lunes, febrero 05, 2024

EL REINO VISIGODO, TRES SIGLOS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA

 


Antes de hablar de los visigodos debemos hacer una breve cita de otros pueblos nórdicos que les precedieron, que invadieron España, y que en parte fueron quienes motivaron que los visigodos recalasen justo en la península Ibérica.

Entre estos pueblos podemos señalar a los vándalos, que eran germánicos y procedían de las orillas del Báltico. Los suevos pertenecían a la misma raza y procedían del Danubio y del Elba, y los alanos procedían del mar Caspio. De entre todos, éstos eran los más bárbaros; adoraban un sable clavado en el suelo y llevaban cráneos humanos como adorno de sus monturas. Todos adoraban a Odín.


Los Vándalos de entonces se instalaron en la Bética romana, antigua Turdetania, y dieron nombre a la tierra que ocuparon: Vandalusía (Andalucía); los suevos se instalaron en la zona de Galicia.

De los Alanos se dice que no conocían la agricultura, y que su vivienda era un carro en el que recorrían grandes distancias aprovechando los pastos para alimentar a sus caballos. 


Por lo que toca al pueblo godo, tiene su origen histórico en las tierras del Sur de lo que hoy es Suecia; posiblemente en Götaland. Su lengua, hasta donde se sabe de ella, entronca con el germano antiguo y posiblemente tuviera la misma raíz. No se sabe con certeza en qué época los godos se diferenciaron de otros pueblos nórdicos vecinos de ellos, tales como gépidos, jutos, etc. Por ello no es posible trazar con total exactitud las raíces de los godos hasta su primer origen.


Lo que sí es cierto es que los godos entran en la historia cuando autores romanos los mencionan como habitantes de las costas bálticas de los que hoy es Alemania y Polonia ya en el siglo I d.C. Su migración desde Escandinavia no puede ser datada con precisión aunque se suele aceptar la primera mitad de ese siglo como fecha aproximada. 


Hay grandes diferencias entre estos pueblos y los godos, ya que entre aquellos la mujer era la esclava y no la compañera del hombre; y mientras los romanos la consideraban “hija de familia” los godos se encontraban a medio camino de unos y otros…


A lo largo de casi dos siglos los godos van emigrando hacia el Sureste hasta establecerse, en la primera mitad del siglo III d.C., en las orillas del Mar Negro, al Este del río Dniester, en lo que hoy son Moldavia y Ucrania , y por intereses propios y del Imperio Romano, cuyos ciudadanos habían perdido el espíritu militar que lo hizo posible, pasaron a convertirse en tropas auxiliares al servicio de Roma, y paulatinamente fueron conquistando puestos de preeminencia, hasta que finalmente pasaron a apoderarse del imperio de Occidente.


En el transcurso de los años, con el contacto permanente con Roma; con el trato que tenían con los prisioneros romanos que tomaban, los godos fueron suavizando y civilizando sus costumbres, llegando a influir en ellos la cultura greco-latina y el cristianismo.


Acabarían adoptando el cristianismo en tiempos de Constantino II. Y en 370, empujados por la invasión de los Hunos, abandonaron sus tierras de los Balcanes y se dirigieron a Occidente. Fue entonces cuando el obispo godo Ulpilas convirtió a los godos al arrianismo, herejía que profesaba el emperador Valente. 


El año 395, a la muerte de Teodosio, se divide el Imperio Romano, y el año 410, al mando de Alarico (All-Reich, todo rico), los godos saquearon Roma y continuaron hasta conquistar España. Así, la presencia del poder godo duró tres siglos, hasta el 711.


Como hemos señalado, los visigodos (godos del Oeste), como los ostrogodos (godos del este), ya venían relativamente cristianizados; eran arrianos. El arrianismo, desviación propagada por Arrio que negaba la Santísima Trinidad, fue condenado en el primer concilio de Nicea, celebrado el año 325, y mantendría una lucha más intensa que menos, con el catolicismo. De especial importancia es este concilio en la Iglesia; en el mismo se proclamó el “Credo” que hoy mismo rezamos. Los visigodos permanecieron en el arrianismo hasta la celebración del tercer Concilio de Toledo, celebrado el año 589.


Invasores, sí, pero si es cierto que los godos invadieron el Imperio Romano, no es menos cierto que a su vez se vieron conquistados por una cultura, la romana, que era muy superior a la por ellos aportada.


