Nació en Sevilla el año 1499 y falleció en Lima el 28 de febrero de 1570.
Dominico
misionero, destacó por sus estudios sobre las lenguas de los Andes, lo que lo
convirtió en autor de la primera gramática quechua.
Y eso lo llevaría a cabo a partir de 1540, cuando se trasladó a América con la misión de evangelizar, en el curso de cuya labor fundó conventos y predicó en diversos lugares en territorios de los actuales Perú y Bolivia, donde lógicamente entró en contacto con la lengua de los indígenas.
Una lengua que no era, ni con mucho,
uniforme, ya que en el mundo incaico había cuatro lenguas principales (quechua,
aimara, puquina y mochica) y multitud de dialectos; tantos, y algunos tan
distantes, que el Inca Garcilaso afirmaba que parecían otra lengua diferente.
Pero había una que por su condición
de lengua franca era llamada “lengua general”, desconociéndose otro nombre.
Sería justamente ésta la que se convertiría en objeto de estudio por parte de
Domingo de Santo Tomás.
Entre tanto desarrollaba sus propios
estudios, llegando a ser el primer doctorado por la Universidad de San Marcos
de Lima, que a su vez es la universidad más antigua de América, y fue nombrado
obispo.
Previo a la creación de la
Universidad, en 1548 creó en el Cuzco el que fue conocido como Estudio General,
y auspiciado por el virrey Lagasca, en 1551
creó la primera cátedra de quechua en la recién fundada Universidad de
San Marcos.
Su gramática fue publicada el año
1560 en Valladolid con el título: “Grammatica o Arte de la lengua general de
los indios de los Reynos del Peru”, obra que concluye con una “plática” en
quechua como modelo para explicar la teología a los naturales, y es completada
con la publicación simultánea de otra obra, su vocabulario de lengua quechua,
que vió la luz con el título de el “Lexicon”.
Así, Domingo de Santo Tomás, que
sería conocido como el Nebrija indiano, en breve tiempo fue pionero de varias
cuestiones de envergadura. Ser el primero en todo lo señalado lo sitúa, así,
además, en ser el primero, no sólo en Perú, sino en toda América, pasando a ser
sus obras fuente de necesario recurso para quienes posteriormente siguieron esa
labor, dado que en las mismas aborda los más variados asuntos sobre la cultura,
las costumbres o las instituciones pre hispánicas.
Necesariamente se trataba de un
espíritu inquieto que, cuando en 1540 llegó a Perú como evangelizador, se marcó
como primer objetivo lo que nos puede resultar evidente tras lo expuesto en
estas primeras líneas: conocer la lengua quechua en profundidad suficiente que
le permitiese usarla como medio de evangelización.
Veinte años le costó la tarea, pero
como queda señalado, transcurrido ese tiempo, pudo difundir sus trabajos,
editados a imprenta, como medio idóneo para tender puentes entre dos
concepciones de la vida que apenas habían entrado en contacto.
La importancia de su actuación
tomaría cuerpo especialmente tras la publicación de sus obras, siendo que, como
queda señalado, esa importancia llega hasta la nominación del idioma que estaba
tratando, pues no es sino en la segunda parte del “Lexicon”, cuando aborda el
léxico quechua-castellano, cuando emplea por primera y única vez el nombre de
Quichua para identificar la lengua franca de los indios del Perú.
Pero su actividad no se limitó al
ámbito de la cultura, sino que abarcó el capítulo de la defensa de los indios,
presentando argumentos contra el sistema de encomienda, apoyado en la condición
de súbditos que tenían reconocidos. Como defensor de los indios había tomado
parte en la comisión que en 1549, ordenó el gobernador Pedro de Lagasca para
controlar el cumplimiento de la legislación en lo relativo a los tributos de
los indígenas; defensa que llevó personalmente a la Corte cuando en 1560 llegó
a la Península para editar su gramática quechua.
Hasta dos audiencias tuvo con Felipe
II en las que pudo exponer sus argumentos en contra de las encomiendas.
Vuelto en 1567 a Lima para
participar en el II Concilio Limense, participó en el debate suscitado entre
quienes propugnaban la castellanización y quienes apoyaban el bilingüismo,
entre los que se encontraba Domingo de Santo Tomás, y que finalmente convirtieron
el quechua en lengua oficial de la Iglesia, con el apoyo expreso de Felipe II,
lo que reforzó la situación de la cátedra fundada en 1551, que existiría sin
modificación hasta que la Ilustración la cerró en 1784.
Fallecería a los tres años del
concilio, el 28 de febrero de 1570, contando setenta años.
BIBLIOGRAFÍA:
ANTEQUERA, LUIS. Del autor de la primera gramática
del quechua, Fray Domingo de Santo Tomás. En Internet
https://www.religionenlibertad.com/blog/36985/del-autor-de-la-primera-gramatica-del-quechua-fray-domingo-de.html Visita 23-1-2024
Martino Alba, Pilar. Las aportaciones lingüísticas y
literarias de fray Domingo de Santo Tomás, O.P.: de la traducción sin original
textualizado a las fuentes documentales. En Internet https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5015190.pdf
Visita 23-1-2024
Soto Villanueva, Yovani. Domingo de Santo Tomás. En
Internet https://dbe.rah.es/biografias/15346/domingo-de-santo-tomas Visita 23-1-2024
Torero, Alfredo. Entre Roma y Lima. El Lexicon
Quichua de fray Domingo de Santo Tomás [1560]. En Internet
https://core.ac.uk/download/pdf/304708083.pdf
Visita 23-1-2024
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