El reino visigodo
Al iniciarse el siglo V Roma temía invasiones procedentes de la frontera septentrional del imperio; por ello dedicó grandes esfuerzos a consolidar la frontera, anexionándose las Galias e iniciando una campaña que, por el asesinato de Julio César no pudo dar fin a la conquista total de Germania. Augusto abandonó la campaña, y ello, a la larga, posibilitaría las asonadas de los siglos posteriores.
El año 409 llegaron a los Pirineos suevos, vándalos y alanos, que entraron en España, gracias al emperador ful que se había adueñado de parte de la Galia y de Hispania.
Por su parte los godos, procedentes del sur de Suecia, en el siglo III estaban en la Dacia, y con el contacto con Roma, fueron paulatinamente suavizando sus costumbres, romanizándose en parte.
Por el empuje de los Hunos, se convirtieron al arrianismo y se asentaron en Tracia, y en 390 invadieron Grecia, lo que tendría grandes inconvenientes cinco años después cuando, con la división del Imperio, el emperador de Oriente, para que aquellos abandonasen Grecia, ofreció a Alarico la regencia de Iliria, que era del Imperio de Occidente.
En 407 suevos, vándalos y alanos atacaban la frontera norte, momento aprovechado por Alarico para tomar Milán y amenazar la misma Roma, que finalmente sería saqueada el 24 de agosto de 410, tras lo cual, Ataulfo, que había casado con Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, se dirigió hacia el oeste, llegando a España, donde se enfrentaron a los vándalos y acto seguido se asentaron en la Septimania en 413. Desde ahí llevaron a cabo una actividad jurídica que hace de los visigodos seguidores de la civilización romana.
Sigerico asesinó a Ataulfo en 415, y Walia, a Sigerico siete días después . Walia cuando falleció el año 420, dejaba a Teodoredo un reino que iba de Tolosa al Atlántico.
Por este tiempo se formó en lo que son las Vascongadas, un grupo social compuesto por desertores conocido como los “bacaudos”, que se dedicaban a la delincuencia y acabarían representando un serio problema social y militar.
A estas alturas del siglo V, el pueblo abandonaba Roma para unirse a los invasores visigodos, en los que encontraban más apego a las costumbres tradicionales hispano-romanas. Esto explica el definitivo arraigo de los visigodos, que no se vieron hostigados como los suevos, vándalos y alanos. El Imperio había muerto a sus propias manos, por sus propios vicios, y el orgullo de llamarse romano había desaparecido.
Había también entre los godos, como en tiempo de los romanos, nobles y plebeyos, siervos y señores, patronos y libertos y algunos aspectos de Roma habían calado ya en los visigodos; así, Teodoredo (Teodorico I), dictó las conocidas “Leyes de Teodorico”, cuyo texto no se ha conservado, pero que los historiadores deducen que debía tratar cuestiones de reparto de tierras.
Los Hunos arremetieron contra occidente, en parte motivados por la influencia de Honoria, hermana de Valentiniano III quién en 450 llamó a Atila ofreciéndose a sí misma en matrimonio.
Teodoredo se unió a los ejércitos romanos. La principal fuerza de este ejército radicaba en la caballería visigoda y romana, que vencieron a Atila en los campos Cataláunicos. Teodoredo moriría en la batalla y sería sustituido por Turismundo, que en 454 sería asesinado por su hermano Teodorico II, que se hizo feudatario de Valentiniano, quién le ordenó limpiar de bagaudas la Tarraconense, donde dejó destacamentos en varias ciudades.
En 466 Teodorico II era asesinado por su hermano Eurico, que le sucedía en el reino , rompería el feudo con Roma al tiempo que ocupaba toda la Septimania y compilaba el código de Eurico, ley escrita que situaba al reino godo a la altura del Imperio.
En 484 moría Eurico y era coronado Alarico II, que a las ciudades ya controladas añadiría Pamplona, Toro, Burgos, Palencia, Valladolid, Soria, Segovia, Ávila, Guadalajara, Madrid y Toledo. La Lex Romana Visigotorum, un nuevo texto legal compilado sobre la base del código de Eurico sería su mayor aportación al derecho.
Pero el asentamiento definitivo en la península no sería hasta el 497, por el empuje de los francos, que en 507, en la batalla de Vouille, acabaron con la vida de Alarico II. A partir de esa fecha el pueblo visigodo se traslada masivamente de la Galia a Hispania, donde se respetaron las instituciones; los visigodos se regían por sus leyes, y los hispano-romanos por las suyas.
Gesaleico fue proclamado rey, pero en 510 acosado por Teodorico el grande huyó a África, de donde volvería para finalmente ser preso y muerto en la batalla de Barcelona, en 511.
Teodorico el Grande, rey de los Ostrogodos y tutor de Amalarico, gobernó Hispania como provincia de su reino hasta el año 526 delegando en Teudis, controló a los suevos y dio el poder civil a los hispano-romanos.