Las primeras incursiones godas en España se produjeron el año 413 con Ataulfo (Atta, padre; Hulfe, socorro), que había secuestrado a Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, con quién casó. Combatió y venció a los vándalos, pero su postura pro-romana ocasionó su asesinato y el de sus tres hijos, el año 415, por parte de Sigerico, con sentimientos anti-romanos. Sigerico duró 7 días como rey, ya que fue asesinado.


Con Walia, que le sucedió, se produjo una terrible lucha contra suevos, vándalos y alanos, alcanzando gran éxito tras desestimar luchar contra los romanos, pero esta postura no fue tomada por proximidad de pensamiento, sino porque, decía: “¿por qué perder un tiempo precioso combatiendo con semejantes hombres, cuando es más glorioso despreciarlos que vencerlos?” . El sentimiento de romanidad estaba, más o menos como hoy está el sentimiento de hispanidad. Por su parte, el emperador Honorio seguía teniendo como propios los éxitos de Walia. El año 420 murió Walia, habiendo constituido un imperio que iba desde Tolosa al Atlántico, y es que el sentimiento de unidad, ya presente durante el Imperio Romano, no dejó de estar presente durante la Edad Media.


Le sucedió Teodoredo, que expulsó a los vándalos.


Ya sólo quedaban en España hispano-romanos, suevos y visigodos. Los suevos conquistaron la Bética y la Lusitania, y perseguía ferozmente al cristianismo y a los hispano-romanos; mientras, la división del pueblo se mostraba en todos los lugares, y el nombre de “romano” comenzaba a ser despreciado, y comenzaba a florecer en vascongadas un grupo humano conocido como “bacaudos”, que renunciaba a todo y practicaba la delincuencia; los mismos que corriendo los años provocaría levantamientos contra el reino visigodo. 


A este propósito escribe Salviano: ¿Por qué otra causa son bacaudos y desertores de su patria, sino por nuestras injusticias, por la iniquidad de los jueces, por la codicia de aquellos que han invertido en beneficio propio los caudales exigidos bajo pretexto del bien público…?... Por tales tropelías y por la violencia de los jueces, ha sucedido que los hombres agobiados y casi muertos, ya que no se les permitía vivir como romanos, han querido ser lo que eran… Perdida su libertad, han debido salvar su vida, y se han hecho bacaudos” . Yo no sé si andaré muy errado, pero este relato me resulta sumamente cercano en el tiempo. Sustituyamos “romano” por “español”, y la semejanza es alarmante.


En esta mitad del siglo V, y dada la situación señalada, el pueblo abandonaba Roma para unirse a los invasores visigodos, en los que encontraban más apego a las costumbres tradicionales hispano-romanas. Esto explica el definitivo arraigo de los visigodos, que no se vieron hostigados como los suevos, vándalos y alanos. El Imperio había muerto a sus propias manos, por sus propios vicios, y el orgullo de llamarse romano había desaparecido. Algo parecido a lo que está pasando en nuestra nueva Edad Media, si bien, y lamentablemente, hoy no existe ningún pueblo como el visigodo, que aún con sus grandes errores y diferencias, pueda acaudillar el resurgir de la Patria.


Por otra parte, mientras también la esclavitud había desaparecido, comenzaba a tomar cuerpo la servidumbre. También lo denuncia Salviano: “Despojados de sus bienes, quédales únicamente su propia persona, y no tardan en perder lo único que habían salvado; arriéndanse ellos y sus hijos para cultivar las tierras ajenas y venden su libertad por algunas medidas de trigo y un asilo” . Insisto en las semejanzas.


Como en otras ocasiones en la Historia, fue el enemigo interior quién acabó con el Imperio. Las ciudades eran abandonadas por los ejércitos romanos, y sistemáticamente ocupadas por los visigodos, que eran bien recibidos por el pueblo, harto de la corrupción que había acabado con el Imperio.


Entre tanto se creaba el reino de Tolosa, con un núcleo de nobles que, coordinados con el rey, lo consolidaban. Mientras, en el este, Atila constituía un vasto imperio que procedían de Tartaria… Iban vestidos de pieles y cueros, bebían la sangre y el orín de los caballos y comían carne cruda.


Los Hunos arremetieron contra occidente, en parte motivados por la influencia de Genserico, rey de los vándalos, que había mutilado a la hija de Teodoredo, del que temía venganza.


