jueves, marzo 14, 2024

Cristóbal Colón



Tratamos un personaje cuyo origen, parece que de forma premeditada, está envuelto en una nube de misterio, y el hecho da lugar a lucubraciones en las que no vamos a entrar.

Su nacimiento, por lo que puede deducirse de lo que él mismo dejó escrito, hace pensar que efectivamente nació en Génova. Tal acontecimiento sucedió en 1451, probablemente el 31 de octubre, y el fin de sus días le llegaría en Valladolid el veinte de mayo de 1506.

Entre las fechas vitales de su existencia fue variada su actuación, como variada es la actuación de toda persona vital. Y siendo hombre de mar, en el último cuarto del siglo XV, y siendo natural de donde era, no es de extrañar que entre 1470 y 1472, cuando frisaba los 20 años, se dedicase a actividades corsarias contra Aragón y al servicio de la casa de Anyou, con lo que nos encontramos con un motivo más que razonable que justifica la nebulosa existente en torno a sus orígenes.

Tuvo la inteligencia necesaria para ser un gran navegante, la porfía de ser un gran luchador, y el apoyo incondicional de Isabel I de Castilla, lo que le reportó la fortuna de ser el descubridor de un Nuevo Mundo.

Pero el origen de su actividad atlántica no está en Castilla, sino en Portugal, donde se le detecta el año 1477 en actividad comercial como agente de la casa genovesa de los Centurione, interesada por el azúcar producida en Madeira, tiempo en el que efectúa viajes a Génova, puerto del que se tiene constancia partió hacia Lisboa el 26 de agosto de 1479, desde donde ejercería una actividad, probablemente centrada en el tráfico de esclavos, ya que hasta 1484 estuvo realizando viajes a Guinea.

Sería en este tiempo cuando nacería, crecería y maduraría su proyecto de cruzar el Atlántico en busca de las Indias.

Los científicos del momento tenían una idea más exacta que errónea de las dimensiones del globo terráqueo, y no es cierto que los científicos imaginasen en el momento una tierra plana; algo que era descartado desde los tiempos de la Grecia Clásica, pero no se imaginaban que entre España y la India hubiese todo un continente, por lo que estimaban imposible navegar sin repostar toda esa distancia.

Y fue un error de cálculo de Colón lo que posibilitó el milagro.

Colón hizo un cálculo erróneo de las dimensiones terrestres basándose en los textos de un profeta apócrifo, Esdras, lo que le insufló ánimos para embarcarse en un viaje a Oriente dirigiéndose a Occidente.

Quizá encontró otra alternativa a los posibles errores en sus cálculos en la teoría de Paolo del Pozzo Toscanelli, que en esas mismas fechas ponderaba las experiencias de Marco Polo y señalaba que podría llegarse a Cipango (Japón) navegando hacia Occidente, a la latitud de Lisboa, ya que supuestamente existía una gran isla a la que denominaba Antilia que, según sus cálculos distaba 625 leguas de la gran isla de Cipango.

A todo ello hay que añadir que el mismo Colón declara de su puño y letra en una apostilla a la Historia rerum de Pío II, que conoce la llegada de personas provenientes de occidente. 

Expuso su proyecto en Portugal y fue rechazado, y en 1485, acompañado por su hijo Diego, se instaló en Castilla. Juan Pérez, confesor de la reina, puso en contacto a tan magnos personajes, que finalmente se entrevistaron el 20 de enero de 1486 en Alcalá de Henares. Se ganó la simpatía y comprensión de personajes como el duque de Medinaceli, el cardenal Mendoza, el banquero Santángel, fray Diego Deza o fray Hernando de Talavera, pero circunstancias como la toma de Granada retrasaron el compromiso que inexorablemente se llevaría a término el 17 de abril de 1492 con la firma de las Capitulaciones de Santa Fe. 

Con el título de Almirante de la Mar Océano y cargado de promesas y compromisos reales que excedían las mayores expectativas, partió en misión de descubrimiento el 3 de agosto de 1492. Todos los embarcados lo hacían con cuatro meses de sueldo anticipado que había sido atendido por la Corona, y con la confianza de encontrar islas a 400 leguas de las Canarias y tierras indianas a 700 o poco más.

