la causa principal del mismo fuera la gran mortandad. Claro que, en sentido contrario, hay igualmente algunos ejemplos ilustrativos de regiones o de comunidades poco afectadas por la pestilencia. En la plana de Castellón no hubo mortandad por este motivo y apenas causó víctimas entre los Hospitarios de Aragón.644
En Cataluña, numerosas tierras quedaron abandonadas a raíz de la propagación de la Peste Negra. Son los masas rónecs de los documentos, que tanta importancia tuvieron, algunos años más tarde, en la génesis del alzamiento remensa. Por lo que se refiere a Portugal, existen testimonios documentales de numerosos lugares que se despoblaron tras el impacto de la pestilencia (Ponte de Lima, Santar, Vale de Lobo, Ferreira, etc.). En los libros de cuentas del cabildo catedralicio de Burgos del año 1352, el racionero inscribió como vacías a diversas heredades, presumiblemente a consecuencia de la Peste Negra. El Becerro de las Behetrías, confeccionado hacia 1352, registra numerosos núcleos de población de la cuenca del Duero abandonados, acaso a raíz de la gran mortandad. En algunos casos se menciona explícitamente la peste, como en Estepar, del que se dice: desde la mortandad acá non pagan martiniega que se hyermó el dicho lugar. En el obispado de Palencia, Cabrillana, contrastando una estadística de la citada diócesis del año 1345 con el mencionado Becerro de las Behetrías, ha llegado a la conclusión de que sobre un total de 420 lugares que figuran en el primer testimonio documental, 88 habían desaparecido en el segundo, es decir, el 20,9 por 100. La causa de dicho abandono no podía ser otra sino la difusión de la Peste Negra en el territorio aludido.645
Salió ganando de la Peste Negra la ganadería lanar, cuya expansión, según algunos autores, tuvo mucho que ver con la propagación de la gran mortandad. La difusión de la Peste Negra tuvo un efecto inmediato en la vida económica de los reinos hispánicos. Por de pronto se produjo un incremento impetuoso tanto en los precios de los productos agrarios y manufacturados como en los salarios de jornaleros y menestrales En la plana de Vic el precio de la quartera de trigo pasó de cinco a quince sueldos en el período comprendido entre julio de 1348 y julio de 1349 En las Cortes de Valladolid de 1351 se dijo que los jornaleros del campo demandan desaguisados.. en manera que los duennos de las heredades non lo pueden cumplir, en tanto que los menesteriales.. vendlan las cosas de sus offiçios a voluntad et por muchos mayores presçios que vallan. Esta situación, fruto de la carestía alimenticia y de la disminución de la mano de obra, impulsó a los poderes públicos a tomar medidas urgentes En un corto período de tiempo, de un extremo a otro de la Península se dictaron numerosos ordenamientos de precios y de salarios, que pretendían contener la inflación, al tiempo que se regulaba severamente el régimen laboral. Medidas de ese tipo se tomaron en el reino de Aragón (Cortes de Zaragoza de 1350), en el de Castilla (Cortes de Valladolid de 1351), en el de Portugal, en Mallorca, etc. Claro que las disposiciones oficiales de poco servían, pues los precios y los salarios, particularmente estos últimos, continuaban disparándose. 646 
En el terreno social, la propagación de la Peste Negra tuvo una incidencia inmediata. La acusación lanzada contra los judíos, a quienes se achacaba el origen de la epidemia, aunque no se apoyaba en ninguna prueba concluyente, prendió rápidamente en la sensibilidad popular, propicia a las iras antisemitas. De ahí que en el mes de mayo de 1348, apenas unos días más tarde de la aparición de la peste en la ciudad, el call o aljama judaica de Barcelona fuera asaltado. La ola antisemita se extendió al resto de Cataluña, afectando a los calls de Cervera y Tárrega y, en menor medida, a los de Lérida y. Gerona. En tierras de la Corona de Castilla, por el contrario, no hay noticias de furores antisemitas. No obstante, en 1354 se registró un ataque a la judería de Sevilla, pudiendo sospecharse que fuera consecuencia lejana del clima creado a raíz de la difusión de la Peste Negra.647 La furia antisemita se había extendido por toda Europa, de donde habían sido expulsados de la mayoría de sus reinos, y en España se produjeron muchas conversiones.

Estas crisis frenaron la actividad económica, y la presión excesiva de los señores impulsó la emigración de los agricultores a las ciudades, donde los manufactureros demandaron medidas protectoras de sus productos. Al mismo tiempo, se produjo una gran crisis bancaria y devaluación de la moneda.
En 1349 moría Juana II de Navarra, y le sucedía Carlos II el Malo, con 17 años de edad, que acabaría aliándose a Inglaterra en el conflicto de la Guerra de los 100 años. Vivió en Francia hasta 1361, defendiendo los derechos de Etienne Marcel al trono de Francia. Dentro de España, apoyó alternativamente a Pedro el Cruel y a Enrique de Trastámara, interviniendo también entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla. Acabó enemistado con todos.
En 1351, las cortes de Valladolid marcaron un hito en el derecho: Se condena la vagancia y se prohibe la mendicidad; se ordena con minuciosidad admirable todo lo relativo al precio y modo de ajustarse los jornales, a la duración de las horas de trabajo en cada estación, al valor de cada artefacto…Hízose una ley contra malhechores, organizando para su persecución el somatén o rebato… imponiendo subidas multas a los concejos y oficiales que en tales casos no acudiesen con socorro… Mantuvo las leyes sobre juegos… hizo otras… impidió la tala de los montes…condenó el monopolio y el sistema gremial… reguló los pagos de las deudas, y reguló la propiedad de la tierra.648 Fue un principio de reinado que parecía pronosticar algo distinto a lo que posteriormente acaeció.
En 1353, Pedro I de Castilla continuaba con las purgas. En Asturias se rebelaba Enrique, que acababa sometiéndose nuevamente. Su otro hermanastro, Tello hacía lo propio con el mismo resultado, mientras Alfonso Fernández Coronel se sublevaba en Andalucía y era ejecutado tras ser vencido. También ejecutaba a los caballeros que le habían apoyado, destruyendo asimismo la villa de Aguilar, que les había dado cobijo649. En  3 de Junio del mismo año se casaba con Blanca de Borbón, a quién ordenó encerrarla el día 5 del mismo mes, lo que ocasionó la ruptura con Francia y una rebelión en Toledo, que se extendió a otras ciudades.650  Este hecho señaló la separación del privado, Alfonso de Alburquerque, que acabó huido a Portugal, posteriormente aliado a Enrique de Trastámara y finalmente murió en extrañas circunstancias cuando había caído en poder de Pedro.
Las actuaciones de Pedro eran de tal calibre que su propia madre le abandonó, llegando a cerrar las puerta de Toro cuando aquel se acercaba a la ciudad.
Pedro continuó con las purgas, y se casó con Juana de Castro, a pesar de estar ya casado y con una amante, amparado por el obispo de Salamanca y por el de Ávila. De nada sirvió la condena del Papa al rey y a los obispos. Por si eso era poco, animaba las intenciones de Fernando al trono de Aragón, al tiempo que Pedro IV animaba las intenciones de Enrique en Castilla.
Entre tanto, en el Bósforo, la armada aragonesa, aliada a la veneciana libraba contra la armada genovesa una de las batallas navales de mayor magnitud de la Edad Media; fue un desastre para ambos bandos. El mismo año se produjo un levantamiento en el Alguer, y la flota veneciana participó en el mismo. La flota aliada de Aragón y Venecia obtuvo una gran victoria, la rebelión fue sofocada y expulsada toda la población del Alguer.651
A Yusuf I lo sucedió Mohamed V en 1354. Fue el reinado más esplendoroso y floreciente de toda la dinastía, debido a la debilidad de los reinos cristianos por conflictos internos y la capacidad política de Mohamed V que para asegurar la paz firmó acuerdos  con Castilla y estableció acuerdos con los merinies. Pero debido a una revuelta palaciega le expulsó del trono en 1359.
Pedro I, en 1355, después de haber pactado paces con sus habitantes, hizo decapitar en Toledo a dos caballeros y a veintidós vecinos como escarmiento por la resistencia que hacía a favor de la reina encarcelada, Blanca de Borbón, repitiendo la escena en Toro cuando el siguiente año la tomó al asalto. Forzó a su propia madre a ver los asesinatos, y finalmente la envió a Portugal. Tras esta matanza, muchos nobles huyeron a Aragón y a Francia.
Otros muchos nobles huyeron a Portugal, donde formaron una facción que desestabilizaba el reino. Pero la desestabilización más importante de Portugal estuvo provocada por Inés de Castro, hija de un importante noble, de la que se enamoró el príncipe portugués Pedro, quién después de enviudar se negó a casarse con otra que no fuese Inés.
Alfonso IV de Portugal no lo aceptaba, perdió el control de la corte y el año 1355 ordenó el asesinato de Inés, tras lo cual, su hijo Pedro levantó un ejército que devastó el reino hasta que se reconciliaron en 1357, poco antes de fallecer su padre, a quién sucedió en el trono el veintiocho de Mayo de 1357 con el nombre de Pedro I, que como su homónimo castellano también pasaría a la historia cono “el cruel”. Tan pronto ha muerto Don Alfonso, cuando Don Pedro da orden de arrestar a todos los victimarios de Inés. Tan sólo logra escapar de la matanza Don Diego Pacheco. Pero Coello y Álvaro Gonzalves, dos de los asesinos, son torturados hasta lo increíble. Finalmente el rey les hace arrancar el corazón, todavía vivos, y los devora ante el espanto del pueblo que contempla aterrado aquella escena. Desentierra el cadáver de Inés, la sienta en el trono y obliga a toda la realeza a que le rinda el homenaje del besamanos. Se decía que el esqueleto de Inés de Castro había sido sentado en un sitial junto al altar mayor, vestido como una reina y todavía mal oliente y el rey obligaba a sus cortesanos a besarle la mano. A los 47 años dejó este mundo el fiel amante de Inés de Castro, la que no pudiendo reinar en vida reinó después de morir.652
Alfonso IV de Portugal desarrolló la marina, y ordenó las primeras expediciones. 
En medio de esta situación, se produjo la “Guerra de los Pedros”. La acogida dispensada por Pedro I de Castilla a los infantes aragoneses enemistados con Pedro IV y la recíproca protección del monarca aragonés al conde don Enrique de Trastámara, hermanastro del castellano, favoreció el desencadenamiento del conflicto bélico latente desde la disputa por Alicante y Murcia. De forma que, tras una serie de incidentes previos, más bien buscados que encontrados, fue en 1356 cuando, con la amenaza de invasión castellana del territorio aragonés fronterizo y la entrada de castellanos en el reino de Murcia para dirigirse a Valencia (sin olvidar la colaboración con Génova de Pedro I de Castilla), se disparó la calma tensa precedente transformándose en un conflicto bélico de graves consecuencias.653
El inicio de la guerra con Aragón fue en 1357, y el motivo que nueve galeras catalanas, armadas por mosén Francisco de Perellós, con licencia del aragonés Pedro IV el Ceremonioso para ir en auxilio de Francia contra Inglaterra, arribaron a Sanlúcar de Barrameda en busca de víveres y apresaron en aquellas aguas a dos barcos de la República de Génova, que entonces se encontraba en guerra con Aragón. Pedro I, que se hallaba en dicho puerto, requirió a Perellós para que abandonase su presa; y como el aragonés no lo hizo, el rey castellano se quejó a Pedro IV, quien regateó las satisfacciones.654 Pero acordaron tregua.

Poco después Pedro I tomó Alicante, que le era cedida por el pretendiente Fernando. Como en breve plazo fueron recuperadas por Pedro IV, el pretendiente, Fernando, cambió de bando y se acogió a Pedro IV, y en represalia, Pedro I en 1358 asesinó al infante don Juan de Aragón, hijo de Alfonso IV y a su madre, Leonor; a la mujer de su hermano Tello; a sus hermanastros Juan y Pedro, de diecinueve y catorce años, a su hermanastro Fadrique, maestre de Santiago, y a la madre de éste, doña Leonor de Guzmán. Enrique entra a combatir junto a Pedro IV el Ceremonioso en la guerra que estaba manteniendo Aragón contra Castilla.

Para financiar la guerra saqueó las tumbas de Alfonso X y de Beatriz de Suabia. 
En 1359 el rey de Aragón crea el "Gran y General Consell", órgano recaudador de los impuestos de la Corona de Aragón en los 8 condados de Septimania Sur (Barcelona, Gírona, Ausona, Besalú, Urgell, Ampurias y los dos Pallars), integrados en dicha Corona de Aragón.655 Este mismo año fue destronado Mohamed V de Granada por su hermano Ismael II, que detentaría la corona hasta que fue derrocado y muerto por Mohamed VI, el rey bermejo, con ayuda de Pedro I el Cruel.
En plena campaña, Mohamed V desistió de proseguir los ataques por las tremendas depredaciones que las fuerzas castellanas llevaban a cabo por tierras granadinas. Pero, aunque Mohamed VI obtuvo algunas victorias insignificantes, su tiránico gobierno y las crueldades arbitrarias con que gobernaba indujeron a un buen número de plazas del reino, con Málaga a la cabeza, a rebelarse contra su autoridad y reconocer a Mohamed V como sultán legítimo. Muerto de miedo por salvar su vida, Mohamed VI huyó con intención de acogerse a la protección del monarca castellano-leonés. Pedro I mantuvo en firme su alianza con Mohamed V y lo mandó ejecutar, alanceado brutalmente donde se encontraron, en los campos de Tablada (Burgos), en cuyo acto participó el mismo monarca. Pedro I envió la cabeza del usurpador a Mohamed V en señal de paz y amistad entre ambos reinos.656
La crónica del rey don Pedro del Canciller  Ayala relata el fin que tuvo el rey bermejo: El rey sopo luego cómo el rey Bermejo traía muchas joyas ricas…e después que ovieron cenado…entró Martín López de Córdoba…e con el omes de armas, e llegó do estaba el rey Bermejo… e tomóle preso…e todos los moros que cenaban con el dicho rey… e fueron falladas doblas e joyas, e todas las ovo el rey. E el rey Bermejo…fue montado en un asno…e con el de sus moros treinta e siete, e fízolos todos matar. E el rey Don Pedro le firió primero de una lanza, e díxole así: “toma esto, por cuanto me fecistes facer mala pleitesía con el Rey de Aragón, e perder el castillo de Ariza”.657 Lo más curioso es que Pedro el Cruel, que había sido parte principal en el derrocamiento de Ismail II,  a la muerte de Mohamed VI mandó dar un pregón en el que decía: “Esta justicia manda facer nuestro señor el rey a los traydores, que fueron en la muerte del rey Ismail su rey y su señor” 658
A pesar de todo esto, y aprovechando las discordias en Castilla, Mohamed V retomó Úbeda y Algeciras, y realizó importantes obras en la Alambra, entre ellas el Patio de los Leones. Pedro el cruel le envió la cabeza de Mohamed V y de sus compañeros, y Mohamed V, en agradecimiento, liberó a unos cautivos.
En 1360, viendo Enrique aumentado su partido, no dudó del buen éxito de una invasión en Castilla. Penetró en ella y al poco tiempo se apoderó de Nájera, donde permitió una sangrienta persecución de judíos. Creciendo la furia de Pedro I, hizo asesinar a Pedro Álvarez de Osorio, a dos jóvenes hijos de Fernán Sánchez de Valladolid y al arcediano de Salamanca Diego Arias Maldonado.659 Enrique fue vencido por Pedro, que se marchó a Sevilla donde mató a los tripulantes de cuatro galeras aragonesas, siguiendo con otros asesinatos.

Tras estas acciones se reanudaron las hostilidades entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, que terminaron en paz pactada, al tiempo que entre un largo rosario de crímenes, asesinaba a Blanca de Borbón, y su amante, María de Padilla, moría de muerte natural, ambas contaban 25 años de edad. Corría el año 1361.
En 1362 la invasión del Somontano del Moncayo y de las tierras valencianas por parte de Pedro I de Castilla encendió de nuevo la guerra. Los ejércitos castellanos ocuparon Borja, Magallón y Calatayud, y Pedro IV, que se encontraba en Perpiñán y sin tropas, tuvo que reunir Cortes generales en Monzón para evitar que los catalanes se inhibiesen, como acostumbraban, de cuanto no atañía directamente al principado.
Al siguiente año siguió con la invasión, con el apoyo de Navarra y Portugal, mientras Pedro IV de Aragón pactaba con Enrique de Trastámara tomar el reino de Castilla para éste. Conquistó muchas plazas, en las que castigaba cruelmente a los vencidos, y en 1364 tomó Alicante, Elda y Gandía, siendo la nómina de ciudades importantes tomadas, muy larga. Llegó hasta Valencia.
En la Corona de Aragón la peste se difundió nuevamente en torno a los años 1362-1363. Sus víctimas principales, al menos por lo que se refiere a Cataluña, fueron los niños. Por las mismas fechas se registró en Navarra otro brote epidémico. El médico converso Juan de Aviñón, residente en Sevilla, afirmaba que entre 1363 y 1364 fue gran mortandad de landres en las ingles y en los sobacos en aquella ciudad. Pero quizá esta epidemia afectó a todo el reino de Castilla. Cuando el monarca castellano Pedro I solicitó al concejo de Sahagún, en 1364, que le enviara 30 ballesteros, le respondieron que la villa estaba muy pobre e menguada, non aviendo y gentes segund que de antes de las mortandades avía, porque los más dellos eran muertos.660 
Con la peste llegó a Aragón la defección de Bernat de Cabrera, el principal consejero de Pedro IV, que inició conversaciones de paz que concluyeron el 2 de Julio de 1363 en Sagunto.661 Pedro IV y Enrique de Trastámara no aceptaron la paz y Bernat de Cabrera fue ejecutado mientras gran parte de Aragón y de Valencia estaba en poder de Pedro I el cruel.
En esta época, Pedro el Ceremonioso, como contagiado por el espíritu de Pedro el Cruel, revivió la actitud aplicada años atrás con sus hermanastro, asesinó durante un banquete al infante don Fernando. A duras penas pudieron contener el descontento producido, siendo acusado de todos los males el privado del Ceremonioso Bernardo de Cabrera, que fue degollado en la plaza del mercado de Zaragoza.662
En 1366 la guerra castellano-aragonesa sufriría un vuelco decisivo con la llegada de fuerzas al mando de Beltrán Duguesclín. Pedro IV recibió con todo honor a los franceses en Barcelona, entregando la villa de Borja y otros señoríos al citado Duguesclín en prueba de confianza y agradecimiento. La presencia de tanto soldado produjo no obstante algunos abusos por parte de los recién llegados, que cometieron todo tipo de atropellos, pero inclinó definitivamente la balanza del conflicto armado en beneficio de los aragoneses, recuperándose las villas y castillos perdidos anteriormente tanto en Aragón como en Valencia y celebrándose Cortes con mayor libertad de acción: 1366 en Zaragoza y 1367 en Tamarite-Zaragoza. 663
Pedro IV cedía, prácticamente, el mando de la guerra a Enrique de Trastámara.664
En 1366 entró Enrique en Castilla con las tropas de Beltrán Duguesclin, las Compañías Blancas, siendo proclamado rey de Castilla y León en Calahorra, lo que fue respondido por Pedro con el asesinato del hermano del gobernador de Calahorra. En 25 días, todo el reino menos Galicia, Sevilla y algunas villas de León estaban con Enrique. Pedro, que había pasado a Galicia a través de Portugal, ordenó asesinar al arzobispo de Santiago, tras lo cual pasó a Francia para entrevistarse con el príncipe de Gales. En este tiempo Sevilla se rindió a Enrique.
Con la guerra civil de los Trastámara, el aspirante Enrique utilizó el antisemitismo latente en los castellanos para conseguir partidarios: en 1367 sus tropas asaltaron las juderías de Briviesca, Aguilar de Campoo y Villadiego; y sus partidarios saquearon las de Segovia, Ávila y Valladolid. Toledo se llevó la peor parte. Al terminar la guerra, el rey quiso enmendar su política, pero el odio a los judíos, promovido por Hernán Martinez, que había sido declarado sospechoso de herejía, había arraigado muy hondo y desembocó en los pogromos de Sevilla en 1391, cuando la muchedumbre sevillana asaltó la judería y provocó una matanza. La revuelta se extendió primero a toda Andalucía665, y desde allí los disturbios pasaron a Castilla (Toledo, Madrid, Burgos, Logroño) y luego a Aragón, donde fueron saqueadas las juderías de Barcelona, Palma y Valencia, entre otras.666 Sólo la elocuencia de San Vicente Ferrer contuvo la revuelta y consiguió algunas conversiones reales. Otras, la absoluta mayoría, se trataba de conversiones por conveniencia, aceptadas con la única idea de salvar las propiedades o la propia vida. Se estaba creando un peligroso sustrato social conocido como “criptojudaísmo”.

También Pedro, y también en 1367, contó con el apoyo militar del Príncipe Negro (de nombre Eduardo, era hijo del rey de Inglaterra, Eduardo III y uno de los mejores militares de la época medieval), que tendría como recompensa la cesión de Vizcaya a Inglaterra. Con él retomó Nájera, que permanecía en poder de Enrique desde 1360, pero finalmente se marchó ya que Pedro no cumplía en los pagos, momento que aprovechó Enrique para retomar la mitad del reino. Las posiciones en el reino habían cambiado nuevamente, Pedro se defendía en Andalucía con el apoyo del reino de Granada, y tras nuevos asesinatos, partió para defender Toledo en 1369, que estaba sitiado por Enrique.

En el camino fue derrotado en Montiel por Enrique, el 14 de Marzo, siendo sitiado en el castillo de Montiel, entró en tratos con Beltrán Duguesclin para intentar la huída, pero éste lo puso frente a Enrique, quién acabó matándolo. Al hecho lo envuelve una leyenda. La guerra civil había costado buena parte de las conquistas realizadas a costa del reino de Granada desde los días de Alfonso X el Sabio.

En el trono le sustituyó el hermanastro que lo combatió, Enrique II, entrando en la corona la casa de Trastámara, condado cedido por su padre Alfonso XI, que sería conocido como “el de las mercedes”, por todas las que tuvo que conceder a quienes le prestaron ayuda. Entre ellas, el envío de la armada castellana para defender los intereses de Francia en la guerra de los Cien Años, que acabó con la armada inglesa  en La Rochelle  y saqueó numerosos puertos ingleses el año 1372.

Y es que, si en el año 1340, los castellanos tuvieron que pedir ayuda a los genoveses, los catalanes y los portugueses para detener la amenaza de los Benimerines en el estrecho; en pocos años la situación había dado un vuelco: en 1372 los franceses pidieron ayuda a los castellanos para derrotar a los ingleses en La Rochelle; y a finales de siglo eran los catalanes los que alquilaban barcos cantábricos para su comercio.667
La muerte de Pedro I de Castilla precipitaría los acontecimientos, que desembocaron en la paz de Almazán de 1375; firmándose un tratado entre Pedro IV de Aragón y Enrique II de Castilla, que éste no respetó del todo en cuanto se refiere a las reivindicaciones aragonesas de algunos lugares fronterizos, y acordándose el matrimonio del futuro Juan I con la hija del Ceremonioso, doña Leonor. 668
En el curso de la contienda castellana hace aparición, luchando a favor de Pedro I el cruel, Jaime IV de Mallorca. También inicia una invasión del reino de Aragón: entra por la Seo de Urgel y llega hasta las puertas de Barcelona en Enero de 1375, donde es derrotado y se ve obligado a huir a Castilla. Acabaría siendo envenenado, quizá por orden de Pedro IV, no sin que antes nombrase heredera a su hermana Isabel, que pacta con el duque de Anjou la reclamación de sus derechos, pacto que nunca tuvo efecto.669
Alguna tradición popular ha visto en Pedro I un rey justiciero, enemigo de los grandes y defensor de los pequeños. El pueblo recelaba de la nobleza, por lo que las venganzas del monarca, que recaían por lo general en aquella clase, a menudo fueron percibidas como legítimos actos de justicia. Sin embargo, existiendo pretendientes de sangre real sin mancha de bastardía, Enrique fue admitido como nuevo rey, dando lugar a una nueva dinastía. 

Finalizada la guerra con la muerte de Pedro I, Andalucía entera, a excepción de Carmona, estaban con Enrique II. Zamora y Ciudad Rodrigo no reconocían tampoco al nuevo rey, y varias poblaciones se entregaron a Aragón o a Navarra, mientras que Toledo se declaraba de Enrique. Por otra parte, no contaba con el apoyo de ningún reino hispánico. La única ayuda que podía esperar provenía de Francia. 

Esta situación se agravó con la inexistencia de medios de pago, lo que conllevó la emisión de moneda de baja calidad, y con ello, la inflación se disparó.


En esta situación y siendo que en 1367 había fallecido Pedro I el Cruel de Portugal, había sido sucedido por Fernando I el hermoso, fruto de la unión de aquel con Constanza de Castilla. El nuevo rey de Portugal abanderó los derechos de los pretendientes a la corona de Castilla, dando pie a tres guerras que fueron desastrosas para Portugal.

Pero tuvo otras ocupaciones más laudables: Promulgó la “ley das Sesmarias” para estimular el desarrollo de la agricultura, por la que se obligaba a poner en cultivo las tierras incultas y se incentivaba el trabajo en el campo. También durante su reinado se favorecieron las relaciones comerciales, constando la presencia de comerciantes internacionales en Lisboa. La navegación vivió también una época dorada, permitiéndose la tala de bosques reales para la construcción de navíos, y concediendo importantes exenciones fiscales en actividades navieras.

En los reinos hispánicos, este periodo es el que marca el inicio de la especialización agrícola, especialmente la vitivinícola del valle del Duero, la Rioja y Andalucía, y comienza a crecer el cultivo del olivo, que se desarrollaría especialmente a partir del siglo XV, tanto en Andalucía como en Urgel, Tarragona, Ampurdán o Zaragoza. Asimismo se produjo un crecimiento de la horticultura intensiva en la franja costera que va de Barcelona a Murcia, y que se desarrolla especialmente después de la peste negra.670

Por otra parte, Mohamed V continuó la guerra de conquista abiertamente, para apoderarse de los castillos de Rute y Cambil y, tras un prolongado asedio, de la importantísima plaza de Algeciras. Pero, una vez que el nuevo monarca castellano-leonés, Enrique II, se hubo asentado en su reino, las correrías de Mohamed V llegaron a su fin, y tuvo que pactar con éste un nuevo tratado de paz que regulase las relaciones futuras entre ambos estados, llenas de tensiones y recelos, pero que jamás se volverían a romper en vida de Mohamed V, con lo que se aseguraba la tranquilidad necesaria para su reino durante los veinte años siguientes.671 Murió el 16 de Enero de 1391, y sería sucedido por Yusuf II.
La inestabilidad que produce la crisis de la peste negra hace que en Cataluña se den movimientos sociales.
En el reino de Valencia estos movimientos sociales no son tan importantes, pero en Cataluña y Aragón, como consecuencia de la crisis del siglo XIV, queda diezmada la población, lo que da lugar a que los campesinos arriendan las tierras con unas condiciones que les son favorables:
* Supresión de los malos usos de la tierra
* Abolición de determinados derechos señoriales
* Estimación de la remensa personal.
Todo esto se les reconocerá en 1486 por la sentencia arbitral de Guadalupe, por la que se liberaron más de 50.000 payeses, tras la guerra de los remensas, ocasionada porque los señores, que habían cedido esos derechos cuando la gran crisis del siglo XIV, pretendieron recuperarlos cuando la situación poblacional se recuperaba.

