Blas de Lezo, el mediohombre
Blas de
Lezo y Olavarrieta nació en Pasajes
el 3 de febrero de 1689.
Con la asunción del trono por
parte de Felipe V, la marina de guerra española había quedado supeditada a la
armada francesa, y en 1702, en el desarrollo de la Guerra de Sucesión, Blas de
Lezo ingresó como guardia marina en la
Armada Francesa.
Como alumno, el 24 de agosto de 1704 participó en la batalla de Vélez Málaga, donde dio muestras de su coraje hasta que una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, que le sería amputada por debajo de la rodilla. Su actuación en combate le reportó ser ascendido a alférez de bajel de alto bordo.
Sirviendo en diferentes buques, y
en 1705 participó en el acoso y hundimiento del barco inglés Resolution de
setenta cañones, así como en el apresamiento posterior de dos navíos
enemigos.
En el curso de la Guerra de
Sucesión, el año 1706 participó en el sitio de Barcelona, ocupada por el
Archiduque Carlos. En esta acción la leyenda lo sitúa como jefe de la escuadra
y lanzando material incendiario contra los barcos ingleses. Es difícil que con
17 años fuese el comandante de la escuadra, y más difícil que aplicase un método
de combate que estaba por ser descubierto.
Al año siguiente fue destinado a
Tolón, participando en la defensa de la plaza ante el ataque del duque de
Saboya, donde destacó por sus acciones, que le reportaron la pérdida del ojo
izquierdo. Fue ascendido a teniente de guardacostas, y en 1710, a capitán de
fragata.
En 1712, contando veintitrés años,
se incorporó a la Armada española con rango de capitán de navío, tomando parte,
al mando del Campanella, de setenta cañones, en la escuadra del
almirante Manuel Pérez Pintado, encargada del nuevo sitio de Barcelona que tuvo
lugar en 1713, y durante el cual recibió un balazo en el antebrazo derecho, a
consecuencia de lo que quedó manco. Ya sería conocido como “patapalo” o “medio hombre”.
En 1716, se le encargó la tarea de
combatir la piratería que, tras la Guerra de Sucesión continuaron realizando
los piratas que durante la guerra eran corsarios ingleses, tras lo cual pasó a
formar parte de la escuadra de Bartolomé de Urdinso contra los piratas del Mar
del Sur, en cuyo servicio permaneció catorce años, durante los cuales navegó
continuamente a lo largo de las costas del Perú y de Chile.
Fue nombrado jefe de la Escuadra del Mar del Sur con la que entre
1723 y 1725 barrió de piratas el Pacífico, siendo que derrotó repetidamente a
los piratas John Clipperton y George Shelvocke, convirtiéndose en toda una
leyenda. Su labor principal, no obstante, fue la estrategia, organizando la
protección de Chile y Perú frente a los piratas.
Al parecer, nuestro hombre era
recio de carácter, lo que le reportó no pocos problemas. A lo que parece, el
enfrentamiento que mantuvo con el Virrey del Perú, José de Armendáriz y Perurena,
marqués de Castelfuerte, era más que justificado, pues ante la permanente
amenaza de los piratas, su preocupación se limitaba a la economía, por lo que
pretendía reducir la escuadra. Ante la imposibilidad de hacer prevalecer su
criterio, dimitió en 1727, volviendo a la Península. El Pacífico no volvería a
conocer intrusiones de piratas hasta 1741.
En 1732 fue segundo comandante de
la escuadra que conquistó Orán el 28 de junio.
El 6 de junio de 1734 ascendió a
teniente general de la Armada y fue nombrado comandante general del
Departamento de Cádiz y en 1737 marchó a
Cartagena de Indias como comandante general.
A su llegada a Cartagena, comprobó
el penoso estado de las instalaciones del que era el principal puerto de
América: los fuertes de la en semi abandono; los cañones anticuados y sin
munición suficiente… y sin presupuesto para su acondicionamiento.
