viernes, abril 10, 2015

Árabes y bereberes, acérrimos enemigos, encontraron en el levantamiento de los españoles el motivo de su unión. Juntos volvieron a ejercer de matarifes,

Árabes y bereberes, acérrimos enemigos, encontraron en el levantamiento de los españoles el motivo de su unión. Juntos volvieron a ejercer de matarifes, no ya con los soldados españoles en armas, sino con la población pacífica, en concreto en los centros cristianos más importantes… y acomodaticios: Elvira y Sevilla, que previendo la persecución, se habían manifestado sumisos al emir y habían pactado con los árabes maaditas y con los bereberes, acérrimos enemigos de los yemenitas.

Comenzó la guerra civil entre los invasores, y naturalmente las consecuencias recayeron sobre los españoles; ben Gálib, que había ofrecido sus servicios al emir con el objetivo de defender a los españoles, fue traicionado y asesinado para satisfacer a sus opositores yemeníes, lo que ocasionó un levantamiento en Sevilla, donde los sublevados, el 9 de Septiembre de 889, asaltaron el alcázar del gobernador de Sevilla y acometieron el palacio del príncipe Mohamed, donde fueron masacrados. Durante el año 881, la situación en Elvira se hizo de todo punto insostenible, pues los cristianos y los muladíes, exhaustos por los abusos cometidos sobre ellos, imposibilitados ya para aguantar los desplantes y la prepotencia de las tribus beréberes, se habían sublevado contra el gobernador, que efectuaba una feroz represión sobre la población española, martirizando a cristianos y muladíes bajo la acusación de traición y rebelión, y se estaba produciendo una persecución como la que anteriormente se había producido en Córdoba. Los españoles tomaron el Albaicín, pero finalmente fueron puestos en fuga. La masacre no se llevó a efecto porque en esos momentos llegaba Omar, que frenó de manera violenta a los árabes, y dejó pacificada la ciudad bajo el mando de un subordinado de Mohamed I, Said ben Chudi , que si por una parte era amigo de Sauar, por otra era comedido en sus actuaciones. Finalmente, los iliberritanos darían muerte a su carnicero Sauar en una emboscada.


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