La técnica agrícola  no cambia y se desarrolla el manso o alqueria, cultivos de cereales, vid, olivo, arroz y azafrán. En las zonas de Valencia se cultiva la huerta con las mismas técnicas de los musulmanes difundiendo el regadío y desde finales del siglo XIV la burguesía invierte capitales en el campo, la inversión de estos capitales permite que se obtengan unos cultivos más racionalizados, aumenta la superficie cultivada y al tener la burguesía tierras equipara los privilegios de la nobleza con la burguesía.672

Es, precisamente, en este periodo cuando se configura el tradicional paisaje agrario peninsular, coincidiendo con la Recuperación. En la Meseta la principal actividad económica sigue siendo el cereal, aunque la aparición de lugares destinados al ganado, los nuevos sistemas de explotación y los despoblados, trocean el paisaje. Pero, al mismo tiempo, surgen grandes regiones de especialización vitivinícola, en el valle del Duero, en La Rioja y en Andalucía, sobre todo. También en Andalucía, pero a finales del siglo XV, comienza a crecer el cultivo del olivo (sobre todo en el Aljarafe), fenómeno que se repite en Cataluña (Urgel, Tarragona, Ampurdán) y en los alrededores de Zaragoza (Cinco Villas). La mayor presencia de moriscos y payeses con gran iniciativa, favoreció una amplia renovación de la agricultura en la Corona de Aragón, además de la de horticultura intensiva, en la franja que va desde Barcelona, hasta Alicante y Murcia se ven plantas tintóreas, moreras para la seda, azafrán, caña de azúcar y arroz, el cual aumenta en los marjales de Murcia, Castellón y Valencia justo después de la Peste negra.673

La despoblación provocada por las crisis propició la transformación de tierras de labor en pastizales. El comercio de la lana se convirtió en la segunda actividad económica más importante de Castilla. Tanto la nobleza como las órdenes militares, poseían grandes prados al norte (agostaderos) y señoríos al sur (invernaderos). Cada año gigantescas manadas de ovejas churras y merinas recorrían la Península de norte a sur y de sur a norte (ganadería trashumante), provocando graves destrozos en las cosechas. Es por eso que el rey Alfonso X redactó una serie de reglamentos para establecer las vías pecuarias que, desde entonces se denominaron Cañadas reales, y en el año 1273 creó el Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. El rey concedió numerosos privilegios a los nobles ganaderos en detrimento de los agricultores del pueblo llano. Sin embargo, no debe restarse importancia a la ganadería estante, propiedad de pequeños y medianos campesinos, además de los concejos (todos fuera de la Mesta). De hecho, se estima que de los 5.000.000 de cabezas de ganado ovino que tenía la Corona de Castilla a finales del siglo XV, la ganadería trashumante y la ganadería estante se repartían equitativamente.674

La despoblación también produjo una revalorización de la mano de obra no solo desde su vertiente productiva sino también fiscal. Ante tal situación los señores se esforzaron por mantener el control de sus vasallos, por fijarlos al territorio, tratando de evitar por diversas vías que éstos emigrasen a otros lugares, al tiempo que intentaban atraer a nuevos pobladores a sus dominios. Esto produjo evidentemente conflictos entre los señores, pues la atracción de nuevos vecinos no responde a un exceso poblacional o a una supuesta afluencia de contingentes provenientes de fuera del reino, sino que se ejerció sobre los habitantes de los lugares cercanos. 675

La situación social arreció la persecución contra los judíos, produciéndose muchas conversiones, entre las que destaca la del rabino Salomón Ha-Levi, que con el nombre de Pablo García de Santa María acabaría siendo obispo primero de Cartagena y posteriormente, en 1415, de Burgos, amén de canciller mayor del reino, albacea y ayo del príncipe Juan,676 que ejerció una muy activa labor de conversión de los judíos y fue sustituido en el obispado por su hijo Alfonso.

Aunque con algunos enemigos Enrique empleó los mismos métodos que utilizase su hermano, en concreto con el gobernador de Carmona, no se puede comparar su actuación con la de Pedro el Cruel. Enrique se volcó en organizar la administración. Así, las cortes de Toro de 1371 fueron de suma importancia para la organización política y civil del reino, decretándose, además de derechos y jueces independientes y entendidos en derecho, la prohibición de elevar nuevos castillos sin expreso mandamiento del rey, amén de otros extremos conducentes a la disminución de los privilegios nobiliarios. 677

Por intermediación papal se resolvió el contencioso entre Portugal y Castilla, acordando varios matrimonios, entre ellos el de Sancho, hermano del rey de Castilla, con Beatriz, hermana del rey de Portugal. Algo similar ocurriría con Navarra, que devolvería a Castilla Logroño y Vitoria al tiempo que Carlos “el noble”, heredero al trono de Navarra, casaba con Leonor, hija de Enrique. El remate de la operación se llevó a término en 1375, pactándose el matrimonio de la infanta Leonor de Aragón con el infante Juan de Castilla.

No obstante, Carlos II el Malo de Navarra urdía extrañas alianzas y provocó el enfrentamiento que llevó a Enrique a tomar militarmente Pamplona. Llegada la paz en 1939, a poco murió Enrique II, quién previamente había adoptado una prudente postura imparcial en el conflicto del cisma de Occidente.

En 1378 se produce el cisma de Occidente, durante el primer cónclave celebrado desde 1303, y tras la muerte del papa Gregorio XI, durante cuyo espacio de tiempo los papas habían residido en Aviñón debido al desorden político. El alboroto era extraordinario, reclamándose que se eligiera un papa romano. Cuando resultó elegido un papa francés, la multitud tomó el palacio al asalto. Finalmente un italiano, el Papa Urbano VI, fue elegido por 16 cardenales. El nuevo Papa hizo la pregunta a los cardenales si lo habían elegido libre y canónicamente; ellos dijeron que sí. 678

Pero los cardenales franceses, que formaban la mayoría del Sacro Colegio, no estaban satisfechos con la ciudad y deseaban regresar a Aviñón, donde no había basílicas en ruinas ni palacios arruinados, ni tumultuosas turbas romanas y fiebres romanas mortales, donde la vida era, en un palabra, mucho más cómoda. Urbano VI se negó a salir de Roma, y con severa determinación, les dio a entender sin pelos en la lengua, que reformaría la corte papal y rompería el lujo de su vida, lo que ofendió profundamente a los cardenales679, que marcharon de vacaciones a Anagni, donde llegaron al acuerdo de que la elección había sido inválida dada la coacción de la multitud.680

Tras esto, el 20 de Septiembre eligieron a Clemente VII, que se estableció en Aviñón. Fue reconocido por Francia, Flandes, Escocia y Escocia, mientras que Inglaterra y el resto del mundo cristiano se adhirieron a Urbano VI. El cisma estaba servido. Duraría cuarenta años.

En 1379 moría Enrique II “el de las mercedes”, hubo quién dijo que como consecuencia de envenenamiento provocado por un regalo del emir Mohamed de Granada, tras diez años de reinado en los que tuvo que hacer frente a Fernando I de Portugal y a Juan de Gante, ambos aspirantes al trono de Castilla. Protegió los judíos, a quienes antes había perseguido, y convocó numerosas cortes. Sería sucedido por su hijo Juan I, que había casado con Leonor de Aragón,  hija de Pedro IV el Ceremonioso. Con ella tuvo dos hijos: Enrique, que reinaría en Castilla con el sobrenombre de “el doliente”,  y Fernando de Antequera, que acabaría siendo rey de Aragón. También casó a su hija Leonor con Carlos III “el noble” de Navarra. Como su hermanastro, Enrique II tuvo muchos hijos bastardos que acabarían levantándose contra la corona. 

En 1383 comenzó a contarse el tiempo en Castilla en la Era de Nuestro Señor Jesucristo.

Al fallecer sin herederos varones Fernando I de Portugal, padre de su esposa Beatriz, Juan I optó a dicha corona, quedando Pedro González, su ayo, como uno de los regentes de Castilla en 1384. Al año siguiente, 1385, Juan va a la guerra contra Juan de Avis, hijo bastardo del rey Pedro I de Portugal y, por tanto, hermanastro de Fernando I, guerra que se produjo en medio de la peste y que acabó en la desastrosa derrota de Aljubarrota, donde, tras la desbandada de las tropas castellanas,  Juan I de Castilla consiguió salvar la vida gracias a su ayo, que falleció.681 Fueron dos años de crisis portuguesa en la que no existió rey.

En 1384 los nazaríes conquistaron Ceuta otra vez pero en 1387 volvieron a perderla. Tras esto el Reino nazarí quedó bajo el gobierno de distintos soberanos que fueron incapaces de mantener el control del territorio.682

El 6 de abril de 1385 era coronado Juan de Avis, que acabaría venciendo en la batalla de Aljubarrota a un ejército castellano notablemente superior en efectivos. Portugal contaba con el apoyo de Inglaterra, habiendo firmado un pacto, el “tratado de Windsor”, inextinto, que permite a Inglaterra hacer lo que le plazca; así, por el mismo intervino en 1640 propiciando la separación de éste reino hispánico de la unidad nacional; en 1890 Inglaterra exigió su incumplimiento y envió un ultimátum obligando a Portugal a retirarse del territorio existente entre Angola y Mozambique; en base al mismo tratado, Inglaterra obligó a Portugal a luchar en la Primera Guerra Mundial, y volvió a invocar el tratado para impedir que Portugal se aliase con el Eje y obligarle a ceder una base aérea en las Azores, y por supuesto no se cumplió cuando en 1961 fue atacada la India Portuguesa por el ejército de la Unión India.

La derrota castellana en Aljubarrota fue de tal entidad que Juan I ordenó luto de un año en toda la corte, pero además tuvo otras consecuencias: Animado por la misma y por Juan de Avis, Ricardo II de Inglaterra inició una invasión al mando del duque de Lancáster, que atacó Galicia en 1386 como “Juan, rey de Castilla y de León, duque de Lancáster” nombrado por el antipapa Urbano VI. Tomó Santiago y a punto estuvo de tomar La Coruña, pero el hostigamiento de la población gallega hizo mellas en el invasor.

Juan I recibió el respaldo de las cortes de Segovia de ese mismo año, en las que se institucionalaza la equidad de los impuestos y la regularización de las Hermandades para la persecución y castigo de malhechores.683

El 1 de Enero de 1387 fallece Carlos II de Navarra de forma un tanto curiosa. Parece que padecía cierta enfermedad cuyo remedio, recetado por el doctor, consistía en vendarle el cuerpo entero con gasas impregnadas en coñac. La doncella encargada de la operación, al terminar, en vez de coser las vendas pretendió hacerlo con cera de una vela, prendiéndose las vendas y quemando al rey.684 Le sucedió su hijo, Carlos III, casado con Leonor de Trastámara, que tuvo influencia en el resto de España al participar en las guerras de Granada y al vincular matrimonialmente a su hija con Aragón. Instituyó el título de Príncipe de Viana para los herederos al trono. Murió en 1425.

El fallecimiento de Pedro IV en Barcelona, también acaecido el 5 de enero de 1387, después de haber afirmado como heredero a su hijo el infante don Juan en el testamento de 1379, cerraba una época difícil y conflictiva y abría un tiempo de transición hacia nuevas formas de vida. La última esposa de Pedro IV, Sibila, había huido poco antes del fallecimiento, temiendo represalias; fue la última en abandonar al rey. A su muerte se repetía la misma historia que acaeció en el momento de su coronación. Juan I mandó seguir y detener dondequiera que se los encontrase a la reina Sibila y a los que la acompañaban en su fuga.685

Durante el reinado de Pedro IV se inició la denominación de Principado dada a Cataluña. La primera referencia documental se halla en la convocatoria de las Cortes de Perpiñán de 1350. Se desconocen los motivos de tal denominación.686

En enero de 1387 era coronado rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Córcega, conde de Barcelona, Rosellón y Cerdaña, duque de Atenas y Neopatria, duque de Gerona y conde Cervera, Juan I de Aragón, hijo de Pedro el ceremonioso, que dos años después de su coronación debió enfrentarse a su suegro, el conde de Armañac, que invadió el Ampurdán llegando hasta Gerona.

Sería el comienzo de un corto reinado de disturbios y de desorden administrativo y financiero, mientras Juan III de Armañac reclamaba Mallorca en nombre de Isabel, la pretendiente al trono de Mallorca. 

Persiguió a su madrastra, a la que mandó torturar y consiguió de ella la cesión de los castillos y las villas que había recibido de Pedro IV. También mandó ejecutar a veintinueve de sus partidarios.

El reino de Aragón, que algunos sitúan en la cumbre es, según otros, discutible.687

En el asunto del cisma se puso de parte de Clemente VII, al tiempo que se dedicaba al apoyo de la cultura, al espectáculo y a los festines, por lo que pasó a la historia como Juan I “el Cazador”, y “el indolente”. Por tal motivo, en las Cortes de Monzón de 1388 varios ricos-hombres pidieron en alta voz la reforma de la casa real, llegando a amenazar con las armas, por lo que el rey se vio obligado a aceptar las imposiciones.688

En la revuelta antijudía que conoció toda España el año 1391, en Barcelona y otras ciudades se saqueó la judería, siendo degollados muchos judíos. Juan I mandó restituir lo que se les había quitado.

Como consecuencia de las bodas celebradas entre Constanza e Isabel, hijas de Pedro I el Cruel, el duque de Lancaster y el duque de York, sus respectivos esposos, reclamaron el reino de Castilla. Juan I de Castilla solventó la cuestión en 1388 casando a su hijo Enrique con Catalina, hija de Constanza, y otorgándoles el título de Príncipes de Asturias. Serían los primeros en ostentar este título.

Resuelto el problema con el de Lancaster, Juan I convocó las cortes en Briviesca, de las que hay que destacar algunos aspectos: Se aplicó un impuesto proporcional a la fortuna de cada uno, sin distinción de condición; se depreció el valor de la moneda “blanca”; se creó un consejo de letrados que no debían ser nobles; y se atendieron otros aspectos: prohibición se sacar al Señor para recibir a los reyes, ya que los reyes no somos más que él, sino menos, se ordena que si el rey encuentra por la calle el Santo Viático, lo acompañe hasta la iglesia y se postre de hinojos; se decreta el descanso dominical, y “establecemos que si en nuestras cartas mandáremos algunas cosas que sean contra ley, o fuero o derecho, que la tal carta sea obedecida et non complida.689 Y las cortes de Palencia del año siguiente exigieron cuentas de los impuestos extraordinarios obtenidos en Briviesca, siendo las cortes de Guadalajara de 1390 un ejemplo de participación de todos los estamentos sociales, que podrían apelar al rey. También se reforzó el consejo real, al que Juan I apelaría para la práctica totalidad de los asuntos.

De lo que se legisló en las citadas cortes nos podemos hacer a la idea de cómo estaba la sociedad, por fuerza de manera similar a como estaba la nobleza. Se legisló que ningunt casado non tenga manceba públicamente, e cualquier que la toviese de cualquier estado o condicion que sea, que pierda el quinto de sus bienes fasta en quantia de dies mil maravedís cada ves que le fallaren. Y más: Muchas veces acaece que algunos que son casados ó desposados por palabras de presente, siendo sus mugeres ó esposas bivas, non temiendo a Dios nin a la nuestra justicia, se casan ó desposan otra ves, é porque esta es cosa de grant pecado e de mal enjemplo, ordenamos é mandamos que cualquier que fuese casado o desposado por palabras de presente, si se casare otra ves o desposare, que demas de las penas en el derecho contenidas, que lo fierren en la frente con un fierro caliente que sea fecho á señal de crus.

Durante su reinado se mejoró notablemente la calidad del ganado lanar y se abrieron importantes empresas manufactureras de paños

Juan I de Castilla murió de un accidente hípico poco después el 9 de Octubre del mismo año 1390, y lo sucedió su hijo Enrique III como Rey de Castilla, León, Portugal, Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, el Algarve y Señor de Vizcaya. Su madre era Leonor de Aragón, y asumiría el poder efectivo el 2 de Agosto de 1393, cuando contaba 13 años de edad.

Emprendió una política pacificadora, apoyándose en nobles de segunda fila, saneó económicamente el reino e impulsó la figura de los corregidores.

Los conflictos se sucedieron en el reinado de Juan I de Aragón: durante su reinado se perdieron las posesiones de Atenas y Neopatria, y la corte fue acusada de frivolidad, corrupción, indolencia y desgobierno690. 

En 1389 moría el papa Urbano VI, y fue sucedido por Bonifacio IX, inmediatamente excomulgado por Clemente VII, que a su vez fue excomulgado por Bonifacio IX, que vio cómo Sicilia y Génova se apartaban de él. Para mitigar las defecciones, otorgó favores a Wenceslao, rey de Alemania.
En 1391 fue emir de Granada Yusuf II. Fue un monarca pacífico, favorecedor de las artes y las ciencias. Casi en el mismo momento de subir al trono, tuvo que hacer frente a una insurrección en la propia capital, capitaneada por su ambicioso hijo menor, el futuro Mohamed VII. Sofocada ésta a duras penas gracias a la intervención del embajador de los benimerines, Yusuf se vio obligado a quebrantar las treguas con el reino castellano. La facción más extremista de la población así lo exigía, y el monarca tuvo que emprender una incursión en el reino de Murcia. Acabaría siendo asesinado en 1392.
Le sucedió Mohamed VII (1392-1408), instigador del asesinato, quién desplazó del trono a su hermano Yusuf. Reemprendió la ofensiva contra Castilla, fue asesinado y la situación del sultanato era que el ejército estaba debilitado y los españoles disponían de más recursos y población. 
El cisma de la Iglesia llevaba su propia marcha. El antipapa Clemente VII moría en 1394, y los cardenales juraron trabajar por la eliminación del cisma al tiempo que elegían a Pedro de Luna como papa Benedicto XIII, que contaba con el apoyo de San Vicente Ferrer, y que se había mostrado proclive a abdicar.691
En 1396, en Sicilia se rebeló una parte de la nobleza, que tuvo que ser reprimida por Bernardo de Cabrera, que empeñó sus posesiones para la empresa, ya que la negligencia de Juan de Aragón dejaba el asunto sin atención. Curiosamente, en esta época desapareció la violencia de los nobles en Valencia. El motivo parece ser que los nobles culpables de toda esa violencia estaban en esa época ocupados en las campañas de Cerdeña, de Sicilia y de Catania.692

Todo reinado de Juan I estuvo marcado por el Cisma de Occidente que dividía a la cristiandad desde 1378, situándose entre los partidarios de los papas de Aviñón, de los que obtuvo apoyo en sus pretensiones sobre el reino de Sicilia frente a los Anjou, que se posicionaron entre los partidarios de los papas de Roma.

El 19 de Mayo de 1396 moría en extrañas circunstancias Juan I de Aragón. Sería sucedido por su hermano Martín I el Humano, que desde 1380 era rey regente de Sicilia al haberse acordado el matrimonio de su hijo con María de Sicilia, ambos menores de edad, y haber fallecido Federico III de Sicilia.

Como era de prever, Violante de Bar, viuda de Juan I pretendió el trono, pero fue eficazmente frenada por la esposa de Martín el Humano, María de Luna. Otro tanto intentaría Mateo de Foix, casado con Juana, hija mayor de Juan I, que en 1395 franqueó el Pirineo con 5000 hombres, llegando hasta Barbastro, donde fracasaron, como también fracasaron en Monzón y en Cariñena. Vencidos también en Huesca, debieron retirarse. También fueron frenados en el valle de Arán.

En 1397, cuando  Martín el Humano regresaba de Sicilia para hacerse cargo del trono aragonés, se entrevistó en Aviñón con Benedicto XIII, aragonés y pariente de la reina, con la intención de llegar a solucionar el cisma y, posteriormente, en 1403 intervino militarmente contra el asedio que sufrió Benedicto en su sede papal, rescatándolo y acogiéndolo en Peñíscola el año 1403, a quién estuvo defendiendo cuando ya todos los reinos lo habían abandonado, y hasta Martín de Sicilia estuvo a punto de reconocer a Bonifacio IX.

Finalmente, cuando fue coronado el 13 de Abril de 1399, renovó los acuerdos con Castilla y con Navarra, y envió una armada a Sicilia para reforzar el poder de su hijo, y una cruzada al norte de África, continuación de la que había iniciado el año anterior.

Por otra parte, se desataron los desórdenes en Valencia entre dos bandos, los Gurreas y los Lunas. Enfrentamientos que se prorrogaron en Cataluña y en Aragón entre los Centellas y los Solares y los Lanuzas y los Cerdán, y los Vilaragut. En las calles de Valencia. "Les ajustades d'ómens de cavall e d'armes" son continuas, casi diarias, según Jaume Escriva, Justicia Criminal. Pero los respectivos linajes no están solos en el lugar de los hechos: defendiendo la causa Centelles estaba el bando del noble N'Eiximen Pérez d'Arenós e valedors d'aquell, el bando de la familia Maça y el de los Romaní; junto a los Vilaraguts están los Boïl… Se enfrentan dos grupos de hombres, todos ellos nobles, que están unidos entre sí, en mayor o menor grado, por distintos lazos, y donde un apellido se constituye en Cap de facción. Sendos bandos forjan una causa común, luchan por los intereses y las obligaciones que les son afines.693

En 1400, la flota castellana destruyó la base de piratería inglesa existente en Tetuán y obtuvo otras victorias sobre los ingleses, y en 1402, en Lanzarote, comenzó la colonización de las Islas Canarias por parte de Castilla, de la que ya existían noticias por parte de nativos traídos en expediciones esclavistas. La exploración se encomendó a Jean de Bettjencourt, hombre de negocios y Gadifer de la Salle, militar. 

Castilla contaba con los derechos históricos, al tratarse Canarias del ámbito de influencia del antiguo reino visigótico, derecho reconocido por todos los reinos del momento.
Es probable que el archipiélago fuera descubierto ya en el siglo II A.C. pues hasta esa época se remontan los comienzos de la historia documental de la navegación, con los fenicios como protagonistas. Hacia el año 600 A.C. un grupo de fenicios a las órdenes del Faraón egipcio Nekó II circunnavegó Africa y es posible que hubieran visitado Canarias, pero no consta ninguna prueba escrita. Los primeros testimonios científicos sobre el archipiélago Canario que prescindieron de consideraciones mitológicas se remontan a los romanos, sobre todo al historiador Plinio El Viejo, que en su obra Historia Natural fue el primero en dar una descripción creíble de Canarias.
Las islas, antes de la Conquista, estaban habitadas por una población posiblemente de origen norteafricano, sumida en el Paleolítico, aunque con ciertos atisbos de una cultura ligeramente superior en lo que se refiere al aspecto religioso y artesanal. Los antiguos pobladores  vestían toscamente con pieles y tenían un gusto especial por los adornos. Trabajaban el barro, y sus lanzas, añepas, acababan en afiladas puntas naturales de piedra volcánica. En el aspecto religioso, enterraban cuidadosamente a sus muertos, momificándolos. Y todo apunta a que ignoraban completamente el arte de la navegación.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a Tenerife, la isla estaba repartida en nueve pequeños reinos o menceyatos, al mando cada uno de un monarca o mencey, a quién asesoraba una asamblea de ancianos. La conquista del archipiélago se había iniciado formalmente en 1402, con las incursiones de Jean de Bethencourt y Gadifier de la Salle en nombre de Enrique III en Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, tierras que anexionaron con cierta facilidad al Reino de Castilla. Fernán Peraza hizo lo propio en La Gomera. 
En 1406 moría Enrique III cuando reanudaba la campaña de Granada. Le sucedió en el trono su hijo, Juan II, que contaba un año de edad, bajo la regencia de su madre y de su tío Fernando de Antequera, que llegaron a un acuerdo que dividía el reino en dos partes.694

En 1404 falleció Bonifacio IX, sucesor de Urbano VI, y resultó elegido Inocencio VII, que murió en 1406, sin haber cumplido la promesa de reunirse con Benedicto XIII para acabar con el cisma. Para proceder a la nueva elección, los cardenales convinieron que el nuevo papa abdicaría si abdicaba Benedicto XIII. En 1406 resultó elegido Gregorio XII, que no podía nombrar cardenales y debía tratar con Benedicto XIII.

Pero Gregorio XII nombró cuatro cardenales, por lo que los catorce que le apoyaban lo abandonaron y se unieron a diez cardenales que habían abandonado a Benedicto XIII, convocaron un concilio en Pisa  el año 1409, donde eligieron como papa a Alejandro V.

En 1408 se obligó a los hebreos a llevar distintivos y a recluirse en las juderías y, en 1412, la regenta de Castilla, Catalina de Lancaster, prohibió la convivencia entre cristianos y judíos, algo similar hizo el rey aragonés Alfonso V.695

Al fallecer Mohamed VII, en 1408, le sucedió su hermano Yusuf III, el mismo al que había despojado de su trono. Recuperó Gibraltar y perdió Antequera. Fallecería en 1417.

En 1409 Martín de Sicilia marchó a pacificar Cerdeña, donde obtuvo un clamoroso triunfo sobre los sardos y los genoveses, al tiempo que se difundía la voz de que Martín el Humano tenía previsto instalar en Roma a Benedicto XIII. Pero pronto se torció todo: Martín de Sicilia, el heredero al trono de Aragón fallecía de forma inesperada por enfermedad.

Actuaciones importantes de Martín el Humano fueron: la supresión del call de Barcelona, la incorporación del condado de Ampurias al reino, la fundación del Estudio General de Barcelona, y la pacificación de la nobleza valenciana,696 cuya conflictividad queda expresada en un hecho concreto, muestra que lo que venía aconteciendo: Pere Montagut y Eximen de Thovia, señor de Catadau, se enfrentan en 1380 en Alzira por los" ... límits del terme d'aquesta població..." respecto a Alcúdia. Los bandos se alinean y se enfrentan -con resultados sangrientos- por un desacuerdo sobre unos derechos o propiedades. Cualquier tipo de afrenta, por mínima o irrelevante que sea, puede ser perfectamente la chispa que los enfrente. Intereses y prestigio van íntimamente unidos para la nobleza. En este sentido, hay que tener en cuenta que estos hechos asumen mayor relevancia en los estratos superiores de la sociedad, allí donde las palabras se transforman más rápidamente en acciones porque hay honra que lavar. 697
En 1410 el infante Fernando tomó la plaza de Antequera el 24 de Septiembre. De este hecho le quedó el sobrenombre que lo señala en la historia. Por falta de medios económicos no prosiguió la campaña, hecho que sirvió de respiro a Yusuf.
Otro asunto atraía la atención de Fernando de Antequera: La muerte de Martín el Humano el 31 de Mayo de 1410, sin descendencia y sin el nombramiento de sucesor.
Fernando estaba llamado a tener parte en la grave crisis sucesoria en Aragón. Un periodo de interregno, durante el cual la situación progresivamente iría evolucionando a su favor, quien, tras el Compromiso de Caspe de 1412, fue nombrado monarca de la Corona de Aragón.















































Capítulo XII

Desde el Compromiso de Caspe el año 1412 hasta la muerte Enrique IV en 1474
Cesáreo Jarabo


A finales de Junio de 1412 se resolvió en Caspe el vacío sucesorio ocasionado en la Corona de Aragón a la muerte de Martín el Humano. Tres personas tienen especial significación en el mismo: Berenguer de Bardaxí y Pedro de Luna (Benedicto XIII, el papa Luna) y San Vicente Ferrer.
A la muerte del rey Martín el Humano en 1410 sin sucesión directa legítima, eran varios los aspirantes al trono en distinto grado de parentesco. Por primera vez en la historia de la Corona -y por segunda en el reino de Aragón- se planteaba un problema de vacío de poder después de que, durante siglos, la sucesión se había resuelto tradicionalmente por primogenitura y masculinidad. La incógnita de la última voluntad del monarca difunto, que había perdido la garantía de la continuidad dinástica con el fallecimiento de su único hijo Martín de Sicilia en 1409, permitió especular con las postreras palabras del moribundo respecto al debate sucesorio que se preveía inmediato tras el último estertor.698
A diferencia de Castilla o Navarra, ni en la legislación aragonesa ni en la catalana o valenciana constaba ordenamiento alguno que regulara explícitamente la sucesión real. Las únicas disposiciones legales referidas al acceso al trono de un nuevo monarca daban por supuesta su legítima designación y se ocupaban exclusivamente de los actos referentes a la coronación y juramento.
Pero, en esta ocasión, faltaba la continuidad de la casa de Barcelona en la ocupación directa del trono. Si hasta la fecha en los testamentos de los reyes se hacía constar la persona a la que correspondían los reinos y tierras de la Corona, el del rey Martín no resolvía la cuestión, pues en el único testamento conservado dejaba heredero universal a su hijo Martín de Sicilia, fallecido antes que él, y, en su defecto, a sus descendientes, sólo que el rey de Sicilia únicamente tenía un hijo bastardo, condición que le excluía automáticamente del trono. 699
Seis eran los candidatos, pero dos los únicos que tenían posibilidades: Fernando de Trastámara, sobrino de Martín el Humano y Jaime, conde de Urgel, sobrino nieto. Los otros cuatro: Alfonso de Gandía, pariente en quinto grado; Luis de Anjou, hijo de su sobrina Violante; Federico de Luna, hijo ilegítimo; Juan, conde de Prades.
Los jueces que determinaron la sucesión representaban a Aragón, Valencia y Cataluña, siendo que las decisiones siempre debían estar apoyadas, al menos por un representante de cada territorio. La única nota discordante eran los conjurados del Parlamento de Mequinenza, que intentaban imponer al conde de Urgel. Curiosamente ningún representante pertenecía a la nobleza, sino al clero y a gentes de leyes.
A finales de 1411 todo parecía indicar que la única solución era la de las armas… Cada facción rival tenía su parlamento simultáneo… En 1412 el papa Benedicto XIII, desde Peñíscola propuso una solución: la elección de compromisarios en número igual por los parlamentos de Aragón, Valencia y Cataluña, a los que se encargaría la papeleta de decidir el sucesor. No se aceptó representación del reino de Mallorca ni del de Sicilia.700
El 28 de Junio de 1412, San Vicente Ferrer leía públicamente el acta de elección, que sólo fue respondida por el conde de Urgel y sus seguidores, encabezados por Antón de Luna. 701 Salió elegido por seis votos; dos votaron al Conde de Urgel y uno se abstuvo.
A todo el proceso se le dio la importancia que tenía. La puesta en escena hacía partícipes y tenía al corriente a los asistentes de las decisiones importantes, mientras que el texto del diario proyectaba al futuro el discurso oficial de los acontecimientos.702

Tras el Compromiso de Caspe, Fernando de Antequera, regente de Castilla, dejó la regencia para ocupar el trono de Aragón, cuyo cargo juraría el 5 de Agosto en Zaragoza y el 28 de Noviembre en Barcelona. Sería coronado por Benedicto XIII en Tortosa, interesado en que le defendiese ante la disputa que mantenía con otros dos papas que simultáneamente ostentaban la silla de Pedro: Gregorio XII y Juan XXII.