Las primeras labores que desempeñó
fue reforzar el control del contrabando, lo que acabó precipitando la nueva
guerra con Inglaterra, y previendo las consecuencias hizo acopio de
provisiones, aún en contra de las opiniones del Virrey, que no veía probable el
ataque inglés.
El origen de la guerra,
supuestamente fue lo acaecido ocho años antes en las costas de Florida, cuando Juan de León Fandiño apresó un barco de
contrabandistas mandado por Robert Jenkins, al que cortó la oreja al tiempo que
le decía: «Aquí está tu oreja: tómala y llévasela al rey de Inglaterra, para
que sepa que aquí no se contrabandea». El motivo principal era el asiento de
negros, que impuesto a España en el Tratado de Utrecht, llegaba a su fin.
Finalmente, en 1739, comenzada la
Guerra de la Oreja de Jenkins, Edward Vernon tomaba Portobello, que como la
misma Cartagena tenía unas defensas muy defectuosas, y Lezo requirió al Virrey,
Sebastián de Eslava, en la mejora de las defensas, pero Eslava estaba
convencido que el ataque inglés se produciría, no en Cartagena, sino en La
Habana, por lo que en 1740, al arribo de una escuadra de refuerzo, la despachó
a Cuba, y Blas de Lezo debió afrontar la mejora de las defensas sin la anuencia
de su superior.
En esa situación llegó el 13 de
marzo de 1741, y con él la escuadra de Vernon que se componía de 180 buques
(ocho navíos
de tres puentes, veintiocho navíos de línea, doce fragatas, dos bombardas y
ciento treinta buques de transporte que
transportaban tres mil cañones y más de veinticinco mil hombres.
Frente a
semejante fuerza del enemigo, Blas de Lezo contaba con seis barcos de guerra
que no estaban en estado óptimo, tres mil hombres de la guarnición, a la que se
sumaron unos seiscientos flecheros indígenas y unos mil quinientos voluntarios
civiles.
Transportó la
artillería de los barcos a la fortaleza, puso gruesas cadenas a los barcos, y
los hundió en la bahía para interceptar el paso de Vernon.
Los ingleses
se apoderaron de varias baterías de la zona, consideran que tienen la victoria es
suya y envían un mensaje a su rey dando por conquistada Cartagena. En
Inglaterra acuñaron una medalla exaltando la victoria.
Seguidamente,
el 16 de abril, los
ingleses asaltaron las murallas, pero no llegaron a escalarlas porque las
escalas eran cortas. El motivo… se había dado más profundidad a los fosos.
Esa circunstancia es puesta en
entredicho por estudiosos de Blas de Lezo, que estaba marginado por el virrey,
por lo que no le da capacidad para haber ordenado tal cosa. El caso es que las
escalas no alcanzaban la muralla, y es difícil que los ingleses tuviesen ese
error de cálculo. También es el caso que los españoles hicieron una
escalofriante carnicería entre los ingleses, ante cuyo hecho, Vernon decidió la
retirada.
Por fin, el 20 de mayo de 1741,
la armada de guerra más grande que jamás atacó la España americana, levó anclas
hacia su guarida, en Jamaica, dejando abandonadas, por falta de tripulación,
medio centenar de naves.
Además tuvieron cerca de cinco mil muertos.
La derrota en Cartagena desbarató los planes
británicos para la conquista de España, que serían pospuestos hasta que en el
siglo XIX consiguieron ampliamente todos sus objetivos.
Lezo había infligido a Inglaterra la mayor derrota de su historia naval,
pero no sería el virrey Eslava quién se lo reconociese. Consiguió que fuese
destituido del cargo y le fuese ordenado volver a la Península.
Pero esa villanía no pudo llevarse a efecto, porque el héroe, fallecería
antes de conocerla, como consecuencia de una herida recibida en el bombardeo
del día cuatro de abril.
Murió en Cartagena de Indias, Nueva Granada, el 7 de septiembre de 1741.
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