martes, noviembre 29, 2022

El quinto real, un impuesto que dio para mucho


 No descubrimos nada si afirmamos que el descubrimiento de América fue un hecho de importancia universal sin parangón.

Dos mundos inexistentes el uno para el otro, de pronto se encontraron dando inicio a una relación, principalmente humana, pero también de otros aspectos, entre los que sin duda se encontraba el hecho económico. Marx afirma que la economía es el motor principal de la historia. Yo no. Yo afirmo que para España nunca ha sido el motor principal, sin negar que es un motor secundario. Conveniente, sí, pero no determinante.

Y de un asunto conveniente pero no determinante vamos a hablar: el quinto real… que no siempre fue un quinto… tan es así que llegó a ser  “diezmo”, aunque a principios del siglo XVI era un cuarto, y antes un tercio.

En un principio, el aporte económico de la Conquista era sencillamente inexistente. Posteriormente cambió esa circunstancia, y el tráfico era inmenso, siendo que se suministraba todo tipo de productos a toda Europa. Productos agrícolas, oro, plata, y todo lo que tenía una utilidad era transportado.

Productos que significaron una fuente de ingresos esencial para la monarquía. La explotación de estos recursos era concedida a cambio del llamado “quinto real”; es decir, el 20% de la producción minera y de los bienes rescatados a los piratas. Para el resto de actividades existían otros impuestos, como los de “avería” o “almojarifazgo” para los buques; personales… o estancos (papel sellado, naipes, sal, pimienta, etc).

Lo que nos ocupa es el quinto real, que no era una invención moderna, sino que se trata de una figura heredada de los musulmanes. En la Monarquía Hispánica se encargaban de cobrarlo los oficiales reales, supervisados por los Tribunales de Cuentas de las Indias.

Estos ingresos serían utilizados para financiar las infraestructuras y servicios.  El ochenta por ciento restante se quedaba en América, si bien parte del mismo revertía a la península en conceptos varios, como la compra de materiales, gastos de transporte, y repatriación de beneficios por parte de quienes volvían.

El tráfico era muy importante; así, los registros de la Casa de Contratación señalan que  cerca de 5.000 kilos de oro desembarcaron en Sevilla entre los años 1503 y 1510, más de 9.000 de 1511 a 1520, algo menos de 5.000 de 1521 a 1530, pasando a 14.466 de 1531 a 1340, multiplicándose a 24.957 de 1541 a 1550 y disparándose a 42.620 de 1551 a 1560, siendo que a partir de esta fecha declinaron a 10.000 kilos hasta 1590, para ascender hasta casi el doble durante el último decenio del siglo XVII.

En cuanto a la plata, entre 1531 y 1540 fueron importadas del orden de 8000 kg por año, cifra que sería incrementada a los 10.000 kg por año entre 1550 y 1560, cuando las minas de Zacatecas, Durango, Guanajuato, San Luis, Potosí, etc. comenzaron a ser explotadas.

Si analizamos esas cifras, nos aparecerán como ridículas si las comparamos con las extracciones realizadas, ya con métodos modernos, a partir del siglo XIX.

 

En total, entre 1503 y 1660 cruzaron el Atlántico 448 millones de pesos, de los cuales 117 correspondían a la Real Hacienda, y el resto a particulares, principalmente comerciantes, entre los que destacaban los exportadores de mercurio, elemento imprescindible para la purificación de la plata.

El rendimiento fue en declive; así, el quinto de 1545 fue de 360.000 ducados; el de 1546 fue la mitad y en 1547 de la décima parte. Las minas dejaban de ser rentables, y sólo el descubrimiento de Bartolomé Medina, que en 1553 planteó un procedimiento en frío, de fácil utilización, posibilitó dar un mayor rendimiento a las minas… con el apoyo de la reducción de impuestos, que del quinto pasaron a un diez por ciento (1723), a un nueve, a un seis y a un cinco hasta su supresión definitiva.

Esos son los datos sobre el quinto real. ¿Y qué se ofrecía como contrapartida?

Los animales de carga eran desconocidos en América hasta llegar España. Los transportes se efectuaban a lomos de personas. Lo mismo sucedía con las labores agrícolas. España introdujo la cría de animales  y enseñó su aprovechamiento.

Los indígenas aprendieron a trabajar el terreno, la siega, la trilla o la escarda, y lo hicieron con herramientas que primero fueron llevadas desde la península y luego fueron fabricadas in situ mediante mecanismos, como fraguas, que también fueron importados de la península.

Aprendieron qué era un hacha, y la utilizaron para podar y para talar. También las primeras hachas llegaron desde la península.