Teodoredo se unió a los ejércitos romanos y vencieron a Atila en los campos Cataláunicos, parando a un ejército compuesto por 500.000 hombres entre ostrogodos, gépidos, hérulos, rugianos, escitas, burgundios, francos y turingios.  En esta batalla, que perdió Atila, murió Teodoredo. Era el año 451.


Le sucedió Turismundo, que acabó venciendo a Atila. Era Turismundo de carácter despótico y altanero, y finalmente fue asesinado por su hermano Teodorico el año 454, que gobernó Hispania como provincia de su reino (desde 474 al 526), y controló a los suevos, que continuaban sus saqueos que culminaron con asalto a Lugo, donde pasaron a cuchillo a toda la población. Teodorico dominaba todo el territorio español que, en gran parte era nominalmente romano, pero que, ante la debilidad y desidia del Imperio y la corrupción de sus instrumentos, convivían y colaboraban con los nuevos señores los visigodos, que respetaban las costumbres y las leyes preexistentes en los territorios conquistados.


Durante el reinado de Eurico caía, el año 476, el último emperador romano, Rómulo Augústulo, nombre dado por el pueblo a un emperador que hacía gala del sobrenombre. Por esta época los visigodos ya tenían asentamientos en Mérida y en el valle del Guadalquivir.


Pero no fue hasta el año 507, cuando Gesaleico fue proclamado primer rey de la dinastía Visigoda tras la retirada de las Galias ante el empuje de los francos en el que murió Alarico II y los visigodos se vieron obligados a abandonar sus posiciones en la Galia. El año 510 huyó a África, acosado por Teodorico. Finalmente sería preso y muerto en la batalla de Barcelona, en 511.  Le sustituye Amalarico, bajo la regencia de Teodorico el Grande (510-526). 


En este periodo, en el que la ciudadanía romana había desaparecido, se dictaron leyes que permitían el matrimonio entre godos y romanos , mientras el pueblo godo se instalaba principalmente en los asentamientos romanos (Mérida, Barcelona, Valencia, Sevilla, Córdoba y Toledo).


Amalarico, rey independiente  entre 526 y 534 era hijo de Alarico II, durante su minoría de edad, hasta 526, ejercieron la regencia su abuelo Teodorico el Grande y su hermanastro Gesaleico. Tras asumir el poder, fue derrotado en Arles por los francos (526) y hubo de ceder Provenza a Atalarico, rey de los ostrogodos de Italia. Su intento de aproximación a los francos no prosperó y se zanjó con una guerra que acabó con la huía de Amalarico a Barcelona, donde pereció asesinado.


Su  muerte de aquel aportó a la población española un respiro en el ámbito religioso, ya que el nuevo rey Teudis, que fue rey desde el 531 al 548 y que fue el responsable del asesinato de Amalarico, favoreció el catolicismo y trasladó la corte de Tolosa. 


Conquistó por breve tiempo la ciudad de Ceuta y fue muerto por los partidarios de su sucesor Theudiselo, que reinó desde el 548 al 549.  A pesar de su permisividad con el catolicismo, su reinado fue tiránico, y a los dieciocho meses de asumir el reinado fue asesinado por sus nobles, en Sevilla. 


La actividad internacional era importante, y el reino visigodo debía hacer frente a ataques externos. Así, entre los años 532 y 544 el Imperio Bizantino conquistó el norte de África, Sicilia, sur de Italia y llega a conquistar el sur de Hispania.


A Teudiselo sucedió Agila (549-555), que fue nombrado arbitrariamente por los asesinos de Teudiselo. Tuvo serios enfrentamientos en Córdoba, ocasionados por partidarios de Theudiselo, y allí profanó la tumba de San Acisclo, contra la tradición arriana de ser respetuosos en estas cuestiones , lo que comportó nuevas sublevaciones en todo el reino, principalmente en el norte, astures, cántabros y vascones. Se produjo una guerra civil en la que Atanagildo era el cabecilla de la sublevación. Agila sería asesinado por sus parciales, que aclamaron como rey a Atanagildo.   (555-567), que se había sublevado contando con el apoyo de Bizancio, cuyo emperador, Justiniano, ansiaba la reconstrucción del caído Imperio Romano de Occidente. Ya poseía gran parte del antiguo Imperio Romano, incluyendo casi todo el norte de África, gran parte de la actual Andalucía y Murcia y las islas del Mediterráneo. Atanagildo Instaló la corte en Toledo y era querido por el pueblo hispano romano. A su muerte, en puridad, el reino hispano visigodo contaba con 60 años de vida en los que había conocido a seis reyes (once desde la incursión de Ataulfo).