Amalarico, era hijo de Alarico II. Tras asumir el poder, fue derrotado en Arles (526) y hubo de ceder Provenza a Atalarico. Asesinado en Barcelona en 531 le sustituyó Teudis, que trasladó la corte a Barcelona, favoreció el catolicismo y tomó Baleares, siendo asesinado en 548. Entre los años 532 y 544 el Imperio Bizantino conquistó el norte de África, Sicilia, sur de Italia y llegó a conquistar el sur de Hispania, desde Alicante hasta el sur de Portugal. Su sucesor, Teudiselo, sería asesinado año y medio después en Sevilla, en 549. Su sucesor, Agila provocó una guerra civil en la que en 555 sería asesinado por sus parciales y Atanagildo sería aclamado como rey, que cedió a Bizancio el territorio comprendido entre Denia y Gibraltar. Trasladó la corte a Toledo.
Fue largo reinado que Atanagildo, que falleció, curiosamente de forma natural, en 567, cuando le sustituyó Liuva que, trasladado a Narbona, puso a Leovigildo al frente del reino en 572. Con él, Hispania, se convirtió en reino independiente en el que se derogaba la prohibición de matrimonios mixtos establecida por el Emperador Valentiniano. Pero sería su hijo Recaredo, rey en 586, quien al convertirse al catolicismo, daría paso a una comunidad nacional diferenciada, con una juridicidad que se basó en los Concilios de Toledo, del que el Tercero, celebrado en 589 es la principal referencia. Las leyes ya eran iguales para todos.
A la muerte de Recaredo quedaba una España unificada, poderosa y temida, y se hablaba de España como patria incluso en documentos internacionales; así, el papa Leon II habla de “universi epsicopi per Spaniam constituti”, lo que posteriormente posibilitó que, tras la asonada árabe, se hablase de Reconquista.
A Recaredo le sucedió su hijo bastardo Liuva II, el año 601, que reinó con 18 años y fue muerto con veinte por Witerico el año 603. Reinó hasta el año 610, cuando fue asesinado y enterrado extramuros. Le sucedió Gundemaro, cabecilla de la conjura. Acabó expulsando a los bizantinos de la costa mediterránea.
En 612 subió al trono Sisebuto, desalojaría a los bizantinos del Algarve, momento en que se inició una persecución de los judíos, condición impuesta por el general de las tropas bizantinas, Cesáreo, para rendirse. San Isidoro clamaba contra la injusticia.
Tampoco Sisebuto murió asesinado. En 621 le sucedió su hijo Recaredo II, que fue asesinado a los dos meses y sustituido por Suintila, que echó los últimos reductos del poder de Bizancio y persiguió a la Iglesia. Sería asesinado el año 631, cuando subió al trono Sisenando y el Concilio IV, determinó que no se podía asesinar al rey, y que éste sería elegido por la nobleza y por la Iglesia. También fue derogado el decreto contra los judíos.
En 636 subió al trono Chintila. A su muerte, en 640, le sucedió su hijo Tulga, que fue depuesto a los tres años y pasó a reinar Chindasvinto, con ochenta años de edad. Acabó con la vida de 700 nobles que le habían apoyado en la conjura contra Tulga. En 649 asoció al reino a su hijo Recesvinto, quién recopiló leyes antiguas en el “Liber Iudiciorum” y amnistió a los perseguidos por su padre y reforzó la unidad del pueblo godo e hispano romano.
A Recesvinto lo sucedió Wamba el año 672, obligado por los electores, que le amenazaron de muerte si no accedía. Tuvo que hacer frente al levantamiento de Ilderico y Paulo, en la Narbonense, a quienes venció. Paralizó una primera invasión musulmana propiciada por Ervigio en 675. El mismo Ervigio lo envenenaría en 680, y aunque el veneno no lo mató, aprovecharon para tonsurarle, con lo que quedaba excluido del trono.
Ervigio amnistió a quienes Wamba perdonó la vida por la sublevación de la Narbonense, y en 687 le sucedió, en vida, Egica, que persiguió a los judíos por las conjuras con los árabes entre 692 y 694 y en 700 asoció al trono a su hijo Witiza, que sería rey el año 702 y organizaría un harén, promulgando que también lo hiciese el clero.
Mató con su propia mano a Favila, padre de D. Pelayo, que huyó a sus estados, en Vizcaya. Hizo derribar las murallas de casi todas las ciudades excepto las de Toledo, León y Astorga, y desmembró el ejército. Asesinó a Teodofredo, tío de Pelayo y padre de Rodrigo, y éste acabó venciendo a Witiza, a quién ordenó sacarle los ojos.
En medio de ese vicio se había criado Rodrigo, que fue proclamado rey a mediados del año 710, y no tardó en desterrar a los hijos de Witiza, Olemundo, Aquila y Ardabasto.
Los “hijos de Witiza”, en concreto Aquila, se sublevaron en la provincia Narbonense, y en el curso de este enfrentamiento, que compartía protagonismo con nuevo levantamiento de los vascones, sucedió la asonada árabe al mando de Tárik, que había sido atraído por los partidarios de Witiza para ayudarles en su lucha contra Rodrigo, con la idea de que ocupasen Toledo mientras ellos mantenían a las fuerzas leales a Rodrigo en el norte.
A primeros de julio se producía la batalla del Guadalete (que probablemente no se produjo en el Guadalete).
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