Con el desarrollo de esos medios y el exceso de producción nació la necesidad del procesado de alimentos. Cómo hacerlo y los medios necesarios, llegaron de la península.

Se llevaron a cabo plantaciones de azúcar, llevada de la península, y se hizo necesaria la construcción de ingenios, en principio con materiales y tecnología llegada de la península.

Se fabricaba harina, con molinos, maquinaria y tecnología llegada de la península.

De la península llegaron ovejas y llegó la vid, y con la tecnología llegada de la península se dio lugar a industrias alimentarias que producían  vino y producían queso.

Y de la península también llegó la producción y tratamiento de la seda…

Para divulgar todos esos conocimientos, se utilizó papel traído de la península, y se publicaron manuales con el objetivo de que tuviesen la máxima difusión, y se hizo con imprentas llegadas de la península, siendo que a finales del siglo XVI se publicaba “Los Veintiún Libros de los Ingenios y Máquinas”,  “Obras de Agricultura” y otros.

También de la península llegó tecnología que posibilitó la erección de acueductos, de aljibes, de molinos de harina y de aceite, de confección textil, de barcos, de puentes, de tallado de piedra, de obtención de yeso, de obtención de piedra en cantera, de construcción…

Con esa tecnología se construyeron catedrales, iglesias, conventos, universidades, escuelas, bibliotecas, hospitales, edificios particulares, caminos, ciudades, puentes, presas, fuentes, canales, fortificaciones, astilleros, acueductos,  regadío…

Y los obrajes en que se elaboraban telas de lana, algodón, jergas, sombreros y seda, se extendieran a los principales centros de América.

En 1571 existían en México más de ochenta molinos, y se tejían paños de color que se vendían en todo el territorio novohispano y se exportaban a Guatemala y Perú. Los talleres se multiplicaron a finales del siglo: para 1604, había más de 114 grandes obrajes,

En el campo de la educación, el 28 de octubre de 1538 fue creada la Real y Pontificia Universidad  Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo; el 12 de mayo de 1551, la de Lima; el 12 de mayo de 1551, la de México; el 23 de febrero de 1558, la Real y Pontificia de Santiago de la Paz, en Santo Domingo; el 13 de junio de 1580, la de Bogotá; en 1586, en Guadalajara, se fundó el Colegio de Santo Tomás de Aquino; el 20 de agosto de 1586, la Universidad de San Fulgencio, en Lima; el 11 de marzo de 1619, la Universidad Santo Tomás de Aquino, en Santiago de Chile; el 8 de agosto de 1621, la Universidad de Córdoba de Argentina; el 15 de septiembre de 1622, la Universidad San Gregorio Magno, en Quito; en 1624, la Universidad San Francisco Javier en Santa Fe de Bogotá; en 1624, la Universidad de Mérida de Yucatán; el 27 de marzo de 1624, la Universidad de Charcas (hoy Sucre); en 1624 la universidad de San Miguel, en Santiago de Chile; en 1640 la Universidad San Francisco Javier, en Guatemala; en 1648, la Universidad de San Bernardo, en el Cuzco; el 31 de enero de 1676, la Universidad San Carlos Borromeo, en Guatemala; el 3 de julio de 1677, la Universidad San Cristóbal de Huamanga, en San Juan de la Frontera (hoy Ayacucho);  el 1 de marzo de 1692, la Universidad de San Antonio Abad, en el Cuzco; el 22 de diciembre de 1721,Universidad Santa Rosa de Lima, en Caracas; el 5 de enero de 1728, la Universidad de San Jerónimo de La Habana; el 28 de julio de 1728, la Universidad de San Felipe, en Santiago de Chile; el 18 de noviembre de 1791, la Universidad de Guadalajara; el 21 de septiembre de 1810, la Universidad San Buenaventura, de Mérida (Venezuela); en 1812, la Universidad San Ramón Nonato en León (Nicaragua).

Y detrás, todo un programa educativo que abarcaba sólo hasta donde tenía capacidad, pero que se volcó en educar a todos, sin distinción de raza.

Evidentemente, el quinto real dio para mucho.

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

Álvarez, Jorge. El quinto real. https://citaclio.blogspot.com/2020/01/el-quinto-real.html

Iglesias Gómez, Laura María. LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA AGRONÓMICA DE ESPAÑA A AMÉRICA DE 1492 A 1598. https://www.oepm.es/export/sites/oepm/comun/documentos_relacionados/Publicaciones/monografias/Transferencia_de_Tecnologia_Agronomica.pdf

El quinto real. http://hispano-esfera.blogspot.com/2017/08/el-quinto-real.html

QUINTO REAL

https://historiaencomentarios.com/tag/quinto-real/

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