Murió Atanagildo de muerte natural, tras enfrentarse a Bizancio y estrechar relaciones con los reinos francos. Durante su reinado se consolidó el catolicismo en Galicia. A su muerte fue sustituido por Liuva, que se instaló en Narbona para controlar a los francos, pero como esta decisión no era del agrado de los nobles, puso a su hermano Leovigildo al frente del reino en España. El año 572, finalmente, Leovigildo asumiría el control total del reino.


El rey Leovigildo (565-586) es el verdadero creador del Estado hispano-godo y, por ende, de la nacionalidad hispánica misma: Hispania, reino, entidad política independiente, sucedía a la antigua provincia sujeta al poder de Roma. Primeramente, desde su gobierno de Toledo, a salvo de la amenaza de francos y de bizantinos, sometió a su autoridad la mayor parte del territorio peninsular y derrotó a los suevos del noroeste incorporando su reino y redujo a cántabros y vascones, alzados contra su autoridad. Leovigildo, el unificador, acuñó un ideal nacionalista que identificaba el Reino de los Godos («Regnum Gothorum») con Hispania, acotando nítidamente las diferencias respecto al Imperio de Bizancio, heredero oriental de Roma. 


En torno a ese nuevo ideal hispánico debería producirse la aproximación definitiva, la fusión entre godos e hispano-romanos (pendiente desde que en 410 Alarico tomase el control de Hispania) Sin embargo, el mantenimiento de Leovigildo en su fe arriana y el intento de imponerla a sus súbditos hispano-romanos de religión católica, impedía la constitución de ese pueblo verdaderamente unificado. Sería su hijo, Recaredo (586-601), quien al convertirse al catolicismo, y con él, oficialmente, todos los godos, pondría las bases de una comunidad político-religiosa nacional diferenciada, una nueva sociedad, en definitiva. 


Los arrianos sobrevivían como religión étnica, pero soportando la rivalidad de las iglesias católicas de la mayoría de la población, como signo de identificación visigodo frente a los hispanorromanos, y Leovigildo, con la idea de unificar la nación, ejerció persecución contra el catolicismo, especialmente durante el  enfrentamiento armado con su hijo San Hermenegildo, a quién había designado duque de la Bética, con vistas a que le sucediese en el trono. Este enfrentamiento se produjo entre los años 580 y 584, como consecuencia de la persecución realizada sobre la persona de Ingunda, esposa de Hermenegildo y católica.


Bajo la influencia del Obispo Leandro de Sevilla, Hermenegildo se bautizó católico, se proclamó rey y emitió moneda, animado por la mayoría católica de España. En 584, tras un pacto entre Leovigildo y Bizancio, fue vencido Hermenegildo, que tras negarse a abrazar el arrianismo fue degollado por el duque Sisberto en Tarragona el 13 de Abril de 585. Mil años después sería canonizado. 


Tiernas son las cartas que padre e hijo se remitieron. El padre, reprochando cariñosamente que el hijo abandonase el arrianismo, y el hijo aduciendo que era sumiso a su padre, pero que estaba presto a derramar hasta la última gota de su sangre por la única religión verdadera. 


A pesar de todo, Leovigildo fue un gran rey que, además de ser el primero en usar corona y cetro, emitió moneda con su nombre y busto, fundó Vitoria tras su triunfo sobre los vascones y recuperó del poder de Bizancio importantes asentamientos reduciéndolos a una pequeña franja costera, y según tradiciones, murió católico.


El año 586 subió al trono Recaredo, habiendo heredado un reino unificado. Su idea era completar la unificación del pueblo hispano romano con el pueblo godo; para ello propició el III Concilio de Toledo, que tendría lugar el año 589, cuando él mismo se había bautizado católico el 8 de Mayo de 586. Con ese hecho abrió las puertas de la política al pueblo hispano-romano y dio vía libre a la cultura. La pregunta es si, tal vez, el paso idóneo hubiese sido agregarse totalmente a Bizancio. Pero eso no es historia.


Los únicos que quedaban fuera eran los judíos; los mismos que ocasionaron graves daños a Alarico II, y quienes se mantuvieron fieles a la fe arriana, en concreto los obispos, entre los que destacaban Ataloco y Sunna. Unos y otros ocasionarían sucesivos conflictos.