Cuentan las crónica que este año fué muy seco é menguado de aguas, é de mucha fambre.703

En esos momentos, la población conjunta de Cataluña, Rosellón y Cerdaña era de unos 375.000 habitantes, de los cuales la décima parte aproximadamente (unos 35.000) vivían en Barcelona. Aproximadamente las tres cuartas partes de dicha población era campesina, y la cuarta parte de la población total catalana (de 70 a 100.000 personas) eran remensas. El remensa (como el siervo de la gleba) tenía la obligación de quedar sujeto a una explotación agrícola llamada “mas”…pero también se llamaban así cuantos campesinos dependían de su señor… eran una reminiscencia feudal y existían sólo en la Cataluña vieja.704

La crisis económica desencadenada a finales del siglo XIV, hundió la economía catalana y activó las diferencias entre los dos partidos, la Biga y la Busca, en los que se englobaban respectivamente la oligarquía de Barcelona y los artesanos, ambos grupos excluidos de la administración. El ambiente social se caldeaba al compás de los vaivenes de la decadente nobleza propietaria de la tierra, de la quiebra de los bancos y de la inflación, no quedando exentos de las consecuencias derivadas de la guerra contra los genoveses y venecianos, y la ruptura de relaciones comerciales con Egipto, Flandes, Túnez, Francia, y la merma del mercado de tejidos por la competencia inglesa e italiana. A todo ello hay que añadir los gastos de la guerra imperial que mantuvo durante todo su reinado Alfonso V.

El año siguiente, 1413, y a pesar de haber aceptado al nuevo rey, se subleva Jaime de Urgel que entra en campaña contra Fernando, que lo vence en el castillo de Balaguer y lo desposee de todos sus títulos y lo destierra. Por otra parte, en las cortes de Barcelona de este mismo año tuvo que ceder a la limitación de la autoridad real a favor de las cortes, y en 1515 nombró a su hijo Juan virrey de Sicilia, pacificó Cerdeña y firmó tratados de amistad con Egipto y con Fez.

En las citadas cortes, el rey fue claudicando en todo (tenía ya Jaime de Urgel sublevado en Balaguer) y finalmente aceptó cuanto las Cortes querían, harto ya de tantos meses de discusiones.705

El conflicto hebreo seguía pudriendo las entrañas del pueblo español. Con objeto de acelerar la deseada conversión de los hebreos, promovió D. Pedro de Luna (Benedicto XIII) el Congreso teológico de Tortosa, donde el converso Jerónimo de Santa Fe (Jehosuah–Ha–Lorquí) sostuvo (enero de 1413), contra catorce rabinos aragoneses, el cumplimiento de las profecías mesiánicas. Todos los doctores hebreos, menos Rabí–Joseph–Albo y Rabí– Ferrer, se dieron por convencidos y abjuraron de su error. Esta ruidosísima conversión fue seguida de otras muchas en toda la corona aragonesa.706

La sociedad española acogía con los brazos abiertos a los neófitos, creyendo siempre en la firmeza de su conversión. Así llegaron a muy altas dignidades de la Iglesia y del Estado, como en Castilla los Santa Marías, en Aragón los Santa Fe, los Santángel, los La Caballería (1109). Ricos e influyentes los conversos, mezclaron su sangre con la de nobilísimas familias de uno y otro reino, fenómeno social de singular trascendencia, que muy luego produce una reacción espantosa, no terminada hasta el siglo XVII. Unas veces para hacerse perdonar su origen y otras por verdadero fervor, más o menos extraviado, solían mostrarse los conversos enemigos implacables de su gente y sangre.707

En 1410, durante el reinado de Juan II de Castilla, niño bajo la regencia de Fernando de Antequera, se reanudó la guerra de Granada. Los enfrentamientos entre los regentes seguían desestabilizando el reino; fueron apartados los tutores Juan de Velasco y Diego López de Zúñiga, quedando su madre, Catalina, y Fernando de Antequera, y el desorden llegaba  hasta el punto que lo que marcaba Catalina, la madre del rey, era revocado por Leonor López, dama de su corte a la que se encontraba supeditada. Mientras, llegaban noticias de la frontera con Granada, donde se informaba que los soldados estaban dispuestos a desertar por falta de pagas. Cuando Fernando marchó a Aragón, dejó en su lugar a sus hijos, los Infantes de Aragón. 

En 1415, durante el reinado de Juan I de Portugal, fue conquistada Ceuta, y comenzaba Portugal los grandes descubrimientos marítimos con el infante Enrique el Navegante, que con 20 años se vio con el mando de la flota portuguesa. 
Allí vivía una colectividad musulmana grande y próspera, a muy corta distancia. Las operaciones se iniciaron con un ataque por mar a esta ciudad fortaleza, que tenía una ubicación estratégica, ya que era un puerto de entrada al Mediterráneo.
La campaña, organizada por el rey Juan I, concluyó con éxito. En vez de arrasar esta ciudad, optaron por administrar y defender una posesión ultramarina en territorio árabe. Ceuta permitía establecer una base para avanzar hacia Marruecos o para el ataque a Gibraltar, otro enclave moro en el Mediterráneo occidental. Despejar este estrecho se hacía necesario para iniciar la exploración y el comercio con África.708
Tras la toma de Ceuta Enrique el Navegante tomó multitud de datos geográficos del continente y regresó a Portugal en 1416, cuando fundó en el Algarbe uno de los primeros observatorios astronómicos, así como la Academia Náutica de Cartografía y Técnicas de Navegación y Construcción Naval. Ahí se diseñaría la carabela.

En el terreno cultural, Juan I fue el primer rey en redactar en portugués las leyes del reino. También llevó a efecto grandes obras públicas. 

En 1416, Fernando I de Aragón, y siguiendo los consejos de Vicente Ferrer, hasta entonces confesor de Benedicto XIII, abandonó al papa Luna cuando el Concilio de Constanza apuntaba claramente en destituir a los tres papas en liza. Fallecería poco después, de enfermedad, a los 37 años de edad, en Igualada, pasando a la historia, además como “de Antequera”, como “el honesto” y “el justo”. Su hijo Alfonso V sería su sucesor, habiendo pasado a la historia con el sobrenombre de “el magnánimo”, que tuvo enfrentamientos con la nobleza aragonesa al haber introducido funcionarios castellanos y al haber destituido al Justicia Mayor. Residió poco tiempo en sus estados aragoneses; de los 42 años de su reinado, pasó en Italia 29, atendiendo los asuntos de Nápoles, Sicilia, Córcega y Cerdeña, siendo sustituido en sus largas ausencias por lugartenientes, que fueron su esposa la reina doña María y su hermano Juan de Navarra, el futuro Juan II. 

La aristocracia rural y la Biga reclamaban de Alfonso V que prohibiese a los remensas reclamar libertad alguna, pero los remensas eran apoyados por la monarquía contra las pretensiones de los nobles y de los ricos.709

En 1417, el concilio de Constanza, además de deponer a Juan XXIII, depuso también a Benedicto XIII, y el Papa Gregorio XII renunció. El once de Noviembre fue elegido Martín V, poniendo fin al cisma de Occidente. En Aviñón hubo dos antipapas más, pero ya sin importancia, se extinguieron, y Alfonso V sería el encargado de transmitir la noticia a Benedicto XIII, el papa Luna, que seguiría en Peñíscola hasta su muerte en 1423.

En 1417 fallecía Yusuf  III de Granada, que era sucedido por Mohamed VIII, con ocho años de edad. En 1419 fue derrocado por los abencerrajes, que pusieron en su lugar a Mohamed IX, nieto de Mohamed V.
En 1418, cuando murió la reina regente Catalina, Joao Gonçalves Zarco y Tristâo Vaz Teixeira alcanzaron la isla de Porto Santo, desde donde vieron el Pico Ruivo de Madeira, tras sufrir una tormenta que les llevó a la deriva durante días. En 1419 Bartolomé Perestrello, siguiendo las indicaciones de Gonçalves y Teixeira, alcanzó la isla de Madeira (Madeira se convertiría a la muerte de Enrique el Navegante en señorío personal de los descendientes del infante).710
En 1419 era declarado mayor de edad, en las cortes de Madrid, Juan II de Castilla, que casaría con María de Aragón el año siguiente. El privado que llevaría los asuntos del reino era Álvaro de Luna (sobrino de Benedicto XIII), lo que ocasionó un grave enfrentamiento con los Infantes de Aragón, que conspiran junto con el Rey de Navarra para lograr más tierras de las que ya poseían en Castilla, si acaso no el cetro del poder real que parecía ausente, mientras Álvaro de Luna conspira y produce la caída del Mayordomo Mayor del reino, Juan Hurtado de Mendoza. El enfrentamiento con los Hurtado de Mendoza y con los Zúñiga sería letal para el Condestable.
 El Infante D. Enrique llegó a secuestrar a Juan II, que fue liberado por Álvaro de Luna. A partir de ese momento Enrique se mantuvo alzado hasta que fue puesto en prisión en 1422, y en 1423 era nombrado condestable Álvaro de Luna.

En 1420 partió Alfonso V para atender los asuntos del Mediterráneo, no sin antes dejar arreglado el cambio de Justicia, que recayó en Berenguer de Bardají, lo que ocasionó conflicto con el anterior Justicia, Juan Jiménez Cerdán y con los derechos del reino, pero las buenas artes de la reina María, calmaron las aguas. Pacificó Mallorca, Cerdeña y Córcega, y pasó a Nápoles a intervenir en la guerra civil en que estaba inmersa, atendiendo la petición de la reina Juana, que le ofreció la sucesión al trono de Nápoles.

Pronto mudó de actitud Juana, se coaligó con los nobles descontentos, lo que llevó a Alfonso el Magnánimo a intentar apresarla. Se produjo el enfrentamiento y los españoles debieron retirarse a dos castillos, hasta que llegó una armada aragonesa, con cuyo apoyo se hicieron con Nápoles, pero la reina Juana y su valedor, Sforza, pudieron huir, revocando la sucesión concedida a Alfonso y dándosela a Luis de Anjou. Alfonso volvió a Barcelona en 1423, no sin antes pasar a saco Marsella.

La situación en que quedaron las fuerzas aragonesas en Nápoles se veía debilitada ante la coalición a la que se había sumado el papa Martín V, pero afortunadamente, se le unieron los descontentos genoveses y una flota siciliana les sacó del apuro en 1425.

En 1425 moría Carlos III de Navarra y ascendía al trono Blanca I, siendo consorte Juan, hermano de Enrique, que se hallaba encarcelado por Juan II de Castilla, y hermano de Alfonso el Magnánimo, que sucedería a éste como Juan II de Aragón, de cuyo enlace nacería el príncipe Carlos, Príncipe de Viana.

Juan se ocupó más de los asuntos de Castilla que de los de Navarra; tanto que no sería jurado como rey hasta 1428, cuando las Cortes le negaron los apoyos para proseguir la guerra, por lo que se vio obligado a embargar sus bienes y los de Blanca de Navarra.

Siendo ya rey de Navarra, consiguió Juan la libertad de su hermano Enrique, quién acto seguido organizó una liga de nobles que se conjuró contra Álvaro de Luna, del que consiguió un decreto de destierro por parte de Juan II. Álvaro de Luna tuvo un destierro de oro desde el que mantenía una fluida correspondencia con el rey. La anarquía se generalizó en el reino, por lo que fue llamado a la corte. Él se negó, y finalmente el rey le obligó a reasumir el cargo711.

¿Y qué nobles eran los que tenían tanto poder? Los mismos que mantendrían las discordias sociales durante el reinado de Enrique IV y durante parte del reinado de los Reyes Católicos: Juan Pacheco (Marqués de Villena); arzobispo Carrillo; Juan Alfonso Pimentel, el conde de Benavente, Pedro Girón (Maestre de Calatrava); Beatriz Pacheco (Condesa de Medellín), y la familias Pimentel, Portocarrero y Acuña, todos dedicados a enriquecer su patrimonio acaparando bienes y títulos nobiliarios; formaron alianzas, provocaron desequilibrios y posibilitaron enfrentamientos dentro del reino de Castilla y entre Castilla y Portugal.

En 1427 era derrocado Mohamed IX, sustituido por Mohamed VIII, hasta que en 1429, un nuevo golpe elevó a Mohamed IX, que acabó asesinando a Mohamed VIII dos años después. El reinado de Mohamed IX se parece al Guadiana, ya que volvió a ser derrocado en 1431; volvió en 1432 y volvió a ser derrocado en 1445 para volver a reinar a partir de 1447 hasta 1454.

Diego de Silves llegó a las Azores en 1427 y Gonçalo Belho Cabral alcanzó las islas más orientales del archipiélago en 1431. Las islas no tenían población humana. Serían pobladas principalmente por genoveses, judíos, moriscos y franceses.

En 1429, el futuro Juan II de Aragón invadió Castilla en defensa de sus hermanos los Infantes de Aragón, pero la expedición fue abortada por la intervención de María de Aragón, esposa de Juan II de Castilla e hija de Fernando I de Aragón, si bien, el apoyo de Alfonso V el Magnánimo a sus hermanos Enrique y Pedro acarrearía la guerra entre Castilla y Aragón entre los años 1429-1430. Juan II embarga los bienes de los infantes de Aragón y encarcela a Leonor, madre de los infantes.

La paz llegó por el encono de las reinas de Castilla y de Aragón, pero la situación seguía siendo sumamente tensa, tanto entre los reinos como entre los nobles y Juan II. Tan es así que, habiendo convocado cortes en Madrid el año 1433, no encontró donde alojarse.

En 1430, el empuje cultural de Barcelona creaba la Universidad literaria, dotada con treinta y dos cátedras (seis de teología, seis de jurisprudencia, cinco de medicina, seis de filosofía, cuatro de gramática, una de retórica, una de anatomía, una de hebreo y otra de griego”.712

En 1431, y con la ayuda de Castilla, Yusuf  IV destronó a Mohamed IX, que nuevamente fue destronado por éste el año 1432. Yusuf fue ejecutado

Desde el verano de 1432 los castellanos continuaron con los ataques a la frontera granadina, aunque no comenzó una guerra abierta entre ambos reinos porque lo impedían los problemas internos de Castilla. Entre 1432 y 1435 hubo una alternancia de victorias musulmanas y cristianas, si bien las victorias castellanas fueron de mayor relevancia. Los ejércitos de al-Aysar fueron derrotados en Guadix por las tropas del maestre de Calatrava; además la vega de Málaga fue atacada por el adelantado de Castilla Diego Gómez de Ribera, que asoló los campos de Campanillas, Churriana y Cártama. Los castellanos llegaron a acercarse a la capital y atacaron Dúrcal y los Baños de Alhama. Las hostilidades se detuvieron en invierno y fueron reanudadas en la primavera de 1433, esta vez a cargo del nuevo capitán de la frontera septentrional, Perálvez Osorio, que volvió a derrotar a los nazaríes en Guadix; Diego Gómez de Ribera volvió a atacar la vega de Málaga, siendo derrotado por los musulmanes en Coín. A esta victoria granadina habría que sumar la conseguida ante las dos Vélez, pero en contrapartida los nazaríes perdieron las plazas de Xiquena, Turón, Iznájar, Ardales, El Castellar y Alicún de Ortega, esta última de un inestimable valor estratégico, aunque posteriormente fue recuperada; la conquista de Gibraltar que aconteció por estas fechas tampoco fue definitiva, y fue recuperada antes de 1436. En 1437 los granadinos consiguieron importantes victorias en el cerco de Álora y contra las tropas murcianas, pero fueron derrotados en Huéscar, plaza que fue tomada en noviembre de 1434. La principal victoria granadina en 1435 fue la de la Peña de los Enamorados, cerca de Archidona; su mayor fracaso ocurrió al intentar frenar la razzia castellana en la vega de Guadix.713

También en 1432, la flota aragonesa irrumpió en Túnez, donde consiguió una victoria sobre los árabes, tras lo cual recibió una embajada del nuevo papa Eugenio IV y otra de la reina Juana de Nápoles, que volvió a prohijar a Alfonso V. Pero la voluptuosidad del papa le llevó a crear una nueva liga con Milán, Venecia y Florencia contra el Magnánimo, tras lo cual marchó a Sicilia para poder gobernar el conflicto, que pronto se resolvió al enfrentarse entre sí los confederados, debiendo el papa huir para no ser detenido, siendo acogido por los españoles.714

En 1433 murió, presa de la peste, Juan I de Portugal, “Juan el grandioso”, siendo sucedido por su hijo Eduardo I, que continuaría con las expediciones, llevando a cabo una campaña militar para la toma de Marruecos, con base en la plaza de Ceuta. Falleció el 9 de Septiembre de 1438, siendo sucedido por su hijo, Alfonso V, con 6 años de edad, bajo la regencia primero de su madre y al año por Pedro, duque de Coimbra, su tío, que se centró en controlar a los nobles.

En medio de todos estos enfrentamientos nos encontramos con una sociedad sumida en la pobreza. El lujo que manifestaba la corte castellana contrastaba con la miseria en las gentes. Los hidalgos, que habían gozado de la opulencia, a duras penas sabían ahora acomodarse a la penuria, mientras la nobleza despilfarraba a manos llenas.

En el reino de Aragón también se manifestaba una clara recesión económica, y con ella las convulsiones sociales. La oligarquía urbana, donde existía, se aproximó a los intereses de la nobleza y se puso en contra de la plebe. La respuesta de la masa social pobre era el de la revuelta urbana, por ejemplo, las banderías de las facciones ricas y pobres de Barcelona, conocidas con los nombres respectivos de la Biga y la Busca entre 1436 y 1458:
• La Biga era el grupo de clase alta burguesa, importadores de tejidos de lujo, que a sí mismos se llamaban «ciutadans honrats» y dominaban los organismos de gobierno de Barcelona; éstos deseaban liberalizar el comercio y monopolizar el gobierno urbano.
• Enfrente, la Busca, artesanos acomodados (menestrales y obradores) partidarios del proteccionismo comercial, para salvar sus negocios, y deseosos de compartir el poder municipal.

Los conflictos llegaron a ser bastante violentos. El rey Alfonso V el Magnánimo deseaba poder cobrar las tasas que necesitaba de los oligarcas bigaires, así que decidió ponerse al lado de la Busca, aunque tibiamente. Así contaría con el apoyo de pueblo: aceptó sus demandas de democratización y reformas sociales. Sin embargo, las disensiones entre los buscaires, achacables a la heterogeneidad de su origen, permitieron, poco a poco, que la Biga volviese a recobrar el control de la ciudad.715

En 1434 el Papa emitió una bula prohibiendo la esclavitud en Canarias, y el mismo año la expedición de Gil Eanes logró doblar el cabo Bojador; Nunho Tristao dobló el cabo Blanco en 1441 y tres años más tarde, el propio Nunho llegó a Senegal; el cabo Verde fue descubierto en 1445 por Dionis Dias; en 1445 Álvaro Fernández de Madeira llegó al cabo Rojo. Otros navegantes llegaron a la desembocadura del río Gambia alrededor del año 1446. En 1460 Antoniotto da Noli y Diego Gomes iniciaron la colonización de las islas de Cabo Verde. Sin embargo, la ruta a la India no se completó hasta la expedición que Vasco de Gama realizó entre 1497 y 1499.

Mientras, en Nápoles fallecía la reina Juana el dos de febrero de 1435, que había vuelto a prohijar a Luis de Anjou, y al haber fallecido éste, a su hermano Renato, en detrimento de Alfonso V. El papa Eugenio aspiraba al reino de Nápoles como feudo de la Santa Sede; Francisco Sforza aspiraba a lo mismo, por lo que el Magnánimo inició la conquista y en el sitio de Gaeta comenzó a forjarse el sobrenombre al acorrer a quienes huían de la plaza. En batalla naval posterior, la flota aragonesa sufrió una gran derrota a manos de la flota genovesa, que tomó preso al mismísimo Alfonso V. El duque de Milán, Filipo María Visconti dio a los prisioneros un excelente trato, llegando a firmar finalmente un tratado frente a franceses y alemanes, lo que a su vez recrudecería la ya profunda enemistad del papa Eugenio.716

Las cortes generales de Aragón que se celebraron en 1436, amén de recaudar fondos para la campaña de Nápoles, acordaron que las cortes se celebrasen, a partir de entonces, las de Cataluña, en Tortosa; las de Valencia, en Morella, y las de Aragón, en Alcaniz.717 Tras haber pactado paces con Castilla, siguió Alfonso su campaña en Nápoles, enfrentándose militarmente a las fuerzas del papa. Los señores hacían alianzas y las rompían con una gran alegría. El pretendiente Renato de Anjou retó en batalla a Alfonso en 1438, pero al final no apareció, por lo que las ciudades abrieron sus puertas al Magnánimo. Pero en el sitio de Nápoles le fue contrario.

En 1436 muchas ciudades musulmanas de la zona oriental del reino comenzaron a colocarse bajo la tutela castellana, al comprobar la ineficaz protección que ofrecían las tropas nazaríes. Entre ellas se encontraban Vélez Blanco y Vélez Rubio, Galera, Benamaurel y Castilléjar, que entregaron sus fortalezas y se declararon vasallos de Castilla, pagando a Juan II los tributos que anteriormente correspondían a Mohamed IX. A la vez que ocurría esto, la frontera con Murcia seguía bajo ataques castellanos. La situación para el reino nazarí era tan crítica que incluso los disidentes que se habían pasado al bando cristiano comenzaron a emigrar a Túnez. El peor golpe para Granada llegó con la conquista de Huelma, principal baluarte de la frontera norte, por el capitán de la frontera, Iñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, en abril de 1438.718

Los conflictos en Castilla continuaban. Álvaro de Luna poseía todo el poder, y los nobles, encabezados en esta ocasión por el adelantado Pedro Manrique, con sus parientes, se levantó en armas, reclamando que Álvaro de Luna fuese desposeído de su poder. Como el rey se negase, se amplió notablemente el partido de los rebeldes.719
Así, en 1439, los nobles rebeldes se vieron apoyados por la fuerza militar y política de los Infantes de Aragón y  lograron desterrar a Álvaro de Luna, a quién se le prohibió mantener correspondencia con Juan II. Los nobles triunfantes levantaron cargos contra el Condestable: que tenía usurpado el poder real, que había procurado destruir a los grandes del reino, que había creado impuestos injustos, que había acumulado para sí bienes públicos, que había dado cargos por su cuenta, que había causado la muerte a nobles inocentes, y finalmente, que el Condestable tiene ligadas e atadas todas vuestras potencias corporales é intelectuales por mágicas e diabólicas encantaciones, para que no pueda ál hacer salvo lo que él quisiere.720 Y hasta Enrique, el príncipe heredero, se marchó diciendo que volvería con su padre cuando éste hubiese alejado de su consejo al Condestable, por lo que Juan II urgió las bodas de su hijo con Blanca de Navarra, de las que la princesa quedaría doncella y “tal cual nasció”.721 Acto seguido, el recién casado, impotente en el tálamo, se unió abiertamente a los Infantes de Aragón, y le siguió su madre, la reina. Enrique iba cayendo en las redes de Juan Pacheco y Pedro Girón (hermanos) a quienes había introducido en la corte Álvaro de Luna, suegro del primero.
En el guirigay que sería el reinado de Enrique IV, estos dos protegidos se enfrentarían con su protector en defensa de lo que más les interesaba: sus bienes, siendo destinatarios de grandes concesiones que les fueron hechas, a ellos y a los demás nobles por Enrique IV el Importente.
En 1440 Antao Gonçalves, en compañía de Nunho Tristao navegaron hasta el Río de Oro, lugar descubierto por Alfonso GonÇalves Badayal cuatro años atrás. Antao Gonçalves y Nunho Tristao regresaron con un rico cargamento de pieles animales y con algunos nativos de la zona. Enrique el Navegante al enterarse de ello ordenó que los hombres fuesen inmediatamente devueltos al lugar de donde los habían capturado, pero los exploradores portugueses, viendo la posibilidad de negocio, no hicieron caso a la orden del infante y vendieron a los nativos a cambio de polvo de oro. De esta manera, posiblemente, se inició la trata de esclavos africanos en Portugal. Gonçalves prosiguió con la trata de hombres durante más de diez años en los cuales logró una importante fortuna.722
En 1441 fallecía Blanca de Navarra, que sería sucedida por Carlos IV, su hijo, el Príncipe de Viana, que, aliado a los beamonteses y al condestable de Castilla Álvaro de Luna, declaró la guerra a su padre (el futuro Juan II de Aragón) en 1451, tras graves desencuentros entre los que no fue el menor la boda de Juan con Juana Enriquez, hija del almirante de Castilla. Agramonteses y biamonteses tomaron partida en sendos bandos.723

En 1442, Alfonso V de Aragón conquistó finalmente Nápoles, frente a la alianza del papa Eugenio IV con Venecia, Florencia y Génova, y se mantenía alejado de los graves problemas que acuciaban Aragón por entender que se trataba de maniobras del duque de Anjou para hacerle desistir de su conquista. Había tardado veinte años en lograr su objetivo. Nuevamente mostró su magnanimidad al perdonar a quien tantas veces le había traicionado, el duque de Bari, y dio asiento en su ejército a otros que le habían combatido. Nombró a su hijo bastardo, Fernando, duque de Calabria y sucesor del reino de Nápoles.724

Mientras seguía el enfrentamiento en Castilla, donde Juan, consorte viudo de Navarra, actúa como único rey, llegando a secuestrar a Juan II, que fue encerrado en el castillo de Portillo. Este hecho posibilitó que buena parte de la nobleza pasase a apoyar a Álvaro de Luna, que abandonando su destierro consiguió sacar de su cautiverio a Juan II. Los ejércitos acabaron enfrentándose en Olmedo (Valladolid) el 19 de Mayo de 1445, con un resultado dudoso tras el que se retiraron los ejércitos navarro y aragonés. Álvaro de Luna volvía a su apogeo, y repartía cargos y mercedes a sus nuevos aliados, Pedro Girón, Juan Pacheco, Iñigo López de Mendoza… Llegando incluso a pactar el matrimonio del rey, recientemente viudo, con Isabel, hija del infante Juan de Portugal, quién al fin sería responsable de su ruina.725

Por otra parte, el nunca extinto conflicto judío había llevado en este tiempo una serie de vaivenes; por una parte se había acosado al pueblo judío prohibiéndole ejercer como médicos, cirujanos, tenderos…etc. Pero Juan II  dio en Arévalo una pragmática por la que ponía bajo su custodia a los hijos de Israel… Pero el sacrilegio llevado a cabo por un judío en Segovia significó el ahorcamiento de algunos rabinos, con un hecho añadido: los ilustres conversos Pablo de Santa María, Alfonso De Cartagena, Fray Alonso de Espina, y otros judíos que habían abrazado el cristianismo eran los que más concitaban los ánimos contra sus antiguos correligionarios.726

