CERDEÑA EN LA CORONA ESPAÑOLA
El 4 de abril de 1297, el Papa Bonifacio VIII, y con el fin de pacificar los conflictos entre la Corona de Aragón y la Casa de Anjou, creó el Reino de Cerdeña y de Córcega, que pasarían a formar parte de la Corona de Aragón a cambio de que ésta renunciara a Sicilia.
La paz sería firmada en Cantabellotta el 19 de agosto de 1302, y las acciones militares por el control de la isla se prolongarían hasta el 20 de julio de 1324 con la toma del castillo de Cáller por las tropas de Jaime II. Pero ni se renunció al reino de Sicilia ni Córcega pasaría a la Corona de Aragón, si bien con un estatus especial que la situaba en dependencia directa del rey, que la organizó políticamente con Cortes propias donde tenían representación los poderes eclesiástico, militar y real, en el que estaban representadas las ciudades.
Pero el dominio total no llegaría hasta el reinado de Alfonso V, quién logró la unificación en 1420, siendo que en 1421 se introdujo la figura del Virrey.
Con los Reyes Católicos, Cerdeña pasó a depender del Consejo de Aragón, pasando a tener la misma consideración que cualquier otro reino de la Corona de Aragón. Fue reorganizada la administración, y se regíría por un régimen foral propio basado en las llamadas «Cartas de Logu», que contaba con instituciones de ámbito territorial: el Virrey, dotado de grandes poderes, la Audiencia, y las Cortes que representaban al Reino.
La Audiencia, máxima instancia judicial y organismo político encargado de asesorar al Virrey, tenía su sede en Cáller y estaba constituida por dos Salas, una Civil y otra Criminal. En la primera se veían los asuntos de Justicia y, en la segunda, los criminales y de Gobierno. Los asuntos de gran relevancia se veían en sesión conjunta.
Las últimas Cortes celebradas fueron las de 1698.
La muerte de Carlos II desencadenó la Guerra de Sucesión Española, en la que el ejército del Sacro Imperio pretendía instaurar como rey de España al Archiduque Carlos, desplazando al candidato francés, ya rey de España, Felipe V, nieto de Luis de Francia, quién durante la vida de Carlos II había conspirado contra España en alianza con el Sacro Imperio y con Inglaterra, en no ocultados manejos para repartirse el Imperio español.
En 1708, durante la Guerra de Sucesión, Cerdeña fue ocupada por un ejército anglo-holandés, y en el Tratado de Utrecht de 1713 fue cedida por la casa Borbón, que volvió a recuperarla en 1717, si bien debió cederla en 1718 como consecuencia de la derrota sufrida ante la Cuádruple Alianza.
Felipe II, en su particular cruzada por expandir la cultura en sus reinos, propició la creación de escuelas gratuitas, de becas para quienes quisiesen estudiar en Italia, jardín botánico… y fundó universidad en Cáller y en Sácer, siendo que los estudiantes sardos solían completar su formación en la península.
La pertenencia a la corona hispánica dejó un profundo legado cultural en la isla, siendo que en muchos lugares, como el Alguer, hoy, se habla catalán.
En 1708 las fuerzas austríacas ocuparon Cerdeña apoyadas por buques de guerra ingleses, a lo que siguió un período de intensa actividad política y militar, en el que la isla pasó varias veces de austríacos a españoles antes de acabar finalmente en manos del Ducado de Saboya.
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