El tercer Concilio de Toledo tuvo especial significado en la concepción de la unidad nacional de España, y a toda la catolicidad, siendo el complemento perfecto del concilio de Nicea . La fe era el vínculo esencial de los pueblos de España, y la historia nos ha demostrado que esa misma fe es la que posteriormente propició la Reconquista y la formación de la Hispanidad, y fue, en definitiva, un reconocimiento por parte de la minoría visigoda, de la fe defendida por la inmensa mayoría del pueblo español. La conversión al catolicismo de la clase dirigente visigoda significó la eliminación de las diferencias existentes entre la clase dirigente y el pueblo, y quienes perseveraron en el arrianismo fueron, al final, quienes vendieron España al dominio musulmán. 


El Concilio puso orden en la Iglesia, prohibiendo usos poco acordes con el espíritu cristiano; regulaba la vida de matrimonio de los clérigos, a quienes les permitía infligir castigos a su esposa, y prohibía que quién después del bautismo accediese a la milicia fuese admitido al diaconado.


El III Concilio de Toledo significó, entre otras cosas, la unidad nacional de España; y marginar del poder a los judíos, que lo habían detentado bajo el poder arriano con graves perjuicios para el pueblo cristiano, pero no se trataba de un estado teocrático,y lo prueba el hecho de que en ocasiones un mismo principio era formulado como canon y como ley, distinguiendo así lo religioso de lo civil. Recaredo dictó tres leyes que merecen ser destacadas: la prohibición canónica de tener los judíos siervos cristianos, la moralidad de los funcionarios públicos y el impedimento matrimonial de profesión religiosa .


A la muerte de Recaredo quedaba una España unificada, poderosa y temida…. Pero le faltó continuidad, como a otros momentos históricos que nos resultan más cercanos. Vuelven a recrudecerse las características medievales


Le sucedió su hijo bastardo Liuva II, el año 601, que reinó con 18 años y fue muerto con veinte por Witerico el año 603. Éste general ya se había opuesto a Recaredo y al III Concilio de Toledo y fue perdonado por Recaredo, a pesar de haber estado implicado en el intento de asesinado del obispo Mausona de Mérida. Witerico reinó hasta el año 610, cuando fue asesinado en medio de un banquete por la nobleza disconforme.


Le sucedió Gundemaro, cabecilla de la conjura, que  reinó hasta el año 612 y pagó parias a los francos ; era más proclive a las tesis de Recaredo, y tuvo que sofocar levantamientos de los vascones. Pero sin duda, lo que marca el reinado de Gundemaro es la consecución de la primacía de la sede apostólica de Toledo sobre la de Cartagena, donde pertenecía anteriormente. El motivo del cambio es que Cartagena estaba en poder de Bizancio.


A Gundemaro sucedió Sisebuto, conocido como “rey letrado” y como “padre de los pobres”. Emprendió una victoriosa campaña contra los rebeldes vascones y astures. Redujo la zona ocupada por los bizantinos al Algarve y desencadenó una brutal persecución contra los judíos (616) inducido por Heraclio, emperador de Bizancio, que habiendo sido vencido su general Cesáreo por las tropas de Sisebuto, no accedía a firmar la paz si éste, Sisebuto, no expulsaba a los judíos  , hecho que le valió la censura de san Isidoro y de toda la Iglesia, que se significó reiteradamente contra las persecuciones injustas. 


En 621 subió al trono Recaredo II, que a los dos meses de ser coronado fue asesinado y sustituido por Suintila, que realizó una campaña contra los vascones en la que intervino personalmente. Fueron sometidos y obligados a construir la fortaleza de Olite para frenar sus incursiones por el valle del Ebro. También expulsó definitivamente el poder de Bizancio. Persiguió a los nobles y a la iglesia. Acabó siendo asesinado junto a su hijo, el año 631.


El nuevo rey, Sisenando, alma de la conspiración, convocó el IV Concilio de Toledo para ser legitimado, donde San Isidoro de Sevilla, que era de Cartagena, lució con luz propia. Se determinó que no se podía asesinar al rey, y éste sería elegido por la nobleza y la iglesia.  San Isidoro propició que el concilio derogase el decreto dado por Sisebuto contra los judíos. 


San Isidoro desarrolló la conformación cultural de España, creando escuelas en los principales núcleos de población. Gran estudioso, dotó de reglas a los monasterios y abordó su obra magna: Las etimologías, recogiendo todos los conocimientos humanos. Su obra fue esencial en la Edad Media, habiendo implantado en España un nivel cultural que contrastaba con la barbarie europea.