Fr. Alonso de Espina se quejaba en el Fortalitium de la muchedumbre de judaizantes y apóstatas, proponiendo que se hiciera una inquisición en los reinos de Castilla. A destruir este judaísmo oculto dedicó con incansable tesón su vida. El peligro de la infección judaica era grande y muy real. Confesábalo el mismo Fr. Alfonso de Oropesa, varón evangélico, defensor de la unidad de los fieles, en su libro Lumen Dei ad revelationem gentium, el cual, por encargo del arzobispo Carrillo, hizo pesquisa en Toledo, y halló, conforme narra el P. Sigüenza, «de una y otra parte mucha culpa: los cristianos viejos pecaban de atrevidos, temerarios, facinerosos; los nuevos, de malicia y de inconstancia en la fe».727
La reanudación de la larga contienda con Castilla impuso una nueva convocatoria de las Cortes de Aragón. El «Parlamento largo» de Zaragoza comenzó en 1446 y se prolongó hasta 1450, pero las ayudas destinadas a proveer las tropas necesarias para la defensa del territorio se concedieron con enorme lentitud, en medio de una gran división de opiniones. Una vez más se planteó el problema de la ausencia del rey y se arbitraron inútilmente fórmulas para su regreso. Al año siguiente Juan de Navarra volvió a inaugurar Cortes en Zaragoza, cuya duración se dilató hasta principios de 1454 con varias pausas; los asuntos tratados fueron de nuevo la situación con Castilla, firmándose una pequeña tregua, y el deseado retorno de Alfonso V, al que se concedió un subsidio de 60.000 libras que sólo sería pagado si volvía a Aragón antes de junio de 1453. Sin embargo el rey no regresó jamás.728
Y es que en Italia estaba muy ocupado en saber quienes eran sus aliados y quienes sus enemigos, porque los que hoy eran aliados, mañana eran enemigos, y viceversa. El papa, los Sforza, los Ursino, los Cotrón… Pero al cabo terminó siendo árbitro de las contiendas en territorio italiano.
El de Alfonso V el Magnánimo fue un reinado lleno de quejas por parte de las cortes de Aragón, que nunca fueron escuchadas por el rey, que se negó a volver de su expedición a Italia, donde instaló su corte, llena de poetas, entre los que se encontraba Ausias March, dejando las responsabilidades del gobierno de la corona a su esposa, María de Castilla, que fue quién tuvo que lidiar con los conflictos nobiliarios y con las rebeliones de la Busca y la Mensa, amén de procurar limar los enfrentamientos existentes entre Castilla y Aragón, que en 1445 estaban en guerra. Su hermano Juan, rey de Navarra, pero trabajando por los intereses de Aragón, había invadido Castilla, enfrentado con Álvaro de Luna, habiendo tomado Atienza y Torija. En 1445 fue derrotado en Olmedo, batalla que significó el fin del influjo aragonés en los asuntos castellanos.
Estos enfrentamientos ocasionaron otro enfrentamiento de Juan de Navarra con su propio hijo, Carlos de Viana, el Príncipe de Viana, agudizados por el matrimonio contraído por su padre con la hija del almirante de Castilla, Juana Enríquez, tras la muerte de su primera esposa. Estos enfrentamientos llevaron a la guerra civil de Navarra el año 1451, que acabó con la victoria de Juan sobre su hijo.
En 1443 se estableció la primera factoría portuguesa en África, en concreto en cabo Blanco, la factoría no sólo se utilizaba para el comercio de objetos, sino que su uso más habitual era el comercio de esclavos. En 1444 Tristao consiguió llegó a la desembocadura del Senegal, a la que llamó Terra dos Negros.729
En 1445 Mohamed IX volvió a ser derrocado, en esta ocasión por su sobrino Mohamed X, que se mantuvo hasta 1447, cuando Mohamed IX volvió a tomar Granada.
Castilla apoyó a Mohamed X, quién inmediatamente después atacó las posiciones españolas, aprovechando que las ciudades de frontera estaban enfrentadas en dos bandos: los partidarios del condestable y sus contrarios. En esta situación de confrontación civil, los moros de Granada arrasaron hasta Hellín y las comarcas de Antequera, Estepa y Osuna.730

Los abencerrajes estaban descontentos con el nuevo rey por la tiranía que ejercía; puesta esta familia de acuerdo con Juan II de Castilla cruzaron la frontera cerca de Montefrío, llevándose con ellos al príncipe Ismail, primo hermano del monarca, y en el lugar conocido por las Angosturas, en el camino hacia Alcalá la Real, los caballeros cristianos de aquel sector fronterizo y principalmente el Conde de Cabra, Diego Fernández de Córdoba, lo proclamaron rey de Granada. Gobernó por espacio de 7 años, se nombró decimoctavo rey de la dinastía nazarita con el nombre de Ismail III, (el aben Ismail de las crónicas cristianas). 731

En 1445, Diego Alfonso mandó colocar en el cabo Blanco un pedrao, el primero de los mojones que fueron jalonando la ruta de los descubrimientos portugueses. En 1446 Alvaro Fernández alcanzó Sierra Leona. Durante los siguientes años las exploraciones se detienen, tras un ritmo frenético en el que cada década traía varios descubrimientos a cual más significativo. El motivo no está claro, pero se sabe que hasta que las pretensiones portuguesas no fueron sancionadas en 1454 por la bula de Nicolás V Romanus Pontifex, que en la práctica ponía todas las tierras descubiertas en manos de Portugal, las exploraciones no continuaron.732

En 1447 Alfonso V el Magnánimo era el indudable árbitro de Italia; sólo Venecia y Florencia se mantenían en sus posiciones anteriores, y  hasta los Sforza se sometieron, nombrando heredero de sus estados, el Milanesado, a Alfonso, lo que ocasionó un levantamiento en armas contra los catalanes, como conocían en Italia a los soldados de Aragón.

A todos se impuso el Magnánimo, y todos solicitaron finalmente su amistad. El duque de Génova, Demetrio de Rumanía, Jorge Castrioto, de Albania… Hasta que el nuevo duque Sforza de Milán volvió a sublevarse en 1451.733

También en 1447 Castilla está nuevamente en guerra, con la nobleza enfrentada por sus intereses particulares. El príncipe Enrique y Juan Pacheco huyeron, y todos constataban que el poder de Castilla estaba en manos de Álvaro de Luna.
 
En 1448 era proclamado mayor de edad Alfonso V de Portugal, que anuló todas las leyes y edictos que se habían aprobado durante la regencia. La situación se volvió inestable y, en los años siguientes, Alfonso declaró la guerra a su tío Pedro y derrotó a su ejército en la batalla de Alfarrobeira, dándole muerte. Entonces se dio a la conquista de África, y dio a poyo a su tío Enrique el Navegante en la exploración del Océano.
El infante Enrique pobló las islas descubiertas con colonos portugueses, al tiempo que mandó plantar caña de azúcar importada de Sicilia. La caña de azúcar era uno de los cultivos económicamente más fructíferos de la época. Enrique siempre se preocupó por fomentar la cultura y el conocimiento en Portugal, por lo que en estas fechas llegó incluso a regalar a la ciudad de Lisboa el palacio que tenía allí para que se convirtiera en la sede de la universidad, y le concedió a ésta una renta de doce marcos de plata para aumentar el número de profesores.734
En 1448 Maciot de Bethencourt, descendiente de Jean de Bethencourt, que en nombre de Castilla conquistó Canarias en 1402, vendió la tenencia de la isla de Lanzarote a Enrique el Navegante, lo que originó la primera crisis entre castellanos y portugueses por el control del archipiélago. Una revuelta le hizo abandonar la isla.
Las nuevas necesidades, tanto económicas como de recursos, a los que los nuevos Estados europeos modernos debían de hacer frente, así como la incipiente economía capitalista, llevaron a los diferentes países al problema de encontrar unas fuentes de ingresos más estables y abundantes de las que hasta esos momentos habían necesitados los Estados medievales. Este motivo impulsó a Portugal y posteriormente a España, a buscar una ruta que les pusiera en contacto con el Extremo Oriente y las riquísimas mercancías que de allí llegaban a Europa, especias, azúcar, incienso, seda y piedras preciosas entre otras. La necesidad de encontrar una nueva ruta de comercio venía también impuesta por la inestabilidad que creaba el hecho de que la ruta caravanera terrestre estuviera controlado por los musulmanes que eran los que hacían de puente entre el Extremo Oriente y Europa.735
La crisis de Castilla se acreció con la muerte de María de Aragón y el nuevo matrimonio de Juan II con Isabel de Portugal en 1447, quién se enfrentó a Álvaro de Luna, que también se encontraba enfrentado con el heredero, el príncipe Enrique. Tras una nueva revuelta de los nobles iniciada en 1449, Juan II ordena la detención de Álvaro de Luna, acusándolo de tiranía.

E estaban en el real con el Rey ayuntados sus enemigos, entendiendo todos, é traclando de la muerte suya. Los quales desque fueron entrados en su Consejo , sin aver entre ellos un solo amigo del digno Maestre , cada uno dellos disce su parescer , é finalmente todos vienen en esta conclusión , que él deba morir. Disciendo : que el Maestre estaba mucho apoderado en el Regno, é tenia muchas villas, é grandes fortalezas , é otros muchos señoríos en Castilla , assi de su Maestrazgo , las quales tenían sus buenos criados , que non le errarían por manera alguna , como otras propias suyas.
E que esso mismo él era muy amado , é muy temido de los suyos , é que allende del mucho amor que le avian , el temor non les daria lugar á fascer non deber alguno ; especialmente por quanto segund la grand parte que tanto tiempo el Maestre avia tenido en el Rey , los unos avrian temor , los otros avrian esperanza que todavía el Rey lo tornaría en el 30 estado de dilección é del amor en que de primero lo tenia, de guissa que avria lugar de dar galardón á los que bien é lealmente se oviessen ávido en le servir , é pena á los que lo contrario oviessen fecho. Assi que para lo poder evitar , é se
poder atajar todo aquello , é por semejante para que sin aver de assentar reales , é poner sitios sobre sus villas é fortalezas , el Rey las pudiesse todas sojuzgar , é traer so su poder , ninguno otro mas complidero nin mas conveniente remedio podia ser, é que aquel en todo caso era muy necessario , conviene á saber, que el Maestre moriesse.736

Pronto se aliaron los marqueses de Villena y Santillana con Enrique, el príncipe de Asturias, los condes de Haro y de Plasencia y otros nobles, y una sublevación popular en Toledo a causa de un empréstito solicitado por el Condestable. Pero las lealtades eran efímeras, porque los enemigos de hoy eran amigos mañana, con lo que combatían todos contra todos. En medio de esta situación había nacido, el 13 de Abril de 1451, Isabel, la que sería Isabel II. Finalmente Pedro de Stúñiga se alió con los condes de Haro y de Benavente, a quienes Juan II ordenó apresar a Álvaro de Luna.737

El Condestable sería ejecutado en Valladolid el 1 de Junio de 1453. No sería rehabilitado hasta 1658, cuando fue declarado inocente y libre de toda culpa.

No parece que Álvaro de Luna fuese tirano, sino un buen servidor de su rey. Aqueste muy valeroso Maestre é Condestable fué en cercar con el Rey su señor muchas cibdades, villas é castillos que estaban á él rebeldes, é en las combatir, é tomar por pura fuerza é trabajo , derramando su sangre, escogiendo ante todos con generoso é grand corazón para sí los mas abiertos , é conoscidos peligros. Aqueste fué muchas veces el delantero , que primero firió en los enemigos , é fue muchas veces ferido, é rescibió muchos golpes en el pecho é en la cara, é en otras partes de su cuerpo, sin ser ferido ninguna vez en las espaldas. Persiguió é íiszo fuir muchas veces sus enemigos, é nunca por ser perseguido fuyó de ninguno dellos. Fué en dos veces en deliberar á su Rey, que estaba detenido contra su voluntad. Fué cercado con él una vez, é comió carne de caballo por necessidad.

Fué otra vez á meterse con el Rey su señor quando en Medina lo tenían cercado. Fué muy riguroso contra los levantados por sobervia, é muy manso é benigno contra los caídos. Suplicó al Rey muchas veces que perdonasse los que le avian trabado la muerte , por aver misericordia dellos. Pues de la grandeza de su estado , ¿quién que bien lo sopiesse , templadamente lo podría escrebir  Nin la su grand riqueza , é grand 
tesoro moderadamente estimar?738

El 10 de marzo de 1452 nacía en Sos el hijo de Juan II de Aragón, Fernando, y pocos meses después fue asediado en Estella por las tropas castellanas. Acudió Juan, que tomó preso a su hijo primogénito Carlos, el príncipe de Viana. Pero las cortes de Aragón se mostraron partidarios de Carlos, y Pamplona, partidaria de los piamonteses, envió embajadores a favor del príncipe, que fue puesto en libertad.

Esas mismas cortes nos señalan la situación social. Esta guerra ha despoblado vuestras fronteras; sólo en rescate de prisioneros hemos gastado cuatrocientos mil florines; la industria y el comercio se han  paralizado.739 Si es cierto que la desaceleración económica se manifestaba con crudeza, y que fue sufrida de forma personal por el propio monarca aragonés, también es cierto que la red comercial e industrial estaba pergeñada en ese momento. Ya en 1422 se hizo un reglamento general para la perfección de las fábricas de paños de Cataluña y se prohibió la importación de prendas de lana y de seda, así como todo tejido de oro y plata.740

En Barcelona, los hombres de la Busca, se hicieron con el poder en 1453. La nobleza y praticiado urbano se aliaron para defender sus derechos frente a la amenaza de subversión en la ciudad y en el campo. El virrey, D. Galcerán de Requeséns, que se había ganado la enemistad de la oligarquía y el rey y al que los campesinos habían llamado, suspendió los seis malos usos en 1455 y proclamó la libertad de los remensas. Las "Corts" se establecieron en sesión permanente desde 1454 a 1458 y reaccionaron violentamente, por lo que el rey tuvo que suspender el decreto al año siguiente, volviéndolo a confirmar en 1457.

El 29 de Mayo de 1453 entraron los turcos en Constantinopla, matando al emperador Constantino Paleólogo y a toda la nobleza cristiana, ante la desidia de toda la cristiandad, y con la sola preocupación de Alfonso el Magnánimo, que procuró el socorro de una coalición que no llegó a formarse hasta el año siguiente, muriendo el papa Nicolás V dos meses después, cuando fue sucedido por Alfonso de Borja como Calixto III.741

En 1453 murió Mohamed IX, que fue sucedido en el trono por su sobrino Mohamed XI, Conocido como el Chiquito. Los Abencerrajes apoyaron a  Abu Nasr Sad, pariente de Yusuf IV, que había vivido en la corte de Juan II de Castilla y que fue proclamado rey en Archidona en agosto de 1454, mientras que El Chiquito mandaba en Granada, Málaga, Guadix, Almería y Gibraltar. Mohamed XI fue expulsado de la ciudad y huyó a las Alpujarras, al tiempo que entró en Granada Abu Nasr Sad. Mohamed XI intentó recuperar el trono, pero sin éxito; fue estrangulado.742

En 1454 moría Juan II de Castilla diciendo en el momento de su muerte: Naciera yo hijo de un labrador e fuera fraile del Abrojo, que no rey de Castilla. Sería sucedido en el trono por su hijo Enrique IV, cuyo reinado estaría trufado de enfrentamientos, si bien lo inició con una amnistía general. 

Durante el reinado de Juan II de Castilla el pueblo se empobreció, y el poder que había tenido anteriormente, decayó a favor de la nobleza, que logró retirar del consejo del rey a los hombres buenos de las ciudades, reduciéndose la presencia popular en las cortes, y hasta se dieron ordenanzas generales sin convocar cortes. Los derechos y franquicias populares, que desde hacía siglos venían siendo punteras en el derecho, retrocedieron a favor de los nobles. Juan Pacheco, que controlaba la voluntad del nuevo rey fue el gran beneficiado en títulos y en propiedades, siempre en connivencia con los Estúñiga, Mendoza, Velasco y Pimentel.

¿Quién sucedería en el trono a quien arrastraba tal rémora? La esperanza se vería truncada, porque a un rey débil le sucedía uno pusilánime; a un padre sin carácter pero ilustrado, uno sin talento ni dignidad. Y lo que era peor, la nobleza castellana en aquel tiempo era poderosa, guerrera e insubordinada a la que el nuevo rey pretendió sustituir con el ascenso de gentes sin méritos ni virtudes, y todos fueron desleales.

Al día siguiente de ser coronado, el 22 de Julio de 1454, Enrique IV nombró nuevos consejeros, Miguel Lucas de Iranzo, Beltrán de la Cueva, Diego Arias Dávila, Gómez de Cáceres, Alonso de Fonseca. Enrique asegura las fronteras con tratados de paz con Aragón y Francia y convoca a las cortes para lanzar una ofensiva contra el Reino de Granada.

Todo parecía conducirse correctamente, pero Juan Pacheco y su hermano Pedro Girón fueron desplazados por Beltrán de la Cueva, por lo que se aliaron para recuperar el poder, apoyando a Alfonso, hermano de Enrique IV, a lo que éste accede si Alfonso casa con Juana. Finalmente Beltrán de la Cueva es apartado y Juan Pacheco recupera el poder, que imitó la política lunista al intentar calmar los ánimos de la nobleza mediante una campaña militar contra el reino de Granada, acontecida entre los años 1454 y 1456, en la que se conquistaron las villas de Archidona y Álora, además de socorrer la sitiada Úbeda. No obstante, la despreocupación de Enrique IV sobre los temas militares, así como la inquietud del resto de nobles, que veían cómo el arzobispo Carrillo, regente del reino, procuraba todos los cargos para sí o para sus parientes, hizo que las campañas se suspendieran y todos volviesen a Castilla.743
Enrique IV el Impotente tuvo una vida no menos triste que su antecesor. A los quince años casó con Blanca de Navarra, matrimonio que sería anulado por no haberse consumado, en 1453, cuando él contaba 28 años de edad. En 1455 casó con Juana de Portugal, con la que tuvo una hija, Juana la Beltraneja, al parecer hija de Beltrán de la Cueva.
En estas mismas cortes, celebradas en Haro, se determinó reiniciar la guerra de Granada, en la que se conoció lo que es tenido como el primer ejército permanente, constituida por tres mil seiscientas lanzas, pagadas por el rey. En la expedición iba el arzobispo de Sevilla Alfonso de Fonseca, el almirante Fadrique Enríquez, Juan de Guzmán duque de Medina Sidonia, el marqués de Santillana, Juan Pacheco marqués de Villena, Pedro Girón maestre de Calatrava, los condes de Plasencia, Benavente, Arcos,… 
Todo hacía indicar la decisión de la conquista definitiva de Granada, pero al llegar el rey ordenó evitar el encuentro con el enemigo, lo que ocasionó graves desavenencias entre la comitiva.744
Desavenencias que irían en aumento dada la actuación general de Enrique IV, más dado a fiestas en la que prodigaba regalos suntuosos, hasta que el tesorero del reino hubo de intervenir, sin que al final fuese atendido su requerimiento.
Y es que había una situación que un escritor anónimo del momento dejó para la posteridad: Teniendo ya todo el reyno enajenado, non aviendo en él renta nin lugar, nin fortaleza que en su mano fuese que non la oviese dado, y ya non aviendo juros nin otras rentas de que poder facer mercedes, comenzó a dar cartas firmadas de su nombre de casa de moneda. Y como el reyno estaba en costumbre de no tener mas de cinco casas reales donde la moneda juntamente se labrase, él dio licencia en el término de tres años como en el reyno ovo ciento cincuenta casas  por sus cartas ó mandamientos. Y con esto ovo muy muchas más de falso, que públicamente sin ningun temor labraban quand falsamente podían y querían… e el marco de plata que valía mil e quinientos maravedís llegó a valer doce mil. Llegaron los ganados y todas las cosas del reyno á se vender por precios tan subidos, que los hidalgos pobres y que en aquello negociaban se perdieron… Se acian muchos pleytos y debates y muertes de hombres, y confision tan grande que las gentes non sabían qué hacer nin cómo vivir… dando pan por vino y así trocando unas cosas por otras.745
E muchos caballeros é escuderos con la gran desorden hicieron infinitas fortalezas por todas partes solo con el pensamiento de robar dellas; y después las tiranias vinieron tanto en costumbre, que a las mismas ciudades é villas venían públicamente los robos sin aver menester de acogerse á las fortalezas roqueras. 746
Los nobles empezaron a conspirar. Juan Pacheco se había convertido en privado, y destituía quién le molestaba en sus intereses. Juan Pacheco era hechura de Álvaro de Luna, a quién igualó en ambición pero no en lealtad, y aventajó en egoísmo y maña para urdir intrigas. Conspiraba con todos y contra todos, y era el revolvedor más activo y peligroso.747
La situación en Castilla era de total anarquía; grandes y prelados vilipendiaban el trono mientras oprimían al pueblo, al tiempo que el pueblo aborrecía a la nobleza. Discordias, insultos, guerras de uno contra todos; desorden moral, robos, asesinatos, anarquía… Tal era el estado del reino de Enrique IV.
Enfrentado Enrique con Aragón, apoyó a Carlos de Viana, sublevado contra su padre en 1450 al negarse éste a darle el trono de Navarra. En el curso de este enfrentamiento, anuló el acuerdo matrimonial existente entre Isabel y Fernando, comprometiendo a Isabel con Carlos, príncipe de Viana. Luego la comprometería con Alfonso V de Portugal, con Pedro Girón, y con el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia. Isabel se oponía a todo. Quería casarse con su primo Fernando de Aragón, pero con el beneplácito papal, que no era concedido.


Alfonso V el Magnánimo seguía deseando participar en la reconquista de Constantinopla, con tanto vigor como clamaba por su defensa antes de caer en manos de los otomanos, pero Calixto III le recriminó el no haber iniciado la reconquista, el Magnánimo se quejaba: “Yo hablé con vosotros los días pasados sobre lo de la empresa de los turcos, y por ser cosa tan grande he esperado cómo se moverían otros, y he diferido el determinarme en ello. Ya veis que los reyes y príncipes cristianos, mirándonos unos a otros, dormimos; y así el ánimo y osadía del enemigo siempre se aumenta y crece.”748 

Y ahí quedó Constantinopla, perdida hasta hoy para la civilización. Alfonso el Magnánimo intentó evitarlo, y sólo le sirvió para enfrentarse con el papa Calixto III. 

Entre tanto, un príncipe de Viana derrotado se presentó en la corte de Alfonso V el Magnánimo en 1456, pidiendo su intermediación en el conflicto que mantenía aquel con su padre, y mientras los biamonteses lo proclamaban rey, Juan lo desheredaba junto a su hermana Blanca, nombrando heredera a la hermana menor, Leonor y a Gastón de Foix, e instituyó gobernadora general del reino a Leonor, que se estableció en Sangüesa. Durante estos años la guerra civil impidió la gobernación cabal que, de hecho, ejercieron Martín y Pierres de Peralta, jefes de los agramonteses.749

En 1456, el nuevo papa, Calixto III (Alfonso de Borja), otorgó a la Orden de Cristo, de la que Enrique el Navegante era su gran maestre; la jurisdicción espiritual de las islas, puertos, tierras y lugares, desde el cabo Bojador hasta Guinea, y más allá de sus playas meridionales hasta la India. Pese a que Enrique el Navegante no llegó a realizar su sueño de navegar alrededor de África en busca de la ruta de las especias, sus exploraciones dieron un resultado inesperado ya que llevaron al descubrimiento de especias originarias de África con las que los mercaderes portugueses hicieron considerables fortunas y con las que se financiaron los posteriores viajes, entre ellos el de Vasco de Gama que finalmente en 1498 alcanzó la India por mar.750
En 1462, Pedro de Sintra llegó hasta el cabo Mesurado, en la actual costa de Liberia, y este mismo año empezó la colonización de Cabo Verde, que había sido tomada formalmente dos años antes. El archipiélago, situado frente a las costas de los actuales Senegal y Mauritania, de gran pobreza agrícola, estaba deshabitado. Las islas serían pobladas con esclavos que cultivarían algodón, pero su uso principal sería el de escala para la conquista de América, y por supuesto para el suministro de esclavos destinados al Nuevo Mundo.
Los colonos que habitaron el archipiélago como propietarios eran principalmente judíos españoles que huían de la Inquisición. Posteriormente esta población sería reforzada con presidiarios desterrados.
En 1470, viajando hacia el este, Soeiro da Costa alcanzó la Costa de Marfil, este mismo año arribó a Lisboa, centro de atracción de navegantes, un desconocido de unos treinta y cuatro años: Cristóbal Colón, que casó con la hija de un antiguo navegante portugués, ya fallecido, cuyos mapas estudió con todo el interés que puede suponerse. Un año después, Joâo de Santarém y Pedro Escobar descubrieron la Costa de Oro, actual Ghana.751 Pero a partir de este momento se paralizó la obra descubridora de Portugal, que sólo se reiniciaría tras el tratado de Alcaçovas de 1479.
Cristóbal Colón seguía con sus estudios; si era desconocida la ley de gravitación universal, eran conocidos los escritos de la Grecia antigua donde se relata la esfericidad de la tierra, y hasta las dimensiones de la misma relatados por Plinio el Viejo con errores que en la distancia parecen ridículos y que a la postre permitieron que entre el imaginario y la realidad se colase todo un continente desconocido.
En el guirigay andalusí, Ismail III, coronado con el apoyo ce Castilla, reinó con el nombre de Yusuf V entre 1462 y 1463, tras haber derrocado a Sad, que a su vez lo derrocó a él.
 Muley Hacén, subió al trono en agosto de 1464, y desde el principio tuvo que hacer frente a sublevaciones. En 1474 Granada sufrió un desastre añadido, la inundación de la ciudad. Los conflictos internos del reino de Granada eran fomentados por la propia actuación de Muley Hacen, que encerró en una torre a su esposa legítima, provocando división política. Le defendían los zegríes y lo combatían los abencerrajes.
Murió el Magnánimo en 1458, dejando como rey de Nápoles a su hijo bastardo Fernando de Calabria, y como rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, Córcega y Sicilia y conde de Barcelona, a su hermano Juan, a la sazón rey consorte de Navarra. Sería conocido como Juan II el Grande. Esta nueva situación truncaría las expectativas del príncipe de Viana, de quién el difunto era valedor.752
Carlos se quedó en Nápoles, pero como quisieran coronarlo rey, marchó a Sicilia hasta que atendiendo la invitación de su padre embarcó para Aragón. Allí, de parte de Enrique IV de Castilla, le llegó la oferta de matrimonio con Isabel, mientras recibía humildemente a su padre y madrastra. La respuesta de Juan II fue encerrar en un castillo a Carlos, Príncipe de Viana. El motivo del encierro fue provocado por los consejeros de Juan II, que ciego de cataratas como estaba, no pudo comprobar unos supuestos documentos en los que Enrique IV de Castilla, además de la boda con Isabel, le ofrecía ayuda total contra su padre y la cesión de Soria, Calahorra y Agreda como premio.753
Pero para acceder al trono, las cortes, que apoyaban al príncipe de Viana, reunidas en Lérida en 1460 pidieron a Juan II que liberara a su hijo. También le obligaron a acatar la Capitulación de Villafranca del Penedés, donde se le limitaba el poder real y se le prohibía entrar en Cataluña sin permiso, extremo que no llegó a cumplir. Esta situación  obligó a Juan II, el 25 de febrero de 1461, a liberar al príncipe.
Por su parte, en Portugal, a la muerte de Enrique el Navegante en 1460, las exploraciones portuguesas sufrieron un duro revés, ya que el infante portugués había sido el mayor apoyo de los marinos y hombres de ciencia embarcados en dicho proyecto.754

En 1461, en Castilla, Juan Pacheco, su hermano Pedro Girón, su tío el arzobispo Carrillo, el almirante, el marqués de Santillana, Pedro de Haro, Rodrigo e Iñigo Manrique, y Pedro González Mendoza, obispo de Calahorra, constituyeron una liga nobiliaria a la que Enrique IV prácticamente les cedió el poder, y en base a él iban adquiriendo propiedades territoriales.

En 1462 nacía Juana, la hija de la reina Juana de Castilla, supuestamente engendrada por Beltrán de la Cueva, que comenzó a conocerse como “la Beltraneja”. Su supuesto padre alcanzaba títulos que escandalizaban a todos, y una nueva conjura siguió desestabilizando el reino.

El primado de Toledo, el marqués de Villena, el almirante don Fadrique, los condes de Plasencia, Alva, Paredes, el obispo de Coria, el maestre de Calatrava, se conjuraron contra el rey y una noche entraron en palacio con la intención de prender al rey y a Beltrán de la Cueva, extremo que no llegaron a cumplir por tratarse, tal vez, tan sólo de mostrar su poder. Enrique IV no se dio por enterado y nombró maestre de Santiago a Beltrán de la Cueva, privando del título a quien por ley le correspondía: a Alfonso, su hermanastro y hermano de Isabel.755

Era lo que faltaba para colmar a muchos, y en concreto al marqués de Villena, que se propuso matar a Beltrán. Fue descubierta la conspiración, pero el de Villena supo salir airoso y listo para seguir conspirando. Luego los conspirados hicieron llegar una misiva en la que exponían todas sus quejas, incluida la manifestación de bastardía de Juana, y Enrique convino con ellos que Alfonso recibiría el maestrazgo de Santiago, casaría con Juana y sería proclamado heredero.756 Toda la nobleza iba abandonando y engañando a Enrique IV.

