lunes, agosto 22, 2022

Alonso de la Veracruz


 

Alonso de la Veracruz


Forzosamente, y para evitar la muerte de la filosofía, que hoy se encuentra agonizante, sometida al imperio de los sofistas (sabios), los nuevos filósofos tendrán que volver los ojos a la Escuela de Salamanca y deberán remarcar, como hace dos milenios, la diferencia existente entre filósofos y sofistas, arrancando del estudio de la filosofía a quienes nunca han formado parte de su nómina, y volviendo los ojos a quienes de forma tan miserable han sido condenados al olvido: los filósofos.

Uno de estos condenados por los sofistas al ostracismo es Alonso de Veracruz, por otro nombre Alfonso (o Ildefonso) Gutiérrez, natural de Caspueñas (Guadalajara), nacido en 1507.

En la Universidad de Alcalá se formó en Gramática, Retórica, Artes y Teología, y en la de Salamanca fue alumno de Domingo de Soto y de Francisco de Vitoria, con el que le unió, además, una gran amistad. 

Semejante formación le llevó a ser blanco de las aspiraciones del duque del Infantado, que le confió  la educación de sus hijos.

Tenía Alonso Gutiérrez un porvenir brillante y cómodo en la Corte, pero su espíritu lo llevaría por otros derroteros. Y es que el espíritu español, vigente en aquella época, lo encaminaba a empresas de mayor envergadura. Así, el 22 de julio de 1536 desembarcaba en Veracruz, y allí profesó en la Orden de los Agustinos, para lo que cambió su apellido de Gutiérrez por el de Vera Cruz.

Activista intelectual, fundó centros de estudio en Tiripetío (1540); en Tacámbaro (1545), y Atotonilco el Grande (1546)…Sería promotor de la Universidad de México, autorizada en 1551 con los mismos privilegios que la Universidad de Salamanca, de la que sería destacado catedrático, y daría lugar a la creación de la primera biblioteca de América, para cuyo fin trasladó desde la península sesenta cajones de libros. Y no se olvidaba de extender su actividad a las Islas Filipinas, dependientes administrativamente del Virreinato de la Nueva España.

Al amparo de la Universidad publico sus obras filosóficas, las primeras editadas en el Nuevo Mundo, a partir de 1554, y que están cargas del espíritu propio de la Escuela de Salamanca: preocupación social, sentido de la realidad, relativo pragmatismo… Y universalismo que lo llevó al estudio de la tierra, de los astros, de la antropología, de los climas…

A cuenta de la nueva situación que iba conociendo, realizó una pormenorizada descripción de toda la América recién descubierta, desde la Tierra del Fuego hasta la Península del Labrador.

Espíritu humanista, ferviente católico misionero, redactó su Speculum coniugiorum, donde describe las costumbres indígenas en lo relativo al matrimonio y se muestra ferviente defensor de los indios y libre de las cargas que en otro orden tenían personajes como Fray Bartolomé de las Casas.

Radicalmente diferente a éste personaje, Alonso de Veracruz evangelizaba y conocía la realidad de los evangelizados; quizá por ello, y contrariamente a Las Casas, radicó casi toda su existencia en América… y aprendió la lengua tarasca para predicar la doctrina cristiana a los naturales, convivió con ellos, les transmitió cultura, aprendió de ellos, se negó a recibir prebendas de ningún tipo… y en 1552 rechazó el nombramiento de obispo de León que le había sido otorgado por Carlos I. Posteriormente rechazaría también el obispado de Michoacán y el de Puebla.

A lo que no renunciaba era al desarrollo cultural. Así, en Michoacán fue profesor de Filosofía y Teología en el Colegio de Tiripitío, primera Casa de Estudios Mayores, donde concurrían religiosos y laicos de todas las razas, entre ellos Su Alteza don Antonio Huitziméngari Mendoza y Calzonzin, hijo del último rey de los tarascos, que resultó aventajado estudiante, buen conocedor del griego y del latín, e hispanohablante “como si fuese nacido en España”.

Su preocupación por la formación no declinó con los años; así, el 1 de enero de 1573, contando sesenta y seis años, fundó en la ciudad de México el Colegio de San Pedro y San Pablo.

Era expresión de la filosofía que le imbuía y que lo señala como pionero de su desarrollo. Seguidor de  la línea de la Escuela de Salamanca, a la que pertenecía fue pionero en la Nueva España, donde desarrolló su estudio creando un curso, el primero del Nuevo Mundo, que abarcaba el estudio de la lógica, la física y la ética social. Así en la línea de Francisco de Vitoria, niega que haya siervos por naturaleza, defiende que la soberanía procede del pueblo y señala que el gobernante injusto debe ser depuesto. 

Por los mismos motivos, los naturales no podían ser desposeídos de sus propiedades, especialmente de su tierra, ni siquiera por su infidelidad o paganismo.

Y esos principios tenían reflejo en las Leyes, que con tanta profusión se prodigaron en la Monarquía.

Falleció en el mes de julio de 1584 en la Ciudad de México.

Gloria a Alonso de Veracruz.

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