El IV Concilio de Toledo impone una sentencia digna de ser hoy recordada: “En cuanto a los reyes de las edades futuras, promulgamos en toda verdad esta sentencia: Si alguno de ellos, con menosprecio de las leyes, con orgulloso despotismo, cegado por el fausto real, hace pesar sobre los pueblos una dominación cruel, para saciar su ambición, su avaricia o sus apetitos, sea anatemizado en nombre de Jesucristo, sea separado de Dios por su santo juicio”.  Hoy, por el contrario, la Iglesia no niega la comunión a quién ordena que se cumpla, por ejemplo, la ley del aborto. Y es que hoy, como un siglo después del tiempo que estamos tratando, no hay un San Isidoro en la Iglesia española, sino varios Oppas.


En 636 subió al trono Chintila, en cuyo reinado, que duró tres años, se convocaron dos nuevos concilios en Toledo que siguieron conformando la estructura de la monarquía.


Su hijo Tulga, de carácter muy débil, fue depuesto a los tres años de haber sido nombrado rey, obligándolo a tonsurarse, con lo quedaba inhabilitado para corona, que fue asumida por Chindasvinto, que contaba ochenta años, el año 642 ,  y que acabó ejecutando a 700 nobles que previamente le habían apoyado en la conjura que costó el cargo a Chintila. Produjo un importante exilio que abonaba, en el norte de África, el ánimo de los futuros invasores. No obstante, el pueblo se encontraba feliz, y fue un ferviente defensor de la cultura.


Desarrolló el cuerpo legal de la monarquía, en concreto el relativo al castigo de la traición y la sedición , pero también otras como las “arras y dote”. Murió en 652.


En 649 le sucedió su hijo Recesvinto, que aportó un nuevo cuerpo de leyes. Recopiló leyes antiguas en el “Liber Iudiciorum” o “Fuero Juzgo” y realizó la definitiva fusión del pueblo godo e hispano-romano, que no obstante la buena voluntad de la monarquía no fue debidamente adoptada por los destinatarios, que seguían viendo en la aristocracia visigoda cierta tiranía que no podía ser asumida por el pueblo hispano romano que se consideraba superior intelectual y culturalmente a quienes ejercían el poder real.


La clase política; siempre la clase política. ¿Acaso no existe similitud entre lo qe acabo de referir y lo que acontece ahora mismo?


El desarrollo de las ciencias y las artes conoció especial resplandor en esta época, y de ésta época son nombres universales cono San Leandro, San Isidoro, San Braulio, San Eugenio, San Ildefonso, San Julián… ¡Cuánta falta hacen hoy mismo!


Wamba lo sucedió el año 672, y lo hizo en algo que ya era conocido como patria española, y lo hizo forzado, contra su propia voluntad, que se vio superada por las imprecaciones de los electores, a quienes respondió: “sobre vosotros pese el resultado, si no acierto a cumplir por más que quiera” . Sufrió un nuevo levantamiento de los vascones (algo tradicional con cada nombramiento de rey), y un levantamiento de Ilderico en la Narbonense, donde se proclamó rey con la ayuda del general que lo iba a combatir. Entre tanto Wamba estaba combatiendo a los vascones, en su enésima revuelta. Tras salir victorioso ahogó la rebelión de Ilderico.


Los concilios de Toledo tenían gran influencia de la nobleza y sobre todo del rey, habiendo derivado en actos que, en ocasiones, poco interesaban a la Iglesia y sí a algunos eclesiásticos, como el hecho de ubicar dos obispados en una misma ciudad, o poner obispos en lugares pequeños. 


Puso disciplina en el ejército, impidiendo la invasión musulmana, que ya estaba desarrollada en el norte de África y lanzaron un amago de invasión con 260 buques el año 675 según unos historiadores, y dos años más tarde según otros , y dictó leyes que obligaban a los nobles y a los eclesiásticos en el IX Concilio de Toledo, a consecuencia de lo cual sufrió un envenenamiento provocado por Ervigio que no lo mató, pero que le permitió tonsurarle. Acto seguido se retiró a un monasterio. Esto sucedía el año 680, cuando este acto significó la caída del reino visigodo en un gran desconcierto, signo absolutamente contrario al que reinó bajo los grandes reyes Recaredo, Recesvinto y Wamba. 