Paralelamente, se agravó la crisis social en Cataluña, tanto por los conflictos rurales como urbanos. El desenlace de estos conflictos fue, en 1462, la rebelión de los remensas, protagonizada por los campesinos frente a las presiones señoriales y la guerra civil catalana, que se extendería por un periodo de diez años, tras los cuales la región quedó exhausta y los conflictos remensas no quedaron resueltos. 
Carlos había sido proclamado heredero del reino en Barcelona el 24 de Junio de 1461, sin consentimiento de Juan II, momento en que aquel aprovechó para reclamar el reino de Navarra y para renunciar a la paternidad de Juan II, reclamando la filiación de Enrique IV de Castilla, y en nombre del principado de Cataluña envió embajada a Enrique IV para concretar el fin de la guerra y su matrimonio con Isabel. 
Carlos de Viana  fallecería el 23 de Septiembre siguiente, por lo que, de acuerdo con la Capitulación de Villafranca del Penedés, le sucedía su hermanastro Fernando, de diez años de edad.757 Al entender que Carlos fue asesinado, se encendió la guerra civil en Cataluña, y en el dietario de la Diputación General se inscribió: Sant Karles primogenit Darago é de Sicilia. 

Fue un conflicto  que, de facto, significó que se consideraba desposeído de la corona a Juan II, y que en realidad escondía una maniobra de la Biga (capitalistas, banqueros, propietarios de tierras, grandes importadores y exportadores), para exterminar a la Busca (mercaderes, artesanos, menestrales, gremios y cofradías).

La guerra se inició cuando la oligarquía triunfante en Villafranca inició la persecución de los menestrales y campesinos; los señores feudales lanzaron sobre el país una bandada de recaudadores para exigir a los campesinos “remensas” los pagos interrumpidos desde 1455. Esto provocó la insurrección remensa en la montaña, iniciada en Santa Pau en febrero de 1462. La biga y sus adláteres (la Diputación, el Consejo de Cataluña y de Ciento) hablaron enseguida de conjuración; se achacó a agentes reales la rebelión remensa gerundense (lo que ha quedado demostrado ser falso) y se dispusieron acabar con sus adversarios.758 

Reclutaron un ejército para acabar con el movimiento remensa y ejecutaban a la oposición realista, los únicos que podían servir de puente con el rey. 759 La guerra se alargaría hasta 1472, y la Diputación, dice Vicens Vives, es en buena parte responsable de la desviación posterior de la reforma agraria moderada, hacia el levantamiento extremista de 1462,760 y la monarquía se decantó hacia los trabajadores agrícolas. 

Una guerra que tiene su desarrollo intelectual, no en la segunda mitad del siglo XV, que es cuando tiene efecto, sino en el final del siglo anterior con el problema de los remensas, que había tenido simpatías por parte de los últimos reyes de la dinastía de Barcelona. Este fue uno de los motivos por los cuales la aristocracia rural y la Biga…que compraban fincas rústicas, no fueran partidarios de Jaime de Urgel; preferían una nueva dinastía, creídos que la podrían dominar.761

Ese mismo año 1462, Juan II hizo jurar como heredero a su hijo Fernando, que contaba nueve años de edad. A la par obtenía el apoyo de Luis XI Francia a cambio de poner como rey de Navarra al hijo de éste, que casaría con Blanca, y a un empréstito para el que empeñaba los condados de Rosellón y Cerdaña, que finalmente quedarían retenidos hasta 1493.

Blanca, viendo el negro porvenir que le esperaba, escribió a Enrique IV, que la había repudiado años atrás, cediéndole sus derechos a la corona de Navarra. Luego sería envenenada por su hermana Leonor.
El ejército de la Generalidad sitió a la reina Juana y a su hijo Fernando en Gerona, que era defendida por los remensas comandados por Francisco de Verntallat, siendo liberada cuatro meses después. El resultado fue la pérdida de Cerdaña y Rosellón, que pasaron a poder del rey de Francia.
La guerra se generalizó. En 1462 las tropas reales sitiaron Barcelona. El rey Juan II y Fernando fueron declarados por la diputación enemigos de la república, proclamando a Enrique IV de Castilla conde de Barcelona, que en 1463, instado por Juan Pacheco, que perseguía intereses particulares (Pacheco había firmado acuerdos con Juan II y con el otro implicado, el monarca francés Luis XI, que le prometió casar a una de sus hijas bastardas a un hijo de Pacheco)762 abandonó el apoyo que prestaba, por lo que fue ofrecido el condado a don Pedro, Condestable de Portugal, que el 21 de Enero de 1464 fue coronado en Barcelona rey de Aragón y de Sicilia. Los partidarios de Juan II, y por tanto de Fernando, fueron considerados traidores, puesto precio a su cabeza y cazados sin contemplaciones.763
La acción de Pachecho y el abandono de Enrique IV conllevó un terremoto en la corte castellana. Beltrán de la Cueva sustituyó a todos los efectos al marqués de Villena como nuevo privado de Enrique IV. Movido por esta cuestión, Pacheco, junto a su hermano, el maestre, y su tío, el arzobispo Carrillo, agrupó a los descontentos con el ascenso de Beltrán de la Cueva para urdir un plan novedoso: forzar a Enrique IV a nombrar heredero a su hermano Alfonso, en detrimento de su hija Juana. Muchos de los grandes del reino, como el almirante de Castilla, Fadrique Enríquez, el conde de Paredes, Rodrigo Manrique, su hermano Gómez Manrique, el conde de Benavente, Rodrigo Alonso de Pimentel (yerno del marqués de Villena), el conde de Plasencia, Álvaro de Estúñiga, o el conde de Alba, García Álvarez de Toledo, se unieron a la trama. En octubre de 1464, el marqués de Villena ya se había convertido en tutor del joven príncipe, lo que, unido al apoyo nobiliario, hizo posible que Enrique IV aceptase jurar a su hermano Alfonso como heredero, invistiéndole con el título de Príncipe de Asturias el 4 de diciembre de 1464.
Fernando, en febrero de 1465, venció en Prados del rey a Pedro de Portugal, donde cayeron prisioneros multitud de nobles, entre ellos el conde de Pallars, jefe del ejército de la Diputación. Fue el principio de la victoria final de Juan II, favorecida por el fallecimiento de Pedro por enfermedad, y por la sagacidad de la reina Juana, en lo político y en lo militar, que contrarrestaban las deficiencias que por motivo de las cataratas tenía Juan II.
Mientras tanto en Castilla, y en el curso de estas actuaciones, en 1465 la liga adopta unas medidas administrativas que no son admitidas por Enrique IV, por lo que la Liga proclama rey a su hermano Alfonso, de once años, en Plasencia, donde en un acto grotesco, los nobles degradan a Enrique representado en un muñeco. Pedro Girón se titularía virrey de Andalucía.764
El arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, al que el pueblo llamaba “don Oppas”, y el Almirante de Castilla, los principales aliados de Enrique, se pasaron al bando de Alfonso, dando comienzo una guerra de desgaste en la que los nobles y las ciudades se enfrentaban entre sí; dejó a su esposa Juana como rehén, que quedaría embarazada durante su cautiverio.
Pero no resultaría tan fácil el cambio, porque junto a Enrique se pusieron otros nobles de raigambre: el conde de Haro, el marqués de Santillana, el conde de Medinaceli… y gran parte del pueblo que estaba descontento con la nobleza. El bando de Enrique IV era más poderoso que el de Alfonso, pero el duque de Villena, que era consciente, ofreció disolver el bando de Alfonso, con lo que consiguió que Enrique disolviera el ejército, que se desperdigó formando bandas de malhechores que sembraron Castilla de inseguridad, debiendo los concejos proceder a organizar Hermandades de defensa.
Al tiempo, Enrique, instado por Juan Pacheco, pactaba la boda de Isabel con Pedro Girón, Maestre de Calatrava, al objeto de garantizarse un ejército organizado. Pero el novio falleció antes de tiempo.
La anarquía reinaba en Castilla, y los dos ejércitos enemigos, finalmente se enfrentaron en 1467 en Olmedo, en una batalla sin resultado claro. Isabel se quedó con su hermano Alfonso y la anarquía se generalizó, mientras Beltrán de la Cueva era el único que salía con relumbrón del enfrentamiento; amén de Juan Pachecho, que Alcançó el Maestradgo de Sanctiago en esta manera. Como supiesse que don Rodrigo Alonso Pimentel, conde de Benavente, su yerno, lo avía pedido al Rey [...], y que el Rey se lo avía prometido, fuesse a la villa de Ocaña, donde tuvo manera que los Trezes se juntassen y le eligiessen por Maestre, sin dar parte al Papa ni al Rey; y assí le eligieron en el año de 1467. Y aunque muchos alcaydes de los castillos de la Orden no quisieron entregárselos, al fin, como era tan poderoso y de tanto ánimo, todos se le rindieron.765
Entre tanto, en Aragón Juan II controlaba los últimos ramalazos de la Biga. Tras la victoria militar de Julio de 1465, murió Pedro II de Portugal, por lo que la Biga se quedaba sin adalid. Fernando ofreció la paz a la Diputación, pero ésta ofreció la corona a Renato de Anjou, el antiguo rival del Magnánimo en Nápoles.766 Pero las defecciones en la Biga engrosaban el partido de Juan II, y el ejército finalmente puso sitio a Barcelona, que acabaría capitulando el 16 de Octubre de 1472, sin vencedores ni vencidos. Sólo se excluiría de la amnistía al Conde de Pallars, que volvió a sublevarse.767
En 1468 moría Alfonso, por lo que la sucesión correspondía ahora a Isabel (que sería Isabel II de Castilla), pero ella rechazó la corona y reconoció la legitimidad de Enrique. El 19 de Septiembre se firma el tratado de los Toros de Guisando, por el cual quedaba Isabel como heredera, y como tal, princesa de Asturias, a condición de que ésta no casase sin el consentimiento de Enrique. Gran contratiempo para los Santillana, los Mendoza, los Villena, que pasaron a servir a la reina Juana, y gran humillación de Enrique IV, que al suscribir el acuerdo certificaba la bastardía de Juana la Beltraneja.
En medio de este conflicto, se reaviva el problema de las comunidades, que nuevamente se reúnen para reclamar la instauración de la justicia, señalando nuevamente como adversario social a la nobleza. Tiene un desarrollo especial en Galicia con el movimiento Irmandiña.768
Mientras se había tratado el matrimonio de Isabel y Fernando, al tiempo que por parte de Enrique se trataba el matrimonio de Isabel con Alfonso de Portugal. Fernando tuvo que llegar a Valladolid disfrazado de sirviente para no ser detectado. Tenía Fernando dieciocho años, e Isabel diecinueve. Y Enrique IV concedió el título de duque de Escalona al marqués de Villena en compensación por las dificultades que puso a la unión de los futuros Reyes Católicos, al tiempo que el camaleónico marqués pasaba a defender los derechos de Juana la Beltraneja y le buscaba marido769; él que era el responsable de haber divulgado que Juana era hija de Beltrán de la Cueva y no de Enrique IV.
El matrimonio de Fernando II de Aragón con Isabel, reina de Castilla, celebrado en Valladolid el 19 de Octubre de 1469, condujo a la Corona de Aragón a una unión dinástica con Castilla, efectiva a su muerte, en 1516, pero ambos reinos conservaron sus instituciones políticas y mantuvieron las cortes, las leyes, las administraciones públicas y la moneda propias. Sería Fernando II de Aragón, el Católico, quien, con la sentencia arbitral de Guadalupe resolvió el conflicto remensa en 1486, reformó en profundidad las instituciones catalanas, recuperó pacíficamente los condados catalanes del norte y amplió la actuación de la corona sobre Italia.

Pero este matrimonio reportaría otros problemas; el primero con Enrique IV, que procedió a declarar legítima a Juana la Beltraneja, declarándola asimismo heredera, lo que comportó la guerra a la muerte de Enrique IV, acaecida el 11 de Diciembre de 1474. 

En octubre de ese mismo año había muerto el ambicioso y torticero Juan Pacheco, siendo sustituido en el puesto por su hijo Diego López Pacheco, que siguió acumulando títulos en los últimos días de vida de Enrique IV y fue el adalid en la lucha contra los imparables Reyes Católicos.

En medio de esta situación la población llevaba una lucha no precisamente sorda contra los judíos, que con razón o sin ella eran acusados de todo tipo de maldades. Había llegado un punto en el que no se salvaban ni los conversos, a quienes se les acusaba, con razón o sin ella, de no serlo de forma sincera. Había levantamientos en armas contra los judíos en Sevilla, Toledo, Burgos, Valencia, Tudela, Barcelona… Y la Inquisición, que estaba establecida en Aragón, no estaba establecida en Castilla

Se produjeron nuevos alborotos; los de Toledo en julio y agosto de 1467; los de Córdoba, en 1473, en que sólo salvó a los conversos de su total destrucción el valor y presencia de ánimo de D. Alonso de Aguilar; los de Jaén, donde fue asesinado sacrílegamente el condestable Miguel Lucas de Iranzo; los de Segovia, 1474, especie de zalagarda movida por el maestre don Juan Pacheco con otros intentos. La avenencia entre cristianos viejos y nuevos se hacía imposible. Quién matará a quién, era el problema.770


































Capítulo XIII

Desde la muerte de Enrique IV en 1474 hasta 1481, a la muerte de Alfonso V de Portugal  

Cesáreo Jarabo



A la muerte de Enrique IV, en diciembre de 1474, Castilla presentaba un lamentable panorama: El trono, degradado; los privados, corruptos; los grandes, insolentes; el clero, relajado; la moral pública, inexistente; los bandos, enfrentados; los caminos, inseguros; la justicia, escarnecida; el pueblo, en la miseria; los magnates, en la opulencia, y los conflictos crecientes con los judíos. Sucio panorama el que aguardaba a los jóvenes Reyes Católicos, que mientras ellos habían tenido unas bodas en las que habían mesurado los gastos, Juan Pacheco señalaba que era tanta la pompa y vanidad en todos los labradores y gente baja y que tienen poco, en los traeres suyos y de sus mujeres e hijos, que quieren ser iguales de los caballeros y dueñas y personas de honra y estado: por lo cual sostener gastan sus patrimonios y pierden sus haciendas, y viene grand pobreza y grand menester.771

La situación en muchos lugares, sobre todo en las ciudades más importantes, era dramática. Las relaciones de poder de los oligarcas y las luchas de bandos habían sembrado la desconfianza en las instituciones de gobierno y en la justicia. El trabajo a realizar para establecer una paz interna en Castilla en general, y en sus ciudades en concreto, se presentaba inabarcable. De hecho, tras la muerte de Enrique IV pocos tenían esperanzas.772

Los alcaides de las fortificaciones y quienes allí vivían se convirtieron para buen número de personas en auténticos malfechores, a fines del reinado de Enrique IV y a inicios del de los Reyes Católicos. Había gobernador, como el alcaide de Castronuño, que desde sus fuertes hacía tales devastaciones en la comarca, que casi todas las ciudades de Castilla se vieron obligadas a pagarle un tributo… Otros nobles hacían igualmente el abrigo de sus fortalezas la vida de salteadores y de bandidos.773

A fines de 1474 toda Castilla, y en especial ciudades como Toledo, viven una situación
en muchos aspectos caótica. Las tierras de los alrededores de ésta última, muchas zonas de la comarca toledana, estaban arrasadas, por culpa de las actuaciones de los bandos que, sitiando la urbe, pretendían entrar en su interior, después de haber sido desterrados. Algunos castillos eran auténticas cuevas de ladrones, a los ojos de los caminantes indefensos que pasaban a su lado, y, por si fuera poco, los yermos y áreas despobladas, los territorios más solitarios, eran prácticamente intransitables; siempre había algún ladrón al acecho… los crímenes y los delitos eran numerosos: porque no se denunciaban, al no fiarse “el pueblo” de sus jueces y de sus gobernantes -que a causa de la disputa banderil constante en la que viven, para hacerse con más poder, piensan en sí mismos tan sólo-; y porque, de denunciar los actos delictivos, a menudo la justicia establecida sólo causaba gastos, y era incapaz de resolver las problemáticas denunciadas.774

Los usurpadores, a menudo desde sus posesiones señoriales, ocupaban las tierras de alrededor desplazando los mojones que señalaban sus límites, a través de siembras no autorizadas, metiendo en ellas sus ganados e, incluso, construyéndose casas fuertes en sus propios señoríos desde las que usurpar el espacio circundante. Este tipo de actuaciones se convirtió en habitual ya desde finales del reinado de Juan II. Los oligarcas de Toledo, valiéndose de la inestabilidad que las instituciones de su urbe vivían, como consecuencia del descontrol generado por la lucha de bandos, no tuvieron dudas a la hora de usurpar a la ciudad su señorío. Las causas que les llevaron a hacerlo son diversas. Unos lo hicieron para tener más tierras y conseguir mayores ingresos, gracias a su explotación económica. Otros con unos objetivos a medio y largo plazo; para acumular una extensión de terreno importante, sobre la que, más tarde, mediante el establecimiento de un señorío, ejercer un control jurisdiccional. El último caso es el de aquellos que eran señores de un territorio, pero lo consideraban reducido y pretendían ampliarlo.775

Andalucía había visto aumentar hasta límites extremos la situación de anarquía que venía marcando la actitud de una nobleza atenta sólo a incrementar y fortalecer su patrimonio y su poder.776 Gran parte se encontraba dominada por dos linajes que se disputaban el poder: el encabezado por don Enrique de Guzmán, duque de Medina Sidonia y conde de Niebla, claramente proisabelino, que domina la ciudad de Sevilla, y el dirigido por don Rodrigo Ponce de León, conde de Arcos y marqués de Cádiz, enfrentado con el de Medina Sidonia.777

Era tal la decrepitud social, que Enrique de Villena, en su obra “El triunfo de las donas”, se ríe de los generalizados deseos afeminados de los varones y de los afeites de las mujeres. Y los torneos de juego sustituían el noble arte de la guerra por La Reconquista, generalizándose la presencia de caballeros que retaban a los presentes para que confesasen que su dama era la más bella del universo. 

Los nobles, por su parte, intentaban seguir con su juego. Los Mendoza decidieron cambiar de bando, formando una coalición en la que se unieron algunos de los que antes habían estado con Enrique. Sin embargo, Diego López Pacheco tomó partido por la Beltraneja, y con el un importante elenco de nobles (Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo, el maestre de Calatrava, el conde de Ureña, el marqués de Cádiz…etc). Prácticamente los que antes apoyaban a Enrique IV pasan a apoyar a Isabel, y los que apoyaban a Isabel pasan a apoyar a la Beltraneja, y ello enmarca por un lado a los que buscaban el fortalecimiento de la oligarquía nobiliaria, y por otro a los que entendían que su propio fortalecimiento pasaba por el fortalecimiento del poder real.778

Pero la situación no era exclusiva de Castilla. En Valencia se puede hablar de una cuasi-legitimidad de la violencia nobiliaria. Su impunidad así lo demuestra. Los juicios poseen una sensibilidad política y social extremada, las actuaciones del Justicia de cara a los bandos son casi acciones diplomáticas. Si bien estos atropellos podían ser castigados con la amplia gama punitiva de la Justicia foral, en la práctica esta "represión" muy pocas veces fue utilizada para domesticar a la nobleza y esto por dos razones: la "impotencia" municipal y la "indulgencia" de la legislación.779

El noble pelea contra los sarracenos, contra los reinos cristianos enemigos, contra el condado
vecino, incluso contra las comunidades campesinas, y esto para obtener botín: tierras, riquezas y poder sobre los hombres. Incluso en las épocas de paz, cuando se retira a sus dominios con todos sus mesnaderos, tampoco deja de utilizar la violencia.780

Ante esta situación, y en principio ciñéndose a la corona de Castilla, los Reyes Católicos decretaron una amnistía general para todos los delitos excepto para los asesinatos con alevosía, las traiciones y las sacas ilegales de oro, plata o moneda fuera de los territorios castellanos781. Como contrapartida, el amnistiado debía acudir a su costa al frente durante tres meses y otros tres meses a costa del erario público.

La situación en Galicia estaba especialmente observada por los Reyes Católicos dado que preocupada la posible adscripción al bando de la Beltraneja, por lo que era de sumo interés contar con el apoyo del Obispo de Santiago, que se mostró partidario, y con él el más importante sector nobiliario entre los que encuentran el mariscal Pardo de Cela y el Conde de Lemos782, que posteriormente tendrían particular significación. El adalid gallego del bando de la Beltraneja sería Pedro Álvarez de Sotomayor; los adalides castellanos, Alfonso Carrillo de Acuña, el arzobispo de Toledo, en su día principal valedor de Isabel, hasta que se dio cuenta de que con ella no podría ejercer el poderío que anhelaba; y Juan Pacheco, marqués de Villena, un hombre ávido de riquezas y autoridad, inteligente, maquinador y, por ello, no digno de confianza, según le retrataron los cronistas de la época; al menos algunos.783

La situación de la nobleza en Galicia era de un descontrol, si cabe, mayor que el del resto del reino. Así, por ejemplo, la Casa de los Ulloa (Condado de Monterrey) vio acrecer su influencia en Galicia como resultado del establecimiento de la dinastía bastarda de los Trastámara; medraron con éxito debido –al menos hasta la llegada de los Reyes Católicos al trono- a la práctica inexistencia de la autoridad real en el territorio; los resultados de ese proceso se materializan durante la jefatura de Sancho de Ulloa (1465-1505): titular de extensos señoríos -muchos de ellos usurpados mediante el ejercicio indiscriminado de la violencia-, poseedor de una fortuna envidiable, se encontraba sólidamente posicionado en la cúspide del entretejido feudovasallátivo que caracterizaba al Reino en la segunda mitad del siglo XV.784

Para contrarrestar tan lamentable situación, los Reyes Católicos procedieron en 1476 a la creación de la Santa Hermandad como cuerpo militar fijo destinado al mantenimiento del orden, y para combatir a la nobleza levantisca, que en no pocas ocasiones recurriría al bandolerismo. La base de la Santa Hermandad eran las milicias municipales o “Hermandades” existentes desde el siglo XI para la defensa contra los moros, los bandoleros o los ataques de los nobles.785 La acción llevada por los Reyes Católicos a través de Alonso de Quintanilla contra los nobles aportó rápidamente la paz que Castilla estaba necesitando. El cuerpo sobrevivió hasta 1834, siendo sustituida diez años después por la Guardia Civil. Como muestra de lo que acabaría sucediendo, en 1476 la reina Isabel ordenaba desmochar las torres de Cáceres, para prevenir nuevas intrigas nobiliarias.786

A partir de 1486, es decir desde la directa intervención de los Reyes Católicos
en Galicia “la política monárquica en el Reino no sólo se orientó a obtener un superior apoyo económico para sus empresas, sino también mayor fuerza militar. De hecho, la orden de abandonar Galicia dada a la nobleza tenía como objetivo declarado favorecer su participación en la guerra de Granada (...). A partir de ese momento la colaboración gallega en las actividades militares de la monarquía será una constante.787

En las estipulaciones de 1496 se marcaba: Cada localidad designará cada seis meses a dos magistrados, uno elegido entre los caballeros y otro entre los villanos; reclutará a sus expensas una cuadrilla [a la que dirigía un capitán] encargada de perseguir a los malhechores en un radio de cinco leguas y de pasar después el relevo a la cuadrilla de la localidad más próxima; en cada caso, la persecución se anunciará a toque de campana. La Hermandad tiene competencia en los  siguientes delitos: agresiones en carreteras y caminos; robos, crímenes, agresiones de hecho, secuestros, incendios de casas, de viñedos o de cosechas, robo en descampado, es decir, en localidades de menos de cincuenta vecinos; esos mismos hechos cometidos en ciudades pero cuyo autor se ha dado a la fuga. Una vez capturados los delincuentes, se les juzga de modo sumarísimo; a quienes hayan cometido un robo por valor superior a quinientos maravedíes se les cortará un pie; por los asesinatos se pronunciará la sentencia de muerte, que se ejecutará
inmediatamente a campo raso y a flechazos [...] es una especie de guardia rural.788

La efectividad de la Santa Hermandad se vio apoyada por la contundencia de sus métodos; como muestra, señalar que las ordenanzas señalaban “que el malhechor reciba los sacramentos que pudiere recibir como católico cristiano, e que muera lo más prestamente que pueda, para que pase más seguramente su ánima”.789 La Santa Hermandad unió más aún al pueblo con los Reyes Católicos, y los nobles presentaron quejas por su creación, al tiempo que otros nobles, como el conde de Haro, adoptaron la medida en sus señoríos.

El ahorcamiento era el “procedimiento legal” que se utilizaba con una mayor frecuencia para eliminar de la sociedad a los delincuentes peligrosos, y tan sólo los Ayuntamientos con jurisdicción podían levantar horcas en los pueblos de su jurisdicción, en contra de los intereses de los nobles muchas veces, quienes, en su deseo de hacerse con el dominio de la justicia de las aldeas, no dudaron en destruir los símbolos jurisdiccionales urbanos existentes en ellas. Las horcas se situaban en lugares visibles, en montículos a las afueras o en las plazas principales, en donde todos las podían ver, con el fin de recordar a sus vecinos y a los que por allí pasaran la presencia permanente de la represión judicial. Por su utilidad punitiva, eran un tipo de construcción que de forma necesaria existía en todos los pueblos, independientemente de que éstos fuesen de la jurisdicción de la Iglesia o de otro señor. Cuando quitaban las armas a alguien por llevarlas en público, en contra de las prohibiciones establecidas, eran llevadas a la horca. En ésta se ponían los miembros del cuerpo (lenguas, manos y pies, normalmente) que cortaban a los malhechores. No era extraño encontrarse en ella una mano enclavada, o fixa con un clavo, perteneciente a alguien que hubiese cometido una agresión.790 Estas prácticas eran llevadas a cabo en reinados anteriores; hay referencias históricas en las que Enrique III dicta normas sobre estas cuestiones. Lo que es destacable de la nueva etapa, es que el ejercicio de estos medios era ejecutado por los poderes municipales, siendo que éstos quedaban sujetos a la jurisdicción real, y no al libre albedrío del señor de turno. 
La actitud de la corona para con los delincuentes fue de una santa intransigencia que llevó al cadalso a quienes tras sus desmanes pretendían comprar al tribunal con grandes donativos para grandes causas. Con Isabel no valían esas tretas, que llegó a desterrar al hijo del Almirante de Castilla, primo hermano de Fernando, como castigo por sus afrentas a gentes inocentes. Dice su cronista Fernando del Pulgar “ por remediar á la gran corrupción de crímenes que falló en el reino”.
Inoperatividad de la justicia, violencia, crisis de las instituciones y conflictos políticos;
esos eran los cuatro problemas que sufría el reino. Tan sólo podría acabarse con ellos mejorando el funcionamiento de las instituciones, la política y la justicia urbanas, y tan
sólo solucionándolo se podría crear una opinión más positiva de los ciudadanos hacia los nuevos monarcas. En este sentido, los Reyes Católicos potenciaron dos “sistemas de amparo” paralelos: uno ordinario, el amparo judicial, propio de la labor de la justicia; y otro extraordinario, el amparo regio propiamente dicho.
Isabel y Fernando dedicaban un día a la semana para estar presente en los juicios, y ser ellos mismos quien oían las causas. La situación provocó que muchos nobles maleantes abandonasen las poblaciones o abandonasen sus malos usos, de tal modo que, cuando el terror entre los delincuentes era total, concedieron un indulto general sin perjuicio de la restitución de los bienes robados y usurpados.791
También el mantenimiento del orden público en el interior de sus ciudades era una de las vitales misiones encomendadas a los dirigentes ciudadanos; o lo que es lo mismo, evitar la extensión de los delitos dentro de las murallas. El sistema policial urbano integrado por toda la población era determinante para ello, pero tenía un papel reactivo, es decir, se activaba una vez cometida la infracción con el fin de detener y castigar al delincuente o alborotador. Por esta causa, las autoridades municipales en las urbes castellanas pusieron en práctica otros mecanismos de reducción de la delincuencia con un carácter preventivo: con el destierro de los posibles delincuentes, controlando
la circulación de armamento por las calles, y prohibiendo los juegos, en especial las apuestas en dinero que en ellos se realizaban, causa de graves altercados.792
Dice Gonzalo Fernández de Oviedo que, consecuencia de esta actuación fue que cesaron los hurtos, sacrilegios, opresiones, acometimientos, injurias, blasfemias, robos públicos y muchas muertes de hombres y todos otros géneros de maleficios que sin rienda ni temor de justicia habían discurrido por España mucho tiempo… y asimismo era causa que todos los hombres de cualquier condición que fuesen, ahora nobles y caballeros, ahora plebeyos y labradores, y ricos y pobres, y flacos ó fuertes, señores ó siervos, en lo que a justicia tocaba todos fuesen iguales.793
Y todo se llevaba a cabo bajo el control municipal. La intervención directa de los monarcas en la política de orden público de las ciudades era escasa. Se suponía que sus delegados urbanos y el resto de los dirigentes municipales iban a mantener la paz en el interior de las urbes por su propio bien. Cuando los reyes se veían obligados a
intervenir en esa política delegada en los dirigentes municipales era porque la situación era crítica: no reinaba la pas e sosiego que ellos querían dentro del núcleo urbano. Cuando los reyes intervenían era porque la situación se presentaba alarmante.794

