lunes, septiembre 22, 2025 0 comentarios

BATALLA DE RANDE (VIGO)




Corría el mes de septiembre de 1702 y los problemas se sucedían en la España de Felipe de Anjou.

Se esperaba como inmediato el arribo de la flota de Indias procedente de Nueva España, que estaba amenazada por el acoso de los piratas al servicio de las coronas británica y holandesa, que ahora se habían reconvertido en corsarios al haberse declarado la Guerra de Sucesión, y ser Inglaterra y Holanda, nuevamente, enemigos declarados de España.

El encargado de vigilar el buen fin de la operación de llegada de la flota de Indias sería el general Manuel Velasco y Tejada, que desde la primavera de 1700 había esperado la orden de zarpar de Veracruz.

El 5 de mayo de 1702 se incorporaba en La Habana una flota francesa llegada en apoyo de la Flota de Indias, a la que en otras ocasiones había atacado.

Concentrada la flota en La Habana bajo el almirantazgo de José Chacón, tenía como primer destino el puerto de Pasajes, pero finalmente recaló en Vigo a finales de septiembre de 1702, y ello, sensiblemente reducida, ya que de los 56 buques que la componían al zarpar de La Habana el 24 de julio, se vio reducido su número por diversas circunstancias, y a su arribo estaba compuesta por 14 buques, 2 fragatas y dos buques menores al haberse separado varios buques por efecto de la niebla. 

La expedición fue informada en Azores del inicio de la guerra por parte de los aliados del Archiduque Carlos y de la presencia de buques ingleses y holandeses al mando de Ormont Halemundo y Colemberg y dispuestos a asaltar la escuadra española.  Se especula si esta acción estuvo tramada por el Almirante de Castilla.

La junta de guerra determinó dirigirse al puerto de Vigo, donde estaban avisados de una gran escuadra que al mando del pirata Rooke se encontraba en algún punto del Atlántico a la espera de recibir información sobre el destino final de la flota de Indias.

El 22 de septiembre de 1702 entraba la Flota de Indias en Vigo y para ese tiempo fueron reforzados los fuertes de Rande y Corbeiro con veinte cañones desembarcados de la flota y se tendió sobre el mar una cadena que cerraba el acceso al fondo de la Ría. El fuerte de Rande se guarneció con 200 marineros franceses y 150 españoles, y el de Corbeiro con dos compañías de soldados y 200 milicianos en su mayoría campesinos mal armados y sin experiencia.

La armada anglo-holandesa estaba compuesta por aproximadamente 150 navíos que transportaban tropas de desembarco cuyo número ascendía a 9.663 hombres, al mando del General Duque de Ormond, que tenía como segundo al Teniente General Sir Henry Bellasis y  3.924 hombres holandeses mandados por el Barón Sparr y el Brigadier Pallandt.

Una superioridad arrolladora que posibilitó a los piratas anglo holandeses acabar con la resistencia de Vigo el 23 de octubre, siendo que tuvieron a su favor la falta de coordinación de las administraciones españolas. Es el caso que, arribada la flota a Vigo, no se decidieron a desembarcar la carga porque las ordenanzas prohibían que se hiciese fuera del puerto de destino, que era Sevilla. Finalmente llegó la autorización para desembarcar la plata, pero no para desembarcar las mercancías, lo que dio lugar a una discusión bizantina mientras la armada enemiga atacaba y vencía.

Cuando se tuvo cierta su presencia, hicieron frente cinco mil ochocientos soldados y cinco navíos franceses, que al arribo de los piratas rompieron filas en desbandada, dando lugar a que aquellos desembarcaran.

La batalla se prolongó durante los días 23 y 24 y se ordenó el incendio de las naves surtas en el puerto para evitar el beneficio de los piratas, que se adentraron en tierra asolando poblados.

No se salvó ni un solo buque de las armadas española y francesa, que perdieron dos mil hombres mientras que los ingleses tan sólo perdieron el "Prince George" y ochocientos soldados.

Económicamente, sin embargo, el beneficio obtenido por los piratas fue mínimo. Aunque ellos lo magnificaron para justificarse, La batalla de Rande culminó con el aporte a la corona del numerario necesario para afrontar la larga Guerra de Sucesión.




BIBLIOGRAFÍA:


TOURON YEBRA, Manuel. Revista de Historia Militar, 1986, 30


 
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