miércoles, febrero 14, 2018

Tras la revuelta cantonalista


Cesáreo Jarabo Jordán
pensahispa@gmail.com

A lo largo de este repaso hemos señalado los acontecimientos que de un modo u otro han llegado hasta nosotros, pero También hubo levantamientos en Aragón, Cataluña, Castilla la Vieja, La Rioja, Castilla la Nueva, Andalucía… manteniéndose enfrentamientos hasta el 20 de enero.



Es el caso que la intentona por llevar a efecto la total destrucción de la España europea, objetivo acariciado durante siglos por Inglaterra, debió posponerse un siglo y medio. Después del fracaso de la Primera República, un sector del federalismo catalán evolucionó, de la mano de Valentí Almirall, hacia el denominado catalanismo particularista.

No obstante, las esperanzas cantonalistas se mantendrían vivas incluso después del 3 de Enero de 1874 cuando el general Pavía, marcadamente liberal,  dio su particular golpe de estado dando término a la Primera República y dando paso a la dictadura del general Francisco Serrano, que pervivirá todo el año 1874, hasta que el día 30 de diciembre conoció su final con el pronunciamiento del general Martínez Campos.

El golpe de estado se produjo mientras en el parlamento los intransigentes laboraban para volver al cantonalismo. Como consecuencia, las Cortes serían disueltas el día 8, siendo nombrado primer ministro Francisco Serrano, quién supuestamente iba a anular las disposiciones que habían mutilado las prerrogativas religiosas, pero se limitó a restaurar las órdenes militares, que estaban inoperativas, y a prometer destinos cómodos a los quintos que estuviesen casados sólo por la Iglesia, y abriría el camino para la restauración de la dinastía Borbón en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, que permanecía residiendo en Francia y atendiendo sus negocios de tráfico de esclavos.

A la semana del golpe del general Pavía, se emitía un decreto del gobierno de 10 de enero, publicado por la Gaceta de Madrid de 11-1-1874 en el que se señalaba:
Artículo 1º.- Quedan disueltas desde la publicación de este decreto todas las reuniones y sociedades políticas en las que de palabra u obra se conspire contra la seguridad pública, contra los altos y sagrados intereses de la patria, contra la integridad del territorio español y contra el poder constituido.

A partir de este momento se vivió bajo la dictadura de Serrano, que

Preparó e hizo aprobar la Constitución de 1876, estableciendo una monarquía liberal inspirada en las prácticas parlamentarias europeas. La clave era acabar con la violencia política y los pronunciamientos militares que habían marcado el reinado de Isabel II, asentando la primacía del poder civil. Pero para ello había que garantizar la alternancia pacífica en el poder; Cánovas diseñó un modelo bipartidista al estilo británico, formando él mismo un gran Partido Conservador a partir de la extinta Unión Liberal; y buscó una figura que aglutinara la opción política alternativa, encontrándola en Sagasta, que asumiría el liderazgo del Partido Liberal, con el cual se turnarían los conservadores en el poder. (Orte 2015: 32)

Como no podía ser menos, las discusiones vanas inundaban no sólo el hemiciclo, sino la entera vida nacional, apoyando o recriminando la acción del día tres. El propio Pavía justificó su actuación asegurando que, de no haber entrado él en el parlamento el tres de enero, lo hubiese hecho el pretendiente don Carlos en Madrid.

El 1 de Diciembre de 1874 Alfonso XII publicaba el Manifiesto de Sandhurst, en el que manifiestaba:

ni dejaré de ser buen español, ni como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal.

Con clara sumisión a los intereses británicos, desea que España sea como las naciones más grandes y prósperas, haciendo clara la alusión a Gran Bretaña, donde existe un sistema monárquico parlamentario.

A finales de año se produjo como fruta madura la reinstauración de la monarquía borbónica siendo aceptado el regreso de Alfonso XII a España, que es nombrado rey el 29 de Diciembre tras el pronunciamiento del general Martínez Campos, en Sagunto.

Alfonso XII era hijo de Isabel II, y su padre legal fue Francisco de Asís de Borbón. Debido a la supuesta homosexualidad de éste, rey consorte, diversas fuentes apuntan como plausibles verdaderos progenitores al capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó o al general Francisco Serrano y Domínguez, ambos conocidos amantes de su madre.

El mismo 31 de Diciembre era Cánovas nombrado regente, quién formó gobierno mientras el general Serrano se exiliaba.

Catorce días más tarde, el 14 de Enero de 1875. Alfonso XII llegaba como rey a Madrid.