Durante los primeros días de octubre ya se habían superado ya las 700 leguas de navegación, y no había vestigios de tierra, con lo que el malestar entre la tripulación amenazó motín, pero concedieron tres días más al almirante, y eso fue la salvación de todos.  El viernes 12 de octubre Rodrigo de Triana avistó tierra. Era una isla que los indios llamaban Guanahaní y que Colón rebautizó como San Salvador.

Las siguientes fechas las dedicó a explorar Cuba, a la que calificó de península al no haber terminado la exploración, y el 6 de diciembre avistó Haití, que estaba habitada por tainos o arawacos, y se encontraba divida en cinco cacicazgos: Marién, Maguá, Jaragua, Higüey y Maguana, cada uno de los cuales era dirigido por un cacique. Colón renombró la isla como La Hispaniola, y en ella encallaría la nao Santa María el 25 de diciembre, con cuyos restos se construirá el fuerte de Navidad, que albergaría un grupo de marinos que debían mantener el lugar mientras él regresaba a la Península el 16 de enero de 1493, en un viaje que separaría la Pinta y la Niña. 

La primera arribaría a Bayona con su capitán, Martín Alonso Pinzón, agonizante, siendo que murió a poco de llegar, y Colón, a bordo de la Niña, llegó a Lisboa el 4 de marzo de 1493, de donde diez días después partió a Sevilla y luego a Barcelona, en busca de los Reyes.

El 25 de septiembre del mismo año iniciaría su segunda expedición, que alargaría tres años. Pero esta expedición se caracterizaría por una actividad que marcaría la continuidad de la obra; Así, se nombró administrador a Juan Rodríguez de Fonseca, arcediano de Sevilla al tiempo que  Colón era nombrado Capitán General al mando de una armada compuesta de cinco naos y doce carabelas en la que se embarcaron labradores y clérigos. También cargó cabras, ovejas, puercos, gallinas, naranjas, limones, melones y hortalizas y partió a la aventura, que lo llevaría a descubrir las Antillas Menores (Dominica y Guadalupe), y el dieciséis de noviembre descubrió la isla de Boriquén, a la que bautizó San Juan Bautista y luego se llamó Puerto Rico. 

Pero cuando el 28 de noviembre anclaba ante el Fuerte Navidad se encontró que éste había sido destruido, con lo que el mes de enero de 1494 fundó su primera ciudad a la que bautizó con el nombre de “La Isabela”. Después exploró Cuba y el cinco de mayo de 1494 descubrió Jamaica, tras lo cual volvió a Cuba para terminar de explorarla, pero no terminó de circunnavegarla convencido que se encontraba en la costa de China, extremo que dejó por escrito.

Pero la destrucción del Fuerte Navidad no respondía a la casualidad. Los conflictos que sufría La Hispaniola eran cada día más graves: el hambre, la enfermedad y las deserciones diezmaron considerablemente a los expedicionarios, lo que significó un grave problema para los naturales, ya que Colón ordenó su esclavización al objeto de obtener recursos con la venta de los mismos. 

Pero los Reyes Católicos, que en un principio no se opusieron a la medida, muy pronto decretaron que los indios no podían ser esclavizados, decreto que Colón no entendió en su totalidad, y ello le acarrearía graves problemas.

A finales de septiembre de 1494 el gobierno de la isla había alcanzado tonos de despotismo, siendo que Fray Bernardo de Boil, que había sufrido escarnio sobre su persona por haberse opuesto a la toma de esclavos ordenada por Colón, logró embarcar a la Península junto a Pere Bertrán i Margarit, gobernador del Cibao y de la fortaleza de Santo Tomás, huyendo de las evidentes represalias que les esperaban. 

Pero esa huída comportó un mal accesorio cual fue que la tropa que hasta el momento había estado a las órdenes de Pere Bertrán se desmandase y asolase el territorio justo en un momento en que los cuatro caciques principales se rebelaron por los mismos motivos aducidos por Boil y por Bertrán.  

Se inició así una guerra contra los naturales, y en marzo de 1495 los nativos fueron derrotados, y muchos de ellos esclavizados y enviados a la Península, donde fueron liberados al tiempo que los Reyes enviaban inspectores para cerciorarse de la situación de la isla. 

Juan de Aguado, el inspector desplazado, había sido miembro de la tripulación del primer viaje; y ahora, en 1495 llevó a cabo una inspección que Colón estimó injustificada, por lo que decidió volver para informar en persona a los Reyes Católicos, pero dejando atrás un territorio sublevado para cuyo control se vio forzado a levantar hasta siete fortalezas. 