Su intervención se limitaba a la presencia. Los Reyes Católicos tenían una corte itinerante, característica que era utilizada para la difusión de las nuevas formas de gobierno y de justicia. Las ceremonias de propaganda monárquica desarrolladas en las entradas reales y durante las estancias de los monarcas en las urbes tenían un carácter
preventivo del desorden social y político, ya que actuaban como aleccionadoras
del régimen que la población debía aceptar en tanto que defendido por sus reyes
y señores naturales.795

El cambio que conoció la sociedad española era novedad tras una sucesión de reinados inicuos donde el poder real había estado sometido al capricho de los nobles levantiscos. Los Reyes Católicos supieron cortar radicalmente los abusos. Las cortes de Toledo de 1480 darían impulso a la jurisprudencia y sentenciarían los atropellos llevados a cabo por los nobles hasta ese momento. Los juros –derecho perpetuo a determinada cantidad anual de dinero pagada del producto de las rentas reales– suponían una lacra económica para los monarcas del siglo XV. Los Reyes Católicos, en las Cortes de Toledo, hicieron disminuir la cantidad de mercedes otorgadas a la nobleza desde el reinado de Enrique IV –rentas concedidas desde 1464– a casi la mitad. Esta medida ha sido interpretada tradicionalmente como el inicio del sometimiento de la nobleza hacia la autoridad monárquica, y una muestra palpable del fortalecimiento y prestigio de la monarquía castellana tras la paz con Portugal y la unión política con Aragón. 796

Otro tanto hicieron con el conflicto presentado con los judíos. Fray Alonso de Hojeda, prior de los dominicos, presentó la necesidad de instaurar el tribunal de la Inquisición en Castilla, para cortar los excesos de los falsos conversos, lo que a duras penas fue finalmente concedido por la reina Isabel, que finalmente sería sancionada por una bula que Sixto IV otorgó en 1478.
Debemos tener en cuenta que el empleo de la fuerza para combatir a los disidentes religiosos ha sido algo corriente en todas las culturas y confesiones hasta bien entrado nuestro tiempo. Basta pensar en la intolerancia de Lutero contra los campesinos alemanes, que produjo decenas de miles de víctimas; o en las leyes inglesas contra los católicos, cuyo número era aún muy elevado al comienzo de la Iglesia Anglicana; o en la suerte de Miguel Servet y sus compañeros quemados en la hoguera por los calvinistas en Ginebra. Hay que decir, para ser justos, que ése era el trato normal que se daba en aquella época a casi todos los delitos, y el de herejía era considerado como el más grave, sobre todo por la alteración social que provocaba. En esto coincidían tanto Lutero como Calvino, Enrique VIII y Carlos V o Felipe II. Y fuera de Occidente ocurría algo muy parecido.797
Pero no era sólo el problema de la herejía lo que preocupaba a la reina, sino el de la pureza de la misma expresado en sus órganos.  Preocupación que merece la atención del franciscano Montesinos en su proemio a la traducción de la Vida de Cristo cuando recuerda el agradecimiento que le debe la Iglesia "por haber reformado la mayor parte de las religiones de España, que apenas resplandecía en ellas alguna pisada de sus bienaventurados fundadores, reduciéndolas no sin dificultosa contradicción a comunidad de verdadera observancia".798
Y es que la relajación de la Iglesia alcanzaba límites insospechados hasta aquellos momentos. Señalemos a título de ejemplo que Rodrigo Borja fue nombrado Obispo de Sevilla por un decreto papal, y aquel envió por delante a su hijo para que se hiciese con un maestrazgo… Pero hay más… El mismo Arzobispo Carrillo, mal avenido con los rigores monacales, había lanzado un edicto prohibiendo a los clérigos de su diócesis jugar a los dados y vestir trajes de colores vivos. En la parte positiva ordenaba que los sacerdotes celebrasen la Santa Misa al menos cuatro veces al año y los obispos tres799… Y podemos seguir contando.
La guerra con los partidarios de la Beltraneja estaba señalada por la fortaleza de los bandos. La Beltraneja, además del apoyo de Portugal, contaba con las posesiones de Diego López Pacheco, cuyo marquesado de Villena contaba con importantes ciudades y villas, a las que se debían sumar las fortalezas controladas por la orden de Santiago que seguían a López Pacheco, y las que estaban en manos de la orden de Calatrava cuyo maestre era su primo Rodrigo Téllez Girón.800
En el contencioso que tenía con el condado de Barcelona, Juan II continuó luchando con el apoyo de Fernando. Una buena operación de cataratas permitió a Juan II reponerse, por lo que pudo atender el frente de Navarra, que se encontraba en peligro por la actuación de su yerno el conde Foix, que se estaba apoderando del reino. La fortuna de Juan II le deparó la muerte de su competidor en Cataluña, que murió en 1469, y en 1472 entró en Barcelona, concediendo un perdón general. Acto seguido recuperó el territorio tomado por Francia, que fue nuevamente tomado por Luis XI en 1475.801
La vida cultural, a pesar de la guerra, no había fenecido. Si la Gaya Ciencia conocía sus peores momentos en Cataluña, en Valencia, en 1474, se celebraba un certamen público en el que participaron hasta cuarenta poetas, entre ellos Jaime Roig. La circunstancia de haber entre estas poesías algunas en castellano prueba que se marchaba ya hacia la fusión literaria como hacia la fusión nacional. La Divina Comedia de Dante era traducida al catalán por Andrés Febrer y apareció en idioma valenciano “Tirant lo Blach”.802
Este movimiento literario abarcaba aspectos de religión, moral, historia, política, y jurisprudencia. Y en Castilla no andaban alejados de este quehacer cultural. Enrique de Villena tradujo la Retórica de Cicerón, la Divina Comedia de Dante y la Eneida de Virgilio. En la nómina de autores hay que añadir a Juan de Mena, al marqués de Santillana y a Jorge Manrique.
A los diez días de morir Enrique IV, el 21 de Diciembre de 1474 era elevada Isabel, en Segovia, al trono de Castilla. La alegría inmensa del pueblo proclamaba: ¡Castilla por el rey don Fernando y la reina doña Isabel! El saber colectivo pronosticaba la grandeza del reinado; la cumbre de la Hispanidad. Hasta cuatro de los seis magnates que estaban con Juana la Beltraneja hicieron defección y pasaron a servir a quienes son desde entonces el quicio de España y de la Hispanidad.

En un principio Fernando, acostumbrado a la ley sálica, no vio con buenos ojos que Isabel fuese la reina y que se aplicase el “tanto monta”, pero no tardó en avenirse; algo que resultaba más que apremiante por las actividades de los partidarios de Juana la Beltraneja, que se preparaban para la guerra.

El marqués de Villena, el duque de Arévalo, el marqués de Cádiz, el maestre de Calatrava Rodrigo Téllez Girón, el arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo, que de aliado esencial de Isabel había pasado a ser su enemigo como respuesta al apoyo que recibía de los reyes el cardenal Pedro González de Mendoza, se aproximaron a Alfonso V de Portugal animándole a tomar en matrimonio a Juana la Beltraneja, con la idea de mantener las discordias de las que ellos y sus padres habían sido principales protagonistas a lo largo de todo el siglo XV.

Animado por estos nobles levantiscos, por el desaire que recibió al ser rechazado en su momento como marido por parte de Isabel, y por las aspiraciones de su hijo Juan, Alfonso V de Portugal casó con Juana la Beltraneja, su sobrina, en 1475, y reclamó el trono de Castilla. Por su parte, Isabel firma con Fernando la Concordia de Segovia (1475), pacto por el cual reina conjuntamente con su marido. La Concordia de Segovia estipulaba los principios de la unión personal de ambas Coronas: en los documentos reales Castilla precedería a Aragón, y Fernando a Isabel; cada reino mantendría la administración de sus propias rentas y la concesión de mercedes y oficios se reservaba a cada monarca en sus reinos. La unión personal tuvo plenos efectos a partir de 1479, cuando tras la muerte de Juan II Fernando accedió al trono aragonés.803

Para hacer efectiva la reclamación de la Beltraneja, un ejército de catorce mil infantes y cerca de seis mil caballeros avanzó hacia Plasencia donde se incorporó el duque de Arévalo y el marqués de Villena, de gran influencia en Castilla la Nueva por sus inmensos estados, que se extendían desde Toledo a Murcia, quienes tras celebrar la boda de Alfonso y Juana el 12 de Mayo, procedieron a proclamarlos reyes de Castilla. Lo mismo había hecho el duque de Arévalo, que disfrutaba notable crédito en Extremadura, y en el mismo bando ingresaron el marqués de Cádiz, el Gran Maestre de Calatrava, un hermano de éste y el arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo.804 Comenzaba un periodo en el que Castilla contaba con dos casas reales reinantes. La guerra estaba garantizada, y las fuerzas de Isabel se limitaban a quinientos caballeros y a un embarazo que acabó malográndose con tanta actividad militar. Pero el tiempo de los Reyes Católicos, el tiempo de España, había llegado, y en pocos días Fernando logró organizar un ejército voluntario compuesto por cuatro mil hombres de armas más ocho mil jinetes y treinta mil peones; gente sin preparación militar, pero adicta a sus reyes, y la reina se hace con la voluntad de la población de Toledo, que para desdoro de su arzobispo y de forma voluntaria se alista para luchar a favor de sus Reyes.

Este sería el principio de las nuevas fuerzas militares, que ya no dependerían de los señores, sino de la Monarquía. Con los Reyes Católicos surgiría un ejército moderno que en la guerra de Granada recurrió por última vez a las milicias urbanas y las tradicionales huestes señoriales, laicas, eclesiásticas y de órdenes militares. La pérdida de importancia de la caballería y las guerras de Italia cambiaron el modelo de los ejércitos a partir del siglo XVI. Los soldados luchaban ahora por una soldada, es decir, eran mercenarios y sólo obedecían a las órdenes del rey, su mantenimiento era muy caro y los mandos pertenecían a la nobleza. Su principal sería Gonzalo Fernández de Córdoba.805, creador de la estructura orgánica de los tercios: cada uno de ellos estaría formado por dos coronelías de 6000 infantes, 800 arcabuceros, 800 caballos ligeros y 22 cañones. Sería conocido como el Gran Capitán, y llevó a cabo una profunda revisión de las tácticas militares, infundiendo el ejército moral y dignidad personal, así como el sentido del honor nacional y el interés religioso. 806

Enfrentado en guerra, Alfonso V toma Toro y Zamora. Pero Fernando lo reta en Toro, donde se había presentado sin artillería, sin intendencia y sin otros medios, y debe retirarse.

La guerra se había extendido a Galicia, por el marquesado de Villena, por Calatrava, por Extremadura y por Andalucía, siendo que los partidarios de la Beltraneja no habían logrado alzar lanzas y pueblos adictos como habían presumido antes de 1475. Isabel convocó cortes en Medina del Campo y pidió dinero a la Iglesia, no al pueblo. Iglesia y pueblo respondieron a una apoyando a su reina, y la ciudad de Zamora le abría sus puertas al tiempo que Palencia hacía lo propio. Burgos cayó en manos de Fernando, y Alfonso V urgió a su hijo para que acudiese en su defensa. Juan apareció en Toro en febrero de 1476 con ocho mil infantes y dos mil caballeros. Las refriegas se dilataron y en el campo de Toro volvieron a encontrarse las huestes, con el cardenal Mendoza en el campo de los Reyes Católicos y con el arzobispo de Toledo en el bando de la Beltraneja. La destreza de Fernando acabó imponiéndose al número de Alfonso, que se retiró vencido el 20 de octubre; los caudillos de Isabel ganaron las villas y castillos de los magnates valedores de Juana, y el arzobispo de Toledo, el marqués de Villena y los demás acabaron por implorar el perdón y prestar a Isabel juramento de fidelidad. Alfonso V hubiera renunciado a sus pretensiones a la corona, recibiendo en cambio la provincia de Galicia, las ciudades de Zamora y Toro y una considerable suma de dinero; pero Isabel, que consentía en lo último, se negó a ceder un solo palmo de terreno.807

Lo curioso es que, quizá como reflejo de lo que hacían los ingleses, aliados de la corona portuguesa, Alfonso V escribió a Lisboa diciendo que había ganado la batalla.

Al propio tiempo, Luis XI de Francia, aliado de Alfonso V, había atacado Fuenterrabía; allí acudió Fernando a pacificar, tiempo que aprovechó para instaurar una hermandad para el castigo y represión de los desórdenes y los delitos.808

Los jefes de la insurrección beltraneja veían retroceder sus posiciones; sus castillos caían en poder de los Reyes Católicos, y ellos mismos acabaron implorando el perdón, no sin verse privados definitivamente de muchas plazas fuertes. En Mayo de 1476 los Girón, los Pacheco y los Carrillo se reconciliaron.

Alfonso V de Portugal intentó aliarse con Francia contra Fernando e Isabel, pero acabó desistiendo de sus pretensiones sobre Castilla y en 1477 renunció al gobierno a favor de su hijo Juan II de Portugal. 

Pero la guerra, de menos intensidad, continuó, desarrollando en este tiempo una gran labor la Santa Hermandad, que permanentemente acompañada en campaña por la reina, mantenía a raya las incursiones de los partidarios de la Beltraneja y procedía a derruir fortalezas para garantizar la seguridad de los caminos. Para mayor mortificación de Alfonso V, el papa Sixto IV revocó la dispensa matrimonial de aquel con la Beltraneja.

Isabel y Fernando intentaron mantener bajo control tanto las fortificaciones de realengo como las pertenecientes a los nobles, desplegando una labor política que estuvo dirigida por dos objetivos: el control de las defensas situadas en los enclaves estratégicos, a partir de las cuales mantener el reino sometido, y defenderlo de posibles ataques exteriores; y la destrucción de las construcciones militares desde las que se pudiesen lanzar ofensivas en contra de los intereses de la monarquía. Mediante el control de las construcciones fortificadas se podía mantener a la población sometida, y evitar que en ellas se escondieran los malhechores que cometían sus delitos en el núcleo urbano y su comarca.809 Y es que el  control de las fortalezas suponía el control militar de la zona donde se ubicaban, por encima del poder real.

La legislación desarrollada por los Reyes Católicos hacía que toda acción violenta hecha desde los castillos sobre los caminantes violase las leyes. Si el alcaide de la fortaleza era un individuo puesto por los monarcas el delito podía considerarse, además, como una traición, y como consecuencia, las mejoras en la tarea de la justicia pasaban por castigar los abusos que se cometieran desde las fortificaciones con todo el rigor posible, por lo que no hubo dudas a la hora de imponer castigos severos.810

Por otro lado, los Reyes Católicos estaban acabando con el señorío de los territorios y estaban reforzando el poder real; a tal efecto no dudaban en efectuar ciontgroles efectivos sobre la marcha del proyecto; así, en 1477 desposeyeron de la tenencia de las fortalezas de Sevilla al duque de Medina Sidonia, para dársela a Francisco Ramírez de Madrid, y otras para entregarlas a otros responsables. El duque obedeció, y otro tanto haría el marqués de Cádiz.811 El control de la nobleza estaba avanzando. Y quien se oponía, como Fernando Arias de Saavedra, alcaide de Utrera, que ocupaba además Tarifa, era sitiado y bombardeado por la artillería española, de la que el rey Fernando hizo magistral uso, pasando a posteriori la debida factura a quién había provocado el asedio y el bombardeo, además de pagar la osadía con la vida. Firmeza y clemencia, además de la artillería, fueron las mejores armas contra la nobleza levantisca.

La guerra entre Portugal y Castilla continuó hasta el año 1479 con el tratado de Alcaçovas, por el que Portugal, además, renunciaba a la conquista de Canarias. Ya los Reyes Católicos eran reyes de Castilla y de Aragón. Nunca se titularon Reyes de España, porque España no estaba completa: Faltaba, y sigue faltando, Portugal. Por su parte, la Beltraneja hubo de renunciar por tratado a todos sus títulos y señoríos, incluso a su calidad de infanta castellana y de Alteza, quedando llamada oficialmente, por real decreto portugués, "a Excelente Senhora" (la Excelente Señora)812.

En 1478, Juan Rejón continúa la conquista de Canarias, paralizada setenta años desde que fuese iniciada por Bethencourt. Quedaban por conquistar las tres islas mayores, cuya conclusión sería en 1496 con la definitiva sumisión de Tenerife. Pero ya dos años antes, en 1476, hubo levantamientos en Lanzarote reclamando la liberación del yugo señorial mediante la sumisión directa al trono castellano.813

Son en todas estas islas hombres de buen esfuerzo, y de grandes fuerzas, y grandes braceros, y hombres livianos y lijeros, y mas los de la Gran Canaria. Son en todas las islas hombres razonables de buenos entendimientos, y de agudo injenio, por ser silvestres é pastores ellos y ellas, y son gente fiel, y caritativa, y de verdad, y buenos christianos.814

Murió Juan II de Aragón a los 82 años de edad el día 19 de enero de 1479, en la más radical pobreza, y cuando estaba desarrollando las acciones más virtuosas de su vida. Pudo ver cómo se ponía la primera piedra del puerto de Barcelona, inexistente hasta la fecha, cuando las naves debían fondear en la playa. Fue sucedido como rey de Aragón por su hijo Fernando II, rey de Castilla, y como reina de Navarra quedó su hija Leonor de Foix, que moriría 9 días más tarde. 

Leonor de Foix, al morir, reivindicó en su testamento todos los títulos de su hermano Carlos, a tenor con lo dispuesto por su madre Blanca I. Dispuso asimismo que fuera su heredero Francisco I Febo, su nieto, recomendándole que adoptara la protección del rey de Francia.815 Durante su breve reinado (hasta Enero de 1483) se hizo cargo de la regencia su madre Magdalena de Francia. Su nombramiento fue apoyado por los agramonteses. Los beamonteses se situaron entonces tras Fernando el Católico, artífice de un protectorado militar castellano sobre Navarra para evitar una posible intervención francesa.816

El desarrollo de las buenas letras, amparado por la Gaya Ciencia, creada por Juan I y dotado considerablemente por Martín el Humano, que había languidecido durante el reinado de Juan II, volvió a promocionarse con el ascenso al trono de Fernando II, que si bien no solía asistir a la asamblea literaria, instituía premios para las mejores composiciones en lengua lemosina, entre los que destacan Ausias March, Arnau March, Bernat Miquel, Rocaberti, Jaime March, Jordi de Sant Jordi, Mosén Luis de Requesens, etc.817

Pero algo parecía escapar al buen juicio de los reyes hispánicos. El 28 de Julio de 1480 los turcos tomaron Otranto, a cuya población degollaron o empalaron, excepción hecha de los jóvenes, que cautivaron. É metieron á espada la mayor parte de los christianos que en ella habia; é despues de apoderado en la Ciudad é fortaleza mató á todos los clérigos que halló, é fizo aserrar por medio al Obispo de Otranto, é fizo matar mil y cuatrocientos hombres atados con sogas, é robaron la Ciudad, é enviaron la presa á. Constantinopla donde del gran Turco habian sido enviados; é aquel Bajá, é los otros ordenaron de dejar gente para defender la Ciudad, é dejaron en ella cinco mil turcos y hombres de pelea con todas las cosas que eran menester, é con mucha artillería é fuéronse en Constantinopla, y ansí Otranto quedó con los turcos por suya.818

Y todo con  la mirada complacida de los príncipes italianos, que se gozaban de ver en aprietos a Fernando, rey de Nápoles. Sólo los Reyes Católicos aprestaron una flota de veinticinco naves más el apoyo de Sicilia. A la vista de este apoyo, Florencia y Alemania aportaron su apoyo. La plaza sería recuperada a finales de Septiembre de 1481.819

Las cortes de Toledo de 1480 echaron los cimientos de un nuevo sistema judicial. Se apercibía a los jueces de su responsabilidad y de su obligación de visitar las cárceles; se daba medios de defensa a los acusados; se pagaba con fondos públicos la defensa de quien carecía de medios; se penaba al juez injusto y a quien iniciaba procesos fraudulentos; y se creaba la chancillería, a cubierto de la intervención de la corona, como elemento de control de los juzgados inferiores de todo el reino. Y la nobleza era atada en corto por una monarquía hispánica llamada para grandes empresas.

Y en cuanto a legislación, se encargó a Alfonso Díaz de Montalvo su ordenación, que realizó a lo largo de cuatro años de estudio en sus Ordenanzas Reales.

Finalmente para administrar todo este complejo de gobierno se decidió la creación de consejos. En las Cortes de Toledo se reformo el Consejo Real de Castilla (creado en 1385) A partir de la reforma los miembros del consejo serían en su mayoría letrados nombrados y pagados por la corona. Los pocos nobles que formaban parte de él, lo hacían llamados por el monarca, nunca por derecho propio. El poder del consejo fue aumentando hasta que acabó por ocuparse de todos los asuntos concernientes a la corona de Castilla. En 1494 Fernando creó el Consejo de Aragón.820

La nobleza era el grupo que más podía truncar las aspiraciones autoritarias de la Corona. Por ello se redujo su poder político apartándola de los cargos superiores de la administración, que fueron ocupados por juristas y letrados universitarios. Como compensación, se consolidó su riqueza económica y su poder social y apenas se menoscabó su poder jurisdiccional. Cuando no hubo más remedio, la sometieron militarmente. Recibieron cargos en la Corte.821

El diferente concepto de monarquía existente entre los Reyes Católicos y los últimos reyes de Castilla (y alternativamente algo menos los de Aragón), era garantía de un porvenir dorado. Con los Reyes Católicos se acababan los privilegios de los holgazanes y de los violentos.

Los Reyes Católicos eran reverenciados por el pueblo al tiempo que temidos por los nobles que hasta el momento eran levantiscos. Los Medina Sidonia, los Guzmán, los Ponce de León, los Aguilar, los Portocarrero, quedaban atónitos cuando la reina era recibida en Sevilla entre aclamaciones, donde llegaba a impartir justicia, que era acatada por quienes en otro tiempo se habían mostrado orgullosos ante el soberano.

Muchos nobles se rindieron a la evidencia, y hasta Beatriz Pacheco, hija de Juan Pacheco, abandonó su postura contraria y abrazó la causa de los Reyes Católicos en 1479.822 Y hasta un Portocarrero dirigió las operaciones militares de los Reyes Católicos en Extremadura.

Y si en el sur los reyes mostraban justicia y benevolencia cuando eran atendidos con respeto y comedimiento, en Galicia, donde los levantiscos seguían siéndolo, mostraban todo su rigor y arrasaban hasta cincuenta fortalezas de delincuentes, entre los que destacaba Pedro Pardo de Cela, que había escalado puestos en el reinado de Enrique IV el impotente y había defendido los derechos de la Beltraneja aún después de que ésta renunciase a los mismos.

Pardo de Cela se mantuvo alzado durante tres años, asaltando y oprimiendo, hasta que finalmente fue hecho prisionero y condenado a garrote vil, sentencia que se llevó a cabo públicamente en la plaza de Mondoñedo, como escarmiento para los levantiscos.

Los cargos públicos eran encomendados a personas doctas, por lo general no pertenecientes a la nobleza, pero en las cortes de Toledo de 1480 se cercenó aún más los privilegios de la nobleza; se les prohibió levantar nuevos castillos, así como el uso de las insignias reales, de las que habían venido haciendo uso indebido, y finalmente se revocaron todas las mercedes recibidas en el reinado de Enrique IV, lo que perjudicaba directamente los intereses de Isabel, del Almirante de Castilla, del cardenal Mendoza, y de otros grandes señores. La labor fue encargada a Fray Fernando de Talavera.

Se atendieron las necesidades de los más necesitados, pero no se limitaron a esto. Las cortes de Toledo fijaron el valor legal de la moneda, que tanto sufrió en el reinado de Enrique IV. Se redujo a cinco el número de cecas al tiempo que se fomentaba la industria y el comercio, y se franqueaba el paso de mercaderías entre los reinos de Castilla y Aragón, suprimiéndose impuestos sobre la trashumancia. Se fomentó el cultivo de la tierra.

Y todo se iba realizando en medio de la penuria económica del reino, que dada la situación en reinados anteriores había quedado con las arcas vacías. Pero los Reyes Católicos se sobrepondrían a todo. Cierto que la Guerra de Granada reportaría muchos gastos, y su obtención reportaría también concesiones, pero siempre estarían limitadas. Aunque alguno, especialmente el papa Sixto IV aprovechaba la situación para barrer en su beneficio. Los Reyes Católicos precisaban una bula, con la aportación de dinero que ello representaba, para acometer la campaña de Granada. El papa Sixto IV se reservó la tercera parte de los importes recaudados, y la situación era de tal tenor que los Reyes Católicos se vieron obligados a aceptarlo.823

Pero a Sixto IV se le escapaba otro asunto: el turco. En el año de 1480 en el Verano, vinieron sobre Rodas una muy grande armada de turcos, enviada por el gran Turco Mahometo Otomano que envió desde Constantinopla, é tuviéronla cercada dos meses,
en el cual tiempo la mayor parte de los muros la derribaron, con gran número de lombardas que le asestaron, é pusieron á los christianos en mucho estrecho; é los christianos hicieron muy hondas cavas por de dentro de la Ciudad, las cuales si fechas
no fueran, la Ciudad se perdiera; y estando un dia los de la ciudad un poco seguros, arremetieron los Turcos de las estacadas y dieron un gran combate, en que muchos de ellos entraron por cima de los muros derribados é pasaron las cubas, é entraron
en la Ciudad; é no plugo á nuestro Señor que la tomasen.824

Los odios entre la población llana y los judíos iban creciendo exponencialmente al compás de actuaciones insultantes por una y otra parte, lo que definitivamente doblegó la voluntad de Isabel, que accedió a las propuestas de Alonso de Ojeda, de Pedro Solís y de Pedro Martínez Camaño, que presentaban los aspectos más convenientes de la instauración de la Inquisición en Castilla atendiendo la bula ya existente al respecto. El 17 de Septiembre de 1480 eran nombrados los dos primeros inquisidores de Castilla: Fray Miguel Morillo y Fray Juan de San Martín, destinados a Sevilla, donde llevaron a efecto una purga que significó un éxodo a Portugal, Navarra, Francia e Italia.

El 6 de febrero de 1481 fueron entregados a las llamas seis judaizantes, y se publicó el edicto de gracia; más de 20.000 se acogieron al indulto en toda Castilla, entre ellos canónigos, frailes, monjes y personajes conspicuos en el estado.825

Pero el verdugo no fue la Inquisición, sino la peste que se declaró en Sevilla en esas fechas, que causó grandes estragos en la población.826

Este año de 1481, no fué propicio á natura humana en esta Andalucía, mas muy contrario é de gran pestilencia é muy general, que en todas las ciudades villas, y lugares de esta Andalucía, murieron en demasiada manera, que en Sevilla murieron mas
de quince mil personas; é otras tantas en Córdoba, é en Xerez, é en Ézija mas de cada ocho ó nueve mil personas, y ansí en todas las otras villas é lugares; é despues en el Agosto alzóse la pestilencia, y con todo eso por mas de ocho años duró, que poco
ó mucho acudía ora en una parte, ora en otra de esta Andalucía, y el año de 1488 murieron en Córdoba otra vez, generalmente decian, que aun mas cantidad del año de ochenta y uno ya dicho.827

Y aquel año desque cesó la pestilencia volviéronse los Inquisidores á Sevilla é prosiguieron su Inquisicion fasta todo el año de ochenta y ocho que fueron ocho anos, quemaron mas de setecientas personas, y reconciliaron mas de cinco mil y echaron en cárceles perpétuas, que ovo tales y estuvieron en ellas cuatro ó cinco años ó mas y sacáronles y echáronles cruces é unos San Benitillos colorados atrás, y adelante, y ansi anduvieron mucho tiempo, é despues se los quitaron por que no creciese el disfame en la tierra viendo aquello.828 Las cifras acostumbran a ser exageradas en estos tiempos, tanto en lo referente a los participantes en una batalla como a los muertos, sea en exceso o en defecto, a fin y efecto de causar pavor en el contrario; como tal debemos poner entre comillas el número de ajusticiados por la Santa Inquisición, y en cualquiera de los casos, si bien no podemos estar de acuerdo con estos métodos, ello no debe significar ponerse en contra de la Santa Inquisición, porque en definitiva, esos eran los métodos aplicados en el momento histórico por todos, y si a ello nos remitimos, tendremos que convenir que, si comparamos los métodos aplicados y el número de relapsos de la Inquisición con los que pueden equipararse en el mundo europeo, protestante, hugonote… o en el lado musulmán, la Santa Inquisición, necesariamente, deberá ser considerada muy moderada.

