jueves, enero 11, 2024

El proyecto de la conquista de China en el siglo XVI



En el imaginario europeo, y en gran parte merced a las noticias aportadas por Marco Polo en el siglo XIV, China se presentaba como una nación culta y rica, y ya en pleno siglo XVI, con los magníficos descubrimientos habidos en América, las coronas de España y Portugal se habían lanzado a la exploración del Extremo Oriente por parte de Portugal, y del Extremo Occidente por parte de España, coincidiendo inexorablemente en el mismo punto. El objetivo no era otro que la obtención de las ansiadas especias  cuyo acceso había sido cortado por el Mediterráneo al haber caído Constantinopla en poder de los turcos.

En el desarrollo de esa actividad, y desde el descubrimiento de las Islas Filipinas surgió en algún sector de la administración española la idea de aventurarse a la conquista militar de China, llegando a plantearse proyectos en ese sentido… pero todo quedó en propuestas mejor o peor intencionadas que nunca fueron atendidas por la Corona.

Lo que buscaba la Corona española era la relación humana y comercial con el deseo manifiesto de expandir con ellas la fe católica, y con la posición tomada en Filipinas se procuraría establecer un contacto lo más amplio posible con China, en principio basado en el establecimiento de redes comerciales  que ya se encontraban en parte establecidas por parte  de comerciantes chinos y japoneses, que se desplazaban a las islas para comerciar con los naturales.  

Manila era fundada en 1571. Al año siguiente es visitada la ciudad por varias embajadas comerciales chinas, y en pocos años se asientan en la ciudad hasta 25.000 chinos, conocidos como sangleyes, que serían los principales proveedores tanto de Manila como del Galeón de Acapulco, lo que provocó que inmediatamente se generase una amplia legislación que encontramos recogida en la Recopilación de Leyes de Indias. 

Manila pasaría a ser el punto de intercambio de mercancías, chinas en gran y principal medida, pero también indias, japonesas, camboyanas… y de todo el ámbito geográfico de extremo oriente,  por la plata de origen americano, por la que mostraba China particular interés, y que España estaba interesada en distribuir como medio de pago de los productos orientales que darían en España un amplio margen de beneficio.

Este intercambio daría lugar al nacimiento de la ruta transoceánica continuada de más larga duración en la historia: El Galeón de Manila o Nao de China, que estaría vigente durante más de dos siglos y sin incidentes significativos y con un flujo comercial de primerísimo orden que con los sucesivos enlaces llegaba a suministrar productos manufacturados de la China en Sebastopol al tiempo que bienes y servicios comunes en España eran puestos a disposición de los mercados chinos. 

Y el establecimiento de la ruta estable del Galeón de Manila cumpliría ampliamente las expectativas españolas, por lo que las pretensiones de ámbito militar sencillamente dejaron de tener sentido.

Filipinas sería también el lugar desde el que las órdenes religiosas iniciarían sus labores de misión en China, Japón o Siam. Y es en este ámbito en el que, en manifiesta disidencia con las pretensiones de la Corona, llegó a plantearse la conquista militar de China, cuestión que estuvo encima de la mesa de estrategas tanto en Manila como en la Nueva España, siendo que quién más se significó en la propuesta fue el jesuita Alonso Sánchez, quién en 1588 planteaba en Madrid su propuesta, que no encontró eco.

No era sólo Alonso Sánchez quién animaba la acción militar. Parece que el fraile estaba en la órbita  del gobernador de Filipinas, Francisco de Sande, que en ese mismo sentido planteó un proyecto de conquista militar de China, para el que estimaba serían necesarios entre cuatro mil y seis mil soldados. 

Ese proyecto sería enviado el 6 de junio de 1576 al rey Felipe II, y en el mismo se justificaba como una guerra justa al estar los chinos, decía, bajo una tiranía. 

En esta ocasión sí respondió el rey… señalando que el proyecto no era convenientes por el momento y que debía procurarse cultivar la amistad de la dinastía Ming, al tiempo que se dieron órdenes expresas de no hacer la guerra a China.

Otros proyectos se gestaron en la Nueva España, pero nunca se concretó ninguno, y nunca la Corona atendió petición alguna al respecto. Sin embargo, sí se consiguieron los objetivos que se habían propuesto: la instalación de misiones permanentes en China, para la que fueron designados en 1600 el Padre Mateo Ricci y Diego de Pantoja, resultado este último un elemento esencial en la apertura de China tras haberse convertido en filólogo del idioma chino, para el que creó una nueva metodología de aprendizaje, y tras haberse convertido en músico de la corte del emperador, y en astrólogo, cartógrafo e ingeniero del emperador Wan Li, que posibilitó la predicación del Evangelio.


BIBLIOGRAFÍA:

Cervera Jiménez, José Antonio.  Los planes españoles para conquistar China a través de Nueva España y Centroamérica en el siglo XVI . En Internet https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5088981.pdf Visita 10-1-2024

Higueras, Lola. España y China en los siglos XVI y XVII. La Política de Felipe II en Oriente. En Internet https://sge.org/publicaciones/numero-de-boletin/boletin-68/espana-china-felipe-ii-oriente/  Visita 10-1-2024

Wikipedia. Empresa de China En Internet https://es.wikipedia.org/wiki/Empresa_de_China. Visita 10-1-2024


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