
Cuatrocientos años disfrutando del
título de mejor novela en lengua española no es, ni puede ser, suficiente para
convencer al interesado por el tema, que la historia del ingenioso hidalgo es
solamente una novela.
Novelado es el relato, pero no cabe
duda, a cualquiera que se introduzca en su lectura, que el trasfondo de la
misma guarda secretos que quieren ser revelados a quienes se sientan
interesados por ellos.
Secretos que entran de lleno en la
historia de España; secretos que entran de lleno en la Filosofía, con mayúscula.
Don Quijote de la Mancha es una obra literaria, eso sí,
que sobrepasa ampliamente el concepto de novela, y que sobrepasa ampliamente la
capacidad literaria de su autor.
No seré yo quién ponga en
entredicho esta cualidad en D. Miguel de Cervantes Saavedra. Sería una osadía
por mi parte; una osadía que supera, también ampliamente mis conocimientos
literarios, filosóficos e históricos.
Pero, así como me considero fiel
seguidor de la persona, obra y pensamiento de mi señor Don Quijote, no puedo
decir, ni de lejos lo mismo sobre ninguna otra obra de Cervantes, que no
solamente no ha conseguido, no ya encandilarme; no ya convertirme en seguidor
fiel de ningún otro personaje del escritor, sino que no ha conseguido, tan
siquiera, interesarme la trama.
Y es que el resto de la obra de
Cervantes es novela; género que, personalmente, no llego a comprender. La
ficción de la novela, sea de Cervantes o
de cualquier otro autor, no llega a cubrir mis expectativas sobre lo que leo.
No seré yo, como digo, quién
discuta la categoría literaria, ni de Cervantes ni de ningún otro novelista,
pero me permito remitir a los interesados a la lectura de don Miguel de
Unamuno, en particular a su obra: Vida de Don Quijote y Sancho.
Dice don Miguel de Unamuno que si
Cervantes fue capaz de escribir semejante obra fue debido a una GENIAL
INSPIRACIÓN QUE JAMÁS VOLVIÓ A CONOCER Y, SI COMO PADRE ENGENDRÓ A DON QUIJOTE,
ÉSTE TIENE MÁS DE SU MADRE, EL PUEBLO ESPAÑOL.
Dice más cosas Don Miguel de
Unamuno respecto a Cervantes; cosas que, lamentablemente, no pudieron ser
rebatidas por el autor de Don Quijote; y sin embargo, se dejó en el tintero, a
mi modesto modo de ver, algo de una espectacular envergadura.
Entiende don Miguel de Unamuno, y
yo con él, que la obra es de una magnitud más que digna de encomio, pero yerra,
a mi modesto modo de entender, al afirmar que la misma fue obra de casualidad.
Por el contrario, yo entiendo que
la obra en cuestión fue escrita con ánimo poco generoso; con ánimo de atacar la
esencia de un pensamiento y de una forma de ser que, efectivamente, está
reflejado en la idiosincrasia del de la Triste
Figura, de don Quijote de la Mancha.
Quién es el protagonista de las inquinas de Cervantes es algo que pretendo interpretar y que iré exponiendo más adelante.
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