Cuando en junio de 1496 se presentó ante los Reyes, lo hizo, más que como campeón de la inmensa misión que sin duda había desarrollado, como reo que debía dar explicaciones.

Pero los Reyes Católicos lo recibieron y el 23 de abril de 1497 le confirmaban sus privilegios y le invitaban a realizar una tercera expedición.

Un año después, el  30 de mayo de 1498 partía de Sanlúcar de Barrameda al cargo de seis navíos, que acabó dividiendo en dos flotas, una de las cuales, compuesta por tres barcos se dirigiría a La Española y otros tres, bajo su mando, se dirigirían en viaje de descubrimiento que lo llevaría a la desembocadura del Orinoco, que él supuso que era Asia, y más exactamente, ante la belleza que se abría a su ojos, Colón afirmó que se encontraban en el Paraíso Terrenal que citaba la Biblia.

Con esa idea desembarcó el 5 de agosto de 1498, dando comienzo a partir del día 13, el reconocimiento de la costa de la actual Venezuela hasta la península de Araya, antes de Cumaná. El 15 de agosto registró isla Margarita y volvió a La Española, donde los asuntos no andaban como era de desear. 

Francisco Roldán se había sublevado contra la autoridad del adelantado Bartolomé Colón, que reiteradamente era acusado de tirano. Pero lejos de variar la actuación y buscar la pacificación, la acción de los Colón persistía en la esclavización de indios que inexorablemente eran enviados a la Península, donde justamente se estaba sometiendo a estudio jurídico y teológico la condición de los naturales. 

La sentencia final fue que se trataba de seres racionales que, como tales no podían ser sometidos a esclavitud.

Entre tanto, los enfrentamientos se multiplicaban en la isla, lo que obligó a Colón a condenar a muerte a unos y a pactar en condiciones humillantes con otros, tras lo cual solicitó un juez a los Reyes… y la implantación de la esclavitud, dejando con ello manifestado que estaba haciendo caso omiso a las instrucciones recibidas. 

El ambiente era crecientemente contrario a los intereses de Colón tanto en España como en La Española. Las acusaciones que contra los Colón se recibían en la Corte abundaban en las denuncias que años atrás había presentado Fray Bernardo de Boil, y por su parte, Colón no hacía efectivas las expectativas que había levantado a la hora de promover el viaje de descubrimiento. Y para colmo de males, Vasco de Gama sí había llegado a las Indias por la ruta de Oriente.

Ante situación tan crispada, en agosto de 1500 fue enviado Francisco de Bobadilla con el título de juez pesquisidor, pero como esta figura fuese rechazada por Colón, Bobadilla acabó tomando presos a los tres hermanos Colón y los remitió cargados de cadenas a España. Los Reyes quitaron las cadenas y dieron muestras de afecto al Almirante… pero no le restituyeron la gobernación de las Indias.

Como Almirante de la Mar Océano emprendería su último viaje de descubrimiento el 11 de mayo de 1502 con cuatro navíos y la compañía de su hermano Bartolomé y su hijo Hernando. En el curso del mismo exploró Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá cuando recorría las costas de América Central en busca de un paso.

Pero a su regreso a la Española, el nuevo gobernador, Nicolás de Ovando, le impidió el acceso… y no atendió su aviso relativo a la llegada de un huracán, lo que acarrearía el hundimiento de veinticinco buques con la pérdida de quinientos hombres y la muerte del gobernador anterior, Francisco de Bobadilla.

Murió el  20 de mayo de 1506, no estando claro dónde están enterrados sus restos, si en la catedral de Sevilla o en la de Santo Domingo.

Era grande, muy grande, y lo demostró, además de cómo navegante, como cartógrafo… pero al fin era una persona, y como tal tuvo sus grandes aciertos y sus grandes errores.


BIBLIOGRAFÍA:

Pérez de Tudela y Bueso, Juan.  Cristóbal Colón. https://dbe.rah.es/biografias/4665/cristobal-colon

1492-1504, Cristóbal Colón. https://www.cervantesvirtual.com/portales/exploradores_y_viajeros_espana_y_nuevo_mundo/cristobal_colon/


0 comentarios :

 
;