El Gobierno de SM., a su advenimiento al Poder, se encontró con que las cárceles estaban llenas de detenidos políticos por medidas gubernativas, y a todos ellos, absolutamente a todos los que estaban en la Península, les hizo poner generosamente en libertad. Se encontró también con otra multitud de reos de esta naturaleza,, que estaban sujetos a causas criminales, respecto de los cuales no cabía el derecho de indulto, no cabía la aplicación individual de ese derecho, sin  que hubiera sentencia, sin que los procesos se terminaran. (Toro 1997: 341)

Los principales partidos, el Conservador y el Liberal Progresista, asumen las reglas de juego parlamentarias, y comparten un mismo proyecto, el de la Constitución de 1876. Ambos partidos, que no eran sino agrupaciones de notables sin gran arraigo social, se irán alternando pacíficamente en el poder, imitando en las formas el modelo parlamentario inglés. En virtud de los llamados "Pactos de El Pardo", los conservadores de Cánovas y los liberales de Sagasta se sucederían pacíficamente en el poder, sin dejar espacio para terceros.

Transcurridos los años, Pavía declararía en el congreso:
Si no hubiese ejecutado aquel acto, quizá no hubiera terminado aquel mes sin que hubiera entrado en Madrid D. Carlos de Borbón (...) Yo, Sres. Diputados, no me he vanagloriado nunca, ni me vanagloriará jamás, de haber ejecutado el acto del 3 de enero. Ya he dicho que lo hice contra mi voluntad.., pero no me he arrepentido nunca ... cíen veces haría lo mismo. (Toro 1997: 106)

Es el caso que el cantonalismo tomaría nuevos caminos; así en Cataluña, desde 1876, empezó a proliferar una enorme cantidad de escritos de tendencia regionalista en los que se defendía la nacionalidad catalana. Fueron los herederos de la Renaixença o movimiento cultural favorable a la recuperación de la lengua catalana, oficialmente marginada durante los siglos XVIII y XIX. El primer diario escrito en catalán apareció en 1877 bajo la dirección de Valentí Almirall. Poco a poco las exigencias de reformas tomaron un cariz político, y ya en 1890 personalidades como Enric Prat de la Riba hablaban de "patria catalana". Estos intelectuales tuvieron un gran predicamento entre la burguesía catalana, que se sentía marginada por Madrid, aunque todavía tardarían algunos años en articularse políticamente.

Por su parte, Sabino Arana (1865–1903)

Publicó estudios lingüísticos e históricos vascos, destacando su obra Vizcaya por su independencia y Orígenes de la raza vasca. En 1895 fundó un nuevo partido, el Bizkai Buru Batzar (Directorio vizcaíno), que luego más tarde extendió al resto de provincias vascas dando lugar en 1897 al PNV (Partido nacionalista Vasco). El nuevo partido defendía el respeto de fueros vascos tradicionales y la idea de la raza vasca. Su lema “Dios y fueros” (Jaungoikua eta Legi Zarra) recuerda al de los carlistas. Era pues un partido independentista, tradicionalista y católico. (Orte 2015: 51)

Diez años después de los acontecimientos, en 1883, el movimiento cantonalista andaluz dio a la luz un documento conocido como “constitución de Antequera”,  en la que se proponía un estado independiente andaluz integrado en una España federal.

En su  Artículo 1º proclamaba que

Andalucía es soberana y autónoma; se organiza en una democracia republicana representativa, y no recibe su poder de ninguna autoridad exterior al de las autonomías cantonales que la instituyen por este Pacto.

Señala aspectos curiosos, como que los habitantes de Andalucía se dividen en Ciudadanos andaluces y Residentes en Andalucía, siendo que se pierde la cualidad de ciudadano, entre otros motivos, por embriaguez habitual o por asistencia habitual de la Beneficencia pública. (Artículos 5º y 6º). Rechaza el derecho al celo y a la ignorancia, por lo tanto se prohíbe toda suerte de comunidades religiosas (Art. 13), al tiempo que inhabilita a los religiosos para ser elegibles (Art. 16)

Reconoce el voto de la mujer (art. 15), la institución del jurado (art. 19); se suprime la pena de muerte (art. 23); se decreta la obligatoriedad de votar (art. 24); señala los 12 años como la edad mínima para trabajos manuales (art. 32); reconoce el derecho a la huelga (art. 33), control en las relaciones laborales y creación de cajas de asistencia (art. 37), objeto de análisis aparte, y que conocería el principio del fin de su efímera existencia en el mismo momento de su expansión.

Texto completo en papel de "el cantonalismo" en  https://www.facebook.com/elcantonalismo/

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