Por otra parte, tengamos en cuenta que entre los que he dicho quemaron en Sevilla en torno de aquellos dichos ocho años, quemaron á tres clérigos de missa, é tres ó cuatro Frailes _todos de este linaje de los confesos, é quemaron un Dotor fraile de la Trinidad que llamaban Savariego, que era un gran predicador, y gran falsario, hereje engañador que le conteció venir el Viérnes Santo á predicar la Pasion y hartarse de carne.- Quemaron infinitos guesos de los Corrales de la Trinidad y San Agustin é San Bernardo, de los confesos que allí se habian enterrado cada uno sobre sí al uso judáico, é apregonaron é quemaron en estátua á muchos que hallaron dañados de los
judíos huidos.829 Nótese qué fue principalmente quemado: güesos y estatuas.
A lo largo de los siglos se había manifestado una animadversión manifiesta hacia los judíos. En otras épocas se les había acusado de promover la peste bubónica; en estos momentos se les acusaba de falsa conversión al cristianismo… Las fricciones entre los judíos y el pueblo español no eran de carácter racista, ya que el pueblo español jamás ha sido racista sino en todo caso compuesto por multitud de razas que se han fundido en el solar llamado España. El problema parece ser muy otro, más relacionado con las actividades llevadas por cada uno y las repercusiones que esas actividades tenían en el otro.

Debemos tener en cuenta que la Iglesia difundía la idea de que la usura, e incluso el préstamo con interés no es propio de un cristiano. Esta circunstancia, unida a la necesidad real de la existencia de gente que preste dinero, hacía que éste, el que presta dinero fuese visto como una mala persona…como un enemigo… Y los judíos, entre otras actividades, desarrollaban justamente esa, y la de recaudador de impuestos, lo que unido al hecho de que parte del pueblo estaba endeudada con ellos, acabaría poniéndolos en la picota (nunca mejor traída a cuento la expresión) cuando llegaban los momentos de graves crisis económicas como fueron los de la peste.

Un empleo casi monopolizado por los judíos era el de médico. En la Edad Media la medicina se relacionaba con el oscurantismo porque la mayoría de la gente desconocía esa ciencia con lo que aumentaba la imagen misteriosa del semita, lo que unido a la desconfianza cuando se cometían errores médicos graves, podía llevar fácilmente a la sospecha de malas artes.830

La imagen del enemigo sería, para la mayor parte del pueblo la siguiente: Una persona ociosa (ocioso sería todo aquel que no se relacionase con el trabajo manual, principalmente campesino), habitante de una urbe, y con buena posición económica. Características que confluían en la mayor parte de los judíos españoles. Ser agricultor era, per se, una garantía de pureza de sangre. Así, la Inquisición, podemos afirmar que era vista por el pueblo español como una herramienta justiciera, defensora de los pobres frente a la opresión de los poderosos.

Por otra parte, en Portugal, tras su ascenso oficial al trono en 1481, a la muerte de su padre Alfonso V, Juan II tomó una serie de medidas para frenar el aumento del poder de la aristocracia y que le permitieron concentrar el poder en su persona. Los nobles empezaron inmediatamente a conspirar, y dos años después era ejecutado el duque de Braganza. El duque Diego de Viseu, el obispo de Évora, y otros nobles se vieron obligados a exiliarse. La inestabilidad política sería la consecuencia de esta situación, mientras Juan II llevaba a cabo una purga que costó la vida a sus allegados, de quienes no se fiaba.831

Ésto fecho fuyeron con temor muchos caballeros de Portugal é vinieron en Castilla, especialmente el Conde de Faro, é Fernando de Silbeyra; é D. Alvaro hermano
del Duque de Braganza ya estaba en Castilla ca dis que como oyó, ó entre oyó que hacian los caballeros monipodios contra el Rey, él por no entender en ello luego se vino á Castilla antes de la muerte del Duque su hermano; y el Rey tomó todas sus haciendas á los ausentados, é las fiscó para sí. E después prendió é degolló á D. Fernando de Meneses hermano del Obispo de llora, dos fijos del susodicho, y descuartizaron á él uno; é fizo degollar á Pedro de Alburquerque, é á otros. É ésto diz que fizo al Rey porque falló que los dichos caballeros le ordenaban traicion, é tensan concertado de matar á él, é á su fijo, é alzar por Rey de Portugal al dicho D. Diego Duque de Viseo, hermano de la Reina, fijo del Infante D. Fernando hermano del Rey D. Alfonso.832

Durante su reinado se continuó con las exploraciones atlánticas, descubriendo la desembocadura del río Congo, se rodeó el cabo de Buena Esperanza y se inició la colonización de Santo Tomé y Príncipe. Más expediciones debieron producirse, pero el incendio acaecido en Lisboa en 1755 consumió los documentos. 





























Capítulo XIV

Desde 1481, a la muerte de Alfonso V de Portugal hasta la toma de Granada el año 1492

Cesáreo Jarabo


La población total de España era en estos momentos algo más de seis millones de personas: Aragón contaba con 850.000 habitantes; Portugal 1.000.000; Navarra 120.000; el reino de Granada 300.000, y Castilla casi el doble que todos ellos juntos: 4.200.000.833

A la muerte de Leonor de Navarra designó como heredero a su nieto Francisco I, de diez años de edad, bajo la regencia de su madre Magdalena de Francia, que contaba con el apoyo de los agramonteses. Los beamonteses se pusieron en la órbita de Fernando el Católico, que implantó un protectorado sobre el reino. Finalmente, beamonteses y agramonteses solicitaron a los Reyes Católicos que tomasen Tudela con una guarnición militar castellana para mantener el orden, tras lo cual pudo el rey Fernando dedicarse de lleno a culminar la obra ocho veces secular de librarse de la invasión sarracena.834

Los nobles levantiscos tenían soliviantada Galicia A resolver los asuntos gallegos acudió Fernando de Acuña, con 400 caballeros, mientras Fernando e Isabel acudían a Barcelona a resolver las quejas por los pactos tenidos con el rey Juan II al final del conflicto de los remensas.835 Los payeses de remensa eran campesinos adscritos a la tierra de forma hereditaria, que podían romper dicha adscripción mediante el pago de una cantidad de dinero, la remensa. Además de la remensa, los campesinos soportaban los denominados malos usos (seis, contando la remensa). Se trataba de seis obligaciones o condiciones abusivas impuestas para mantener la relación del campesino con la tierra de trabajo. El levantamiento de los payeses contra la nobleza en 1484 determinó el apoyo de la monarquía a los nobles y, tras la derrota de los insurrectos, fueron ajusticiados sus principales dirigentes.836

Las discordias nobiliarias se iban encauzando conforme a los deseos de los Reyes Católicos. No obstante, seguían produciéndose refriegas como la acometida por Diego de Merlo, asistente de los Reyes Católicos, contra el Duque de Medina Sidonia, cuya resolución pasó por el juicio de los Reyes837. Buena muestra del cauce que estaban dando a la nobleza, que pocos años antes hubiese significado una guerra civil particular entre el de Medina Sidonia y el de Merlo.

Los Reyes Católicos reclamaron el pago del tributo consuetudinario a Muley Hacén y éste replicó con la toma de Zahara (1481) cerca de Ronda, iniciando así la guerra de Granada, sumamente difícil para el ejército cristiano, a pesar de las discordias que dividían a la familia nazarí. La primera respuesta fue la toma de la ciudad fortificada de Alhama, tras cuya toma los Reyes Católicos tuvieron que aglutinar las fuerzas de los nobles, a las que no faltó la colaboración de Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, padre supuesto de Juana la Beltraneja, y luchando codo con codo, el duque de Medina Sidonia, Enrique de Guzmán que tenía contenciosos con los sitiados, y el marqués de Cádiz Rodrigo Ponce de León, hasta hacía bien poco enemigos irreconciliables entre sí, y ahora, gracias a las formas de los Reyes Católicos, amigos íntimos. La reina, nuevamente en situación de buena esperanza, estaba al pie de Alhama. La reina, y sólo la reina, impidió que esta conquista quedase en nada, al negarse a abandonar la plaza, extremo que era requerido por los expertos que alegaban su costosa defensa. Alhama significó la demostración del poder real, del poder nacional, frente al poder de la nobleza, que ya se mostraba sumisa de manera manifiesta.

Sorprenden actuaciones como la señalada de la toma de Zahara, pero era pacto no escrito entre los reinos españoles y moros que cualquiera de ellos, en tiempo de tregua, podía hacerse con una plaza o un castillo del otro si éste no estaba debidamente guarnecido. Había más leyes no escritas, como el derecho a tomar replesalias de cualquier violencia siempre que los adalides no ostenten insignias bélicas, que no se convoque a la hueste a son de trompeta y que no se armen tiendas. Además, en tiempos de los Reyes Católicos se permitía a los moros del reino de Granada la navegación a África desde las costas de Málaga.838

Cuando Muley Hacén volvía de su desastrosa campaña, Boabdil se sublevó en Guadix y fue reconocido en Granada gracias al apoyo de los abencerrajes, soliviantados con los errores cometidos por aquel y dado que además había sometido a sus súbditos a graves impuestos, suprimiendo, por otra parte, las dádivas y regalos con los que solía agasajar a sus hombres más entregados. En 1482 mandó asesinar a su esposa Fátima y a sus hijos, pero sólo pudo asesinar a uno, encerrándose Fátima y Boadbil en la alcazaba del albaicín, desde donde fue proclamado emir con el nombre de Mohamed XI. 

Este año 1482 era nombrado Inquisidor General Tomás de Torquemada, que en 1483 sería también inquisidor de Aragón; la Inquisición era la primera institución común a los reinos hispánicos.

La sistematización de los procedimientos y penas llevada a cabo por la Inquisición española constituyó una mejoría en el sentido jurídico con respecto a los usos empíricos y posibles arbitrariedades de los tribunales medievales. Se moderaron algunos abusos anteriores y se tomaron medidas, no siempre eficaces, para corregir las posibles extralimitaciones de los inquisidores. Recogiéndose la experiencia anterior, se dio a la Inquisición moderna un carácter más centralizado que a la medieval, de lo que resultó una potenciación de su eficacia.839

Pero la Inquisición resulta un punto de escándalo, sobre todo en cuanto de habla de la Inquisición española, llegándose a entender que la única Inquisición fue la española. Dejando de lado el interés que se mostró en 1478 porque la Inquisición española tuviese su propio marchamo, señalemos que se instauró en Aragón en 1242, a quién siguió Navarra y Portugal; no así Castilla, que no tuvo Inquisición hasta 1478… y no fue abolida formalmente hasta 1834. Su actuación más intensa se registra entre 1478 y 1700, durante el gobierno de los Reyes Católicos y los Austrias. En cuanto al número de ajusticiados, los estudios realizados por Heningsen y Contreras sobre las 44.674 causas abiertas entre los años 1540 y 1700, concluyeron que fueron quemadas en la hoguera 1346 personas (algo menos de 9 personas al año en todo el imperio).
El británico Henry Kamen, conocido estudioso no católico de la Inquisición española, ha calculado un total de unas 3.000 víctimas a lo largo de sus seis siglos de existencia. Kamen añade que "resulta interesante comparar las estadísticas sobre condenas a muerte de los tribunales civiles e inquisitoriales entre los siglos XV y XVIII en Europa: por cada cien penas de muerte dictadas por tribunales ordinarios, la Inquisición emitió una".840
Basándose en la Historia de la Iglesia, investigadores judíos nos indican que en el proceso, al final se realizaba un acto de fe público. (Por cierto, en una época, se utilizó más con los protestantes que con los judeoconversos)841.
Son numerosos los expertos anglosajones, franceses, centroeuropeos, escandinavos, judíos y españoles, pertenecientes a escuelas y tendencias diversas, quienes han realizado análisis sin el sesgo antihispánico o anticatólico de otras épocas. Puede afirmarse que entre muchos especialistas en la Inquisición española su leyenda negra está asimilada y superada.842
Por otra parte, hispanistas tan manifiestamente británicos (o tan manifiestamente antiespañoles), como Henri Kamen, confirman con estadísticas que en épocas "duras" (hasta 1530) en tribunales muy activos se utilizó el tormento en el uno o dos por ciento de los casos.843
Los Reyes Católicos, entre tanto, ordenaban el asalto final a Granada convocando a todos los caballeros del reino para proseguir la guerra de Granada; armaron una escuadra que impidiese la comunicación de los nazaríes con África, al tiempo que comenzaban el asedio de Loja, defendida por el famoso Aliatar, donde el rey Fernando cometió un error que le costó la vida del Maestre de Calatrava, Rodrigo Téllez Girón, y puso en grave riesgo a todo el ejército español, que a punto estuvo de perder Alhama. Se aprestó a una batalla extremadamente desigual en número y en ubicación de los campos, desoyendo los consejos del marqués de Cádiz, y sufrió una estruendosa derrota que a punto estuvo de costarle la vida.

A este desastre se sumó el arrostrado por la flota barcelonesa contra los genoveses, que habían asaltado Barcelona y en el enfrentamiento posterior hicieron prisionero a la flor y nata de la nobleza barcelonesa.844
Los Reyes Católicos estaban ordenando el estado en todas las órbitas. Nada escapaba a su profunda reforma… Ni el ámbito de la Iglesia, de la que siempre se mostraron hijos tan perfectos. Del mismo modo que para los asuntos sociales y políticos demostraban a un tiempo generosidad y firmeza, también en el ámbito religioso hicieron lo propio, lo que les llevó a retirar de la corte vaticana de Sixto IV todo tipo de representación al observar por parte de Roma un trato impropio de buena madre, siendo España la más obediente a la silla apostólica. Se avino Roma a suavizar sus modos con lo que la religión ganó el concurso de personas de gran valía que se vieron impelidas a ocupar los puestos que les correspondían en el gobierno de la Iglesia.
Este era un asunto que preocupaba en gran manera a la Reina Isabel, que buscaba realizar una reforma en profundidad  para evitar las situaciones desagradables en tantos ámbitos, lo que llevó a los Reyes a tener enfrentamientos con las más altas instancias de la Iglesia. Los Reyes se negaban a dar diócesis a los ausentes. En 1462 los canónigos de Valencia se lamentaban que hacía 30 años que no tenían obispo. Diócesis como Barcelona o Salamanca estaban vacantes por años.845 Tres nombres son de destacar en la reforma religiosa propiciada por los Reyes Católicos: Hernando de Talavera, Diego Deza y Francisco Jiménez de Cisneros.
Para apoyar a Fray Francisco Jiménez de Cisneros en la renovación clerical que le había encomendado la Reina, obtuvo todas las asistencias canónicas y con ellas pudo sacar a la iglesia española del abismo de la incultura y prepararla de este modo para la decisiva batalla moral que el norte europeo iba a reñir poco después con el mediodía.846
Isabel volcó en la obra renovacionista todo su poder de reina y su intrépida energía, reservándose para sí misma la purificación de los conventos de religiosas, en los que su bondad, trato discreto y grandes dotes de corazón consiguieron los más envidiables frutos ascéticos. Sólo cuando no fueron bastantes estas soberanas dotes de insinuación echó mano de la severidad, amenazando a los rebeldes con penas canónicas y visitas rigurosas, que ella alcanzaba de la curia de Roma. Pero el sistema peculiar suyo de atracción fue casi siempre el de su feminidad y su dulzura.847
Pero no limitó ahí su actividad; contando con la actuación del irremplazable cardenal Cisneros, preparó el terreno para el Concilio de Trento, llevando a cabo las reformas que quedaban a su alcance. Era tal su actividad que, hasta el mismo Arzobispo Carrillo, mal avenido con los rigores monacales, había lanzado un edicto prohibiendo a los clérigos de su diócesis jugar a los dados y vestir trajes de colores vivos. En la parte positiva ordenaba que los sacerdotes celebrasen la Santa Misa al menos cuatro veces al año y los obispos tres. Manga ancha, como se ve, que denotaba un estado social de cruda relajación en el terreno moral y religioso. La Iglesia está llena -escribía en su Guía del cielo el dominico Fray Pablo de León- "de necedad e ignorancia, de luxuria, de malicia y de soberbia". "No tiene hoy la Iglesia mayores lobos ni enemigos, ni tiranos, ni robadores, que los que son sus pastores de ánimas y tienen mayores rentas" ... "Obispotes" llamaba Fray Francisco de Osuna en el Abecedario Espiritual a los malos obispos, en los cuales el día de la muerte hará "gran gira" el demonio. Juan Padilla, el Cartujano, declama contra la simonía; otros predicadores tronaban contra la glotonería y las inmoralidades que aquí no nos atrevemos a estampar. Oíanse de nuevo los acentos de San Pedro Damiano y de San Bernardo, execrando con frases aceradas las perversas costumbres de muchos clérigos y monjes de su tiempo.848
Las arcas del estado seguían exhaustas, por lo que los reyes pidieron en Cortes un empréstito que fue cubierto por las personas pudientes del reino así como por las órdenes militares aragonesas y castellanas, al objeto de emprender la reconquista del último trozo de la Patria que permanecía en poder extranjero. Mientras, algunos nobles, si bien habían reconducido sus formas en cuanto al respeto a los nuevos tiempos marcados por los Reyes Católicos, seguían actuando por su cuenta, como el adelantado Pedro Enriquez, el Maestre de Santiago y otros nobles de la frontera, que en marzo de 1483 iniciaron una particular campaña en la Axarquía, repleta de iniciativas individuales y encontradas, que acabó en la punta de la espada de el Zagal, que dio al lugar del encuentro definitivo el expresivo nombre de “cuesta de la matanza”.
También en este tiempo, los nobles levantiscos gallegos, encabezados por Pedro Pardo de Cela, yerno del conde de Lemos, se aliaban con la Beltraneja aún años después de haber sido firmada la paz con Portugal. Sería el 7 diciembre 1483, en  castillo de Frouxeira, cuando el ejército de Luis de Mudarra  apresó al levantisco, a su hijo y a Don Pero de Miranda, "con moitos fidalgos onrados que con el estaban", llevándolos a Mondoñedo para ejecución pública ejemplar.849 El mariscal Pardo de Cela es hoy, más que un señor feudal levantisco, un héroe de leyenda para los nacionalismos liliputienses. Se hai un feito histórico onde o mito e a realidade coñecida se distancien tanto, este é o caso do mariscal Pedro Pardo de Cela: a súa morte violenta creou as condicións para a invención dunha biografía que o converteu no mártir por excelencia da literatura galeguista tradicional, no máximo representante desa nobreza galega que tiña que ter sido e non foi.850
Eduardo Pardo de Guevara considera que los datos que se han ido comprobando acerca de la vida de Pardo de Cela, "alejan su figura cada vez más de la leyenda". En este sentido, ha recordado que está comprobado que no fue "hermanado de la Revolución Irmandiña" y que fue partidario de Isabel la Católica y no de Juana la Beltraneja, a pesar de que la primera, con posterioridad a su acceso al trono español, ordenó su ejecución.851
Asimismo, las investigaciones también han confirmado que los hechos no se desarrollaron con la rapidez con la que establece el "mito" de Pardo de Cela, dado que el asedio a la fortaleza de A Frouxeira se había producido "un año antes", el Mariscal fue detenido "en el verano" y pasó por "un proceso judicial" antes de su ejecución. 852

Todo, a la postre, parece concluir en que Pardo de Cela no fue sino un noble levantisco más, ávido de poder feudal, que sucumbió en su lucha contra la España representada por los Reyes Católicos.

El imaginario romántico, separatista, se agarra a Pardo de Cela imaginando una historia que pudo ser conveniente para sus aspiraciones ideológicas, pero non ten fundamentos documentais que xustifiquen a súa versión imaxinaria de Pedro Pardo de Cela.853
¿En qué se centró pues el problema Pardo de Cela?... Polas fontes orais sabemos que foron as rendas do bispado de Mondoñedo as que desencadearon o conflicto que o levará ó cadalso. E das fontes xudiciais tiramos que o cobro das rendas reais xustificou a confiscación pos-mortem dos seus bens. 854 Resumiendo: Parece que se trataba de un señor con aspiraciones feudales, pero sin medios que respaldasen sus aspiraciones, y a lo que parece, os vasalos rebeldes derrocaran a fortaleza A Frouseira "donde prendieron al Mariscal Pedro Pardo", deixándoo con vida malia a súa sona de bandoleiro, cousa que dezaseis anos despois non farán os oficiais da raíña Isabel a Católica. Pardo de Cela non foi logo o dirixente dos irmandiños que imaxinou o novelista Vicetto en "Los hidalgos de Monforte", senón un dos seus inimigos máis teimudo. 855
Fernando, que se encontraba en Galicia reprimiendo estas aspiraciones de los nobles levantiscos, e Isabel, que estaba enredada en los asuntos de Portugal, dejaron sus quehaceres para atender el terrible desastre de la Axarquía.856
Pero esta victoria era perjudicial para Boabdil, quién para ganar prestigio inició en 1483 una campaña militar con el apoyo del famoso Aliatar, su suegro, que acabó en desastre cuando ponía sitio a Lucena. Aliatar murió y Boabdil cayó prisionero de los Reyes Católicos, que lo trataron de manera inmejorable y en 1486 lo dejaron en libertad  bajo humillantes condiciones con la idea de que continuase la guerra civil, ya que Muley Hacen, cuando fue vencido Boabdil en Lucena había recuperado su trono en la alambra, y el Zagal se había convertido en su adalid. Boabdil llegó a Granada, y los abencerrajes lo proclamaron nuevamente rey, llegando a un sangriento encuentro con los partidarios de Muley Hacen, que no cesó hasta que el reino quedó dividido; Boabdil quedaría como rey en Almería.

El 7 de Enero de 1483, Catalina de Foix sucede a su hermano Francisco I Febo en la corte de Navarra. Su tío Juan de Foix, segundo en orden de sucesión, amparándose en la Ley Sálica, le disputó el trono entre 1483 a 1492, reanudándose la Guerra Civil de Navarra entre beaumonteses y agramonteses. La inclinación que sentían los reyes navarros por la política francesa y las negociaciones para casar a su primogénito Enrique, Príncipe de Viana, con una hija de Luis XII de Francia, fueron los argumentos que esgrimió Fernando el Católico para enviar al Duque de Alba a conquistar el Reino de Navarra en 1512. El 25 de julio de 1512 Fadrique de Toledo, duque de Alba, ocupó Pamplona. La familia Real tuvo que huir y buscar refugio en la Baja Navarra y en el Bearne.857 

Este mismo año 1486 se mejoran las condiciones de los payeses de remensa por la Sentencia Arbitral de Guadalupe. Por la misma eran abolidos los “malos usos”, tuvieron que abonar una cantidad a los señores y, a cambio, podían permanece en los campos con arrendamientos de larga duración y transmitirlos a sus herederos. Contribuyó a mejorar la situación del campesinado catalán y a reducir la tensión social en el campo.

También este año 1486 es importante en la prosecución de la Reforma iniciada en la Iglesia española. A principios de enero, el papa Inocencio VIII aprobó las penas impuestas por los Reyes Católicos a los clérigos y religiosos que vivían deshonestamente. Y él mismo impuso otras, por indicación de los Soberanos, a los clérigos de mala vida en la Bula del 8 de septiembre del mismo año.858 Y los frutos no tardaron en producirse: los nombres de San Pedro de Alcántara, de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, el Beato Juan de Avila, San Ignacio y San Francisco Javier, Santo Tomás de Villanueva, San Francisco de Borja… marcan el más alto nivel de aquella bienhadada reforma.859

Entre tanto, Nápoles y Sicilia, atraían la atención de los Reyes Católicos, ya que los problemas que acuciaban a esos reinos repercutían de manera muy directa en la monarquía hispánica, y los problemas de éstos con los príncipes italianos y con los turcos se manifestaban candentes.

En este tiempo, el conde de Tendilla Iñigo López de Mendoza inventó el papel moneda. Carente como estaba el reino de oro, y al objeto de acallar las quejas de las tropas, imprimió moneda de cartón, obligando a que fuese reconocida como auténtica, y con la promesa de cambiarla por moneda de metal.

Isabel estaba ocupada en ese momento en frenar las apetencias el rey Luis de Francia, que fallecería el 25 de Agosto de 1483. 
Entre 1482 y 1483, Diego Câo descubrió el río Congo y llegó al Cabo de Santa María, más al sur de la actual Namibia. Tres años después, en un segundo viaje (1485-1486) casi alcanzó el trópico de Capricornio.860
Entre tanto, Cristóbal Colón continuaba con sus estudios. Se descubrió la aplicación del astrolabio a la navegación, y este hecho, unido a la fama que ya había adquirido con la copia de mapas náuticos, le animó a acercarse a la corte de Juan II de Portugal, ofreciéndose a llegar a la India siguiendo la ruta de occidente, extremo que fue desechado por ridículo por parte de la corte portuguesa, por lo que, habiendo fallecido su esposa, Cristóbal Colón emigró a Castilla acompañado de su hijo Diego.
Francisco I murió el 12 de Febrero de 1483, siendo sucedido por Catalina de Foix, su hermana, que se vio envuelta en una nueva guerra con su tío Juan de Foix, que pretendía la corona. La guerra entre beaumonteses y agramonteses se prolongaría hasta 1492.

Los conflictos con los judíos habían llevado a los Reyes Católicos al establecimiento de la Inquisición, que significó el primer organismo con ámbito nacional en toda España cuando fray Tomás de Torquemada fue hecho inquisidor General de Castilla el dos de Agosto de 1483, y de Aragón el diecisiete de Octubre del mismo año. También se organizó la Santa Hermandad a modo de policía.

En 1484 se incorporó Gran Canaria definitivamente a la corona de Castilla. En Gran Canaria había dos Guanartemes é dos Fagzames, los Guardatemes eran reyes en lo seglar é en todo mayores, los Fagzames eran así como en lo espiritual como obispos; el uno era rey, é el otro obispo de Galda, é el otro rey de Telde, é el otro Obispo de Telde, que eran dos parcialidades é dos reinos en toda la isla; y era mayor el rey de Telde de mas gente que el otro, é el rey de Galda se fizo amigo de los christianos é aseguróse é fízose vasallo del Rey de Castilla, é enviólo Pedro de Vera á Castilla, donde el Rey y la Reyna le ficieron mucha honra, é lo vistieron, é fizo con ellos su amistad é prometió, de serles siempre leal, é volvió en Gran Canaria, é ayudó mucho á hacer la guerra al Rey.861

Al mismo tiempo, se crearon fraguas en el entorno de Granada, al objeto de confeccionar cañones cerca del lugar donde iban a ser utilizados. La primera ciudad en caer fue Álora, el mismo 1484. El asedio a Granada llevaba a los sitiadores hasta la misma puerta de Bibrambla, talando árboles para facilitar el avance de la artillería.862

El 11 de Agosto moría el papa Sixto IV lo que significó un gran alivio para muchos que habían padecido su inicua actuación y tenían la suerte de poder contarlo. Se temía el cisma, pero finalmente se resolvió el problema con el nuevo papa, Inocencio VIII, que para evitar males mayores se vio forzado a dejar impunes los innumerables crímenes, atropellos, y grandes rapiñas del conde Jerónimo (hermano de Sixto IV), sufrió gran pobreza para facilitar el incremento de las rentas de algunos cardenales, como Rodrigo Borja, que envió a España a su hijo Luis para que obtuviese algún señorío. Pero los Reyes Católicos lo encarcelaron y embargaron los bienes de los Borja, lo que motivó que el cardenal se replantease toda su actuación y posibilitase modificar los términos de la bula de Sixto IV en lo tocante al tercio de la recaudación que, ahora sí, sería entregada para atender los gastos de la campaña de Granada.863

Pero las artimañas de Rodrigo Borja no acabarían ahí. Poco después cambiaban las condiciones en lo tocante al reino de Aragón y exigía la libertad de su hijo Luis. Enviaría a Ángelo Amerino como comisionado para tratar con los Reyes Católicos su acceso a la sede metropolitana de Sevilla, a lo que los Reyes no accedían; la libertad de su hijo Luis y otros asuntos de su interés. Los Reyes no quisieron recibirlo durante largo tiempo, pero al final logró convencerlos mediante engaños, descubiertos los cuales le costó ser expulsado de España. Las tensiones diplomáticas entre España y la Santa Sede duraron años. España no nombraba embajadores y Roma no proveía las vacantes eclesiásticas.864

Los problemas de España habían cambiado en diez años. En tan sólo diez años, y tras una guerra civil e internacional (frente al reino portugués), se produjo un cambio notable en el contexto de Castilla: los enfrentamientos banderiles no desaparecieron, pero, al canalizarse a través de las vías legales, a través de la disputa política en las instituciones, se abandonó la violencia; la reducción de la violencia banderil trajo consigo una reducción de la violencia en general, y un mejor funcionamiento de los órganos de gobierno y de la justicia; una nueva política monetaria consiguió acabar con las devaluaciones de la moneda y, gracias a ello, con la subida de los precios; la lucha contra los musulmanes parecía avanzar por primera vez tras varias décadas de estancamiento; se hablaba de la llegada al trono de unos soberanos justicieros dispuestos a castigar a los “malos”... Los artífices de toda esta labor fueron Isabel y
Fernando, los futuros Reyes Católicos.865

Por oriente, el turco seguía aprovechándose de las discordias que minaban Italia y con una flota de más de 300 naves de distinto calado tomó Moncastro y Licostomo, dos plazas fuertes en la desembocadura del Danubio Colostomo.866

Colón estaba convencido de que podía llegar al Extremo Oriente, pues sostenía que la Tierra era redonda, pero se necesitaba dinero, hombres y barcos para realizar tal expedición. Frente al rechazo recibido en Portugal, pasó a Castilla en 1485.  Acompañado de su hijo Diego llegó al convento de franciscanos de la Rábida, donde pidió pan y agua, pero el padre Marchena, que había sido confesor de la reina, detectó algo en los mendicantes; se ofreció a protegerles y a introducirlos en la corte.
Fue recibido por los Reyes Católicos por la intermediación del cardenal Mendoza, que fue convencido por la elocuencia del descubridor. Sin embargo, demoraría casi seis años en obtener el apoyo necesario para su empresa, pues los monarcas estaban consagrados a la reconquista del reino de Granada.
Por otra parte, el proyecto requería, además de una buena dosis de ilusión y espíritu aventurero, una buena dosis de conocimientos científicos, por lo que el proyecto fue sometido a una asamblea de hombres ilustrados que se reunió en Salamanca bajo la presidencia de Fray Fernando de Talavera. Colón tuvo que escuchar de todo; desde hereje hasta tonto por pensar que podía existir un lugar donde la gente caminase cabeza abajo.
Tuvo que salir en su favor el dominico Diego de Deza, inquisidor general, que se convirtió en su protector junto a los duques de Medina Sidonia y de Medinaceli, que veían en las exposiciones del aventurero una posibilidad real. Pero no eran ello solos; los mismos Reyes Católicos, que dadas sus prioridades del momento no podían atender como debían a Colón, procuraban que estuviese a su lado; así, con ellos estuvo en el sitio de Málaga y en el de Granada.

