domingo, febrero 06, 2022

Álvaro de Bazán y Guzmán (el que nunca perdió una batalla)

 Álvaro de Bazán y Guzmán (el que nunca perdió una batalla)


Hijo del armador y general Álvaro de Bazán (el viejo). Nació en Granada el 12 de diciembre de 1526.

Si por los méritos paternos fue nombrado caballero de la Orden de Santiago a los tres años de edad, con nueve navegaba embarcado en la nave capitana de su padre, aprendiendo a navegar. Y en 1544, contando dieciocho, tomó parte en la batalla de Muros, donde los franceses perdieron mil hombres, quedando al mando de la escuadra mientras su padre partía a comunicar la victoria al príncipe Felipe, que se encontraba en Valladolid.

Sería el inicio del camino que con el tiempo le llevaría a ser nombrado marqués de Santa Cruz y Grande de España por parte de Felipe II, amén de señor del Viso y Valdepeñas, comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana; miembro del Consejo de Felipe II, capitán general del Mar Océano y de la gente de guerra del Reino de Portugal. 

En 1554, contando veintiocho años, fue nombrado capitán general de la Armada, con cuyo título no tardaría en alcanzar la gloria.

Comenzó su actividad en el Mediterráneo, controlando la actividad de la piratería. 

En 1564 truncó la acción otomana en Malta, objetivo de la flota de Alí Pachá como trampolín para la toma de Sicilia

En recompensa a su actuación fue nombrado Capitán General de las Galeras de Nápoles en 1566, con la que combatió a los piratas del norte de África, y el 19 de octubre de 1569, Felipe II le concedió el título de marqués de Santa Cruz de Mudela.

Con su empleo y sus treinta galeras, el 5 de septiembre de 1571 se unió a la Armada de la Santa Liga contra el turco, siendo un referente de primer orden para la actuación de Don Juan de Austria, a quién aconsejó acometer la empresa sin demora.

Pero su actuación no se limitó a ser la espoleta del encuentro, llegando a ser considerado el hombre clave de la victoria, demostrando sus dotes de mando al haber salvado a la flota hasta en tres momentos críticos de la batalla. 

Desde 1576 desempeñó su cargo de Capitán General del Mar Océano; en 1580 participó en la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica 

En 1583 tomó la isla de Terceira, en las Azores, que con apoyo anglo francés había permanecido fiel al pretendiente al trono de Portugal, Antonio, prior de Crato. La actuación con los franceses fue implacable: ejecutó a todos prisioneros mayores de diecisiete años, entre ellos ochenta nobles y caballeros aventureros franceses, pues habían combatido con bandera francesa siendo que Francia estaba en paz con España, y Enrique III de Francia había accedido a que todo pirata, aunque fuera de origen francés, fuera condenado a muerte. 

El 13 de septiembre de 1583 entró en Cádiz su armada haciendo lamer el agua a las cuarenta y seis banderas tomadas al enemigo, tras lo cual acudió a la Corte, donde el rey le ordenaba cubrirse en su presencia, señalando con ese hecho que era reconocido como  Grande de España, al tiempo que le nombraba capitán general del mar Océano y de la gente de guerra del reino de Portugal.

En abril de 1585 se supo que el pirata Francis Drake preparaba una incursión en alguna parte de la geografía española, por lo que Álvaro de Bazán propuso la creación de una gran escuadra compuesta por 40 navíos con más de 2000 hombres de mar y 3000 soldados, empresa que sería apoyada desde Amberes, que había sido conquistada el 17 de Agosto por Alejandro Farnesio.

Fue en este momento, cuando toda la costa norte hasta Dinamarca obedecía a España, cuando Inglaterra envió más apoyo a los rebeldes holandés, lo que determinó a Felipe II para atender las indicaciones del Almirante, a quién le encargó una escuadra destinada a proteger la costa cantábrica y atlántica de la Península.

Pero los preparativos se vieron demorados por la incursión del pirata Drake, que, al mando de 28 naves, en la campaña tenida entre el 12 de abril y el 6 de julio de 1587 asoló las costas atlánticas españolas, atacando Cádiz y el Algarbe, tras lo cual la flota fue disuelta por la tempestad, no sin que por ello obtuviesen el único éxito plausible: el asalto a un barco comercial, la carraca San Felipe, de la que sólo la décima parte pertenecía a la corona española. 

¿Piratería?... Bueno, cierto es que había guerra declarada entre España e Inglaterra y el barco era español...

Pero si la hazaña del pirata no obtuvo los frutos que deseaba Inglaterra, cierto es que significó un inconveniente que acabaría repercutiendo en el desastre de la Grande e General Armada del siguiente año, al mando de la cual, lamentablemente para España, no se encontraría Álvaro de Bazán, que tras el ataque de Drake exigía medios para llevar a cabo la empresa.

A primeros de febrero de 1588, el almirante estaba preparado para la salida, pero la muerte se interpuso en su camino. Una epidemia de tifus exantemático que afectó a toda la marinería volvió a retrasar la salida de la flota. Contagiado de la enfermedad, fue sustituido en el mando por el Duque de Medina Sidonia, pero la carta de cese nunca llegó a su destinatario, que había fallecido cinco días antes del 14 de febrero, fecha en que fue emitida por Felipe II.

Como gran general, no se limitó a triunfar militarmente, sino a facilitar avances como la in corporación de nuevos galeones y lanchas de desembarco que permitían abatir la proa para que la tropa pudiese desembarcar por rampa hasta la playa.

Las cifras resultantes de las campañas militares de Álvaro de Bazán y Guzmán reafirman su puesto de honor entre los más grandes marinos que haya dado España:

Islas rendidas: 8

Ciudades rendidas: 2

Villas rendidas: 25

Castillos y fuertes tomados: 36

Capitanes generales derrotados: 8

Maestres de campo derrotados: 2

Señores y caballeros principales derrotados: 60

Soldados y marinos franceses rendidos: 4759

Soldados y marinos ingleses rendidos: 780

Soldados y marinos portugueses rendidos: 6243

Prisioneros cristianos liberados: 1564

Galeras reales capturadas: 44

Goletas capturadas: 21

Galeones y naves de alto bordo capturados: 99

Bergantines capturados: 27

Caramuzales turcos apresados: 7

Cárabos moriscos apresados: 3

Galeazas apresadas: 1

Piezas de artillería capturadas: 1814

Derrotas: 0


Todo hace indicar que fue una buena persona, buen militar y buen jefe que fue admirado por todos. Gabriel Lobo Lasso de la Vega señaló su “espíritu generoso” y “naturalmente piadoso y compasible”; Miguel de Cervantes, por su parte, le definió como “rayo de la guerra, padre de los soldados, venturoso y jamás vencido Capitán”. 

En la lápida que presidía el enterramiento primitivo podía leerse: “Peleó como caballero, escribió como docto, vivió como héroe, y murió como santo”.

Murió en Lisboa el 9 de febrero de 1588, víctima de la peste.




BIBLIOGRAFÍA:

Real Academia de la Historia https://dbe.rah.es/biografias/8233/alvaro-de-bazan-y-guzman

Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81lvaro_de_Baz%C3%A1n


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