Le sustituyó Ervigio, autor de la conjura junto al obispo de Toledo, Julián, y sospechoso de haber posibilitado el intento de invasión musulmana. Se dedicó a devolver los privilegios que Wamba había recortado y fortaleció la ley anti judía.


En 687 le sucedió en vida su yerno Egica, que procuró restablecer el derecho de Recesvinto. El obispo de Toledo, Sisiberto, fue cabecilla de una brutal conspiración destinada a matar a toda la familia real. Sisiberto fue excomulgado y exiliado. 


Egica convocó el 17º y último concilio de Toledo;  agudizó la persecución a los judíos, que fueron diseminados y condenados a servidumbre por múltiples motivos, entre ellos el de conspiración con los árabes del norte de África en la conjura de los años 692 y 694, así como con la conspiración que en esos mismos años se llevó afecto para facilitar otra invasión por parte de Constantinopla.


Pero por si fuera poco, existía una profunda separación de clases, ya que la nobleza visigótica, que se había apropiado de las dos terceras partes del suelo, disfrutaba de enormes prebendas y emulaba a la corte constantinopolitana en lo referente al lujo y a la laxitud de costumbres mientras la población hispano romana vivía condenada a la pobreza. Y lo que era más grave, una parte nada desdeñable del clero, que tantos beneficios había prestado a la sociedad, especialmente desde el III Concilio de Toledo, también estaba inmersa en esa corrupción general . 


En medio de esta desolación social y espiritual, el metropolitano de Toledo, Siseberto, como ya hemos señalado, maquinó el asesinato de Egica. Es este hecho, tan sólo, una muestra del grado de disolución social que estaba padeciendo España; las costumbres sociales, corrompidas, el clero, disoluto y atento a cuestiones ajenas a la religión; y las conspiraciones, a flor de piel, y la atención, alejada de la amenaza sarracena que ya ocupaba casi todo el África occidental, ponía en jaque las plazas fuertes españolas en el norte de África y había hecho incursiones tanto en la península como en las Baleares.


No sé si los oyentes sentirán cierta actualidad en lo que acabo de decir.


Egica asoció al trono a su hijo Witiza, que sería rey en solitario del año 702 al 709. Rey disoluto, organizó al estilo de los invasores que estaban en puertas un harén, dando libertad para que todos hiciesen lo propio y promulgando que el clero también lo hiciese, así como negando obediencia al sumo Pontífice.  Convocó el XVIII Concilio, que nada tiene que ver con la doctrina. 


Por otra parte, Witiza, previendo conspiraciones, persiguió a los descendientes de Chindasvinto, que estaban al servicio de la corona, matando con su propia mano a Favila, padre de D. Pelayo, quien tras el asesinato huyó a sus estados, en Vizcaya.


No conforme con eso, Witiza hizo derribar las murallas de defensa de casi todas las  ciudades y desmembró el ejército, hizo arzobispo de Toledo a su hermano Oppas


El pueblo se rebeló ante un nuevo asesinato, el de Teodofredo, tío de Pelayo y padre de Rodrigo, llegando a proclamar rey a éste, quién combatió y venció a Witiza, que había designado sucesor a su hijo Agila II.


No sería de extrañar que hoy sea reivindicado el buen nombre de este esperpento histórico.


La mayoría de los nobles apoyaba a Rodrigo, que llamó a su lado a Pelayo y persiguió a los hijos de Witiza, que pasaron a la África controlada por los godos, donde, en connivencia con Oppas y el clero acomodaticio entre el que se contaba el desterrado Siseberto, que tenían pervertida moralmente a la sociedad, comenzaron a urdir añagazas contra Rodrigo, que, como criado que había sido en una sociedad perversa, no andaba muy lejos de la misma perversión. El vicio se enseñoreaba de toda España.


El año 708 murió Witiza.

 

En medio de ese vicio se había criado Rodrigo, que fue proclamado rey a mediados del año 710, y no tardó en desterrar a los hijos de Witiza, Olemundo, Aquila y Ardabasto, y en medio de ese vicio estaba la hija del gobernador de Ceuta que ha pasado a la historia como conde Julián, y que estaba en la corte de Rodrigo, que la forzó según cuenta la leyenda.


Sigue contando la leyenda que, como consecuencia de este acto, Julián pactó con los árabes la invasión de España. Los árabes dan a Florinda, que era su nombre, el sobrenombre de “La Cava” (la mujer).