En Aragón la instalación de la Inquisición ocasionó algún disturbio que en 1485 llegó a cobrarse la vida del inquisidor Pedro Arbués, dentro de su propia casa y a pesar de que siempre iba provisto de su cota de malla. El crimen produjo en el pueblo el efecto contrario al esperado, organizando motines que hubieron de ser acallados por las buenas artes del arzobispo de Zaragoza, Alfonso de Aragón, hijo natural de Fernando, no sin que antes perseguir a unos cuantos cristianos nuevos de especial significación como fueron Luis de Santángel (escribano de Fernando el Católico); Gonzalo de Santa María (asesor del gobernador de Aragón y autor de la crónica de Juan II) y Francisco de Santa Fe, siendo reconciliado el vicecanciller Alfonso de la Caballería.867
Otros asuntos caldeaban también el ambiente en Cataluña. Revueltas de los remensas, payeses acaudillados por un tal Juan Sala, segaron la vida a algunos nobles y acabaron conformando un ejército que reclamaba el reconocimiento del rey Fernando el Católico de quién se declaraban súbditos.868
Por otra parte, en Italia se caldeaba el ambiente con la alianza de los príncipes italianos y el papa Inocencio contra Nápoles, al observar que era difícil que Fernando pudiese recibir ayuda de España, dado el conflicto existente en Granada.869
En 1485, estando preso de Fernando V Boabdil, el Zagal fue nombrado regente por Muley Hacen, y él aprovechó la ocasión para destituirle. A poco moriría Muley Hacen. El Zagal se proclamó rey como Mohamed XII.

Mientras caía Coin y Cártama, y poco después el que fue nido del caudillo Omar ben Hafsun, Ronda, que resistió cuatro días de asedio. Corría el mes de Mayo de 1485, cuando soldados españoles eran castigados por haberse propasado con las cautivas o con los soldados vencidos.870 Justo lo contrario había sucedido en Benamaquix, donde los sitiados asesinaron a varios cautivos. La respuesta fue contundente: Mientras ellos pedían la libertad como condición de rendición, fueron ejecutados el 20% de los varones.871 La población era obligada a abandonar las plazas fuertes y a asentarse en lugares llanos donde fuese difícil organizarse militarmente. Las plazas de iban rindiendo conforme se acercaba el ejército español, sin que llegase a mediar pelea en gran número de ocasiones, ni aún en las plazas difíciles de sitiar. Hasta la propia Marbella pactó la rendición y la evacuación de la plaza, y Fuengirola fue abandonada.872

Pero si las cosas marchaban sobre ruedas en el asunto de la Reconquista, y sobre las ruedas una buena artillería, arma que resultó decisiva, todo ello era posible gracias al sometimiento de la nobleza. No obstante, aún quedaban algunos flecos que recortar en este asunto. Así, el conde Rodrigo de Lemos se había hecho con la fortaleza de Ponferrada, rompiendo los acuerdos impuestos por los Reyes Católicos, y amparándose en la distancia geográfica que mediaba entre Ponferrada y Granada, pero no contó con la actitud decidida de Isabel, que sitió Ponferrada lanzándole un ejército comandado por Rodrigo Pimentel, acérrimo enemigo del de Lemos. La lucha sería encarnizada.

Los asuntos en Cataluña seguían enfrentando a los remensas con los nobles, y en Sicilia crecía la alarma ante la actitud del invasor turco, si bien, la peste vino a aliviar este asunto, ya que diezmó los efectivos del turco, que se vio forzado a disolver la armada.873 Pero la peste también se haría presente en España.

Una vez liberado Boabdil, y después de enconadas luchas entre tío y sobrino se llegó entre ellos a una partición del reino granadíno, correspondiendo a Boabdil la Alhambra y el territorio que se extendía hasta Málaga, y al Zagal el Albaicín, Almería y las comarcas inmediatas.

El enfrentamiento entre tío y sobrino estaba sembrado, y Boabdil se apoyaba en los Reyes Católicos, que esperaban la oportunidad para tomar el reino de Granada. Pero naturalmente, Fernando le mostró su incomodidad por los tratos habidos entre él y el Zagal, y le dijo que eso era un a coalición contra España a la que debía hacer frente con las armas. Poco después, en 1486, las tropas españolas sitiaban Loja, donde Gonzalo Fernández de Córdoba se distinguió por su bravura. La ciudad resistió con fuerza durante nueve días, pero el empuje del ejército español se impuso abiertamente, por lo que Boabdil animó a la rendición de la ciudad.874

Del resultado de la batalla, Boabdil abdicaría el título de rey de Granada; entregaría Granada con todas sus pertenencias y castillos y se le concedía el título de marqués de Guadix si esta ciudad se conquistaba antes de seis meses, debiendo combatir a su tío, el Zagal. Poco después se reconquistó Íllora, y luego Moclín, Montefrío, Colomera y el Salar, y se asedió Granada, estando los Reyes Católicos en primera fila dando idea de la firme determinación adoptada, y garantizando el buen trato tanto a las tropas españolas como a los vencidos sarracenos. Por su parte, la reina Isabel cuidaba que la asistencia a los heridos fuese la mejor posible.875

El dinero para el pago de las tropas españolas escaseaba, por lo que tras talar toda la vega de Granada no pudo seguir adelante, licenciando a las tropas, que marcharon a sus lugares de origen.876

En este tiempo, el conde de Lemos había obtenido una importante victoria sobre sus sitiadores y en Italia, el papa Inocencio pergeñaba alianzas con Francia para combatir a Fernando de Nápoles, y poner en su lugar al duque de Lorena, al tiempo que los venecianos recorrían en son de guerra la costa catalana. A todo atendió España enviando una armada en defensa de Fernando de Nápoles, mientras los Reyes Católicos acudían en persona al frente abierto por el conde de Lemos, lo que ocasionó la defección de todos sus partidarios que manifestaron haber entrado en la contienda en defensa de los intereses de España, tras lo cual el propio conde de Lemos entregó el castillo de Ponferrada a los Reyes. Los asuntos de Italia no llevaron peor derrotero; el papa Inocencio, harto del estado de anarquía y tiranía en que estaban sumidos sus estados, firmó la paz el 12 de Agosto de 1486, con el disgusto de venecianos y franceses.877

Pero la actitud del papa, según algún historiador tan contraria a su nombre, había significado el enfrentamiento armado de los principados italianos, haciendo de Italia un totum revolutum que sólo beneficiaba los intereses del turco. 

Boabdil se enfrentó con su tío para la toma del Albaicín, pero el Zagal propuso un pacto a Fernando que no llegó a nada por haberse promovido un motín en la alambra como consecuencia de la presencia de emisarios españoles. Poco después tomó el Albaicín y no apoyó a su tío en el cerco que sufría en Málaga, que acabó en poder español, y en 1489 posibilitó la toma de Baza, que también estaba en manos del Zagal.

El Zagal fue derrotado por los cristianos ante Vélez-Málaga en 1487, tras la cual cayeron multitud de villas y fortalezas, siendo la toma de Málaga, defendida por Hamet el Cegrí, la más costosa, dado el carácter de éste militar, que no dudaba en ejecutar a quién propusiese la capitulación.

La toma de Velez Málaga significó la entrega sin condiciones de doce villas más con cerca de cincuenta fortalezas y aldeas,878 pero también significó la purga de un contingente de gallegos que tras la sumisión del conde Lemos había sido condenado a redimir sus penas en el frente de batalla. Llegados que fueron a Velez Málaga, se lanzaron en algarada contra el enemigo, que los recibió produciendo en ellos una gran matanza. En vano se esforzaron asturianos, vascos y castellanos en ayudar a los primeros; todos eran rechazados, hasta que puesto en vanguardia el rey Fernando recondujo la batalla llegando a apoderarse primero del arrabal y luego de toda la ciudad y toda la comarca. 879

Lo del contingente de gallegos hay que explicarlo: No sólo en Galicia, sino en toda España, para un buen número de individuos la guerra pasó a convertirse en la única herramienta para salvarse de los delitos que habían cometido en tiempos pasados; algunos de notable crueldad.880 El ordenamiento jurídico y policial permitía a la nueva Monarquía cortar esos enfrentamientos que tenían podrida la sociedad, y la guerra de Granada permitía a esa misma monarquía limitar al máximo las condenas a muerte y a presidio, que eran sistemáticamente sustituidas por la prestación de servicios en el frente de lucha contra el último reducto dl invasor. 

El Zagal (conocido también como Abohardillas), tras la derrota de Vélez Málaga ya no pudo volver a Granada, por lo que se retiró a Guadix, desde donde envió una expedición en auxilio de Málaga que fue interceptada por Boabdil, quien lejos de obtener la complacencia de los Reyes Católicos obtuvo, con esta acción, el mayor de los desprecios. Tras duro asedio y excelente defensa, cayó Málaga el 18 de Agosto de 1487, tras lo cual fueron ejecutados doce españoles traidores que servían a los moros, quedando el Zagal con Almería, Baza, Guadix y parte de la Alpujarra, mientras Boabdil se mantenía en Granada gracias al apoyo prestado en la persona de Gonzalo Fernández de Córdoba. Los Reyes Católicos estaban interesados en que los dos reyezuelos moros siguiesen peleando entre sí.881

Las Órdenes Militares, creadas en el siglo XII con el espíritu de cruzada de la
Reconquista, se habían convertido en poderosas instituciones con elevadas rentas y un inmenso patrimonio territorial. Los RR CC se propusieron controlarlas, para limitar su poder político y para beneficiarse de sus rentas, que compensarían las pérdidas de la Corona. Para ello presionaron a las Órdenes Militares castellanas para que eligieran al rey como gran maestre de cada una de ellas. De este modo, Fernando fue nombrado gran maestre de la Orden de Calatrava en 1487, de la de Alcántara en 1494 y de la de Santiago en 1499.882

Este año 1487, Bartolomé Díaz llegó hasta el extremo sur de África, al cual dio el nombre de Cabo de las Tormentas, probando que había un paso hacia el Lejano Oriente. Al conocer esta noticia, el rey de Portugal cambió el nombre del cabo por el de Buena Esperanza.883
Entre tanto, los conflictos en Aragón hacían necesaria la presencia del rey Fernando. Allí acudió e instauró la Hermandad para combatir a los ladrones que asolaban Zaragoza.884

El año 1488 en Aragón se aportaba un subsidio para la toma de Granada y se instauraba la Santa Hermandad, al tiempo que se despachaba de vuelta a unos embajadores franceses cuya misión no era la devolución de Rosellón y la Cerdaña.
También en este año (el 25 de Enero) se celebró el primer auto de fe de la Inquisición en Cataluña, en el que se condenó a garrote a cuatro judaizantes, siendo quemados en estatua otros doce.885

Acto seguido pasaron los reyes a Murcia para continuar con la Reconquista, siendo que Vera, Cuevas, los Velez, Castilleja y otras poblaciones se entregaron, tras lo cual acometieron Almería y Baza, sin éxito inicial, por lo que los reyes marcharon a Jaen, desde donde se fueron tomando diversas fortalezas cercanas a Baza, encontrando gran oposición en la Alpujarra, lugar predilecto del Zagal, del que obtenía importantes tributos dada la feracidad de sus tierras y la importante producción de seda.886

Las tropas españolas se dividieron en dos ejércitos al tiempo que talaban un buen trecho de la vega. Tanto trabajo desesperó a Hernán Pérez del Pulgar, quién no obstante no osó actuar por su propia iniciativa, como hacía pocos años hubiese hecho. Juntó a doscientos caballeros y pidió permiso a Fernando para atacar Guadix. Hicieron una expedición de castigo que acabó con el enfrentamiento con una columna de caballería árabe, a la que desbarataron y con la que Pérez del Pulgar alcanzó la gloria de merecer ser armado caballero por el rey Fernando.

Ante estos acontecimientos, Beyazid II (o Bayaceto), sultán del Imperio Otomano, mandó un mensaje a los Reyes Católicos quejándose de su acción de Reconquista e indicándoles que si no dejaban en paz a los moros, él arremetería contra los cristianos de los Santos Lugares, a lo que los Reyes Católicos respondieron que en otro tiempo los moros se habían apoderado injustamente de España y los españoles habían recibido insultos y agresiones alevosas todos los días, por lo que tenían derecho a defenderse. Por otra parte respondían que si el Gran Turco trataba bien a los cristianos de Palestina, también los reyes de España guardaban toda consideración a los mahometanos sometidos a su imperio.887 Simultáneamente, la flota turca tomaba Malta.888

Mientras, Boabdil cortaba las cabezas de quienes cuestionaban su autoridad. El sitio de Baza seguía, y la actividad frenética de los Reyes, también. Se mandó construir caminos para proveer a las fuerzas sitiadores de todo lo que precisasen, desde armas a alimentos o vestidos, y ante la carencia de medios, la reina llegó a vender sus joyas y su vajilla, ejemplo que fue seguido por las damas de su corte.889

Baza se resistía, y el invierno se alió con los sitiados; sólo el genio de la reina Isabel impidió que cesase el asedio. Hizo acto de presencia en medio del campamento, rodeada de sus damas; revisó las tropas en primera línea, y la gentileza del defensor moro, Cid Hiaya, le llevó a hacer un desfile en honor de la reina, tras lo cual presentó la capitulación con la aquiescencia del Zagal. El día 4 de Diciembre de 1489 entraron los reyes en Baza, mientras Cid Hiaya se bautizaba cristiano con el nombre de Pedro de Granada.890 La entrega de Baza significó también la entrega de Purchena y múltiples villas y fortalezas se entregaron sin lucha. El 21 de Diciembre los Reyes Católicos tomaban posesión de Almería, donde eran cumplimentados por el propio el Zagal, a quien la magnificencia de los Reyes Católicos impidió que se humillara más, exigiendo que al vencido se le rindiesen honores como rey, haciéndole montar en su cabalgadura y caminando junto a él hasta el pabellón real donde fue obsequiado con un banquete real al que no asistió la reina Isabel (nueva cortesía), que se había retrasado en el avance, siendo servidos a la mesa por los condes de Tendilla, Cifuentes, Álvaro de Bazán y Garcilaso de la Vega. Las Alpujarras, Salobreña, Almuñecar, todos los lugares que obedecían al Zagal se entregaron ese día a España. Guadix fue entregada el día 30.891

La guerra había costado a España la cuarta parte del ejército, 20.000 hombres de los 80.000 que participaron hasta la caída del Zagal, y quedaba por conquistar la ciudad de Granada, su vega y lo que podía observarse desde la Alambra, lo que estaba gobernado por un rey absolutamente desprestigiado entre sus súbditos.
El Zagal sería nombrado señor de Lecrín, pero finalmente se marchó a Orán, donde los partidarios de Boabdil le quemaron los ojos.
Exigió Fernando a Boabdil el cumplimiento de lo comprometido cuando la toma de Loja, pero el chico parecía haber tenido una laguna de memoria, y se consideraba fuerte en una ciudad que si ciertamente hacía acopio de toda la basura de los árabes, también había recogido todo lo bueno que podía existir entre ellos. Había renegados y gente valerosa; industriales y gandules; traidores y nobles; gente turbulenta y gente pacífica. Y con ellos la tensión que debía crear la necesidad de cumplir un pacto y la tentación de incumplirlo; la tensión entre el honor y el deshonor. En base a este sustrato social desoyó la reclamación de los Reyes Católicos, quienes no dudaron en hacer público el tratado de Loja, lo que ocasionó la general indignación entre los granadinos cuya ira no pudo esquivar Boabdil sino recurriendo a la guerra, que era justo lo que estaban deseando los Reyes Católicos.892
Era abril de 1490 cuando se celebraban los esponsorios de la princesa Isabel con el príncipe Alfonso de Portugal, cuando Boabdil tuvo la genial idea de atacar algunos castillos españoles. De inmediato, el conde de Tendilla reforzó el cerco a Granada mientras Fernando, con cinco mil caballeros y veinte mil peones llegaba a Granada segando las mieses granadinas, ante cuyas murallas armaba caballero a su hijo Juan en presencia de sus nuevos aliados el Zagal y Cid Hiaya. Pocas acciones más se llevaron a cabo; las tropas españolas se retiraban, mientras los moriscos de Guadix se mostraban insumisos y provocaban la caída de la fortaleza de Alhendín en poder de Boabdil, quién tras degollar a sus defensores tuvo la osadía de acometer las propiedades de el Zagal y de Cide Hiaya, amén de acometer otros castillos de menor importancia, todo lo cual provocó más ansias de rebelión en los mudéjares que fueron cortadas con una inteligente acción del marqués de Villena que puso a los moriscos en la tesitura de someterse a pesquisa por traición o a exiliarse, eligiendo en masa la segunda opción.893
Por su parte, Boabdil intentó en 1490 conquistar una plaza de costa, por lo que atacó Salobreña, de donde acabó huyendo cuando se acercaba el rey Fernando, quien poco después invitó a marcharse a los moros de Baza y de Almería, dado que se mostraban levantiscos.
En esta campaña ganó gran fama Hernando Pérez del Pulgar, quién en cierta ocasión entró en Granada y en la puerta de la mezquita dejó clavado con su puñal un papel que rezaba “Ave María”. Y es que entre los caballeros españoles había cierta competencia por la osadía; entre ellos destacaba Gonzalo Fernández de Córdoba, Martín de Alarcón, o Iñigo López de Mendoza conde de Tendilla, quién se despachaba con osadas galanterías como secuestrar a una dama árabe a quién devolvió cargada de presentes sin pedir nada a cambio.
Corría el año 1491. Granada tenía en aquel momento doscientos mil habitantes, y los ejércitos de España, al mando directo de sus amados reyes tomó posesión de la vega de Granada. Las tiendas se situaron en orden simétrico, formando calles como de una población a la que de inmediato acudieron las doncellas de la corte. Los retos caballerescos comenzaron a menudear, lo que finalmente tuvo que ser prohibido por el rey. La reina inspeccionaba personalmente, a caballo las tropas españolas. Pero el 14 de Julio se produjo un importante incendio en el campamento español, ocasionado por el descuido de una dueña en la tienda de la reina Isabel. Desgracia que acabó siendo gracia, porque los reyes determinaron que en el mismo lugar se construyesen nuevas estancias, pero no de tela, sino de cal y canto. En menos de tres meses tendrían levantada la nueva ciudad que sería bautizada con el nombre de Santa Fe, y este hecho sería determinante para la rendición de Granada, acordándose el 25 de Noviembre que en sesenta y cinco días harían entrega de la misma.
Ante esta situación, un  ayatolá incendió los ánimos llamando traidor y cobarde a Boabdil; reclutó a veinte mil hombres armados que arrinconaron a Boabdil en la Alambra, lo que le incitó a pedir a los Reyes Católicos el adelanto del acto de entrega de la ciudad.
Entre tanto, Colón exigía de los Reyes una respuesta definitiva a sus propuestas, mientras la junta de Salamanca había calificado la expedición como una quimera. Sólo contaba con el cardenal Mendoza y con Inquisidor General Diego Deza. Ya se marchaba a presentar su proyecto a Carlos VIII de Francia, cuando, al ir a despedirse del Padre Marchena en la Rábida, éste pidió audiencia especial a la reina, con la que se reunió en la recién fundada Santa Fe. Ahí se encontraba Colón el día 2 de Enero de 1492.
El dos de Enero de 1492 era definitivamente tomada Granada, y Boabdil se retiraba a  Andárax, en la Alpujarra, hasta que pocos meses después fue invitado a vender su señorío y a marchar a Marruecos. Moriría en 1527. Acto seguido se proclamó el Edicto de Granada, por el que se expulsaba a los judíos de los reinos hispánicos.

La caída de Granada provoca un gran impacto tanto en el mundo occidental cristiano como en el oriental musulmán. Para los cristianos, el triunfo de los Reyes Católicos supone la constatación de su hegemonía cultural sobre el Islam. Para los musulmanes, la derrota constituye un dramático epígono de la expansión iniciada tras la muerte de Mahoma y el inicio de un retroceso global de sus posiciones en el Mediterráneo occidental.894
En medio del gran momento histórico de la definitiva expulsión del invasor musulmán, se estaba gestando el gran momento histórico de la mayor gesta de todos los tiempos: el descubrimiento y la conquista de América.
A punto estuvieron de romperse las negociaciones ya que las exigencias de Colón (ser virrey, almirante, derecho a nombrar gobernantes…) parecían excesivas a los miembros del consejo, en concreto al arzobispo de Talavera. Pero las buenas artes del Inquisidor Diego Deza, juntamente con el banquero judío Luis de Santángel y el camarero personal del rey Fernando, Juan Cabrero, convencieron a Hernando de Talavera de lo que a simple vista parecía evidente: Que si el plan resultaba fallido, nada se perdía.
En marzo, y al objeto de evitar una nueva persecución de judíos como las acaecidas en reinados anteriores, los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos. Una cuestión es de tener en cuenta: Los Reyes Católicos no sentían animadversión personal contra los hebreos (el propio rey Fernando tenía sangre judía por parte de madre) y en su corte se hallaban financieros, consejeros, médicos y artesanos hebreos. Finalmente se exiliaron unos 100.000, parte de los cuales volvería después de forma encubierta. La Inquisición actuaría, no sobre los judíos, sino sobre los conversos, sobre los criptojudios, que practicaban la religión mosaica a escondidas. La jurisdicción de la Inquisición estaba en el terreno de la heterodoxia. La pena de muerte en hoguera se aplicaba a hereje contumaz no arrepentido. El resto de los delitos se pagaban con excomunión, confiscación de bienes, multas, cárcel, oraciones y limosnas penitenciales. Las sentencias eran leídas y ejecutadas en público en los denominados autos de fe, instrumento inquisitorial para el control religioso de la población.

El edicto de expulsión de los judíos públicos (31 de marzo de 1492), fundado, sobre todo, en el daño que resultaba de la comunicación de hebreos y cristianos, vino a resolver en parte aquella tremenda crisis. La Inquisición se encargó de los demás. El edicto, tantas veces y tan contradictoriamente juzgado, pudo ser más o menos político, pero fue necesario para salvar a aquella raza infeliz del continuo y feroz amago de los tumultos populares. Es muy fácil decir, como el Sr. Amador de los Ríos, que debieron oponerse los Reyes Católicos a la corriente de intolerancia. Pero ¿quién se opone al sentimiento de todo un pueblo? Excitadas las pasiones hasta el máximo grado, ¿quién hubiera podido impedir que se repitieran las matanzas de 139l? La decisión de los Reyes Católicos no era buena ni mala; era la única que podía tomarse, el cumplimiento de una ley histórica.895

Dice el escritor hebreo ibn Verga que los judíos eran amados por los Reyes y de los sabios, pero odiados por el pueblo y los monjes.896

Cada vez más son los estudiosos que desmontan la Leyenda Negra, e intentan comprender el decreto de expulsión señalando en el mismo una línea politica adoptada anteriormente en reinos europeos como Inglaterra y Francia. Bien conocían Isabel y Fernando que su decisión no era "rentable" desde el punto de vista económico, ya que muchos hebreos se dedicaban al comercio y al mundo financiero, pero en su postura tuvo gran peso un motivo religioso y social: se temía la efectividad del proselitismo hebreo y se quiso evitar la violencia popular de los acreedores contra las aljamas.897

Finalmente, el 17 de Abril se firmaban las Capitulaciones de Santa Fe, que comenzaban por llamar a Colón “don Cristóbal Colón”, con lo que quedaba incluido en el número de la nobleza española.
Las concesiones principales estipuladas en el acuerdo eran:
—Poseería Colón el título de almirante con las mismas prerrogativas reconocidas en Castilla, con carácter vitalicio y transmisión hereditaria perpetua.
—Sería Colón virrey y gobernador de las islas y tierras que descubriera, pudiendo proponer a los Reyes ternas para las personas que hubiesen de gobernar, bajo su autoridad, las distintas provincias; los monarcas quedaban obligados a escoger uno de los tres nombres.
—Gozaría del diezmo, no del quinto, de todas las riquezas o mercancías que allí se obtuvieran.
—Ejercería jurisdicción en aquellas querellas originadas por la explotación comercial de las islas y tierras por él descubiertas.
—Tenía Colón privilegio para participar con una octava parte en todas las empresas mercantiles que negociasen en las nuevas tierras.898
Por supuesto, todas las concesiones quedaban supeditadas a la realización exitosa del proyecto descubridor.
Para convertir el proyecto en realidad eran imprescindibles las naves y sus respectivas tripulaciones. Los Reyes Católicos dirigieron a Cristóbal Colón hacia Palos, porque allí Diego Rodríguez Prieto y otros compañeros suyos, por quebrantamiento de las disposiciones reales, habían sido condenados por el Consejo a poner a disposición de los Reyes dos carabelas (bautizadas Pinta y Niña) por un plazo de dos meses; de modo que basta un tercer barco más y las tripulaciones para los tres.
El tercer barco fue una nao (bautizada Santa María), perteneciente a Juan de la Cosa, natural de Santa María del Puerto (actual Santoña, en Cantabria).
Otro problema hacía su aparición: cubrir las plazas de marinero. Nadie quería embarcar, pero finalmente consiguieron la tripulación necesaria para las tres embarcaciones, y el 3 de Agosto partían del puerto de Palos partían finalmente ciento veinte personas.
España cerraba una epopeya secular mientras abría otra epopeya secular.
Las medidas que aplicaron los Reyes Católicos tenían incidencia en todos los ámbitos: Hemos visto cómo controlaban a la nobleza; cómo controlaban a las órdenes militares; cómo controlaban la delincuencia con la creación de la Santa Hermandad; cómo procedieron a la formación de un ejército nacional; cómo ordenan la administración de Justicia, la modernización dl Consejo Real, … y hemos pasado por alto otros aspectos como la creación de la figura del corregidor, o la creación de los embajadores permanentes, o la creación del Consejo de Aragón, de Indias y  de la Inquisición, y Aspectos como la Fiscalidad han quedado someramente señalados, siendo que Isabel la Católica saneó la hacienda pública merced a un estricto sistema fiscal e incentivó el desarrollo de la ganadería ovina y del comercio lanero. La acción de los Reyes Católicos fue total en todos los ámbitos de la vida nacional.
Y con Isabel, la admiración por el bien hacer rebasa todos los límites: El teólogo jurista y asceta maese Rodrigo define a la reina: "Pura en fe. Entera en castidad. Profunda en consejo. Fuerte en constancia. Constante en justicia. Llena de real clemencia, humildad e gracia. Gloria de nuestros siglos. Reina de las Reinas que vimos y leymos".899 Testimonio de santidad que se reitera en los cronistas y en multitud de referencias de diversos personajes, desde Fray Bartolomé de las Casas hasta Colón, pasando por el Rey Fernando.




















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