El Senado ha aprobado la creación de una Cátedra de Hispanidad.
Es una buena noticia. Los políticos parece que han encontrado creciente disconformidad social por sus actuaciones, en concreto con las llevadas en contra de España, y que al menos tienen una antigüedad de dos siglos.
Sigue siendo una buena noticia aunque sólo sea una maniobra para seguir manteniéndose en el machito, a costa del pueblo español y al servicio de los mismos a quienes sirvieron sus antecesores.
Esos antecesores que en 1808 nombraron capitán general de los ejércitos de España, y grande de España, a sir Artur Wellesley, que inmediatamente procedió a suprimir los castillos que sitiaban Gibraltar, y a seleccionar a los separatistas americanos, a quienes prepararon en Londres para llevar a cabo su función.
Esos antecesores que pactaron, siguiendo las instrucciones de sus jefes naturales británicos, la derrota de Ayacucho, y con ella la mutilación de la España americana, que fue convenientemente dividida para ejercer un mejor control sobre el territorio.
Esos antecesores que, como Vicente Sancho, secretario del Consejo de Ministros en 1843, reconoció públicamente que Inglaterra consideraba a España su protectorado, que por cierto supo aprovechar todos los recursos naturales de España. Y sí, también los de la España americana; algo que todavía, como las respectivas clases políticas y sus gobiernos, no ha soltado todavía Inglaterra.
Esos antecesores que cuando ya parecía que no podían humillar más a España, en 1898 hicieron un esfuerzo y volvieron a mutilar geográfica y humanamente la Patria, pactando una derrota militar que, con las vidas de sus soldados, mutilaron Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Marianas.
¿Y después? Después más de lo mismo. España no podía armarse sin la anuencia de Inglaterra; España no puede tener determinado armamento sin el permiso de Inglaterra; España, que se industrializó a pesar de Inglaterra, hubo de desindustrializarse para satisfacer a Inglaterra; y hubo de abandonar el desarrollo de la energía nuclear cuando en los años setenta del siglo XX estaba pugnando por entrar en el selecto club de los poseedores de bomba atómica.
Y ahora el senado, una de esa instituciones que nos fueron impuestas por la Ilustración antiespañola, al tiempo que se eliminaba el régimen polisinodial, propio del mundo hispánico, aprueba la creación de una cátedra de Hispanidad.
Alabado sea Dios. Bienvenida sea la decisión, pero…
Pero ¿qué les ha inducido a semejante iniciativa?, ¿será que los fieles servidores del colonialismo británico que atenaza España han observado un renacer del espíritu que no pueden permitir bajo ningún concepto y toman medidas para controlar su crecimiento y posterior mutilación?
Sea como fuere, bienvenida sea la medida, pero el pueblo español no puede bajar la guardia bajo ningún concepto. La clase política lleva demasiado tiempo humillando a España. La clase política nos creía, hasta hace bien poco, ¿meses?... Nos creía agonizantes, Y sí, como el maestro Unamuno señalase, tenemos una agonía, pero esa agonía es una lucha contra la muerte, y la muerte son los agentes británicos que acogotan España desde hace ya más de dos siglos.
Y la cátedra de Hispanidad es anunciada por los agentes británicos justo cuando acaba de ser creada una Universidad panhispánica que se ha marcado el objetivo de recuperar la dignidad de las Españas.
Bienvenida la medida de los políticos, pero ha tenido que surgir, en América, ni tan siquiera en la España europea, una iniciativa con cara y ojos, para que el sistema se plantee una alternativa similar.
Bienvenida la medida de los políticos, pero… ¿dónde estaba esa iniciativa hace …un año… hace veinte años… hace cincuenta años… hace cien años… hace doscientos años…?
¿Por qué los distintos regímenes que han parasitado España han mentido a la población de forma sistemática? ¿Por qué han difundido en el pueblo español la leyenda negra, colección de mentiras generadas por los enemigos de España?
¿Por qué han tenido que ser personas individuales, alejadas de la universidad, quienes han tenido que rescatar la historia para arrumbar la leyenda?
¿A quién ha servido hasta el momento la legión de historiadores titulados, de catedráticos encumbrados que se han dedicado a ocultar la historia de España?
No es sola la clase política la que ha demostrado ser enemiga de España. También los militares. La cúspide militar ha demostrado durante mucho tiempo que su servicio no era a España; desde Riego, pasando por Espartero, Van Halen o Maroto, por traiciones como la de Ayacucho o la gran traición de 1898 donde el almirante Cervera o el almirante Montojo, por poner el ejemplo de los artífices materiales, asestaron sendas traiciones que les han reportado ser calificados como héroes por la clase política correa de transmisión de su graciosa majestad británica.
Y ahora, cuando se les está diciendo la verdad del cuento, crean una cátedra. Bien, bienvenida sea, pero una tardanza de más de dos siglos la hace sospechosa, máximo cuando han eliminado del currículum escolar el aprendizaje del latín, idioma en el que está escrito el 90 por ciento de la Historia de España.
Y en lugar del latín, ¿qué nos han regalado los políticos?... El inglés, el idioma de sus jefes, y los sistemas de sus jefes.
Pero lo que precisamos es el latín, y lo que precisamos es reforzar nuestro idioma, un idioma que habla, por nacimiento, seiscientos millones de personas, y que sin embargo, nuestros gobernantes se esfuerzan por marginar, siempre en beneficio del inglés, y supuestamente favoreciendo los idiomas regionales, a los que enfrentan en lucha estúpida con el español, con el idioma que les abre las puertas al mundo, y todo, ¿a cambio de qué?, a cambio de aprender inglés, con el que podrán rendir pleitesía a los amos.
Once votos en contra ha tenido la iniciativa; once agentes británicos que no admiten fisuras están detrás de ellos.
Roguemos a Dios que el proyecto llegue a buen puerto, y que los enemigos de España y de la Verdad se conviertan… Y si lo son por incultura, que la cátedra que fundan les sirva para estudiar.
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