Los “hijos de Witiza”, en concreto Aquila, se sublevaron en la provincia Narbonense con la idea de desviar las fuerzas militares de Rodrigo lejos del estrecho, y en el curso de este enfrentamiento, que compartía protagonismo con nuevo levantamiento de los vascones, sucedió la asonada árabe al mando de Tárik.


Y en puridad, aquí acaba la historia del reino visigodo. No se trata, por mi parte, de aportar ninguna novedad; nada he relatado que sea producto de mi investigación. Es, tan sólo, un repaso de la historia; un intento similar a los intentos que, por parte de personas honestas, y a caballo entre los siglos VI y VII, intentaron evitar lo que se les venía encima con la realidad que vivían bajo la tiranía de Ervigio-Egica-Witiza.



 


Grandes reyes: Recaredo, Recesvinto y Wamba. 




Relación de los reyes godos:


Ataulfo  primera incursión goda en 413. Asesinado en 415 por Sigerico.

Sigerico   415 (7 días) asesinado

Walia   415-420 despreciaba a los romanos

Teodorico I (Teodoredo)  420 -451 expulsó a los vándalos. Murió en los Campos Cataláunicos.

Turismundo   451-454 Asesinado por su hermano Teodorico

Teodorico II 454-466 Gobernó España como provincia de su reino

Eurico 466-484 Asesinó a su hermano Teodorico II. Anticatólico

Alarico II    484-507 murió en el empuje de los francos

Gesaleico  507-510 primer rey de la dinastía visigoda

Amalarico bajo la regencia de Teodorico el Grande 510-526

Amalarico  526-534  independiente. Intransigente arriano

Teudis 534-548  Asesinó a Amalarico y fue asesinado por partidarios de Teudiselo

Teudiselo 548-549 Tirano asesinado por sus nobles en Sevilla

Agila  549-555 Concitó sublevaciones. Fue asesinado por partidarios de Atanagildo

Atanagildo 555-567 Colaboró con Justiniano. Instaló corte en Toledo. Buen rey.

Liuva  567-572 Instaló la corte en Narbona en 565 y a Leovigildo en España.

Leovigildo 565 (572)- 586 Creador del estado hispano godo

Recaredo  586-601 Propició el III Concilio de Toledo. Fortaleció la unidad de España.

Liuva II  601-603 Asesinado por Witerico, contrario a las tesis de Recaredo

Witerico 603-610  Asesinado por la nobleza disconforme.

Gundemaro 610-612 cabecilla del asesinato de Witerico. Toledo sede apostólica.

Sisebuto  612-621. Redujo el poder bizantino y persiguió a los judíos.

Recaredo II   621 Asesinado a los dos meses de ser nombrado rey

Suintila 621-631. Expulsó a los bizantinos. Asesinado por partidarios de Sisenando

Sisenando 631-636 IV Concilio. No se debe asesinar al rey. Deroga ley antijudía.

Chintilla 636-639 Convocó 2 concilios para dar forma a la monarquía.

Tulga 639-642 Lo tonsuraron y apartaron de la corona los partidarios de Chindasvinto.

Chindasvinto 642-649  Ejecutó a 700 nobles que le apoyaron y propició un gran exilio.

Recesvinto  649-672 Propició el “liber iudiciorum” Gran desarrollo de las ciencias.

Wamba  672-680  Puso orden en el ejército y en la iglesia e impidió una asonada árabe. Fue envenenado por Ervigio

Ervigio  680-687  Sospechoso de haber propiciado la invasión árabe

Egica  687-702 Partidario de Recesvinto. Sufrió una conjura para asesinarlo

Witiza 702-709. Desató todos los vicios. Asesinó al padre de Rodrigo y al de Pelayo

Agila II Hijo de Witiza impuesto contra derecho.

Rodrigo 710-711


Año 413 a 711 (desde Atulfo)…298 años

11 reyes asesinados de entre 35 

Media de los reinados: 8 años 6  meses y 5 días

No pasaron de  una semana…..1

No pasaron de 2 meses………..1

No pasaron de un año…………3

No pasaron de 3 años…………5

No pasaron de 5 años…………5


Año 507 a 711 (Estrictamente el reino hispano visigodo)

 7 reyes asesinados de entre 27 

Media de los reinados: 7 años 6 meses 20 días

No pasaron de 2 meses………..1

No pasaron de un año…………3

No pasaron de 3 años…………3

No pasaron de 5 años…………4


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